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Un Nuevo Tiempo por yumeorage

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Un pequeño de cortos cabellos azulados jugaba en el jardín delantero de su casa. Pequeño jardín, donde su madre y padre habían plantado unas cuantas flores, algo muy sencillo, nada exagerado. Él simplemente jugaba en el pasto, rodando por el, mientras su madre pensaba que tendría que lavar aquella ropa que usaba, dejó escapar un suspiro, pero sonrió al verlo feliz. Volvió a su labor, que era simplemente regar las pocas flores que decoraban su humilde y caluroso hogar.


El más pequeño corría de aquí para allá, había estado un poco aburrido estas semanas, su más querido amigo rubio no había venido visitarlo desde hace un buen tiempo. Aunque había llamado por teléfono y pudo hablar con él, quien le pidió perdón y se había excusado de tener mucho trabajo, al pequeño no le gustaba eso, ser adulto debía ser aburrido. Ni siquiera su nuevo "hermano", quien había conocido recientemente, y al cual le tomó mucho cariño, tampoco había vuelto aparecer. Su madre le decía, que seguro tenía mucho que estudiar, y que también tenía una familia que no podía dejar. Pero no era justo, al menos el pequeño pensaba aquello.


Entre los juguetes que tenía, había un balón, lo pateó y este dio a parar justo a la puerta principal. Corrió enseguida para tomarlo entre sus manos, tenía el objetivo de volver a donde estaba en un inicio, para de nuevo patear el balón otra vez, pero se detuvo al notar a alguien frente a la puerta. Se podía ver claramente la figura de la extraña persona, ya que solo una alta reja separaba lo que era calle de su casa.


- Mami…- llamó temeroso al ver a ese extraño allí, quien debía tener la edad de su padre.


El pequeño corrió donde su mamá, aferrándose al delantal de la mujer, su madre le miró sorprendida, luego levantó la vista para ver quien los había visitado, no esperaban visitas, a menos que su esposo olvidará avisarle.


- Tranquilo, es solo una visita.- acarició el cabello de su hijo con suavidad.-Nirai ve adentro, debes cambiarte esa ropa y ordenar tu habitación.- el pequeño miró temeroso al hombre antes de irse, es que vestía con una gabardina color caqui, que cubría hasta casi sus rodillas, el cual le daba un aire misterioso. Además tenía un semblante bastante duro, incluso con una cicatriz que recorría el lado derecho de su rostro: desde la mejilla hasta llegar a su mentón. No parecía ser alguien con quien te quisieras encontrar en un callejón solitario. Se notaba además unas marcas de la edad en sus ojos, su cabello era corto y de un azul oscuro, como lo era la pupila de sus ojos.


El pequeño se fue sin decir más, corrió hasta su casa. Entonces la mujer se acercó hasta a la puerta.- ¿Puedo ayudarle en algo?


- Lamento interrumpirle y asustar a su pequeño, siempre me ocurre.- habló él, por su tono y formalidad debía ser un extranjero. A diferencia de su intimidante apariencia, su voz era calmada y suave, parecía ser un amable hombre que solo había elegido un trabajo exigente y al parecer peligroso.


- No se preocupe.


- Mi nombre es Rowan Lane.- este saco una identificación de entre su chaqueta, la mujer observó su credencial para cerciorarse que era el de la foto y si lo era, además era un detective ¿Qué hacía un detective aquí?- Sé que debe preguntarse qué hace alguien como yo aquí.- le habló como si le hubiese leído la mente.- Es un tema delicado ¿está su esposo?


- No, pero debe llegar dentro de poco.- habló la mujer ya bastante asustada al respecto.- ¿Ocurre algo malo?


- Bueno, eso lo decidirá usted y su esposo.- Claramente la mujer quería saber de que iba todo esto, pero el detective tampoco quería decirle todo de una vez, además quería que su esposo estuviera presente.- Es sobre lo que ocurrió en la isla Liocott, hace 10 años.


Solo eso basto para que ella sintiera sus rodillas débiles, pero logró mantenerse de pie.- Estoy bien…- le aseguro ya que el hombre reaccionó asustado al verla tambalearse.- Por favor pase, esperaremos a mi marido dentro.- el detective solo asintió y dejó que la mujer le guiará hasta la sala.


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Llegar a casa de Hideki, no fue difícil, pero la cosa más difícil fue tocar la puerta.


- Endou, vamos tengo las manos ocupadas con el enano.- la sonrisa ladina de Akio molesto a Endou. El otro gruño por lo bajo y fue hasta la puerta y la tocó.


- Casi muero allá y ahora moriré aquí de nuevo.- se quejó Endou.


Para su mala suerte, Hideki había regresado temprano y al abrir la puerta, y ver a los dos chicos y a su "hijo" durmiendo sobre la espalda de Fudou, no tuvo ninguno pensamiento positivo de eso. Dejo escapar un largo suspiro, no pregunto nada porque de alguna forma intuía lo que había pasado, los dejo pasar sin decir mucho más, como si ya estuvieran acostumbrados a estas cosas.


Hideki guió a los chicos hasta la habitación de Ichirouta en silencio, y lo pusieron en la cama. Hideki lo cubrió con una manta, y miro con preocupación, para luego darles una señal a los chicos para que salieran. Estos ni corto ni perezosos abandonaron la habitación seguido de Hideki, quien cerró la puerta con cautela.


Ya abajo, sentados en el comedor, Endou y Fudou comenzaron a hablar sobre lo ocurrido, ante la mirada escrutadora de Hideki. Este último se veía bastante serio, casi se podría decir que enojado, todo debido a que Endou y Fudou ya no deberían mantener contacto con Ichirouta. Hideki había estado más relajado en los últimos días, ya que al parecer no se los había encontrado, aunque eso se debía a que Kazemaru había estado en casa recuperándose de su lesión, pero apenas pone un pie fuera de casa y los encuentra.


- Que bueno que no les haya pasado nada.- Hideki estaba siendo sincero, sabía perfectamente lo importante que era Endou para Ichirouta, lo mismo que con Fudou. Si a alguno de los dos le hubiese pasado algo, Ichirouta realmente se vendría abajo, lo tenía claro.- Supongo que debe estar cansado por todo esto.- agregó llevando una mano hacia el puente de su nariz, a pesar de todo por lo que había vivido, esta situación le estresaba.


Fudou dejo escapar un suspiro, no había sido tan terrorífico como había imaginado.


- Espero que Ichi-kun esté mejor.- comento Endou.


- Con que descanse estará bien.- le hizo saber Hideki con tranquilidad.


- Será mejor irnos, Endou.- Fudou se levantó de su asiento, de todas formas no había nada que hacer allí. El enano estaba a salvo en su casa, y ellos estaban vivos. Seguramente el pequeño dormiría todo el día debido a todo el estrés que sintió.- Perdona por las molestias Kazemiya-san.


- Al contrario, gracias por cuidar a mi hijo.- de nuevo ese tono posesivo, Akio lo notó, pero al parecer Endou no, ya que solo sonrió feliz.


