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Christmas Love. Around the World. por TsubasaHatsukoi

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Notas del capitulo:

Hola!!! Jeje, me disculpo por dejar este fanfic abandonado cada año XD Pero ya empezo diciembre así que volví con todo, espero poder terminar los one shot restante antes de que termine enero y el ambiente navideño se vaya :P

Bueno esta vez les traigo el capitulo de Yokozawa y Kirishima, espero les guste ;)

~ Los personajes no me pertenecen le pertencen a Shungiku Nakamura

4to Viaje: Nueva York, Estados Unidos (Kirishima x Yokozawa)

 

 

Faltaban exactamente dos semanas para la Navidad, ya todo en la ciudad comenzaba a verse rodeado de luces y adornos navideños. Y la televisión japonesa no se podía salvar de esa oleada de espíritu decembrino…

La pequeña Kirishima Hiyori, acompañada de su Oniichan, Yokozawa. Ambos estaban sentados en el sofá de la residencia de los Kirishima, gozando tranquilamente de una película navideña. Esta película – como muchas de las películas estadounidenses – se encontraba celebrando las fiestas en la gran manzana, Nueva York. La pequeña niña, con Sorata a un lado de ella, veía atentamente en la pantalla de la tv como una pareja de enamorados patinaba en una pista de hielo, tomados de la mano, mientras disfrutaban el calor del otro por el simple tacto de sus dedos. Hiyo veía la tele con una fascinación en los ojos, la nieve y el frío que a cualquier niño le gustaría jugar en él.

-Ahh…- de pronto la pequeña niña soltó un suspiro - Me gustaría viajar ahí en Navidad ¡Siempre está nevando! Y la navidad parece mágica…- comentó emocionada la castaña - Oniichan ¿a dónde te gustaría viajar? – le preguntó la pequeña a Yokozawa después de unos segundos de silencio.

-¿Eh? ¿A mí? Pues… tal vez a algún lugar en Europa – contestó luego de pensarlo por un momento.

-Mmm… También es lindo - sonrió ante la respuesta del mayor.

-¿De qué están hablando? – repentinamente, se escuchó la voz de Zen preguntándoles detrás de ellos.

-¡Papá! ¡Mira! ¿No es muy bonito?- Hiyo señaló con euforia a la televisión para que su padre también mirara la bella película navideña.

-Lo es Hiyo, lo es… - miró la pantalla unos segundos - ¿Te gustaría viajar a Nueva York? –al ver la emoción de su hija con la tele, no pudo soportar el no preguntarle aquello, rompiendo el silencio que se formó en la sala.

-¡Síí mucho! – exclamó inmediatamente ante la pregunta de su papá.

-Bien entonces los llevaré a Nueva York en Navidad – declaró muy seguro de sus palabras.

-¡¿Eh?! – el ojiazul, que hasta ese entonces había permanecido callado, reaccionó al escuchar las palabras del otro.

-¿¡Enserio!? ¡Genial! - de un brinco la pequeña se paró del sillón mirando fijamente al mayor - ¡¡Gracias papá!! – y de esta manera, salió del salón mientras saltaba emocionada, dejando solos a los dos adultos. Segundos después, el castaño tomó asiento en el lugar donde recién su hijita acababa de estar.

-¿¡Por qué le prometes cosas a tu hija que no puedes cumplir!? – la voz de Takafumi sacó de su ensimismamiento al mayor, pues ya se encontraba concentrado con la película en la pantalla.

- Si puedo cumplirlo, los llevare a Estados Unidos en Navidad – le dijo girando un poco la cara para verlo.

- ¿¡Sabes lo que cuesta hacer un viaje a América!?- lo miró alterado. ¿Cómo era posible que actuara como que no le importaran los detalles más importantes? Como lo era el dinero, claro está, era prácticamente lo único que necesitaban para hacer un viaje (fuera de las pertenencias personales).

-Solo serán unos días. Yo me encargo de todo – regalándole una galante sonrisa, se puso de pie dejando a un Yokozawa un poco desorientado, no sabía si creer aquello o no…

 

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-¿¡Dónde está tu estúpido padre!? ¡Ya casi es la hora! - dijo un exaltado Yokozawa viendo el reloj de su celular, el vuelo salía a las 10:00 p.m. y aún no llegaba. Él y Hiyori se habían adelantado al aeropuerto pues Kirishima tuvo que ir a revisar algo que surgió en la editorial de último momento, les había dicho que no tardaría en alcanzarlos pero ya faltaba poco menos de media hora para que saliera su vuelo rumbo a Nueva York. Eran alrededor de las 9:30 de la noche, algo tarde para que el editor estuviera en Marukawa pero prefería dejar todo arreglado para que no lo molestaran en sus días de descanso.

