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Freistaat Bayern por Mizuki_sama

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Capitulo 8

Charless había sido educado en la más alta sofisticación, la más dulce indiferencia y el más crudo de los afectos.

Reconocía las más variadas emociones con solo verlas y realmente élno era un niño ignorante con respecto a ellos, aunque fuera solo de vista los conocía, por ello cuando el noble extranjero- y desconocido- le miro, no supo que hacer, nadie en toda la historia había mirado así en medio de un salón como aquel, estaba seguro, podía sentir el odio o algo semejante presos en aquella mirada y al observar dulce e indiferente a la mujer al lado del noble creyó entender, "se conocen y no poco", la actitud del hombre era del amante ofendido en su orgullo, aparto los ojos con cierta decepción acallando el escándalo que sentía, y decidió distraer su mente.

-¿Quién es la dama de negro?- pregunto en voz baja y con todo encanto mirando al caballero al lado suyo, un conde según sabía, casado y con dos hijos niños, su esposa no lo acompañaba- lleva un traje magnifico- alabo suavemente, fingiendo una envidia que no sentía.

-la condesa Suffore- contesto el caballero mirándole, tenía la mirada serena de los hombres que están en paz consigo mismos- viuda del antiguo Arconte de Aria, a quién usted quizás recuerde -dijomirándole por encima de sus ojos con cierto brillo irónico en los ojos, Charless asintió silenciosamente, recordaba al Arconte de Aria.

-lo recuerdo si- contesto con una voz que parecía haber perdido color – no tenía idea de que había –aparto los ojos con cierta afectación, aquel hombre había sido realmente amable con él, tenía los ojos oscuros y una mentalidad que había aliviado en gran medida sus dudas.

-es verdad que su muerte no tuvo una gran respuesta, Ansalli – el hombre titubeo un poco, como discutiendo mentalmente las posibles consecuencias de decir lo que iba a decir – en Ansalli se cree que su muerte no fue tan natural como se desearía- termino ante la mirada atenta del más joven.

-comprendo- hablo con una voz demasiado clara, el conde se preguntó en silencio si lloraba aquella muerte, era un muchacho joven y atractivo y su reunión con el arconte había sido de conocimientos público, lo habían llamado "el duelo" el arconte había alabado alegremente al muchacho y desde aquello Charless era una quimera difícil de admirar, muy protegido, pero al parecer Suffore no había sido el único que había quedado con una fuerte impresión- ¿hace cuánto que feneció? –pregunto mirando a la dama, el caballero a su lado lo miro con una sonrisa.

- mi lady es joven aun- comento, Charless le miro con una ceja alzada- hace seis meses.

-seis meses… aún no ha pasado un año –el joven abrió escandalizado los ojos durante un segundo, sin volver a mirar a la viuda de Suffore- ¿cómo es posible?

-como ya le dije es joven aun, es injusto tener que estar ocupada en una casa en base a sombras y luto, ¿no lo cree? –la voz del conde era realmente pasiva, como si deseara calmarla leve indignación del joven.

-sí, supongo- contesto el muchacho cerrando los ojos y dejando escapar un suspiro, para luego con voz más titubeante preguntar- y… ¿el caballero al lado de mi lady?

-una personalidad curiosa e importante si me permite a mi decirlo, aunque quizás a usted lo decepcione un poco- Charless le miro con ligera confusión en sus preciosos ojos, instándole a continuar- el dux Erick Lensherr de Ansalli – su mirada se hizo particularmente divertida mientras esperaba unos cinco segundos antes de terminar de hablar- el nuevo Arconte de Aria.

Si Charless no hubiese sido quién era, no se hubiese encontrado en un salón lleno en una fiesta de su real majestad, el príncipe heredero a la corona y definitivamente no estuviese tan cerca de sus padres… probablemente hubiera perdido el control de su perfecta etiqueta, sonrió, de una manera fría comprendiendo en silencio la burla que acababa de hacerle su moreno compañero.

-sorprendente- dijo con voz relativamente dulce mientras sus ojos se convertían en fríos témpanos de hielo, su compañero adivino en silencio que el joven se sentía ofendido- ¿eran familia?- los títulos y puestos de importancia son normalmente de naturaliza hereditaria, cabía la posibilidad.

-según se sabe no- sonrió un poco de lado, estudiando las reacciones del muchacho que mostraba más experiencia social de la que uno le daría vista su edad- pero…- bajo la voz e inclino un poco la cabeza pasándole con una voz intrigante un conocimiento muy personal al respecto de ambos hombres.

