…
Miré el horno y sonreí porque lucen esponjositas, sólo espero que así como se ven de bonitas tengan un buen sabor.
Escuché que llamaban a mi puerta, ¿mi mamá?
Quién sabe, según dijo que iba a salir con la mamá de Minho, pero creo que es muy temprano para que regrese a casa. Caminé hacia la puerta y abrí, alcé las ceja sorprendido.
-¿Jonghyun?- me hice a un lado para que entrara. –Terminó pronto tu cena.- hace como cuarenta minutos que salí de su casa. ¡Diablos! Está mirando las flores. –Son de mi mamá- contesté cuando las comenzó a tomar. –Las trajo mi papá, ya sabes cómo son.- vamos, créelo.
-Son bonitas.- contestó. –Nunca llegó a la cena.- ¿de nuevo?
-Es la segunda vez.- que yo sepa. –¿Por qué le insistentes tanto?-escuché el din del horno, así que me giré para ir a la cocina, abrí el horno y salió el delicioso aroma a pan recién horneado.
-Porque la esperanza muere al último.-
¡Ah! Solté la bandeja porque me quemé, Jonghyun y su cita misteriosa no me dejan la mente en paz. Será algún productor, ¿una chica? ¿Un chico?
-¿Para qué estás haciendo donas?- noté como Jonghyun tomaba la bandeja con el guante y la llevaba a la barra.
-Me quiero disculpar con Sungmin.-
-Donitas.- incluso su tono de voz cambió.
-Lo lastimé mucho y muy feo, mi conciencia no estará tranquila hasta que le diga “lo siento”.- fui a mi alacena para tomar la crema y así poderlas comenzar a preparar para que queden, además de guapas, deliciosas.
-¿Quieres que te ayude?- alcé una ceja sorprendido. –¿Le quieres llevar sólo donas?-
-Sí.- contesté. –Sé que sabes hacer más postres, pero siento que si le doy bastantes creerá que “aun” “puede” “pasar” algo, y es lo que menos quiero.-
-¿Entonces sólo vas a ir a darle las donas y fin?- noté cómo Jonghyun tomaba una dona y la partía en dos, el vapor que salió hizo que mi boca se aguara.
-Se las daré y le diré “lo siento” luego me marcharé.-
-¿“Lo siento?”- preguntó Jonghyun mirándome, pero tendiéndome la mitad de la dona que partió.
-Es lo más justo.- afirmé. –Si le digo “¿me perdonas?” es cederle poder, si digo “perdóname” es una orden pasiva agresiva, si digo “lo siento” es concreto y firme. Sin que él pueda objetar porque es algo personal.-
-No lo había pensado de esa manera.- susurró, me encogí de hombros, en este tiempo he tenido bastante qué pensar. –Listos.- miré hacia la cajita en la que iba a meter las donas, pero Jonghyun ya las había colocado dentro. –¿Vas a ir a su casa? No creo que esa tienda siga abierta.-
-Voy a ir a su casa.- dije tomando la caja en mis manos.
-¿Sabes en dónde vive?- asentí. –El auto está fuera, ¿quieres que te lleve?-
-No sé.- susurré nervioso. –Es que Sungmin y tú…-
-Me quedaré en el auto.- sonrió caminando detrás de mí. –Además, ya es muy tarde como para que una Diva ande sola por la calle.- sonreí divertido al oír eso, abrí mi puerta y me sobresalté porque mis papás estaban al otro lado.
-Voy a salir.- se siente raro decir mis planes. –No tardaré.-
Mis papás creyeron que iba a salir con Jonghyun, quizá a cenar pero por supuesto que no, es decir, no tengo puesta ropa del mismo estilo que su esmoquin, sólo un pantalón de mezclilla y una playera.
-¿Sabes en dónde vive?- Jonghyun cerró la puerta del piloto mientras yo me ponía el cinturón de seguridad.
-Saqué su dirección de SplashFace.- dije acomodándome el fleco mientras me miraba en el espejo lateral de mi puerta.
-¿Has usado Splash?-
-No.- contesté. –Tengo un tiempo sin usarlo.- porque el grandote de la Universidad comenzó a acosarme y algo me dice que Yifan también.
-¿Desde hace cuándo?-
-Es en una Privada, la Privada Park.- dije porque le semáforo nos detuvo. –Como una semana.- no recuerdo muy bien.
-¿Por qué?- fruncí el entrecejo porque el tono que usó, me sonó un poco devastado.
-No lo sé.- susurré. –Sólo quería alejarme de todo eso.- del grandote, lo de Yifan no me tiene qué importar.
-Te espero aquí.- nos estacionamos afuera de la privada, asentí y tomé la caja de donas.
-No tardaré.- dije sonriendo, luego salí del auto.
Según su SplashFace es la casa de color crema, así que caminé hacia ella, llamé a la puerta y esperé un poco, luego la puerta se abrió, sonreí porque era él, pero ni pude sonreírle porque cerró la puerta, tuve que meter mi pie para que no lo consiguiera.