- Papá dijo que ya venía en camino - la pequeña Hiyo reviso su celular nuevamente, había estado mensajeándose con su padre desde que su oniichan comenzó a preocuparse pero ya no había sabido nada de él desde que le avisó que ya iba saliendo de la editorial; y eso había sido media hora antes... - Me hubiera gustado que Sora-chan viniera con nosotros... – mencionó de pronto Hiyo un poco desanimada.

- Le hubiera gustado mucho venir pero trasladarlo en avión es muy caro, y recuerda que tu padre está pagando todo esto - mencionó amablemente el oso gruñón mientras trataba de visualizar por algún lado del aeropuerto a su pareja. El celular de Hiyori sonó, tenía un mensaje.

-Papá dice que nos está esperando en la terminal –

-Pues vamos - tomaron las maletas, no llevaban mucho equipaje solo se quedarían tres días allá por lo que, cuando mucho, cada uno llevaba un bolso con sus pertenencias; Hiyori cargaba el suyo mientras que Takafumi cargaba el suyo y el de su pareja, que se lo había dejado encargado antes de partir a la editorial. Caminaron un rato hasta que pudieron visualizar al castaño de pie junto a las sillas de espera

-¡Papá! - la niña corrió al encuentro de su padre mientras que Yokozawa la seguía por detrás.

-¿Ya estas lista Hiyo? – preguntó recibiendo a su hija.

-¡¡Síí!! - gritó felizmente la de cabellos castaños

-¿Y tu... Yokozawa?- el tono de la pregunta tenía uno realmente tierno (debía admitir también que su pareja lucia demasiado bien por alguna razón) y esa sonrisa que le ofreció lo avergonzó demasiado, así que solo atino a bajar un poco la mirada para ocultar su sonrojo.

-Si...- y justo en ese momento el altavoz del aeropuerto anunció que su vuelo estaba a punto de partir.

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Llegaron casi a las 11:30 de la mañana del 24 de diciembre, víspera de navidad. El vuelo había durado alrededor de 13 horas - además del tiempo que tardaron en cambiar de avión en Los Ángeles, pues su vuelo de era directo de Tokio a Nueva York -.

- Yokozawa oniichan… ¡Es enorme! – eso fue la reacción de la pequeña Hiyo al observar la fachada del hotel donde se hospedarían, el Warwick Hotel ubicado en la avenida de las Américas en el centro de NY.

- Sí que lo es… - y el peliazul no se quedaba atrás con la sorpresa ¡y era de esperarse! Ese hotel tenía por lo menos 15 pisos de alto y la elegancia de la fachada era digna de salir de una película.

- ¿Qué esperan? Vamos a entrar – Zen los empujo un poco a ambos al ver que se quedaran congelados en la entrada del hotel. Y bueno, si ambos estaban sorprendidos con el exterior, el lobby era algo increíble… Todas las paredes y los azulejos del piso eran de un color marfil muy brillante, además de todos los adornos en dorado, con la alfombra roja recorriendo todo el lugar y no podían faltar los extremadamente elegantes candelabros que colgaban del techo; definitivamente digno del hotel de una película.

Después de que el mayor de los Kirishima hablara con el recepcionista, en un inglés muy bueno al parecer de Yokozawa,  subieron a su habitación con la ayuda de uno de los botones.

El cuarto era de colore blanco, al entrar se encontraba una pequeña sala con un sofá y dos pequeños sillones individuales a los lados, en medio una mesita y justo al frente de esto, un mueble de madera con una televisión sobre ella y dos lámparas de piso a los lados. Esta sala, estaba separada por una pared, de la cual, detrás de ella se encontraba la cama con una mesita de noche a lado; todo parecía bien, a excepción de un pequeño detalle…

-Vaya… - al ver la expresión de Takafumi, el mayor comenzó a hablar - Estoy casi seguro de que me dijeron que tenía dos camas… Bueno, al parecer me confundí – dijo soltando una risa al final.

-¡Tú, idiota! – gritó al escuchar la declaración de Kirishima, mientras que este seguía riendo, la expresión del otro era realmente muy divertida a su parecer.