- Siempre cuidaremos a Ichi-kun.- fueron las palabras enérgicas de Endou.


Hideki les acompaño hasta la puerta, donde se despidió.- Antes que se vayan, por favor tengan cuidado.- ambos castaños voltearon a ver al padre de Ichi-kun.- No me agrada el hecho de que sean tan importantes para mi hijo, pero lo son, odiaría que les ocurriera algo a ustedes.- su profunda mirada azul y esa expresión tan apacible, no dejaba claro si ese mensaje en verdad era sincero o los quería fuera la vida de su hijo. Pero Endou notó algo de dolor en esa mirada, sin embargo solo fue unos segundos, ya que Hideki entro a su casa y cerró la puerta.


- Creo que le agradamos de alguna forma.- como siempre Endou era positivo.


- Solo vámonos, además tengo que hacerte unas preguntas.- Akio le empujo para que se adelantará, mientras Endou solo podía asentir a su petición. Lo siguió un par de pasos, pero no pudo evitar detenerse y voltear a ver la casa donde vivía el enano.


¡NO, ENDOU!


El grito del chiquillo volvía a su mente, justo cuando Endou había estado a centímetros de la muerte. Había gritado de tal forma, que ahora que lo recordaba, ese grito, ese tono de preocupación que salió de su voz, esas ganas de lanzarse a proteger a Endou…


- ¿¡Fudou que haces!?- su hilo de pensamientos se vio interrumpido por Endou, quien ya se había adelantado y le llamaba. Akio dejo escapar un suspiro, no le contesto, solo metió sus manos en sus bolsillos y camino hacia a él a su ritmo, dejando de darle vuelta al tema.


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Ambos chicos abandonaron el aeropuerto: un pelirrojo y un peliblanco. Hacia un buen tiempo, y eso les alegro. Deslizando sus maletas hacia la salida, no pararon en observar a nadie, solo en su objetivo, que era salir de allí y en tomar el auto que los llevaría hasta su próximo destino.


- Espero que esté aquí, no me gusta que me hagan esperar.- fue la voz grave y madura del chico de cabellos blanco, quien vestía un traje entre colores blancos, grises, lo único que tenía de un color diferente, era su corbata, que era del mismo tono que sus ojos.


- No creo que haya perdido su personalidad responsable y cuadrada.- hablo el pelirrojo, que llevaba también traje, pero en tonos negros, camisa blanca y una corbata color mostaza, la cual llevaba desabrochada, a diferencia de su compañero que iba pulcramente vestido. Incluso el pelirrojo se quitó su saco negro y lo llevaba colgando por sobre su hombro derecho, solo sujetado por su mano.- oh, mira allí está.- declaró al verlo justamente en la salida del aeropuerto.


Un alto chico de cabellos negros, que vestía también formalmente, hablaba por su teléfono móvil, pero en cuanto los vio, pareció despedirse con la persona con la cual hablaba y guardar su teléfono.


- Nagumo, Suzuno, hace tiempo que nos los veía.-


- Saginuma, bastardo.- le saludo el pelirrojo, adelantándose a su compañero y acercándose a Saginuma. Ambos chocaron sus manos fuertemente en un apretón, tal como si fueran hermanos, aunque literalmente lo eran, habían crecido juntos. Se sonrieron, estaban alegres de verse nuevamente, se extrañaban.


El peliblanco mucho más tranquilo, se acercó y los miró con una sonrisa, también se alegraba de ver a Saginuma, y mucho más se alegraba de toda esa energía que irradiaban ambos.


- Los extrañe a los dos, Nagumo, Suzuno.- Saginuma, era más alto que ellos, su cabello parecía más largo, incluso con algunas decoraciones en unos mechones. Vestía con un pantalón oscuro y zapatos del mismo color, y una camisa blanca, cuyos primeros botones estaban abiertos, dejando ver algo de su cuello. Saginuma no había cambiado mucho, poseía la misma agradable sonrisa y esa expresión llena de confianza, con ese toque de severidad que siempre había tenido.


- Nosotros también.- respondió Suzuno, que conservaba el mismo peinado de niño, pero este era mucho más corto, de alguna manera le quedaba bien y le hacía ver bastante atractivo. Esa mirada arrogante no la había perdido, pero sabían que Suzuno era un buen chico, bastaba con ver su sonrisa.


- Bueno, vámonos ya, quiero ver pronto a Midorikawa.- Nagumo corto el ambiente de bienvenida con sus palabras, después de todo habían venido para eso, entre otras cosas, pero visitar a Midorikawa era su objetivo principal. Saginuma asintió, estaba feliz de verlos, pero también sabían que no eran vacaciones para ellos.


Caminaron entonces, para finalmente salir del aeropuerto y llegar a los estacionamientos, platicando entre ellos, tocaron el tema de como estaba Midorikawa y el trabajo de Saginuma. Al llegar, se subieron al auto de Osamu, un BMW negro. Subieron las maletas a la parte de atrás, Suzuno se sentó en el asiento del copiloto y Nagumo bien cómodo atrás.


- Que cansado son los viajes internacionales, dios santo.- el pelirrojo se quitó finalmente la corbata y desabotono los primeros dos botones de su camisa. Sacudió su cabello rojo un poco, cuyo peinado también había conservado, pero al igual que Suzuno, se había hecho un corte también, se veía más ordenado y de alguna forma le quedaba bien. Claro, aún poseía aquella extraña forma de tulipán en su cabeza.


- Gracias por darte un tiempo para venir a buscarnos.- Suzuno hablaba, mientras Saginuma ponía su costoso auto en marcha.- Sé que has de estar muy ocupado con los negocios de la corporación Kira aquí, han habido muchos movimientos, pero supongo que tienes ayuda.


Ya estando en marcha, Saginuma soltó un suspiro.- No tienes idea, ha sido agotador. Pero si, he tenido bastante ayuda durante todo este proceso, estoy agradecido que finalmente hayan llegado.


- Nos encargaremos de lo que haga falta.- como siempre Suzuno parecía confiado en sus habilidades.


- No sé tú, pero yo necesito un descanso.- declaró Nagumo.- A propósito ¿Cómo está el sector ese? ¿y su loco líder?


- El sector quinto, Nagumo.- le recordó Suzuno, dejando pasar sus dedos entre sus hebras de cabello blanco, luego volteo a ver a Saginuma, que se había detenido en un semáforo en rojo.- Me gustaría saber lo que sabes.


Quien conducía le miró de reojo para mirar al frente luego, entonces explico en pocas palabras lo que él, al menos, estaba haciendo.


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Kazemaru era muy amable con sus amigos, y eso era algo bueno y malo en ocasiones. Así que no pudo rechazar el favor que le estaba pidiendo Kiyoshi aquel día. No es que fuera algo malo, pero sinceramente de verdad era demasiado amable, pero no había podido evitar decir si. Además, Kiyoshi había sido muy insistente, e incluso le había dado dinero para que pudiera dejar el encargo y le prometió invitarlo a comer en el trabajo de su tío. Aquello último no quería hacerlo, ya que podía encontrarse con todos sus antiguos compañeros, una cosa era tratar con dos a la vez, pero con todos allí, era difícil.


