-No sé.- susurré riendo nervioso. –Me parece lo indicado.- por favor no explotes, por favor, no lo hagas.
-No.- susurró suspirando. –No quiero hablarlo en voz alta.- sonreí asintiendo, tomé el pantalón de pijama y caminé hacia la cama mientras me lo ponía. Luego me senté y gateé hasta estar a su lado. –¿Me llamaste “bebé”?-
-¿Te molestó?- pregunté mirándolo.
-No.- sonrió así que eso ya es bueno. –Pero se me hizo extraño y tierno. Lo necesitaba.-
-¿Quieres hablar de lo que pasó?- susurré recargando mi cabeza en su hombro, casi abrazándolo. –¿Susurrando?- sonreí por eso.
-Acostémonos.- levantó la cobija y asentí, ambos lo hicimos sólo que lo volví a abrazar y me sentía extraño porque su rostro quedó a la altura de mi pecho, ahora soy yo el fuerte.
Y eso me da miedo.
-Minho…- susurré pero un nudo se formó en mi garganta.
-Le grité a mi mamá.- sentí que algunas lágrimas en mis mejillas y Minho hiperventilo, aferrándose más a mí. Tengo miedo. –Le dije que no la necesitaba ni ella a mí… y que no se metiera en mi vida.-
-Yo también le decía eso a mi papá.- susurré. –Muchas veces, porque nunca estaba en casa. ¿Estabas enojado?-
-Sí.- lo apachurré más contra mi pecho, Minho sólo lo permitió.
-Cuando estamos molestos decimos un montón de cosas.- susurré. –No las dijiste con el corazón en la mano, sólo fue en el calor del momento.-
-No lo sé, Taemin… no lo sé.-
-Está bien Minho, estás bajo mucha presión, la escuela, el diplomado, el hospital, nosotros.-
-Creí que podría manejarlo mejor.-
-Lo estás haciendo bien.- susurré despeinando su cabello. –¿Tienes sueño?-
Esto es complicado, no tengo que decirle “eres fuerte” porque explotará, entonces no sé qué decirle, ni sé cómo manejar la situación, me siento indefenso. Me siento… como si estuviera conteniendo a un monstro. Y pensar eso me hace sentir peor.
Pero no puedo hacerlo.
-Gracias por venir.- asentí pero sentí que mi quijada temblaba. –Te quiero.-
…
-Oye Minho…- susurré soltando su mano porque ya se tiene que ir con sus alumnos, sé que ellos ya han de estar cambiándose y preparándose para su clase. –No.- dije cuando me miró de nuevo. –Nada.- sonreí negando.
-¿Qué querías decirme?- me miró pero negué de nuevo.
-Nada.- contesté sonriendo. –No te preocupes.- retrocedí un poco para estar a la altura de YoungMin porque así seremos dos alumnos y un profesor y no Minho y yo.
-¿Estás seguro?- asentí efusivamente, pero tienes que pensar en algo porque Minho no se estará cómodo con un “no pasa nada”.
-Es algo que no te puedo decir en la escuela.- susurré riéndome, pero estaba nervioso no provocándolo. Aun así Minho entendió el mensaje y sólo asintió y se fue corriendo con sus alumnos que ya estaban en las canchas.
-Okey.- escuché a YoungMin, yo suspiré. –¿Qué pasó aquí?-
-Nada.- contesté girándome para ir hacia nuestro salón.
-Sólo he visto que te tiembla la rodilla cuando tienes miedo.- fruncí el entrecejo un poco divertido, ¿por qué tenía que saber él eso de mí? –Pero está bien, respeto tu decisión y si no me quieres decir está bien.-
-Gracias.- susurré girando en los pasillos.
-Pero noté a Minho un poco extraño e incómodo, no sé si haya sido por mí o por ti.-
-Ayer dijo que me quería.- susurré mirando mi salón al final del pasillo. –Nunca me había dicho eso.-
-¿Nunca?-
-No normalmente, siempre es “te amo” “me encantas” “me gustas” nunca me había bajado hasta el “te quiero”.- y quizá sea un estúpido por pensar en eso.
-Pero qué ocurrió antes de que te dijera “te quiero”.- me sentí un poco más mal porque YoungMin hizo comillas.
-Eso es algo que no te pudo decir.-
-Mmm…- volteé a ver a YoungMin, dejé que él entrara primero, luego lo hice yo. –No te golpea, no es Niel, es difícil saber qué pudo haberte hecho para decir “te quiero”.- negué lentamente cerrando mis ojos.
Jamás, Minho no es como Niel y si está incómodo y raro fue por gritarle a su mamá.
-Creo que es cosa del tiempo.- contesté sentándome en mi silla. –No es síntoma de algo más grande. Lo que ocurrió fue personal, no de pareja.-
-Entonces tienes que saber que hay un límite para la pareja.- miré a YoungMin, me siento casando, en toda la noche no pude dormir porque me sentía terriblemente mal. –Y hay cosas en las que tú como pareja no puedes meterte.-
Quizá estuvo mal ir con Minho en un momento tan sensible, quizá recién se quitaba la armadura y cuando llegué se la volvió a colocar.
Quizá… sí soy un estúpido.