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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

A/N: Son las seis de la mañana~ y no he dormido na´~ ¡pero no importa! Porque al fiiiiin actualicé~!

 

¡Dedicado a las hermosas personas que me apoyan y que leen este fic! A los lectores que me hacen sonreír con sus comentarios (¡les contestaré en cuanto pueda!) a Lluvia-san (gracias por tu apoyo! De verdad que me motivas TwT); a Laura y a Lobo Gris!

El cielo está en tus ojos

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Capítulo XI

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El beso.

Era imposible no pensar en eso cuando estaba cara a cara a él. Era imposible  que la mirada no se le fuera a esos labios y que su mente se distrajera de  lo que estaba haciendo o diciendo. Así  le pasó a los dos y estuvieron segundos, casi un minuto entero con sus ojos conectados intensamente, casi sin parpadear. Los mismos ojos que de vez en cuando bajaban un segundo a ver los labios de quien tenía en frente. Apretados en una línea en uno, fruncidos por el enojo en el otro.

_Bájame. – dijo Sasuke otra vez. Pero Naruto no le hizo caso y parecía examinar más su rostro, como si estuviese buscando algo. Eso le hizo sentir inquieto, expuesto. No le gustaba esa sensación.

Se sujetó de los brazos de Naruto con las manos crispadas en la tela y le pateó la mandíbula con su pie izquierdo. De la sorpresa el rubio aflojó el agarre y le dio a Sasuke la oportunidad que necesitaba.

_ ¡Agh!

El pelinegro cayó sobre sus pies con las rodillas dobladas para balancearse, y dio un salto atrás, poniendo distancia entre los dos.

Su corazón latía muy rápido. Pero no quería verse débil.

El rubio lo miró con algo de rencor a la vez que se frotaba la mandíbula con una mano. Al ver aquella luz en sus ojos, el pelinegro se colocó en posición de ataque. No sabía ni siquiera por qué lo estaba haciendo, pero algo de ese Naruto tan serio, con esa mirada tan penetrante centrada completamente en él, le hacía sentir muy extraño: como si algo feroz estuviera a punto de desatarse.

_ No me trates como si fuera un niño, idiota. – masculló Sasuke enmascarando sus contrariados sentimientos con molestia y altanería. El sudor en su sien y el ceño fruncido lo delataban, al igual que el notable movimiento de sus hombros al respirar.

El rubio soltó una risita.

_ Te trato así porque eres un niño, Sasu-chan.

_ ¡No lo soy! – apretó los puños y rechinó los dientes – Deja de querer parecer un adulto delante de mí, porque te ves ridículo.

Naruto arrugó el entrecejo y apretó los labios en una mueca ofendida.

_ ¡Eso no quita el que siga siendo mayor que tú, mocoso!

_ Y la edad a ti no te quita lo imbécil, idiota.  – espetó con rencor y un ligero tono de desprecio que tomó a Naruto con la guardia baja.

Un silencio tan tenso que podría ser cortado con un puñal se extendió durante unos instantes. Entonces el Uzumaki compuso una expresión determinada y caminó hacia él, totalmente pasando por alto la postura de combate defensiva de Sasuke. Sasuke siempre esperaba que Naruto peleara con él. Pero en vez de eso, el rubio terminaba sorprendiéndole de una manera u otra.

Como aquella vez.

Los penetrantes ojos lo contemplaron desde arriba. Naruto entrecerró los ojos, y pudo ver en ellos Sasuke algo de dolor, algo de entendimiento, y otro algo que no logró comprender. Aunque verlo tan directamente lo ponía nervioso, no se atrevió a apartar la mirada. Ya era suficientemente humillante tener que alzar un poco la cabeza para verlo.

_ ¿Estás enojado conmigo, Sasuke? – preguntó el rubio en voz baja. Sasuke se encontró a sí mismo prefiriendo sus gritos y sus reclamos a bocajarro. Al menos de esa forma sabía qué esperar. En este momento, la actitud de Naruto no dejaba entrever nada.

_ Por supuesto que lo estoy. Eres un estúpido que piensa que todo tiene que funcionar de la manera que le da la gana. – el pelinegro estrechó sus ojos y lo miró retador  – Déjame en paz.

Naruto sonrió zorrunamente y puso una mano sobre su cabeza. El gesto disparó recuerdos dentro de Sasuke; recuerdos que se esforzó en suprimir.

“- ¡Sasuke!” – el rubio dio un animado salto y se aproximó a él – ¡Hace milenios que no te veo! ¿Dónde te has metido, mocoso?

“_ Solo fue una semana.”

“_Ow, ¿contaste los días?”

El Naruto del presente volvió a hablar.

_ Eso no va a poder ser, Tomatito-chan. Tengo que llevarte de vuelta a Konoha y mantenerte vigilado todo el tiempo.

Sasuke chasqueó la lengua y apartó la mano del rubio con brusquedad.

_ Le diré al Hokage que no quiero que me “vigiles”.

Naruto se encogió de hombros, puso otra vez la mano entre los cabellos del pelinegro. Sasuke se quedó quieto y sorprendido cuando sintió que los dedos de Naruto se entrelazaban entre sus cabellos. ¡Diablos! ¡Este no es momento para sentirse así!, se reprendió a sí mismo. Sintió su rostro arder por la sensación, por la aparente naturalidad con la que Naruto hacía aquello.

_ A mí no me importa lo que el viejo diga.

Echó su puño hacia atrás y lo estampó con fuerza en la cara del rubio. Se sintió satisfecho al ver que Naruto daba un par de pasos atrás, desconcertado. Tenía que quitarse de encima esa hormigueante sensación que le dejaba ese idiota cada vez que lo tocaba.

Estaba harto: de no saber qué pensaba Naruto sobre aquello. Hastiado de sentirse inferior y de ser tratado como un niño. Su cuerpo pedía violencia, y sus puños parecían gritar bruscamente. Tenía tantas ganas de golpearlo como de besarlo.

Así que era mejor escoger la primera alternativa. Puso sus manos delante de él en posición de lucha a la espera de que el rubio atacara.

Porque Naruto tenía que atacar. O sino Sasuke lo golpearía hasta sentirse satisfecho. Necesitaba descargar su tensión y la pesada incertidumbre que cargaban su cuerpo y su mente.

Vio como el Uzumaki sonreía al mismo tiempo que se limpiaba la sangre de su boca magullada con el dorso de su mano. La fuerza de sus orbes azules le atraía, le provocaba; lo revolvían por completo. Había algo dentro de esos ojos empañados ahora con un brillo feroz que hacía que se le erizaran los vellos de la nuca.

_ Heheheh… - Naruto crujió sus nudillos y ladeó la cabeza de manera burlona y arrogante. Su boca formó una sonrisa zorruna que envió aquel cosquilleo odioso al estómago de Sasuke. – ¿Quieres pelear, Sasuke?

_ Ya que me sacaste del examen, me servirás temporalmente como saco de boxeo. – le respondió el chico en un siseo cínico. Sus ojos se volvieron rojos y pudo notar como los músculos del rubio se tensaban.

Naruto sonrió de oreja a oreja. Aquel centelleo que a Sasuke le recordaba a un depredador se acentuó más aún en su mirada.

_ ¡Heh, como quieras! Pero si te gano tendrás que venir conmigo sin rechistar. De acuerdo, ¿Sasu-chan?

Sasuke arrugó la boca en una mueca de disgusto, y se lanzó al ataque.

 

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Las criaturas del bosque se mantuvieron al margen mientras el silencioso hombre se desplazaba entre las sombras de los árboles, a la espera. No pasó mucho tiempo hasta que un corto susurro del viento anunció la llegada de un ninja. Más específicamente, su subordinado. Su brazo derecho.

