[7] Día Cuatro
Furihata sentía que en ese mismo minuto podría morir. Sentía la adrenalina y el terror correr por su cuerpo. Estaba a punto de sacar una libreta y escribir su testamento.
-Tetsuya-escucho-¿Dónde está Kouki?
El castaño rogó mentalmente que Kuroko no dijera nada. Lo ultimo que quería era que el de cabellos celestes le delatara.
-Se escondió tras de Kagami-kun cuando te vio llegar, Akashi-kun-habló con calma, para luego empujar a un lado a Kagami y dejar a la vista al castaño que temblaba en su lugar.
-H-hola, A-Akashi-san-dijo casi con un hilo de voz. El de ojos dispares fruncio un poco el ceño.
-¿Que hacías tras Taiga, Kouki?-preguntó mirando al castaño, el cual solo pudo dar un saltito del mieso
-N-nada...t-tan solo, yo, esto-Furihata jugó nerviosamente con sus dedos, mirando a sus compañeros en busca de ayuda, aunque sólo encontró un Kuroko sonriendo sutilmente y a un Kagami que, al parecer, no entendía nada.-B-bueno...
-Kouki, vamos-ordenó el pelirrojo-Necesito hablar contigo urgentemente sobre lo que pasó el día de ayer.
-¿A-ayer?-el castaño puso su mano tras la cabeza, fingiendo no entender nada-¿Que habrá pasado ayer? No lo recuerdo-río nervioso.
-No juegues conmigo, Kouki-dijo Akashi frunciendo el ceño-Ven ahora, vamos a hablar.
Furihata miró a sus pies nervioso, buscando una salida al problema en el cuál se había metido al huir el dia anterior. Volvió a mirar a Kuroko, buscando ayuda, pero este en cambio volvió a sonreír y se llevó a Kagami, quién solo preguntaba confundido porque Akashi buscaba a Furihata.
Kouki suspiró.
-¿Y bien?-la voz del pelirrojo captó su atención-¿Vamos a hablar ahora que Tetsuya y Taiga se han ido? ¿O seguiremos aquí como tontos?-Furihata asintió nervioso
-V-vamos-murmuró empezando a caminar.
Definitivamente esa tarde, iba a escribir su testamento.
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-¿Y bien? ¿Me explicaras la razón de tu comportamiento de ayer, Kouki?
El pelirrojo llevó su taza de café hacia sus labios, bebiendo el amargo líquido.
Furihata le vio intranquilo antes de meter a su boca un trozo del pastel de fresa que se encontraba frente a el.
-Estoy esperando, Kouki-habló Akashi perdiendo la paciencia. El castaño tragó con fuerza, dejando la cuchara sobre la servilleta.
-B-bueno-habló-Cuando Akashi-san me presentó a su padre, me sentí muy nervioso. Y fue peor, cuando habló-Akashi alzó una ceja casi sin comprender
-No entiendo, Kouki
-¿¡Acaso no escucho lo que su padre dijo!?-exclamó. Se aclaró la garganta y puso una voz grave, intentando imitar la del padre del pelirrojo-De verdad es mediocre. Esperaba mucho más de ti, Seijuurou.-Furihata le miró con una expresión preocupada y dolida a la vez.
Akashi le mira sin saber que decir. Vuelve a beber un poco de café y luego abre la boca para hablar.
-Imitas chistoso a mi padre.
-¡Akashi-san!
-Es la verdad-el pelirrojo suspiro y siguio hablando-Kouki, es normal para mi padre pensar que todos son inferiores a el-El castaño suspiró y Akashi atrapó una de las manos del castaño entre las propias
-Yo sé, Akashi-san, pero me sentí tan humillado. Todo el mundo me señalaba, diciendo cosas sobre mi. Me sentí tan humillado. Fue horrible
Akashi miró al chico frente a el y su pecho comenzó a doler repentinamente. ¿El le había hecho daño? ¿Lo había humillado? El pelirrojo deseo con todas sus fuerzas que todo lo que le hace mal al castaño desapareciera.
-Lo siento-la voz del castaño lo sacó de sua pensamientos-No debí haber escapadp ayer. Era un día muy especial para Akashi-san y yo lo arruine. También hoy. Usted vino a verme de Kyoto, y yo Me escondi tras Kagami por el miedo, intentado evitarle. Fui muy egoísta.
Akashi le.mira sorprendido y enternecido (aunque su semblante serio no cambiara mucho, la verdad). El pelirrojo cerró los ojos, apretó con fuerza la mano del castaño y sonrió sutilmente.
-No, Perdóname tu, Kouki.-abrió sus ojos- He sido sumamente descortes contigo-el pelirrojo desvió la vista hacia la ventana del pequeño local en el que ambos se encontraban-Me he disculpado contigo, Kouki. Espero que al menos me pagues el café tras esa gran pérdida de orgullo-dice con su rpstro serio nuevamente. El castaño asintió.
-Si eso hace feliz a Akashi-san, Entonces lo haré-Furihata le miraba con una sonrisa amplia y sincera.
Akashi sonrió con aquella elegancia que tanto le caracterizaba y miró al castaño con cariño.