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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola nenes~

Heme aquí dos días antes ¡A-joi!

Gracias por sus sensualisimos comentarios, son tan buenos que me llenan el corazón. Es más, muchos me dejan como: "Capullo, será que es cierto que soy muy legible", porque écnicamente vosotros me leeís la cabeza.

No es que quiera desalentarlos, pero en lo personal el capítulo no me termina de convencer. Llevó todo este tiempo en parciales, incluso aún estoy, así que lo he escrito a la vez que estudio. No sé, creo que le falta algo al capítulo, pero igual es necesario para seguir, con la historia. 

Quizás sea que no pude hacer el lemon completo. La verdad siento en este momento que la cabeza me va a explotar. Incluso, aunque no me gusta el porno porque me parece falso y vacío, traté de buscar inspiración XD Y me adentré en la sección que versaba Adorable porque creí que así me sería más llevadero. ¡Jo! Fue bastante adorable la verdad,  los dos tailandeses, quizás, se pusieron a jugar a las espadas, literal. XD Pues ya sabes, ese dicho raro para referirse a los chicos homosexuales y yo no he podído evitar morirme de la risa, porque no hacían más que chocar sus penes cual espadachín XD

Okey, no he dormido en toda la semana ¡No me juzgues! tengo que desmadrarme con algo.

Capitulo cinco.

Just a human.

 

Sentía que el aire que respiraba acuchillaba sus pulmones, haciendo de algo tan necesario y primitivo como inhalar una gran tortura, así que era sensato que se le cortara la respiración. El sentimiento era semejante al anhelo y la desesperación. Al frente suyo estaba el calvario de la vorágine de sentimientos que brotaban en su cuerpo, el mismo que podía hacerle feliz con tan sólo un gesto y un par de palabras. Con el corazón latiendo desbocado sobre su mano y con la ansiedad de un niño temeroso e inseguro de lo que tiene que hacer, Sasuke decidió acortar la distancia que los separaba. Era absurda la forma en la que su cuerpo añoraba estrecharlo entre sus brazos, tan sólo eso y podría morir de felicidad.

Detuvo sus pasos a medio camino, temeroso de lo que podría ser. Cuando Minato le llamó pidiéndole que se reunieran él sólo pudo pensar lo peor, Minato por fin se había dado cuenta que él no valía la pena y pondría fin a su relación, que los sentimientos que le profesaban rayaban solamente la fría lujuria y la necesidad de calor en medio de la soledad. Se quedó de pie en medio de la instancia bajo la atenta mirada del hombre ¿Cómo podía Minato amar de la misma forma a dos personas?

—Piensas demasiado. —Interrumpió la sucesión de sus pensamientos.

—Tú también lo haces, rubio. —Respondió inconexo, decidiéndose a afrontar lo que sea que sucedería ahí.

—Contigo siempre he dejado llevar.

«Dejarse llevar» Resonó en la cabeza de Sasuke. “Por cosas como dejarse llevar terminé liándome con tu hijo.” Pensó Sasuke, y luego no pudo evitar relacionar ambas situaciones. ¿Era él nada más que un desahogo?

—Deja de pensar —Minato se levantó del sofá y le tomó por los hombros—, puedo escuchar a tu terca cabeza.

Se separó suavemente de Minato y retrocedió un par de pasos.

—Ya dime, ¿qué es lo que quieres?

Minato se volvió a sentar manteniendo su mirada fija en Sasuke haciéndole sentir incómodo.

—Hace una semana no me abrías preguntado eso.

—Te equivocas, hace ya casi un mes que todo está mal entre nosotros, y cuando se suponía que nos arreglaríamos, resulta que Naruto es tu hijo.

Minato frunció ligeramente el ceño, hace rato que esa pregunta le rondaba por la cabeza.

—¿De dónde conoces a Naruto?

—Eso no tiene nada que ver con nosotros. —Soltó fríamente. No le parecía conveniente que Minato lo supiera.

—Claro que si, Sasuke —Refutó—. Él es mi hijo.

—¡Por eso mismo! Ni siquiera sé qué haces aquí conmigo. Por qué no mejor te vas con tu perfecta familia para que seas feliz y me dejas a mí en paz.

—Eso no entra en coalición —Minato seguía mirándole fijo, atrayéndolo con su mirada—. Esto se trata de sólo tú y yo.

Sasuke apretó sus manos sobre su blusa. No quería acercarse a Minato porque temía que de esa forma la separación fuese más dolorosa, pero aun así su cuerpo lo ansiaba como si su vida dependiera de ello.

