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Christmas Love. Around the World. por TsubasaHatsukoi

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Notas del capitulo:

Hola!!! Volví con el quito capitulo de esta serie de oneshots XD Me tarde más de lo esperado, como siempre :/ Pero como siempre digo, mejor tarde que nunca :D

Aprendí demasiaaado con este capitulo, y la verdad me gusto mucho el resultado final :) Espero que a ustedes también 

Los personajes no me pertenecen son propiedad de Shungiku Nakamura

 

5to viaje: Moscú, Rusia (HirokixNowaki)

 

- ¡Nowaki ya te dije que no! - gritó exasperado como por quinta el castaño en menos de 15 minutos de platica, dejándose caer en el sillón tratando de terminar esa absurda discusión de una vez por todas ¿La razón de su pelea? Fácil, Nowaki y sus locas ideas. Su pareja hace un par de semanas lo había convencido de ahorrar un poco de dinero para poder hacer un corto viaje el 24 de diciembre para pasar las navidades, no discutieron el lugar pues el ojiazul había afirmado que lo pensaría para después informarle de su decisión, quería cumplirle ese capricho navideño y lo menos que podía hacer era dejar escoger el sitio al que viajarían. Dos semanas después de ese suceso, le dice que ya decidió el lugar al que irían y lo que obtiene como respuesta es nada más y nada menos que Moscú, la capital rusa. Definitivamente se le había zafado un tornillo.

-Pero Hiro - san...- el menor con su tono insistente de voz se sentó junto al castaño viéndolo de frente, esperando poder convencerlo, no se iba a rendir hasta que el otro acepara.

- No, es imposible que hagamos ese viaje ¿Ya pensaste en todo lo que implica viajar hasta Rusia? - se frotó la sien con desespero. En un principio al escuchar "Moscú" salir de los labios del menor, pensó que era una broma he incluso se río por el chiste, sin embargo, al ver la cara de confusión de su pareja al escuchar su risa, supo que no se trataba de ninguna broma - ¿Porque no hacemos un viaje a algún pueblo que no hayamos visitado? Aquí en Japón – el castaño no quería ceder ante esa alocada petición, no esta vez.

-Pero Hiro-san quiero que este viaje sea muy especial, un viaje dentro del país no está dentro de mis planes… - lo último lo dijo en un susurro, apenas audible. - La mayoría de tus escritores favoritos son rusos y siempre me has hablado de todas las cosas increíbles que te gustarían ver en Moscú. - habló muy convencido el menor, usando argumentos a su favor para convencerlo, sin despegar su mirada del ojicastaño.

- B-bueno sí, pero... - no tenía razones con las cual defenderse, era verdad lo que decía Nowaki, no iba a negar que siempre había querido viajar a Rusia, era definitivamente un país hermoso, rico en cultura y visitarlo sería como un sueño, no obstante, que Nowaki quisiera costear por él solo el viaje a Europa era una cosa muy diferente, un pensamiento desuiciado.

- Ya te dije que del dinero no te preocupes, me dieron un bono navideño en el hospital y además he ahorrado durante un tiempo para poder ir juntos al extranjero – aclaró con voz relajada el menor.

- N-nowaki... – murmuró sin saber que decir.

- Por favor Hiro - san, realmente quiero pasar una navidad muy especial junto a ti... – Nowaki tomó una de sus manos, dedicándole, al mismo tiempo, una linda sonrisa.

Realmente no podía evitar caer contra esa tierna sonrisa…

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Al final, terminó cediendo ante las propuestas de viaje por parte de su pareja, obviamente no lo dejo pagar por todo, él también puso de su parte para poder realizar ese, tan esperado viaje para el pelinegro. Reservaron el hotel, compraron los boletos de habían y estarían saliendo de Japón en la mañana del 24 de diciembre.

El vuelo duró poco menos de 9 horas, salieron a las 6:30 a.m. y en ese momento, pasaban de las 3:30 de la tarde.

