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La Ciudad de los Muertos por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Holaaa, querubines! llegó la actualización x3 

Bueno, solo diré que es un capítulo bastante laaargo pero no creo que se aburran xD les daré un solo consejo, quiero que leean este capítulo con las canciones MAS DESPRESIVAS que encuentren. En serio, quiero que lo vivan. 

Si encuntran algún error háganmelo saber x3

Espero que les guste n.n 

Abrazotes. 

Capítulo 84: “Para siempre”


- ¿Está todo listo?- me paré en puntas sobre una silla para alcanzar un marco en la pared y volver a amarrar un globo que se había soltado de allí. Los pasos de Beatrice se escucharon pesados y rápidos sobre las baldosas frías de nuestro comedor, pasó por mi lado para cruzar hasta la gran mesa de mármol y posar un pastel ahí, intacto, perfecto en tamaño y color, como los de las revistas de pastelería, casi parecía que había aparecido por arte de magia sobre la mesa. La mujer pasó el dorso de la mano por su frente para quitar el rastro de sudor, se quitó el gorro blanco de chef que aún tenía algo de masa pegada a él, posó ambas manos en sus caderas y suspiró, observando su obra de arte – me quedó perfecto- dijo.

- Se ve delicioso, a Ethan le va a encantar- me bajé de la silla y caminé hasta la mesa, intenté robar una de las tantas fresas que se extendía a lo largo de la perfecta torre de crema y dulce de leche - ¡Auch!- recibí un pequeño golpe en la mano.

- Aiden...- Beatrice frunció el ceño, pero no estaba enojada, una divertida sonrisa se le dibujaba en los labios. Limpió sus manos salpicadas aún con harina en el perfecto delantal blanco – Te dejé un bol con fresas en la cocina, ve- sonreí, y caminé hasta la cocina a paso rápido, no tanto como para hacer notar mi desesperación por comerlas, pero ella sabía que me encantaban. En uno de los mesones metálicos me encontré con un recipiente azul lleno de fresas con un poco de crema, justo como me gustaba. Tomé un tenedor y volví al comedor comiéndomelas en el camino. Beatrice todavía estaba ahí.

- ¿No vas a cambiarte de ropa?- pregunté, sentándome en uno de los sofás negros con cojines de terciopelo rojo, a mi padre le gustaba esa combinación de colores. 

- ¿Crees que debería?- preguntó. Solté un bufido.

- Todos los años la misma pregunta- refunfuñé con la boca llena, mientras hacía gestos con el tenedor en el aire.

- Pero...tus padres dijeron que iban a venir hoy- soltó, arrastrando un poco las palabras que dejaron un hielo en la habitación. Lo había olvidado. Me puse de pie y caminé hasta ella, apoyé una mano contra su hombro.

- Eso no importa- sonreí – Ethan se sentiría muy mal si no los ve a ustedes en su cumpleaños, ellos tendrán que entender que son ustedes los que siempre lo celebran con nosotros- una sonrisa le iluminó la cara. Tuve una buena corazonada, con mis padres aquí, este iba a ser el cumpleaños perfecto para mi hermano.

- Está bien, iré a cambiarme- sus pesados pasos desaparecieron por uno de los pasillos.

Volví a sentarme en el sofá y encendí el televisor de 70’’ para ver algo de cable. Miré el reloj cucú que estaba de pie en medio del salón, eran las cuatro y veinte, aún faltaban quince minutos para que Ethan llegara de la escuela. Era su cumpleaños número trece y esta vez habíamos decidido darle una sorpresa entre todos, normalmente no celebrábamos su cumpleaños, no con pastel y globos, esta era la primera vez.

Pasaron unos diez minutos antes de ver aparecer de nuevo a Beatrice, esta vez traía un vestido negro que le favorecía mucho y que de alguna forma hacía resaltar los ojos marrones que tenía, también traía el pelo rubio atado en una cola de caballo. Beatrice era una maciza y fuerte mujer que había llegado desde Alemania, había estado tantos años aquí que el acento casi no se le notaba. Cuando llegó, hace más de una década, su carácter era frío y sus comidas excesivamente calientes, no me gustaban, poco a poco fue cambiando ambas cosas. El pasar tanto tiempo junto a ella nos llevó a nosotros a tomarle cariño y a Beatrice a conocer nuestros gustos culinarios.

- Te ves bien- grité desde el sofá y me metí dos fresas con crema a la boca.

- Gracias- Beatrice cubrió ingeniosamente el pastel con un mantel, para que Ethan no lo viera cuando llegase. Volví a cambiar el canal cuando el característico rigntone de Samsung sonó en mi celular, contesté sin mirar la pantalla, no tenía muchos contactos ahí.

- ¿Si?- me metí una tercera fresa a la boca.

- Ya casi llegamos, joven Aiden-
la voz ronca de James se oyó baja al otro lado del teléfono - ¿Está todo listo allá?-

- Todo listo-
dije.