_ Disculpe la demora. – el joven de cabello grisáceo apareció hincado en una rodilla frente a él, preparado para saltar y desaparecer en cualquier momento. Era de esperarse. Una reunión como esta debía llevarse a cabo con la mayor discreción.

_Kabuto. – saludó el hombre con aquella sonrisa de reptil. – Supongo que algo inoportuno ha tenido que suceder.

El de inquietantes ojos amarillentos permaneció recostado en el tronco del árbol. En su lugar, Kabuto acomodó sus gafas en un gesto automático y procedió a informar sobre los últimos acontecimientos; los cuales hicieron sonreír al hombre serpiente con cierta ironía.

_  El jinchuriki del Kyuubi protegiendo a uno de los últimos Uchiha...Kukuku… – una macabra risilla brotó del pálido hombre. – Qué interesante.

_ Aunque esto significa que no podremos encontrarnos con Sasuke-kun en el examen. – profirió el otro con cierto tinte de molestia. Una sonrisa burlona se formó en el rostro del de largos cabellos negros. Uzumaki Naruto había tenido algunos roces desfavorables con su subordinado en el pasado, y este no había logrado olvidarlo tan fácilmente. La determinación del conocido rubio era tan admirable como irritante.

Con un ademán lánguido se irguió el Sannin de la serpiente. Adentrándose en la espesura del bosque con pasos mudos, dio a su subordinado las palabras que concluirían la reunión.

_ Abandona el examen cuanto antes.

Un cambio de circunstancias requería un cambio de estrategia. Si alguien como Uzumaki Naruto estaba en medio de la realización de su deseo, tendría que reformular sus planes.

_ Como ordene, Orochimaru-sama.

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En Konoha, tres hombres de cabellos blancos y grises tenían otra interesante reunión.

_ ¿Naruto qué?

_ Es seguro que haya escuchado nuestra conversación de antes. – dijo Jiraiya. Estaba recostado en la pared con los brazos cruzados.

_ Era de esperarse. Es Naruto, después de todo. – suspiró Kakashi con pesadez. Su libro no estaba en ninguna de sus manos. – Esto me preocupa... Debió ir con alguien al menos.

_ El escuadrón que lo mantiene vigilado perdió completamente su pista debido al Hirashiin. – afirmó Sarutobi. Desde el momento en que se había despertado en la temprana mañana había tenido la sensación de que no sería un día de los buenos. Malas noticias no paraban de llegar. Los planes de Orochimaru, la presunta desaparición del jinchuriki del Hachibi, la salida de Naruto fuera de la aldea… Solo esperaba que las cosas no se pusieran peor.

Jiraiya observó el suelo en silencio por unos segundos. Parecía pensativo.

_ Deberíamos rastrearlo con mis perros o con alguno de los Inuzuka. Encontrarlo y traerlo de vuelta inmediatamente. – propuso el más joven de los tres.

El sannin levantó la cabeza y le habló al que había sido una vez su maestro.

_ Naruto estará bien. No es tan idiota como parece. – había seguridad en sus palabras – Lo que me preocupa es el por qué fue detrás de ese niño Uchiha.

Con un giro hacia el autor de sus novelas favoritas, el Hatake se dedicó a explicarle lo más esencial con respecto a la relación de Naruto y Sasuke. Por lo que había podido ver desde que esos dos habían empezado a entrar en contacto, el rubio Uzumaki había logrado colarse en el día a día de Sasuke, y este no había hecho casi nada para evitarlo. Alrededor de él era como si el pelinegro cobrara una energía diferente, y aunque intentara ocultarlo, Kakashi podía notar la influencia que Naruto ejercía en él. Había llegado a tal punto su curiosa amistad que el rubio no pasaba un día separado del menor. Iba a todos los entrenamientos, y después acompañaba en cada almuerzo, y posiblemente en cada comida.  Todo esto le hacía pensar que para Sasuke Naruto era como una especie de hermano mayor.

…No obstante esa era solo la percepción de Kakashi.

_ Sin embargo, creo que sucedió algo. Naruto no sabía nada de que Sasuke había ingresado a los exámenes.  Se molestó bastante. – concluyó el peliplateado con una gotica en la sien. Ver a Naruto en ese estado de furia asesina no era muy bueno para su salud. El rubio daba miedo.

_ ¿QUÉ!? ¡¿CÓMO QUE SE FUE!?”– había gruñido cual bestia encolerizada.

“_ ¿No te lo contó?” – había preguntado Kakashi desconcertado y sorprendido  –“ Pensaba que-“

A Kakashi no le había dado tiempo a terminar de hablar.

“_ ¡ESE MOCOSO! ¡Cuando lo atrape se las verá conmigo!”

En menos de un segundo Naruto había desaparecido y Kakashi se había quedado demasiado turbado como para continuar con lo que estaba haciendo. Había corrido hacia la Torre Hokage a informar al Tercero y ahí se había encontrado con que Jiraiya estaba explicando su versión de los hechos.

_  Hmm. Ya veo.  – afirmó Jiraiya con entendimiento. Para el viejo Sarutobi esto también era nuevo, pues no había sabido nada de la relación de ellos dos más allá de la vez que habían discutido en su oficina de forma tan infantil. Pensar que el rubio se había ganado un lugar en el corazón de ese niño le alegraba. Probablemente, pensó con cierto pesimismo,  lo único bueno que había escuchado en todo el día.

La puerta del despecha se abrió de golpe, y tres pares de ojos miraron a los recién llegados con sorpresa.

_ ¡Naruto! – exclamó Jiraiya. La mirada del Sannin siguió el brazo derecho del rubio, al darse cuenta de que este no estaba solo. La mano acanelada tenía bien sujeto un brazo pálido. Ya suponía de quien se trataba.

_ ¡Lo traje! – anunció el rubio con una sonrisa de suficiencia y contento.

Sasuke tenía su otra mano metida dentro de un bolsillo y miraba a un lado como si no le interesara ser el centro de atención junto con el Uzumaki en esa situación.  Las ropas de los dos estaban cubiertas de suciedad, como si hubieran rodado por el suelo varias veces. Sus caras estaban llenas de polvo y algunas heridas superficiales.

El rostro de Naruto era el que estaba peor.

_ Naruto, espero que sepas las consecuencias que acarrean tus actos. – comenzó Sarutobi con voz sobria y seria.

La expresión del rubio no mutó ni por un instante ante estas palabras.  Con paso determinado, se acercó hasta estar frente al escritorio sin soltar al chico pelinegro.

_ Asumiré lo que venga. – dijo Naruto, mirando al Hokage a los ojos. Estampó una mano en el escritorio y continuó con seriedad y firmeza – Y a partir de ahora yo me haré responsable de la seguridad de Sasuke.

Todos excepto Kakashi se mostraron sorprendidos. El peliplateado entrecerró los ojos. Sasukem por otro lado, abrió mucho los ojos y volteó la cabeza de golpe para ver al rubio. Luego frunció el ceño y apartando su mirada de nuevo,  apretó sus labios en una línea amarga. Inconforme. Su reacción y la situación en la que estaban dejaron al Copy- Ninja con muchas preguntas. ¿Qué había pasado?

_ Eso está muy bien… - dijo Jiraiya – ¡Pero la próxima vez piensa primero antes de actuar, mocoso!

 _ ¡Auch! ¡Ero-sennin! No se contagie con los hábitos de Oba-chan y Sakura-chan! – protestó el rubio sobándose el zape que le acababan de dar en la cabeza.

_ ¡Tú necesitas a ser más cuidadoso! – El peliblanco no le contaría sobre el Hachibi porque sabía que el solo conocimiento de esto haría que Naruto quisiera ir a auxiliar a su amigo. Su ahijado era demasiado temerario.