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La cena había terminado, pasando todos al salón de baile, Charless se encontraba junto a sus padres y hermana, la música había pasado de ser preciosamente hermosa y de fondo a convertirse en el centro de la noche, una sonrisa leve había nacido en sus labios ignorando a fuerza de voluntad una mirada particularmente profunda sobre su persona, la primera pieza estaba en su mayor auge, con las parejas girando en la pista de baile con exacta precisión y que él se empeñaba tercamente en mirar, mientras sentía aquella mirada estudiarle a profundidad.

Probablemente supo que esa persona estaba al lado suyo antes incluso de que abriera la boca, puesto que se quedó quieto como una estatua de mármol.

-dichosos los ojos que os ven está noche marques- lavoz era clara y tenía un acento entre seductor y autoritario, Charless volvió la mirada hacia el hombre con tranquilidad mientras una sonrisa amable se extendía por sus labios, su padre estaba a tres pasos de distancia ¿Quién era aquel hombre lo suficientemente loco como para retar así la autoridad de su padre?, lo miro con curiosidad, tranquilamente el escalofrío que le había acometido al verse en sus ojos.

- ¿tiene su cartilla llena? –pregunto el caballero, logrando que Charless lo mirara ligeramente sorprendido.

-pues- sonrió un poco- no realmente…. ¿Por qué lo pregunta?

-quizás porque me interesa abogar por una pieza - los ojos del caballero lucieron divertidos y sus palabras lograron intrigar al joven – ¿me escuchara?

Xavier titubeo un poco y dirigió la mirada a sus progenitores que veían ocupada su atención con un ministro y su hermana que se distraía con escuchar la conversación

-no os conozco señor… y tampoco nos han presentado- respondió lentamente, confundido bajo unos ojos demasiado autoritarios para su gusto, pero también muy atractivos, le sostuvo la mirada con la experiencia que le daba la educación impuesta por su padre y oculto bajo una mirada clara la curiosidad que le embargaba ¿Quién era? No recordaba haberlo visto.

-Algo sencillo de remediar- sonrió de lado el hombre sosteniéndole con tranquilo atrevimiento la mirada, el más joven afianzo su agarre alrededor de la copa de limonada para no lánzaselo a la cara- Shaw, Sebastián Shaw es mi nombre, mi título… marques de Shadow- su cabeza se movió en una arrogante inclinación pero sus ojos se mantuvieron presos de los brillantes zafiros del omega, que le observaba en silencio y como adivinando la molestia del muchacho, le desarmo con una sonrisa más amable- ¿sabéis porque me he acercado a vos?

-no tengo ni idea- contesto el muchacho, a su pesar curioso, mientras cerraba por un instante ínfimo los ojos, terminando así la comunicación de miradas y daba un vistazo rápido a su alrededor, nadie los miraba.

-Me he acercado solo porque todos temen acercarse más de dos pasos a vos- dirigió una rápida mirada de desdén a su alrededor- muy a pesar de que todos os miran, sin duda lo sentís, el duque de Zamora os observa desde la esquina norte, cerca de la chimenea- empezó a hablar y Charless sintió que se sofocaba- a vuestra derecha, cinco pies más lejos de vuestro progenitor un príncipe extranjero os ve de lado por encima de su copa e interroga al Saint Germain por vos, ahora ambos os miran, un poco más lejos el hijo mayor del Conde L' Vie ignora a su prometida y os mira, más lejos mi bellísima prima la condesa Suffore parece perdida por vos y a su lado el dux extranjero Lensherr no ha dejado de miraros impertinentemente por los últimos minutos, sin embargo ninguno de ellos os ha pedido una pieza ¿me equivoco?- le miro de nuevo, Charless que había mirado de reojo a cada persona señalada por el caballero se sonrojo… "no, no se equivoca ¡pero que le importaba a aquel hombre todo aquello? Le dirigió de nuevo una mirada interrogante, invitándolo a continuar- sois la criatura más bella de esta fiesta….

