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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

A/N: Todavía hay alguien que quiera leer la continuación de este fic? X_D ¡¡Lo siento muchooooo!! T_T Yo no he querido demorarme tanto, y me golpeo la cabeza contra el teclado por ofrecerle un capítulo tan corto; pero es que la universidad me toma tiempo Dx Más aún porque me lo estoy empezando a tomar más en serio.


¡Espero que comprendan y que aun así disfruten de este capítulo!


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.

El cielo está en tus ojos

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Capítulo X

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Dormir profundamente era algo que no había hecho desde hacía mucho tiempo. Años. No lo había hecho y el futuro parecía mostrar que la próxima vez que cerrara los ojos sería para no volverlos a abrir jamás. Esa no era una de sus preocupaciones actuales, de todas formas. El mundo frente a sus ojos se movía de una manera diferente; así que no era de extrañar que su cerebro también funcionara de manera distinta a la de alguien común.

Los años no borraban la lividez de aquella noche. Aunque sus sentimientos parecieran entumirse y su exterior no mostrara más que un rostro frío e inexpresivo, tan emocional como una roca, dentro de su pecho había algo que atesoraba dolorosamente.

_ Ya es tiempo, Itachi-san.

Ante las palabras de su compañero, el pelinegro alzó la vista. El sombrero y la sombra de las ramas del árbol donde había estado recostado oscurecían su rostro. Lo hacía ilegible, misterioso e inquietante. Era imposible decir que había detrás de esa mirada escarlata.

Se levantó y caminó hacia adelante.

Kisame parecía tener la necesidad de llenar el silencio con su propia voz, porque aunque el Uchiha no le respondiera y le hablara solo cuando fuera estrictamente necesario, el hombre no se callaba.

_ Hehehe… Pensar que el Kyuubi está en Konoha, Itachi-san. ¿Le trae nostalgia volver a ver su aldea natal?

Itachi lo ignoró completamente.

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Naruto no fue directamente a hablar con “él” después de su charla iluminadora con Shikamaru. No sabía por qué, pero ese asunto con Sasuke lo ponía algo indeciso. ¿Qué diría el pelinegro, cómo actuaría? ¿Haría como si nada hubiera pasado? Estaba tan ocupado con lo  que sucedía en su cabeza que ni siquiera escuchó cuando uno de los niños con los que solía jugar lo llamó. A lo lejos el niño lo miró con preocupación, pero no hizo nada. Los eventos del día anterior se reproducían en su cabeza una y otra vez. Se sentía extraño al pensar en lo que había sucedido.

Tal vez… ¿Sería mejor hacer como si nada hubiera sucedido?

¡¿Qué estaba pensando!? ¡Él era Uzumaki Naruto! Él no se echaba para atrás en ante nada – tal vez los puños de Sakura fueran una excepción, la furia de su madre, de la que conoció por muy, muy poco tiempo – pero NO iba a acobardarse! Si algo sabía era que debía dar la cara. No quería dejar a Sasuke de lado…El sentimiento que esa idea le producía era como un aguja perforándole centímetro a centímetro el corazón. Doloroso y amargo.

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Hubo una noche en la que los dos se quedaron dormidos en el tejado, después de estar un buen rato contemplado las estrellas. La noche estaba fresca, pero no lo suficientemente fría como para hacerlos querer refugiarse en el interior del apartamento de Naruto. El rubio fue el que primero se despertó de la siesta, y una sonrisa surgió en su rostro al ver los tan adorables rasgos del pelinegro.  No encontró en sí mismo la voluntad para despertarlo. Se veía tan tranquilo, su rostro suavizado y su respiración calmada... En lugar de moverse o llamarlo, lo observó. Con la yema de sus dedos acarició y echó hacia atrás los cabellos que tapaban la pálida frente.

Sasuke podía aparentar ser un adulto intelectualmente y comportarse como tal, su afinada inteligencia demostraba eso, pero a sus ojos, más aun en ese instante, se veía como un niño. 

Naruto lo entendía hasta cierto punto. Entendía que Sasuke se mostraba así para protegerse a sí mismo. Naruto había hecho lo mismo. Se había dado cuenta que llorar y esperar a que alguien más lo consolara no lo iba a llevar a ningún lado. Supo que tenía que encontrar su propia fortaleza, demostrarles a los demás quién era en realidad y lo que podía llegar a ser.