_ Está bien, está bien-tebayo… - asintió el rubio resignado. Bufó y se movió como si se fuera a cruzar de brazos en muestra de su conocida obstinación, pero se dio cuenta de que su mano estaba ocupada sujetando el antebrazo del Uchiha. – No es como si fuera a dejar que este mocoso se fuera de cabeza a la boca de esa asquerosa serpiente. -  al decir esto apretó más el agarre de sus dedos de manera casi imperceptible.

El Sannin parpadeó varias veces. Una sonora risotada emergió de su boca.

_ ¡Hahaha-Hahahaha! – Jiraiya no se lo podía creer. Lo apuntó con un dedo – ¿Tú, llamando mocoso a alguien-?

 Sarutobi carraspeó su garganta. Por la cara y la forma en que había hablado había sido obvio que Naruto no le estaba solicitando esa misión; solo le estaba informando de lo que iba a hacer, y Sarutobi no tenía ni voz ni voto en su decisión. El mayor contuvo un suspiro. Estaba acostumbrado a ese tipo de cosas de parte del Uzumaki, pero eso no quería decir que iba a dejarlas pasar tan fácilmente.

_ Discutiré esto más tarde contigo, Naruto. – dijo el Tercero. - ¿Encontraron algún enemigo en el camino? – interrogó inquisitivamente. El aspecto en la que estaban no le había pasado desapercibido.

_ Ah, ¿lo dices por esto? – el rubio se señaló a sí mismo y a Sasuke.  – Hehe, fue solo una pequeña discusión. – su mano libre se disparó hacia su nuca. El gesto era muy común en él y solía delatarlo. Rió nerviosamente –  No hay nada de qué preocuparse-tebayo. – le aseguró con una sonrisa que pretendía infundir confianza.

_ …

_ …

_ ...

_ …

Ninguno de los integrantes de la oficina dijo algo. Los mayores parecían estar haciendo conjeturas por sí mismos. El tenso silencio se extendió por un corto rato hasta que Naruto lo rompió.

_ ¡Bueno! Ya nos vamos. Sasuke de seguro se quiere dar una ducha.

Esto le ganó una mirada asesina del susodicho, acompañada de un sonrojo.

_ El que apesta eres tú. – espetó sin consideración el pelinegro. Recordando algo, esbozó una pequeña sonrisa ladina y añadió: – Mocoso.

_ ¡Oye! No es mi culpa que-

El Tercer Hokage alzó la palma de su mano solemnemente.

_ Les pido que se retiren antes de que tengan otra pequeña discusión.  - Por alguna razón desconocida para Kakashi  las mejillas del rubio se colorearon - Sasuke-kun, te espero aquí mañana a las ocho.

_ Hn. – el Uchiha se giró hacia la puerta y emprendió el camino fuera de la oficina. Recio a soltarlo, Naruto lo siguió.

_ ¡Nos vemos después! –  con esto movió su brazo en señal de despedida hacia los tres hombres, y salieron de ahí.

¿Pequeña discusión? No había nada de pequeño en el labio partido de Naruto.

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La ley de la relatividad hacía que dos o tres semanas parecieran muy poco. Esa misma ley hacía que determinados parecieran eternos, como congelados en el tiempo. Naruto no sabría decirlo; el Uzumaki simplemente no se daba cuenta de este detalle cuando estaba con Sasuke.

Resultó que Sarutobi no tuvo mucho que decir sobre la “misión” del Uzumaki. No cuando Naruto ya se había prácticamente instalado en el comodísimo sofá del departamento de Sasuke. Tal vez era el destino que él y ese sofá tuvieran que volver a encontrarse…, o tal vez es que era preferible a dormir en el suelo. Sasuke le había tirado a la cara un futon la primera noche, pero Naruto lo había rechazado con una sonrisa de bobo plantada en la cara.

Y así comenzó la historia de amor entre el infame sofá y el rubio; hasta el día en que su cuello despertó tironeándole dolorosamente. Sasuke no pudo contener su sonrisa de oscura malicia al notar que Naruto no podía girar bien el cuello a la derecha, y otra vez le había lanzado el futon a la cara, el cual el Uzumaki tuvo que aceptar.

Al menos, Naruto podía decir que secretamente estaba feliz de no despertar en una casa vacía todos los días.

La cosa era que Naruto no quería descuidar su apartamento, y menos a sus queridas plantas; sobre todo la que Sasuke le había regalado. Convencer al Uchiha de acceder a tal cosa –dormir con él en dicho apartamento– había requerido de su famosa perseverancia y de…ehem…tacto.

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_ No quiero descuidar mi apartamento-tebayo.

Sasuke alzó una ceja.

_ Siempre está descuidado.

_ ¡Eso no es verdad! Además, extraño mi cama.

El pelinegro se encogió de hombros, claramente demostrando que no le importaba.

_ Eres libre de irte para allá.

_ ¡Mocoso! ¡Sabes que no haré eso-tebayo!

Sasuke se cruzó de brazos y miró a un lado con el ceño fruncido. Presionó sus labios y se abstuvo de responderle. Naruto entonces lo miró con una sonrisa de oreja a oreja y una mirada de loco, como si se le hubiera ocurrido la más descabelladas de las ideas.

_ A menos que me dejes dormir en tu cama…

El pelinegro se puso tieso como un poste. Sintió pánico ante la simple imagen que se formaba en su condenada imaginación. No porque Naruto le diera miedo…Lo que le espantaba era lo que podría pasar con ese idiota durmiendo en su cama.

Sus mejillas sonrosaron levemente.

 Maldita pubertad y malditas hormonas.

_ ¿Eso es un sí?

_ ¡No! – gritó alterado, cosa que sorprendió un poco al rubio. Sasuke apretó los puños y suspiró, tratando de calmarse. – Ya te dije que no. –  repitió la negativa con tal de hacer a un lado esos pensamientos tan vergonzosos.

_ Vamos, Tomatito.  – le dijo el rubio de manera juguetona al tiempo que con el dedo índice de su mano derecha rascaba la barbilla del chico. Sasuke se puso tieso ante el contacto. Los colores se le subieron a la cara y algo se revolvió en su estómago – Aunque cuando te pones así te ves como un lindo gatito, hehehe.

_ ¡N-no hagas eso, idiota! – Sasuke apartó a la atrevida mano y lo miró acusadoramente. La diferencia de altura le molestaba como siempre en momentos como este.

Naruto hizo un puchero e infló los mofletes.

_ Mañoso.

_ No voy a dormir en ese apartamento con complejo de basurero. – afirmó terminante el pelinegro y se dio la vuelta. Realmente no tenía nada que hacer, pero solo para que Naruto lo dejara en paz tomaría un pergamino al azar y se pondría a leer.

Sintió un choque en su mente ante sus propios pensamientos. ¿No tenía nada que hacer? ¡¿No tenía nada que hacer!? ¡Tenía que entrenar y aprender y hacerse fuerte! ¿Cómo era posible que estuviera desaprovechando tanto tiempo con ese idiota que no dejaba de molestarlo?

Aún seguía rencoroso porque Naruto no hubiera sacado a colación la noche de su cumpleaños. No sabía si sentirse aliviado porque el rubio lo estuviera tratando como si nada, o sentirse ofendido y frustrado.

“¿No significó nada para él?” Esa pregunta invadía su mente un y otra vez, no importaba cuantas veces tratara de ignorarla.

Por supuesto, Naruto era mayor que él. Debía haber tenido al menos una novia, y al rubio le gustaban las chicas. Además, era pervertido. No a cualquiera se le ocurriría un jutsu tan infame como el Sexy no jutsu.

