Capítulo 63: “Acabado”
- ¡Ethan! ¡Ethan!- los brazos firmes de Aiden me sujetaron y evitaron que yo cayese al suelo. Me sentía mareado, el pitido que entraba en mis oídos era insoportable. Dejé escapar un grito que amortiguó un poco el ardor insufrible que estaba sintiendo ¿Cómo algo podía doler tanto?
- ¡Aiden!- una voz femenina le llamó y él desvió unos segundos su atención de mí. Asintió con la cabeza.
Con dificultad miré a mí alrededor, todo el primer escuadrón estaba en el suelo. Al parecer no era el único, pero ¿por qué a Aiden y a los demás no les ocurría nada?
- ¿Estás bien, Ethan?- unas pequeñas cachetadas sobre mi rostro intentaban mantenerme despierto, pero yo sentía como estaba cerca de perder la conciencia.
Luché para no hacerlo.
- B-Bien…- fue lo único que logré balbucear para indicarle que estaba bien. Sus brazos me rodearon y con sus manos tapó mis oídos ¿Intentaba protegerme? Correspondí su abrazo.
- Está bien, Aiden…- el molesto, agudo y doloroso pitido cesó y me dejó con una intensa molestia que me partía la cabeza en pedazos, dejándome atontado.
Me solté de él para quedar tendido en el suelo unos momentos e intentar recuperar algo de energía, porque de pronto me sentí horriblemente fatigado. Una silueta familiar asomó a lo lejos, como una ilusión.
¿Noah?
Estaba…vivo.
Llevaba a una persona cargada en sus brazos. Se subió a un coche y arrancó como alma que lleva el diablo.
Volví mi vista hacia Aiden nuevamente, intentando contener la impresión por saber que él estaba aquí.
- Creí que Noah había muerto…- balbuceé, al notar que el castaño miraba hacia la misma dirección que yo. En serio lo creí y lo lamenté todo este tiempo, en silencio.
Él carraspeó la garganta.
- Te lo explicaré luego, pero ahora…- sus manos rodearon mi espalda para intentar levantarme – Debemos…debes levantarte, Ethan-
Me senté sobre el asfalto húmedo y mi mano se apoyó en una poza de agua. Miré hacia arriba, había comenzado a llover.
Qué día de mierda.
- Debemos tomar una camioneta, aprovechar que Kat está distrayendo al segundo escua…- no alcancé a terminar de oír las palabras del castaño porque de pronto algo me embistió y me envió lejos. No tuve tiempo para reaccionar, mis sentidos estaban demasiado aturdidos como para hacerlo. Solo sentí la tacleada y luego mi espalda abollando una de las camionetas con el choque.
- Debemos terminar con esto- sentí una voz riendo y unas piernas que atrapaban las mías, con dificultad pude notar quién era. Allen, había despertado.
- Déjanos en paz de una puta vez- le empujé con fuerza e invertí la posición en la que estábamos, esta vez yo apresé sus caderas contra mis piernas y le di un puñetazo en la cara - ¿Por qué demonios estás haciendo esto?- balbuceé, mi voz salía cansada, él también parecía estarlo, sus movimientos eran más lentos de lo normal.
- Son cosas de…trabajo- jadeó e intentó revertir la posición, no se lo permití y volví a golpearle en el estómago.
- No me vengas con estupideces-
- No tengo tiempo para charlar de ello- me apartó bruscamente de él y se dirigió hacia Aiden. Corrí hacia el castaño y me posicioné frente a él, no se lo permitiría.
- No vas a lastimarlo -
- No, pero a ti si- La mano de Allen me rodeó el hombro y él se aproximó a mí, para luego alejarse. Sentí un leve pinchazo en mi pierna izquierda, cuando me di cuenta de ello él ya había clavado la aguja.
- ¡Ethan!- las manos de Aiden volvieron a sostenerme por la espalda. Todo empezó a dar vueltas a mí alrededor.
- ¿Qué…hiciste?- caí arrodillado al suelo y junto a mí cayó Aiden, abrazándose contra mí. Sentí algo húmedo caer sobre mi hombro.
Estaba llorando.
- Vamos a estar bien…- balbuceé y sentí que mi lengua comenzaba a adormecerse. Me había inyectado un tranquilizante.
Quizás no, quizás no íbamos a estarlo.
Allen se dejó caer frente a nosotros y se sentó en posición india, sonriendo, observando la situación, riéndose de ella.
- No, no vais a estarlo -
Sentí ganas de matarlo, pero no podía moverme ¿Qué iba a pasar ahora?
- ¡Hijo de puta!- fue Aiden el que saltó sobre él y le empujó con tanta fuerza que el peliblanco se desestabilizó y cayó golpeando la espalda contra el suelo. Aiden cayó sobre él y sacó su arma para apuntarle a la cara - ¡Voy a matarte ahora!-
Allen empezó a reír.
