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Palabras a un ángel por YUKI ERI

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Notas del capitulo:

FELIZ NAVIDAD!!!
Bueno el cap no está nada largo, pero lo necesitaba así para poder poner lo que viene... además de que, bueno, hice cosplay! y el cosplay no se hacía solo, no dormí casi nada y además (el domingo fue el evento) al acabar solo quería dormir... y hoy pues, no me dejaron casi nada agarrar la compu T-T aproveché un espacio para subir lo que tenía... espero que les guste... 

Feliz Navidad!!! y gracias por seguirme leyendo...

Para los que siguen mi otro fic, informo que el cap lo subiré el 27 si está listo y pues, si no hasta Enero T-T esperen tantito... que pasen felices fiestas lectores!

Ángel de alas negras

 

 

Aomine alzó su mano y saludó descaradamente a su humano, estaba disfrutando de esa mirada de incredulidad por parte de él hasta que un rubio desabrido le aguo su entretenimiento, le observó con el ceño fruncido. Los jugadores corrían de un lado hacia otro pasando el balón y tratando de encestar, haciendo fintas y botando el balón en un intento por igualar al equipo contrario, notaba a su humano nervioso, no sabía si aquella era una habilidad, pero era molesto, era molesto saber que aquel muchacho se sentía nervioso y también temeroso, él no necesitaba ninguna conexión estúpida con los sentimientos de alguien más… se quedó ahí, se recargó en la base de las gradas y siguió mirando a aquel humano flacucho. ¿Porqué sentía aquello?, ¿era provocado por el humano?, seguramente si, Imayoshi lo había dicho, él no tenía corazón, no podía sentir… bueno... no era como si los sentimientos salieran del corazón, pero aún así le faltaba algo... y estaba seguro que ese algo era de lo que Imayoshi hablaba, aún así era ridículo, ¿porqué un ángel sentiría amor por un humano?, no podían verlos… ni tocarlos… ¿qué sentido tenía?, Aomine terminó por sentarse con los brazos cruzados y cansado y aburrido de estar viendo a los estudiantes correr de un lado a otro guiados por un entrenador que solamente los observaba se recostó y se quedó dormido.

Realmente se sorprendió al notar que las alas no le molestaban cuando se recostó incluso había intentado moverlas, ahí las tenía… ¿podría volar?... Aomine se durmió pensando en eso.

 

Sakurai había mirado de reojo varias veces a aquel chico que le había saludado, se veía como un chico que busca problemas, pero no entendía por qué llevaba aquellas alas, tampoco entendía por qué nadie más parecía no verlo, había estado ahí, de pie en la entrada con la luz a su espalda y proyectando una larga sombra amorfa gracias a ese par enorme de alas y nadie lo había visto. Todavía incluso le podía ver estando ahí en las gradas recostado y nadie reparaba en su presencia, se comenzó a angustiar, ¿y si era otra broma preparada para él?

La idea le hizo temblar, estaba distraído, el balón le había pegado en un constado y había perdido el tiro, el equipo contrario había aprovechado eso y cuando volteó a verlos ya habían encestado un tiro de tres puntos.

-¡lo siento!, ¡lo siento!- comenzó a recitar mientras veía ceños fruncidos por parte de su equipo, su cara parecía como la de alguien que sabe que tarde o temprano moriría. Suspiró mirando al piso, se dijo que la presencia de ese extraño no debía afectarlo, pero lo hacía. Sentía como si un imán estuviera atado a su costado, sentía que debía mirar al extraño y caminar hacia él, decirle que no se preocupara, pero sacudió la cabeza y desistió, no tenía por qué hacerlo. Centró sus ojos en el balón y aunque ya no le estaban haciendo pases como antes se mantuvo lo mejor concentrado que pudo.

 

Aomine despertó cuando todo el equipo ya estaba recogiendo los balones, se sentó y se desperezó consciente de que sus alas se habían estirado. La sensación era nueva, podía sentir las membranas y músculos cada vez que movía las alas consciente o inconscientemente y a pesar de que ese par de alas eran nuevas en su nueva no-vida se sentían como si siempre hubieran estado ahí. Ya no estaba aquel chico, no pudo verlo aunque lo buscó con la mirada por todo el lugar. Nuevamente aquella sensación de caminar hasta dar con él llegó. Era estúpido, como un niñero o peor, como un perro que sigue a su dueño a través del olfato, era inaceptable, pero era su nuevo ‘trabajo’, pensó nuevamente en el porqué no había muerto como una persona normal, no quería ser un maldito ángel.

Caminó hacia los jardines de la escuela, vio su espalda, aquella espalda casi para nada ancha, ¿en serio era un jugador?, alzó una ceja, mientras caminaba detrás de él, podía sentir nuevamente aquella sensación de tristeza, miedo.. pesar… ¿Por qué?, se preguntó, era como si aquel chico viviera con un miedo constante, pero no sabía decir el porqué, quizá si entre sus nuevos ‘poderes’ se encontrara el poder ver la mente sabría cual era la razón de que aquel chico estuviera abrumado con tantos sentimientos a la vez y la razón por la cual él mismo se sentía incómodo con ello, no quería una conexión así, supuestamente cuando el chico muriera él lo sabría y lo podría comunicar, ¿qué sentido tenía?, ¿qué las personas no podían solo morirse y ya?, a él nunca nada ni nadie le habían dicho que se iba a morir… aunque no murió, él dio su vida, pero era casi lo mismo ¿no?, además aún no sentía la muerte de aquel chico, ¿por qué rayos le hacían seguirlo desde antes?. Suspiró frustrado antes de acercarse lo suficiente como para que el chico reparara en su presencia.

Los ojos de Aomine lo miraron, el chico tenía fija la mirada en el suelo, veía aquella silueta y aquel par de alas que adornaban la sombra junto a él.

-lo… lo siento- dijo bajamente logrando que Aomine lo mirara como si una pulga le hubiera hablado.

-¿de qué demonios te disculpas?- preguntó y Sakurai dio un respingo, volteó a mirarlo con ese rostro, como si esperara que Aomine lo golpeara.

-lo.. lo siento- repitió. Aomine plegó sus alas i siguió caminando junto a él con el ceño fruncido.

-no te estés disculpando a lo tonto- comentó, y pensó que tal vez el chico se sentiría raro al ver a una persona con alas que ninguna otra persona podía ver, se rascó la nuca, antes de volver a hablarle, -soy una especie de ángel guardián, solamente tú puedes verme en éste momento y tengo que ir a todos lados contigo, te guste o no- comentó con dureza, -a mí tampoco me gusta la idea, pero es mi trabajo- comentó recordando algunas palabras de Imayoshi, tenía que aguantarse.

Sakurai le miró por el rabillo del ojo y luego volvió a mirar hacia abajo, el suelo era al parecer más entretenido…  ~bien, al menos no van a poder verlo~ pensó, mientras suspiraba sin cuestionar nada, sus ojos cafés miraron una vez más al ángel de alas negras… su ángel guardián. 

Notas finales:

otra vez! Feliz Navidad!


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