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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaaaaaa n.n 

Aquí yo denuevo :D Pude actualizar hoy miercoles :D wiii 

Bueno, ya estoy mejor. Al parecer los medicamentos y las hierbas que me ha dado mi abuela han servido de maravilla :3 Ya casi estoy completamente recuperada n.n 

Así que no tengo excusa para no actualizar! 

Este es de esos caps a los que podríamos llamarle ''de relleno'' Ya que originalmente era parte del capítulo anterior, pero salió demasiado largo así que se podría decir que este es el capítulo 18 parte II xDDD 

Espero que les guste n.n 

Como siempre, cualquier error háganmelo saber n.n

Un abrazo!

Capítulo 19: ''Comenzando a aceptar''



Oí el sonido de un arma a punto de disparar, apuntaba hacia Jack. 


   —¿¡Q-Qué demonios haces, Cassie!? —grité. La chica le había arrebatado el arma a su hermano. Noté como Jack bajó su mirada hacia el piso, como resignándose a que la chica le plantara una bala en la cabeza. Su cuerpo había comenzado a temblar en sacudidas de miedo, su rostro estaba tan blanco como la nieve, estaba asustado, podía notarlo.

   —No queremos infectados aquí dentro —dijo ella, con frialdad—. Podría matarnos a todos. 

   —P-Pero... —refuté y busqué apoyo de alguna de las personas que estaban allí, pero todos estaban en silencio. Incluido Ethan. Cassie tomo el arma con más fuerza al notar que sus manos empezaban a temblar. Sin pensarlo, me interpuse entre ella y Jack—. No vas a dispararle —dije.

   —Apártate o te disparo a ti también.

  
—Te encantaría hacerlo ¿no? —me burlé, intentando distraerla mientras que con mi mano buscaba la escopeta para tomarla. Ella se ruborizó por completo y una mueca de rabia le asomó por el rostro.

   —C-Cassie... —Teo intentó interrumpir.

   —¡No te metas en esto, Teo! —gritamos ambos al unísono. Aproveché el momento para levantar el arma y apuntarle a ella.

   —¡Cálmense ya, par de tarados! —Ethan se oyó cabreado al volante.

   —Claro que quisiera matarte... —masculló Cassie en voz baja, tan suave que solo yo la oí. Soltó una sonrisa.

   —Basta ya, no peleen —Eden nos separó en un movimiento brusco y se interpuso entre ambos. Su voz se escuchó calmada y serena, como siempre. Me hizo un gesto para que me apartara de Jack y yo obedecí, apuntándole directamente a la cabeza mientras lo hacía, por miedo a que él decidiera matarlo.

   —No voy a hacerle nada —susurró sin mirarme—. ¡Denme un poco de espacio! —ordenó.

Todos se alejaron instintivamente.

Eden tomó la mano ensangrentada del chico mientras lo levantaba del suelo y le hacía arrodillarse frente a la hilera de asientos, usándolos como una mesa de trabajo. Se dedicó minuciosamente a examinar la mano de Jack, sin tomar mayores precauciones para él como guantes o algo por el estilo.

   —¿Te duele mucho? —preguntó, sonriéndole. Jack asintió con la cabeza.

   —Solo un poco.

   —Hiciste bien al quitar la mano cuando les viste encima, tan solo te arrancaron el dedo meñique...

   —¿Voy a perderlo? —Su voz sonó angustiada.

   —Amigo, ellos te lo han dejado inservible —intentó esbozar una sonrisa, se puso de pie para quitarse la sudadera y se la entregó a Jack—. Vas a tener que morder esto —Me estremecí, Jack también lo hizo, ambos sabíamos lo que venía—. Tendré que cortar un poco más —La voz de Eden se oía calmada ¿Cómo podía estar tranquilo en un momento así?

Jack obedeció y cerró los ojos. Eden tomó su mano con cuidado, la estiró sobre el asiento de la camioneta preocupándose de mantenerla bien extendida. Sujetó su muñeca con fuerza mientras buscaba algo en su bolsillo, un cuchillo que levantó con rapidez y antes de que cualquiera pudiese reaccionar lo clavó en su mano. Jack intentó morder la sudadera, pero no tardó en soltarla y dejó escapar un grito desgarrador que me causó escalofríos. La camioneta se movió un poco, provocando que algo saltara lejos y cayera bajo mi asiento. Ese algo era un dedo. El resto del dedo de Jack.