De todas formas ese desvió le serviría para cambiar de aires, Taiki aprovecho el día para visitar a Haruna, dado que no había club, Kiyoshi por su parte sí que tenía club y al parecer se quedaría horas extras a entrenar. Finalmente, él tuvo que ir a cumplir un favor a su amigo.


La verdad es que no era algo difícil, solo debía dejar algo en cierta dirección, nada peligroso. Kiyoshi le dio dinero para tomar el tren, tanto de ida como de vuelta, hasta le dio un poco de dinero extra por si quería comprarse algo que comer. Sonrió al recordar lo muy agradecido que estaba con él, e incluso nervioso por estar pidiéndole aquello. Podría comprar algún dulce o comida chatarra, pero la verdad es que no tenía hambre, así que solo haría lo que debía hacer, para luego volver a casa y enviarle un mensaje a Taiki, quería saber que había ocurrido con Kidou y Haruna, ya que solo había escuchado rumores al respecto, claramente positivos.


El viaje de ida fue bastante tranquilo, sin demoras, incluso ayudo a una anciana a bajar con sus cosas, ya que por casualidades de la vida, debían bajar en la misma parada. Una vez hecho eso, se despidió de la señora, quien en compensación le dio unos cuantos dulces, insistiendo en que lo tomará, cosa que hizo.


Después de eso, siguió su camino sin mucho más contratiempo. Kiyoshi hace algunos días (o semanas) había pedido prestado algunos libros de estudio a un amigo, que seguramente ni se molesto en ver o seguramente solo les hecho una ojeada. Lo creía completamente capaz, si hasta incluso había olvidado devolverlos.


En fin, no tardo mucho en encontrar la dirección, fue bastante sencillo. Era en una zona tranquila de la ciudad, un complejo de departamentos bastante moderno. Llamo a la puerta principal, y la persona que tenía que recibir aquellos libros, salió minutos después. Una mujer adulta de largos cabellos oscuros fue quien le recibió, Kazemiya se presento como el amigo de Kiyoshi, ella ya estaba enterada de que vendría otra persona. La mujer le agradeció y le invito a descansar y tomar algo, por haberse tomado la molestia, pero declino la oferta amablemente, después de todo debía regresar a casa pronto y ya no quería demorarse más con este simple encargo. Además, si salía ahora mismo, no tendría que esperar demasiado para que pasara el próximo tren, así que se despidió.


En camino hacia la estación, se tuvo que detener en un semáforo, observo la hora en su teléfono, aún tenía tiempo así que estaba tranquilo. Pero algo capto por el rabillo del ojo, un auto sumamente conocido, aunque al principio pensó que era una coincidencia, no podía ser la única persona con ese tipo de auto descapotable ¿verdad? Vehículo que paso con los demás autos, e Ichirouta lo siguió con la mirada hasta que le vio doblar. En ese preciso momento, olvido que estaba esperando cruzar para poder ir a la otra calle, en cambio, tomo otro camino. Corrió hasta donde sus piernas le dieron para darle alcance, creyendo que lo perdería cuando doblo, pero tuvo suerte. Justamente aquel auto rojo, se detuvo para doblar nuevamente, pero no a una calle, si no a un estacionamiento de unos edificios.


Agitado, sabiendo que no debería estar haciendo esto, se coló en el estacionamiento cuando este estaba abierto, deseo que nadie lo viera en ese instante, de verdad deseaba aquello. Se escondió como sea de la cámara, caminando por su punto ciego y entro antes que la puerta automática se cerrará.


Allí dentro había una gran cantidad de autos, era claramente un estacionamiento subterráneo. No tardo en notar el coche rojo estacionándose a metros de él. Se acerco a hurtadillas, ocultándose tras otro vehículo, esperando que el conductor se bajará y lo hizo. El conductor bajo del auto, se aseguro que la puerta estuviera cerrada y comenzó a caminar.


El más joven se asomo un poco, y levemente agachado comenzó a acercarse, siempre ocultándose tras un vehículo, intentando hacer el menor ruido posible, difícil ya que todo estaba muy silencioso. El adulto se detuvo frente a unas puertas de metal, apretó un botón que se encontraba a un costado: tomaría el elevador.


Kazemaru se acerco un poco más, asomándose con cuidado, distinguió finalmente a la persona que estaba allí, quien entró al ascensor y se disponía a apretar un botón para subir a su piso. Así que no tardo ni dos segundos en reaccionar y entrar, antes que las puertas se cerrarán para sorpresa y susto del adulto, al darse cuenta que tenía compañía.


- Lo encontré…- agitado, pero sin perder su seguridad, observo al rubio cuyas puntas de su cabello tenían un color diferente, sus pupilas oscuras le miraban sorprendido. Kazemaru intento recuperar el aliento antes de hablar otra vez.- …Goenji-san.


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- ¡¿Cómo que estás trabajando para ellos?!


Saginuma puso en marcha el auto, mientras Suzuno y Nagumo lo acosaban con preguntas.


- Después de todos los rumores que escuchamos y sales con eso ¿Qué está pasando? ¿Y que hay de los negocios de la empresa Kira?- fueron las preguntas serias de Nagumo, se veía bastante molesto con la situación.


- Hago ambas cosas.


- Aún no nos has dicho que haces en el sector quinto.- Suzuno se cruzó de brazos.


Saginuma dejó escapar un suspiro.- Midorikawa no sabe esto, pero sé que tras el sector quinto y toda su fachada, hay algo más, no puedo decirles que es, hasta estar seguro. Por lo pronto solo les puedo asegurar que no estoy a favor de las reglas del sector quinto, solo ayudo en el entrenamiento del equipo Seidouzan junto con el Seitei.


Nagumo gruño por lo bajo estaba a punto de decir algo, pero Suzuno le interrumpió.


- Esto tiene que ver con… ¿Hitomiko-san?- observaba al frente con su gélida mirada, se veía serio. Un tenso y amargo silencio se coló dentro del auto, sus tres pasajeros solo pudieron respirar con dificultad, uno más que otro.


- Sí, Hitomiko-san, estaba investigándolo también, antes de... - Pero Saginuma no continuó, sus manos se aferraron con fuerza al manubrio, lo bueno es que ya estaban por llegar a su destino. Nadie dijo nada más, hasta que el vehículo se detuvo en su destino.- Agradecería que no le dijeran nada a Midorikawa, ya saben como es él, y no estamos en buenos términos desde que sabe que estoy en el sector.


Ni el pelirrojo, ni el albino dijeron nada al respecto, el silencio pareció confirmar que no le revelarían nada a su amigo de cabellos verdes. Ambos bajaron, sacaron sus maletas con ayuda de Saginuma, quien volvió al auto una vez terminado eso.


