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"Mejillas mullidas" por emina_paz

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Notas del capitulo:

Pensaba subirlo con una semana de separación, pero como estaba de viaje no me dio el tiempo xD y luego esta semana no pude abrir los archivos word porque mi vista realmente esta muy mala y leer en el word me provocaba dolores de cabeza, así que sólo hoy pude hacer unos arreglines que le faltaban xD

Y eso, espero lo disfruten ^^

Aca pueden ver a Rubén, Vicente y Javier ya saben~

AQUÍ

 

Vicente corrió de vuelta al salón de arte, no le gustaba dejar solo a Rubén pero debía aclarar ciertos puntos con su maestro. Sin siquiera golpear abrió la puerta del lugar y entró cerrando tras sí, Javier Rossel le iba a escuchar.

 

-¿Se le olvidó algo Sr. Sáez? –Preguntó este al levantar la vista de los trabajos que revisaba.

 

-Podría decirse que si –Contestó el menor.

 

-Bueno ya que lo veo mirándome con tanta insistencia supongo que no es alguno de sus útiles –Le dio una sínica sonrisa- ¿Qué desea?

 

-¿Usted sabe que lo que intenta con Rubén está penado por ley no? –Dijo yendo directo al grano.

 

-Wow no sabía que el que un maestro llevase a una salida a terreno al mejor alumno de la clase como premio a su esfuerzo fuese tan grave, Sáez –Respondió sin borrar su falsa sonrisa.

 

-Usted y yo sabemos que no es algo tan inocente lo que quiere –Plantó ambas manos sobre el escritorio de este y le miro amenazante- A diferencia de Rubén yo no me creo sus jueguitos de buen profesor.

 

-¿Y qué si intentase algo más? –Le preguntó haciéndose el inocente- Tampoco está mal que seamos amigos.

 

-¿Amigos? ¡Por favor! –Se burló Vicente- Uno no mira a un amigo de la forma en que usted lo mira a él en clases.

 

-Y eso bien lo sabes tú ¿No? –Su sonrisa volvió- ¿Qué es lo que te preocupa Vicente? –Interrogó dejando las formalidades de lado- ¿Acaso te da miedo que Rubén me prefiera sobre ti? –Imitó los pucheros que tantas veces había visto hacer al menor- No sabía que eras una nenita insegura.

 

-Él nunca se va a interesar de esa forma en ti –Siguió su ejemplo y lo tuteó- Eso tenlo claro.

 

-No lo sé, yo creo que tengo muchas más oportunidades que tú al menos –Se rió- Vamos Vicente ¿Crees que él necesita de alguien que solo le da comida y le trata bruscamente como tú? Si, los he observado, tus esperanzas son tan ínfimas como las de aquel chico que siempre le molesta en deportes –Se repantigó en la silla- Yo puedo cuidar de él y hacerlo feliz, incluso compartimos gustos e ideales, ni siquiera me importa que él sea gordito, su forma de ser es tan especial que hasta puedo olvidarme de eso por el momento, tarde o temprano lograré cambiarlo de todas formas.

 

-No te lo daré a ti ¡Definitivamente no! –Respondió con enfado el rubio- ¿Olvidarte de eso? ¿Cambiarlo? Desde que lo conozco he tratado de cuidarlo y de que se acepté tal cual es, es hermoso así ¡No hay nada que cambiarle!

 

-Mira niño –Se puso de pie y se plantó en la misma posición que él, quedando cara a cara- Poco me interesan los sentimientos que tengas por él, sea de amiguito sobreprotector o algo más allá...

 

-Él me gusta –Le soltó ahora sin rodeos.

 

-Como sea –Sonrió mirándole con burla- No hay nada que puedas hacer y si tan siquiera le dices a alguien sobre esto ten presente que joderás la vida de Rubén por todo lo que le queda de preparatoria, no sólo harás que me despidan a mi...

 

-No te preocupes, de mi boca no saldrá nada, pero no creas que me quedaré tranquilo –Le miro con fiereza- No te dejaré el camino libre.