   —¿¡Que fue lo que hiciste!? —De pronto reaccioné, mientras luchaba conmigo mismo, intentando decirme que lo que acababa de ver parecía lógico.

   —Necesito algo de alcohol... —Fue su respuesta—. Chicas ¿Alguna de ustedes tiene una toalla sanitaria? —Ivy se movió, buscó algo en su bolso y le entregó algo que venía en un envoltorio color rosa.

   —¿Qué es eso? —pregunté, mirando asustado aquella bolsita con decorados de flores.

   —Un pañal para mi mano que está cagando sangre ahora mismo —se quejó Jack mientras reía o lloraba por el dolor, no supe bien cuál de las dos.

   —¡Alcohol! —volvió a gritar Eden, impaciente.

Entonces desperté. Comencé a buscar la mochila de Jack al recordar que había metido allí una botella de whisky, hasta donde yo entendía eso tenía alcohol. Se la entregué a Eden.

   —¿¡Esa es mí ....!? ¡AH! ¡Demonios! —El chico de ojos violeta intentó gritar, pero fue callado por su propio grito al sentir el líquido sobre la herida. Se retorció, pero el brazo de Eden lo rodeó y lo obligó a mantenerse en su lugar, en respuesta Jack apoyó la cabeza contra su hombro y le mordió allí, seguramente para canalizar el dolor. Eden no se quejó, solo vi como su cuerpo se estremecía en un escalofrío.

   —Verás cómo ya pasa... —Su voz intentaba tranquilizarle. Jack gruñó y se quejó contra su hombro por algunos segundos más, hasta que de pronto, pareció serenarse.

Entonces, todo quedó en repentino silencio.

   —Listo... —sonrió Eden mientras abría el paquetito color rosa y sacaba de ahí algo, no sabría describir precisamente qué era, pero cubrió con eso la mano herida a la que ahora le faltaba un dedo y luego lo sujetó bien con un trozo de género que arrancó de su camisa.

Eden se levantó, parecía nervioso. Clavó una mirada furiosa sobre Cassie, luego la hizo correr por cada uno de nosotros.

   —Si es que no lo sabían... —comenzó, como regañándonos—. El virus entra en al torrente sanguíneo luego de diez minutos... —Un escalofrío me corrió de pies a cabezas ¿¡Diez minutos!? —. Cuando algo los muerda, deben amputar la zona para evitar que la infección llegue al resto del cuerpo, el virus comenzará a esparcirse frenéticamente y al cabo de tres horas estará todo infectado...luego, es cuestión de días para volverse uno de ellos. —apreté los puños con fuerza, sintiéndome un hijo de puta y odiándome a mí mismo. De pronto, toda la avalancha de tristeza que no sentía hace un tiempo llegó súbitamente. A mi hermano Ethan le habían mordido un brazo y yo le había disparado creyendo que no había otra salida.

Ese había sido mi segundo error.

Ahora me enteraba qué sí pude haber hecho algo. Casi sin quererlo, una lágrima estuvo a punto de escapar de mis ojos.

Como le extrañaba...

Vi como Jack se desvanecía en los brazos de Eden quien llegó justo a tiempo antes de que se desplomara contra el piso. Le recostó sobre los asientos y le dejó descansar. Se podría decir que jamás había visto que Jack cayese así de exhausto, le observé preocupado unos instantes, no se desangraría ¿o sí?

Él dijo que esa cosa en el paquetito rosa contendría la sangre.


   —No todos los días te muerde un zombie, alguien te apunta con un arma para matarte y sobrevives a ello... —Eden se sentó a mi lado y con esa frase intentaba calmar mis dudas y preocupaciones.

   —No todos los días te muerde un zombie, una loca te apunta con un arma para matarte y sobrevives a ello... —corregí, intentando hacer a un lado el repentino asalto de Ethan a mi cabeza y centrarme en lo molesto que me sentía con Cassie.