-Tranquilo, tranquilo en este momento voy a arreglarlo – Kirishima dejo su maleta sobre la cama y camino hacia la puerta. Hubiera salido de la habitación de no ser por la voz de su oso que lo retuvo.

- Estoy seguro que ya pagaste una fortuna por esta habitación si pides una con dos camas será muchas más cara, además de que en estas épocas es difícil conseguir un cuarto… - soltó un suspiro – dormiré en el sofá, tú duerme con Hiyo.

- Pero Oniichan, el sofá es muy pequeño para ti. Yo dormiré en el sofá y tú puedes compartir la cama con papá – declaró muy segura de si misma la castaña.

- ¿Q-qué? Yo no voy a…- el reclamó de Takafumi no se hizo esperar, pero fue interrumpido por otro comentario de Hiyo.

- Estoy segura de que caben muy bien, la cama es muy grande – dijo con una voz de completa inocencia, sentándose en la cama.

- P-pero – iba a empezar a reclamar pero fue interrumpido de nuevo.

- Ya oíste Yokozawa, dormiremos juntos – y de esa forma, Yokozawa Takafumi perdió esa discusión contra ambos Kirishima.

Después de instalarse en la habitación y desempacar las cosas que llevaban, Kirishima propuso salir a dar un paseo. El hotel donde estaban hospedados no estaba más que a 5 cuadras del Central Park, podrían pasar un rato en el parque y luego ir a ver el pino navideño en la plaza Rockerfeller. A pesar de no estar nevando, el frío de la temporada era muy evidente, así que una vez que los tres se abrigaron bien salieron a la calle.

Caminaron por alrededor de 15 minutos, viendo las tiendas que llenaban las calles – una que otra tienda de moda a petición de Hiyori – admirando todos y cada uno de los adornos navideños que decoraban las mismas, aunque la mayoría –al tratarse de luces y brillos – no se podían apreciar bien al ser tan solo las 2 de la tarde. De igual forma, se detuvieron en uno de los típicos carritos de hot dogs que hay en las calles, comprando uno para cada uno para llenar un poco sus vacíos estómagos.

Al llegar al parque, la emoción de la pequeña Hiyori no se hizo esperar pues empezó corriendo por todos lados viendo con admiración todo el verde del parque, siguiendo las veredas del parque, rodeando todos los árboles, con los dos adultos detrás de ella.

-¡Papá! ¡Mira, mira! – gritó llamando al mayor, brincando de emoción.

- ¿Qué cosa Hiyo? – preguntó una vez que ambos hombres llegaron hasta donde estaba la menor.

- ¿Podemos subirnos? ¿Sí? Por favor – preguntó alargando la ‘o’ con brillos en los ojos de la emoción. La joven niña señalaba con su mano a lo lejos una carroza jalada por caballos, uno de esos muy hermosos paseos a caballo alrededor del parque.

- Sí ¿por qué no? – dijo sonriéndole a su hija.

- ¿¡Ah!? – exclamó el otro sorprendido por la respuesta inmediata de su pareja.

- ¡¡Wiii!! – y de esa forma, Hiyori salió corriendo y gritando emocionada, hacia donde se encontraban las carretas.

- ¿Cómo es posible que no te preocupes por el dinero? – una vez que la menor estuvo lo suficientemente lejos, Yokozawa comenzó a hablar, con un tono de fastidio al escuchar la afirmación tan despreocupada de Zen - Un paseo así debe costar una fortuna y más en noche buena – soltó un suspiro.

- No le voy a negar algo así a mi hija – Kirishima no lo miraba al decirle eso, miraba hacia su linda hija, que animada daba saltitos mientras corría - Y menos si viajamos alrededor del mundo para pasar la navidad… -

- T-tú… - el mayor esbozó una sonrisa, no podía hacer nada para contradecir esa sonrisa.

- ¡Oniichan! ¡Papá! ¡Vamos! – la pequeña se encontraba unos metros delante de ellos, así que al escucharla, se apresuraron en alcanzarla.

Tuvieron que esperar un buen tiempo para poder tener su paseo, era obvio que pasaría eso pues al ser época navideña, mucha gente se acumulaba en el parque por lo que esos caballos, no descansarían en toda la tarde. Tardaron más de lo previsto en poder subir a un carruaje, pues al parecer esos paseos se hacían con reservación y al no tenerla, tuvieron que esperar a una carrosa libre. El paseo duraba entre 15 y 20 minutos, recorriendo una parte del parque.