 

-Di lo que quieras, has tenido dos años ya y no has logrado nada, en 5 días dudo mucho algo vaya a cambiar –Su sonrisa se enanchó- Ahora vete que mis estudiantes están por llegar –Volvió a sentarse y fijar su vista en los papeles.

 

Vicente miro la hora en su reloj de pulsera, no alcanzaría a llegar a historia si se quedaba mucho tiempo más, miro con odio al profesor antes de salir dando un portazo. Desde el principio el tipo no le había dado buena espina, tenía acercamientos muy raros con Rubén, era por eso que había decidido tomar la optativa de arte ese año, dejar al inocente de su amigo con tal ave de rapiña no era algo que estuviese dentro de sus planes. Llegó con el tiempo justo al salón, saludó a algunos conocidos y buscó con la vista al bajito hasta que lo encontró, su mal humor quedó atrás y una sonrisa se dibujo en su rostro, era el rayito de sol que iluminaba sus días.

Tomó el lugar a su lado y tiró su mochila sobre la mesa, para así afirmarse y hacerse el que dormía, cuando en realidad solo admiraba el perfil de su amigo.

 

-¿Me extrañaste? –Preguntó en tono de broma, internamente esperando a que él otro dijera que sí.

 

-¿Vicente por qué eres mi amigo? –Respondió este en su lugar, sorprendiéndole.

 

Se enderezó y le observó serio, eran amigos porque él aun no se atrevía a dar un paso más allá de eso.

 

-Porque nos llevamos bien... –Trató de explicarse poniéndose nervioso- Es contigo el único lugar en el que deseo estar –Se puso rojo y volvió a la pose anterior, pero escondiendo su cabeza está vez- Estar a tu lado me hace feliz Rube...

 

Luego de que el silencio se extendiera por un rato decidió darle un vistazo a su pequeño amigo, este estaba ensimismado como muchas otras veces, no le prestaba atención. Su ánimo decayó, Rossel tenía razón, llevaban siendo amigos ya dos años y no había logrado avanzar más allá, quizás aunque se le declarara, Rubén no querría ser su novio y tal vez hasta su amistad se quebrara.

Por primera vez se alegró al ver al maestro llegando, al menos con una larga clase de historia su cerebro se fundiría y ya no pensaría tanta tontería. A media clase sin embargo se distrajo con el sonido del estomago de su amigo, se podía notar cuan pálido estaba esa mañana por la falta de alimento, dejó escapar un bufido de indignación, con seguridad la única comida que estaba tocando era la cena y sólo porque sus padres estaban ahí para supervisarlo. Apretó los puños con impotencia, desearía poder ser más influyente en la vida de Rubén, lo cuidaba tanto como podía y le obligaba a comer a base de amenazas, pero su amigo no se lo ponía fácil, a pesar de ser tímido podía llegar a ser bastante resuelto en algunas cosas.
Cuando quedaban diez minutos para la hora del almuerzo empezó a revisar sus bolsillos en busca de dinero, necesitaría de todas las monedas para comprar una comida decente para ambos, porque no dejaría que el castaño se quedara sin comer, ya que estaba bastante consciente de que había dejado el dinero en casa adrede para tener un pretexto para no probar bocado, él último mes utilizaba seguido esa excusa.

 

-Espérame en una de las mesas del jardín por favor –Le rogó a su amigo cuando el timbre se oyó.

 

-Pero Vicente yo...

 

-Sólo hazlo Rubén –Fue lo último que dijo antes de salir corriendo a la cafetería.

 

Una vez allí tomó una bandeja y puso dos platos de ensalada Cesar, eran caras lo sabía, pero era algo alimenticio y saludable, sabía que si llevaba un par de pizzas le costaría más para que Rubén aceptase, sumo a ellas un par de naranjas, dos yogures y dos cajas de jugo y pagó todo en la caja antes de irse con todo el cargamento hasta las mesas del jardín.

Divisó al pequeño a lo lejos, sentado solo en una de las mesas más alejadas, al parecer escuchaba música porque tenía puestos sus grandes audífonos negros, con una sonrisa se acercó hasta su amigo y al llegar dejó la bandeja delante de él.