- ¡Anda, hazlo!-
La imagen empezó a hacerse borrosa y sus voces discutiendo se alejaron de mí, ya no podía oírlas. Creí que Aiden sería capaz de disparar, pero algo le dijo, algo hizo Allen para hacerle cambiar de opinión. Y de pronto, sus ojos verdosos parecieron volverse mucho más oscuros, mucho más opacos. Las lágrimas en su rostro aumentaron.
Se puso de pie y luego de él lo hizo el peliblanco.
¿Qué había pasado?
¿Qué estaban haciendo?
¿Acaso se estaban marchando…juntos?
Debía estar alucinando.
- ¡Aiden!- grité, con todas mis fuerzas al verle demasiado lejos de mí y me esforcé por ponerme de pie - ¡Aiden! ¿Qué estás haciendo?- logré alcanzarle y le tomé por el brazo. Giró hacia mí.
- Me preocupo de que todos estén bien- soltó e intentó que su voz sonara grave, pero su garganta quebrada se lo impidió y de ella solo escapó un lamento.
- ¿De qué mierda me estás habland…?- me apoyé contra sus hombros para mantenerme en pie, estaba a punto de caer desmayado, podía sentirlo - ¿De qué hablas?- él poso sus manos sobre las mías y las apartó con cuidado, sin mirarme a los ojos. No podía, él no podía hacerlo.
- Creí que tú y yo…- intenté decir.
- Tú y yo nada, Ethan- sus frases escaparon rápidas, secas y falsas. Intentó sonar duro, pero sus lágrimas lo delataron – Ya no quiero estar más a tu lado ¿Entiendes?- y aun así esas palabras dolieron y quebraron algo en mi interior.
- ¿Qué estás haciendo?- sentí como el mareo me superaba y caía desplomado al suelo. No podía moverme, ya no sentía mis músculos. Aiden me miró compasivo desde arriba y podría jurar que lo que sintió fue lástima por mí.
- Se acabó, Ethan- balbuceó en un jadeo apenas audible, como si le doliera hablar.
La vista se me nubló, cerré los ojos, ya no podía ver. Oí sus pasos alejarse.
- Ve con ellos, Aiden- unos pasos se detuvieron y otros siguieron su camino – Llévenselo a él también, a los laboratorios- le susurró Allen a alguien.
Todo quedó en silencio para mí. Unas manos me levantaron y me dieron la sensación de estar flotando en el aire, era lo único que podía sentir, porque no sentía nada más.
Oí unos gritos de protesta a lo lejos, pero no acabé por comprenderlos, fueron callados por un golpe seco de algo que se estrelló contra el suelo. Luego, no oí nada más, ningún ruido, ninguna visión. No sentí dolor.
Pasó una eternidad antes de que mis ojos volviesen a reaccionar ante la luz de algo que molestaba sobre mis ojos. Dilucidé una camilla, o algo así…me estaban llevando, hacia algún lado. Noté las puertas de un vehículo oscuro y frío como el invierno, estaba en su interior y veía la sombra de mis piernas temblar, a pesar de que yo no me sentía estremecer. La camioneta se detuvo, muchas personas aparecieron. A lo lejos, un edificio grande; bajamos por una rampla. Parecía un hospital, un hospital subterráneo; sombrío, estéril, sin vida, con el olor a muerte esparciendo de sus paredes. Todo empezó a pasar muy rápido a través de mis ojos.
Y las últimas palabras de Aiden resonaban en mi cabeza. No quería creerlas.
Los pasillos con luces fosforescentes despertaron aún más mi vista e hicieron que mis ojos ardieran y mi cabeza palpitara dolorosamente. Mis miembros empezaron a despertar.
- ¡Déjenme!- logré hablar e hice un esfuerzo por levantarme de esa camilla, pero algo me lo impidió.
Estaba atado. Tenía una camisa de fuerza, una, quizás dos.
Me habían atrapado ¿Dónde estaba Aiden? ¿Dónde estaban los demás?
Nos detuvimos frente a una puerta.
Alguien, alguien volvió a inyectarme algo. Perdí la conciencia en un pitido dentro de mi cabeza que luego se transformó en silencio.
- Encuentro número uno, sujeto número siete. Ethan Faust Grey Strauss. Edad; veinticinco años, altura; un metro ochenta y nueve, peso; sesenta kilos. Presenta deshidratación- una voz que en mis oídos sonó como mecánica y lejana volvió a despertarme – El sujeto presenta aniridia tipo I, pero sin síntomas aparentes-
¿De qué hablaba este tipo? Podía sentir el olor a sedantes a mi alrededor, podía oír el repiqueteó de zapatos sobre un suelo húmedo, monitores, pitidos. Un dolor en mi cabeza, punzadas sobre mis brazos, me habían implantado algo. Me habían atrapado.
- Se acabó, Grey- unos ojos claros me miraron a través de unos lentes. Sus palabras me recordaron a Aiden, una vez más.
¿Todo había terminado ya? No quería…no quería creerlo. Pero así parecía. Era triste.
La luz de un foco me dio justo en el rostro, encegueciéndome por unos instantes.
- Comienza la sesión – el hombre le habló a su grabadora y sonrió, mirándome con extraña fascinación que me crispó la piel.