- ¿Qué hemos hablado de comer y hablar al mismo tiempo?- tragué lo que quedaba de fresas y mi garganta sufrió un dolor en la maniobra. 

- Lo siento- me sobresalté al oír un grito que salió desde la pantalla. Bajé el volumen y noté que estaban pasando una película de zombies, estaban a punto de comerse a un tipo entre un grupo de veinte. Me estremecí, la idea de estar rodeado de tanta gente me ponía los pelos de punta, más si iban a devorarte.

- Así está mejor...-
mi atención volvió a la voz de James quien pareció bajarla aún más. Tomé otra fresa y jugué con ella en mis labios - ¿ya llegó la señorita Kat?- preguntó casi en un susurro. Me atraganté.

- ¿¡Kat!?- me puse de pie al mismo tiempo que la campana del timbre sonó.

- Sí, me he tomado la osadía de invitarla- estaba a punto de ponerme en camino a la entrada pero Beatrice pasó corriendo por el pasillo y abrió la puerta.

- ¡Kat, amor! ¡Qué bueno que viniste!- volví a sentarme en el sofá.

- Hola, señora Beatrice...-

- ¡Te ves preciosa, cariño!-
si había alguien a quién Beatrice adoraba era a Kat, yo sospechaba el porqué, estaba seguro que secretamente la mujer creía que ella y Ethan tenían algo, ella la veía como la novia perfecta para él.

- Acaba de llegar-
le susurré al teléfono.

- Perfecto, nosotros también- Colgó. Casi pude oír la risa en su voz.

- ¡Ya llegaron!- grité a modo de alarma y me puse de pie con rapidez, tirando sin querer el bol y las pocas fresas que quedaban en él. Corrí hacia ellas.

- ¡Hola, Aiden!- Kat levantó la mano a modo de saludo y dejó una pequeña cajita envuelta en papel de regalo azul brillante y un listón rojo sobre la mesa, yo la tomé y la dejé debajo, en una silla.

- Vamos a escondernos-
dije, alarmado de sentir la característica bocina del BMW afuera. Ella abrió los ojos y aguantó el aire, luego se echó a correr para esconderse en el cuarto que había bajo la escalera, Beatrice le siguió y se perdió tras un pasillo. Sentí los pasos de Ethan acercarse, sabía que eran los de él y no los de James, mi hermano tenía una particular forma de arrastrar los pies al caminar. Miré hacia todos lados, apagué el televisor y corrí hacia el sillón de cuero negro para esconderme entre el y la pared.

Cerré los ojos, intentando oír mejor, escuché el ruido de sus llaves saliendo del bolsillo, sus pasos se acercaban más, me mordí el labio inferior en un intento de contener una risa nerviosa. Sus pies se detuvieron junto a la puerta justo cuando la melodía de “Infected” de Demon Hunter se dejó oír en todo el jardín, era el rigntone de su celular.

- ¿Hola? ¿Papá?- hubo un silencio que duró algunos segundos y tuve un mal presentimiento. Oí un leve golpe contra la puerta – Si, entiendo. Claro-

- Está bien, de todas formas no tenía intenciones de celebrarlo...-
un pequeño nudo se focalizó en mi garganta, ellos no iban a venir – Si, si, entiendo- pude notar el pesimismo en el tono de voz de Ethan – Adiós- apreté el borde del sillón con fuerza entre mis manos, estaba enojado. Todo se había ido a la mierda.

Pasaron varios segundos antes de que Ethan se decidiera a abrir la puerta. Entró, no me moví, su cara estaba destrozada por la tristeza, pude notarlo. Aflojó el cuello de su camiseta de Metallica para alejar el calory y caminó hasta el sillón en el que yo estaba escondido y tiró su bolso, luego se sentó sobre el cuero negro, justo delante de mí. Nadie se atrevió a salir, a pesar de que todos oímos la conversación.

Oí el sonido de sus palmas chocando contra su rostro.

- ¿Crees que ellos simplemente se olvidaron de nosotros?- preguntó y su voz salió desgastada y un poco quebrada. Sabía que me hablaba a mí, me había descubierto. Me puse de pie y salí a la vista, enredé mis brazos alrededor de su pecho en un abrazo y le besé un poco más arriba de la nuca.

- No digas eso, sabes cómo es su trabajo-

- ¿Acaso recuerdas la cara de mamá?-
preguntó y me quedé helado, de pronto la había olvidado.

- E-Ethie...-

 - ¿Sabes si papá usa barba o no? Porque yo no lo recuerdo...-

Me impulsé y di un salto hasta caer al otro lado del sillón, junto a él. Me encontré con los ojos mieles a punto de expulsar lágrimas. Lo abracé otra vez.

