Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Freistaat Bayern por Mizuki_sama

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

– El marqués es un hombre vigoroso –susurro con suavidad el marqués de Xavier – y por lo tanto es de esperar que se divierta, y eso no cambia que sea un excelente partido para ti.

Charless, sentado frente al escritorio de madera de su padre y observándolo con cierto escándalo en los ojos trataba de controlarse para no soltar un grito, desde que le fuera anunciada su situación en la temporada social había esperado que su padre eligiera a su futuro esposo y tampoco creía que su opinión fuera importar, pero aquella reunión antes de la visita de la mañana lo tenía con el alma en un hilo.

Parpadeo para no echarse a llorar a causa de la indignación que sentía.

Shadow no era el esposo que él quería.

–Eso es algo que yo no me atrevería a negar, padre –aceptó sumisamente –pero no creo que los placeres que tanto ha disfrutado lo hagan muy adecuado actualmente, no con las demás opciones que tenemos... y en cualquier caso ¿Es que acaso pretendes aceptarle a él? Aún no he sido cortejado del todo, y yo creía... pensaba que la mejor opción era Howlett, lo veremos mañana, por lo menos él ha tenido el buen tino de hablarme, buscarme, solicitarte permiso para buscarme cosa que Shadow no ha hecho más que un par de veces y ninguna con miras a verme... no puedo creer que creas que a él le importara mi opinión -soltó sarcasticamente aunque sin perder los estribos.

– ¿Cómo puedes estar seguro de eso? –preguntó el marques sin demasiado interés en su respuesta –conozco a Shadow de antes de que nacieras, es noble y rico, más allá de eso ha acumulado títulos suficientes para ser temido y nunca se ha interesado en nadie con fines honorables... hasta que te vio.

Se quedó callado un momento. Y, mientras sus recuerdos volvían al pasado, murmuró lentamente:

–Sus maestros hablaban bien de él. Recuerdo que algunas veces cabalgamos en cacerías y era un jinete consumado.

–Estoy seguro de que debe ser un buen deportista –contestó Charless, sintiéndose angustiado por lo que estaba a punto de soltar –pero eso no significa, padre... que sea el tipo de hombre con quién yo quiera casarme.

Su padre hizo un gesto con las manos y le soltó aquello que ya sabía pero que jamás había esperado de su padre.

–Mi querido niño, la decisión no está en tus manos.

El espanto le lleno la cara y salto sobre sus propios pies antes de darse cuenta cuan inoportuna era dicha acción, aun así no podía creerlo, ni esperarlo, una amarga angustia le lleno el pecho y sus dedos se sostuvieron apenas en el marco de madera.

-Padre –susurro bajo, mirándole de frente y esperando que esté retrocediera en sus intenciones.

-Escúchame –ordeno entonces el mayor –tiene títulos suficientes,  y después d eleer nuestros libros contables tú sabes... tú sabes que no cualquier hombre podrá llevarlos encima, necesitarás un hombre capaz de controlar su poder y el tuyo sin que le tiemblen las manos –se miraron cada quien a los ojos –no puedo entregarte a cualquier hombre.

-Howlett...

-Howlett es poderoso y no lo niego, pero tiene la posibilidad de ser gobernador en las colonias, si recibe tal honor deberá dejar hombres de confianza a vigilar sus propiedades y su padre aún no ha muerto.

-¡Tú tampoco!

-Su majestad me ha dicho que Shadow será arconte.

Al omega le temblaron los labios y miro en otra dirección. ¿Así que esa era la verdadera razón! 

Arconte, hombre de confianza del rey, su mano izquierda... su consejero. 

Intento una opción menos beligerante. 

-Entonces piensa en Lensherr, es joven y poderoso... y arconte... no, no, escucha... tú eres joven aún y si es fortuna y título lo que te preocupan, el dux Lensherr es desde luego una mejor opción, ya es arconte... y extendería nuestras relaciones... te lo suplico, no me entregues a Shadow, aun si te lo pide.

-¿Puedo saber cuál es la razón de tu negativa?

Charless se sonrojo sin tener el valor de decirle que había visto en la mente de la Lady Diamond, así que solo pudo murmurar.

