-Q-Que coño- Dijo Ritsu, y casi lo grita mas se supo
controlar.
Frente a él tenía un vestido negro, de bordeados blancos en el que encima se colocaba un delantal blanco de detalles negros, ademas de unas zapatillas negras y un gorrito a juego con el vestido.
A Ritsu le temblaba una ceja “Esto… no puede ser mío”, y con ese pensamiento tomó el vestido y se dirigió al vestíbulo.
-Etto… Kana-san, ¿Estas segura que han dejado mi uniforme en la habitación?- Preguntó con un ligero rubor, y el vestido tras su espalda.
-Si, me he asegurado que te dejaran el que eligió Takano-sama para ti- Dijo con una sonrisa.
-P-Pero… Esto no puede ser mío- Dijo alzando el vestido, y se notaba que Kana contenía la risa y el sangrado nasal (?).
(Nota: Kana es fujoshi ewe)
-Ese es el que Takano-sama ha elegido para ti, Ritt-chan, ahora ve a cambiarte por favor-
Dicho esto, se fue a cumplir sus labores, dejando solo a Ritsu, quien solo pudo soltar un suave suspiro. “Lo que hago por ese par de idiotas consentidos” ríe un poco para sí mismo y sube a rastras con el vestido. Cuando llega a su habitación, deposita el vestido nuevamente en la cama con algo de odio y comienza a desabotonarse la camisa. “Me he asegurado que te dejaran el que eligió Takano- sama para ti”... Las palabras de Kana le hacían eco en la cabeza, y sin verlo siquiera comenzaba a tenerle odio al tal Takano.
-Que clase de pervertido es…- Murmura y una vez desnudo se pone el vestido y las zapatillas, pero deja el gorrito a un lado. -Gorrito ridículo- Masculla y una vez dentro del vestido se mira al espejo y se sonroja.
-Esta cosa es… demasiado corta, como me agache se me ve el trasero… maldito pervertido- Ya era suficiente, su poca paciencia se estaba perdiendo con este tío y ni lo conocía.
Deja todo ordenado y sale de la habitación, viendo que la última puerta (La habitación de Takano), era de otro tipo de madera, esta era mas oscura y para resaltar tenía bordes dorados. Se armó de valor, y comenzó a caminar hacia la puerta. Tomó la perilla, y con suavidad entró a la habitación de Takano. El lugar era un poco mas pequeño que toda su casa, las luces no estaban encendidas, y estaba constituido por una mesa de comedor, un escritorio, varias bibliotecas, un armario y dos mesitas de noche que iban a cada lado de la gran cama en donde yacía un bulto. Se acercó al bulto cubierto por las sábanas y dándole una que otra caricia con tal de que se moviera intentó despertar al joven. No despertaba. Decidió intentar esta vez un poco mas insistente.
-Takano-sama, ya despierte… El desayuno esta listo…- Le decía, y el otro no soltó mas que un suave gruñido y se volteó para seguir durmiendo. Cabreado, tomo una almohada y con furia le dijo:
-¡Tu, gran idiota, despiertate ya flojo de mierda que tienes que bajar a desayunar!- y dicho esto le arrojó la almohada con una fuerza sobre humana directo a la cabeza.
-...Tu…- Resonó una voz que parecía del inframundo en tanto el bulto se levantaba lentamente hasta mostrar a un hombre de cabello azabache y grandes ojeras bajo sus brillantes ojos ámbar llenos de furia. Ritsu, como reaccionaría cualquiera, se asustó e intentó retroceder, pero el otro no lo dejaría huir, se acercaba cada vez mas al otro como un depredador y posteriormente lo acorraló contra la puerta.
-E-Ehm… d-disculpa, y-yo debí- -Ritsu intentaba alcanzar el pomo de la puerta, pero Takano al ver esto lo tomó de las muñecas y las alzó para poder tomarlas con fuerza de una sola mano.
-Tu… quien eres y que te crees para golpearme de esa forma…- Decía mas calmado, y menos escalofriante, pero aun seguía demasiado cerca y apresaba las muñecas del menor.
-Mi nombre es Onodera Ritsu… Usted me contrató para ser su sirviente personal… Aléjese, por favor- Dijo forcejeando por sus muñecas.
-Onodera…- Takano sonreía ladino en tanto acariciaba la cintura del otro. -Mereces ser castigado