- No importa, nos tenemos a ambos- susurré contra su oído. Escuché un ruido cerca de la escalera – Y tenemos a Beatrice, y a Kat...también a James- el levantó el rostro de mi hombro con rapidez, retomando la compostura que había perdido. Cuando giró el rostro hacia el salón, ellos ya estaban ahí, de pie. Beatrice sostenía el pastel en sus manos.

- Feliz cumpleaños, Ethan- dije. Una sonrisa se dibujó en el rostro de mi hermano.

- ¿Lo has planeado tú no, Aiden?- soltó en una pequeña carcajada mientras se ponía de pie.

- ¿Aiden?-

- ¡Aiden!- la voz se Ethan se alejó y se transformó en un grito ahogado y ronco. Desperté con un nuevo dolor bajo mi cuello, aturdido, con la vista borrosa y  la respiración atorada en mi garganta. Demoré varios segundos en darme cuenta que había sido lanzado contra un árbol - ¡Aiden!- la voz de mi hermano volvió a llamarme , estaba a solo a un par de metros de mí, en el suelo igual que yo - ¡Cuidado!- hice un esfuerzo por aclarar la vista y posarla al frente. Mi padre estaba ahí.

O lo que quedaba de él.

¿Qué demonios le había pasado?

Una sonrisa oscura le deformaba el rostro completamente pálido, más pálido de lo que vi en Allen, en Ethan o incluso en mi hermano alguna vez, más pálido que cualquiera de todos los muertos que estaban en los alrededores, él parecía eso, un muerto que simplemente estaba sonriendo. Los estallidos de los vasos capilares y las venas hinchadas se dibujaban con siniestra claridad a lo largo de su rostro, de su cuello, de sus manos y apostaba que en el resto de todo su cuerpo también. Las partes blancas de sus ojos estaban rojas inyectadas de sangre, dándoles un aspecto aún más aterrador a sus pupilas completamente dilatadas que parecían brillar con malicia bajo la tormenta que caía a cántaros. Me paralicé, el miedo parecía haberse metido entre mis músculos para fundirse con mi carne. Solo podía pensar en una cosa, él simplemente iba a matarnos. O a hacernos algo peor.

Supe que era algo peor en el momento en que abrió la boca.

- ¿Qué tal si volvemos los tres al laboratorio?- dijo y su voz escapó ronca e impaciente, con una cuota de amargura que encendió una alarma en mi interior que intentó poner todos mis sentidos en alerta para salir corriendo. Le ordené a mis piernas moverse, pero al parecer el terror había subido por mi espina dorsal y se había instalado en mi cerebro y en todos los nervios con los que él conectaba.

“Su padre está pensando prestarse él mismo para los experimentos...en algún oscuro lugar de mi memoria, la voz de James salió a flote. Él lo había dicho.

 ¿Eso es lo que había hecho?

Comenzó a acercarse hacia mí.

- W-W-Wolfang está muerto...- la voz me tembló más de lo que habría querido, era un milagro que pudiera hablar aún – Yo lo maté- mentí, quería causarle miedo, al menos una diminuta parte del que yo estaba sintiendo ahora, intentar fingir que yo era peligroso, algo que le hiciera retroceder.

- ¿Huh?- su sonrisa se ensanchó, enseñándome unos terribles dientes que comenzaban a oscurecerse. El virus actuaba demasiado rápido en él – Wolfang era un idiota, me hubiese extrañado que saliese vivo de aquí-

- ¡Estás solo...deberías dejarlo
...!- noté como la palabra papá se atoró en mi garganta antes de terminar la frase.

- Tienes razón, Aiden...- sus pasos se escuchaban aún más cerca de mí y yo no lograba hacer reaccionar un solo dedo – Wolfang está muerto y Wayne acaba de salir huyendo...- se detuvo al lado de uno de los tantos árboles que había en el jardín - ¿Pero sabes qué?-  oí un crujido fuerte y estruendoso, él estaba empujando el tronco con sus manos y vi como poco a poco este empezaba a levantarse del suelo. Sentí gotas de sudor cayendo sobre mi rostro al mismo tiempo que un frío terrible me invadía el cuerpo, no era por la lluvia, no era por el viento, el hielo venía desde mi interior – Puedo levantar este lugar solo-  cerré los ojos. El árbol cayó al suelo en un sonido ensordecedor.

No pude volver a abrir mis párpados cuando le sentí acercarse otra vez y de nuevo me ordené moverme, no entendía por qué estaba tan aterrado, no entendía por qué ahora venía a concebir tanto temor.

- ¡Aiden!- Ethan volvió a llamarme. Miré hacia él, se estaba levantando.

Muévete... Dije para mí mismo.

Muévete de una puta vez.

- ¿Dime, Aiden? ¿Crees que puedas soportarlo como tu hermano?-
 vi su rostro completamente cambiado sobre mí, ya no era él, ya no era nada de lo que recordaba.

Di un salto hacia atrás.