- Les prometo contar todo cuando termine la investigación.


- Oye Saginuma.- Nagumo se acercó a la ventana del auto.- ¿Estas bien verdad?- ambos se miraron, la mirada oscura de Saginuma se dirigió entonces a Suzuno quien tenía un semblante de preocupación y luego otra vez a Nagumo.


- Solo estoy cansado, pero estoy bien, no se preocupen. Bueno, nos vemos en el trabajo.- se despidieron luego de eso, Nagumo y Suzuno le observaron irse hasta que finalmente aquel lujoso carro se perdió de vista. Ambos se dirigieron una mirada preocupada, pero al final soltaron un suspiro, ambos resignados.


No dijeron mucho más después de eso, tomaron sus maletas y caminaron a la entrada del edificio. Se quedarían a vivir con un amigo bastante cercano para ellos.


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Un chico de cabellos oscuros caminaba a pasos agigantados, su mirada de color chocolate, se veía fría y carente de sentimientos. Bastaba con ver su ceño fruncido, para decir que no estaba de buen humor, y sobre todo, escuchar sus botas militares estamparse sobre el frío y metálico piso con violencia, era una señal inequívoca que estaba en su límite de la paciencia. Las personas que pasaban por su lado, se hacían enseguida a un costado para no molestarle. Su larga gabardina verde oscuro, ocultaba topa ropa, a excepción de sus pantalones, que eran del mismo color. Lo único en su ropa que era un color diferente, era algo que llevaba en el cuello, algo naranja, no parecía una bufanda, más bien parecía una bandana, pero en vez de su cabeza, lo usaba por debajo de esta.


Llegó hasta unas puertas, que se abrieron gracias a un dispositivo biométrico. Simplemente puso la palma de su mano en una pantalla para acceder en aquella sala.


- ¡¿Qué les está tomando tanto?!- grito apenas entrar, dentro había lo que parecía ser una sala de control, con varios sitios con pantallas, que eran revisados por muchas personas. La mayoría detuvo sus movimientos y le observó.


Un hombre mucho mayor que él, se acercó, tenía una expresión dura. También usaba botas militares y pantalones verdes, pero solo llevaba una simple camisa blanca arriba. Además, tenía una cicatriz que cruzaba desde el costado de su ojo izquierdo hasta casi su boca.


- Deberías estar descansando, las heridas que te hiciste-


- Ahórrate tus comentarios Kudou ¿Qué están haciendo? ¿Por qué no veo a un grupo de rescate movilizándose? ¡Estamos perdiendo tiempo!


- Empieza a hablarme con respeto.


- ¿O qué?- le desafió el más joven, quizás el tal Kudou debía tener sus 50 años, pero al chico no le importaba.- No hay tiempo para la charla de respeto.- fueron sus palabras para dar por terminado el tema.


- Sé que es importante para ti, lo es para todos. Incluso para mí. Pero ir sin un plan es un suicidio.- le aclaró el mayor. El más joven, que no debía de pasar de sus 30, solo dejo escapar un bufido de exasperación, él lo sabía perfectamente, pero no tenía paciencia.


- ¡¿Y por qué nadie ha hecho un jodido plan?!


- Estamos analizando nuestras opciones.- le aclaro.- Tuvimos muchas bajas.- el rostro de Kudou se ensombreció.- Incluso Fudou y Tsunami…


- Si, es una lástima por ellos.- interrumpió siendo despectivo e insensible con el tema. Las demás personas escucharon esas frías palabras, y la sala se inundó en un frío silencio, pero intentaron seguir con su trabajo. Ya estaban acostumbrados a que él fuera frio, pero ahora que él no estaba, era peor. Sus palabras eran hirientes, tal cual dagas que te atravesaban. Muchos de los que estaban allí, habían perdidos a sus seres queridos recientemente, que ni tiempo para velarlos habían tenido, pero a él no parecía importarle en lo absoluto.


- Escúchame, te estás pasando-


- No, escúchame tú a mí, ¡Ichirouta es lo único que me importa! ¡Voy a ir y lo voy a rescatar! ¡Y voy a matar a ese hijo de puta, no solo por habérselo llevado, sino también por haber asesinado a nuestros amigos!- gritando esas palabras, se dio la vuelta dispuesto a irse.- Me voy a preparar, saldré en 10 minutos, será mejor que le diga al imbécil de Kidou que haga su estúpido plan.- Kudou dejó escapar un suspiro, mientras el otro abandonaba la sala, que se quedó en silencio.


- Ya lo oyeron, díganle a Kidou.- dio la orden, volteando a ver a su equipo.- Comuníquense con el ala del norte para que entregue provisiones de municiones y con el ala sur para transporte.


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El Seitei le miraba sorprendido. Pero que descaro tenía este niño en aparecer de la nada, literal le había dado un susto de muerte cuanto entro así al ascensor. Dejo escapar un suspiro, uno largo y cansado, no tenía energías para tener que hacerse cargo de él ahora, estaba muy cansado de su trabajo. Pensaba que llegaría a su departamento, tomaría un baño, comería algo y se lanzaría a dormir a la cama, ese era un día ideal para Ishido Shuji luego de lidiar con los problemas del sector, pero tenía que aparecer este niño.


- ¿Qué estás haciendo?- preguntó enojado.- Pensé que te había quedado clar-


- No, no me queda claro.- decir que Goenji estaba asombrado era decir poco, tenía un tic en el ojo, no entendía que pasaba por la cabeza de este niño, además le había interrumpido mientras hablaba, nadie le hacía eso. Otro suspiro más largo que el anterior salió de la boca de Goenji en ese momento.


- En serio, no estoy de humor para esto, deberías estar en tu secundaria.- le indico.- A salvo.- esta vez le dijo con severidad, como diciéndole que estar con él no era el lugar más seguro del mundo.


- Necesito saber porque despidió a Fubuki-san de su labor como entrenador, por qué intento salvarme aquel día, por qué nos está quitando el futbol…


Realmente Goenji no quería oírlo, las palabras del chico le entraban por una oreja y salían por la otra ¿debería llamar a los guardias para que lo sacaran del edificio? No quería ser brusco con él, aunque antes casi le secuestro el día de aquel partido.


- Escucha, me alegro que tu lesión allá sanado.- el elevador llegó y claro Ishido Shuji ya estaba enterado de la lesión del chico. Si, se había preocupado, incluso sorprendido porque logró escapar de sus guardias aquel día, pero mucho más que eso no había podido hacer, no sin que Senguji se enterará.- Pero ahora debes regresar a casa, o llamaré a que te saquen.- amenazó él antes de bajar del ascensor, pero ni eso hizo que Kazemaru se detuviera. El menor sabía que no le haría daño realmente, así que lo siguió, para desgracia de Goenji.


Caminaron por un pasillo, Kazemaru lo seguía sin detenerse, Goenji doblo hacia la izquierda y Kazemaru hizo lo mismo, el adulto camino un poco más hasta detenerse en una puerta. Realmente estaba pensando en ignorarlo, entrar a su departamento y dejarlo afuera, pero no podía. Demonios no podía ignorarlo.