¿Qué escondía Sasuke tras su imperturbable máscara, tras sus rasgos cincelados por  un sufrimiento que el rubio aun no entendía por completo? Quería saberlo, y si era posible, quería liberar a Sasuke de todo aquello.

Verlo sonreír, verlo en paz, como en ese momento--Quería que Sasuke fuera feliz.

Se sorprendió unos segundos de la certeza de su consciencia, de su resolución. Lo sentía en su pecho. Deseaba que fuera feliz. Deseaba que sonriera con más frecuencia, que no cargara ese peso que a veces Naruto notaba arrastraba sobre sus hombros.

Incluso si sus maestros no querían decirle, Naruto averiguaría que le había pasado.

¿Qué ha hecho que a veces tus ojos se vean tan vacíos y oscurecidos por el odio, Sasuke? No es solo que la gente quiera alejarse de ti, ¿cierto? ...Conozco ese tipo de dolor, y no es el mismo.

Sentado, su mano había ido por si sola otra vez sobre la frente del pelinegro. Cuidadosamente, con delicadeza. Sasuke no se movió. ¿Estaba teniendo un sueño profundo? Pasó los dedos entre el suave cabello. Las comisuras de los labios de Sasuke se alzaron ligeramente, y Naruto se encontró a sí mismo sonriendo.

El murmullo salió solo de sus labios.

_Ya quiero ver qué cara pone al despertarse, hehehe.

Sasuke tenía un rostro muy interesante, en su opinión. Era fino y elegante, y en ocasiones parecía guardar cierta delicadeza. Como cuando dormía.

Es atractivo, afirmó pensativamente para sí mismo. No era la primera vez que veía a un chico que resultaba ser más lindo incluso que una chica.

Aunque los rasgos de Sasuke tenían algo peculiar que no llegaba a comprender aun...

Levantó la vista a las estrellas.

_ No pienso dejarte solo, Sasuke… - murmuró.

Sus dedos, por los entrenamientos y las luchas en que sus manos habían tomado partido durante su vida, contrastaban con la suavidad que a pesar de todo guardaba la piel de Sasuke. Sus dedos, fuertes, tostados, se extraviaron sin premeditación por el rostro pacífico y acunó en una mano la mejilla pálida. Con los ojos fijos en las pestañas ni tan largas ni tan cortas, en los parpados tiernos, en la nariz orgullosa y los labios finos levemente entreabiertos, algo extraño se movió en su interior.

Quitó la mano y se enderezó, enfrentando el cielo otra vez. Confundido, abrumado. Suspiró y sacudió la cabeza.

_ Si no se despierta lo cargaré hasta su apartamento…

Aun sentía esa sensación hormigueante en la punta de sus dedos.

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Estaba caminando sin rumbo y le ponía nula atención a lo que tenía delante. Por eso no se dio cuenta de con quien había tropezado. Sin darle mucha cabeza al pequeño incidente murmuró una disculpa y siguió su camino.

Un dolor repentino asaltó su hombro.

_ ¡AUCH!

_ ¡Te estoy hablando, mocoso!

_...  – el rubio abrió mucho los ojos - … ¿Ero-sennin?! ¿Qué haces aquí?!

_ ¿Cómo que qué hago aquí?! ¿¡Esa es la forma de recibir a tu padrino? ¡¿A tu maestro?! – el hombre robusto y alto se cruzó de brazos con algo de disgusto y enojo, pero su expresión de enfado desapareció cuando el rubio le dio un fuerte abrazo.

_ ¡Ero-sennin! ¿Dónde te habías metido!? ¡Sakura-chan se fue hace unos días a encontrarse con Tsunade-oba-chan! – Naruto se sentía emocionado por tener a su querido maestro y prácticamente padre de vuelta en la aldea.

Después de deshacer el abrazo, Jiraiya le sonrió. Vaya que había extrañado a su ahijado.

_ Lo sé, me encontré con ellas hace unos días. – respondió afable el hombre – Bueno, te contaré todo después…

_ Hacía bastante tiempo que no venías, ero-sennin. – Se refería exactamente a la ausencia de casi un año. El rubio sonrió feliz - ¡Invítame a comer ramen-tebayo!