“Siempre se necesita una última vez.” Se dijo antes de sentarse sobre su regazo, Minato podría terminar después con él.

—¿Por qué no, mejor retomamos nuestra conversación donde la dejamos? —Susurró lentamente sobre su oído, dejando que sus labios lo besaran en cada movimiento para pronunciar una nueva palabra. Posó sus manos frías sobre su cuello y comenzó a acariciar sus cabellos— Esta vez nadie nos interrumpirá.

Minato por su parte lo estrechó fuertemente entre sus brazos, quizás con la misma ansiedad que Sasuke sentía.

Sin perder más el tiempo, sus labios ansiosos por pronunciar palabra se unieron en un beso, fogoso, candente, mientras que sus manos traviesas trataban de quitarse la ropa. Minato quiso levantarse del sillón e ir a la cama, pero Sasuke haciendo presión con sus piernas y cadera se lo impidió, no le importaba donde fuera, solamente quería hacerlo. Era así de sencillo, como si acabara de despertar en medio de un sueño húmedo, con el cuerpo caliente y el libido por los cielos. Así se sentía y, quizás y tan sólo tal vez, esta vez lo harían cómo él quería.

Deseosos como ambos estaban, no tardaron en empezar a caer sus prendas. Primero la camisa de Minato, luego la blusa y el sostén de Sasuke. Entonces, la premura de sus acciones comenzó a descender cuando sus manos tuvieron contacto con la piel caliente del otro. Sus besos se tornaron encuentros parsimoniosos entre sus labios y, lo que prometía ser instintivo y fugaz sexo, se tornó algo mucho más íntimo y delicado. Los encuentros dejaron de ser netamente labios con labios, para ser labios con tersa piel o labios con los fonemas que aducían de sus gargantas.

Se levantó del regazo de Minato y con su mirada fija en el azul de sus ojos se despojó de sus shorts. No era como si lo único le importara fuese el sexo, pero, el sexo tenía un significado intrínseco e indeleble para él. Rodeó nuevamente a Minato con sus piernas sin despegar su mirada de sus ojos.

—Sasuke, quédate conmigo.

Sinceramente no se esperaba esas palabras, como tampoco esperaba que Minato terminara de deshacerse de sus bragas y lo inmovilizara sobre la superficie del mullido sillón.

—¿Por qué haría algo como eso sí sé que tú nunca te decidirás por mí? Ni si quiera creo que me veas como una opción. —Había algo extraño en el estar desnudo e inmóvil bajo un hombre con mayor fuerza y tamaño que tú. Sasuke sabía que Minato no le haría daño, pero de igual forma no podía evitar sentirse intimidado, entonces ¿De dónde había venido el coraje y sus palabras?

Minato posó sus manos sobre los costados de Sasuke y suspiró. Aquello en vez de ser placentero se estaba volviendo una tortura.

—¿Por qué tienes que volver todo tan complicado? —Le amonestó— Estás siendo egoísta e hiriente con tus palabras. ¿Tienes idea de cómo me siento? Mi hijo me odio, ¡Por Dios! ¡Me odia!

—¿Qué yo estoy siendo egoísta dices? —Se incorporó sobre sus codos— Yo siempre he estado de tú parte, en caso de que algo sucediera yo estaría siempre de tu lado apoyándote, sin siquiera pensármelo ¿Pero, tú qué harías?

—¿Qué quieres que haga?

“Si tienes que preguntármelo no vale la pena” Pensó pero no fue capaz de decírselo.

—¿En este preciso momento?

Minato se encogió de hombros.

—Por algo se puede empezar.

—Follame, duro.

Y contrario a lo que Sasuke pensaba, el tierno Minato así lo hizo.

… Sus manos recorrieron presurosos caminos sobre su piel, el contacto era más por instinto y costumbre que por brindarse placer. Minato no tardó en separarle las piernas, está vez sería rápido y necesitado, y, aunque a Sasuke siempre le había atraído a sobre manera la idea, no puedo evitar sentirse incómodo y, porque no, un tanto contrariado, cuando Minato adentró uno de sus dedos en su ano sin el menor decoro, sin acariciar su rostro, sin entrelazar sus dedos ni susúrrale melosas palabras al oído. Simplemente había metido su dedo. Y aunque físicamente le había sido doloroso, el hueco que se instaló en la boca de su estómago le pareció mucho más tormentoso.

