-No te quiero lastimar….- lo abracé, lo abracé más fuerte que nunca, sentía el calor de su pecho e incluso su corazón latiendo fuerte mientras sus labios se movían sobre los míos.
Sus labios también temblaban, incluso sus manos sobre mis mejillas.
-Te amo Key.- susurró sobre mis labios, que yacían levemente separados, abrí mis ojos para mirarlo pero no pude hacerlo bien porque me volvió a besar.
-Yo también te amo.- susurré, retomando el movimiento con mis labios.
Los extrañaba.
Los de Sungmin era muy pequeños, los de Yifan abultados, los de Minho eran raros, estos son los labios que quiero para toda mi vida, estas manos son las que deseo tocar y que me toquen, es Jonghyun a quien quiero, a quien amo, pero por lo mismo no puedo lastimarlo más.
-¡Heeeey!- esa voz la conozco yo. –¡Par de maricas, ¿por qué no se van a motel?! Ja, ja, ja!-
Quería separarme de Jonghyun y esconderme, pero sólo alcé mi brazo en dirección a esa voz y le mostré mi dedo medio mientras seguía besando a Jonghyun.
-Te amo.- susurré abriendo mis ojos, mirando detenidamente su rostro. –Te amo como a nadie en mi miserable vida lo he hecho. Pero tengo miedo de herirte.- Jonghyun negó pero antes de que terminara lo detuve con mis manos. –Soy tóxico.- miré sus ojos. –No mereces sufrir.- metí mi mano derecha a mi pantalón para sacar el disco.
Cerré mis ojos sintiendo más lágrimas caer.
-Una imagen vale más que mil palabras.- le mostré el sobre blanco con el disco al interior. –Piensa un montón de veces si quieres seguir con una zorra como yo.- se lo di en las manos.
Sonreí cansado, más triste que nunca.
-Gracias por venir a escucharme.- hice una reverencia y luego sólo salí de ahí.
Tallé mis ojos y los sequé con las mangas de mi suéter.
No escuché más a Jonghyun y aunque deseaba que me siguiera estoy feliz porque no lo hizo. Me convertí en una zorra, estuve con tres chicos diferentes, Jonghyun merece a alguien mejor.
-¡Hey!- me detuve, tallé mis ojos y acomodé mi cabello.
-Si vas a golpearme o algo hazlo rápido que no tengo mucho tiempo.- contesté sin mirarlo porque seguía detrás de mí.
-¿Ese de ahí era tu novio?-
-¿Quieres ahorrarte la plática e ir directo a donde me golpeas?- comencé a caminar hacia mi casa, necesito dormir.
-Lo haría pero…-
-Si no lo vas a hacer, disculpa, pero tengo prisa.- le sonreí forzado y comencé a correr, lo malo es que seguía oyendo sus pasos detrás de mí.
-No, espera.- me detuve a una calle de mi casa. –No es divertido molestare si no te molestas.-
-Tengo otras cosas en qué pensar, lo lamento.-
-Ya no fuiste a clases.-
-Qué inteligente eres.- contesté girando para ir directo a la puerta de mi casa. –Buenas noches.- pero antes de abrir mi puerta su mano se posó sobre la mía.
-Tenías razón, te molesto porque soy un idiota.- lo miré y se sobresaltó, luego soltó mi mano. –Si era tu novio, creo que hacen bonita pareja.-
-No te vas a ir, ¿verdad?- sonreí cansado mirándolo. Él negó nervioso. –Pasa.- abrí la puerta de mi casa.
-Los profesores pregunta por ti, las compañeras también.- caminé hacia mi cocina para tomar un vaso y servirme agua.
-Eso es bueno, supongo.- tomé uno más para servirle agua a él también. –¿Les hago falta?- pregunté riendo despacio, me siento casando. –Toma.- le di el vaso.
-Te extrañan.- caminé hacia mi sala, le indiqué que pasara luego lo hice yo, ambos nos sentamos en el sofá más grande, tomé un cojín y lo puse detrás de mi nuca para estar más cómodo.
-Yo no.- sonreí orgulloso. –No recuerdo ni la mitad de sus caras.- eso es verdad, en donde me senté en el salón sólo miraba hacia adelante, y en el receso cuando fui a comer Onew me encontró y desayunamos juntos, al regreso a clases me cambiaron de asiento a adelante y para no lastimar mi cuello evitaba mirar hacia atrás.
-Pues todos te recuerdan, pero les diré que tienes el cabello rojo.- fruncí el entrecejo porque ya odio ese color, espero que se caiga pronto.
-Lo teñí hace poco.- susurré. –Sabes, estoy cansado, puedes quedarte si quieres, si no cierra cuando te vayas.- hice un ademan con mis manos y suspiré.
-¿Confías en mí como para dormirte y sólo decir que cuando me vaya cierre?-
Sonreí.
-Soy una zorra, ¿qué esperabas?- sentí un hormigueó por todo mi cuerpo, pero terminé negando lento. –Buenas noches.-
Fruncí el entrecejo porque alguien golpeaba mi puerta, abrí los ojos y me erguí del sillón.
-¿Quién?- pregunté caminando hacia la puerta, tomé la perilla y abrí.
-Kibum.- sonreí y abrí mi puerta para que entrara. –¿Estás ocupado?- Yifan entró. –Oh.- supongo que ya vio al otro.