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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaaa, querubines n///n 

He aquí el capítulo 7 Y les haré un pequeño spoiler, por fin llego! El primer contacto
Desde ahora creo que actualizaré solo domingos o lunes, aunque intentaré que sea también a mitad de semana. El caso es que ya no será tan seguido como antes, empecé a trabajar y la verdad es que no me deja mucho tiempo para escribir u.u 

Bueno, como siempre si encuentran algún error háganmelo saber n.n 

Espero que les guste

Capítulo 7 : ''Soledad''




Lo que vino después me es algo confuso aún. Bajamos las escaleras para entrar al subterráneo y pude comer las pastas con frutos secos que Eden había prometido; estaban deliciosas, las más sabrosas que he comido en toda mi vida, de eso estoy seguro. Si nada hubiese pasado y nuestras vidas siguiesen normales, como estaban antes de que el caos y la destrucción se propagaran por la tierra, seguramente habría matado por tener a un chef como él.

Y luego de comer, me encontraba bebiendo. Por primera vez en mi vida.

  
—Así que yo soy el… ¡Hip! —me detuve unos segundos al notar como la tarea de hablar comenzaba a hacerse difícil—. Así que yo soy el menor de toda esta manada de locos… —repetí. Llevábamos un par de horas bebiendo y en ese tiempo me había enterado que todos los que me rodeaban superaban los veintidós años. Que Eden era profesor de yoga y vegetariano, que Ethan llevaba dos años intentando dejar de fumar y lo estaba logrando gracias a que no encontraba cigarrillos en ningún lado. También le tenía alergia a los gatos, aunque según él, le gustaban. Que Claire era monja en un orfanato y que Cassie y Teo efectivamente eran hermanos, medios hermanos para ser exactos y que este último tenía una gran afición por los videojuegos de Survival Horror. Eso era algo irónico.

Tan sólo quedábamos Teo y yo, hablando sobre videojuegos, luego de cansarnos de competir por quién bebía más; competencia que obviamente perdí. Acababa de terminar la sexta lata de cerveza y ya sentía que iba a desmayarme; aquella sensación no se la recomiendo a nadie, estaba mareado y ya no podía sentir las yemas de mis dedos, apenas podía andar y me reía por todo. Quizás esto último era lo único rescatable de la deplorable situación en la que me encontraba.

Ivy y Claire ya se habían ido a dormir, la pelirroja estaba muy afectada por lo que acababa de pasar y necesitaba descansar. Cassie y Eden se habían retirado también y Ethan se había ido a algún lugar, había desaparecido. Le busqué con la mirada, intentando divisar algo en el pasillo que daba a las demás habitaciones, pero no le encontré.

Tampoco podía ver mucho en ese estado, la vista se hacía espantosamente borrosa.  

   —Joder… —balbuceé con torpeza e inevitablemente las palabras escapaban arrastradas de mi boca—. Creo que…creo que necesito vomitar…. —intenté decir. Teo me miró con los ojos verdes algo enrojecidos, mientras soltaba una carcajada que retumbó en mis oídos, pero de la cual no pude evitar contagiarme.

Intenté ponerme de pie y fui ayudado por los brazos del pelirosa que seguía riéndose de mí a carcajadas.

   —El baño está por allá… —balbuceó, apuntando hacia ningún lado. Hice caso omiso y emprendí mi peligrosa aventura en la búsqueda del baño, habría sido fácil de no estar tan ebrio como estaba en ese momento, creo que tenía más alcohol que sangre corriendo por mis venas. Las paredes se movían y los muebles se atravesaban en mi camino por mucho que quisiese evitarlos. Los marcos de las puertas eran lo único donde podía mantenerme de pie.

Así fui, de marco en marco, caminando sin rumbo fijo. No conocía esa casa y menos iba a orientarme estando como estaba.

   —¡Hip! ¿¡D-Dónde es…es….dónde está ese idiota cuando lo necesito!? —grité, esperando que Ethan me escuchase de donde sea que estuviera. Pero no hubo respuesta.

Me quedé apoyado sobre una puerta, esperando a que mi vista dejara de engañarme y de moverme las cosas. Fue entonces cuando oí un ruido, y como si fuese una especie de sonido mágico, me sentí atraído y comencé a tambalearme en esa dirección. «Eso es un ruido, alguien está allí adentro y ese alguien me ayudará a encontrar el baño» Fue lo que pensé mientras me acercaba a la puerta de donde venía. Quería lavarme la cara y darme una ducha con agua fría, a ver si así la terrible borrachera que estaba atravesando se me quitaba.

Oí el ruido más fuerte y me cargué contra la puerta de la habitación de donde salía, intentando recuperar el equilibrio antes de pensar en abrirla.  

