Presioné mis manos entorno al ramo de flores y asentí firme.
Caminé hacia mi casa, tomé la perilla de la puerta y la abrí.
Me aferré al ramo de flores porque mi mamá estaba muy cerca de mí, me atrevo a jurar que estaba por abrir la puerta cuando lo hice yo. Pasé saliva y di un paso hacia atrás, alcé el ramo de flores mientras hacia una referencia de noventa grados.
-¡Perdón!-
-¡Minho!- sentí que me quitó el ramo de flores pero de inmediato sus manos fueron hacia mis mejillas, me erguí y me abrazó. –Estaba a punto de ir a la Comandancia a reportarte.- mi respiración se empezó a entrecortar, mordí mi labios inferior antes de corresponder su abrazo. –Estaba muy preocupada.-
-Yo…-
-No importa.- susurró separándose de mí, volvió a tomar mis mejillas para limpiarme el rostro. –Ahora estás aquí.-
-Mamá, yo…-
-Tranquilo Minho.- pasó uno de mis mechones tras mi oído para sonreírme. –Ahora estás aquí, eso es lo más importante.-
-Mamá, yo…- escuché que abrieron una de las puertas, de inmediato miré hacia el segundo piso porque escuché pasos.
-¿YoungMi?- cerré los ojos y respiré profundo. –Ya llamé a la, oh.-
-Sí.- susurré. –“Oh”.- sonreí nervioso bajando la mirada, pero luego de tomar aire la volví a elevar.
-Estábamos muy preocupados.- escuché sus pasos bajar las escaleras e iba a caminar hasta mí o mi madre pero tal vez mi mirada lo intimidó, de inmediato relajé mi entrecejo.
-Mamá, estuve pensando mucho, hemos discutido más de tres veces en estos últimos meses y siempre son el mismo tema.- tallé mis ojos antes de que ella lo hiciera. –Ayer perdí el control.-
-Eso ya no importa, Minho.- susurró tomando mis manos.
-Debería de ser fácil decirlo, repetí muchas veces este dialogo en mi cabeza para estructurarlo bien pero aún me cuesta trabajo.- susurré sonriendo y bajando la mirada un poco avergonzado. Relamí mis labios nervioso. –En los últimos meses, especialmente en la última semana todos me han dicho que “merezco la oportunidad” “debería intentarlo” o lo que me dijo ayer “es momento de pasarle las responsabilidades que no eran mías a alguien más”.- mi respiración se entrecortó pero presioné mis puños para tranquilizarme. –El problema de ayer fue que cuando acepté y dije “todos ellos tienen razón, voy a intentarlo” usted me dice “mantén la distancia”.-
Mi mamá asintió aun mirándome, sus ojos estaban rojos e hinchados, me recordó a Taemin cuando llora.
-No sé cómo lo voy a hacer, o mejor dicho, no sé cómo va a ser pero quiero hacerlo.- vi como una de mis lágrimas rodaba por mi mejilla hasta perderse. –Quiero recordar cómo era llegar a casa y encontrar a mi mamá y a mi papá, pero con Andy.- lo miré, él se rió nervioso e incluso bajó la mirada para secarse los ojos con la manga de su traje. –Nunca me cansaré de tener las responsabilidades de siempre, no me quejo de limpiar la casa, de prepararme comida, de comprar gas o pagar la energía eléctrica, pero si tendré a alguien que me apoyará en eso, está bien, lo aceptó.-
Suspiré sonriendo, igual que mi mamá que incluso me abrazó fuerte, pero me eché hacia atrás para continuar.
-Usted me dijo que lo que vivió en meses espera que yo lo haga en días, lo estoy intentando y sé que será un procesos paulatino.- metí mi mano derecha al bolsillo del pantalón para tomarla cajita. –Quiero participar de manera directa en la ceremonia, decidí que quiero ser quien la acompañe hasta el altar.-
-Minho.- mi mamá sonrió y me volvió a abrazar.
-Pensando en eso, compré mi regalo de bodas.- me separé de mi mamá, sorbí mi nariz y miré a Andy. –No creo presenciar toda la ceremonia pero lo haré de manera simbólica si lleva esto con usted.- caminé hasta Andy y le tendí la cajita, además de hacer una pequeña reverencia mientras lo hacía.
Andy la tomó así que me erguí.
-Bienvenido a mi familia, Sr. Andy.- susurré volviendo a hacer una pequeña reverencia.
-Gracias.- susurró mirando mi obsequio. –Minho, nunca te diré cómo tienes que ser, nunca te impondré reglas, nunca me opondré a tus ideales a menos de que corras peligro, nunca ocuparé el lugar de tu papá porque ese es un saco muy grande para mí. Lo único que haré es estar a tu lado, al lado de ambos en lo que nos queda de vida. Quiero que sientas que soy como un profesor que te puede ayudar en todo lo que necesites y quieras.-
-Gracias.- contesté sintiéndome extrañamente cálido. –Necesitaba escuchar eso.- sonreí volteando a ver a mi mamá.
-A ti y a Max siempre los apoyaré en todo lo que me permitan hacerlo.-
-Lo sé.- susurré asintiendo. –Supongo que el domingo despertaremos como una familia.- sonreí nervioso porque no debí de decir “supongo”.
-Supones bien.- contestó Andy sonriendo nervioso también.
…
-Decidimos cambiar la cama.- miré mi reflejo en la taza de café, notando que la margarita que mi mamá me puso en el oído sigue estando ahí pese a que me he movido lo suficiente para que se caiga, así no me veré al por quitármela.
-La desarmamos y empaquetamos, la guardamos en el ático junto el colchón porque las camas individuales llegaron más rápido de lo que esperaba.- Andy estaban sentando enfrente de mí, así que respetará el lugar de mi papá que era la cabecera de la mesa. –También compramos un armario más para mi ropa y decidimos que la Oficina del Sr. Choi la podemos convertir en un salón de estudio especializado para tus fotografías.-