Volteo a verlo algo enojado, Kazemaru solo le insistió con su mirada, tratando de no intimidarse con la mirada enojada de Goenji, incluso apretó la cinta de su bolso entre sus manos como darse valor. Ishido dejo escapar un suspiro, quizás el tercer suspiro en tan pocos minutos, realmente estaba muy frustrado.


- ¿no me vas a dejar tranquilo, eh?


- Fubuki-san merece volver a su equipo.- y volvía a insistir con el tema.


- … Si, es verdad, quizás.- estuvo de acuerdo él.- ¿y qué hay de todos los demás entrenadores que he despedido?- Kazemaru le observo, pero Goenji ahora estaba ocupado en abrir la puerta de su apartamento. El menor de verdad no entendía la fría indiferencia de Goenji por Fubuki, quien en su tiempo había sido un gran aliado para él.- ¿no tienen el mismo derecho que él? ¿Me vas a pedir que también los restituya a su antiguo rol?


- Cla-claro que sí. Al igual que Fubuki-san, deben tener jugadores que también aprecian.


Recordaba muy bien la expresión triste y derrotada de Fubuki-san ese día. Luego de encontrarse con él, conversaron un poco más, sentados los tres, Fubuki, Fudou y él, en un parque. Shirou le había contado que extrañaba a sus jugadores, incluso había tenido una discusión con uno de ellos, a quien consideraba importante para él.


- Vete a ca-


Goenji detuvo sus palabras cuando su teléfono sonó, no tardo en sacarlo y contestar, lo que sea por ignorarlo.


Ah, Ishido ¿estás en tu departamento?


- Senguji-san, si lo estoy ¿ocurre algo?


Kazemaru reconoció aquel nombre enseguida, incluso le dio escalofríos de solo recordarlo.


Que suerte, estoy en tu edificio, justo acabo de bajar del ascensor.


Goenji apresurado miro hacia el final del pasillo, y notó como una sombra se acercaba. Ichirouta se sorprendió por aquel brusco e inesperado movimiento del mayor, incluso volteo a ver hacia donde Goenji observaba asustado. Pero con suerte alcanzó a ver una sombra, cuando Goenji le jalo y lo empujo a su departamento cerrando la puerta tras de sí.


Kazemaru había caído al piso, se había golpeado un poco, pero nada grave. Volteo a ver hacia atrás, pero Goenji se había quedado afuera ¿Qué había ocurrido?


- Que sorpresa, justamente había llegado a mi departamento, Senguji-san.- pudo escucharle decir a Goenji desde el otro lado de la puerta.


- ¿sí? Había olvidado entregarte algo.- respondió el nuevo visitante con una carpeta en sus manos.- Y no podía esperar, debía hacerlo en persona, es importante. Sería bueno que lo leyeras antes de mañana.


Justamente el jefe, o lo que sea de Ishido, estaba allí, Kazemaru claro que no esperaba encontrárselo, no desde la última vez. Si lo llegaba a ver, no sería bueno, ni para él, ni para Ishido.


- ¿no me invitarás a pasar al menos?-


A Kazemaru se le heló la sangre allí mismo cuando le escucho decir eso. Pálido, miro para todos lados, pero él no conocía el departamento de Goenji, debía buscar un lugar donde esconderse pronto. Lo único que hizo primero, fue quitarse los zapatos y ocultarlos justamente en un armario que había cerca.


El gran departamento de Goenji era bastante minimalista: grandes ventanales que daban a una gran vista de la ciudad, un comedor para seis personas en un extremo de esa gran habitación, en el centro un par de largos sofás que se enfrentaban. Y la cocina, que estaba en el otro extremo de la habitación, era bastante moderna y muy al puro estilo americano. Un gran mesón se encontraba justo frente a lo que era la cocina. No había plantas, ni nada para decorar, todo era bastante simple, todo muy ordenado y limpio, había un gran espacio sin utilizar, se notaba que era un departamento caro. No tuvo tiempo de seguir admirando toda esa habitación, corrió hasta la cocina cuando escucho la puerta abrirse y se ocultó tras el largo mesón.


- ¿Querías hablar de algo?- Ishido entro, seguido de Senguji. El moreno vestido con su usual traje blanco, observo el departamento de Goenji., camino dando un corto paseo y rápida mirada al lugar.


- Deberías agregarle alguna decoración a tu departamento.- fue la opinión de Senguji. Goenji miraba la habitación de un lado a otro, buscando alguna señal del chiquillo, pero no estaba, seguramente se había escondido.


- Me gusta de esa manera, no necesito tantas cosas.- contesto Ishido, quitándose su chaqueta roja y dejándola en el sofá, debía actuar con naturalidad. Se preguntaba ¿Dónde se había metido aquel chiquillo?


Kazemaru por otra parte, tapo su boca con ambas manos y trato de tranquilizarse, mientras estaba arrodillado en el piso, oculto donde no lo veían.


Por favor que no se acerque, por favor


Pensaba desesperado, estaba muy asustado y preocupado por las consecuencias si lo encontraba, pero sobre todo tenía miedo. Senguji se encamino hasta el otro extremo de la habitación, justo donde estaba la cocina. Ichirouta sintió unos pasos acercarse, y no pudo evitar contener el aliento en ese momento: lo iba a descubrir. Debía hacer algo, debía buscar otro escondite, pero el miedo lo había dejado paralizado.


- ¿Quieres que te sirva algo?- Goenji, como si tuviera un sexto sentido, se adelanto y fue hasta el refrigerador, interrumpiendo el paso a Senguji. El rubio, una vez allí, pudo ver al chico oculto, quien le miro nervioso y asustado, claro que el también lo estaba pero no lo hizo notar. Ignoro la presencia del chico para dirigirse a Senguji.- ¿y bien?


Senguji estaba del otro lado del mesón, así que no podía ver al chico. El de traje blanco le miro por unos segundos en silencio, para luego negar con la cabeza lentamente.- No es necesario, solo quería recordarte las próximas fechas de los partidos y los cambios, gracias al nuevo rival que tenemos


- ah, era eso, si recibí la noticia de tu secretaria, lo tengo claro y también la presentación de la próxima semana. No te preocupes.


- Vaya, no creía que te hubiera dicho. De todas formas, es bueno tener una secretaria tan eficiente.- Goenji no dijo nada, algo le decía que Senguji aún desconfiaba de él desde que ocurrió aquello en el sector con, justamente, el chico que trataba de ocultar.- Entonces me voy, debo asegurarme de unas cosas con los próximos partidos.


- Entendido, cualquier cosa házmela saber, y no te preocupes, leeré los documentos que me has dejado.- cerrando el refrigerador, acompaño a Senguji hasta la puerta.