   —¡Ethan! ¡Ethan! ¡A-Ah! —El ruido se hizo más claro, oí una voz jadeando desde el otro lado justo en el momento en que se me ocurrió abrir la puerta que nunca debí haber abierto. Allí estaban los dos, Cassie completamente desnuda, de pie, esbozando una mueca de placer puro; la boca entreabierta en una sonrisa que de seguro no podía evitar, las mejillas sonrosadas y los ojos casi blancos, parecía estar a punto de desmayarse. Estaba apoyada contra una muralla, con las piernas posicionadas en un ángulo que se veía doloroso y que si no le dolía, debía ser por la hiperlaxitud que seguro poseía. Gritaba y gemía su nombre descontroladamente. Di un paso hacia atrás, mientras sentía como el estómago se me revolvía. Ethan estaba frente a ella, sujetándola por las caderas y embistiéndola con fuerza, en una postura digna de aparecer en el libro Kamasutra.

Estaban tan ensimismados que ni siquiera se dieron cuenta que yo estaba ahí. Ella seguía gritando y le llamaba una y otra vez mientras ambos jadeaban y sudaban. Me quedé pasmado unos segundos, él la cogía como una fiera.

¿Este era el mismo Ethan que había conocido hace unos días atrás?

No sé qué fue lo que pasó por mi cabeza en ese momento. Cuando estás borracho no puedes controlar las emociones que brotan instantáneamente de ti; cualquier situación puede desencadenar un huracán dentro de tu cabeza, sin poder evitarlo. Me sentí fatal y de pronto, tuve ganas de llorar. Era extraño, no es muy común ver a la gente follando por ahí, menos de esa forma, tal salvaje, como si fuesen animales reproduciéndose simplemente, recordándote que el mundo donde estás, que la tierra que pisas es igual de salvaje y brutal.

Quería volver a mi mundo de antes, donde estábamos tan sólo mi hermano y yo, donde no había nada de esto. Sentí las primeras lágrimas brotando de mis ojos.

   —¿Qué haces aquí? —Una voz familiar me sacó de la visión que estaba teniendo. Una mano me cubrió la vista y un brazo me rodeó la cabeza, cubriéndome los oídos, casi paternalmente. Aquella sensación se me hizo familiar así que me dejé arrastrar por él hasta alejarnos lo suficiente de esa habitación, para no escuchar más los gritos. Perdí el equilibrio y caí al suelo, pero algo me sujeto y evitó que mi caída fuese más dura.

   —¿Qué hacías? ¿Estás bien? ¿A-Acaso estás llorando? —El pelinegro intentó levantarme, pero tiré de él y cayó sobre mí—. ¡Joder, niño! —bufó, molesto.

   —¿E-E-Eth? —balbuceé con mi torpe lengua adormecida—. ¿E-Eres tú? ¡Pero si tú…! ¡Tú estabas hace unos segundos con…!

   —Esos eran Cassie y Eden —gruñó y pude notar por su tono de voz que él también estaba algo borracho. Se separó de mí, se puso de pie y me tomó la mano para ayudar a levantarme. Le miré extrañado.

Estaba confundido.

   —Pero…pero ella gritaba ¡Ethan! ¡Ethan! —imité a Cassie, incluyendo jadeos y todos. Ethan me cubrió la boca. Se había sonrojado.

   —Eso es otra historia. No era yo y punto —dijo, sujetándome para que no cayera—. ¿Y-Y qué demonios hacías espiándoles?

   —Yo sólo buscaba el baño cuando me encontré con eso… —hipé al terminar la frase.

   —No debiste haber visto eso —dijo. Y tenía razón, aún tenía esa imagen grabada a fuego en mi cabeza. Era repugnante.

   —Yo… —me solté de su agarré e intenté andar—. Lo siento, Eth.

   —No me llames Eth —dijo, siguiéndome de cerca—. Mi nombre es Ethan, llámame así.

¿Por qué le molestaba tanto?

   —Puedo llamarte como quiera —gruñí.

   —No puedes.

   —¡Si puedo!  —grité, en un repentino arrebato de furia—. ¡No quiero llamarte por tu nombre! ¡No me gusta!

   —¿Por qué? —preguntó en tono molesto y me agarró del brazo cuando yo tambaleé. Casi caímos de nuevo.

   —M-Mi hermano… —balbuceé.

   —¿Qué pasa con tu hermano?

   —¡Está muerto! —grité y perdí el equilibrio. Él me sujeto con ambos brazos, en un abrazo involuntario—. Y…Y yo lo maté… —mi rostro chocó contra su pecho y no pude evitar comenzar a sollozar contra el—. Y tú…tú me recuerdas a él… —empecé a llorar descontroladamente, ante un sorprendido Ethan que seguramente en su estado tampoco entendía qué demonios estaba pasando, sólo atinó a abrazarme con fuerza y entonces me dejé caer arrodillado al suelo, él cayo conmigo sin soltarme. Un verdadero caos gobernaba mi cabeza y todo pasaba frente a mí en imágenes rápidas; mi antigua vida, mi hermano, cuando le mordieron, cuando le maté. El día en que conocí a Ethan, cuando ambos oímos la canción que a mi hermano tanto le gustaba. No quería pronunciar su nombre, dolía hacerlo, dolía recordarlo.