La animosa charla entre los dos continuó mientras caminaban en la dirección a la que Jiraiya se había estado dirigiendo desde el principio.

_Bueno, bueno, primero tengo algo que informarle al Hokage.  – el peliblanco sonrió  - Después de eso, iremos a las termas y-

_ No iremos a las termas a espiar, ¿verdad?  - habló el rubio interrumpiéndolo enseguida, mirándolo con sospecha.

Era la clase de cosas que siempre le proponía – forzaba – a hacer. Eso y leer los manuscritos de sus novelas.

_ ¡Claro que no, solo iré a bañarme! – Una venita palpitó en la frente del peliblanco. Naruto lo miró incrédulo. Luego lo miró por unos segundos con los dedos en la barbilla, pensativo.

_ Hum. Debería, tiene peste.

_ ¡Yo no tengo peste, mocoso! ¡Y no interrumpas! – el puchero que hizo el mayor era realmente gracioso. ¿De verdad se había vuelto tan predecible? - Pero eso será después, heheheh… - le dijo con un aire y una risilla misteriosa, llena de complicidad – Tengo una sorpresa para ti.

Al ojiazul se le iluminó la mirada.

_ ¡¿En serio!?– estaba saltando casi como un niño pequeño, todo entusiasmado y con una sonrisa de contento en el rostro. Le encantaban las sorpresas. Al menos las buenas.

Y las que no lo confundían y lo hacían pensar demasiado…

Ehem.

_ ¿Y… qué es? – preguntó Naruto de repente muy interesado en saberlo. La repentina presencia de Jiraiya en la aldea le servía de distracción momentánea. Alejarse por un rato de los problemas que rondaban su cabeza le haría bien.

Jiraiya negó con la cabeza.

_ Ya sabrás luego. Espérame en el Ichiraku. – le dijo y con esto, desapareció en una bola de humo.

_ ¿Quéééé? Cómo te atreves a decirme eso y después irte-tebayo, ero-sennin!

El rubio soltó un bufido y se cruzó de brazos, el rostro jetón. No siendo de los que esperan pacientemente de brazos cruzados, suprimió y enmascaró su chackra de la mejor forma que podía y siguió a su antiguo maestro. De todas maneras, si Jiraiya venía a informar al Hokage sobre algo, era muy seguro que tuviera que ver con Akatsuki.

Le importaba un bledo que el tercero o los consejeros o cualquiera quisiera mantenerlo al margen del asunto. Quería saber. Diablos, merecía saber. Esos bastardos estaban tras Kurama, ¡su biju, su amigo, su compañero desde siempre! Y posiblemente también tras un preciado camarada suyo, Bee. Naruto deseaba de todo corazón que el amante del rap estuviera bien.

Con eso en mente, trepó silenciosamente por la torre Hokage y se escondió a un lado de la ventana que mostraba la oficina de Sarutobi. Tragó saliva y escuchó atentamente.

Sus ojos azules se abrieron de par en par.

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Escuchar el nombre de Orochimaru junto al sustantivo “peligro” y el apellido Uchiha en una oración tuvo a Naruto corriendo lejos de la torre Hokage. No le importó que los adultos a los que había estado espiando lo hubieran notado.

“Orochimaru está tras el Sharingan.”

Entrecerró los ojos.

“Uchiha Sasuke puede estar en peligro.”

Ya no importaba las vueltas que le estaba dando al problema horas antes. Aquellos pensamientos sin rumbo se evaporaron de su cabeza. Su misión en ese momento, una que se había puesto él mismo sin siquiera darse cuenta, era llegar a donde estaba el pelinegro y mantenerlo bajo  su atenta vigilancia las 24 horas del día. ¿Por qué? Porque hacía varios años que esa desgraciada y asquerosa serpiente había intentado ponerle ese despreciable sello maldito. Habría logrado su propósito si no hubiera sido porque Kurama no lo había permitido. El zorro, renuente a dejar que otra cosa además de su peluda existencia tuviera siquiera la oportunidad de controlar el cuerpo de Naruto le prestó parte de su chackra y le permitió salvarse de aquellas mandíbulas venenosas.

No permitiría de ninguna manera que ese cara de reptil le hiciera algo a Sasuke. No si él podía detenerlo.