Tampoco era como si Sasuke quisiera que le gustaran los hombres… Ni siquiera él sentía atracción por alguien del sexo opuesto. Y los hombres tampoco le atraían.

“Te debe atraer lo idiota”, susurró con burla una vocecilla en su cabeza.

Así que Naruto debió haber besado, en lo que Sasuke respectaba -y tal vez por culpa de su exagerada forma de pensar-  a un montón de chicas, siendo que era tan popular no solo con los niños, sino también con los más jóvenes. ¿Habría besado a alguna chica de las que habían estado en aquel restaurante el día de su cumpleaños? ¿O a esa tal Sakura que a veces mencionaba?

Algo corrosivo que solo puede equipararse al  veneno lo atenazó en el pecho con la intensidad de una puñalada. Sus labios se curvaron en un gesto de desprecio. Bien podría no haber pasado nada, porque al parecer para Naruto ese beso no había tenido ninguna importancia.

Pero… recordaba que ese chunnin, el Nara de nombre Shikamaru, había mencionado algo sobre un beso. ¿Qué era exactamente lo que ese idiota le había dicho?

¿…Habría estado hablando del beso… de alguien más?

_ ¡Vamos, Sasuke!– sintió al rubio aproximarse por detrás de él. Sus hombros se pusieron rígidos. Trató de aparentar que la cercanía no le afectaba cuando Naruto descendió su cabeza para hablarle al oído.

_ Y te invito a comer, ¿eh? Así no tienes que prepararte nada hoy.

Como odiaba que hiciera eso. Sus manos se crisparon alrededor del pergamino. Esa voz lo envolvía y hacía que un estremecimiento cruzara a lo largo de todo su cuerpo.

_ No. Lo. Haré. –las tres palabras se deslizaron fuera de sus labios de manera forzosa.

_ ¿Acaso tienes miedo de dormir en mi casa, Tomatito-chan?

_ Deja de llamarme así. – dijo con un tic en su fina ceja.

_ ¡Oh! Entonces sí tienes miedo, hehehe…

Sasuke se volteó ligeramente hacia él, mirándolo asesinamente.

_ ¡No te tengo miedo, idiota! – le gritó ofendido.

_ ¡Entonces ven a dormir conmigo! – dijo con la sonrisa de un zorro que se sale con la suya – Prometo abrazarte si te da frío.

Y justo como si Sasuke en ese momento tuviera frío – aunque era todo lo contrario – Naruto lo rodeó de la cintura con sus fuertes brazos. Sasuke se sintió caliente. El contacto era tan agradable como quemador. Una dulce tortura. El aliento de Naruto barrió como una caricia sobre su sien y le produjo un escalofrío.

Mejillas rojas, labios apretados. Sasuke sabía que el rubio sentía una extraña satisfacción al verlo así. Por el tono de su voz, sabía que estaba sonriendo. Naruto susurró en voz baja, como si le estuviera contando un secreto. Mas Sasuke sabía que solo lo estaba convenciendo para que hiciera lo que quisiera. Y el pelinegro no sabía cómo era que Naruto lo lograba.

Maldito manipulador.

_ Di que sí.

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Esa había sido la única forma en la que había logrado convencer al pelinegro, quien aún reacio había accedido a dormir un día sí y un día no en la desordenada morada del rubio. Aunque…

_ No pienso poner un pie en este basurero.

_ ¡¿Qué!? ¡Pero si ya has puesto un pie aquí!

_ Hm. – Sasuke se dio la vuelta con indiferencia, su figura altanera rumbo a la escalera por la cual saldría de ese edificio.

Naruto había bufado y junto a un par de sus clones había procedido a dejar su apartamento relativamente deslumbrante. Toda esa media hora Sasuke había estado recostado a un lado de la puerta con una sonrisa divertida curvando sus labios. Naruto le hacía imposible permanecer demasiado tiempo enfadado con él.

El brazo del rubio abrió la puerta de par en par y con un ademán ceremonial señaló el interior a su invitado.

_ Pase, su alteza. – Era obvio la ironía y la burla en sus formas, pero Sasuke había hecho como no le había importado. Con la barbilla en alto había entrado al apartamento, disimulando todo lo que podía los nervios que empezaban a burbujear dentro de él. No es que fuera la primera vez, pero el apartamento de Naruto era pequeño en comparación al suyo. Y eso no le favorecía en nada.

Además, el único lugar donde se podía poner el futon era junto a la cama de Naruto.

Sasuke solo rezaba cada vez que se iba a dormir que su mente no le jugara bromas pesadas, que no conjurara sueños extraños y que su boca no susurrara nada mientras estaba dormido. Sería demasiado vergonzoso.  Con estos pensamientos arremolinándose dentro de su cabecita adolescente le fue imposible concebir el sueño en los primeros días del nuevo acuerdo.

Lo bizarro y raramente inesperado era que Sasuke solo lograba cerrar los ojos  cuando en el silencio del apartamento empezaban a escucharse los ronquidos de Naruto.

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Desde otra perspectiva, Jiraiya encontraba la relación de su pupilo y el Uchiha muy entretenida de ver. Se sentía como el espectador de una comedia. La cosa era que, siendo que Naruto tenía 20 años, este tenía más de infante que el propio adolescente. Cuando el Sannin no estaba en las termas recopilando información o bajo la sobra de algún árbol escribiendo sus ardientes novelas, dedicaba su tiempo a ver los entrenamientos conducidos por Kakashi, en los cuales Naruto era un frecuente partícipe.

O mejor dicho, el chivo expiatorio más barato que el Hatake había podido encontrar para haraganear y atosigar a su escritor favorito. Kakashi estaba ansioso por la continuación de la serie Icha Icha y quería adelantos.

Por eso habían sido tan pocas las veces que había visto a Naruto y Sasuke interactuar. Tan observador como era, no pasaron desapercibidos para él las miradas del chico pelinegro hacia el rubio. Había algo…profundo en sus ojos cuando estos recaían en Naruto.

Cuando llegaban los ratos libre, el aura alegre de Naruto los animaba a todos de una manera u otra a conversar. Una de aquellas simpáticas charlas había tratado sobre si Sasuke estaba dispuesto o no a participar en las “aventuras investigativas” de Jiraiya, a lo que el Uzumaki se había opuesto rotundamente.

_ ¡No te voy a dejar que perviertas a Sasuke, Ero-sennin!

Sasuke había estado muy concentrado disfrutando su almuerzo. Esos dos lo distrajeron de la celestial tarea de ingerir sus onigiris de tomate. Con el tic nervioso en su ceja izquierda, habló en voz alta para que los dos lo escucharan y dejaran de discutir sobre él como si Sasuke no estuviera presente.

_ No tengo interés en perder mi tiempo en cosas inútiles.

_ ¡Ha! ¿Viste, Ero-sennin?  - exclamó victorioso el Uzumaki.

_ Hmm. – el mayor se encogió de hombros – Bueno, debe ser que todavía no ha alcanzado esa etapa.

Sasuke frunció el ceño.

_ ¿Qué etapa? – preguntó con sospecha. Con la sonrisa de quien se sale con la suya, el peliblanco se había acercado a susurrarle de manera cómplice al chico, tapando su boca para que un ultrajado y alterado Naruto no pudiera oír.

_ La etapa en la que tu cuerpo empieza a desarrollarse y comienzas a tener pensamientos y sueños… interesantes, hehehe.

El mayor se enderezó y para su sorpresa notó que con las cejas muy juntas el rostro de Sasuke había mutado ligeramente de color. Vaya, que curioso.