Al momento en que abordaron la calesa y esta empezó a andar, Hiyori se sentó hincada en la parte de enfrente, asomándose por un lado del conductor, mirando atentamente todo lo que pasaba a su alrededor, y de vez en cuando, viendo al gran caballo blanco que tiraba de las riendas. El conductor daba una que otra indicación, o simplemente señalaba algún lugar importante por el que pasaba, tal y como haría un guía turístico; tan emocionada iba Hiyori que en un momento del viaje el conductor la invito a sentarse junto a él, en la parte de delante de la carroza.

Los mayores no se quedaban atrás con el ensimismamiento, pues iban atentos a cada cosa que sus ojos podían ver. Kirishima, al ver la cara de felicidad en Yokozawa, esa cara que muy pocas veces hacía en su presencia, no pudo soportar el querer tomar su mano, y lo hizo, con cuidado entrelazo sus dedos con los de su pareja, colocando ambas manos sobre su regazo. Yokozawa se sonrojó al instante.

-¡Oye! ¡Suéltame! ¡Hiyo está aquí! – soltó lo más bajo posible, tratando de liberar su mano del fuerte agarre.

-No nos está viendo – esa fue la contestación del castaño, inmovilizando la mano del otro, mientras que sujetaba con más fuerza el amarre que tenían.

-¡Ese no es el punto! – exclamó sin dejar de tratar de quitárselo de encima.

- Yokozawa… - otra vez esa sonrisa, esa galante sonrisa que el otro sabía que caería ante ella, en cualquier situación. Dejo de forcejear y desvió su mirada de la del mayor, sintiendo segundos después como el mayor le daba un corto beso en la mejilla, se sonrojó aún más de lo que ya estaba pero esta vez no rechistó ni le gritó por esa acción, simplemente se dejó hacer mientras seguía con su mirada en el parque.

Una vez que el viaje termino, decidieron dejar el parque, si Hiyori quería al día siguiente podrían visitarlo de nuevo, ir al zoológico que había en el lugar o simplemente para caminar un rato, pero esa tarde tenían que ir a ver el árbol navideño que había en la plaza Rockerfeller, esa plaza que se veía en las películas, esa magnífica plaza que acogía el gran pino navideño de la ciudad de Nueva York.

Regresaron por el mismo camino por el que llegaron al parque, pero esta vez pasar de largo por el hotel, y caminar cinco cuadras más para llegar al centro Rockerfeller. El Rockerfeller Center es un complejo compuesto de una gran cantidad de tiendas y teatros muy famosos en la ciudad de NY, es un destino turístico debido a las decoraciones de la plaza y de las actividades estacionales que se realizan en la misma, en este caso el árbol de navidad y la gran pista de hielo. Después de unos minutos caminando y de que llegaran a la plaza, se colocaron justo debajo del gran pino de, fácilmente, casi 30 metros.

-¡Whaa! ¡Es gigante! – no sabían cuántas veces en el día Hiyori había hecho esa clase de expresiones de sorpresa y asombro, pero estaban felices de que así fuera.

- Sí que lo es… - fue más un murmuro que una contestación para la menor, pero Yokozawa, al igual que Kirishima, estaban asombrados por la belleza del pino… no solo del pino, de todo el lugar, los adornos, las luces, todas las personas que había reunidas en la plaza, era increíble todo lo que una simple fecha en el mes de diciembre podía ocasionar.

- ¡Mira todas esos adornos papá! – Hiyori comenzó a correr, rodeando – o tratando de – el gran abeto que estaba justo en medio de todo el lugar.

- Hay demasiada gente – se quejó el peliazul al sentir como un grupo de personas casi lo empujaban de tan aglomerado que estaba el sitio.

-¿Qué esperabas estando en esta plaza? Seguramente debe ser el pino más popular de todo Estados Unidos. – se quedaron en silencio, viendo a lo lejos como la menor corría de un lado a otro. De pronto, pequeños copos de nieve comenzaron a caer lentamente.

- Está nevando… - Yokozawa elevó una de sus manos, tomando un como de nieve en la palma de su mano. No era una nevada fuerte, al contrario, la nieve caía con lentitud sobre la cabeza de las personas y en el suelo, desapareciendo al instante. Una vista hermosa de apreciar – Es muy… bonito – Kirishima lo miró de reojo, apreciando con dulzura la media sonrisa que se había formado en el rostro del otro, sonriendo también al instante como respuesta. Dejando un poco de lado la nieve, su vista se desvió a la pista de patinaje que había a unos metros de ellos, del otro lado del árbol.