Cuando se encontró a sí mismo en un lugar favorable arrojó el kunai. Había pensado en ir a casa del chico como las personas decentes hacían, llamando, tocando el timbre y entrando por la puerta. Debió saber que ese plan nunca se llevaría a cabo. Naruto no era de los que planeaban las cosas. Siempre le había funcionado mejor actuar en el momento, crear una estrategia pequeña y efectiva en el ahora de forma espontánea.  Y el plan ahora era  llegar hasta  Sasuke.

Con un movimiento violento lanzó el kunai.

Sus ojos se agrandaron.

_ ¡!

Dejó de respirar: su cuerpo fue acorralado por agua y oscuridad.

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Sin poder reprimirse, terminaba pensando en él, y se hacía la misma pregunta una y otra vez. ¿Cómo había podido terminar apegado a una persona de esa manera? Había sido menos de un mes… pero en ese mes habían compartido demasiadas cosas. Tantas como Sasuke no se hubiera imaginado compartiría con alguien que no fuera de su familia; y aun así, menos de lo que su egoísta y descontrolado ser plagado de emociones deseaba.

Con Naruto se sentía otra persona, y a la vez se sentía él mismo. Era como si el rubio se llevara lejos la tormenta que azotaba su vida. Como si soplara suavemente una pequeña llama en el interior de Sasuke.

Cállate. Se ordenó a sí mismo. Deja de pensar en él.

Lo volvía loco. Su mente estaba dividida, desquiciada en dos partes discutiendo constantemente la una contra la otra. Una quería alejar esos recuerdos, destruirlos; eran una debilidad que le impedía avanzar hacia su camino y cumplir su destino. La otra no hacía más que atesorar esos momentos, tan especiales y únicos.

Trató de concentrarse en el movimiento de sus pies, en sus músculos tensos por el ejercicio.

Desconocía la mayoría de los rostros que le rodeaban y corrían junto a él siguiendo la guía de Asuma. Algunos eran de su mismo curso de la Academia, como Konohamaru y sus dos amigos, pero otros se notaban mayores que él mismo.

Naruto era mayor que Sasuke; por siete años. Físicamente, pues era increíble cómo Naruto podía ponerse a su mismo nivel cuando discutían. Sasuke diría con certeza que el rubio era más infantil que él mismo. Esa parte suya era irritante, y a la misma vez, aunque se negara rotundamente a reconocerlo…Sasuke no podía evitar que le atrajera.

Percatarse del niño castaño le hacía también recordar ese día. La presión del agua, la presión de esos brazos alrededor de su cuerpo. La mirada dura, la mirada suave. La boca tensa en una línea seria, de enojo, y luego curvada en una cálida sonrisa.

“_Crees que soy la clase de persona que se queda como si nada cuando le dicen algo como "Piérdete", Sasuke?”

¿Qué estaría haciendo el rubio en ese momento? ¿Acaso…había ido a buscarlo?... ¿Habría ido a su apartamento? ¿Qué pensaría al no verlo ahí, al notar que no estaba en la aldea? De seguro Kakashi le contaría que Sasuke se había marchado al examen. Una voz sarcástica e hiriente habló en su interior.

Tal vez ni siquiera lo sepa porque no ha querido buscarte.

Tenía que ignorar sus propios pensamientos. Necesitaba concentrarse en la situación actual: sus pies se movían rápidamente, el viento echaba su cabello hacia atrás y azotaba su cuerpo con suavidad y fuerza, su sonido haciendo eco en los oídos de Sasuke.

“_Si tú te ahogas yo me ahogaré también. Así que realmente no es una tortura.”

¿Cómo era posible…que dijera ese tipo de cosas…sin inmutarse? Como si realmente las sintiera…

Tsk, está loco. El pelinegro se contuvo de chasquear la lengua.

¿Cuántas veces  se lo había dicho?

Apretó los dientes.

¡Demonios! ¡Porqué seguía martirizándose con eso! ¡Naruto no era nada, no significaba nada! Pronto se olvidaría de todo y se centraría en lo que realmente era importante. No necesitaba de su atolondrada y ruidosa presencia. No lo necesitaba. No debería estar pensando en él, ni en sus gestos, ni en las palabras que han quedado gravadas en su mente. Era estúpido dejarse llegar así, descontrolar su celebro.