Se encontraban en un taxi, de camino al hotel donde se hospedarían, ubicado en el centro de la gran ciudad. Ambos estaban emocionados viendo por la ventana el paisaje que les ofrecía Rusia, pero Hiroki, no sabía dónde ocultar toda su emoción al ver las calles de Moscú, se sentía un ambiente completamente diferente al de la ciudad de Tokio y el paisaje, ni se diga, era impresionante, las casas, los edificios, las calles; todo, cubierto de blanco por la nieve que caía…

Sin duda, ambos disfrutaban de una vista mágica. Durante su viaje, fue inevitable pasar por sitios increíbles, llenos de color y belleza natural. Atravesaron por el canal de Moscú, el camino en carretera por el que iban atravesaba un puente que pasaba sobre el gran cuerpo de agua, agua cristalina rodeada de inmensos árboles y una arquitectura fantástica por parte de los edificios que igualmente lo rodeaban. También, durante su trayecto pasaron frente al parque natural Pokrovskoye Streshnevo, nombre difícil de pronunciar a vista de ambos, pero a pesar de eso un lugar que, a simple vista y desde fuera se veía hermoso y muy, muy grande.

El viaje duro casi una hora desde el aeropuerto internacional de Moscú hasta el hotel. Una vez llegaron, descendieron del automóvil, tomaron sus cosas, se adentraron en un callejón y frente a ellos, el hotel Matreshka, un hotel humilde y pequeño, de tres estrellas pero aun así con un aura de tranquilidad y ¿por qué no? De belleza pura. Era diminuto -a comparación de muchos de los otros extravagantes edificios que se observaban en Moscú- ubicado en un lindo callejón en el centro de la ciudad; la fachada era de un color crema amarillento, con molduras detalladamente impresionantes a todo lo ancho de la pared y la puerta, tallada en madera.

Al entrar, todo daba un aire de comodidad con un toque hogareño, Hiroki al notar el tamaño del lugar pudo deducir que no tenía más de 100 habitaciones, increíblemente pequeño. La recepción era pequeña, solo con un par de sillones y el escritorio donde se encontraba la recepcionista atendiendo llamadas. Nowaki se acercó rápidamente a ella y esta, le dio las llaves de su habitación de inmediato; su cuarto estaba en el segundo piso.

Subieron las escaleras de madera, y buscaron su habitación, al entrar atravesaron un pequeño pasillo, con una puerta a un costado – que seguramente se trataba del baño – y al final de este una cama matrimonial, un mueble de madera con una televisión y dos sillas que reposaban a lado de la ventana, una habitación simple, pero bien se dice que, lo más sencillo es lo más bello. Hiroki, no discutió nada acerca del hecho de que se trataba de una cama matrimonial, no había caso, a fin de cuentas, en el fondo sabía que no necesitarían dos camas…

Dejaron sus cosas sobre la cama y no lo pensaron demasiado, simplemente tomaron sus chaquetas y salieron a dar un paseo. Irían a la alucinante Plaza Roja, que según la información del hotel quedaba a 1 kilómetro de allí, menos de 10 minutos caminando por el barrio comercial.

Comenzaron a caminar por las calles adoquinadas de ese centro comercial, que aun a pesar de ser un lugar de industria daba un aire completamente rustico y tranquilo, el suelo en sus pies cubierto casi en su totalidad de nieve, los edificios antiguos y hermosos en colores claros. La calle por la que tuvieron que pasar, no transitaban autos dándoles la completa libertad de ir sin preocupación de un lado al otro de la acera. Atravesaron tiendas elegantes, cafés clásicos y lindos restaurantes decorados con adornos navideños, a todo lo largo de esa gran calle había bancas y jardineras colocadas en el cruce, dándole, sin duda, un toque muy agradable.

No fue difícil encontrar el lugar, pues al estar llegando a la plaza se pudo visualizar claramente la catedral y la gran fortaleza real en tonalidades rojas. Pero no se dejen engañar por el nombre, el color del castillo no le da el nombre a la Plaza Roja, “rojo” antiguamente en ruso significaba “bello”.

-La Plaza Roja, la plaza más grande y bonita de toda Rusia probablemente – el profesor hablaba con las manos metidas en su chaqueta, a la vez que el vapor caliente escapaba de su boca, dejando su paso en el aire, el frío se colaba por entre sus ropas. Cuando estuvieron frente a la plaza, se detuvieron unos instantes a contemplar la belleza de los edificios que rodeaban la plaza – Antes esta plaza era usada como un mercado, también se coronaban a los zares, incluso se hacían las decapitaciones en este lugar – Kamijou soltó una risita al final de su ‘dato interesante’, todo lo recién dicho lo dijo con una leve sonrisa en su rostro, sonrisa que Nowaki le regreso causando un evidente sonrojo en el rostro del castaño, sin darse cuenta de que las palabras habían salido de su boca sin darse cuenta – V-vamos – comenzó a caminar, con Nowaki siguiéndolo al instante.