 

-¿Qué es esto? –El menor preguntó serio bajando los auriculares hasta su cuello.

 

-Comida ¿No ves? –Contestó sentándose a su lado.

 

-Pero ¿Por qué tanta? –Miraba la bandeja casi con asco.

 

-Porque tengo hambre y tu estomago ruge mucho además –Dijo repartiendo el alimento- Ahora no seas un malagradecido y come lo que te traje.

 

-No tengo tanta hambre Vicente –Empujó la ensalada hacia el lado del rubio- Me quedaré sólo con la naranja sino te molesta.

 

-De hecho si me molesta –Se cruzó de brazos- Si tú no comes entonces yo tampoco.

 

-Por mí es un buen trato –Alejó de él todo excepto el ácido fruto- Serás tú el que se morirá de hambre.

 

-Quedará en tu conciencia si me desmayo por una baja de glucosa, sabes bien que me pasa seguido –Vicente sabía que estaba utilizando una sucia táctica, pero recurriría a cualquier método para hacerlo comer.

 

Rubén se tensó, en deportes le había visto desmayarse antes por esto, no tenía ganas de ver al rubio tendido en una camilla otra vez.

 

-Hasta paga por su comida ¿No es un aprovechado?...

 

-Y se hace el rogar para comer, gordo aprovechado, ni que no muriese por saltar sobre la bandeja y comerse todo...

 

Ambos escucharon con claridad la conversación que dos chicas mantenían en un árbol cercano a ellos, Vicente por su parte sólo las ignoró le daba igual lo que pensase la gente, pero, para Rubén esta fue la gota que colmó el vaso.

 

-¿Es por eso que haces todo esto no? –Le soltó temblando de rabia.

 

-¿De qué hablas Rube? -Vicente le miro preocupado.

 

-Esto –Se puso de pie y miro la comida sobre la mesa- Me das comida porque quieres al gordito como tu amigo ¿No?

 

-¿Qué? –El rubio no comprendía que le estaba sucediendo ¿De qué hablaba?

 

-Puedes lucirte con cualquier otro a tu lado –Tomó su mochila y le miro con los ojos acuosos- No es necesario que me sigas humillando a mí, Vicente...

 

-¡Rubén en serio no sé de qué estás hablando! –Se puso de pie también al notar que iba huir- ¡No lo hago por eso! ¡No hay nada más lejano a la realidad! –Le gritó.

 

-¡Tan sólo déjame en paz! –Gritó a su vez el pequeño y le lanzó la naranja en plena cara antes de irse.

 

-¡RUBÉN! –Llamó Vicente cubriéndose el lugar golpeado- ¡RUBÉN!

 

Se quedó congelado al verlo huir de él, no comprendía qué era lo que acababa de pasar, Rubén jamás le había hablado así y mucho menos le había gritado tales cosas, ¿De verdad creía que estaba a su lado para... para verse más genial? Revolvió sus cabellos con desesperación antes de lanzar todo lo de la mesa al suelo en un arrebato de furia, mas, luego se agachó para ordenarlo mientras unas lagrimillas corrían por su mejilla, le dolía más el no hacerle notar cuanto significaba para él sin importar cuánto se esforzara, lo amaba y sin embargo el otro nunca llegó a verlo...

 

Pasaron dos días antes que pudiera verlo otra vez, tenía la mala suerte de no tener muchas materias en común, y para peor había sido en el electivo de arte, trató de hablarle, pero el castaño lo ignoró y cambió su usual asiento para estar alejado de él, notó cuán grande fue la sonrisa de Rossel al darse cuenta del ambiente entre ellos.

Vicente bajó la cabeza mordiéndose los labios con impotencia, ni siquiera había sido necesaria la intervención del maestro para separarlos.

Su sufrimiento duró dos horas para terminar siendo aun peor porque logró presenciar cuando su amigo aceptó la invitación a la exposición, la sonrisa que este le dedico al profesor en agradecimiento hizo que su corazón latiera dolorosamente y escapó con velocidad del salón.