¡Maldición, sal de mi cabeza!

 ¡Era simplemente una idiotez!

“_ No voy a dejarte ir hasta que me des una razón para hacerlo.”

Tal vez, tal vez…Naruto lo dejaría ir ahora que Sasuke le había dado una buena razón. Ese beso…ese beso debía ser razón suficiente para alejar a Naruto, ¿verdad? A Naruto le gustaban las chicas, lo sabía. No había ninguna posibilidad de que viera a Sasuke de la manera en que las hormonas del pelinegro lo hacían mirarlo, sentirlo, soñarlo.

Todo era culpa de esas condenadas hormonas. Maldita adolescencia. Maldito sueño. Maldito Naruto.

Y maldiciendo a todos y a todo, concentrándose en el enojo, tal vez así podría dejar de ahogarse en recuerdos agridulces. Unos recuerdos que dolían al saber que Naruto se había ido esa noche, y que ya no vería a Sasuke de la misma manera.

“Eso” que había sido su relación… una amistad rara, un vínculo que a momentos lo había hecho sentir – y aun lo hacía sentir – todo tipo de cosas,… se había… ahora se había… acabado.

“_ ¿Pensabas que te iba dejar marcharte así como así? Eres un poco idiota, mocoso.”

Entonces, ¿por qué seguía sintiendo esa punzante incertidumbre? ¿Por qué había una parte de sí mismo, idiota e ilusa, que creía fervientemente que el rubio volvería a buscarlo?

“_Es porque…conozco como tú…El dolor de estar solo y no tener a nadie…que quiero ser tu amigo.”

Esa parte suya que había soñado toda la noche con sus ojos azules, con su sonrisa y su voz, cálida, acogedora-

 _¡¡¡SAAAASUKEEEEEEEEEEH!!!

…E imposiblemente gritona.

El pelinegro se quedó de piedra. Frente a él estaba Naruto, con las ropas empapadas y el rostro más furioso que le había visto hasta ahora. No tenía nada que ver con la expresión de sus ojos cuando se había enojado antes. Tal vez aquella vez en que Sasuke le había dicho que lo dejara en paz…Pero ahora su rostro estaba endurecido con una emoción diferente.

¿… Naruto?

Aunque su mente saltaba a recuerdos sin proponérselo, su corazón y su cuerpo estaban se tambaleaban en el presente, oscilando entre la paralización total y la taquicardia.

_ ¡Mocoso! ¡¿Cómo se te ocurre arrojar el kunai en el lago!? ¡Casi me ahogo!

¿Qué…?

Y no era Sasuke el único sorprendido. Shikamaru y Asuma estaban de piedra. Los genin también estaban de piedra. Se habían esperado todo tipo de sorpresas durante su trayecto al lugar donde se efectuaría el examen, pero de todas las cosas, quién se iba a imaginar que…

_… ¿Qué estás haciendo aquí?

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Segundos después de que respirara su primera bocanada de aire tras casi ahogarse, escuchó un golpe sordo sobre la madera.

_ ¡Naruto! ¿Qué haces aquí? – era la voz de Jiraiya. Seguramente le había estado buscando con Modo Ermitaño.

Chorreando agua, el rubio terminó de salir completamente del lago sin hacer contacto visual con el peliblanco. Los mechones rubios le caían sobre la frente y ensombrecían su rostro de una manera inquietante. Cuando alzó la mirada, el mayor se sintió algo sorprendido por el sentimiento tormentoso e iracundo que contenían esos ojos. ¿Había pasado algo?

_Tengo que ir a buscar a Sasuke. – contestó Naruto. Tan serio como pocas veces, su tono de voz un impacto en el silencio. El rubio sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. Estaba empapado, y la temperatura del agua no había sido la mejor, pero no pensaba perder tiempo en cambiarse de ropa.

_ ¿Uchiha Sasuke?

Naruto no respondió. Simplemente empezó a caminar fuera ahí. Tenía que salir de ahí. Tenía que encontrarlo. Para protegerlo. Para sacudirlo de los hombros y decirle un par de cosas a la cara.

Jiraiya lo siguió.

_ Naruto, no puedes salir de Konoha. Son órdenes de Sarutobi. Debes permanecer protegido.