_ Hn. – Sasuke ignoró la mirada curiosa del mayor y este a su vez no hizo caso a la del rubio, que parecía atravesarle como puñales. Si analizaba el asunto con más seriedad, el poco interés del chico Uchiha debía estar relacionado con la ambición de la que Kakashi le había platicado antes.

 _¡Está bien, es suficiente! Vamos, Sasuke, a entrenar.

_ Hn. – Sasuke no hizo caso cuando el rubio se puso de pie y fue a paso de elefantes de vuelta al compo de entrenamiento. Naruto se volteó jetón y lo miró cabreado.

_ ¡Oi, mocoso! ¿Comes como las babosas o qué? – esta vez era Naruto el de la venita palpitando en la frente – ¡Ven aquí!

Jiraiya vio entretenido como Sasuke caía en las provocaciones del rubio.  Sentado y de espaldas al impaciente Uzumaki, Sasuke entrecerró los ojos. Tragó y puso lo que restaba de su onigiri dentro del bento. En el mismo movimiento con el que se puso de pie le arrojo expertamente un kunai a Naruto.

Lo esquivó a suerte.

_ ¡OYE!

_ Estaba comiendo. – le dijo en una voz oscura. Un aura vengativa empezó a envolver la figura del adolescente. Oh, bueno. Esto sería interesante de ver.

_ Aww, y a Tomatito-chan no lo pueden interrumpir mientas come, ¿eh? – Una sonrisa zorruna se formó en los labios de Naruto. A ese siempre le había gustado jugar con fuego. Y el fuego de un Uchiha era distinto al de cualquier otro, según las creencias populares.  – Eres todo un bebito. ¿Quieres que te ayude a comer, Sasu-chan~?

La reacción del pelinegro tuvo a Jiraiya rodando por el suelo carcajeándose sin parar.

_  ¡Alimentaré a los perros de Kakashi con tu carne, idiota! – fue un gruñido de infignación y coraje lo que inició una incesante ola de ataques y justus de parte de Sasuke.

_ Uuh, ¡qué cruel-tebayou! – exclamó el rubio dramáticamente con fingido temor – A ver si puedes hacerme un rasguño, gatito.

Sharingan activado, el pelinegro taladró al Uzumaki como si quisiera incinerarlo. El que se pusiera tan temperamental por causa de su ahijado era algo que asombraba al Sannin. En una primera impresión Sasuke parecía el típico chico cool que se comportaba con cierto aire de superioridad, inmune a lo que cualquier otra persona dijera sobre él. Con el rubio el pelinegro dejaba caer esa fachada y se volvía bastante temperamental. Estas eran las conclusiones a las que había podido llegar después de que Kakashi le contara todo sobre el tema.

“Bueno, es Naruto después de todo.”

_ ¡Atrévete a llamarme así de nuevo!

_ Lo diré una vez más: Gaa-tii-WOAH! – Naruto gritó sorprendido después de esquivar un masivo jutsu de fuego. – Hehehe… - con dos dedos instó para que volviera a atacar – Ven aquí, gatito.

_ ¡Tsk!

Kakashi los contemplo desde su lugar bajo la sombra del árbol. No parecía para nada sorprendido.

_ Y ahí van de nuevo. – Kakashi suspiró y se recostó en el césped con su inseparable libro cubriéndole los ojos – Avísame cuando terminen.

 Aunque, si lo pensaba, a Naruto le gustaba demasiado ponerle sobrenombres a Sasuke.

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Bajo  la superficie de una cotidiana rutina empezó a gestarse algo. Una fuerza desconocida que lo hacía mirar a Sasuke de manera diferente. Por supuesto, nada de esto era algo que Naruto notara conscientemente. Ese brillo tan poco usual que se apoderaba de sus ojos azules era suficiente para perturbar al pelinegro; era una clase de mirada que no había visto antes y con la que sabía cómo lidiar. Esto no hacía más que motivar al rubio, una parte malvada y juguetona de su interior disfrutaba mucho de molestar a Sasuke.

“_¡No te voy a dejar que perviertas a Sasuke, Ero-sennin!”

Si su conciencia y su inconsciente se sentaran cara a cara, llegarían a la conclusión de que al decir eso Naruto estaba siendo completamente hipócrita.

¿Por qué? Pues por situaciones como la que estaba a punto de suceder.

Estaba sentado en la cama del cuarto de Sasuke. Le achacaba la culpa a su curiosidad, a su antes mencionada afición por fastidiar al chico. Sabía que valoraba mucho su espacio personal y su privacidad; por eso a Naruto le divertida en sobremanera violar cada uno de esos derechos.

La puerta del baño se abrió. Algo del calor y del vapor de la ducha flotó hacia dentro de la habitación. El Uchiha emergió con solo una toalla rodeándole las caderas.

Sasuke pareció desubicado, como si  se estuviera debatiendo entre volver a entrar al baño o reclamar el derecho sobre su habitación y sacar a Naruto. Pero ya habían pasado por eso antes, y Sasuke no iba a tener esa misma discusión con el rubio. Con solo verlo y notar esa irritante sonrisa el pelinegro sabía que Naruto sabía lo que Sasuke estaba pensando. Maldito. ¿Con que pensaba que podía molestarlo de esa manera? Pues le demostraría que lo que hiciera no le afectaba. Naruto era tan relevante ahí dentro como un búcaro sin flores.

_Hehe, se te sonroja mucho la piel después de un baño.

¿Por qué diría algo como eso? No tenía ni la más remota idea.  Naruto era de los que no pensaban demasiado antes de hablar: un gran bocazas. Actuaba por instinto. Eso lo sabía todo el mundo. Por eso no se detenía a pensar porqué hacía lo que hacía. Sasuke ignoró lo que acababa de decir y le dio la espalda para buscar algo que ponerse dentro del closet.

 Antes de siquiera pensarlo ya se había movido detrás de Sasuke, sus manos tostadas y fuertes sobre los cremosos hombros blancos del pelinegro.

Pudo sentir como la piel de Sasuke se erizó, los músculos de sus brazos ahora rígidos. Sonrió de una forma que solo podría describirse como maliciosamente astuta.

_ ¿Qué te vas a poner?

_ Eso no te interesa.

Sasuke estaba tenso. Podía sentirlo también, en su postura, en la forma recia en la que había dicho eso entre dientes. Aun con todo lo que había pasado, Naruto no lograba aguantarse. Lo fastidiaba y le gustaba tanto, tanto hacerlo sonrojar. Era divertido.

Era excitante, en una manera que no había experimentado antes.

­_Ow, vamos, Sasuke-chan – apretó un poco los hombros, y sintió a Sasuke tensarse aún más. Deslizó un poco sus manos hacia abajo con una lentitud que erizó más esa piel pálida sonrosada, y lo sostuvo de los bíceps. El aliento de Naruto abanicaba los cabellos de la coronilla pelinegra.  – Siempre te vistes de la misma manera, ¿por qué no pruebas algo nuevo?

El pelinegro se sacudió las manos del rubio pero no se giró hacia él.

_Déjame en paz. – espetó. Naruto sabía que no lo decía en serio, y si se atreviera a verle el rostro, notaría que Sasuke estaba sonrojado. Y que apretaba los labios y contenía la respiración, y que casi había suspirado de alivio cuando se había visto libre del toque del rubio.

Pero en vez de buscar la mirada del chico, Naruto escudriñó con los ojos entrecerrados las prendas que colgaban en los percheros del closet de Sasuke. Azul, blanco y negro eran los colores que más abundaban. Vio a Sasuke agarrar una camiseta negra y unos shorts blancos, iguales a los que vestía todos los días.

Todos los días se ponía lo mismo. Naruto sintió la necesidad de un cambio.

Extendió el brazo y cogió un perchero. Empujó la prenda en la cara de Sasuke, quien se giró al fin y le lanzó una mirada irritada.

