-¡Ahhh! ¡Ah! ¡Ahh~!-
Minho gimió leve para salir de mi cuerpo, presioné los ojos molesto pero no podía seguir aguantándome. Creí que me iba a bajar pero su mano se posó en mi muslo izquierdo para que presionara mis piernas.
-Ah~- volví a sentir su lengua en mi entrada, las lamidas que me estaba regalando no me dejaban fácil la tarea de no emitir ruido. Escuché chasquidos húmedos y mi entrepierna comenzaba a responder de nuevo.
Escuchaba los pasos y voces de afuera, eso me daba más morbo por supuesto, hasta vi por el espejo que la perilla de la puerta se movió.
Después de un segundo ya estaba dentro de un cubículo con Minho, mis rodillas estaban apoyadas en la tapadera del baño y mis manos en el tanque de agua. Minho estaba detrás de mí, así que lo volteé a ver por encima de mi hombro.
-Pervertido.- susurré, se acercó a hacer honor de ese apodo, pues me besó al tiempo que su glande volvía a entrar en mí. –Me encantas.- susurré sonriendo para mecer mi cadera.
Estiró su mano para tapar mi boca, no me opuse a eso. Sus embestidas tomaron la potencia que tenían cuando estaba en el lavamanos, presioné los ojos porque los golpeteos de sus testículos contra mi pelvis son más fuertes y hacen eco mejor aquí que allá afuera.
Tomé mi miembro para estimularlo más rápido pero perdía el equilibrio asó que busqué la mano de Minho para hacer que él lo hiciera por mí, temblé cuando tomó mi falo. Comenzó a marcarme el mismo vaivén que tenía contra mi cuerpo, relamí mis labios e intenté abrir los ojos pero no podía.
¡Maldición! Lo haces tan bien.
-Ah~~susurré, luego negué efusivamente, Minho salió de mi cuerpo y sentí su semen caer en mis pompis, estaba calientito que me empezó a dar sueño.
Sentí sus dedos pasar por encima del semen para tomarlo, supongo, luego sus dedos cubiertos se pusieron enfrente de mi cara, sonreí cansado para tomarlo entre mis labios.
Me giré para sentarme en la tapa del baño, Minho acomodó su ropa pero no me dejó hacerlo con la mía, sino que metió su mano a mi abdomen y levantó la playera, descubriendo mi pecho.
Entreabrí los ojos y le sonreí, se acercó y me dio un beso en los labios, ese beso no duro más de tres segundos porque bajó por mis comisuras hasta el pecho, presioné los ojos sin tanta fuerza cuando llegó a mi pezón derecho, empezó a lamerlo más suave que las otras lamidas que me dio je, je, estas eran suaves y calmadas.
Como cuando se come su helado de vainilla.
Me recargué contra la pared y puse mi mano en su cabello, le despeinaba mientras él seguía divirtiéndose con mi pezoncito, su lengua movía lo erecto que estaba de un lado a otro, yo sólo enredaba mis dedos en sus mechones o cortos mechones.
-Vamos a desayunar.- susurré.
-Vamos.- terminó por darme un besito más en el pezoncito como diciendo “buen chico” y bajó mi playera. Me la acomodó y yo mi pantalón. Una vez listo tomé su mano para salir del cubículo. Me asomé y no había nadie así que lo jalé. Nos arreglamos en el espejo del lavamanos y luego salimos.
-¿Crees que todavía haya comida?- pregunté, nos habremos tardado no sé, ¿quince minutos? Pero igual la comida de mi mamá se termina muy rápido o de menos la que se ve más de catalogo de recetas.
-Yo ya comí, sólo te acompaño.- lo miré haciendo un berrinche pequeño, con los labios en un pucherito y la mirada afilada. Pero tomó mis mejillas para besarme.
-YoungMin dijo que no hicieras eso porque te puedo dar problemas.- retomé mi camino inicial, rumbo a la cafetería.
-Después de lo que sucedió en el baño, un besito es cualquier cosa.- ambos reímos pero sí, tiene razón.
-¿A qué hora sales hoy?- le pregunté entrando a la cafetería. –Yo salgo hasta la una de la tarde.- caminamos hacia las bandejas que quedaban, tomé una para formarme y esperar a que mi mamá me diera los platos de comida.
-Salgo a la una también, hoy le doy clases a sexto la ultima hora.- él tomó mi bandeja, no estaba mi mamá así que yo le dije a Minho cuáles me gustaban, y esos tomamos. –A tu salón le doy el miércoles y el viernes.-
-¿Qué vamos a hacer?- le pregunté apuntado a una mesa que ya estaba vacía.
-Drench.- susurró tomando la gelatina para meterle la cuchara y darme en la boca.
-¿Nos va a doler?- partí la mitad del sándwich para dárselo.
-Poquito.- retiré el sándwich antes de que lo mordiera. –No me gusta que hagas eso.- siguió riendo pero me lo quitó. –No te va a doler nada si usas las duchas de aquí.-
-Si me duele, ¿me vas a poner ungüento?- me recargué en su hombro y justo el timbre sonó.
-Te llevo a tu salón.- ambos nos levantamos y él se llevó la bandeja en las manos hasta dejarla en donde estaban las otras usadas. Sólo tomé la botella de agua y él la gelatina. –Estudias mucho, ya no puedo ser tu tutor pero espero que sigas siendo el mejor.- lo abracé y pegué mi mejillas en su hombro. –Yo también te quiero.-
-¿Disculpe Profesor Choi?- ambos nos giramos para ver al profesor que estaba parado a la mitad del pasillo.