Se desquitó contra su casillero al llegar a tomar los libros de la próxima clase, dio tal puñetazo que abolló la puerta de este y le dejó un corte sangrante en los nudillos, pero no le importó, ya nada podía ser peor.

 

-Alguien parece de mal humor... –Se volteó y vio a una de las chicas que le seguían a veces.

 

-No es de tu incumbencia –Le contestó moviendo los dedos tratando de relajarlos- No estoy de humor para soportarte hoy Francesca.

 

-Cariño no deberías ser así –Hizo un falso puchero- Menos cuando vine a comentarte algo que de seguro te interesa.

 

-Como ya te lo he dicho muchas veces, no tengo interés de ir a tu casa porque tu padres no estarán –Dijo perdiendo ya la paciencia, por más que le decía a la chica que estaba enamorado de otra persona ella continuamente insistía.

 

-Bueno, ya veo que no quieres saberlo –Se cruzo de brazos y le dio la espalda, enfadada- Supongo que tu amiguito Rube se puede librar solito...

 

-¿Qué dijiste? –Nada más al oír el nombre del otro la tomó de la muñeca para hacer que lo mirara- ¿Qué pasa con Rubén?

 

-¡Au! ¡Cariño me lastimas! –Se quejó por el agarré.

 

-¡Sólo dime qué pasa con él! –Ordenó con premura.

 

-Escuché que Carlos y los demás del equipo de futbol lo iban a endulzar o algo así durante este receso... –Contestó presurosa.

 

-¿Que ellos qué?  -¿Qué demonios era eso de “endulzar”?

 

-Por lo que sé lo iban a cubrir con un galón de dulce de leche y salsa de chocolate... –Explicó ella asustada al ver el cambio en la cara del rubio.

 

-¿Dónde están? –

 

-En... En el patio atrás de las canchas... –Dijo con miedo.

 

Nada más escucharla salió corriendo en esa dirección, había olvidado cuan patanes podían ser los del equipo. Sin aliento llegó hasta el lugar indicado, con la mano en un costado para mitigar el dolor, un pequeño tumulto estaba reunido en un círculo.

 

-¡HEY! –Les gritó tratando de llamar su atención ya que su energía había sido drenada- ¡GRUPO DE IMBECILES! ¡A USTEDES LES HABLO!

 

El equipo en pleno se dio la vuelta a mirarlo y gracias a eso pudo divisar a su pequeño amigo agachado en el centro.

 

-¿Se te perdió algo, Sáez? –El gorila que tenían por capitán preguntó.

 

-Él –Contestó apuntando al Rubén.

 

-¡VICENTE VETE DE AQUÍ! –Gritó el castaño al reconocer su voz y levantar la cabeza para mirarlo- ¡ESTE NO ES TU PROBLEMA!

 

-Escucha al gordis –Le aconsejó con sorna otro de los chicos- No tienes nada que hacer aquí.

 

Dejaron de prestarle atención al instante y volvieron a sus lugares, el rubio les miro con rabia, no podía pelear con tantos, pero eso no significaba que daba todo por perdido, con toda la fuerza que le quedaba tomó impulso y corrió hasta meterse entre el grupo y llegar hasta Rubén.

 

-Ya te lo habíamos advertido.

 

-Es tu culpa por no querer entender.

 

-No te quejes luego.

 

-Hagan lo que quieran –Les reto- Pero no van a tocarle ni un pelo a Rubén –Lo rodeo con sus brazos.

 

-¡No! –El aludido trató de zafarse- ¡Vete por favor!

 

-No lo haré, así que ya cállate –

 

-Ya lo veremos rubiecito –

 

En el momento exacto que todos se inclinaban hacia ellos, Vicente se lanzó sobre Rubén para cubrirlo lo más que pudo con su cuerpo; Sintió los golpes en la espalda y las patadas, pero no se movió, no permitiría que lo lastimaran.

 

-¡VICENTE VETE! –Lo escuchaba gritar- ¡VETE! –Sus sollozos se intensificaron- ¡YA DEJENLO! ¡ES A MI A QUIEN QUIEREN!

 

-No... Rubén... –La voz del ojiazul salía ahogada debido al dolor.