_ ¿Qué? – preguntó con sin paciencia.

_Deberías ponerte esto.

Sasuke se quedó en silencio y examinó la ropa. Iban a entrenar con Kakashi. Desde que Naruto se había nombrado su guardaespaldas – sin pedir permiso del mismísimo Hokage – el rubio lo seguía a todos lados. Más pegado a él que su propia sombra.

_ No.

_ ¿Por qué no? Nunca te lo he visto puesto-tebayo. – hizo un puchero bastante gracioso, y el pelinegro giró los ojos. Le arrebató el perchero y lo volvió a colgar.

_ Porque no quiero.

Naruto volvió a tomar el perchero.

_ Anda, ¡no seas amargado! De seguro que te queda bien. No te lo has puesto antes. Además, en mi opinión, creo que te sería bastante práctico en una batalla.

Sasuke rodó los ojos.

_Y tú qué sabes mucho sobre eso. – dijo sin verlo, con sarcasmo.

_ ¡Mucho más que tú, mocoso!

Sasuke bufó.

_ Me pondré lo que yo quiera ponerme, no lo que a ti te dé la gana.

La discusión hubiera terminado ahí…

…Tal vez, si Naruto no hubiera apoyado su mano sobre  la espalda de Sasuke, entre sus omóplatos. Sintió el calor de la piel desnuda de Sasuke. Se preguntó si podría sentir el latido de su corazón desde ahí. Pero de momento estaba demasiado distraído con la sensación de sus pieles en contacto; con el calor que corrió por su mano y atravesó todo su  cuerpo; con los latidos que resonaban en su propio pecho. Lo empujó hacia adelante, hacia el espejo de la habitación. Cosa inusual fue que Sasuke no opuso resistencia. Colocó la ropa frente al menor, a la altura de su barbilla.  Se inclinó y acercó su boca a la oreja del pelinegro, conteniendo una sonrisa traviesa cuando lo sintió tensarse de nuevo. Y gracias al reflejo de Sasuke frente a él, podía ver cada una de las expresiones que invadían ese adorable rostro.

Un rostro mortificado, pasmado y con un profundo sonrojo en las mejillas pálidas que no tenía nada que ver con la ducha caliente que había acabado de tomar.

_ Te queda muy bien. Déjame ver cómo te queda, Sasuke. – susurró en voz baja, como si le estuviese contando un secreto. Como si pidiera un deseo que solo ese chico podía cumplirle.

Sasuke separó los labios y Naruto vio a su reflejo tragar saliva.

_… Tomates.

 _ ¿Qué? – Naruto le preguntó al reflejo del pelinegro, totalmente desconcertado

_ Me lo pondré si me compras diez kilos de tomate.

¿Una condición? Ese mocoso sí que sabía sacarle provecho a todo. Naruto soltó una risita, y solo porque podía, le volvió a susurra en el oído.  Eso se estaba volviendo una especie de hábito.

_Hehe, claro, Sasuke… Pero te los compraré después del entrenamiento.

_ …Y los escogeré yo. – dijo con dificultad, en un tono de voz menos alto que el anterior, como si inconscientemente hubiera acordado con Naruto hablar en ese volumen. El mundo podía haberse diluido alrededor de ellos y Naruto no se habría dado cuenta. Estaba demasiado enfocado en las reacciones de Sasuke, en el tacto cálido de su piel, en su olor.

Aspiró su aroma, el aroma de sus cabellos y de su cuello.

_ Es un trato. – susurró sobre el lóbulo de su oreja. La mano de Sasuke tembló ligeramente al tomar la prenda de ropa. Dando un lánguido y confiado paso atrás el rubio se sentó en la punta de la cama con una sonrisa de oreja a oreja.

Sasuke se giró y lo miró, un gesto contrariado en su linda carita.

_...

_ ¿Qué esperas, mocoso? ¡Cámbiate para que podamos ir a entrenar!

_ …

Naruto lo conocía muy bien como para saber que por culpa de su orgullo Sasuke no le pediría que saliera del cuarto. Sonrió internamente y miró al pelinegro con falsa inocencia.

_ ¿Pasa algo-tebayo?

_…No. – dijo en seco, no pasa nada. Con el ceño muy fruncido, los labios apretados en una línea y los ojos mirando directamente a los del rubio, se quitó la toalla.

No es como si se fuera a avergonzar. Naruto era un chico como él. Aunque en diferente tamaño por razones obvias, tenían lo mismo.

El menor se acercó de nuevo al closet y sacó unos boxers de una de las gavetas. Esta se cerró con un sonido sordo que retumbó en el repentino silencio. Sin ninguna ceremonia y con total desenfado el pelinegro procedió a desvestirse. Sus ojos negros no dejaron de mirar al frente en clara señal de haber aceptado el desafío del Uzumaki.

Naruto tomó aire sin hacer ruido y lo contuvo sin darse cuenta. Sintió de repente sus pantalones demasiado apretados.

Ya antes lo había visto semidesnudo. Pero nunca lo había observado. La figura de Sasuke, delgada y atlética, con esa piel cremosa sonrosada en algunos lugares que llamaron mucho su atención. Sus labios, sus pezones… su-

El pelinegro terminó de subirse los calzoncillos y se giró para tomar la percha con su vestimenta.

 Nunca antes se había fijado en el cuerpo de otro chico de la manera en que lo estaba haciendo ahora.  Su torso y su abdomen; el pequeño ombligo le causó un particular interés. Las piernas blancas eran fuertes y delgadas; de ahí salían las increíbles patadas que a menudo había recibido. La cintura de Sasuke era un poco estrecha, y se notó más aun cuando terminó de ponerse ese mono negro.

 Con los labios apretados y las mejillas teñidas de rojo, Sasuke se cruzó de brazos al terminar.

_ ¿Contento, idiota? - espetó después de varios segundos al ver que el rubio no decía nada. 

Su voz hizo a Naruto salir del trance al que no sabía que habían entrado para darse cuenta de una cosa muy importante.

Naruto se estampó una mano en la frente, fingidamente haciendo como si acabara de acordarse algo.

_ Ah, ¡olvidé lavarme los dientes-tebayo! – dijo y de un salto entró al baño y cerró la puerta.

Sasuke bufó y rodó los ojos. Sin esperar al rubio se fue hacia cocina por un vaso de agua. Necesitaba refrescarse.

_ ¡No te vayas sin mí, Sasuke!

_Hn. – fue la monosilábica réplica del pelinegro.

Uzumaki Naruto se recostó contra la puerta y exhaló un largo suspiro de alivio, agradeciendo a los cielos y a Sakura por comprarle el pantalón ancho.

¿Desde cuándo se le paraba por mirar a Sasuke?

 

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Entre las misiones que tenían que completar y los reportes que se veían en la obligación de escribir, los ninjas de la generación de nuestro rubio preferido siempre lograban hacer tiempo  para pequeñas fiestas y celebraciones. Solo se necesitaba una buena excusa para que Ino se pusiera mano a la obra en encontrar el restaurante adecuado y se hiciera cargo de todo.

Cierta tarde el motivo para una celebración como esa llegó en la forma de Kiba: el Inuzuka acababa de ser ascendido a jounnin. Ino, Sai, Chouji y Tenten hablaban sobre el asunto mientras caminaban por la aldea planificando los detalles y las personas a las que invitarían. Esto hizo que cierto ninja saliera a colación durante la charla.

_ Aunque últimamente pasa más tiempo con ese niño tan  guapo...Uchiha Sasuke se llamaba, ¿verdad?

_ Sí. Esa insignia no se olvida fácilmente. – afirmó el Akimishi, quien se distraía mirando de un lado a otro a los puestos de comida que pasaban.