—Me hará muy desventurado, sin duda alguna, casarme con un hombre que carga una fama como la suya ¿Cómo puedes estar seguro de que no tratara de acabar con nuestro patrimonio y usarlo para su beneficio? No podemos estar seguros de que acepte que uno de sus hijos, si llego a dárselos, lleven el nombre de nuestra casa que se bien es tu mayor preocupación —su padre mantuvo silencio y Charles continuo — además deberías escuchar los rumores en los bailes acerca de él, hablan de él como si fuera una combinación de Donjuán, Casanova y el demonio mismo.

-De acuerdo, tienes un punto –acepto el marques al final, cediendo al terror de su hijo pues no deseaba obligarlo a nada malo y aquello alivio al omega –Pero ¿Qué te hace pensar que Howlett estaría dispuesto a permitir que su primogénito llevara nuestro apellido?

Charless hizo una mueca pero supo que había franqueado el temporal por un tiempo.

Y que su padre prefería mil veces a Howlett que a Lenssherr. 

.

Respetado señor Howlett

Pecando quizá de cometer un atrevimiento le escribo, esperando usted en su infinita cortesía perdonará dicho acto, fruto solamente del pesar que me ha causado enfermar el día que usted me visitaría.

Sin duda mi madre le hizo llegar mis disculpas, sin embargo deseaba hacérselas llegar a usted yo mismo, es usted muy amable conmigo y yo me siento avergonzado de no poder verle, pues he esperado su visita con cierta ilusión.

Ha sido quizá fruto de nuestro baile y haberme sentido tan conectado.

Espero verle en otra ocasión, quizá entonces.

Atte:

Charless detuvo la pluma en el aire e hizo una mueca de confusión, sintiendo las mejillas arder de vergüenza y timidez, sabía mejor que nadie que no debía escribir aquella carta, sería absurdo hacer aquello, hundirse en la miseria por un hombre que no había visto más que una vez.

Si su familia se enterara quedaría indignada hasta decir basta pues su reputación sin duda quedaría afectada si tal hecho se llegaba a conocer, afectaría no solo a su imagen sino a la Raven, pobrecita, no era por tanto la mejor de las acciones.

Y no era tampoco un niño dispuesto a entregarse al primer hombre que se le cruzara en el camino... aunque claro, dado que Howlett no era el primero quizá no fuera quién para hablar.

Empero, anhelaba con desesperación las emociones de calma y afecto que podía ver venir de aquel hombre, cosa que resultaba harto vergonzosa para él.

Sobre todo en sus circunstancias.

Titubeo otro poco y al final suspiro dándose cuenta de que se había dejado llevar al escribir a nota, sus excusas se habían convertido en una promesa y eso muy posiblemente escandalizaría a Howlett por muy amable que este fuera.

Sus dedos sostuvieron ante sí la carta y la leyó, formando sus labios una sonrisa ligeramente amarga.

Mejor que nadie sabía que una carta como esa le arruinaría.

La doblo en dos y la dejo en su secreter.

Si un día terminaba casado con Howlett, se la mostraría.

Se preguntó cuál sería su reacción...

.

Es de común conocimiento que los "alfa" dominan el mundo.

Los "beta" son los gobernados.

Y los "omega"... ellos... ellos obedecen... porque son propiedad de los de arriba.

Sebastián Shadow había sido educado en aquella verdad universal, había nacido en la cima de la pirámide genética, en la más alta casta y, mejor aún, su linaje era completo.

Así pues no era de sorpresa que llegado el momento hubiera pensado en fundar una dinastía por sí mismo, una que fuera recordada y temida, poderosa hasta llegar más allá de Baviera, atravesara las fronteras de Ansalli y fuera más allá hasta arrasar Serels y tocara el oscuro templo de los reyes brujos de Medina.

No era, en cualquier caso, un hombre falto de ambiciones y si algún día se casaba lo haría únicamente tomando en cuenta los beneficios que dicha unión podía darle, beneficios que debían ser tanto privados como políticos.

Empero hasta entonces había podido su deseo de mantenerse soltero y el no haber hallado nunca a nadie que valiera la pena, por lo que sus planes habían sido descartados más de una vez.