- ¡Aléjate!- grité y torpemente me arrastré por la tierra mojada, estaba despertando.

- No voy a hacerte daño- su rostro me mostró algo parecido a la curiosidad, pero era una  curiosidad sobre su piel pálida y agrietada que daba miedo – solo quiero que hablemos los tres, como familia...desde que tú mamá se fue que...-

- ¡Tú la mataste!-
grité y mi voz salió temblorosa, como todo mi cuerpo que se sacudía por el terror. Por el rabillo del ojo noté como el rostro de Ethan se desencajaba, él no lo sabía, me giré hacia él - ¡Él la mato, Ethan! ¡Mandó a Wolfang a inyectarle el virus!-  

El cuerpo de mi hermano se detuvo rígido, a solo un metro de nosotros.

- ¿Eso es cierto?- su voz escapó fría e intacta, todo rastro de miedo había desaparecido de ella. Adam, el que antes había llamado padre, se encogió de hombros.

- Tuve que hacerlo- dijo.

- ¿¡Tuviste que hacerlo!?- gritó - ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué se opuso a ti cuando comenzaste a experimentar conmigo!?-

- ¿Qué?-
ahora el sorprendido era yo.

- La vi una vez la primera semana después de que me encerraron- dijo apretando los labios por la rabia  - ella dijo que intentaría sacarme de ahí, pero nunca más volvió. Ahora lo entiendo-

- Vamos, chicos...tienen que entenderme-
Adam levantó las manos en son de paz – le dije a mamá que me hiciera caso, pero ella no quería...-

- ¡Aiden!-
Ethan me lanzó algo, en el aire mis manos temblorosas lograron tomar un arma, mi arma. La levanté y le apunté a la cabeza.

- ¡Quieto!- ordené. Una sonrisa le cruzó el rostro.

- ¿Vas a dispararle a tu padre?-
mis rodillas amenazaron con tambalear y tirarme al suelo cuando comenzó a acercarse a mí lentamente, intenté mantener los brazos en línea recta pero el temblor los hizo bajar, pero no dejé de apuntarle.

- ¡Aléjate o dispararé!-

- ¿Podrás hacerlo
en serio?- su voz se escuchó más ronca y apagada cuando le tuve a solo centímetros de mí, su pecho chocó contra la boca de la pistola. Cerré los ojos  y disparé tres veces. La sangre que saltó me salpicó las manos.

Le había disparado, sin pensarlo.

- Ese es mi chico...- cuando volví a abrir los ojos él tenía sujeto el cañón con ambas manos, en un movimiento rápido lo dobló, dejándolo inutilizable – pero creo que tu puntería no es lo suficientemente buena...- solté lo que quedaba del arma como si ésta me quemara los dedos.

- No debiste hacerlo- dijo y vi demasiado tarde su mano dirigiéndose a mi estómago para propinarme un puñetazo que me obligó a doblarme sobre mí mismo.

- ¡Aiden!-  caí al suelo, con la vista borrosa. Oí otro golpe. De pronto, la visión de las copas de los árboles empapadas por la tormenta pareció estirarse, proyectándose hasta más arriba del cielo gris. Apreté los párpados y los volví a abrir, no podía perder la conciencia ahora.

Levántate, me dije en mi cabeza. Levántate, tienes que levantarte.

Volví a sentir el tacto húmedo de la tierra mojada contra mis manos y fijé la vista, Ethan había saltado sobre mi padre y había intentado golpearle, pero no lo había logrado. La imagen que vi en ese momento me dio fuerzas para ponerme de pie más rápidamente, contra todos los dolores de mi cuerpo. Él le estaba golpeando, él le estaba dando una paliza a su propio hijo. Los brazos de Ethan estaban sobre su cara en un intento de proteger su rostro de los fuertes puños que él enterraba sobre su cuerpo una y otra vez.

- ¡Déjalo!- grité y la voz se me desgarró por la desesperación - ¡Papá, déjalo!- él pareció no escucharme y si lo hizo no le importó.  Mis ojos se quedaron fijos en una roca que tenía cerca, no lo dudé, caminé hasta ella y la tomé con dificultad en mis manos y luego me dirigí hacia donde ellos estaban, quizás él no se dio cuenta de que me moví, quizás ni siquiera se dio cuenta que le grité, había perdido el control, su cuerpo de todas formas iba a colapsar. Los brazos de Ethan cayeron cansados y aun así él le siguió golpeando, no podía soportarlo. Por cada paso que daba los golpes contra su cuerpo se oían más fuerte.

- Déjalo ir...- mascullé cuando ya estaba casi a su lado, levanté la piedra en el aire – Déjalo-

Él no me escuchó.

- ¡Qué lo dejes, joder!- mis manos hicieron caer la roca sin soltarla contra su cabeza, no esperé a que reaccionara, volví a levantarla con la intención de golpearle una segunda vez, y una tercera, una cuarta y cuantas fuesen necesarias para que soltara a Ethan.