Kazemaru estaba tan asustado que sintió que su corazón se iba a salir del miedo, pero cuando escucho que las voces se alejaban fue relajándose poco a poco. Aún así estaba nervioso, no quería ver a ese tipo otra vez, temía que le hiciera algo, esa persona era cruel y no entendía porque Goenji estaba aliado con él.


Pasaron unos minutos, cuando volvió a escuchar la puerta abrirse y unos pasos acercándose. Kazemaru aún seguía oculto y nervioso, no quería salir hasta estar seguro.


- Ya se fue.- reconoció la voz grave y profunda de Goenji enseguida, se asomo con cautela, solo para ver al mayor mirarlo algo molesto.- Te dije que te fueras a casa ¿verdad?- el peliturquesa no dijo nada ante ese regaño, ya de pie y más tranquilo solo le observo un poco nervioso.- Me asegure que Senguji tomará el elevador, seguro ya debe estar abajo.- le aclaró para luego caminar hasta la ventana y observar la calle en silencio.


Kazemaru se acerco entonces, colocándose a un lado de Goenji. Si no mal recordaba, estaban en el sexto piso, allí abajo pudo notar a las personas, que desde donde estaba se veían pequeñas, pero notó la figura de Senguji saliendo del edificio.


- Bien, ya se fue.- comentó Gouenji, y no tardo mucho para ver a Senguji tomar su auto y marcharse finalmente. Ahora más tranquilo, Goenji volteo a ver al niño.- Ahora tu haz lo mismo, la puerta del departamento se cierra sola, así que hazme el favor de marcharte.- pidió en un tono brusco, para alejarse del muchacho. Tomo la chaqueta roja que había dejado sobre el sofá, para luego caminar hasta una puerta que estaba a un costado de la cocina.


Ichirouta nunca había sido el tipo de chico que no obedeciera a sus mayores (porque sí, a pesar de todo, Goenji ahora era mayor que él), y sabía que no era bueno insistir cuando alguien no quería. Pero no podía darse el lujo de irse así sin más, no tendría otra oportunidad después, así que solo lo siguió.


-¡Goenji-san!-


El aludido se sorprendió, pensó que se había ido, Goenji había caminado hasta su habitación, había colgado su chaqueta roja y guardado, incluso se había quitado su camisa, quedando desnudo de la cintura para arriba. Estaba confiado de que finalmente estaba solo, y que por fin, podría tomar un relajante baño.


- En serio… estas siendo muy molesto.-


Kazemaru se detuvo abruptamente, no le molestaba que le dijera molesto, porque sí que lo estaba siendo. Goenji solo quería descansar y él estaba allí, siendo insistente con el tema, pero no podía dejarlo. Había entrado a su habitación sin permiso, pudo notar lo vacía que era, unas blancas cortinas cubrían las ventanas, una simple cama de dos personas estaba pegada a la pared, justo en el centro y tenía un gran mueble donde guardar su ropa, y una lámpara de pie, solo eso.


- Lo siento.- se disculpo.- So-solo quiero-


- ¿Quieres ayudar a Fubuki? ¿No?


- No es solo él, Goenji-san debería saberlo bien, no entiendo porque está haciendo esto, pero...- intento darse valor.- Es injusto todo lo que esta pasando, también para los clubes y sus jugadores, para todos ¿acaso no ama el futbol?- preguntó, albergando esperanza. Goenji le observo serio, ni se inmuto por las cálidas y esperanzadoras palabras del menor, por lo menos no se notó en sus facciones.


- ¿Quieres ayudarlos? ¿Verdad?- preguntó repentinamente el seitei, ignorando la pregunta del chico.- ¿a todos?


Ichirouta no le dio importancia el cambio de tema, así que con ánimo y seguridad respondió.- ¡Por supuesto que sí!


- ¿Harías cualquier cosa por ellos?- Quiso saber el seitei con una mirada algo sombría. Fue en ese momento que Kazemaru dudo un poco, algo en la mirada de Goenji no le gustaba, pero debía contestarle, debía hacerle saber lo que deseaba.


- Cla-claro que sí, si es por Fubuki-san.- le dijo al mismo tiempo que recordaba la triste mirada de Fubuki.- Y mis compañeros del club y mis amigos.- no pudo evitar pensar en ellos, cada uno de sus rostros vino a su mente: desde el capitán hasta las tres managers, en el entrenador, incluso en Endou y Fudou.- Haría cualquier cosa.- termino por hablar muy decidido, sin intimidarse por la sombría y seria mirada que esas pupilas oscuras le dedicaban.


Pasaron unos segundos, en que el Seitei le observaba como analizándolo, Kazemaru comenzaba a ponerse nervioso ¿no le iba a decir nada acaso? Decidió entonces que él hablaría, pero antes de que le dijera algo, antes de preguntarle porque razón estaba en silencio, Goenji le respondió.


- Muy bien.- dio un par de pasos hasta acercarse al menor, incluso se inclino un poco.- Entonces, si te pido que me des tu cuerpo a cambio, lo harás ¿verdad?- la mirada del Seitei seguía siendo sombría, incluso cruel. El menor, intimidado por esa mirada, no sabía que responderle, en ese momento no parecía procesar lo que acababa de escuchar.


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- ¡Suzuno, Nagumo!- un peliverde les regalo un abrazo al verlos allí frente la puerta de su departamento. Ambos chicos le recibieron sin quejas, después de todo lo extrañaban y ver al joven Ryuji de buena salud y feliz, era algo que les aliviaba.


Enseguida Midorikawa ayudó a Nagumo y Suzuno con sus maletas, ya que se encontraba mucho mejor de salud o por lo menos eso parecía. Quizás aún en su cuerpo quedaban cicatrices, pero la sonrisa Midorikawa era tan brillante que ni el pelirrojo ni su compañero se atrevieron a preguntar detalles.


Ryuji pronto les sirvió algo de tomar.


- ¿Estás solo?- pregunto Suzuno.


- Si, pero Tobitaka y Fubuki vienen a verme seguido. Seguro llegarán más tarde.- aclaró Midorikawa.- Tobitaka es un excelente cocinero, esperen a probar lo que hace.- les indico el peliverde, mientras le alcanzaba un té a Suzuno y un vaso de bebida de Nagumo, al igual que él.


- Supongo que, el ex-inazuma japan, sigue junto a pesar de todo.- comentó Nagumo, medio envidioso y medio feliz por su compañero. Después de todo había perdido contacto con su equipo de corea y sobre todo con Afuro.


Suzuno sorbió algo de su té antes de hablar.- Supongo que no les estás dando problemas.- ese era un comentario dirigido al peliverde.


- ¿eh? Claro que no.- respondió ofendido Midorikawa.- ¿sigues creyendo que soy un niño pequeño?- Suzuno no contesto, solo volvió a tomar de su té ignorando a Midorikawa y dejar que el silencio hablara por él.- ¡Oye!


- Vamos, vamos.- Nagumo le tranquilizó.- Me alegra estar aquí, me gustaría saber como están los demás.- cambio de tema el pelirrojo.- Pero me alegra saber que estás bien y que conservas tan buenos amigos. Me hubiese gustado que Saginuma se hubiese reunido aquí con nosotros.