Frente a la fortaleza, aquella que daba un gran aire de castillo, se encontraba una inmensa pista de hielo, colocada ahí por las recientes fiestas. Los ojos del médico de iluminaron al instante.

-¡Hiro-san! Vamos a patinar - comentó con una sonrisa el castaño tomándolo del brazo. A pesar de ser noche buena, y que aquella plaza era un lugar turístico, el lugar no estaba para nada concurrida, era muy poca la gente que paseaba por aquel lugar.

-¿¡Ah!? - se descolocó un poco por la rápida “invitación” del otro para ir a patinar.

-Anda - lo tomó del brazo jalándolo suavemente, para arrastrarlo hasta donde estaba la pista, aun con su típica sonrisa en el rostro. Pero se detuvo al sentir que su pareja se rehusaba a caminar - ¿Hiro -san? -

- No quiero...- la cara de felicidad de Nowaki se transformó de inmediato a una de sorpresa, con un deje de tristeza al escuchar el "rechazo" por parte del otro - N-no me tomes a mal, no pongas esa cara. - el castaño odiaba ver esa expresión de vacío en el pelinegro por lo que no dudo en apresurarse a contestar - No es que no quiera patinar contigo s-solo es que... tenemos únicamente dos días aquí así que quiero que hagamos cosas que no podamos hacer en casa. - poco a poco, y con un leve rubor en la cara, que el otro no sabía si se debía  a la vergüenza o a el frío, bajó la cabeza  mientras hacía esa aclaración. Y en unos segundos, el rostro del menor volvía a tener su expresión alegre de siempre, y asegurándose de que nadie estuviera mirando*, bajo un poco la bufanda que portaba el mayor en su cuello pues tapaba parte de su cara, y deposito un corto, dulce y rápido beso en los labios del castaño, acomodando de nueva cuenta la bufanda de su Hiro.

- I-idiota - murmuró una vez que se separó de él.

-Hiro-san, vamos a caminar - y de esa forma, muy cerca del otro, rozando, casi tocando los dedos de sus manos, mientras deseaban intensamente poder entrelazar sus manos, comenzaron su recorrido a pie por la gran plaza.

La rodearon por completo, a un paso realmente lento, deteniéndose de vez en vez a apreciar detenidamente los edificios monumentales que se encontraban a las orillas del lugar, al mismo tiempo que disfrutaban de la compañía, y por qué no, de la calidez del otro.

En la plaza pudieron ver el patíbulo*, además de la mundialmente famosa tumba de Lenin. También se encontraron con el Kremlin de Moscú que se trata de un conjunto de edificios civiles y religiosos delimitados por la muralla de Kremlin, en donde además estaban sepultadas algunas de las más grandes figuras de la URSS y relevantes militantes comunistas, tales como el líder Iósif Stalin.

Por último, pudieron visualizar las estatuas de bronce hechas en honor a Minin y a Pozharsky, y a un lado de estas, la fantástica catedral de San Basilio.

La hermosa e increíblemente famosa catedral rusa, conocida por sus variadas cúpulas en forma de kiss de chocolate, con radiantes colores llamativos, tal y como si fuera un bello castillo hecho de caramelo.

- Esta catedral fue hecha por Póstnik Yákovlev a órdenes de Iván el Terrible en 1555, se terminó de construir en 1561. Dice una leyenda que el zar Iván dejó ciego al arquitecto para evitar que reprodujese su creación para alguien más. – murmuró Kamijou contemplando de arriba a abajo la monumental iglesia – Supongo que realmente no hay nadie que pudiera igualar la belleza de esta construcción – cuando termino de hablar soltó una leve risita, sin quitar la sonrisa de su rostro.

-Hiro – san realmente es muy inteligente – el pelinegro lo miraba atento, esbozando una media sonrisa al escuchar a su pareja hablar tan entusiasmado.

- N-no, es solo que he leído demasiado – se sonrojó al escuchar el comentario, desviando su mirada de la del otro.