Había olvidado sus planes y en su ambición se había dedicado a acumular poder, títulos y una gran red de servidores así como víctimas que llegado el momento podían serle útiles; sin embargo ahora su antigua ambición había vuelto, Charless Xavier tenía todo eso que él había soñado siendo más joven, ese algo que no esperaba encontrar, y era joven –porque Shadow no se casaría con alguien que ya hubiese llevado el nombre de otro- no había sido tocado por nadie más, debía ser puro pues su familia lo había protegido como al que más y todo ello se beneficiaba de otra cosa, el doncel era asquerosamente rico.

Por todas esas razones había esperado aquel día con auténtica esperanza, no esperaba claro es que Charless se enamorara de él y estaba seguro de que el chico no soñaba con un amor a primera vista, o a segunda.

El amor vendría más tarde y si no venía al menos existiría la buena convivencia, el "respeto" mutuo, estaba seguro de que se llevarían bien.

Tenía plena seguridad en ello y los breves informes de su amante, su ex amante, le daban a entender aquello.

Querido Sebastián

Aunque mereces el infierno por el dolor que me has hecho pasar, he de decir que el resultado me ha dejado como poco, satisfecha.

El joven no está falto de admiradores por lo que si no tienes planes de acercártele pronto te recomiendo los hagas pronto, no son pocos y siendo jóvenes algunos son lo suficientemente encantadores como para temerlos.

La última vez que lo vi, un baile en la casa de Cherity, esa encantadora dama que cabalga tan bonito, pude ver que estaba agitado, tras inquirir un poco a un par de amigas y a un sirviente descubrí que había recibido una propuesta matrimonial de parte de un par del reino, la cosa ha quedado en nada pues aunque nada desdeñable su padre le había prohibido relacionarse con él, no tengo idea de porqué.

Por otro lado, mi querido, cuando hable con él al respecto, y es bastante circunspecto en este tema, no ha mostrado gran interés al hablar excepto tal vez cuando se habla del respetable señor Howlett, quién le ha dejado honda impresión.

Cando lo nombre sus labios formaron delicada sonrisa y su boca, de grato entreabrir, me dio a entender lo mucho que deseaba su visita... pues al insinuarlo se sonrojo como un rubí.

Por otro lado corren rumores acerca de la posibilidad de que el dux Erick Lenssher haya puesto también sus ojos en él.

No te lo digo por celos, querido, sino porque sé, mejor que nadie, que cuando algún omega se fascina es difícil sacarlo de su abstracción, así pues te recomiendo actuar pronto.

Siempre tuya.

Lady Diamond

Pd: te comunico que lady Xavier, quien me ha tomado bastante aprecio, me ha escrito, ha sido una lástima según ella y yo lo llamo tu buena suerte, anoche los Xavier recibieron a Howlett y su hijo estaba tan enfermo que no pudo verle.

.

Erick no podía estar del todo seguro de porque lo había hecho, excepto por la sensación de que él y el omega estaban enlazados, que eran almas gemelas, lo había sentido cuando lo había visto a los ojos.

Esa sensación de leve ahogo que precede a los grandes encuentros.

Había notado la animadversión del otro, en su mirada y su lenguaje corporal, sin embargo ni tan siquiera el chico con todo su desagrado había podido evitarlo.

Cuando ambos se habían hablado, cuando se habían mirado... cuando habían bailado, no existía allí la seducción preestablecida sino un tipo de comunicación a un nivel más personal, esa sensación de compartir un secreto entre ambos.

De que existía algo maravilloso en la cercanía de sus manos, en el talle de bailarina que se le había escapado de los dedos o en la mirada azul que le había mirado sin temor y sin dudas.

Además...

Habían coqueteado, el chico se había mostrado innecesariamente provocativo aun cuando podía jurar que no tenía planes de hacerlo previamente y él, Erick, le había seguido el juego sin poder evitarlo, alegre de poder compartir algo entre ellos.

Entre ambos.

No era ingenuo ni tampoco un soñador, Erick vivía en ese mundo con los pies sobre la tierra.

Era hombre perteneciente a ese mundo banal, de ambición, de traiciones, de pasiones... y de bajos intereses.

Lo había entendido siendo ese hombre.

Había comprendido que sin buscarlo ni desearlo había hallado a su "único" y que no podía verse separado de él, porque si lo hacía moriría una parte de sí mismo.

Cerró los ojos y tomo aire con fuerza, aquella mañana podía decidirse todo.