Esa era la precisa razón por la que Jiraiya se había dignado a hacer acto de presencia en la aldea. Incluso si ya se había asegurado de que una de sus invocaciones entregara el mensaje al Hokage, quería llevarle personalmente las nuevas – y relativamente malas  - noticias.

Orochimaru había desertado de Konoha y se había largado a quien sabe dónde para continuar con sus enfermizos experimentos. Entonces, de repente, hace unos cinco años, se unió a las filas de Akatsuki. Esa información sorprendió un poco al Sannin peliblanco, no encontrando una razón para que su antiguo compañero hiciera eso. Entonces había recordado que exactamente hace cinco años, ciertos eventos habían propiciado que otro nuevo miembro se uniera de Akatsuki, incluso antes de que Orochimaru.

La búsqueda de poder para el Sannin de las serpientes no tenía límites.

Jiraiya había estado más sorprendido aun con el hecho de que Orochimaru permaneciera asociado tanto tiempo a la organización. Y que precisamente ahora cuando la caza de los bijuu empezó a encabezar las prioridades de Akatsuki, Orochimaru abandonaba la organización… ¿Qué planeaba? Debía estar relacionado con su tan ansiado sueño: poseer el Sharingan.

Naruto se volteó con un movimiento brusco, casi violento. Su naturaleza alegre y amigable contrastaba terriblemente con la furia que en ocasiones podía llegar a sentir. Sus brazos estaban rígidoss, los puños apretados y la mandíbula tensa.

_ ¡Puedo protegerme yo solo, lo sabes! Y no me importa que me estén siguiendo ANBUs, o que sea una orden del viejo, o lo que sea. Tengo que ir.

Esta vez Jiraiya no lo detuvo.

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A Sasuke, en ese preciso momento, la noche anterior le parecía una experiencia muy lejana. Era como si en vez de horas hubieran pasado meses. ¿Cómo era posible que su percepción del tiempo se distorsionara de esa manera por culpa de ese idiota?

_Ehem… Naruto. ¿Qué haces fuera de Konoha? – esta vez fue Shikamaru quien le habló.

Naruto mutó su expresión completamente. Aunque a los atentos ojos de Sasuke pareció más como si escondiera algo. Como si estuviera enmascarando el enojo.

Casi traga saliva. Estaba nervioso. ¿Por qué Naruto estaba ahí? ¿Y por qué estaba tan enfadado? ¿Por qué ocultaba lo que estaba sintiendo?

_ ¿Eh? – el rubio pareció confundido por un momento. Habiendo convivido con él tan seguido, el pelinegro podía decir que estaba fingiendo. Estaba en sus ojos. Y pensar en eso lo hacía sentir aún más intranquilo – Oh, ¡hola Shika! – y ahí estaba, esa sonrisa de idiota, pensó Sasuke.

Solo que ahora guardaba algo de falsedad. Como si fuera una actuación.

_ ¿Cómo llegaste aquí tan rápido? – interrogó el Nara -  ¿Nos estabas siguiendo?

_ Oh, no, para nada-tebayo. – Aquel gesto casual de rascarse la nuca sin quitar la sonrisa, el tono descuidado – Solo me teletransporté. Tengo tu chaqueta marcada con el jutsu.

El Nara lo miró pasmado.  

_ ¿Me tienes marcado? – por algo había sido el primero en sentir su chackra.

Sasuke frunció el ceño. ¿Así que era hábito de ese estúpido el marcar a todas las personas que conocía, invadir su privacidad  y teletransportarse cuando le diera la gana?

Algo parecido a la decepción resonó en su cuerpo.

_ A ti, a Sai y a Sakura-chan. – sonrió ampliamente – ¡Es muy útil durante misiones!

Shikamaru trató de comprender el hecho de que Naruto le había puesto un sello sin que él se hubiera dado cuenta. A él, el tan aclamado genio. ¿Cómo había sido tan despistado?

El jounin suspiró con pesadez. Lo más razonable era dejar algo tan nimio para meditarlo después. Le preocupaba más lo problemático que sería tener que acelerar el paso para poder llegar a tiempo al Examen Chunnin por culpa de la interrupción…Por eso sería mejor si simplemente solucionaba el asunto lo más rápido posible. Con su brazo levantado hizo una señal a Asuma para que continuara corriendo junto a los demás aspirantes.