- Oye Yokozawa ¿Sabes patinar? – preguntó inevitablemente al pensar en lo que estaba planeando.

- P-pues no ¿Por…? – antes de que pudiera siquiera formular su pregunta, el mayor ya había avanzado unos pasos, dirigiéndose hasta Hiyori.

- ¡Hiyo! ¡Vamos a la pista de hielo! – preguntó en un gritó a la pequeña, la cual de inmediato se giró a su padre corriendo hasta la pista.

- ¡¡Sííí!! -

- ¡Oye! ¡Escucha lo que la gente te dice! – el reclamo de Yokozawa fue rápidamente ignorado por el otro, pues en unos segundos ya se encontraba junto a su hija.

- ¡Vamos a la fila papá! – y jaloneando de la manga de su padre, ambos Kirishima se dirigieron a la pista de hielo.

Pasaron otro rato esperando a que la fila avanzara, era evidente después de toda esa gente que había.  Una vez que estuvieron al frente de la fila, Hiyo se apresuró en ponerse un par de patines a su talla, con Zen detrás de ella. Una vez los dos preparados y dispuestos a entrar a la pista, el mayor regreso sobre sus pasos, viendo como Yokozawa se quedaba quieto fuera del hielo, viéndolos irse.

-Vamos Yokozawa – Kirishima hizo un ademan con sus manos para que lo siguiera.

-Yo me quedo aquí, gracias – eso fue lo que obtuvo de contestación, viendo también como Yokozawa buscaba un lugar donde sentarse a aguardar por ellos.

-Toma unos patines y vamos, no seas aburrido – se acercó al otro, tratando de convencerlo.

- Pero ya te dije que no sé cómo… - se giró para ver a Kirishima, frustrado por la insistencia de este.

- Por favor Oniichan… - esa fue la gota que derramó el vaso en el cerebro de Yokozawa, nunca podía decirle que no a esa niña, y menos si estaba prácticamente persuadiéndolo con los ojos.

Al final, termino aceptando gracias a varias de las suplicas de Hiyori, y porque no, también por Kirishima que parecía tan entusiasmado por que los tres patinaran juntos. Hiyori y Zen, tenían un poco de práctica, Hiyo la suficiente como para mantener perfectamente el equilibrio pero el mayor, se movía con una facilidad increíble, patinando como si se tratara de cosa de nada. Por otro lado, Yokozawa, se esforzaba arduamente por no perder la estabilidad mientras que iba impulsándose con la orilla del patinadero.

- No sé cómo me convencieron de esto – el peliazul se balanceaba, tratando de sostenerse con los patines. Kirishima iba patinando a un lado de él mientras que Hiyo iba unos metros más delante de ellos.

-Ven, suéltate del barandal – Kirishima lo jaló un poco del brazo.

-N-no – Yokozawa inmediatamente volvió a colocar su brazo en el tubo. Kirishima lo miró por un momento, viendo como el otro luchaba por no caerse, y sin previo aviso, y tomando desprevenido a Takafumi, lo jaló más fuerte que la primera vez, logrando que soltara sus manos de su soporte, mientras lo arrastraba al centro de la pista - ¡Nos vamos a caer! ¡Suéltame! – alterado golpeaba con poca fuerza al otro, pero al mismo tiempo tratando de no moverse, un movimiento brusco y podría estamparse en el hielo.

- Si te suelto, te caerás – Kirishima lo sujetó fuertemente de la mano, guiándolo con movimientos suaves - De esta forma, si caemos, caeremos los dos – le dedicó una sonrisa a la vez que soltaba una leve carcajada – ¿Ves? No hemos caído, solo debes ir despacio.

- Aun presiento que algo va a salir mal –

- No seas pesimista – Kirishima hizo un movimiento con sus pies, haciendo a ambos dar una suave vuelta, tomándolo por ambas manos – Solo diviértete… - y así lo hizo, durante los siguientes 15 minutos que tenían en la pista, patinó a lado de Kirishima con ayuda de Hiyo para no caer. Y si caía, no le importaba; no si era con esos dos.

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Regresaron al hotel pasadas las diez de la noche. Para la cena, simplemente pidieron servicio a la habitación, Hiyo estaba agotada como para salir a cenar a algún restaurante, la comida del hotel era muy buena así que su cena navideña fue algo simple, aunque a ninguno de los tres le molestó ese hecho.