- Eso te hace una persona muy inteligente… - el corazón de Hiro comenzó a latir de manera desenfrenada al escuchar al otro diciendo esas palabras - Entremos, Hiro-san – y lo jaló del brazo para dirigirse a la entrada de la catedral.

San Basilio era una catedral muy peculiar y diferente a todas las demás que pudieran existir en todo el mundo. Se trataba de una estructura con 9 capillas independientes que se conectan al centro a través de sorprendentes pasadizos. Los espacios de las capillas son muy pequeños, las paredes son de piedra con diversas pinturas en fresco* que representan a diferentes Santos. En las capillas podemos encontrar cuadros, dibujos y mosaicos y la capilla principal está completamente cubierta de oro. Una vista realmente impresionante para cualquiera que tuviera el honor de apreciarla, no se podía comparar para nada con las imágenes y descripciones de los libros que leía.

-Es impresionante, mira todas esas figuras - Hiroki, en ningún momento del viaje había ocultado su impresión, y en ese momento no era la excepción, por cada cosa que veía sus ojos adquirían cada vez más y más brillo, algo muy lindo a vista del menor. Luego de un rato de estar vagando, subieron al segundo piso y nuevamente, quedaron sorprendidos por la cantidad de pinturas, adornos y decoraciones de oro que cubrían las paredes y techos. Y a pesar de todas las pasadas descripciones, la catedral era, por dentro muy pequeña y eso, aunque no lo parezca, le daba un toque de esplendor y magnificencia, pues encerraba todo su resplandor en un espacio muy reducido.  Estuvieron dentro de la catedral por casi más de una hora porque aunque fuera un espacio increíblemente reducido, pasaron demasiado tiempo deleitándose por la belleza de esa inverosímil iglesia.

Cuando salieron, comenzaba a atardecer, la nieve casi había cesado por completo y solo caían pequeños copos con lentitud.

Regresaron por el mismo camino para regresar al hotel, caminaron por un rato hasta que el ojicastaño recordó una de las cafeterías que habían visto de camino, justamente estaban en ese lugar.

-Nowaki ¿quieres tomar algo? Esta cafetería luce agradable – dijo el mayor señalando el negocio junto a ellos.

-Sí, Hiro-san - entraron al lugar y tomaron asiento en una mesa en la terraza con vista a la calle e incluso desde ese lugar, se llegaba a visualizar aun la Plaza Roja. Pidieron de cenar, una cena sencilla, les hubiera gustado probar una cena navideña tradicional de Rusia pero esas cosas definitivamente se hacían mejor en una cena en familia y no comprada, pero a pesar de eso, tuvieron una cena deliciosa.

Había parado de nevar, en ese momento lo único que quedaba era el viento frío que chocaba contra sus rostros. La parte de arriba del restaurante, en donde ellos habían decidido tomar su cena, estaban las mesas casi completamente vacías, solo se encontraba una pareja al otro lado del lugar por lo que, aunque fuera una poca, podrían tener su privacidad. Terminaron de cenar y se quedaron un rato allí, conversando de cosas cualquiera; de cómo se había llenado de trabajo en el hospital Nowaki antes de viajar, de cómo Hiroki castigaba a sus nuevos alumnos irrespetuosos, etcétera, etcétera. Pasaron así un rato, simplemente disfrutando la compañía del otro.

Y sin que ninguno de los dos se lo imaginaran, desde la plaza comenzaron a explotar en el oscuro cielo; fuegos artificiales, grandes e impresionantes destellos en rojo y verde, de todos los tamaños y formas alucinantes que ninguno de los dos pudo imaginar vivir para verlas pues, aunque vivieran en Tokio – lugar donde se veían muchas cosas que en el resto del mundo no – todo lo que sucedía en Moscú era completamente diferente, y desde donde se encontraban sentados en la terraza del lugar, aquellas luces se veían a la perfección. Ninguno de los dos dijo palabra alguna por los siguientes minutos, se dedicaban a observar el espectáculo que les ofrecía Moscú en su navidad ahí, la felicidad que sentían por poder estar de esa forma uno junto al otro era indescriptible pues, aun sin estar tocándose, podían sentir el calor del otro solo con mirarlo a los ojos. Se encontraban sentados uno frente a otro, pero Nowaki al ver lo emocionado que estaba su novio, decidió correr un poco su silla hacia un lado para estar más cerca de este sin embargo, el profesor no se dio cuenta de su movimiento.