Pero la roca no alcanzó a tocarle una segunda vez.

Fui empujado hacia atrás. Mi espalda otra vez golpeó contra el suelo.

- Eres un chiquillo insolente, Aiden-  mis oídos escucharon su voz rota pero mis ojos tardaron en posarse en el rostro que estaba sobre el mío, muy lejanamente sentí la fuerza de sus piernas contra mi cintura, estrujándome y más a lo lejos aún vi la silueta de Ethan levantarse, su rostro estaba completamente ensangrentado, pero él parecía bien.

Lo había olvidado, ellos no sentían dolor.

- Has sido una molestia desde el principio...- sus manos se posaron sobre mi cuello sin presionar, como dándome un aviso de lo que estaba a punto de pasar – desde que tú y tu hermano decidieron salir a la calle cuando todo empezó han sido una molestia, debieron quedarse en casa, debieron...-

- ¿Para qué? ¿Para qué se te hiciera más fácil atraparnos y poder experimentar con ambos? ¡Estás enfermo!-
un golpe en la mejilla me hizo girar la cara hacia un lado. Escupí algo de sangre.

- Ambos deberían sentirse honrados por ser elegidos para algo como esto...- su labio inferior también estaba roto, pero el de él se estaba cayendo a pedazos por la resequedad, al parecer sin que él se diese cuenta. Eran los efectos del virus, estaba seguro. Su cuerpo no iba a soportarlo.

- ¿Lo tenías planeado?- balbuceé, tragando un poco de sangre - ¿Tú y Wolfang planearon todo esto?-

- Wolfang solo era un peón-
rió  - Pero sí, lo teníamos planeado...- sus dedos ejercieron un poco de presión sobre mi cuello, pero no la suficiente para cortarme el aire – se supone que ustedes debían quedarse en casa ¿Sabes todo lo que me costó cambiar las cañerías secretamente para que el agua infectada no llegara la noche en que esparcimos el virus?-

Mi respiración se cortó justo antes de salir de mi garganta, pero no fue a causa de sus dedos ¿Qué había dicho?


- Creí que....infectados habían escapado-

- Eres tan estúpido, hijo-
su voz salió con algo parecido a la ternura – ¿Wolfang te dijo eso? Es verdad, algunas pipetas escaparon, pero nunca habríamos llegado al nivel de infección que se consiguió sin haber establecido focos de contagio...- una sonrisa siniestra se le dibujó en la cara – Pero, shhh. No le digas a nadie-

- ¿Por qué me estás diciendo esto?-
intenté ganar algo de tiempo cuando vi que Ethan estaba cerca de nosotros. Vi como sus brazos se elevaban sobre nuestras cabezas

- Porqué luego de convertirte en uno de nosotros me encargaré de que no lo recuerd...- el puñetazo le llegó brutal y seco contra la mejilla, tan fuerte que estoy seguro de haber oído su mandíbula crujir y desencajarse. Adam cayó al suelo pero Ethan no le dio tiempo para reincorporarse, saltó sobre él, tomó su brazo izquierdo y lo torció hacia atrás, a pesar de la lluvia oí claramente el sonido que emitió el húmero cuando se rompió y salió disparado fuera de la piel, asomando más de un cuarto de su extensión. Todo mi cuerpo se congeló ante la imagen de Ethan viendo salir toda la sangre que esparció del brazo de mi padre, sus ojos se abrieron, sus pupilas se dilataron, las venas marcadas bajo su rostro volvieron a aparecer rápidamente, su boca se entreabrió, hambrienta.

- N-No lo hagas...- balbuceé.

Pero ya era demasiado tarde.  

- ¡Sal de aquí!- Adam se retorció bajo el cuerpo de Ethan cuando sintió sus dientes clavándose en él y arrancándole de lleno un trozo de carne. Me estremecí, él le había mordido y le había despedazado piel, músculos y huesos. Si mi hermano le soltó fue solo para tomar ese trozo de carne entre sus manos y darle otra mordida. El hombre se retorció e inevitablemente logró zafarse, él era más macizo, más duro y posiblemente más fuerte, cuando se soltó, papá tomó del cabello a un distraído Ethan y se impulsó hacia adelante para hacerle golpear la cabeza contra el piso. Dejé escapar un grito.

Quiere matarlo, pensé.

Va a matarlo...

Me quedaban pocas fuerzas, podía sentir el cansancio y el dolor palpitando dentro de todo mi cuerpo. Hice un último esfuerzo por levantarme cuando les vi caer a ambos al suelo y salté sobre su espalda como último recurso por defender a mi hermano, mis brazos pasaron de largo por su cuello y se dirigieron a la mano que sostenía la cabeza de Ethan para intentar apartarla, al notar que no lo lograba, enterré las uñas en su piel.