Hiyori cayó rendida después de comer, en menos de cinco minutos ya estaba plácidamente dormida en el sofá. Kirishima la tapo con una colcha, no quiso molestarla despertándola para que se cambiara de ropa, así que simplemente coloco esa frazada para que no pasara frío durante la noche.

-Voy a tomar un baño, no tardo – el ojiazul tenía una toalla atravesada en el baño, con medio cuerpo dentro del baño. Al recibir un asentimiento de parte del mayor que se encontraba mirando la televisión, entró en el baño cerrando la puerta detrás de él.

Yokozawa se desvistió y entro en la regadera, bajo el chorro de agua caliente, relajándose al instante. El clima era muy frío afuera por lo que, el sentir el agua recorriendo por su desnudo cuerpo era aliviador para él. Cerró los ojos, descansando por el largo y agotante día que habían tenido, aunque debía de admitir que, uno de los mejores de su vida. Sintió, al mismo tiempo, una pequeña briza que se colaba por debajo de las cortinas pero no quiso darle mucha importancia a eso, debió hacerlo. Unos brazos lo rodearon por la cintura antes de que pudiera darse cuenta.

-¡Oye! ¿¡Qué haces!? – de inmediato activo su  estrategia de defensa, forcejando, tratando de separar al otro de su cuerpo.

- Tomando un baño con mi esposa  ¿qué más? – respondió con simpleza como respuesta a la pregunta de Yokozawa, apretando aún más el abrazo.

- ¡Ya te he dicho que no me llames así! ¿¡Qué te sucede!? ¡Y sal de aquí! – el mayor hizo, como la mayor parte de las veces, caso omiso a las protestas de su pareja. Deslizó hasta abajo una de sus manos por toda la espalda del peliazul, hasta llegar a su trasero, toqueteándolo, jugando un poco con él, sacando suaves suspiros de la boca del menor. Sostuvo con todo el ancho de su mano el trasero del otro. Sacándole otro ligero jadeo por tal acción.

 - ¡Detente! ¡Hiyori puede escuchar! – Yokozawa se giró, quedando de frente al castaño.

- No pasa nada está dormida – la voz despreocupada del mayor sacaba de quicios a Yokozawa.

-  ¡Ese no es el problema! ¿¡Qué pasa si la despertamos!? – estaba exaltado sí, pero trataba que su voz sonara lo más bajo posible.

- Entonces no hagas ruido…- al decir esa frase acercó su rostro al del otro, dejando pocos centímetros de distancia entre ambos, mezclando la respiración de ambos - Yokozawa - selló sus labios, impidiendo que cualquiera de las palabras que planeaba decir salieran de su boca. Un beso profundo, tocando y recorriendo con sensualidad la lengua y toda la cavidad del tsundere de su novio.

- S-suéltame… - el ojiazul contradecía sus palabras con sus acciones, decía toda clase de cosas para alejarlo pero ninguno de esos reclamos venía con un forcejeo, o al menos con un fuerte forcejeo con la gran fuerza que Kirishima sabía que tenía para defenderse.

Dejó de lado los labios de Takafumi por un momento para enfocarse en otras de las provocadoras partes del cuerpo de su oso. Poso sus labios en la clavícula del menor, iniciando su recorrido en ese punto, lamiendo su cuello, su pecho, deteniéndose en sus pezones un momento para juguetear con ellos.

- Mgh… - Yokozawa trataba de contener su voz lo más que podía, mordiendo su labio inferior con suavidad, la lengua del editor lo haría caer en cualquier momento. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, haciendo que se retorciera un poco en su lugar.

- Ya estas así y solo he jugado un poco con tus pezones - murmuró Kirishima sobre la sensible piel de su pareja. - Veamos qué es lo que pasa si hago esto... - comentó con un tono divertido para, inmediatamente después, ponerse a la altura de la cadera de Yokozawa y comenzar a toquetear con sus dedos la intimidad de Yokozawa para, unos segundos más tarde, introducirlo de golpe en su boca, en ese preciso momento sintió como Yokozawa lo tomaba del cabello, jalándolo, tratando de contener sus gemidos; no iba a negarlo, esa acción lo excitó de sobremanera, haciendo que comenzara un vaivén con su boca y la hombría del otro.