Cinco segundos, un dedo más. Un par de minutos y luego otro. Pero nada más. Minato seguía sin decir o hacer algo más. No fue hasta que la primera embestida llegó que el hombre se había atrevido a mirarlo a los ojos. Pero en ese momento ya no importaba, no importaban sus fetiches, sus fantasías o sus sorbidos deseos; sentía que Minato sólo lo estaba utilizando para desahogarse.

Dejó que sus gemidos se ahogaran en su garganta mientras que algo parecido a la rabia surgía dentro de sí y se mezclaba con su desilusión. Enterró sus uñas en los hombros de Minato, mientras se maldecía por dentro porque de verdad lo estaba disfrutando. Era un maldito masoquista.

¿Acaso ellos no podrían tener un final feliz? No, estaba siendo utópico.

¿No merecía Sasuke ser feliz?

 

*

 

Estúpidos pulmones, nunca se cansaría de decirlo. Su respiración aún permanecía bastante agitada aunque hace unos minutos la faena había terminado. Con las rodillas un tanto temblorosas se levantó del sofá y se envolvió con la camisa de Minato. Odiaba aquella sensación pegajosa y sucia que quedaba sobre su cuerpo luego de cualquier acto sexual, simplemente no soportaba estar así, por ende nada más terminaban, Sasuke se levantaba y se dirigía al baño a tomar una ducha.

—No te vayas aún.

—Sería una guarrada quedarme así por más tiempo, ¿Qué, no te incomoda?

—Cuando haces esto, no puedo evitar sentirme utilizado —Minato se incorporó—, nada más terminamos te levantas y te encierras en el baño.

No pudo evitar que aquellas palabras le sentaran mal, si alguien se sentía utilizado en ese momento, era él.

—No digas idioteces, rubio.

Y sin más caminó hacía el baño y se encerró en la ducha.

Estaba completamente seguro que su vida sería mucho más sencilla y llevadera sin Minato y si no le profesara sentimientos tan absurdos. Había llegado a una conclusión mientras se masajeaba el cráneo con shampoo, desde que había empezado su relación con Minato, no, más bien desde que el hombre comenzó a gustarle, se había vuelto emocionalmente dependiente.

Todo giraba en torno a él. De repente necesitaba su aprobación incluso para la forma en la que se vestía, las palabras que utilizaba y la manera en la que se comportaba. Minato había ganado mucho poder sobre él y comenzaba a preocuparse. No quería que llegara el momento en el que él se subordinara a sus palabras, temía fervientemente que Minato fuera tan influyente sobre él que lo cambiara o, aún peor, pudiera manipularlo.

Cerró la llave y salió de la ducha. Genial, había dejado su ropa afuera. Tomó una tolla y mal envolviéndola en su cuerpo, salió a buscar su ropa.

—Toma. —La voz de Minato le causo impresión y un suave respingo, el hombre ya se había duchado, pero por obvias razones no llevaba puesta la camisa.

Sasuke tomó su ropa y la dejó sobre el lavamanos, para luego tomar la camisa de Minato y entregársela. Suspiró, hace unos meses no creyó que las cosas serían tan complicadas. Pensaba que mientras ignorara que Minato era un hombre casado –porque nunca, por muy descarado que sonase, él se lo había ocultado, incluso en esos momentos portaba su sortija de matrimonio- y que posiblemente tendría hijos. Todo estaría bien mientras todo ocurriese de manera paralela, él no tenía por qué saber de su esposa y su esposa no tenía por qué saber de él. Todo estaría bien de esa manera. Pero el problema ahora era incluso diferente, no era su esposa, que suponía Sasuke, permanecía ignorando su existencia, el problema era Naruto y todo lo que conllevaba que precisamente Naruto fuese el hijo de Minato.

Minato salió y cerró la puerta para darle privacidad mientras se vestía. Sasuke sonrió irónico, pero si él hace poco le había tenido completamente desnudo bajo su cuerpo. Una vez se puso la ropa salió del baño y se encontró nuevamente a Minato sentado en el sofá en la misma posición de cuando llegó al lugar, estaba actuando muy raro.

—Así que tu hijo te odia, eh. —Dijo sentándose a su lado, no era muy bueno con las palabras. Por lo general cuando pronunciaba más de dos líneas era para herir a alguien. A su padre o Itachi, por ejemplo.

—Sí, me lo dijo esta mañana en el super.

—No deberías preocuparte mucho por eso —Trató de alentarlo—. Cuando me enojó con papá suelo pensar que lo odio, pero luego me doy cuenta que no es cierto.