   —¿¡A quién llamas loca!? —Ella alzó la voz desde el otro rincón de la camioneta.

   —A ti, loca.

   —Loco serás tú, maldito homosex...

   —¡Cassie! —La voz de Teo interrumpió resonando fuerte y grave, parecía que había perdido la paciencia—. ¿¡Puedes dejar de ser tan venenosa con Aiden!?

   —Además de loca no sabe disimular su odio... —solté en una burla y noté como aquellas palabras no parecían mías. Me sorprendí de mí mismo.

   —¡Voy a matarte! —Se puso de pie y se quedó frente a mí, yo la miré desde el suelo de la camioneta, sin siquiera pensar en levantarme.

   —Inténtalo... —desafié.

   —¿¡Pueden callarse!? —Ethan intentó hacerse oír desde el volante, pero no me importó.

   —¡Si solo pudiera hacerlo, imbécil!

   —Te mueres de ganas, zorra pervertida.

   —¿¡Cómo me llamaste!?

   —¡Cállense los dos de una puta vez!

   —¡Zorra pervertida!

   —¡Cállense o les juro que....! —Ethan había girado un segundo la vista hacia nosotros para gritar. La camioneta se movió bruscamente y todo se revolvió dentro. Oímos un golpe fuerte, algo impactó contra el capó, como si de pronto hubiésemos arrollado a alguien. Ethan se detuvo repentinamente con las manos tensas y temblorosas sobre el volante.

   —¡Mierda! ¡Atropellé algo! —gritó al momento en que bajaba de la camioneta.

   —¿¡Qué estás...!? ¡Ethan! —Abrí la puerta trasera con cierta preocupación oprimiendo mi garganta. Él perfectamente pudo haber arrollado un zombie y aun así había bajado. Cuando puse el primer pie en tierra no hice otra cosa que sorprenderme. Vi la espalda de Ethan y noté cómo levantaba algo del suelo, luego giró hacia mí con una mueca nerviosa y culpable en el rostro que nunca pensé él podría gesticular. Bajé la vista a sus brazos y vi a un perrito entre ellos. Un pastor alemán que seguramente tenía menos de un año, parecía un cachorro. Con su rostro manchado de pelaje negro y café rojizo chillaba dolorosamente y esto no hizo más que darme escalofríos, pero no parecía tan herido, solo le sangraba una pata.

   —¿Crees que esté bien? —me preguntó nervioso, mirándolo a él y luego a mí.

   —Llevémoslo dentro —sugerí, mientras abría nuevamente la puerta y le animaba a  entrar. Ethan obedeció y le dejó sobre uno de los asientos, justamente al lado de Jack quién dio un respingo cuando lo vio y le hizo un espacio considerablemente grande para tender al animal ahí. Ayudé a Ethan a darle los primeros auxilios y empezar a vendarle una de sus patas delanteras. Jack soltó una pequeña risita.

   —Sí que tenemos mala suerte ¿no, amigo? —el cachorro le dedicó una mirada indescifrable, casi como si hubiese entendido lo que le dijo y se dejó curar tranquilamente, como si supiese de nuestras intenciones.

El motor comenzó a andar, Eden había tomado el volante.

   —Creo que vamos a estar bien...ya saben, con un médico y un veterinario en el grupo —Chris por primera vez bromeaba, un chiste simple que causó risas por todo el lugar, risas que necesitábamos para destensar el ambiente.

Ethan terminó de vendar la pata del cachorro y este se quedó recostado un rato más allí, dejándose mimar por Matt y por todas las chicas que parecieron derretirse ante la su ternura. Teo se sentó a mi lado.

   —Lamento haber llamado zorra a tu hermana... —Me disculpé antes de que él dijese cualquier cosa—. Es solo qué me sacó de mis casill....

   —Está bien —interrumpió él, sonriéndome—. Ella tampoco debió haberte llamado maldito homosexual...no creas que ella es homofóbica o algo así es solo qué...

   —¿Me estás llamando homosexual? —increpé, sintiéndome ligeramente molesto.
  