 

-¡YA NO MÁS! –Llanto- ¡POR FAVOR!

 

Casi al instante el barullo se detuvo, pero el rubio no se separó de su amigo con temor a que todo comenzara nuevamente, mas, pasaron los segundos y nada sucedía, abrió los ojos y todos se habían ido, agradeció a sea lo que sea que los haya hecho huir y se dejó caer sin fuerzas al pasto.

 

-¿Vicente? –Escuchó la voz asustada del bajito.

 

-¿Te encuentras bien Rube? –Como pudo se sentó, ya tendría tiempo después para descansar, necesitaba ver su estado.

 

-Sí, gracias a ti –Contestó este con el labio crispado por soportar las ganas de llorar- ¡Lo siento tanto Vicente! –Agregó luego y se lanzó a abrazarlo dejando salir sus lágrimas.

 

-Ya, ya todo está bien –Le acarició el cabello para calmarlo mientras trataba de mantener adentro los quejidos que amenazaban con salir- No llores pequeño –Rozó con suavidad su mejilla cuando este le miro.

 

-Sé que no es el mejor momento para decirlo, pero... –Hizo un puchero- Te extrañé Vicente...

 

Su amigo lo miro con los ojos muy abiertos, en shock, realmente no se esperaba eso.

 

-¿Tú... Me extrañaste? ¿A mí? –Se apuntó como un tonto, sin poder creerlo.

 

-Si... –Rubén agacho la mirada mientras un ligero escarlata cubría sus mejillas- Siento lo que hice el lunes, el hambre y las cosas que dijeron esas chicas me tenían de mal humor, no debí pensar eso de ti...

 

-No hay problema –Le regaló su más brillante sonrisa- Aunque sólo te perdonaré con una condición.

 

-¿Cuál? –Preguntó esperanzado el pequeñín.

 

-Que me dejes apretar tus mejillas siempre que quiera.

 

-Sabes que eso no me gusta –Bufó.

 

-Lo sé, pero amo tus mejillas –Contestó mirándole con ojitos de cachorrito.

 

-¿Amas mis mejillas? –

 

-¿Cómo no amarlas? –Inquirió este de vuelta- Son lindas y esponjositas como tú... –Se cubrió la boca al darse cuenta que había hablado de más.

 

-Creo que esa es precisamente una razón para odiarlas... –Comentó algo ofendido por haber sido llamado esponjoso- Espera ¿Acabas de llamarme lindo?

 

-Bueno, yo so-sólo... –Titubeó ante su mirada expectante- Si –Suspiró- Creo que eres lindo Rubén...

 

-Estas bromeando ¿No? –Le preguntó con las cejas alzadas por la extrañeza.

 

-No bromeo –Dijo con firmeza- Puede que no lo haya dicho antes, pero desde la primera vez que te vi te he encontrado hermoso.

 

-¿No habías dicho lindo recién? –El castaño trato de desviar el punto, la conversación le estaba haciendo sentir extraño.

 

-Tus mejillas son lindas, pero tú, todo tú eres completamente hermoso.

 

-Jeje creo que te golpearon realmente fuerte hace un rato –Comentó al ponerse de pie Rubén debido a la intensa mirada de su amigo- Estás desvariando.

 

-También creo que me golpearon bastante fuerte –Expuso mientras se levantaba igualmente, haciendo que Rubén se desanimase al escucharlo- Pero, eso no quita lo que dije, eres hermoso y ni cien golpes en la cabeza me harían cambiar de opinión.

 

El rostro del más bajo se iluminó sin que pudiese hacer algo para evitarlo, jamás creyó que alguien podría decir algo tan lindo de él.

 

-Ya comprendo por qué la mitad de las chicas están enamoradas de ti –Suspiró y le dio la espalda- Con palabras así cualquiera caería a tus pies.

 

-Entonces ¿Ya te has enamorado de mí? –Aventuró a preguntar con sus ojos brillando esperanzados.

 

-Ya quisieras -Le sacó la lengua.

 

-Sí, la verdad sí.

