-Yo estaba a punto de decirte que hicieras esto.- susurré volviendo a acomodarme entre ellas. Me di cuenta de que mis dedos estaban completamente secos, pero está bien, los humedeceré yo mismo. –¿Estás listo?-
-Sorpréndeme.- entonces no.
-Si te incomodas te aguantas poquito.- sonreí divertido, ¿qué clase de consejo es ese? Él jamás me lo diría así. –Si te incomodas me avisas.- eso sí es algo que él me diría.
-Sí.- ¡¿susurró?! Suspiré para tranquilizarme, creo que yo estoy más nervioso que él.
Vamos Taemin, sí se puede. Ya lo has hecho antes, no es algo que desconozcas completamente.
Pasé saliva nervioso mientras dirigía mis manos a su entrepierna. Miré por un segundo su rostro, no parece asustado o desconfiado. ¡Quizá espera sentir el orgasmo del siglo! Quizá cree que sé lo que hago y que no lo lastimaré.
Relamí mis labios nervioso pero tras suspirar para tranquilizarme tomé su miembro para estimularlo de nuevo. Me acerqué un poco más para tocarlo con mis labios disfrutando el espasmo en Minho. Relamí su glande y continúe a introducírmelo entre los labios.
Retomé el vaivén lento que estaba haciéndole, presionaba con mis labios su falo hasta liberarlo completamente. Observé el rostro de Minho, noté que parecía que lo disfrutaba así que continúe haciendo esto.
Me separé de su miembro para lamer mis dedos y disfrutar del sabor de la saliva de Minho. Los separé de mi boca para retomar su falo mientras dirigía mi mano húmeda a sus testículos.
Al tocarlos Minho separó más sus piernas.
Mientras presionaba mis labios en el frenillo de su falo, toqué su esfínter.
Minho tembló y yo casi eyaculé.
Cerré los ojos mientras bajaba un poco más mi cabeza para que su miembro entre un poco más, al tiempo que mis dedos lo hacía en su cuerpo.
Me sorprendió la facilidad porque conmigo suele ser un poco más complicado.
Comencé a introducir mis dedos un poco más hasta que Minho contrajo sus piernas, supongo que lo lastimé. Retraje mi cabeza para liberar su miembro igual que mis dedos.
-No.- susurró así que me detuve para mirarlo. –Sólo me asusté no pasó nada.-
Me reí nervioso.
-Está bien.- susurré. –Voy a seguir.-
-Hazlo.- lo miré, siento que voy a llorar. –Lo estás haciendo bien.-
Suspiré menos nervioso y asustado.
-Gracias.- susurré volviendo a acércame a su falo. –Eres muy cálido.-
-Gracias.-
-Por dentro y por fuera.- dije sonriendo, notando como Minho se ruborizada y por inercia contraía su esfínter. –Y así me encantas.- susurré sobre su glande antes de volver tomarlo. También retomé el movimiento de mis dedos dentro de su cuerpo.
Lo oí suspirar y eso me gustó.
-Ta-Taemin~-
Noté que sus piernas temblaron un poco así que dejé de estimularlo, incluso retraje mi cuerpo para liberar su falo.
-¿Te lastimé?- susurré preocupado.
-No… no toques mi próstata.-
No sé por qué eso sonó más pervertido de lo que esperaba.
-¿Por qué no?- pregunté volviendo a ejecutar ese movimiento lento de mis dedos. –¿No te gusta?-
-Es… raro.- susurró sonriendo. –Pero no está…- moví mi dedos dentro de su cuerpo y sonreí porque dejó de hablar. –Ah~-
-Me encantan tus gemidos.- susurré besando su entrepierna. –Más cuando yo te los provoco.-
-No~ ahh… Taemin… deja de tocarme.-
-Do.- susurré incrementando el movimiento de mis dedos. Sentí como su cuerpo cedía ante mí y observe su pecho agitándose violentamente. –Hazlo.- susurré.
-No… no puedo… Taemin~- presioné un poco más fuerte mis dedos contra su cuerpo, contrajo sus piernas pero no las cerró completamente porque me lastimaría, sólo alzó las rodillas e incluso su cuerpo se despegó de mi sofá y presionó sus brazo contra su pecho.
Retiré mis dedos lentamente para no molestarlo, observé su semen sobre su abdomen y no pude evitar volver a besarlo para limpiarlo completamente.
Me levanté del suelo y le descubrí los ojos.
Sentí un hormigueo raro cuando los abrió y me sonrió.
-Te amo.- susurró sonriéndome.
-Yo también.- le sonreí y tomé sus manos para desatarlas. –Te amo mucho.- besé sus labios y sentí como me abrazaba. –Bebesote.-
-Bebesote.- repitió sonriendo. –¿Quieres que te ayude con tu problemita?-
-Hace mucho tiempo.- susurré mirándolo a los ojos. –Yo te mandaba al baño, ahora será al revés.-