- ¡Ya basta!- grité sobre su oído y noté una reacción. Ellos tenían los sentidos más desarrollados, de seguro los ruidos fuertes les molestaba. Miré a mi hermano y mi corazón se detuvo cuando vi como la piel de su rostro y de sus labios comenzaba a agrietarse y a abrirse en terribles heridas, como la de mi padre. Él le estaba llevando al extremo, mi padre le estaba obligando a llegar al extremo y si eso sucedía el cuerpo de Ethan tampoco lo soportaría  - ¡Basta!- grité con desesperación y mi voz se quebró en la mitad del grito, me había quedado sin fuerzas. Mi padre me empujó con su espalda hacia atrás y yo caí al suelo nuevamente.

Intenté llamar a Ethan pero simplemente la voz no salió, se quedó ahí, asfixiada en mi garganta. Oí mis propios latidos palpitar dentro de mi cabeza y el audio se fue cuando mis oídos se taparon, iba a desmayarme, no podía, no ahora. Vi como mi padre empezaba a estrangularle únicamente con su mano derecha.

- Estarás bien, hijo-
pude oír la su voz a lo lejos, le hablaba a mi hermano – Cuando te conviertas por completo estarás bien...- La vista se me hizo borrosa cuando intenté moverme, mis extremidades no lograban responder por más que les ordenara que lo hicieran.

No ahora...no a Ethan.

Va a matarle...
pero sabía que él no quería eso, él quería transformarlo, llevarlo al límite.

 En mis últimos momentos de conciencia pensé en Ethan Grey y lo maldije por no estar aquí conmigo, justo ahora. Le necesitaba y no podía negarlo, desde un comienzo él me había ayudado a sobrevivir y eso solo dejaba en claro una cosa, yo era un inútil. Un inútil que ni siquiera podía salvar a su hermano de su padre, un inútil que no lograba salvar a su hermano de sí mismo.  

Y me odiaba a mí mismo por ser un inútil, porque en ese momento supe que sin él no saldría vivo de esta, porque supe que no podría volver a ayudarle con Allen.

Vi como los pies de mi hermano se sacudieron como efecto secundario de la asfixia. Mi mano logró moverse en su dirección.

- Dé-Déjalo...- logré balbucear.

Mi canal aditivo volvió a la normalidad cuando el estruendo una, dos, tres, cuatro y cinco balas retumbaron demasiado cerca de mí, despertando no solo a mis oídos, si no al resto de mi cuerpo que pareció recuperar algo del estado de alerta en el que había estado hace un par de horas atrás. Todo pareció quedar en silencio de pronto, quizás fue solo producto del pitido que dejaron los disparos en mis oídos pero me pareció que todo se detuvo en ese instante. Mi padre cayó hacia un lado y su cuerpo golpeó con fuerza contra la tierra húmeda. Demasiado tarde me di cuenta que un charco de sangre se formaba bajo su cabeza. Alguien le había detenido.

Toda la adrenalina producida por el ruido de los disparos bajó de golpe como en una montaña rusa, haciéndome perder el equilibrio cuando intenté levantarme.

- ¿Estás bien?- una mano pálida se extendió frente a mí. Un hombre me estaba sonriendo y su único ojo azul y el cabello negro parecieron formar vagamente un rostro familiar. Quizás fue el parche sobre su ojo izquierdo lo que me hizo recordarle por completo. Le había visto, el hombre infectado de Scorpion, el que nos ayudó en la guarida de Alexa. Miró hacia el cuerpo de mi padre y le apuntó con la cabeza – No te preocupes, no creo que ese hijo de puta vuelva a levantarse con cinco balas en el cráneo- se agachó y sus dedos se deslizaron por todo mi brazo hasta llegar a mi hombro para levantarme, me aferré a su cuello cuando lo hizo porque de pronto me pareció que el suelo bajo mis pies se movía demasiado. Su respiración era calmada y caliente y la sensación de tener a alguien tan humano como yo cerca de mí de pronto me estremeció en un escalofrío incontenible.

- Scorpion ayudará a tus amigos a llegar a los túneles...- informó – Nuestros hombres volvieron, creo que podremos salir vivos de esta ¿puedes estar en pie?- me soltó, pero tuvo que volver a sujetarme en un abrazo involuntario cuando estuve a punto de caer al suelo otra vez al perder el equilibrio. Me quedé unos momentos contra su pecho, su corazón latía con fuerza.

- ¡Oye!-

Algo me despertó. Tardé varios segundos en notar que me había dado una bofetada – No seas maricón, tienes que estar consiente- me dio una segunda cachetada y esta vez sí me dolió. Me aparté de él cuando sentí como poco a poco mis sentidos volvían.