 

Tras esto se quedaron mirando un instante sin decir absolutamente nada, Vicente ya había decidido que se la iba a jugar por Rubén, así que no se arrepentía de haberlo dicho, su amigo en tanto no sabía que pensar, no estaba seguro si debía tomarse eso como una declaración o dejarlo pasar.

 

-¿Estás bien para caminar a la enfermería o te ayudo? –Le preguntó al rubio optando al fin por la segunda opción.

 

-Déjame afirmarme en ti para andar –No lo necesitaba, pero tendría una excusa para estar cerca de él- Ve aquí –Cuando estuvo a su lado paso su brazo por el hombro de él.

 

-¿Hum? –Rubén observó la mano del rubio que descansaba sobre si- ¿Qué te pasó en la mano?

 

-Ni idea, habrán sido los chicos –Ni muerto diría que en un arranque de celos se había lastimado- Oh espera –Salvado por la campana o en este caso por el celular- Bueno, creo que tendremos que agradecerle a Francesca por esto... –Comentó al ver la pantalla del aparato.

-¿Francesca? –Preguntó extrañado el bajito- ¿Qué pasa con ella? ¿Acaso ya es tu amiguita ahora?

 

-Wow tranquilo –Rió Vicente- Dice que ella le envió un mensaje a Carlos advirtiéndole que los profesores vendrían.

 

-No quita que sea una... –Se mordió la lengua reprimiéndose.

-¿Una qué? –El rubio levantó una ceja mirándole con interés.

 

-Una... Una mala persona... –Respondió el otro luego de pensarlo bastante.

-Estoy seguro que no era eso lo que ibas a decir –Le picó la mejilla con el dedo mientras una sonrisa se formaba en su rostro- Alguien está sonando inusualmente molesto en este momento.

-Es tu imaginación –Desvió la mirada avergonzado- Y ahora mejor ya vámonos, tú no tienes una muy buena pinta que digamos...


-¿O sea que según tú tengo una buena pinta el resto del tiempo?

 

-Ya deja de buscarle otro significado a las cosas que digo –Reclamó el pequeñito con las mejillas encendidas.

-Te ves tan tierno así –Dijo en cambio Vicente mirándole cariñosamente.

 

-Basta con eso –Miro hacia el suelo azorado, hasta que sintió como el más alto le daba un corto beso en la coronilla- ¿Po-por qué me...? –Clavó sus ojos sumamente abiertos en el rubio.

 

-Ya te dije el por qué hace un rato –Contestó con una tímida sonrisa- Me gustas Rubén...


El aludido se quedó atónito sin saber que decir por lo que a Vicente le pareció una eternidad.

-Hoy si que han salido demasiadas sandeces de tu boca... –Respondió al fin soltando una risita nerviosa.

 

-Si no me crees puedo ser más arriesgado a la hora de dar besos –Acercó su rostro al de su amigo quedando a un escaso centímetro.

 

Esta vez el color en la cara de Rubén llegó hasta las raíces mismas de su cabello, mientras su ojos se abrían al máximo y su piel llegaba a desprender incluso el calor que estaba sintiendo

 

-No te preocupes, no lo haré –Suspiró y se alejó- Quita ya esa cara de miedo Rube...

 

El ambiente se volvió incómodo, ninguno decía nada, pero sin embargo mantenían la cercana posición que tenían desde el principio; Rubén jamás hizo que Vicente quitara el brazo con el que lo rodeaba.

 

-Tienes razón es mejor que vayamos a la enfermería –Cortó el silencio el rubio.

 

Con parsimonia caminaron juntos hasta al lugar, cada uno inmerso en sus pensamientos, Rubén como nunca estaba demasiado consciente de su alrededor; no era la primera vez que caminaba con el brazo de su amigo rodeándole, pero eso jamás le había provocado una casi taquicardia ni unas horribles ganas de salir corriendo, Vicente en cambio quería esconderse bajo una roca debido a su anterior confesión, miraba hacia cualquier parte para no tener que ver al otro, se sentía un total idiota por haber jugado con lo del beso, y ahora tenía miedo de que Rubén saliera huyendo luego de dejarlo con la enfermera.