   —A-Ah... —sus mejillas se ruborizaron por completo—. ¿A-Acaso no lo eres? —subió levemente la voz, con un tono de asombro.

   —C-Claro que no —tartamudeé.

   —¡Lo siento! Es solo que pensé que tú y Ethan... —Mi corazón aceleró de pronto y pude sentir como mi rostro se sonrojaba, él lo noto.

   —B-Bueno... —comencé a balbucear con torpeza. La verdad es que no me había sentado a pensar en ese pequeño detalle—. Nunca me había enamorado de nadie ¿sabes? —confesé en mi defensa.

   —¿Y estás enamorado de él?

  
—¡N-No!

   —¿Ya se han besado? —noté en su sonrisa como comenzaba a disfrutar del interrogatorio.

   —B-Bueno... —comencé a ponerme nervioso.

   —¿Y dices que es tu primera vez enamorado? —Una ligera carcajada escapó de sus labios—. ¿¡Y tuviste la mala suerte de enamorarte de un tío, que encima es un completo cabrón!?  —comenzó a reír con más fuerza y me dio una palmada en la espalda— ¡Con lo bueno que es tener un par de tetas al frente! —Sí, la idea de las tetas no tenía nada de malo, pero en ese momento de claridad me di cuenta que un cuerpo femenino ya no me atraía como antes ¿Significaba eso algo?

Le di un puñetazo en el brazo para que bajara la voz.

   —Deja de decir estupideces —reí y me sentí un poco más alegre. Por fin, después de mucho tiempo comenzaba a recuperar el sentido del humor.

El vehículo se detuvo de pronto. Miré hacia mi izquierda y pude notar que Ethan tenía sus ojos bien clavados en mí. Un escalofrío me recorrió la espalda.

   —Todos abajo —La voz del mayor de los gemelos resonó desde el volante. Había comenzado a atardecer, sabíamos cómo se ponían los zombies cuando el sol se escondía. Nos habíamos alejado de la carretera y ahora estábamos parados en un sendero que se desprendía de ella, divisé algunos árboles. Es muy común que existan bosques cerca de las autopistas. No tan lejos, logré ver una especie de cabaña, en muy mal estado. Eden cargó su arma—. Hoy vamos a descansar aquí —ordenó, antes de bajar. 

 

Oí el sonido de un arma a punto de disparar, apuntaba hacia Jack.

   —¿¡Q-Qué demonios haces, Cassie!? —grité. La chica le había arrebatado el arma a su hermano. Noté como Jack bajó su mirada hacia el piso, como resignándose a que la chica le plantara una bala en la cabeza. Su cuerpo había comenzado a temblar en sacudidas de miedo, su rostro estaba tan blanco como la nieve, estaba asustado, podía notarlo.

   —No queremos infectados aquí dentro —dijo ella, con frialdad—. Podría matarnos a todos. 

   —P-Pero... —refuté y busqué apoyo de alguna de las personas que estaban allí, pero todos estaban en silencio. Incluido Ethan. Cassie tomo el arma con más fuerza al notar que sus manos empezaban a temblar. Sin pensarlo, me interpuse entre ella y Jack—. No vas a dispararle —dije.

   —Apártate o te disparo a ti también.

  
—Te encantaría hacerlo ¿no? —me burlé, intentando distraerla mientras que con mi mano buscaba la escopeta para tomarla. Ella se ruborizó por completo y una mueca de rabia le asomó por el rostro.

   —C-Cassie... —Teo intentó interrumpir.

   —¡No te metas en esto, Teo! —gritamos ambos al unísono. Aproveché el momento para levantar el arma y apuntarle a ella.

   —¡Cálmense ya, par de tarados! —Ethan se oyó cabreado al volante.

   —Claro que quisiera matarte... —masculló Cassie en voz baja, tan suave que solo yo la oí. Soltó una sonrisa.

   —Basta ya, no peleen —Eden nos separó en un movimiento brusco y se interpuso entre ambos. Su voz se escuchó calmada y serena, como siempre. Me hizo un gesto para que me apartara de Jack y yo obedecí, apuntándole directamente a la cabeza mientras lo hacía, por miedo a que él decidiera matarlo.