_ ¿Naruto-ni-chan?

Konohamaru paró en seco, mas Moegi le urgió que siguiera moviéndose. De todas maneras, al nieto de Sarutobi se quedó pensativo. ¿Por qué está Naruto-ni-chan aquí?

_ Déjalo para después. – cortó Shikamaru. Asuma, tan vago como su alumno, decidió dejar que este lidiara con la situación. Él era buen líder, después de todo. – No tenemos tiempo que perder. ¿Qué es lo que sucede?

Naruto entendió después de unos segundos la situación. Se enderezó y miró al jounin pelinegro con un rostro serio.

_ No es nada demasiado serio. Solo tengo que llevarme a Sasuke.

_ ¿Qué?  –  espetó Sasuke sorprendido.

El Nara alzó una ceja. Eso se veía demasiado sospechoso. ¿Por qué habían dejado a Naruto salir de la aldea? ¿No se suponía que debía permanecer protegido y vigilado en caso de que Akatsuki apareciera?

_ ¿Y eso es por qué…?

_ No puedo explicarlo ahora, pero eso es lo que sucede.

Ahora era Sasuke quién estaba sorprendido, enojado e indignado. ¿Qué estaba pasando? ¿Llevárselo? ¡Ni que Sasuke fuera una carga que pudieran manejar a su antojo!

_ ¿Qué demonios estás diciendo? ¡Voy a tomar el examen Chunnin, no puedo regresar!

Naruto tomó una gran bocanada de aire, sin mirar en absoluto a Sasuke, ignorándolo,  y continuó informando a Shikamaru de la situación:

_Es una orden del Hokage.

Sasuke apretó los puños y atravesó la cabeza del rubio con una mirada asesina.

Un brillo de astucia apareció en los ojos del genio en estrategias. El de coleta analizó en menos de dos segundos y medio la situación, balanceando las posibilidades de que fuera una trampa o no. Podía tratarse de una persona transformada en Naruto tratando de llevarse a Uchiha Sasuke…

_ ¿Y ya resolviste el asunto del beso?

La cara de Naruto se coloreó completamente. Sí, es Naruto, pensó Shikamaru satisfecho. Aunque su actitud de antes, el paso de la molestia a la aparente despreocupación ligeramente seria era muy sospechoso. Toda aquella situación era muy sospechosa.

_ ¡Shika! N-no es momento de hablar de esas cosas, hehehe… - Naruto trataba de no mirar el rostro de Sasuke, pero no pudo  evitar de reojo ver el sonrojo que se había apoderado del rostro normalmente pálido. ¿Sasuke también…?

¡¿Qué demonios!?, gritó Sasuke dentro de su cabeza. ¿El beso? Acaso… Naruto había hablado con alguien– con ese tipo de lo que había pasado…?! ¿…Le había dicho…que Sasuke lo había…?

Con la certeza de que Naruto era realmente Naruto, y que si Naruto salía de Konoha para venir a recoger al Uchiha debía tratarse de algo verdaderamente serio, decidió despedirse de una vez y dar por concluido el asunto.

Aunque seguía siendo sospechoso que el Hokage no hubiera enviado ni suquiera un mensaje. ¿Se trataba de una emergencia? Naruto se veía realmente serio y decidido sobre llevarse a Sasuke de vuelta.

Sin mirar siquiera podía sentir la frustración y el enojo de Uchiha.

_Qué problemático. –  el Nara suspiró – Bien. Dejo a Uchiha Sasuke en tus manos. – observó al rubio directo a los ojos – Ten cuidado.

Naruto respondió con asentimiento, y Shikamaru desapareció de un salto.

No mucho después de quedar solos, Sasuke retomó su caminar en la dirección en la que había desaparecido Shikamaru, como si la conversación de antes no significara nada para él. Había acertado en que el kunai tenía que ver con la forma en la que Naruto se teletransportaba. Solo que aún  no conocía exactamente el funcionamiento del jutsu.

Sasuke sentía su corazón martillear con fuerza. Le sudaban las manos. Naruto, Naruto estaba ahí y había vuelto y…

…Era solo porque el Hokage lo había mandado.