- humpf.- Nagumo escuchó claramente el disgusto del peliverde.- No lo nombres.


- ¿eh? ¿Estas molesto con él?- preguntó el pelirrojo.


- ¡Por supuesto que sí! ¡Trabaja para el enemigo!


- Midorikawa.- llamó Suzuno.- Saginuma está preocupado por tí ¿lo sabes?


- Ya lo sé…- decía haciendo un berrinche.- Pero el sector quinto está lastimando a mis amigos y a Ichi-chan, no es justo para nadie toda esta situación, pero poco podemos hacer.


- ¿Ichi-chan?- Nagumo estaba curioso, al parecer era alguien que Midorikawa quería mucho, por la forma en que lo nombraba y se expresaba de él.


- Es mi nuevo y pequeño hermano.- explicó muy orgulloso. Suzuno y Nagumo se miraron sin comprender.


- ¿Dónde está ese supuesto nuevo y pequeño hermano?- preguntó el albino.


- Debe estar en su secundaria.- Midorikawa observó la hora de su teléfono antes de contestarle.


- ah, es un niño todavía.


- Sea un niño o no, seguro que es mucho más maduro que Midorikawa.- molestó Nagumo, provocando que el peliverde gruñera un poco.


- De todas formas Midorikawa.- ahora era Suzuno quien cambiaba el tema.- Te noto bastante bien, y queríamos platicar de algo, antes de que llegue Tobitaka, o Fubuki, creo que era su nombre. Mas bien queríamos proponerte algo.


Midorikawa les miro curioso, tanto Suzuno como Nagumo se veían serios.


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- Entonces, si te pido que me des tu cuerpo a cambio, lo harás ¿verdad?


- ¿A… A que se refiere?- pregunto finalmente, nervioso y si, algo asustado. Aún quería creer que Goenji no sería capaz de hacerle algo malo, él no era ese tipo de persona. Podía ver claramente, su propia expresión titubeante, reflejadas en esa cruel mirada que le dedicaba el mayor en silencio.- ¿Go-Goenji-san?


De un segundo a otro se encontraba recostado en la cama de Goenji, el rubio había jalado de su brazo y empujado para sorpresa del menor. No hubo reacción, hasta que se dio cuenta que Goenji estaba arrodillado en la cama, y tenía ambos brazos del mayor a cada lado de su cabeza, para no caer completamente sobre el menor.


Ambos se miraron, Kazemaru entre nervioso y confundido, lo único que pudo hacer fue traer sus brazos hasta su pecho en una señal de protección. La mirada de Goenji no parecía la de alguien feliz, estaba demasiado serio, no podía saber lo que pasaba por su mente. Parecieron eternos esos momentos, ninguno se dijo nada, pero en realidad solo fueron pocos segundos.


- Creo que no entiendes lo que voy hacer ¿verdad?


Solo esas palabras bastaron para que finalmente despertará de ese shock momentáneo. Quiso preguntar que pretendía, pero se alarmo cuando Goenji aparto sus manos de su pecho y las coloco por encima de su cabeza.


- Espera… que…- intento soltar sus muñecas del agarre del mayor, pero era imposible, sobre todo cuando escucho sus palabras.


- ¿No quieres que ayude a Fubuki y los demás entonces?


Sintió un aterrador escalofrió recorrerle todo su cuerpo en ese momento, le observo con miedo ¿estaba hablando en serio?


- N-no bromee, yo...- intento sacar valor, pero la mirada neutra y fría de Goenji no le permitió seguir.


- No estoy jugando, Kazemiya.- aún sostenía las manos del menor por sobre su cabeza, apretó un poco más su agarre.- Tú decides.


¿Qué él decidía? ¿De verdad debía decidir? Sintió como las lágrimas se acumulaban en sus ojos, estaba intentando no llorar, pero tenía demasiado miedo. Sus piernas temblaban, que bueno que estaba acostado porque seguramente no podía mantenerse de pie, pero ese no era el problema ahora ¿Qué iba hacer? No podía hacerlo, no quería hacerlo, pero ¿y sus amigos? Tenía la oportunidad de cambiar las cosas, era el momento ¿verdad? ¿Lo era?


Apretó sus manos con fuerza, formando un puño, casi hundiendo sus uñas en las palmas de sus manos, para luego relajarse y voltear su rostro a un lado. Goenji notó aquel cambio, aún podía ver la duda y el miedo en el rostro del menor, pero parecía que no iba a luchar.


- ¿Debo tomar ese silencio como un sí?- soltó las muñecas del menor, pero este no movió sus manos de nuevo, ni siquiera volteo a verlo. Goenji acerco su rostro hasta la oreja del menor y le susurro.- No te preocupes, seré amable.


Kazemaru en ese momento cerró los ojos, dejando escapar unas lágrimas que tanto había luchado por retener. Pero ¿estaba bien si era por ellos? Se preguntaba. No, él tenía claro que no estaba bien, sabía muy bien que se iba a arrepentir de esto, seguro Fudou (e incluso Endou) lo regañarían por lo que estaba a punto de permitir, pero no había otra opción, solo quería que el tiempo fuera rápido para volver a casa.


Su hilo de pensamientos se interrumpió, cuando sintió que Goenji se movía en la cama y la abandonaba, dejando al chico más confundido que antes. Con los ojos tintineantes le observo sin decir nada. Goenji no necesito que el otro dijera nada.


- Vete a casa.- fueron sus palabras.


- Pe-pero- Kazemaru se quedo sentado en la cama, muy confundido, no sabía si sentirse aliviado o no, ni siquiera sabía que decir en ese momento.


- ¿Estás conscientes de lo que ibas a permitir?- fue el regaño que recibió del mayor, el menor trago saliva.- Será mejor que no pienses en hacer ese tipo de cosas otra vez.- hablaba con voz seriamente preocupada, incluso decepcionada del muchacho.- Y aunque lo hubieses hecho, ya nada puede cambiar la situación de Fubuki y los otros, que eso te quede claro.- termino por decirle, Kazemaru no dijo nada, Goenji solo le dio la espalda.- Me daré un baño, cuando salga, espero no verte aquí.- y tal como lo dijo, tomo una toalla del armario y desapareció tras otra puerta.


Le tomo unos minutos más a Kazemaru levantarse, despejar su mente y tranquilizarse, para luego salir de allí apresuradamente.


¿En que había estado pensando? Tenía miedo de sí mismo en ese momento, pero tampoco como es que no se lo hubiese replanteado. Si, sabía que eso había estado mal, demasiado mal, pero no le importaba si era por sus amigos, sabía que tomar ese atajo no lo iba hacer feliz, ni a él, ni a nadie. Al final, Goenji solo quería darle una lección, al parecer, y había dado resultado.