-Hiro-san... - el menor lo llamó con voz tierna, el castaño se encontraba concentrado viendo atento hacia el cielo donde aún danzaba la pirotecnia, al escucharlo se giró a verlo y, en una voz aún más suave y dulce, levantando la mano para acariciar suavemente el rostro del contrario, y de esa forma Nowaki pronuncio un - Te amo - lo suficientemente alto como para que su pareja lo escuchara.

-Nowaki... - las mejillas del mayor se colorearon de un rojo tenue, agachando su mirada un poco para enderezarse al instante y contestarle un - Yo también. - el pelinegro solo correspondió con una sonrisa, para acercarse al rostro de Hiro deshaciendo la distancia que existía entre ambos. En ese momento las personas que se encontraban en el lugar no existían para ellos seguramente estarían mucho más atentos a las luces en el cielo que a ellos que se encontraban al otro lado del lugar.

Se besaron, se adueñaron de los labios del otro en un tierno pero apasionado beso, permitiéndose explorar todo lo que su lengua les permitía. Las delgadas manos de Hiroki rodearon la ancha espalda de su pareja, acercándolo aún más a él, y por su parte, Nowaki, lo abrazó por la cintura, correspondiendo al contacto. Se separaron tratando de recuperar el aliento, y sin separarse del otro, recargaron sus frentes, quedando de frente, sintiendo la caliente respiración del contrario...

-Hiro-san, volvamos al hotel...- dijo susurrando contra los labios del castaño, y este, se dedicó únicamente a asentir ante la propuesta del menor.

Pagaron la cuenta y salieron a toda prisa del lugar, estaban ansiosos por llegar al hotel.

Y sin darse cuenta, en menos de cinco minutos, ya se encontraban casi corriendo escaleras arriba hacia su habitación del hotel. El menor buscó la llave rápidamente, y de la misma forma abrió la puerta, cerrando detrás de ellos.

No esperaron atravesar el pasillo para llegar a la cama, en medio de este, comenzaron con su sesión de besos, Nowaki acorralando a Hiroki contra la pared, siguiendo con una batalla entre sus lenguas, profundizando cada vez más sus besos. El menor buscó la mano del otro, sin separarse del beso, y la entrelazó con la suya; con su mano libre Hiroki rodeo el cuello de su pareja, atrayéndolo más hacia él, sin intención de separarse de ese apasionado beso que habían empezado.

Comenzaron a sentir el aire caliente, pues aún encontrándose a menos de -10° C afuera, el calor que emanaban de su cuerpo podía sentirse con facilidad en esas circunstancias.

Con la mano con la que no sujetaba al mayor, Nowaki inició a desatar la chaqueta del contrario y la suya propia, deshaciéndose de ellas al instante, colocó su mano debajo de la camisa del otro, acariciando su abdomen, sintiendo el cuerpo de Hiro retorcerse por el contacto de su fría mano. Abandonó, muy a su pesar, los labios de su pareja, su mano se recorrió hacia arriba tanteando un poco los delicados pezones del otro dejándolos al instante para dirigirse aún más abajo; luego de dejar de besar al menor, continuo pero esta vez dejando besos y mordidas en el cuello del mayor, y a la par, comenzó a toquetear con su mano la parte baja de este. Hiroki al sentir ambas caricias un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, enredó sus dedos en la cabellera negra de su pareja e hizo su cabeza hacia atrás, permitiéndole al menor seguir con sus besos.

Deshicieron el amarre de sus manos, querían tocarse, se necesitaban y para eso, querían hacerlo con todo lo que pudieran.

Nowaki siguió acariciando por encima del pantalón, sacando de vez en cuando suaves suspiros de los labios del mayor. Ver el rostro completamente rojo del otro, y escuchar los gemidos que le provocaban sus caricias hacían que perdiera la cordura. Bajó el pantalón del profesor, arrojándolo al piso, donde no le estorbara en su labor.

-N-nowaki...- exclamó al sentir el aire frío colarse entre sus piernas, pero Nowaki no estaba dispuesto a dejarlo pasar frío. Dio inicio a un recorrido por toda la parte debajo de la cintura de su acompañante, acariciaba sus muslos con lentitud, dejando con las yemas de sus dedos un camino de estos hasta su entrepierna, que seguía cubierta por la ropa interior, que se encontraba ya un poco mojada. Por sobre la tela, apretó el ya muy notable bulto de su pareja, sacándole un leve jadeo que retuvo al morderse el labio inferior de su boca.