- Gracias por eso...- mis ojos se quedaron fijos en él y la sorpresa me removió los músculos – Estás bien...- dije, un poco atontado – Hace algunas horas tú...-

- Sí, lo sé. Tuve suerte- sus pasos se alejaron de mí para tomar un bidón que al parecer él había traído - Con permiso, vengo a quemar este lugar...-  se detuvo al lado de  Ethan que seguía tumbado en el suelo y lo pateó levemente con su bota - ¿Está muerto también?- preguntó.

Solo entonces terminé de reaccionar.

- ¡Ethie!- corrí hacia él, si al movimiento torpe que hice se le puede llamar correr – No está muerto...- fue todo lo que dije, pero no estaba seguro. El pelinegro pasó de largo y tomó el cuerpo de papá para arrastrarlo lejos, fuera de mi vista, dentro de una de las torres.

-¿Ethie? ¿Estás bien? ¿¡Ethie!?- me arrodillé a su lado y tomé su cabeza para posarla sobre mis rodillas - ¡Respóndeme!- grité. Él tenía los ojos abiertos, pero su rostro no me decía nada, él parecía…muerto.

- Aiden...- su voz escapó como un hilo débil a punto de romperse - ¿dónde está papá?- solté el aire que había estado conteniendo al oírle hablar.

- Un...alguien nos ayudó y le disparó, creo que está muerto...-
casi como si el hombre de Scorpion hubiese oído mis palabras, oí el característico sonido de algo incendiándose y noté humo saliendo desde la puerta abierta de la torre, al parecer le había prendido fuego al cuerpo del que antes fue nuestro padre. No sentí una pizca de dolor, incluso podía decir que mi corazón se llenó por algunos segundos con algo parecido a la alegría – Él no volverá a molestarnos. Vamos a estar bien, saldremos de aquí...-

- No puedo irme contigo, Aiden...-
dijo y sus palabras se clavaron en mí como un millón de agujas.

- ¿Qué...qué dices? ¿Por qué?- la voz había comenzado a temblarme. Él dejó escapar una sonrisa que no me tranquilizó, sino todo lo contrario.

- Mírame...- las pupilas dilatadas se aguaron por las lágrimas – Soy un mons...-

- No lo eres-
interrumpí y acaricié levemente su mejilla, estaba frío, muy frío – V-Vamos a salir de aquí juntos ¿S-Sabes? t-tengo la cura, aquí conmigo...-

- La cura va a matarme, Aiden...ya lo he visto-

-
E-Entonces no la usaremos...- mi garganta estaba quebrada ya por las lágrimas que inevitablemente habían empezado a escapar de mí – Estarás bien, nos iremos de aquí juntos- su rostro no me mostró ni un solo ánimo por las palabras que estaba diciendo, ni siquiera un brillo en los ojos oscurecidos o una curvatura tímida en los pálidos y agrietados labios – de verdad...- insistí – l-los demás van a aceptarte, Ethan y el resto serán como tu nueva familia...-

- Ethan es un buen tipo...-
sonrió – Dijo muchas cosas sobre ti...-

Asentí con la cabeza mientras intentaba contener las lágrimas.

- Él es fuerte, puede cuidarnos a todos...incluyéndote- él negó con la cabeza.

-No puedo…- dijo con voz seca -estoy olvidando cosas, Aiden- una de sus manos se dirigió a mi rostro y se quedó allí, sus dedos punzaron contra mi piel en una caricia que a pesar de ser suave, me quemó por dentro -no puedo recordar nada de lo que pasó antes de entrar al laboratorio, pero hasta hace un rato lo tenía…-
 
- Eso no importa, seguro es por...-

-Es por el virus…- interrumpió -vi a muchas personas perder sus recuerdos por su culpa, sabía que este momento llegaría tarde o temprano…- hizo una pausa para tomar aire y mis propios pulmones se congelaron cuando él inspiro, hasta hacerlos doler -esta vez si voy a transformarme- soltó con más frialdad de la que me hubiese gustado oír y un nudo en mi garganta me cortó la respiración -esta vez si intentaré matarte, ya mordí a papá…-


- Te estabas defendiendo-
intenté justificar.

- Estaba cayendo
, ya estoy perdido-

- ¡Ethan!-
abracé su cabeza contra mis piernas ¡No estás perdido! ¡No jodas con eso ahora!-

-Estoy diciendo la verdad…- sus manos temblorosas buscaron las mías para apartarlas y así poder verme a la cara, sus pupilas oscuras y apagadas se posaron sobre mis ojos en una mirada infinitamente vacía y tuve la amarga sensación de que por cada segundo que pasaba él se alejaba más de mí – dispárame esta vez, hermano-

Todos mis huesos temblaron en un doloroso escalofrío.

- No puedo hacerlo...- tomé su rostro entre mis manos y mis lágrimas cayeron sobre sus mejillas pálidas. Apoyé mi frente contra la suya – no me pidas esto, Ethan-

- Es tu deber-
dijo – debiste haberme matado desde un comienzo-

- ¿¡Cómo se supone que yo iba a...!?-
levanté la voz sin alejarme de él.  