Minato le miró y sonrió.

—No creo que haya sido sólo el calor del momento, quizás llevaba mucho tiempo queriendo decírmelo.

—Sólo está enojado.

—Le he desilusionado, Sasuke.

Sasuke frunció el ceño y se levantó del sofá.

—No se puede complacer a todo el mundo.

 

***

 

Su mente concebía tres culpables. Su padre por ser tan débil y haberse dejado llevar por el pecado, su madre por nunca estar y por dejar que sus problemas pudieran más que los seres que la rodeaban y le amaban y, indudablemente Sasuke, él también era culpable.

Quería dejar de pensar en eso, al fin y al cabo era la vida de su padre y él no tenía derecho a juzgarle o eso era lo que le habían dicho antes en situaciones completamente diferentes. Pero había algo en el hecho de que fuera precisamente Sasuke el amante de su padre que le perturbaba, además agregándole que éste era nada más y nada menos que un hombre, un muchachito de su edad.

Se sentó en la butaca, por alguna razón había sido el primero en llegar, por lo general solía ser todo lo contrario.

Sasuke no tenía nada de extraordinario, su cuerpo menudo y delgado, de caderas estrechas, hacían resaltar medianamente sus piernas y tenía una cara de apariencia kawaii como cualquier otra chica japonesa; tan común como cualquier japonés de piel clara, ojos negros y rasgados y lacio cabello igualmente negro. Pero aun así, sentía que tenía un no-se-qué, que le hacía diferente.

Sacudió la cabeza, Sasuke, Sasuke, Sasuke. No hacía nada más que pensar en él/ella. ¿Qué tenía de especial Sasuke, que no tuvieran los demás? Nada. Suspiró frustrado, ya empezaba a contradecirse.

Estiró sus brazos y se levantó de su lugar esperando despejarse.

Oh-oh. Sonó en su mente. Haku venía muy agarrado del brazo de nada más ni nada menos que: Sasuke. Jo-der, no necesitaba encontrárselo en todas partes.

—¡Naruto! —Le llamó Haku a unos cuantos metros. Debió esperárselo, Sasuke y Haku eran muy amigos, seguro lo traería consigo. Ya no tenía oportunidad para huir— Extraño en ti ser puntual. —Comentó jovial una vez más cerca.

—Pues ya vez, siempre hay una primera vez para todo. —Le sonrió algo incómodo, podía sentir la fría mirada de Sasuke sobre su persona.

Haku asintió y soltó el antebrazo Sasuke para abrazarlo.

—¡Oh, ¿estás bien?! —No dijo nada, sólo dejó que Haku lo estrechara contra su pequeño cuerpo, no esperaba que Sasuke se lo contara. O, por lo menos suponía por el tono que empleó que lo sabía— Sasuke ha venido a disculparse.

—¿Por qué? ¿Por acostarse con mi padre? —Dijo ganándose una mirada de reproche.

—No tengo que hacer algo como eso —Habló Sasuke—, Minato está lo suficiente grande como para decidir a quién se lo mete.

—¡Oh vamos, Sasuke! —Fingió frustración— ¿Ahora dirás que nunca viste su argolla de casado?

—No es de tu incumbencia lo que yo hago con mi vida.

—Oigan, no creo… —Terció Haku un tanto incómodo, no le gustaban las discusiones.

—¡Tienes razón! —Amonestó Naruto—, puedes seguir tirándote a medio Japón si quieres.

—¿Lo dices por qué no me he acostado contigo?

—¡Sasuke! —Chilló Haku, sintiéndose ignorado— Iré a buscar lo qué te había dicho. —Y, dando media vuelta, los dejó para que arreglaran sus problemas.

—No te entiendo —Retomó la palabra Naruto— ¿Por qué no simplemente te buscas a otro? ¿Qué sentirías tú si Haku se follara a tu padre? O no Haku, sino alguien que conocieras. ¿Tú que sentirías?

Sasuke se encogió de hombros.

—Es un ser humano y como cualquier otro necesita satisfacer sus necesidades.

—¡¿Cómo puedes ser tan insensible?! —No sabía si Sasuke sólo quería molestarlo— ¿Qué hay de tu madre? Hay cosas como el matrimonio que deben respetarse.

—Él no está casado…

—¡Jo! —Le interrumpió— Pues el mío sí.

—Ese es su problema, yo no tengo nada que ver con si después de a mí se la mete a su mujer.

—¡Eres imposible!

