-¡Ah!~- aferré mis tobillos al cuello de YoungMin mientras sentía que eyaculaba sobre mi abdomen. Pero ni eso lo detenía porque él continuaba embistiéndome. –¡Ah! ¡Youngmin~! ¡Me duele!-
Sentí que mano tomando mi miembro y estimulándome, negué efusivamente porque me dolía.
Sus manos se aferraron a mi cadera, haciendo un último golpe húmedo, eché mi cabeza hasta atrás al sentir los disparos de semen dentro de mi cuerpo. Ah~ qué cansado.
-¿Es todo?- escuché que susurró.
-Podemos hacerlo de nuevo.- contesté suspirando. –Si me dejas ser el activo esta vez.- sonreí.
Pov’s Taemin
-Una vez.- susurré sobre los labios de Minho, sintiendo sus manos en mi cadera. –Un Niel me había lastimado.- lo besé por dos segundos, sentí que sonrió porque sus labios se tensaron. –Y un Minho me dijo.- reí levemente porque sentía que sus labios intentaban besarme pero yo no lo dejaba. –“Quitaré con mis besos sus marcas”.- le concedí un beso, pero duramos muy poco porque comencé a reírme. –Y me quedé frustrado.- presioné mis tobillos contra su espalda para acercarlo a mí. –Porque yo no te había podido vacunar antes.- mis manos sobre sus hombros jugaron con sus mechones de cabello. –Pero ahora lo puedo hacer.- tomé sus labios entre los míos, abriéndolos y cerrando lento, sus manos presionaron mi cadera pero negué lentamente separándome de sus labios.
-¿Borraras los rastros de Nio?- presioné mis tobillos en su espalda, haciendo que arqueara. –¿Sí lo harás?-
-Ya que el médico dijo que no podíamos hacer el amor por un buen tiempo.- susurré riendo sobre sus labios. –Lo mejor será sólo hacerle el amor a tus labios.- abrí mi boca haciendo que él también lo hiciera, besé sus labios, escuché los chasquidos húmedos y un suspiro que se le escapó.
Sus manos dejaron mi cadera para ir hacia mi miembro, el médico dijo que no, pero Minho~ ¿cómo podré resistirlo?
-El médico nos dio la opción B.- comenzó a besar mi comisura derecha y fue bajando hacia mi clavícula. –Hacerlo lento.- me dieron cosquillas sus labios en mi cuello. –Con calma.- comencé a envolver mis dedos con su cabello, cerré los ojos disfrutando de sus labios en mi cuello.
-Sabía que quien no resistirá eras tú.- reí lento pero dejé de hacerlo para presionar mis labios, estamos en el camarote del barco y si nos ponemos ruidosos pueden venir.
Estábamos hablando de lo divertido que fue estar en Jeju juntos, que la maldición de la última vez se había roto con esta, que si bien en cierto, no fue enteramente como esperábamos pero la disfrutamos y aprendimos juntos.
Pero inicialmente estaba de espaldas a él, recostado en su pecho hasta que decidí que quería mirar su rostro y me giré, sentándome frente a frente, pasé mis piernas por sus costados y me jaló hacia él, de modo que nuestras pelvis casi quedaron juntas, pasando mis piernas sobre sus muslos hasta que mis tobillos quedaron en su espalda.
Era un abrazo muy lindo, no recuerdo habernos abrazado así.
Y luego sólo, tener los labios de Minho cerca de mí, mirarlos, sonreí, lamí mi labio superior nervioso, todo terminó como tendría que haber terminado.
Así que sentí sus manos en mi entrepierna, tomaba mi miembro y me estaba estimulando.
El médico dijo que fuéramos más lentos, algo no tan agresivo y menos pasional si no queríamos guardar la cuarentena.
Por lo que también bajé mis manos a su entrepierna para buscar su miembro. Al tomarlo lo sentí caliente, mordí mi labio inferior mirando a Minho a los ojos, él negó riendo.
-Lento.- susurré riendo. Porque creo que el desafío será eso, hacer que Minho me lo haga lento.
-Y calmado.- susurró, asentí sin dejar de mover mi mano sobre su miembro, lo hacía rápido para frustrarlo, sé que yo sí puedo hacérselo rápido pero él a mí no y eso tendrá que ser frustrante.
-Je, je.- susurró contrayendo sus piernas. –Minnie~- gime mi nombre. –¡Taemin!- presioné mi mano en su miembro mientras sentía y veía como eyaculaba, me salpicó en el abdomen y sobre mi playera. –Dios~- dejó caer su espalda hacia la cabecera de la cama, tenía sus labios entreabiertos y el pecho aun subía y bajaba. –No hagas eso.- entreabrió sus ojos para mirarme.
-Entrenador Choi.- susurré gateando hasta llegar a sentarme sobre su pelvis. –¿Qué tendremos que hacer?- pasé mis rodillas a los costados de su cadera. –¿Para que sea lento y calmado?- susurré sobre su barbilla, sentía como sus manos tomaban mi cadera y me acercaba a su cuerpo.
-Podríamos…-
-Ir al baño.- contesté riendo, dejándome caer a su lado de la cama. –¿Cuánto tiempo ha pasado desde la primera vez que te hice esto?- me senté en la cama y busqué mis tenis para ponérmelos e ir al baño.
Como no escuché su respuesta lo miré por encima de mi hombro mientras me ponía el derecho. Estaba riendo y negando mientras me miraba.