-Me iré a duchar para irnos de una vez.- se separó de mí para tomar su mochila e ir a las duchas.
Sólo suspiré un poco frustrado.
Bien podría ir a las regaderas y mostrarle cómo se seduce pero la última vez que lo hice nos metimos en problemas así que mejor lo espero aquí, sentadito debajo del árbol. Aunque lo mejor será comenzar a guardar sus cosas para irnos más rápido.
Me levanté y sacudí, acomodé también mi cabello. Caminé hacia su mochila que estaba completamente abierta porque se llevó ropa y una toalla. La tomé para meter la botella de agua, las bandas que trae de su casa y saqué el otro par de tenis que trajo. Alcé las cejas porque ahí están también las listas de asistencia.
¿Debería de mirar mis calificaciones?
¿¡YoungMin tiene 9!?
¿Cómo diablos se saca 9 en Deporte?
¡Niel tiene 9 también! Oh espera, ¡¿yo también tengo 9!? Cerré la carpeta para mirar hacia las duchas, él todavía no sale.
¿Así que me quiere arruinar mi promedio de diez con su clase? Pero veamos, por aquí están los “criterios de evaluación”, veamos son “uniforme” yo siempre me traigo lo que él nos pide, que es pants y una playera de manga corta, oh y los tenis deportivos. “Material” que es la botella de agua y la toalla que siempre traigo, “asistencia” tiene que ser esa, por las primeras veces que no vine pero si es así, ¿por qué YoungMin y Niel también tienen nueve?
-¿Qué estás mirando?- cerré la carpeta y volteé a ver a Minho, sonreí porque se venía secando el cabello con la toalla.
-¿Por qué tengo nueve?- pregunté.
-¿Eso estabas mirando?- se acercó para quitármela, cerrarla y guardarla en su mochila. –Porque las primeras dos clases no asististe.-
-¿Y por qué YoungMin y Niel tienen nueve tambien?- se sentó en la banca para cambiarse de tenis. –Ellos sí han venido a todas tus clases.-
-Sí pero en algunas no traen su botella de agua ni su toalla.-
-Vaya.- susurré. –La única clase que puedes pasar con diez sólo con asistir y ellos tiene nueve.-
-También tú tienes nueve.- fruncí el entrecejo y lo miré un poco molesto.
-Pero.- susurré afinando mi garganta para dejar que se pusiera sus tenis. –Entrenador~ ¿qué podríamos hacer para subir mi calificación?- usé mi tono de voz aniñado pero seductor que Minho dejó de moverse. –No quiero tener nueve, yo haría cualquier cosa para subir.- le toqué incluso el hombro y deslicé mi mano por su antebrazo.
-¿Cualquier cosa?- preguntó tomando mi mano y cuando me miró asentí relamiendo mi labio superior.
-Lo que usted me pida.- jadeé mirándolo. Minho tiró un poco de mi mano para hacer que me inclinara dejando mi oído cerca de sus labios.
-Preséntate a todas mis clases.- tonto. –Yo sé que está mal pero a algunos alumnos que quieren subir su calificación les he puesto a limpiar las bandas de resistencia y los balones medicinales. Si quieres subir ya sabes qué tienes que hacer.-
-Odio cuando te pones profesional.- susurré irguiéndose para sentarme a su lado, pero tomando distancia. –¿No podemos tener un juego de roles alguna vez?-
-¿Juego de roles?- preguntó terminando de acomodar su ropa.
-Sí, que tú seas el profesor y yo el alumno, o tú el médico y yo el paciente. O que seas el policía y yo un ciudadano, sería divertido experimentar.- me encogí de hombros.
-Lo pensaré.- por supuesto. –¿Pero quieres ir y comprar algo?- se levantó porque ya estaba listo, así que yo también me puse mi mochila.
-No tengo hambre.- susurré comenzando a caminar hacia el pasillo para salir de las canchas.
-No hablaba de comida.- susurró acercándose más a mí, sentí que su mano rozó con la mía así que la tomé. –Para tu juego de roles. Ahora que me han depositado pensé en que quería gastarlo contigo.- mis cejas se alzaron y mi boca se abrió poquito.
-¿Conmigo?- no es que haya sido diferente antes, pero normalmente compramos una hamburguesa o una pizza el día de su paga para cenar juntos, el resto lo guarda para nuestra Luna de Miel o los sueños futuros.
-Sí, quería llevarte a ese lugar del que te hablé hace rato pero si quieres el juego de roles está bien, nos vamos a divertir.- susurró mirándome que sentí mis mejillas ponerse rojas.
-Minho.- susurré, extrañamente me sentí un poco desnudo ante él.
-Piénsalo.- acarició mi mejilla y me cohibí un poco más. –Iré a firmar mi salida, espérame.- asentí mecánicamente mientras soltaba su mano, él se fue casi corriendo hacia las oficinas mientras yo vomitaba arcoíris.
Eso se sintió raro, ¡rarísimo! Porque el sexual soy yo.
Pero suspiré para tranquilizarme.