Quería estar con mi hermano.

Quería estar con Ethan.

   —Tienes que calmarte, si quieres, te llevaré al baño para que te laves la cara… —dijo, luego de un rato al notar como mis sollozos comenzaban a subir, haciéndose más ruidosos. Estaba completamente borracho, no podía controlarlo, no podía controlar mis emociones. Tomó mi rostro con ambas manos y lo levantó de su pecho para mirarme a los ojos. Sonrió levemente—. ¿Está bien?

No sabría decir qué fue lo que me pasó en ese momento. Solo le vi allí, frente a mí, sujetándome, cuidándome e intentando animarme y calmarme con aquella sonrisa, a veces tan parecida a la de él. Lo hice antes de pensarlo, me abalancé sobre él y estreché mis labios contra los suyos. Sentí un escalofrío que recorrió su cuerpo y como posó sus manos sobre mis brazos en un intento por alejarme, pero cedieron a los pocos segundos y un agradable sabor a vodka con frutas me inundó los sentidos. Sus labios eran suaves, cálidos y tenían un dulzor especial impregnado en ellos. Una de sus manos rodeó mi espalda, mientras la otra se quedó en mi nuca para enredarse y jugar con mi cabello. Me atrajo un poco más hacia él y pude sentir el suave contacto de su lengua, pidiendo entrar. Quise detener el beso allí, pero mi cuerpo me jugó una mala pasada y en respuesta sólo abrí la boca para sentir el cálido contacto.


 « ¡Demonios! ¡Esto está mal! ¡Yo no debería estar haciendo esto! ¡Está mal!»

Me estremecí en un escalofrío y una extraña sensación subió desde mi estómago hasta mi pecho. La verdad era que jamás había recibido un beso como este.

Jamás había besado a nadie.


« ¡Está mal! ¡Aléjate!» Mi cerebro intentó enviar la orden, pero mi cuerpo no respondió. Sólo se dejó llevar.

Sentí que el aire comenzaba a faltar y ambos jadeamos dentro de la boca del otro. Empecé a ahogarme en la humedad de sus labios y lejos de ser desagradable, fue una de las mejores sensaciones que he tenido. Se apartó repentinamente de mí y sentí cómo nuestro aliento se mezcló. Tuve ganas de volver a besarle, pero me contuve.


«Esto definitivamente está mal»

  
—Creo que estamos demasiado borrachos —dijo, acariciando mi mejilla mientras soltaba una pequeña risita. Tenía razón.

Sin previo aviso, se levantó y me tomó en sus brazos.

   —¿¡Qué estás haciendo!? —grité asustado al notar como el suelo se movía a mis pies como si de un temblor se tratase—. ¡B-Bájame! —Él sólo guardó silencio y me arrastró hasta la habitación donde había despertado esa tarde. Me recostó sobre la cama.

   —Creo que deberías dormir —dijo, metiéndome en contra de mi voluntad bajo las sábanas.

¿Se había molestado por el beso?

   —Buenas noches —dijo y comenzó a tambalear hacia la puerta.

   —E-Espera, Eth —intenté llamarle, pero él no respondió—. Eth…—insistí. Apagó la luz y me dejo a oscuras. Sus pasos aún se oían—. Ethan… —susurré, apenas. Los pasos se detuvieron.

   —¿Sí? —preguntó.

   —Quédate conmigo… —dije y sentí mis mejillas enrojeciendo hasta arder.

   —Aiden, yo…

   —Sé que lo del beso estuvo mal, pero quédate —rogué. Me sentía solo, lo estaba.

Avanzó hasta mí.

   —¿No intentarás matarme mañana al despertar y verme durmiendo a tu lado? —preguntó, tomando las sábanas entre sus manos. La sola idea me puso nervioso, pero no quería quedarme solo a oscuras en esa habitación.

   —Lo prometo —dije, moviéndome hacia un lado para que pudiese recostarse junto a mí.

Respiró hondamente y se metió bajo las sábanas. Aún no me lo logro explicar, pero mi cuerpo se movió por sí solo y apenas se halló junto a mí, apoyé mi cabeza en su pecho, buscando calor. Me rodeó con su brazo.

Estábamos tan solos. Ambos.

¿Qué importaba si mañana me arrepentía de esto? Quería alejar aquella soledad, aunque fuese por una noche.

   —Gracias… —murmuré apenas. Comenzaba a ser víctima del cansancio.

Su respuesta, fue su mano enredándose en mi cabello. Joder, como relajaba eso.

Cerré los ojos e inevitablemente caí dormido. 

Notas finales:

Ya saben u.u Tengan cuidado cruando beban o podrían terminar como estos dos, dentro de la misma cama
Desde el proximo capítulo comienza la acción, ya he roto el bloqueo de la indiferencia con estos dos
Espero que les haya gustado :3 

Dejen sus reviews :3 


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