- Hiro-san, no retengas tu voz... -  siguió con los movimientos de su mano,  acariciando el miembro del mayor.

-N-nowa...- al escuchar su nombre salir de la boca de su pareja, decidió deshacerse de la última prenda que obstruía el contacto directo de su piel con la de Hiroki. Quitó la ropa interior de mayor, y empezó a masturbarlo directamente, tortuosa y lentamente, moviendo su mano de arriba hacia abajo, hasta que su pareja llegó al clímax. Su mano se llenó de la esencia del otro, la cual aprovecho para acriciar la parte trasera del castaño. A la vez, juntó sus labios de nuevo, degustando de ese apasionado beso, tanteando al mismo tiempo, la entrada del mayor. - Vamos a la cama, Nowaki... - se acercó al oido del menor para susurrarle esas palabras.

-Sí - el pelinegro, ni lento ni perezoso, lo tomó por los muslos para alzarlo y llevarlo hasta dentro del dormitorio, donde estaba la cama. Lo depositó en el colchón, y se colocó sobre el castaño, dejando un corto beso en sus labios para después seguir preparando la entrada del mayor.

- N-no es justo... - comentó con voz entrecortada al sentir los dedos del menor tantear su trasero.

-¿Qué cosa Hiro-san? – preguntó el ojiazul, separándose un poco para verlo.

- Tú... sigues con la ropa puesta – murmuró desviando la mirada de los ojos de Nowaki.

-Hiro-san quiere verme desnudo. – comentó con un tono divertido a la vez que acercaba su rostros.

-C-cállate... – Nowaki sonrió mientras que ambos se incorporaban en la cama, sentados uno frente a otro. Y en esa posición, Hiroki empezó con su labor de quitar toda la ropa de su tifón.

Desabrochó la chaqueta del pelinegro, lanzándola al suelo seguida del suéter que portaba y la camisa, las capas extra a causa del frío no lo ayudaban mucho con su desesperación de verlo expuesto. Una vez se deshizo de la camisa no se retuvo atocar un poco el fuerte y descubierto pecho de su Nowaki, cuando se dio cuenta que llevaba demasiado tiempo embobado con el perfecto cuerpo del otro, salió de su trance y siguió con su labor. Empujó suavemente al menor hacia atrás con la intención de que entendiera que lo requería recostado en la cama, y con el menor en esa posición se dispuso a quitar el pantalón y la ultima prenda que le impedía ver a su novio desnudo, la ropa interior.

Ambos estaban en su límite, verse mutuamente, Nowaki desnudo, Hiroki sobre él, era muy tentador por ambas partes.

-Te necesito, Hiro-san…- estaba  a punto de dirigir de nueva cuenta su mano a la entrada del mayor, pero la mano de Hiroki lo detuvo.

-Y-yo me encargo…- se acomodó sobre la entrepierna del menor, y con un gran sonrojo en su rostro, llevó sus, previamente ensalivados, dedos a su entrada.

- Hiro- san… - observó a su pareja, encima de él, prepararse por sí solo, por un rato, estuvo deleitándose con la vista que le ofrecía. Colocó sus grandes manos en las caderas del castaño, tomándolo suavemente, esperando ansioso por que su Hiro-san estuviera listo – Hiro-san… - el demonio Kamijou sabía muy bien lo que esa mirada de Nowaki significaba, estaba desesperado… Sacó los dedos de su entrada, recargando sus manos en el pecho del contrario, sosteniéndose para lo que estaba a punto de hacer. Acomodó el miembro del menor en su entrada, y comenzó a introducirlo en él.

-A-ah… - al sentir la hombría del otro introducirse en su interior, los gemidos no pudieron retenerse en su boca. – N-nowaki… - al escuchar los gemidos salir de la boca de Hiroki, se excitó en sobremanera, tomó con firmeza las caderas del mayor, y lo ayudó con las embestidas, cada vez más rápidas. Hiroki daba leves saltos, chocando contra el miembro de su pareja.