-la más bella es mi hermana- respondió de inmediato- tiene los ojos como dos zafiros, es tan bella como un sueño…

-y tan dulce como un beso… he escuchado el verso – lo detuvo con gesto mudo y continuo hablando- pero no se maneja del modo en que lo hace usted, mirad, la mayor parte de debutantes, todas tiradas como reses a los leones del mercado matrimonial… no saben comportarse, y apenas pueden sostener dos conversaciones decentes, me atrevería a decir que muy a pesar de vuestra mirada centellante y vuestras ganas de tirarme la copa que tenéis en mano, todos los que nos han visto conversar están de acuerdo en que estamos teniendo una maravillosa y divertida conversación- le miraba muy directamente- es por ello que me he acercado… os movéis con la talla que solo tienen los más expertos intrigantes de nuestra corte- Charless se observó en aquellos ojos fríos y burlones, que ahora estaban seguros, reprimo las ganas de retroceder, dispuesto a oírle muy a su pesar, nadie se le había acercado en esas fiestas más que para bailar y se sentía solo y desventurado, a su manera aquel hombre había logrado atraer hacia si su curiosidad y aunque era un truco muy conocido había ayudado a su vanidad saberse observado… de aquel modo- vuestro rostro y figura por otro lado revelanvuestra cuna sin demora, vuestro rostro, ya lo he dicho es francamente hermoso y vuestra sonrisa- el hombre se detuvo y bebió del vino de su copa- vuestra sonrisa es hermosa… es del tipo de sonrisas que podrían detener un corazón, un caballo o una flecha o del tipo que podría empezar una guerra.

-sois adulador- hablo de inmediato, deteniendo el curso de aquellas frases y dio un vistazo a su padre, ahora ocupado en su conversación con una mujer entrada en años y vestida de malva, el modo en que su padre inclinaba la cabeza le dijo que era importante, una mirada al broche que llevaba en el pecho le dijo su título, volvió a ver a Shadow.

-¿de verdad?- sonrió el hombre atrapándolo una vez más.

-la primera pieza está en su auge y prometí la tercera… la segunda acaba de ser entregada a una persona ahora mismo por lo que puedo ver- se volvió un poco y miro a su padre que ahora le miraba con deliberada intención- es mejor que me vaya.

-en ese caso…¿puedo pedir permiso para visitaros? Me encantaría continuar hablando con vos

-quizás a mí no…- logro contestar formando una delgada línea con los labios, le miro directamente a los ojos, la conversación no había sido nada agradable decidió, hasta que le vio reírse entre dientes, sintió que enfurecía y al mismo tiempo, sus mejillas se encendieron de vergüenza e indignación ¿se reía de él acaso?

- oh vamos, sabéis tan bien como yo que queréis volver a verme- le sostuvo la mirada-¿puedo confiar en que la quinta pieza es mía? – Charless definitivamente debió tirarle la copa a la cara en aquel momento, sus hombros bajaron y su rostro se elevó un poco, mientras sus ojos restallaban de furia y sus labios se unían en un gesto de ira, pero fue apenas un segundo, un segundo en que hubiera deseado gritarle "¡por supuesto que no!"

Pero no lo hizo y recupero rápidamente la compostura….

-si le place- logro contestar con estudiada indiferencia- la quinta pieza…es suya- le miro de lado mientras se alejaba- pero tendréis que venir a reclamarla cuando este con mi padre… es él el que decide si son dignos de estar conmigo….

-me lo imaginaba, os aseguro que soy digno- sonrió él e inclino la cabeza, entonces en un gesto rápido acerco su cuerpo un poco al joven y con una voz clara y serena, suave como un secreto murmuro solo para él- estoy seguro que antes de cuatro semanas, nuestro compromiso será un hecho.

El omega le miro por encima de la nariz en aquel momento y luego con elegancia dio media vuelta para ir con su padre, sin volver una sola vez la cabeza para verle, Shadow sonrió satisfecho, había visto como el joven sostenía la mirada a Lensherr, y la seguridad con la que lo había hecho, al mismo tiempo sus maneras al caminar y hablar con el primer ministro cuando este le había dirigido la palabra al entrar en el salón, dejaban claro su alto manejo en sociedad, con indiferencia y llevándose la copa a los labios decidió que no era tan malo, si iba a casarse obligado, al menos podía decirse satisfecho con la presa, estaba elegida, joven atractivo y sabiamente locuaz, sabía cuándo callar palabras peligrosas, una debutante común habría perdido los nervios con todo lo que él había dicho, o habría sonreído pomposa, el muchacho no había hecho ni uno ni lo otro manteniéndose en silencio la mayor parte del tiempo, pero sin irse, "un poco curiosos, pero podemos decir que es fruto del aburrimiento, y se puede solucionar" y como su tía había dicho, no siempre iban a perdonarle el no estar casado.

 

Notas finales:

Nota de la autora: si lo sé, perdonen la demora, les juro que este capítulo fue un verdadero infierno, tenía tres opciones y decidí que esta era la más decente, lo siento, intentare hacer el próximo capítulo tan largo como un testamento *suspiro* ojala os guste.


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