Fue como un balde de agua helada sobre su cabeza. Había sido por obligación, su deber…No porque quisiera verlo.  Combatió todo lo que pudo para que la decepción no se mostrara en su rostro.

Naruto estrechó la mirada: Terco y creído mocoso, pensó. El rubio no le dejó dar ni cinco pasos completos cuando lo agarró por la cintura con un brazo, cargándolo y comenzando a marchar con pasos de elefantes hacia Konoha.

Pero no sería tan sencillo, ¿verdad?

_ Suéltame, idiota descerebrado!

Naruto chasqueó la lengua, molesto. El enojo de antes reemergía poco a poco.

_ Cállate, mocoso. Si digo que tienes que regresar a Konoha, significa que tienes que hacerlo.

_ ¡Quién eres tú para darme órdenes, imbécil!

El pelinegro trató de liberarse a punta de patadas y puñetazos, pero como siempre, en esos momentos era que notaba la diferencia de poder entre él y Naruto. Y eso lo enfurecía aún más.

_ ¡Tsk! ¡Bájame, estúpido! Si es una orden, ¡muéstrame prueba escrita!

El agarre del rubio era férreo alrededor de su torso. Sasuke exhaló un grito de frustración e impotencia. Su costado se estaba humedeciendo levemente por culpa de las ropas mojadas del rubio.

Lo más frustrante era que Naruto no respondiera.

_ ¡Que me sueltes, joder! ¡Tengo que ir a ese examen! Por qué tengo que-

Naruto lo soltó y fue una sorpresa. Pero con su puño sujetó el frente de la camiseta del pelinegro y lo alzó con facilidad. Sasuke se sintió súbitamente vulnerable al no tener el suelo como sitio de sostén y equilibrio.

Su mirada oscura y alterada chocó con la de Naruto. Se quedó en silencio. Se sintió aún más tenso. ¿Cómo era posible que pudiera ver en esos ojos al dolor y a la ira al mismo tiempo?

Encajó sus dedos en el brazo del rubio y frunció el ceño.

_ Bájame. – forzó entre sus labios apretados.

_ Te bajaré si dejas de comportarte como un niño.

Eso fue como un golpe en el estómago. Sus ojos se volvieron de un rojo brillante; ojos indignados, exasperados.

_ ¡Tú eres no eres para decir eso-!

Cualquier otra cosa que hubiera pensado decir desapareció cuando su mente se quedó en blanco. Su voz se quedó atrapada en su garganta. El rostro de Naruto estaba a centímetros de distancia del suyo. La mirada penetrante y oscurecida de Naruto hizo que le recorriera un estremecimiento. Inquietante. Sin embargo, tenía algo hipnótico… Eran como los ojos de una bestia.

Salvajes y dominantes.

Podía sentir la respiración de Naruto sobre su boca.

_ Estás en peligro.

Fue un murmullo bajo y ronco, casi íntimo. Naruto hablaba en voz baja cuando estaba enojado. El tipo de furia contenida que es aún más peligrosa que la furia desatada. Naruto era una fuerza poderosa e indomable.

Oh, sí que estaba en peligro. Puede que Naruto fuera lo más peligroso que Sasuke tuviese en su vida en ese momento, en todos los sentidos. Era un peligro para la realización de su destino, para su autocontrol; un peligro para su corazón. Sin embargo, una parte de Sasuke no podía evitar desear ese peligro.

No podía dejar de mirarlo a los ojos. Y fue tal vez después de un rato que el azul de esa mirada se suavizó un poco, las pupilas fijas en las de Sasuke. Una mirada de- ¿qué podría ser? El pelinegro no quería reconocerlo. ¿Ternura, cariño? Pero aún estaba ahí el enojo, en su respiración pesada, en el agarre de su mano y en sus labios como una línea.

Sus ojos eran honestos, Sasuke sabía eso. Las orbes celestes de Naruto siempre decían la verdad. Los ojos en los que podía perderse horas sin aburrirse. Eran fuertes, decididos, imponentes. Eran los ojos que prometían y cumplían promesas. Nunca en su vida Sasuke había visto unos ojos como los suyos.

Por eso Sasuke no dudó ni un segundo de estaba diciendo la verdad.

_ Así que no pienso dejarte solo a partir de ahora.

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