—No quiero discutir esto contigo, Naruto. Mucho menos ahora. —Dijo suavemente, luego de un corto silencio, sentándose en la butaca donde Naruto había estado antes de su llegada.

Tenía instalado en el pecho un sentimiento ambiguo, que entre la aflicción y el sinsabor absorbía cualquier otra emoción que llegara a sentir, dejándole aquel neutro y silencioso vacío que le rumia con desesperación. Sasuke se sentía vacío por dentro. Y más que un sentir. Sasuke estaba vacío. Se refregó el rostro con las manos, no sabía que pensar, no sabía que sentir. Las cosas había cambiado demasiado rápido para su gusto, y no se refería a todo ese cuento con Naruto, es más que él lo supiera le daba bastante igual. Eran sus sentimientos o la percepción que tenía de ellos lo que había cambiado. ¿Acaso Minato ya no era suficiente? No, no era eso. Pero por alguna razón que aún no determinaba, las cosas habían dejado de ser cómo antes, eran mucho más complicadas. Ya el pensar en Minato no le arrancaba pequeñas y furtivas sonrisas y vergonzosos retumbos en su corazón; su estómago ya no burbujeaba de ansiedad cada vez que lo tenía cerca ni tampoco sentía que iba a morir cada vez que lo tocaba.

¿Qué había cambiado?

¿Había sido él o había sido Minato?

Naruto que se había sentado a su lado le miró algo acongojado. Quizás Sasuke había sido insensible, se notaba lo mucho que le afectaba todo esto y, para serse sincero, Naruto pudo haber reaccionado mucho peor.

—Dime algo Sasuke, ¿te has vuelto a acostar con él?

—Es muy fácil juzgar a las personas, ¿cierto? —Desvió la pregunta— Tú tan sólo vienes y me dices todas esas cosas, tú tan sólo vas y le dices todo aquello a Minato —Giró su cuerpo para, como ya era costumbre, poderse mirar al rostro—. Tú no sabes nada de mí Naruto, así que deja de meterte en mi vida.

—Tú no entiendes Sasuke. No entiendes nada —Dijo con la voz un tanto quebrada—. El problema ni siquiera eres tú.

Sasuke calló, porque en ese momento, las palabras de Naruto le hicieron sentir que de verdad no entendía que era lo que sucedía.

—Ya deja de lamentarte —¿Empatía?—, muchos otros lo tienen peor. —Sasuke se levantó y caminó hacia Haku que venía acompañado con algunos chicos que a duras penas podía reconocer.

 

*

 

Eran las 21:00 hrs cuándo terminó la película. Tarde se dio cuenta que la salida era para celebrar el cumpleaños de una chica llamada Hinata, aunque le dijeron que también podía llamarla, novia de Naruto si no podía recordar su nombre. Le resultaba bastante inoportuno el asistir al cumpleaños de alguien que si acaso acababa de conocer. Naruto no había vuelto a hablarle, es más ni siquiera habían vuelto a estar a menos de cinco pasos el uno del otro.

La noche era áspera y calurosa, es más el Sol seguía iluminando medianamente la bodega astral. Iban caminó a un lugar donde le vendieran licor a menores de edad, mientras Sasuke buscaba una manera de zafarse del asunto. Sólo quería estar solo y no pensar en nada, quedarse quieto, muy quieto entre las sabanas de su cama –o tal vez, las de la cama de Itachi- y que cuando decidiera levantarse todo estuviera bien, todos sus problemas se habrían solucionado. Él entendería aquello que Naruto dice que no puede entender, la esposa de Minato no sería más que una invención de su ociosa imaginación, ya no tendría reservas con su hermano y su padre, bueno, las cosas con su padre no serían tan complicadas.

“Tonto e iluso, Sasuke” Se reprendió suavemente a sí mismo “el que lo puedas imaginar no significa que sucederá.”

Y es que incluso le resultaba patético que con concepciones tan infantiles y utópicas el pensara solucionar todos sus problemas. Pero, la verdad, todo era más fácil cuando se envolvía entre las sabanas y minutos después aparecía su hermano para consolarlo. Crecer apesta, somos nosotros y nuestras propias inhibiciones lo que nos hace tan compleja la vida con el pasar de los años. Pero es que Sasuke no podía seguir comportándose como un chiquillo de cinco años, por muy tentador que le pareciera.

Notas finales:

¿Me recomendarían algún fics? Para deleitarme el ojo el próximo fin de semana. Seguro que seá divertido leer algo más que pensamientos y modelos económicos ¿A qué sí?


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