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Freistaat Bayern por Mizuki_sama

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Notas del capitulo:

regrese.

Capítulo 3

El dux Erick Lenssher cierra los ojos ante la excesiva luz mañanera de la capital de Baviera, sus manos se unen en un gesto de ansiedad mientras espera que los sirvientes cierren las cortinas, abre los ojos y aprecia la tranquilidad que le ofrecen las sombras, intenta, con más esfuerzo del que le gustaría admitir, ahogar el pánico y la sensación de ahogo que le da la luz del sol, ocultándola ansiosamente bajo sus miles de responsabilidades, bajo el conocimiento de que si no cumple con sus planes no tendrá otra oportunidad, de que si lo intenta la posibilidad de perder es alta, bajo la molestia de haber tenido que convertirse en el amante de lady Magda Suffore, viuda del Arconte de Aria, conde de Suffore… cuyo cargo, como arconte, el mismo acababa de asumir.

Se dice una y otra vez que no es culpa suya, aunque no es ese el verdadero problema, ha heredado de su antiguo tutor el título de arconte, ahora mismo ha venido como embajador del reino de Ansalli, sin ninguno de sus cargos militares encima para hacer sentir su autoridad, se pregunta en silencio si siguen sospechando de él, puede que no asesinara al arconte de Aria, pero eso no cambia que estuvo detrás del acto, niega con la cabeza, el cargo de diplomático no es lo que el esperaría pero definitivamente no se lo darían a alguien que es sospechoso de traición… no lo harían, se dice y dio media vuelta al oír unos pasos en la cima de la escalera y elevo su mirada hacia aquel lugar, por el barandal aprecio los blancos guantes de lady Suffore pasear en dirección suya, sintió al mismo tiempo una ligera presencia desaparecer del salón, la sirvienta se ocupaba de dares privacidad y sin duda avisar al mayordomo de traer el té, a fin de no darle demasiada privacidad en aquel instante.

Extendió una mano para tomar la que ella le extendía con notable gracia y adecuado encanto en su sonrisa, el logro besar el dorso de la enguantada mano con un gesto esclavo.

-dichosos los ojos que la ven esta mañana milady –dijo con los labios a centímetros aun de su mano, ella retiro su mano con deliberada lentitud mientras él se ponía recto de nuevo y se observaban a los ojos, Erick se preguntó una vez más que veía ella en los suyos- ¿durmió bien? –pregunto con una sonrisa leve, mientras las mejillas de la dama adquirían un tono carmín.

-dormí bien gracias –logro decir como apartando el sofoco de un manotazo no dado, él asintió y ella paso de largo de su lado hacia el comedor- su galantería mi lord está cargada de una ironía desagradable – decía ella ahora de espaldas a él y sin perder el paso, el caballero solo oculto la sonrisa en sus labios asumiendo la misma expresión honorable que había visto a otros nobles en diferentes ocasiones.

-me disculpo por ello –dijo poniéndose a la par que ella y tomándola del brazo con delicadeza para luego fundir sus labios con los de ella en un beso, no encontró resistencia en ella… nunca la había encontrado desde la muerte del conde.

Y mientras cerraba los ojos en el beso, se preguntó con dolorosa ansiedad si podía considerar que estaba a salvo en aquella capital Baviera, Miscolv.

La puerta de la mansión Von Tomer era preciosa, o al menos esa era la calificación que le daba, sarcásticamente, el marques Shadow, Sebastián Shaw, cada ocasión que se encontraba mirándola, que en los últimos años habían sido más veces de las que él hubiera querido, pero también era cierto que la puerta era lo único que podría gustarle de aquella mansión, que ocultaba en su interior a la gran duquesa von Tomer, una mujer cuya belleza en juventud era legendaria, incluso entonces, Shadow aun podía oír en áreas lejanas a algunos juglares repetir las mismas baladas que antaño habían compuesto en honor a su tía, con todo, lady Von Tomer era sin duda una mujer aun hermosa, pero también horrorosamente entrometida, cuya mayor obsesión era casar a todos sus descendientes, también a sus familiares cercanos, y unirlos con los más cercanos miembros de la familia real, ella misma había estado casada con el príncipe Carlo Von Tomer y su mayor logro hasta entonces había sido casar a su nieta Magda con el Conde Suffore de Ansalli, la boda se había realizado en Ansalli hacia unos años cuando el mismo había sido embajador de Baviera en Ansalli, de hecho Shaw sospechaba que aquella boda había sido un modo de decirle a él que ya era hora de que se casara.