 

Para sorpresa de ambos las cosas siguieron su curso normal cuando las heridas superficiales de Vicente fueron curadas, como si nada hubiese pasado. Su amistad volvió a ser la de antes; Rubén peleando para no tener que aceptar las comidas obligadas del otro, Vicente usando cada artimaña posible para imponerse, y sus ya usuales discusiones por nimiedades. Mas en pequeños detalles imperceptibles a la vista de cualquiera había algo diferente sin duda; el rubio muchas veces dejaba de picarle la mejilla a su amigo para darle una sutil caricia y este en lugar de reclamarle desviaba la vista, avergonzado; o aquel momento en que el rubio le agradecía amablemente a Francesca por su ayuda y el bajito había ido a tironearlo con urgencia alegando que le acompañase a la biblioteca, para que luego fuese molestado por Vicente por haberle llevado ahí sin tener nada que buscar...

 

 

º                    º                    º

 

 

Javier estaba demasiado entusiasmado debido al día que se le venía por delante, había esperado ansiosamente el sábado, y lo había hecho más feliz que nunca al ver que en su última clase Rubén pasaba de Vicente como si jamás hubiesen sido amigos, el momento no pudo haber sido más dulce.

 

Se arregló su castaño cabello frente al espejo que tenía cerca de la entrada y se devolvió un guiño coqueto tras los lentes. Tomó las llaves de su auto y salió de la casa animado al notar lo gris del cielo, el pronóstico anunciaba una intensa lluvia durante la tarde, y con esta como excusa podría ofrecerse inocentemente a acercar a Rubén a su casa, iría con todo en su “cita”.

 

A las 4 pm exactas llegó a la entrada del recinto, en donde un nervioso gordito lo esperaba, se saludaron con cordialidad y entraron a la galería, al principio Rubén no decía mucho, pero luego de unos cuantos chistes por parte del profesor el ambiente se aligeró y pudieron hablar con más soltura, comentaron el trabajo de los artistas con admiración, pero a la vez siendo críticos, y se divirtieron al reírse de algunos que eran tan simples como un punto con fondo en blanco. Con cada minuto que pasaba Javier caía más por el menor, le entusiasmaba cada vez más la idea de tenerlo solo en su auto más tarde y su ilusión fue mayor al oír la fuerte tormenta que se estaba desatando afuera.

 

-Bueno señor, fue muy divertido –Le comentó Rubén mientras se dirigían a la salida de la galería.

 

-¿No te dije que me dijeras Javier? –Sonrió con amabilidad- No estamos en el colegio en este momento Rubén.

 

-Lo siento, es la costumbre –Se disculpó el menor con una sonrisa tímida.

 

-Está bien –Le acarició la cabeza- Pero desde ya hazte a la idea que estas salidas se harán más usuales.

 

-Es que en serio es difícil –Comentó mientras empujaba la puerta de vidrio para salir.

 

-Es un simple nombre –Dijo siguiéndole- Además debes recordar que soy apenas 5 años mayor que tú...

 

-Wow que fuerte lluvia –Soltó mirando el cielo sin prestarle atención.

 

Esa era la oportunidad que el mayor estaba esperando.

 

-Si –Afirmó- Mejor yo debería...

 

-¡Oh! –Le interrumpió el bajito- Vicente.

 

Dirigió su mirada al punto que observaba Rubén, allí junto al árbol frente a la salida el rubio les miraba bajo su paraguas y al notar que el castaño le miraba le hizo una seña con la mano para que se acercara.

 

-Ya debo irme –Le comunicó al de anteojos le miro atónito.

 

-Pero yo...

 

-Muchas gracias por la invitación –Dijo de manera apresurada el menor- Espero podamos llegar a ser muy buenos amigos señor... Ahm Javier... ¡Hasta el lunes! –Agregó al final cuando ya se estaba alejando.

 

-“Amigos” –Repitió sin poder creérselo el maestro al verlo llegar junto al rubio, y luego se dio la vuelta para dirigirse al estacionamiento, enojado.

 

Rubén observó inquisitivo al más alto, sin entender el por qué de su presencia ahí.