   —No voy a hacerle nada —susurró sin mirarme—. ¡Denme un poco de espacio! —ordenó.

Todos se alejaron instintivamente.

Eden tomó la mano ensangrentada del chico mientras lo levantaba del suelo y le hacía arrodillarse frente a la hilera de asientos, usándolos como una mesa de trabajo. Se dedicó minuciosamente a examinar la mano de Jack, sin tomar mayores precauciones para él como guantes o algo por el estilo.

   —¿Te duele mucho? —preguntó, sonriéndole. Jack asintió con la cabeza.

   —Solo un poco.

   —Hiciste bien al quitar la mano cuando les viste encima, tan solo te arrancaron el dedo meñique...

   —¿Voy a perderlo? —Su voz sonó angustiada.

   —Amigo, ellos te lo han dejado inservible —intentó esbozar una sonrisa, se puso de pie para quitarse la sudadera y se la entregó a Jack—. Vas a tener que morder esto —Me estremecí, Jack también lo hizo, ambos sabíamos lo que venía—. Tendré que cortar un poco más —La voz de Eden se oía calmada ¿Cómo podía estar tranquilo en un momento así?

Jack obedeció y cerró los ojos. Eden tomó su mano con cuidado, la estiró sobre el asiento de la camioneta preocupándose de mantenerla bien extendida. Sujetó su muñeca con fuerza mientras buscaba algo en su bolsillo, un cuchillo que levantó con rapidez y antes de que cualquiera pudiese reaccionar lo clavó en su mano. Jack intentó morder la sudadera, pero no tardó en soltarla y dejó escapar un grito desgarrador que me causó escalofríos. La camioneta se movió un poco, provocando que algo saltara lejos y cayera bajo mi asiento. Ese algo era un dedo. El resto del dedo de Jack.

   —¿¡Que fue lo que hiciste!? —De pronto reaccioné, mientras luchaba conmigo mismo, intentando decirme que lo que acababa de ver parecía lógico.

   —Necesito algo de alcohol... —Fue su respuesta—. Chicas ¿Alguna de ustedes tiene una toalla sanitaria? —Ivy se movió, buscó algo en su bolso y le entregó algo que venía en un envoltorio color rosa.

   —¿Qué es eso? —pregunté, mirando asustado aquella bolsita con decorados de flores.

   —Un pañal para mi mano que está cagando sangre ahora mismo —se quejó Jack mientras reía o lloraba por el dolor, no supe bien cuál de las dos.

   —¡Alcohol! —volvió a gritar Eden, impaciente.

Entonces desperté. Comencé a buscar la mochila de Jack al recordar que había metido allí una botella de whisky, hasta donde yo entendía eso tenía alcohol. Se la entregué a Eden.

   —¿¡Esa es mí ....!? ¡AH! ¡Demonios! —El chico de ojos violeta intentó gritar, pero fue callado por su propio grito al sentir el líquido sobre la herida. Se retorció, pero el brazo de Eden lo rodeó y lo obligó a mantenerse en su lugar, en respuesta Jack apoyó la cabeza contra su hombro y le mordió allí, seguramente para canalizar el dolor. Eden no se quejó, solo vi como su cuerpo se estremecía en un escalofrío.

   —Verás cómo ya pasa... —Su voz intentaba tranquilizarle. Jack gruñó y se quejó contra su hombro por algunos segundos más, hasta que de pronto, pareció serenarse.

Entonces, todo quedó en repentino silencio.

   —Listo... —sonrió Eden mientras abría el paquetito color rosa y sacaba de ahí algo, no sabría describir precisamente qué era, pero cubrió con eso la mano herida a la que ahora le faltaba un dedo y luego lo sujetó bien con un trozo de género que arrancó de su camisa.

Eden se levantó, parecía nervioso. Clavó una mirada furiosa sobre Cassie, luego la hizo correr por cada uno de nosotros.