Sabía que los Xavier no le aceptarían de buen grado y mucho menos a la primera oportunidad; después de todo no dejaba de ser un hombre con una amante oficial a la que acababa de abandonar como un auténtico patán, pues el nombre de ella ya estaba manchado desde el momento en que se enredó con él.

Pensó en Charless, con su juventud grácil y sus ojos de azul inmaculado, pensó en su boca presta y de nácar, en sus palabras y en su voz calmada y amable.

Pensó, y le dolió, en la belleza de su rostro, joven e ingenuo como debe serlo el rostro de un virgen... un ser puro, blanco, sin mancha.

Se lo pensó unos segundos y tuvo que aceptar que sería difícil, pero no sería imposible y eso lo aliviaba, sabiendo que ambos estaban cerca, muy cerca.

Por primera vez comprendió, contra todo su instinto y sus planes a futuro, todo aquello que las novelas y la poesía endulzada de siglos, de años, habían conseguido imprimir brevemente en la voz de su madre cuando aún era un niño, antes de perderla, que solía decirle con cálido tono, que un día hallaría su único como ella lo había hecho.

El amor debilitaba, empero curiosamente esta vez no lo haría.

Obtendría a Charless con los movimientos cortesanos que eran necesarios y por otro buscaría el afecto del muchacho por otro, el instinto estaba allí y era una ventaja con la que ningún otro pretendiente suyo contaba, si insistía un poco... lo conseguiría sin esfuerzo.

Tendría, por tanto, cuidado de no mencionárselo al padre de Charless Xavier, lo que había.

Tendría que conseguirlo con argucias más tenues y poco encomiables, léase su posición de arconte, su título de familia, la gran fortuna que le precedía...

Esperaba fuera suficiente.

.

Erick Lensherr llego al hogar de los Xavier a una hora respetable cuando aún no pasaban de las 11 de la mañana, había enviado previamente a su llegada una nota y tarjeta de visita a fin de que ellos se hicieran una idea.

Consciente de estar imponiéndoles su presencia ya había pensado una y otra vez sus palabras, todas ellas destacadas y bien impuestas.

Sus intenciones eran honorables, totalmente honorables.

Y nadie le culparía si se casaba con Charless Xavier, posiblemente incluso alabaran su elección.

Era en verdad precioso, pensó con un suspiro, de una belleza poco usual, que lo hacía destacar entre los otros jóvenes omegas de su edad, lucía muy esbelto, debido a la cantidad de ejercicio que debía hacer, aunque su tamaño no fuera muy alto y su cabello era castaño con unos exquisitos reflejos que habrían sido la alegría de cualquier pintor.

Eso, sin demorarse en su perfecta piel de porcelana, detuvo la mirada en el rostro a la altura de sus ojos, eran de un azul magnifico, había en ellos un brillo que a la mayoría de los hombres les parecía muy atractivo.

No era sorprendente que fuera tan admirado.

Admirado, comprendió que se había perdido un segundo o dos en sus pensamientos y en esos momentos estaba una vez más frente a Charless Xavier, en el salón recibidor del hogar de sus padres.

El joven llevaba un elegante traje de color blanco, que se envolvía alrededor d ela parte superior de su cuerpo como una segunda piel, podía adivinar sus hombros delgados, su vientre plano y sus caderas con solo una mirada.

Si no estuviera tan seguro de que el chico no le soportaba de forma consciente, pensaría que trataba de seducirlo. 

La seda lisa del traje se envolvía alrededor de los pantalones como una segunda falda, lo que le recordaba a los trajes de montar de algunas amigas de algunas ciudades del amor.

No se atrevió a pensar en aquello y volvió a concentrarse en los ojos del joven que le miraba desde el otro lado de la habitación.

-Creí que se había arrepentido de venir –susurro suavemente el más joven viendolea la cara y Erick no pudo evitar sonreír ligeramente irónico.

-¿Cómo podría?

El castaño se turbo ligeramente y no lo miro a la cara, pudo notar que presionaba tercamente su mirada en la pared a sus espaldas, se incomodó, más antes de poder decir una palabra el chico volvió a hablar.

-Mi madre y mi hermana tuvieron que salir, y yo no debería estar con usted, lo llevare con mi padre, antes de que los sirvientes puedan decir algo –dijo dándose la vuelta velozmente –por favor sígame. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).