Sus dedos se apretaron alrededor de la carta que aun llevaba en su poder y que ella le había enviado hacia unos días como "invitación" para que la "visitara" y cerró los ojos al tiempo que el carruaje en el que iba cruzaba las puertas mientras en su cabeza estallaban las palabras leídas.

"Querido sobrino mío

Han pasado ya tres años desde la última vez que tuviste a bien visitarme y se siente el hecho déjame hacerte llegar mi dolor y el de Lucas y Dama, que dicho sea de paso querido te extrañan de manera atroz, a menudo me acompañan a ver tu solitario retrato.

Más allá de ello, extraño, querido sobrino, nuestras conversaciones a lo largo del día, ¿Sigues considerando la idea de la eterna soltería sobrino? Espero que sea así, no podría soportar la idea de que alguien aparte mío te convenciera de lo contrario.

Si, estas pobre anciana aún tiene un poco de su antiguo orgullo, déjame decirte que a menudo lo hieres, haces que extrañe la época en que bastaba un gesto mío para hacer bailar a un hombre con la misma muerte si así lo quería yo.

Pero no es de ello de lo que discutiré por medio de esta carta, la temporada social se ha abierto oficialmente y la reina ha dado su desfile formal, pero no oigo noticias tuyas, ¿Acaso por defecto, pretendes no asistir a esta temporada? Espero que no sea así querido, y si fuera ese el caso, déjame decirte que abandones esa pretensión, quiero conversar contigo y lo hare, te esperamos Dama, Lucas y yo a la hora del té para celebrar el cumpleaños de dama.

Atentamente: Alexandra Von Tomer, viuda de Von Tomer.

El carruaje se detuvo frente a la puerta interior de la mansión y Sebastián bajo serenamente, con el aspecto que tenía siempre que iba a presentarse a su tía materna, como si fuese a la batalla: serio y dispuesto a cumplir con el deber… aunque dicho deber fuera asistir al cumpleaños de un perro.

Cuando cruzo las puertas que lo llevaban al jardín donde se celebraba la fiesta de té noto con sorpresa que los dos spaniels de su tía no eran los únicos presentes en la cita, un hombre de aparentes 30 años, cabello negro, un rostro de rasgos duros pero no por ello menos atractivo, y piel bronceada, Sebastián lo ubico rápidamente como un alfa, debido a la gran sensación de autoridad que emanaba de aquel hombre, los dos perros que habían acompañado a la duquesa corrieron hacia él, parándose y apoyándose Lucas en sus piernas, con las patas apoyadas en sus rodillas y ensuciando, suponía, sus pantalones, Dama, mas recatada estaba quieta frente suyo, logro acariciar las orejas del perro antes de terminar de avanzar hacia la mesa del té.

Alexandra Von Tomer por otro lado, estaba sentada como siempre con ese aire de madre y amiga, que ocultaba su actitud dominante ante quienes la conocían más bien poco, su rostro, aun bello no permitía adivinar con certeza su edad, aunque Sebastián sospechaba que debía rondar los 60 años, una edad aterrador para una mujer hermosa, pero ella se las arreglaba para seguir siendo bella a pesar de ello, se preguntó en silencio como lo hacía, el mismo había visto a su madre caer en la locura cuando cumplió cincuenta años, aparto el pensamiento de su mente mientras llegaba a su lado y aspiraba a tres pasos de ella un perfume de violetas, logro admirar en silencio su mirar suave con el color del hielo.

-Sebastián querido –sonrió su tía extendiendo hacia el la delgada mano mientras una sonrisa se formaba en sus labios marcando algunas arrugas que muy a pesar de la dama se habían hecho un hogar en su rostro, Sebastián tomo aquella mano con la suya y deposito un caballeroso beso en el dorso de la misma- precisamente hablábamos de ti –sonrió moviendo la mirada de él hacia el otro hombre, Sebastián se paró recto como un poste sin perder su semblante relajado y amable- permite que te presente el caballero es James Logan Howlett*, vizconde de Howlett, hijo del marques Wolf, un primo lejano, su padre claro –sonrió la mujer mientras el caballero presentado hacia una inclinación de reconocimiento –James –sonrió al caballero que mantuvo un gesto serio, pero si lady Von Tomer quería tratar a alguien por su nombre poco o nada valía lo que pensara esta persona- este atractivo caballero es mi sobrino Sebastián Shaw, marques de Shadow – Sebastián y James se saludaron con un apretón de manos.