   —Si es que no lo sabían... —comenzó, como regañándonos—. El virus entra en al torrente sanguíneo luego de diez minutos... —Un escalofrío me corrió de pies a cabezas ¿¡Diez minutos!? —. Cuando algo los muerda, deben amputar la zona para evitar que la infección llegue al resto del cuerpo, el virus comenzará a esparcirse frenéticamente y al cabo de tres horas estará todo infectado...luego, es cuestión de días para volverse uno de ellos. —apreté los puños con fuerza, sintiéndome un hijo de puta y odiándome a mí mismo. De pronto, toda la avalancha de tristeza que no sentía hace un tiempo llegó súbitamente. A mi hermano Ethan le habían mordido un brazo y yo le había disparado creyendo que no había otra salida.

Ese había sido mi segundo error.

Ahora me enteraba qué sí pude haber hecho algo. Casi sin quererlo, una lágrima estuvo a punto de escapar de mis ojos.

Como le extrañaba...

Vi como Jack se desvanecía en los brazos de Eden quien llegó justo a tiempo antes de que se desplomara contra el piso. Le recostó sobre los asientos y le dejó descansar. Se podría decir que jamás había visto que Jack cayese así de exhausto, le observé preocupado unos instantes, no se desangraría ¿o sí?

Él dijo que esa cosa en el paquetito rosa contendría la sangre.


   —No todos los días te muerde un zombie, alguien te apunta con un arma para matarte y sobrevives a ello... —Eden se sentó a mi lado y con esa frase intentaba calmar mis dudas y preocupaciones.

   —No todos los días te muerde un zombie, una loca te apunta con un arma para matarte y sobrevives a ello... —corregí, intentando hacer a un lado el repentino asalto de Ethan a mi cabeza y centrarme en lo molesto que me sentía con Cassie.

   —¿¡A quién llamas loca!? —Ella alzó la voz desde el otro rincón de la camioneta.

   —A ti, loca.

   —Loco serás tú, maldito homosex...

   —¡Cassie! —La voz de Teo interrumpió resonando fuerte y grave, parecía que había perdido la paciencia—. ¿¡Puedes dejar de ser tan venenosa con Aiden!?

   —Además de loca no sabe disimular su odio... —solté en una burla y noté como aquellas palabras no parecían mías. Me sorprendí de mí mismo.

   —¡Voy a matarte! —Se puso de pie y se quedó frente a mí, yo la miré desde el suelo de la camioneta, sin siquiera pensar en levantarme.

   —Inténtalo... —desafié.

   —¿¡Pueden callarse!? —Ethan intentó hacerse oír desde el volante, pero no me importó.

   —¡Si solo pudiera hacerlo, imbécil!

   —Te mueres de ganas, zorra pervertida.

   —¿¡Cómo me llamaste!?

   —¡Cállense los dos de una puta vez!

   —¡Zorra pervertida!

   —¡Cállense o les juro que....! —Ethan había girado un segundo la vista hacia nosotros para gritar. La camioneta se movió bruscamente y todo se revolvió dentro. Oímos un golpe fuerte, algo impactó contra el capó, como si de pronto hubiésemos arrollado a alguien. Ethan se detuvo repentinamente con las manos tensas y temblorosas sobre el volante.

   —¡Mierda! ¡Atropellé algo! —gritó al momento en que bajaba de la camioneta.

   —¿¡Qué estás...!? ¡Ethan! —Abrí la puerta trasera con cierta preocupación oprimiendo mi garganta. Él perfectamente pudo haber arrollado un zombie y aun así había bajado. Cuando puse el primer pie en tierra no hice otra cosa que sorprenderme. Vi la espalda de Ethan y noté cómo levantaba algo del suelo, luego giró hacia mí con una mueca nerviosa y culpable en el rostro que nunca pensé él podría gesticular. Bajé la vista a sus brazos y vi a un perrito entre ellos. Un pastor alemán que seguramente tenía menos de un año, parecía un cachorro. Con su rostro manchado de pelaje negro y café rojizo chillaba dolorosamente y esto no hizo más que darme escalofríos, pero no parecía tan herido, solo le sangraba una pata.

   —¿Crees que esté bien? —me preguntó nervioso, mirándolo a él y luego a mí.