_Lo escuché de mi padre...Un pasado tan trágico. – suspiró la rubia con pesar.

_Bueno, Naruto siempre ha sido bueno con los niños, es normal  que pase tiempo con él. – acotó Tenten.

_Tal vez es mucho más que eso. – dijo Sai con aire enigmático.

_ ¿Y qué quieres decir con eso? – inquirió Ino, curiosa.

Sai sonrió de esa manera que hacía que personas como Sakura – aun ausente de la aldea – quisiera golpearlo una y otra vez.

_ No tengo ni la mejor idea.

_ Mah, extraño los comentarios inteligentes de Shikamaru. – dijo Chouji. Estaba sufriendo internamente porque tenía hambre y hacía media hora que no comía nada.

_ De todas formas, ¡tenemos que decirle a Naruto sobre mañana!

Todos concordaron con la de ojos celestes, y de inmediato cruzaron a saltos por los tejados la distancia que quedaba para llegar al apartamento del rubio. Pero cuando llegaron, después de tocar la puerta varias veces  y de colarse por la ventana, se dieron cuenta de que el Uzumaki no estaba ahí.

Y que contrario a lo que pensaba la mayoría, Naruto mantenía su apartamento bastante limpio organizado.

Si solo supieran…

Los ninjas tomaron el asunto como si de una misión se tratara. Necesitaban rastrear a Naruto, y la manera más fácil era con la ayuda del propio Kiba. Tras encontrarlo cerca de una tienda de artículos caninos, este y Akamaru los guiaron hacia la puerta de cierto apartamento que no tenían idea a quien pertenecía. No sabían quién vivía ahí, pero el olfato de esos dos no fallaba nunca.

_ ¿Qué hará Naruto aquí?

Ino exclamó un grito ahogado.

_ ¡Tal vez Naruto tiene novia y por eso lo hemos visto tan poco!

_ No lo creo. – Contradijo el pintor sosteniéndose la barbilla – A  Naruto le gusta Sakura-fea.

_ Bueno, ¿qué importa eso? ¡Vamos a averiguar si ese baka está ahí de una vez!

El chico perro llamó a la puerta. Pasaron segundos, casi un minuto y no hubo respuesta. Los demás miraron al Inuzuka, como diciéndole con la mirada que lo volviera a hacer.   Kiba estrechó los ojos amenazadoramente. Impaciente, maldijo por lo bajo y volvió a tocar. Entonces la puerta se abrió y un chico pelinegro apareció frente a ellos con cara de pocos amigos.  Era se  había aparecido en la fiesta de Naruto a darle un misterioso regalo: Uchiha Sasuke.

 La sorpresa dejó a los jóvenes ninjas en un temporal mutismo. El chico los miró con aburrimiento, una ceja alzada y la mano en el pomo de la puerta, preparado para  volverla a cerrar en cualquier momento.

_ ¿Se les ofrece algo? – preguntó al fin cuando vio que nadie se tomaba la molestia de decir por qué le había incordiado mostrándose en el umbral de su puerta.

_ Eh...

_ ¡Hola! - saludó Ino con una sonrisa carismática – Somos amigos de Naruto, ¿nos recuerdas?  Estuvimos en su fiesta de cumpleaños.

_ Hn. – profirió con desinterés. - Esperen aquí.

La puerta se cerró en sus caras y el grupo parpadeó con sorpresa. Chouji se echó unas cuantas papitas a la boca mientras observaba la puerta.

_ Bien podríamos escuchar. – opinó Sai.

Eso fue lo único que necesitaron esos chismo-indiscreto ninjas para actuar. Pegaron sus orejas a la madera y cerraron los ojos concentrados en escuchar todo lo que pasaba más allá de esa puerta.

_ Oi, idiota.

_ Hmm...

_ Hay unas personas buscándote, despierta.

_ ¿Qué pasa, Sasuke…? Estoy... – un bostezo interrumpió la adormilada e infantil queja - durmiendo...

Por largos segundos no se escuchó nada, lo que inquietó un poco a los indiscretos jóvenes. Pasó un minuto, Sai y a decir algo, tal vez que si Naruto estaba dormido podían tratar de entrar por la ventana, pero entonces-

_ ¡Aagh! ¡Qué demonios-?! ¡Mocoso! ¡Esa agua estaba helada-tebayo!

_ Sirvió a su propósito. – la voz del chico pelinegro sonaba burlona  y maliciosa.

_ ¡No tienes piedad!

_ Hm.

Se escuchó el sonido sordo de pasos sobre el suelo, y supusieron  que Naruto se había levantado de donde había estado tomando su  siesta.

_ Bueno, ¿para qué me despertaste, si se puede saber? ¿Me extrañabas? – escucharon al rubio decir de manera juguetona.

Vaya, eso había sonado raro.

_ Tus amigos están esperando afuera.

_ ¿Eh?

El chico pelinegro pareció no contestarle. Segundos más tarde la  puerta se abrió y los ninjas se enderezaron lo mejor que pudieron,  tratando de disimular lo que habían estado haciendo hacía unos instantes.

_ Oh, ¡chicos! ¡Hola! – Naruto se recostó en el marco  de la  puerta con los brazos cruzados cómodamente. Tenía el chándal  abierto y de su frente estaba ausente el protector.

_ Hola, baka. – saludó Sai alegremente.

Naruto lo miró con un tic nervioso.

_ ¿Y tú por qué me ofendes?

_ ¡Hola, Naruto! Hace tiempo que no te veíamos. – dijo Chouji, a quien lastimosamente ya se le habían acabado las papitas.

_ Ah, es que he estado ocupado… - el rubio se enderezó y habló animadamente - Bueno, ¿qué pasa? ¿Para qué me buscaban?

_  ¡Pasó que he sido ascendido a Jounnin! – A la afirmación siguió el ladrido de Akamaru, quien estaba muy orgulloso de su dueño.

Naruto alzó una ceja, de forma que cómicamente uno de sus ojos lograba verse más abierto que el otro.

_ Heeh, así que el cara de perro ha hecho algo bien. – dijo burlonamente.

_ Pff, ¡alguien que aún es chunnin no tiene derecho a hablar de eso! – contestó Kiba con una sonrisa de lado. Hoy su ego estaba por los cielos y nadie lo haría bajar.

_  ¡Ha! De todas formas sigo siendo más fuerte. – dijo con una mirada desafiante, que luego se suavizó con una sonrisa – Felicidades, Kiba.

_ Hum, gracias. – le dijo sinceramente el Inuzuka devolviendo el gesto.

_ En honor a Kiba estaremos haciendo una fiesta mañana. Es a las siete, para que lo sepas. – informó Ino, sin darle chance al rubio de negarse.

_  ¡Claro!  ¡Estaré ahí-tebayo!

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Sasuke continuó con lo que había estado haciendo, pero no pudo  evitar escuchar la conversación entre el rubio y sus amigos. Varias emociones se mezclaron en su pecho, ninguna con un nombre en específico. Escuchó la puerta de la entrada cerrarse. Los pasos del rubio se acercaron hacia la cocina.

_  ¡Adivina qué, mocoso! Mañana habría fiesta en honor a Kiba, ese cara de perro, hehe.

_ Hmm. - Sasuke no sabía ni de quien estaba hablando.

_ Parecen que va a ser otra gran fiesta, como la mía. Habrá  mucha comida-tebayo.

