[6] Día Tres-Parte Cuatro
Furihata estaba seguro que iba a vomitar en cualquier momento.
Sus piernas flaquearon y un sudor frío recorrió su espalda.
-¿A-Ahora...?-preguntó temeroso. Akashi volvió a sonreír de esa forma sutil en la que solo el puede sonreír.
-Mi padre esta acá. Y le he contado que has venido conmigo hoy-dijo-Estoy muy feliz, Kouki. Y creo que el también.-el castaño le observó curioso-Nunca le he hablado sobre mi vida personal, siempre son temas exteriores como mis clases de violín o el futuro de las compañías, y es la primera vez que le cuento algo propio. Algo mío.-Akashi capturó entre sus manos las del castaño-Y estoy emocionado
Los ojos dispares del pelirrojo veían las manos del castaño entre las propias, mientras Furihata admiraba aquel brillo especial en la siempre afilada mirada de Akashi. Sus castaños ojos se posaron en sus manos, capturadas por las del pelirrojo. Nuevamente su vista cayó en el otro, sonriendo.
-Me gusta verte así...-murmuró, mirandolo. Akashi levantó la mirada, borrando la sonrisa y dejando en su lugar aquel rostro sereno e impenetrable.
-¿Así como, Kouki?-El castaño sonrió
-Feliz.-dijo-¿Sabe? Usted a veces me inspira miedo, Bueno, la mayoría del tiempo me da miedo-rió con ligereza-Pero cuando aquel brillo esperanzador aparece en sus ojos, me hace recordar que usted también es un humano. Que usted también siente y se complica con temas personales. Y me encanta cuando se muestra en esas facetas, Seijuurou-san. Me fascina, porque sus ojos se iluminan y usted sonríe.-Lo miró a los ojos, decidido, pero con aquel gentil tono propio de el-Así que, por favor, sonría más a menudo, y sea humano más a menudo, Seijuurou-san-Kouki ladeó un poco la cabeza y sonrió a ojos cerrados
El corazón de Akashi dió un vuelco al escuchar las palabras del castaño. En su estomago sintió cosas inexplicables, que serían, supuso, las tan populares y cliché mariposas.
Apretó un poco más las manos de Furihata y lo miró.
-Eres...-tragó saliva-Eres la primera persona que me dice eso-volvió a sonreír con sutileza-Gracias, Kouki. Siento, siento que cada día me enamoró más de ti.
Las mejillas del castaño se tornaron carmín.
-Bien-Akashi soltó una de las manos de Furihata mientras apretaba la otra con fuerza y tiraba de ella, arrastrando al castaño.-Ahora, vayamos a conocer a mi padre
Furihata tragó con fuerza. El que le gustara ver al Emperador feliz, no significaba que estaba dispuesto a morir esa misma tarde
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-Es el-murmuró en el oído del castaño
Furihata vió casi con pánico al gran e imponente hombre pelirrojo que se encontraba a unos cuantos metros de el. Llevaba un traje negro, como esos que le veía a Akashi la mayoría del tiempo cuando iba a buscarlo para salir. Llevaba brillantes zapatos negros, y su cabello, tan rojo como el de el Capitán de Rakuzan, estaba perfectamente peinado.
Cuando el hombre se giró, Furihata pudo apreciar sus ojos, tan rojos como su cabello*.
Sus piernas flaquearon, por segunda vez en el día.
-T-t-t-tengo miedo, Seijuurou-san-murmuró, temblando.
-Esta bien, Kouki. Mi padre es duro y exigente, pero sé que te querrá.-se alejó de su oído y fijó la vista en el frente-Si tu lograste cavar tan hondo en mi corazón, puedes hacerlo con cualquiera.
-S-si-murmuró nervioso.
Akashi volvió a tomar la mano de Furihata, y la apretó con fuerza. Ambos caminaron a paso lento hasta el hombre que se encontraba frente a ellos.
-Padre-la sedosa voz de el Akashi menor interrumpió el corto pero tenso silencio en el que se sumieron una vez la mirada del pelirrojo mayor se cruzó con los otros dos
-Seijuurou-respondió. Furihata dió un brinco del miedo y empezó a temblar nuevamente. Su voz era mil veces más profunda de lo que se hubiera imaginado.
-Padre, el es Furihata Kouki, el chico de quién te hablé-Seijuurou señaló al castaño junto a el, quien solo se pusó aún más nervioso. El hombre alzó la cabeza por instinto y le dedicó una mirada casi arrogante.
-M-m-m-m-m-mucho G-gusto. S-soy F-Furihata Kouki-se inclinó un poco, haciendo una reverencia. El pelirrojo más alto le miró por un largo rato con una mirada fría.
-Hum-dijo, llamando la atención de ambos adolescentes. Furihata levantó la vista con temor-Es tal cual lo describiste.Igual de simple. Si hasta su aspecto es mediocre-miró al de ojos dispares-Esperaba un poco más de ti, Seijuurou.
Furihata le miró un poco atonito. Bien, el que el padre de Akashi lo econtrará mediocre, no sería nada nuevo -pero si doloroso- para el, ¡Era como querer agradarle a un Super-Emperador! Pero, ¿Akashi le habló así de el a su padre? ¿Es que acaso el solo era mediocre para los ojos de los demás?
-Seijuurou-el hombre rompió el silencio-Ven conmigo, un empresario quiere conocerte.
El pelirrojo con el Ojo del Emperador asintió lentamente, con aquel rostro serio e impacible. Miró una vez más al castaño, quién miraba al piso con parte del cabello tapandolé los ojos, y preocupado, Akashi desapareció junto con su padre.
Kouki, mientras tanto, solo podía escuchar los murmuros de la gente señalando que Como podría venir el heredero de los Akashi con alguien como el o Seguro que solo quiere el dinero de la familia Akashi.
-Yo no quiero nada de eso, millonarios idiotas-murmuró, casi inaudible.
Furihata levantó la vista y miró fijamente a las personas que murmuraban cosas sobre el y le observaban como si fuera escoria.
Cerró los ojos, suspirando, y luego, hecho a correr con todas sus fuerzas, evadiendo y tirando al piso a algunas de las personas con las cuales chocaba.
Llegó a la salida de la mansión, en dondé el hombre que momentos antes lo recibió lo veía con más arrogancia que antes, quizá hasta con asco.
<<Y eso que él es el tonto que trabaja para un millonario que lo mira desde arriba>> pensó evadiendo al hombre
Al llegar al jardín, el castaño notó que el pantalón del traje se ensuciaba a medida que iba coriendo, pero ¡A la mierda el traje! Algún se lo devolvería a Akashi, si es que lo veía de nuevo.
Siguió corriendo hasta llegar a las calles del centro de Tokio t se detuvo por aire.
<<Perdóname, Akashi-san>>