-encantado de conocerle Howlett –sonrió Shaw –creo que nos vimos en Aria, hace tres meses, aunque no pude hablarle –dijo educadamente mientras la mano de Howlett se envolvía en la suya y apretaba con, quizás un poco más de fuerza de la necesaria.

-siéntase libre de decirme Logan – la voz del heredero de Wolf era grave y llena de una seguridad casi fulminante, Shaw oculto una sonrisa irónica mientras su mano era liberada.

La duquesa sonrió mientras Sebastián se sentaba en la silla vacía al lado suyo, quedando ella en medio de ambos jóvenes, entreabrió los labios lista para hablarles a ambos.

James –empezó alegremente, sin embargo fue interrumpida con más velocidad de la requerida.

Logan –apunto Logan rápidamente con gesto sereno mientras la miraba –llámeme Logan ma lady –su gesto no era duro pero si un tanto agrio - nunca he sentido afecto por James –lo que logan se evitaba aclarar era que "James" era el nombre por el cual su real majestad y también su padre se referían a él, cuando le daban algún misión, y le causaba la mayor molestia de su vida, aun mas cuando una mujer como Alexandra Von Tomer lo llamaba James le daba la impresión de estar enfrentándose a la guillotina.

Logan, entonces –la voz de Alexandra tenía un tinte de irritación casi imperceptible, los dos caballeros sonrieron a la par, como si aquello fuese lo más divertido del mundo –Logan, Sebastián –le miraba – es como te dije, hijo de mi primo el marques Wolf, su padre era un soltero empedernido –su voz era como el lamento de una paloma, cuando ambos caballeros sabían que ella se acercaba más a la actitud de un buitre, pero jamás lo dirían en voz alta- un amante de la calle Marshall –Sebastián se felicitó a si mismo de haber pasado la época en que el hecho de que su tía nombrara tan cómodamente aquella calle no lo sumiera en la mayor vergüenza y observo la reacción de Logan con interés, este logro controlar su reacción: solo elevo una ceja en señal de confusión , su tía por otro lado se llevó su taza de té a los labios –sin embargo – dejo de nuevo la taza sobre el platillo de porcelana y observo con cierto desinterés el bordado rosa del mantel que cubría su mesa – un día conoció a la madre de logan en un baile, él fue el primer baile de ella ¿sabes? – Logan se mordía la lengua para evitar decir que la boda había sido obligada y que la historia se repetia con él ahora- y después surgio el amor.

¿El amor? –repitieron amos con cierta desconfianza mirando a la anciana, esta sonrió misteriosamente ¿A que jugaba?

Si queridos, el amor –se encogio de hombros como una niña y dio un mordisco a uno de los pastelillos- en fin para terminar de explicaros, os presentare a todas las posibles candidatas a ser vuestros consortes –ahora los miraba tan serena y dueña de sí, que Logan pensó que estaba a punto de hacer un trato con el demonio, Shaw por su parte tuvo un pensamiento semejante unido a la duda … consorte? Para que quería el una, estuvo a punto de hablar – la reina pronto anunciara a su nuevo Arconte , te perdonaron una vez tu falta de consorte, no tendras tanta suerte ahora Sebastian y si quieres seguir subiendo en la escalera, una boda no estará de más y en cuanto a ti … Logan, tu padre ya ha hablado y bien visto te sentiras mejor si escoges a tu esposa antes de que la escojan para ti.

Internamente La duquesa pensó también que si bien en un inicio la única pieza posible era Shaw ahora también estaba Wolf, ambos era hombre de mundo y sabían cómo tratar, pero como hombres de mundo solo se sentirían atraídos por alguien que pudiera hacerles frete, en ese punto … quien …. ¡Quién más allá de un omega criado como un alfa podría atraerles? … más aun, pensó oscuramente cuando era tan bello "como la misma luna" repitió en su memoria la voz de Stefan, como la había oído aquella mañana.

 

Notas finales:

*el verdadero nombre de Wolverine es James Howlett.

*Arconte es un título honorifico y, en nuestra historia, algo así como consejero de su real majestad.


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