Sasuke fue hacia el refrigerador y sacó unos tomates. Comenzó a  cortarlos metódicamente y a ponerlos en una fuente de cristal.  Naruto le continuó contando sobre la conversación que había  tenido con sus amigos hacía unos segundos, y Sasuke no se molestó ni en hacer que estaba escuchando. El "Hm" ocasional no faltaba, sin  embargo. Un ardor amargo trepó desde su pecho hasta su garganta,  expandiéndose como una mancha que le quitaba las ganas de decir  nada. Qué bien. Así lo dejaría solo por al menos unas horas. Ya se  estaba hartando de su compañía.

Miró la fuente. No sabía por qué demonios había cortado tantos  tomates. Se giró para lavar el cuchillo y guardarlo. Cuando se sentó  en la mesa se dio cuenta de que no tenía hambre.

_ De todas formas, espero que estés de un humor menos bastardo  mañana.

_ Hm.

_ Kiba es un poco imbécil, pero a fin de cuentas es buen amigo, hay que pasarla bien.

_Hm.

Naruto le robó de la fuente un pequeño trozo de tomate y se lo  echó a la boca. Sasuke alzó la mirada con el ceño fruncido.

_ Eso te incluye a ti. - le dijo el rubio apuntándole con otro trozo de  tomate -Sasuke siguió el movimiento de su mano con el ceño  fruncidísimo- para después llevárselo también a la boca.

_... - Fue unos instantes después que Sasuke se dio cuenta de que  debería decir algo –¿...Qué?

Genial. Se escuchaba idiota hasta para sí mismo.

_ ¡¿No me estabas escuchando!? ¡Hum! - el rubio tomó otro trozo de  tomate y Sasuke abrió mucho los ojos, ultrajado. ¡¿En serio!? - Te  decía, que vamos a ir mañana a la fiesta para que te desamargues  un poco.

...¿Huh?

_ No quiero ir.

“Pero tampoco quiero que vayas. Quédate, idiota.”

Trató de suprimir ese egoísta pensamiento de su cabeza. No era su  culpa. O tal vez sí. Tal vez había sido un error acostumbrarse tanto  a la presencia de ese idiota en cada condenado instante de su día a día.

_ Claro que quieres ir. ¡Es comida gratis! No vas a rechazar comida  gratis. Además, te ahorras tener que cocinar hoy.

_ ...

_ Oh, vamos, mocoso. – el rubio lo miró a los ojos con una sonrisa – Necesitas salir para algo más que entrenar y hacer la compra.

Naruto tomó otro trozo de tomate.

_ Además, no puedo dejar de cumplir mi misión. – dijo mientras  masticaba.

Bien, eso ya era suficiente.

Sasuke agarró la fuente de la mesa protectoramente, y se fue a  sentar en la sala.

_ Heeey, ¡pero si yo también quiero!

_ ¿Desde cuándo te gustan los tomates? - exigió Sasuke con un tic en  el ojo. Cuando Naruto lo siguió y trató de meter la mano otra vez en  la fuente, la apartó de un manotazo.

_ Desde que a ti te gustan. - le dijo el rubio de manera pícara,  acercándose lentamente a su rostro. Sus ojos azules lo miraron  fijamente, y Sasuke se tensó. Se olvidó de respirar.

Y Naruto le robó otro pedazo de tomate.

_ Además, es algo dulce y jugoso.

Sasuke lo miró con sorpresa. ¡Ese tramposo!

Un trozo del rojo fruto fue alzado hacia su rostro. Los ojos de  Sasuke parpadearon en desconcierto.

_ Abre la boca y di "Aah"-tebayo.

Su mente fue inmediatamente transportada a esa noche. Solo que  aquella vez en lugar de tomate había sido el repugnante dulzor del  merengue lo que había embarrado sus labios.

Echó la cabeza hacia atrás, pero Naruto no desistió de su juego en  ningún momento. Porque este era un juego para el idiota, Sasuke lo   sabía. A Naruto le gustaba fastidiarlo y ese tipo de cosas se habían  convertido en algo demasiado regular.

_ Si no te lo comes te daré un castigo por ser un niño malo.

Por enésima vez Sasuke iba a espetarle en la cara que él no era un  niño, más cuando abrió la boca Naruto empujó el tomate dentro de  su boca y Sasuke simplemente se lo comió; porque escupir  tomate era un desperdicio.

_ Hehe, buen chico. - felicitó el rubio y le palmeó la cabeza.

No quitó la mano. Naruto había agarrado el hábito de hacer eso  demasiado seguido. Y a Sasuke le ponía nervioso. Muy nervioso.

_ ¿Quieres más?

_ Puedo comer solo. - dijo con una venita y el ceño fruncido en  clara molestia. el pelinegro trató de disimular el sonrojo en sus  mejillas.

_ Pero yo quiero darte de comer. - Con aquel puchero infantil  Naruto volvió a tomar un pedazo de tomate y lo acercó a su boca.  Con el entrecejo arrugado, Sasuke abrió levemente la boca. Sintió la  mano de Naruto sobre su cabeza, acariciando su cabello. El gesto y  la acción de estarse alimentando de su propia mano lo hicieron  sentir extraño.

_ ¿Más? - la voz de Naruto había bajado varias octavas y parecía un  mero susurro ronco. Sasuke no contestó, y eso el rubio lo tomó  como un sí. Cuando se atrevió a mirar esos ojos azules por unos  cortos segundos, los vio oscurecidos. Una emoción profunda  arremolinándose dentro de ellos. Bajó la mirada hacia sus muslos.

Naruto no dejó de tocarle el cabello. Su mano fue desde la parte  más alta de su cabeza hasta la nuca y de vuelta hacia arriba. Los  dedos bronceados se enredaron entre las suaves hebras. Era  reconfortante y extraño. Sasuke masticó el tomate lentamente y  tragó.

Sus ojos negros buscaron los de Naruto. De repente fue muy  consciente Sasuke de la cercanía, de la mano en su cabello, de  aquella mirada totalmente enfocada en su rostro. Naruto había  entrecerrado sus ojos, los cuales viajaban desde la boca de Sasuke a  sus ojos y a otros puntos de su pálido rostro.

Una tensión extraña se alojó en el estómago de Sasuke. Se sintió  abrumado por la expresión en el rostro de Naruto. El pulgar de la  mano que lo había estado alimentando limpió algo del jugo del  tomate que se había escurrido por la comisura de su boca, rozando  el borde el su labio inferior. Sasuke se estremeció y un corto jadeo  ahogado escapó de su boca, casi inaudible.

A dónde le estaba llevando todo esto, Sasuke no sabía.

_ ¡Bueno! Vamos a Ichiraku, ¿sí? ¡Tengo hambre de ramen!

La tensión se esfumó del aire con las palabras de Naruto.

_ Hehe, pero creo que primero iré al baño.

Cuando los pasos de Naruto se alejaron, los ojos de Sasuke bajaron  hacia la fuente de tomates sobre su regazo.

¿Qué...fue eso?

Podía sentir un cosquilleo en su labio inferior. Podía sentir sus  mejillas calientes, su corazón latiendo como un imparable martillo.

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Notas finales:

A/N: ¡Espero que les haya gustado! Y sería verdaderamente hermoso que me lo dijeran en sus reviews. Me ENCANTAN.  Muero por saber lo que piensan ustedes. También sería genial si tuvieran consejos o sugerencias y esas cosas. Acepto las críticas constructivas : 3 Disculpen si se me ha ido alguna falta de ortografía; si notáis alguna sería de mucha ayuda que me lo hicieran saber.

 

Este ha sido un capitulazo xD Para comenzar la espera… Iba a ser más largo pero ya es lunes, se me agotó el fin de semana y no quería tardar más. Lo bueno es que el próximo no tardará mucho, pues está parcialmente terminado. ¿Qué piensan de lo que le está pasando a Narutin? xD

 

¡Nos leemos pronto!

 

(-Zeny se va a dormir no jutsu-)


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