- K-kirish... - sacándolo de su boca, lamiéndolo y volviéndolo a meter, provocando que, luego de unos minutos, Yokozawa se corriera en su boca, lo tragó, sí, pero aprovechándose del líquido blanquecino, tomó un poco en sus dedos, debía añadir que el rostro post-orgásmico del menor, a vista del castaño, era muy estimulante para su parte baja. Los colocó en la entrada del ojiazul, introduciendo el primero. Yokozawa seguía retorciéndose, esta vez un poco por la incomodidad, pero el placer se hacía presente poco a poco, tenía que retener su voz; el mismo se encargaría de mutilarse a si mismo sí Hiyori los llegara a oír en esa situación. Kirishima metió el segundo dedo, y después el tercero, moviéndolos haciendo que el otro se acostumbrara a su intromisión. Luego de unos segundos, retiró sus dedos de ese lugar, incorporándose hasta llegar a estar cara a cara con Yokozawa, robándole un corto beso al instante.

- Sostente - Kirishima tomó la pierna de Yokozawa, elevándola para tener mayor facilidad con sus movimientos. Mientras que, el peli azul, rodeaba el cuello del mayor con sus brazos, sosteniéndose a la vez que, acercaba  su rostro al del otro, quedando a escasos centímetros de distancia. Kirishima introdujo su pene se golpe en la entrada del menor, y al sentir la aceptación y la tan rápida adaptación en su interior, comenzó con las embestidas, cada vez más rápidas de su parte.

- Z-zen – al escuchar su nombre salir de esos labios no pudo retenerse de ninguna forma, las estocadas se hicieron aún más firmes y veloces, escuchando los bajos jadeos del otro. Besó a Yokozawa, con salvajismo, y esperando que de esa forma ahogara sus gemidos en su boca.

- Takafumi… - Podía sentir la intimidad del peliazul dura contra su vientre, era obvio que no aguantaría por mucho, al igual que él. Unas embestidas más, el interior de Yokozawa se contrajo por el placer, fue el límite para él, pues se vino de golpe dentro del otro.

Bueno, después de esa caliente y cansada actividad, ambos tomaron una larga y relajante ducha; Yokozawa la tomó casi obligado pues alegaba que, después de tanto tiempo, ya se encontraba lo suficientemente limpio como para salir del baño. Una vez que terminaron, se vistieron y regresaron a la habitación, Yokozawa se recostó en un extremo de la cama, lo suficientemente lejos de Kirishima, acción que realizo en vano ya que, al recostarse el mayor lo abrazó por la cintura, atrayéndolo al centro de la cama. Estaba a punto de replicar pero Kirishima fue más rápido. Sintió el aliento del mayor chocar contra su nuca, haciendo que un escalofrío recorriera su columna.

-Feliz Navidad, Yokozawa – el ojiazul abrió los ojos por la sorpresa, aunque estaba completamente consciente de que ese día era noche buena (ahora navidad al pasar de media noche), no se había tomado el tiempo de desearle feliz navidad a ninguno de los dos, Zen y Hiyo. Se volteó quedando de frente al castaño, y antes de que este volviera a hablar, porque estaba seguro de que lo haría, beso sus labios, con ternura, un beso corto, lleno de sentimientos…

- Gracias… - ese agradecimiento no era solo por la reciente felicitación navideña, sino también por todo lo que había pasado ese día, le agradecía por haberlo hecho vivir esa mágica experiencia al lado de las dos personas que más amaba en todo el mundo; y aunque no lo crean, Kirishima lo sabía, sabía que ese gracias, llevaba mucho peso  – Feliz Navidad… - correspondió el abrazo que recién el otro le estaba proporcionando, acurrucándose junto al otro, para poder dormir de esa forma, escuchando el latir de ambos corazones…

Aunque, le deseaba a todos los dioses que por la mañana, Hiyori no los encontrara en esa posición…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les gustara y me diculpo por si encontraron algun error ortografico. De paso me disculpo tambien por si mi lemon fue un asco, estoy un poco oxidada con eso de escribir situaciones sukulentas y tampoco es como se me de mucho XD y la verdad no me di el tiempo suficiente para revisarlo y corregirlo - siempre que escribo lemon digo lo mismo :P ya que - 

Ya saben cualquier duda, comentario, sugerencia, reclamo, haganmelo saber en los reviews

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Siguiente Capitulo:

Viaje 5: Moscú, Rusia (Hiroki y Nowaki)

Nos vemos!!


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