-Descuida.- susurré sólo tomando un vaso para servirme agua. –¿Quieres cereal? ¿Ya comiste algo?- volteé a ver el reloj de pared, son las cuatro y media de la tarde. El baile comenzara a las siete de la noche.
-No tengo hambre.- dejé el vaso a medio servir para buscar un plato hondo, al encontrarlo lo dejé sobre la barra del comedor y fui por la caja del cereal. –Sólo comí lo que mi mamá me sirvió en la escuela.-
-¿Así que sólo has comido el emparedado y las uvas que te llevé?- abrí la caja de cereal para sacar la bolsa plástica, noté que estaba bien cerrada así que la abrí con cuidado para no romperla más, luego serví un poco sobre el plato hondo.
-Y el jugo de naranja.-
-¿Desde la mañana?- pregunté mirando los malvaviscos del cereal, son más pequeños que las hojuelas y de colores pastel. Tomé uno por curiosidad y lo presioné en mis dedos, pero se desbarató.
Tomé otro y lo acerqué a mi nariz, fruncí el entrecejo porque huele sólo a azúcar. Entonces me lo llevé a la boca, aunque sonreí por su sabor dulce al instante volteé para ver a Taemin.
Él seguía recostado en el sofá, con la cobija y probablemente mirando hacia la nada.
-¿Estás despierto?- pregunté sirviendo el cereal pero sacando los malvaviscos.
Escuché que suspiró.
-¿Vas a ir al baile?-
-No.- contesté tomando los malvaviscos en mi mano para comerlos. Pero dejaré dos o tres para que no sea sólo cereal y sea cereal de la Princesa Unicornio. –¿Quieres ir?-
-No tengo ganas de nada.- susurró mientras yo clavaba la cuchara en el cereal.
-¿De nada?- pregunté guardando la bolsa plástica con cereal dentro de su caja, posterior fui a dejar la caja a la alcana y cerré las puertas.
-Bueno…- escuché que susurró así que comencé a caminar hacia él con el cereal en la mano, entré a la sala y me senté de nuevo frente a Taemin pero en el suelo.
-Abre la boca.- dije tomando una cucharada de cereal, Taemin sólo sonrió.
-Iba a decir que tenía ganas de que me mimaras.- sonrió sentándose en el sofá.
-No tienes que decírmelo.- susurré acercando la cuchara a su boca, él separó sus labios. –No lo dejes caer.- susurré asegurándome de que ni una gota de leche tocara el sofá.
Estoy casi seguro que quería contestarme algo porque cubrió su boca mientras sonreía y comenzaba a masticar.
-Aunque estemos deprimidos tenemos que comer.- dije volviendo a meter la cuchara al cereal. –Existen otras cosas que podemos hacer, estás los ejercicios de liberación, por ejemplo, escribir o dibujar.- volví a sacar la cuchara con cereal, Taemin abrió su boca.
-¿Eso hiciste tú?- después de sacar la cuchara de sus labios y antes de regresarla al plato suspiré, miré la leche y sólo sonreía nostálgico.
-¿Recuerdas el camping?- pregunté mirando las hojuelas.
Escuché que intentó hablar así que lo miré, estaba asintiendo efusivamente.
-ChangMin me ayudó, me hizo escribir lo que sentía y luego dejarlo en el lago.-
-Y luego lo quemaste, ¿no es así?- asentí suspirando, pero volví a sacar una cucharada con cereal. –¿No vas a comer tú?-
-Estaba comiendo antes de venir, así que no te preocupes.- sonreí volviendo a darle cereal. –Estaba con Andy.-
-No.- susurró Taemin cubriendo su boca con la palma de su mano.
-Sí.- asentí sonriendo, pero él negó jugando.
-No debiste venir.- se descubrió los labios. –Es más importante que te puedas llevar bien con él a que estés aquí.- incluso se levantó del sofá y como que toda la depresión se le escurrió.
-Yo no lo creo así.- contesté volviendo a tomar cereal. –Abre.-
-Mejor ve a tu casa si es que mi tío aún está ahí.-
-Aquí viene el tren.- susurré sonriendo casi riéndome levemente porque la cuchara viajaba a los labios de Taemin, pero él sólo me miró con obviedad. –Corrección, aquí viene el avión.- sonreí porque los separó.
-Key me dijo que aun si mi mamá se casa con Andy a mi debería de alegrarme.- susurré regresando la cuchara al tazón. –Porque ellos se mudarán y vivirán juntos, que es lo que yo espero…- sonreí nervioso e inevitablemente bajé la mirada intentando ocultarme de Taemin. –Hacer contigo.- susurré.
-Mi tío Andy es buena gente.- suspiré no sé si tranquilo o herido, pero no notó lo último que dije. –Sé que cuando se case con tu mamá ellos serán felices.-
-Yo también espero eso.- aunque no esté cien por ciento convencido ni fascinado con la idea. –Abre.-
-No.- respondió bajando del sofá para sentarse a mi lado, en el suelo. –La idea era que tú comieras no yo.- me quitó el plato y tomó la cuchara. –Abre la boca.- negué sonriendo.
-Ya sé cómo eres para alimentarme.- en Jeju me daba una fresa pero en realidad sólo quedaba con la boca abierta mientras él la comía.
-Nuuu, hoy será diferente.-
-Estuve comiendo papas fritas, no tengo mucho apetito.- negué con mis manos porque estaba acercando el cereal a mis labios.