-¿Y la fruta?- repetí más lento.
-No, dijiste otra cosa.- negué riendo. –Aquí está.- se terminó la dona para abrir un refrigerador más, de donde sacó manzanas y fresas. –Traeré un par de cuchillos y los recipientes.- asentí con las bolsas en mis manos, me giré para salir de ahí e ir hacia las mesas.
-¿Esto es lo que hace un jefe?- pregunté mirando la manzana.
-Mi papá decía que un jefe es aquel que sabe hacer todo lo que espera de sus empleados.- ¿ese no es un líder?
-Y esto es lo que esperas de tus empleados.- susurré tomando un cuchillo.
-Espero eficiencia.- asentí. –Así que intento ser eficiente.-
-¿Y lo eres?- lo miré sonriendo. Él abrió su boca para decir algo pero luego la cerró.
-Es relativo.- susurró comenzado a cortar las fresas.
-Bueno, por mi experiencia.- saliendo con jefes. –Diría que lo haces bien.- Kris también dijo que hacía todo lo que sus empleados y empleados, eso le daba el poder de exigirles. Y Donghyun no es diferente, también sabe hacer lo que sus empleados y está al tanto de lo que sucede con ellos.
-No sé si sea bien, pero de menos, hago lo que la Abuela hacia o se aseguraba de que se hiciera.-
…
-Deberías de poner en SplashFace “Es complicado” con Kim Jonghyun.- reí levemente por eso. –Porque así lo veo.-
-Tal vez.-
-Porque sí, hablaron de terminar pero cuando se lo propusiste él dijo que no, y cuando te lo propuso, no pudiste contestar, eso es un no.-
-Entonces no sé que estoy haciendo.- susurré riendo, mientras le calvaba la cucharita a mi nieve.
-Creo que estás evadiendo todo.- no es cierto, y si lo es, no lo creeré, no hasta que Minho lo diga.
-¿Y qué más has hecho?- pregunté mirando a Minsoo, él sacó la pajilla de sus labios para mirarme. No quiero hablar de mí, si vine hasta aquí es para saber de él.
-He estado saliendo con DamBi, hace poco fui a una de tus tiendas a comprarle ropa.- asentí mirándolo, seguía tomando de su vaso de agua de sabor. –Casi me quedo pobre. Tu ropa es muy cara.-
-Pero siendo dueño de Frosty Ice, ¿de qué te quejas? Siempre tienes dinero.- encajé la cucharita de plástico a la bolita de nieve que me dio.
-¡Ja! Pero tampoco es para estarlo gastando en ropa de mujer.- tengo una idea.
Estiré mis piernas hasta que mi tenis chocó con los suyos, pero no le dio importancia porque seguía hablando de la ropa y de lo caros que son los vestidos y los shorts, sonreí mientras subía mi pie a su rodilla, le di un golpecito a la derecha y la separó, pero seguía quejándose, relamí mi labio superior hasta que dejé mi tenis, mi pie, entre sus piernas.
-Pero DamBi lo vale, ¿no?- lo miré, Minsoo se quedó callado.
-Sí.- contestó riendo.
-Entonces no te quejes.- él rió un poco más hasta que sentí su mano en mi tobillo. –También me habías dicho que salías con JungSoo, ¿cómo va la cosa? ¿O ya no salen?-
-Aun lo hacemos.- temblé cuando sus yemas comenzaron a acariciar mi tobillo. –A veces, cuando él quiere voy a Ciudad Universitaria a verlo, a comer con él, incluso me he quedado a dormir también.- seguí comiendo mi helado, Minsoo seguía hablando sobre JungSoo y lo que está haciendo con él. –Siempre estaré para él.-
-Uy, eso suena muy…-
-¿Comprometido?- preguntó mirándome.
-Iba a decir que estás muy sumiso respecto a él.- aunque está bien, supongo, ya que él lleva el control con DamBi, está bien que ahora en la segunda sea JungSoo quien lo tenga.
-Es que no, es decir. Me gusta verlo feliz y si eso depende de mí está bien, lo haré feliz. Por eso estoy adaptándome a sus reglas. Es como si le dejara manipularme pero lo hago porque yo sé cuándo va a terminar.- alcé una ceja mirándolo. –Esto es deleite, me gusta mucho DamBi y no la voy a dejar por él. Así que está bien hacer lo que él me diga.-
-Estás saliendo con él, sometiéndote a sus reglas porque tienes el control.- Minsoo asintió.
Suspiré mientras asentía también, creo que no somos tan diferentes, es lo que hago con Sungmin y Kris.
-Es como si JungSoo te dijera “vas a estar para mí.” Y tú dices “así es, cariño” y por dentro piensas “te dejaré disfrutarme un tiempo, hasta que me canse de ser tuyo”.- Minsoo asintió de nuevo, pero esta vez más marcado. –No pues, así hasta yo me animaba.- bromeé clavando al cucharita a la bola de nieve.
-¿Te estás declarando?- me miró sonriendo, pero negué.
-¿Por qué siempre que hablo tengo que declararme?- ambos reímos por eso.
-Si aceptas mi regla, también puede haber algo de mí para ti.- me sonrió, pero con picardía y hasta lujuria, que no resistí regresarle la sonrisa. Su mano se cerró entorno a mi tobillo, y sentí que comenzaba a marcar un vaivén desde el tobillo hasta la pantorrilla y volví a bajar.
Y con mi pie entre sus piernas, daría la similitud a que se está masturbando.
Me encanta.
-Pero yo también tengo algunas reglas.- susurré sonriendo, sin dejar de sentir su mano en mi pierna. –¿Las quieres saber?- ¡diablos! me estoy excitando.