-Dijiste “no mucho” y yo dije “abre”.- me sonrió pero se veía un poco tétrico así que separé mis labios ligeramente asustado, sentí la cuchara en mis labios. Recliné mi cabeza un poco para que el contenido de la cuchara llegara a mi boca.
Pero el pervertido de Taemin continuó introduciendo la cuchara en mi boca, lo miré sorprendido pero él sólo veía mis labios por lo que retraje mi cuerpo para separarme de él.
-Lo siento, je, je.- negué masticando el cereal. –Me dejé llevar.-
-Creí que estabas deprimido.- susurré limpiando mis comisuras.
-No, je, je, bueno sí, pero me refiero a que… no sé.- se rió nervioso ladeando su rostro para que no lo mirara. –Es que eres tú.-
-¿Siempre?- dude en decirlo pero eso sólo lo hizo reir un poco más.
-No, es que.- se levantó del suelo y dejó el plato a mi lado. –No lo sé.- rió nervioso, yo sólo alcé una ceja mirándolo. –¡Ya! ¡Deja de mirarme como si esperaras algo!- reí divertido por su berrinche y me giré, tomé el plato para ver que la leche ya era del color de los malvaviscos.
-¿Ya no quiere seguir comiendo?- pregunté buscándolo con la mirada, pero no lo encontré. –¿Taemin?- me iba a levantar del suelo pero un avión de papel entró al plato.
Fruncí el entrecejo porque el cereal probablemente ya no este rico, así que me apresuré a sacar el avión, por inercia lo abrí.
Alcé las cejas.
“Estas son las palabras que nunca te dije.”
Lo volví a cerrar para levantarme del suelo, dejé el plato sobre la mesa de centro y abrí el avión de nuevo.
“Me siento pequeño cada que estoy a tu lado, puedo ser… pudo aparentar ser una persona ruda pero cuando apareces tú, me desnudas y quedo como realmente soy.”
-Me gustaría tener ese impacto contigo también. Que al verme tus barreras desparezcan para poder conocerte como realmente eres. Pocas veces he podido ver al verdadero Minho y esas te he amado tanto que me pregunto si será saludable hacerlo de esa manera.- parpadeé para que las lágrimas salieran de mis ojos y poder seguir leyendo.
-Me amas tanto que arriesgaste tu vida por la mía.- lo escuché, parpadeé efusivamente para componerme, sorbí mi nariz y volteé por encima de mi hombro, pero lo único que vi fue la cabellera de Taemin, luego sentía sus brazos rodear mi pecho. -Yo te amo tanto que te daría la mía.-
-Taemin.- susurré.
-Hoy quiero ser alguien diferente.- sentí su aliento chocar contra mi piel, aun con la ropa puesta. –Porque mereces mi mejor versión.-
Bajé la mirada notando sus manos aferradas a mi pecho.
-¿Sientes los latidos de mi corazón?- pregunté bajando también mis brazos, dejando el avión de papel en el sofá. –Late en ese compás cuando estás cerca.-
-Yo no sé cuán herido estés y sé que no debería de decirte esto… pero de verdad quiero entrar a tu corazón.- sentía que su abrazo se intensificó.
-Dicen que la herida es proporcional al aislamiento.- susurré. –Pero no estoy solo.- sonreí.
-Yo tampoco.- susurró acurrucando su rostro contra mi espalda. –Pero me siento solo.-
Sentí que algo dentro de mí se rompió, al segundo siguiente mi respiración se entrecortó.
-Pero llegaste tú.- mordí mis labios para contenerme. –Ya no me siento ni solo, ni abandonado porque estás tú.- cerré los ojos para sentir como las lágrimas escurrían por mis mejillas. –Deseo que tú puedas sentir esto también.- escuché que sorbió su nariz, yo sólo pasé saliva. –Que sientas refugio en mí.-
-Como tú lo sientes conmigo.- completé.
-Soy incapaz de curarte si no quieres ser curado.- temblé.
-No necesito que me sigan rompiendo.- de repente sentía cólera. –Estoy bien, siempre lo he estado y lo estaré.- me moví para que soltara mi pecho.
Salí de su diámetro hasta ponerme al otro extremo de la sala de estar, lo miré.
-¿Por qué lloras?- me miró, alcé las cejas y toqué mis mejillas, mordí mi labio inferior. –Si aún tienes hambre puedo cocinar algo para ti.- lo miré, noté como se limpiaba las lágrimas. –¿O qué prefieres hacer? Si quieres ir a tu casa también está bien.-
…
-Y le unicornio verde es el príncipe de la lealtad.- asentí tomando un puñado de palomitas más. –Es hermano de amabilidad.- me miró luego miró hacia la tv y siguió comiendo palomitas.
-Amabilidad es la amarilla.- dije, Taemin asintió y me dieron cosquillas sus mechones moviéndose contra mi barbilla.
-Ya estás aprendiendo.- me miró así que le sonreí. –Y el rosita es la Princesa Cola de Caballo.-
-¿Y la Princesa Cola de Caballo es la pareja del Príncipe Botas Canela?- pregunté pero sólo conseguí que Taemin se sentara bien, dejando de estar recostando en mi hombro para mirarme.
-No, en los Lunacornios no hay parejas.- dijo negando con mucha indignación, eso me hizo reír. –Es un programa para niños, ellos sólo enseñan los valores éticos y morales.-
-¿Y como qué valor has aprendido?- pregunté tomando su mano para que se volviera a acostar.
-Ninguno en realidad.- respondió riéndose. –Porque todos ya los sabía, es sólo que me gusta verlos. Son divertidos.-