   —Llevémoslo dentro —sugerí, mientras abría nuevamente la puerta y le animaba a  entrar. Ethan obedeció y le dejó sobre uno de los asientos, justamente al lado de Jack quién dio un respingo cuando lo vio y le hizo un espacio considerablemente grande para tender al animal ahí. Ayudé a Ethan a darle los primeros auxilios y empezar a vendarle una de sus patas delanteras. Jack soltó una pequeña risita.

   —Sí que tenemos mala suerte ¿no, amigo? —el cachorro le dedicó una mirada indescifrable, casi como si hubiese entendido lo que le dijo y se dejó curar tranquilamente, como si supiese de nuestras intenciones.

El motor comenzó a andar, Eden había tomado el volante.

   —Creo que vamos a estar bien...ya saben, con un médico y un veterinario en el grupo —Chris por primera vez bromeaba, un chiste simple que causó risas por todo el lugar, risas que necesitábamos para destensar el ambiente.

Ethan terminó de vendar la pata del cachorro y este se quedó recostado un rato más allí, dejándose mimar por Matt y por todas las chicas que parecieron derretirse ante la su ternura. Teo se sentó a mi lado.

   —Lamento haber llamado zorra a tu hermana... —Me disculpé antes de que él dijese cualquier cosa—. Es solo qué me sacó de mis casill....

   —Está bien —interrumpió él, sonriéndome—. Ella tampoco debió haberte llamado maldito homosexual...no creas que ella es homofóbica o algo así es solo qué...

   —¿Me estás llamando homosexual? —increpé, sintiéndome ligeramente molesto.
  
   —A-Ah... —sus mejillas se ruborizaron por completo—. ¿A-Acaso no lo eres? —subió levemente la voz, con un tono de asombro.

   —C-Claro que no —tartamudeé.

   —¡Lo siento! Es solo que pensé que tú y Ethan... —Mi corazón aceleró de pronto y pude sentir como mi rostro se sonrojaba, él lo noto.

   —B-Bueno... —comencé a balbucear con torpeza. La verdad es que no me había sentado a pensar en ese pequeño detalle—. Nunca me había enamorado de nadie ¿sabes? —confesé en mi defensa.

   —¿Y estás enamorado de él?

  
—¡N-No!

   —¿Ya se han besado? —noté en su sonrisa como comenzaba a disfrutar del interrogatorio.

   —B-Bueno... —comencé a ponerme nervioso.

   —¿Y dices que es tu primera vez enamorado? —Una ligera carcajada escapó de sus labios—. ¿¡Y tuviste la mala suerte de enamorarte de un tío, que encima es un completo cabrón!?  —comenzó a reír con más fuerza y me dio una palmada en la espalda— ¡Con lo bueno que es tener un par de tetas al frente! —Sí, la idea de las tetas no tenía nada de malo, pero en ese momento de claridad me di cuenta que un cuerpo femenino ya no me atraía como antes ¿Significaba eso algo?

Le di un puñetazo en el brazo para que bajara la voz.

   —Deja de decir estupideces —reí y me sentí un poco más alegre. Por fin, después de mucho tiempo comenzaba a recuperar el sentido del humor.

El vehículo se detuvo de pronto. Miré hacia mi izquierda y pude notar que Ethan tenía sus ojos bien clavados en mí. Un escalofrío me recorrió la espalda.

   —Todos abajo —La voz del mayor de los gemelos resonó desde el volante. Había comenzado a atardecer, sabíamos cómo se ponían los zombies cuando el sol se escondía. Nos habíamos alejado de la carretera y ahora estábamos parados en un sendero que se desprendía de ella, divisé algunos árboles. Es muy común que existan bosques cerca de las autopistas. No tan lejos, logré ver una especie de cabaña, en muy mal estado. Eden cargó su arma—. Hoy vamos a descansar aquí —ordenó, antes de bajar. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado n.n 

Si tienen críticas, comentarios o alguna pregunta a alguno de los personajes déjenlo en un lindo -o no tan lindo- review  :3 

Gracias por leer :D

Les traeré más el domingo :3 


PD: Me l@s he trolleado a tod@s con lo de Jack! Mwhahahahah xDDD  (Bueno, salvo a algunas personas que ya conocían lo que venía por ver Walking Dead  y Guerra mundial Z xD) 


Saluudos <333


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