 

-¿Qué haces aquí? –El menor preguntó al ojiazul, curioso.

 

-Supuse que no estarías preparado para la lluvia, como siempre –Contestó con una leve encogida de hombros- Así que decidí venir por ti.

 

-No debiste haberte molestado –Le dijo dirigiendo su vista al suelo con un incipiente sonrojo en sus mejillas.

 

-Nunca será una molestia Rube –Respondió con una sonrisa el rubio al tiempo que se acercaba más a él para cubrirle bien del agua.

 

-Eres un bobo Vicente –Bufó tratando de ocultar una sonrisita- Pero ya que te diste el trabajo de venir hasta acá... Ehm... ¿Te gustaría ir a ver una película? –Desvió la mirada al árbol.

 

-Claro –Sus ojos se cerraron al sonreír ampliamente.

 

Dirigieron sus pasos hacia el lugar acordado, caminando pegados el uno al otro debido al poco espacio que abarcaba el paraguas, la lluvia no había amainado ni un poco y eso les obligaba a juntarse aun más.

 

-¿Llevabas mucho rato esperándome? –Rubén preguntó preocupado, la tarde estaba bastante fría.

 

-No mucho... –Respondió sin prestar demasiada atención debido a que movía el paraguas tratando de evitar que los goterones de los aleros le cayesen encima a su amigo-... Como desde las 5 creo...

 

-Pero son como las 6:30 –Dijo sorprendido- ¡Debes estar congelado!

 

-No es para tanto...

 

-¡Tus manos están como hielo! –Soltó el pequeño al tomar la mano desocupada del otro.

 

-No te preocupes...

 

-Ven aquí... –Lo arrastró hasta estar bajo la cornisa de un edificio y le obligó a soltar el paraguas- Dame tus manos.

 

Vicente las extendió hacia él y Rubén las tomó entre las suyas para hacer fricción y lograr que se calentasen. Ambos permanecieron en silencio mientras este hacia su trabajo, el pequeño concentrado en ello y el rubio sólo observándole con sus mejillas ligeramente coloreadas de rojo.

 

-¡Eres tan tierno! –Dijo Vicente sin poder guardárselo más y le tomó de las mejillas para apretárselas.

 

-No te golpeo sólo porque prometí que te dejaría –Desvió la mirada con la cara roja- Ya, termina con eso para poder irnos... –Se quejó aun luego de lo que había dicho.

 

-Ok –Le soltó con un puchero.

 

-Nos iremos caminando bajo las cornisas para que tus manos no se vuelvan a enfriar por el paraguas... –Lo tomó de la muñeca para arrastrarlo con el nuevamente.

 

-Ok –volvió a repetir sin borrar el gesto de sus labios.

 

-Ya quita esa cara.

 

-Pero es que tu...

 

Y sin que Vicente se lo esperara fue jalado del cuello de su chaqueta y callado por un corto beso, que le dejó más que de piedra.

 

-Por lo menos ya dejaste de quejarte –Rubén comentó siguiendo su camino con la cara ardiendo.

 

El rubio sacudió la cabeza quitándose el embotamiento y su usual sonrisa volvió a él.

 

-Apresúrate –Le alentó el castaño al notar que no se movía.

 

-Voy –Caminó hasta él y sin decir nada tomó su mano.

 

-La lluvia parece no querer parar –Comentó el pequeño y entrelazó sus dedos con los de su amigo.

 

-La verdad me alegra que haya llovido –Dijo Vicente balanceando el paraguas.

 

-A mi también –Concordó Rubén apretando su mano para reafirmarlo mientras una tímida sonrisa aparecía en su rostro.

 

 

Fin

 

Notas finales:

Quedó algo rarito, sobre todo la parte de la "pelea", lo lamento, es que no soy buena relatando peleas, de hecho lo hago del asco como lo habrán notado xD

Espero haya sido de su agrado el two-shot y si quieren pueden dejar alguna cosilla en el cuadro blanco y si no quieren pues bien igual xDDDDD

Gracias por los reviews que dejaron en el cap. 1 ^^ y hasta algún día supongo...


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