- Te amo, Hiro-san – ambos estaban en su límite, no aguantarían por mucho si seguían con el ritmo que llevaban. Las embestidas por parte de Nowaki se hacían cada vez más profundas, quería sentir el interior de su Hiro tanto como se pudiera.

- N-nowa…ah – y con uno, dos tres brinquitos por parte del mayor, se corrió en el abdomen del pelinegro, y este al verlo llegar a su límite, soltó toda su esencia en el interior de Hiroki.

Estaban exhaustos por la reciente actividad, Hiroki se dejó caer sobre el cuerpo de Nowaki, recargando su rostro en el pecho de este. Trataban de regular su respiración, se quedaron de esa forma, abrazados, por unos minutos, hasta que la voz del menor sacó al profesor de su ensimismamiento.

-Hiro-san, quiero darte tu regalo de navidad – se incorporó, haciendo que el otro se levantara con él.

-¿Ahora? – solo recibió un movimiento de cabeza por parte del pelinegro pues en ese momento ya se había parado de la cama, dirigiéndose hacia una de las maletas que se encontraban aun sin desempacar aun lado de la cama. Volvió en menos de 10 segundos, con una caja de color blanco con moños rojos, se sentó a un lado del castaño, entregando la caja al mayor para que la abriera.

Hiroki estaba avergonzado, él no había preparado un regalo para Nowaki, por lo que el hecho de que el otro se hubiera tomado el tiempo de prepararle algo, lo abrumaba un poco. Desató el listón, y abrió el paquete, poniéndose rojo al instante.

Era un portarretrato de madera, con algunos adornos tallados en la misma y con una foto de ambos en el centro. Recordaba muy bien el día en que Nowaki tomó esa foto, el acababa de llegar de la Universidad y el menor lo estaba esperando con la mesa servida listos para cenar, después de eso fueron a descansar un poco al sillón y él sin pensarlo mucho recargó su cabeza en el hombro del ojiazul cerrando los ojos para relajarse un poco, estaba por quedarse dormido cuando escuchó el típico sonido que hace la cámara del celular al tomar una foto, se molestó con el otro de inmediato por haberlo tomado sin su permiso y por no haberla borrado después de un tiempo pero a pesar de eso, aunque no lo admitiera en voz alta, amaba ese retrato de ambos.

-Sé que no es mucho pero vi el marco en una tienda y no pensé al comprarlo… - le dedicó una gran sonrisa al mayor, causando en este una sonrisa de vuelta.- Feliz Navidad.

-Nowaki…- se inclinó hasta donde estaba el menor y depositó un beso en sus labios. Para después, abrazarlo fuertemente, siendo correspondido al instante. – Feliz Navidad…

 

 

 

 

Notas finales:

*No sé si lo sepan, pero Rusia es uno de los países en los que la homosexualidad no es muy bien vista aún. Durante un tiempo fue un delito el ser homosexual, y actualmente hay leyes discriminatorias contra las personas que lo promueven :v Esta fue una de las razones por las que no estaba muy segura de mandarlos a Moscú…

*Patíbulo: es la estructura de madera en donde se ejecutaban a las personas cuando eran condenados con pena de muerte.

*Pinturas en fresco: es una técnica de pintura que actualmente no es muy usada, básicamente se trata de una capa de cal, arena entre otras cosas y luego varias capas con pigmentos (No crean que una pintura fresca recién pintada, yo lo pensé al principio pero se me hizo tonto y recordé que en mi clase de artes me habían explicado de eso XD)

 

Bueno eso es todo y espero que lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo. Me disculpo por cualquier error ortografico que no haya visto.

Espero que aprendieran tanto como yo con las explicaciones de Hiroki y con las cosillas que le puse por ahí, nuevamente, ahora quiero viajar a Moscú -_- Pero ya que, soy pobre T.T

¿Reviews? Ya saben cualquier duda, comentario, sugerencia haganmela saber ;)

No voy a prometer nada con que voy a subir el cap que sigue para navidad, porque simpre prometo y nunca culpo y me siento muy mal por eso así que, esperemos que este listo para antes de que acabe el año XD

Si gustan pasarse por mi pagina de facebook, son bienvenidas <3  --> Junjou Heart

Siguiente capítulo:

Viaje 6: Londres, Inglaterra (Usagi y Misaki) <3

 

Nos vemos!!

 


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