- ¡Tenías que hacerlo!- él la alzó al mismo nivel que yo – quiero que me dispares y me quemes justo como lo están haciendo ahora con papá, hazlo antes de que mate a alguien- negué con la cabeza repetidas veces.

- No matarás a nadie...n-no me pidas esto...- repetí, pero no pude saber si mi voz salió o no de mí, las lágrimas y el humo de pronto habían empezado a entrar en mí garganta. Me dejé caer contra su cuerpo y posé mi cabeza debajo de sus hombros, comencé a llorar ahí, fue algo irónico, hace unos minutos él había hecho lo mismo. Su mano subió por mi espalda hasta dejarla sobre mi cabello para acariciarlo, sus dedos enredándose en mi pelo despertaron algo que hizo que llorara  más fuerte aún. Él escupió un poco de sangre.

No podía soportarlo.   

- Puedes hacerlo...- dijo una voz extranjera. Levanté la cabeza y me encontré con el hombre de Scorpion, me estaba tendiendo una pistola – el chico tiene razón, va a convertirse...- dejó el arma en el suelo al notar que yo no iba a tomarla. Sentí algo parecido a la envidia ¿Él había muerto y había vuelto, no? ¿Por qué mi hermano no podía hacerlo?  – Te dejo la gasolina, creo que la necesitarás- dijo antes de alejarse y desaparecer tras la puerta abierta que estaba a punto de ser consumida por las llamas. Todo se estaba colapsando.

Yo también.

- Aiden...-
los ojos de Ethan me buscaron otra vez –coge esa arma-

- Ethan...-

- Hazlo...-
fue él quien tomó mis manos entre las suyas y las arrastró con dificultad hasta donde estaba la pistola, sus dedos temblorosos guiaron los míos hasta hacerme tomar el arma. Observé su brillo metálico por algunos segundos y me estremecí. Él tiró de mí y me abrazó repentinamente – Hazlo- repitió – hazlo antes de que me olvide de quién eres- mi respiración se cortó cuando mis manos se movieron solas para corresponder el abrazo y posar el arma contra su cabeza, su cuerpo tembló, el mío también.

- No tengas miedo- dijo y mi interior se removió dolorosamente al darme cuenta que debería ser yo quién le dijese esas palabras, pero no podía pronunciar ni una sola – Te quiero, Aiden- quise hablar en ese momento, pero mi voz simplemente no salía, solo lágrimas podían escapar de mí, muchas, el llanto era incontenible. El siguió hablando – No te olvides de eso, te quiero...

Ahora si podré cuidarte desde el cielo-
 

Me aferré aún más contra su cuello y por unos segundos pude sentir su respiración cada vez más lenta mezclarse junto a la mía, por un par de segundos oí el triste y lánguido latido de su corazón palpitando claramente dentro de mi cabeza, por un segundo quise pensar que lo que estaba a punto de hacer estaba bien, quise creer que eso era lo correcto. Pero yo era alguien egoísta, no quería nada de lo que estaba pasando.

La puta vida era injusta. Siempre lo fue.

- No te olvides de mí...-
soltó con la voz rota por las lágrimas.

Le besé en la mejilla en un movimiento lento y estrecho, quise que en mis labios quedara guardado cómo sabía y se sentía su piel, quise atravesarle con ese beso e intentarle demostrar lo mucho que lo amaba, lo culpable me sentía, quise demostrarle todo lo que me odiaba a mí mismo por no hacer las cosas diferentes, por no darle un final distinto, su final, el mío, era él mismo, era nuestro. Quise que me sintiera por última vez, quise que se sintiera como antes, cuando las cosas malas de la vida aún podían arreglarse.

Jamás podría olvidarte,
pensé, pero no lo dije. Mis dedos temblaron antes de apretar el gatillo.

Solo disparé y oí el mismo corazón que había escuchado antes quedar atrapado en un silencio fúnebre y abismal, solo disparé y sentí como aquella tan preciada respiración desaparecía en frente de mí, causándome un dolor que quemaba todos y cada uno de mis huesos. Había perdido a mi hermano una vez y le había recuperado, solo para verlo desaparecer entre mis brazos otra vez.

Solo le dejé ir.

Solo disparé y dejé que el estruendo de ese disparo quedara grabado en mi interior, retumbando ahí para siempre.

Notas finales:

Un minuto de silencio porque ahora sí que murió. No quería hacerlo, pero estaba planeado desde el capítulo 1 y Aiden no podrá crecer si él no se va... 

R.I.P Ethan Rossvet. 

¿Críticas? ¿Comentarios? ¿Preguntas? Pueden dejarlo todo en un lindo -o no tan lindo- review. 

Que tengan una buena semana!

Un abrazo :) 


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