Sin darse cuenta ya estaba fuera del edificio, en medio de la calle, caminando hacia donde debía ir desde un principio, sin desviarse, con su corazón latiendo a mil por horas, aún un poco asustado. Las lágrimas ya se había secado e incluso borrado, solamente quería llegar a casa y ya.


- ¡auch! - tenía un lio en su cabeza que sin querer choco con una elegante persona en ese momento.- Lo siento mucho yo-


Se estaba por disculpar, pero reconoció aquella alta figura enseguida interrumpiéndose él mismo. Un rubio de ojos esmeraldas le observaba sorprendido, no esperaba encontrárselo por aquí de todas formas.


- Vaya, veo que ya estas mejor.- el rubio le miraba de arriba para abajo.


- Mi-miyasaka…san.- le miró sorprendido, pedía en sus pensamientos que no lo hubiera visto salir de aquel edificio.- Ah, si… perdón por golpearlo…


El rubio ladeo la cabeza sin comprenderlo.- Tranquilo, hace falta más que eso para hacerme daño ¿Qué haces por aquí?- pregunto enseguida, mirándolo sospechoso.


- ah, so-solo vine a hacerle un favor a un amigo de mi clase, ya iba a volver a casa.- lo cual era cierto, ni de broma iba a contarle lo que acababa de ocurrir con el Seitei. Miyasaka puso sus manos en su cintura, y le observo con insistencia como si buscará algún tipo de mentira en sus palabras. Quizás era bueno en su trabajo, pero no tan bueno para leer a ese chiquillo, aunque podía notarlo un poco deprimido. No se consideraba alguien que supiera dar ánimos a otros, aunque con esa otra persona sí que lo intentaba y parecía que funcionaba.


- Tengo tiempo, te llevaré a casa.- al menos se iba asegurar que el chico llegará a casa salvo. Kazemaru le observo sorprendido.- Andando, vamos, vamos, el tiempo es oro.- le empujo levemente, Kazemaru no dijo nada más al respecto. El viaje fue casi silencioso, de no ser por las preguntas del rubio, que como estaba su secundaria, tocaron el tema del club de futbol, de su lesión que ya estaba sana y sin consecuencias negativas para el menor. Miyasaka incluso le hablo un poco acerca de su trabajo. Era acaso idea de Kazemaru, pero ¿intentaba animarlo? No lo sabía, no iba a preguntarle, además ya habían llegado a casa.


- Muchas gracias, Miyasaka-san.- Kazemaru se bajo del lujoso auto del rubio e hizo una pequeña reverencia una vez afuera, se encontraba más tranquilo e incluso un poco más feliz, solo un poco.


- Nirai me preguntó por ti.- palabras que sorprendieron al peli turquesa. Cierto, su familia.


Su verdadera familia.


- oh, seguro debe querer repetir el juego.


- Claro que sí.- Miyasaka sonrió.


No era necesario que él estuviera con ellos, él ya había perdido su lugar allí. Su padre y madre, las personas que lo criaron, tenían un hijo propio. Aunque, cada vez que iba a la cama, por las noches, se preguntaba por ellos y esperaba que estuvieran bien. Ahora que lo recordaba, aquella fecha se acercaba.


- Se acerca…- murmuro algo dubitativo, como haciendo cálculos.


- ¿Qué se acerca?- claro que el rubio le escucho claramente.


- U… un examen que debo hacer.- respondió rápidamente, debía mantener la boca cerrada, al menos eso se dijo así mismo.


- De todas formas, Nirai quiere que le visites.- por el tono de voz que utilizó, Miyasaka no parecía muy feliz con la idea.- Así que llámame cuando hayas terminado tus exámenes.


- Cla-claro, muchas gracias Miyasaka-san.


Finalmente se despidieron, Kazemaru entro a la casa, aquella en la que vivía con Hideki, mientras Miyasaka siguió su camino de vuelta a su departamento. Sin embargo, el rubio no condujo mucho antes de volver a detenerse, reconoció una figura y aparco cerca, solo quería saludar.


- Hideki-san…- bajando el vidrio de su automóvil saludo con tranquilidad al padre del chiquillo que había dejado a salvo en su casa.


- Ryuu ¿Qué haces por aquí?- el peliazul, se acercó sorprendido de ver al rubio.


- Me encontré con su hijo en la ciudad, y lo traje hasta su casa.- Hideki volvía del trabajo, así que vestía formal, en su expresión se pudo notar algo de preocupación.- No se preocupe, está bien. Solo le ahorre la molestia de tomar el tren.


¿El tren? ¿En donde había estado Kazemaru? Se preguntaba Hideki en ese momento, preocupado porque no hiciera ninguna locura, ya no debían intervenir más, por lo menos no mucho, si no, se notaría demasiado y pondrían a todos en peligro.


- Pero ya que lo encuentro, quería pedirle algo.- la voz del rubio le saco de sus pensamientos.- No sé si está enterado, pero su hijo hizo un amigo, un pequeño que es hijo de unos buenos amigos míos.


- ¿un amigo?- no había oído bien.


- Si, se llama Kazemaru Nirai. Su padre y madre son buenos amigos y al parecer conocieron a su hijo hace varios meses atrás, se hizo muy amigo de Nirai.- le explico algo molesto por aquello.- Pero bueno, los niños pequeños son así con la gente que los trata bien, se encariñan fácilmente...


Hideki en un punto dejo de escuchar la explicación de Miyasaka, había entendido perfectamente que Ichirouta había tenido contacto con su familia biológica y eso él no lo sabía ¿Había olvidado decírselo? ¿Qué estaba ocurriendo?


- ¿Hideki-san?


- Si, te escuche, solo estaba un poco sorprendido porque no me lo había mencionado.- respondió con naturalidad, siguió hablando antes que el rubio abriera la boca otra vez.- Entonces ¿Qué quieres pedirme?-


- Bueno, Nirai ha estado un poco aburrido y lo extraña, así que quería pedir su permiso, llevarlo a casa del pequeño Nirai, cuando su hijo termine sus exámenes, me encargare de traerlo de vuelta, si eso le preocupa.


- ah, es solo eso.- dándole poca importancia, Hideki solo sonrió.- Claro, porque no, seguro que se divertirán.


- Perfecto, entonces no le molesto más, nos vemos después Hideki-san.- Pero antes que Miyasaka cerrara la ventana de su auto Hideki le detuvo.


- Espera, Ryuu… Lo he estado pensando y quisiera pedirte un favor ¿tienes tiempo para una plática?


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Había salido del baño, con una toalla envolviendo su cintura y otra sobre su cabello mojado, observo su habitación de un lado al otro y al no encontrar la presencia de ese chico, no sabía si aliviarse o preocuparse. Camino hasta la sala y si, efectivamente estaba solo.


Se quedo de pie un momento antes de caminar hasta su refrigerador y sacar una lata de cerveza, la cual abrió y luego bebió unos cuantos tragos antes de detenerse. Sus ojos se posaron en la bebida que estaba consumiendo, solo para que cierto recuerdo, bastante reciente, invadiera su mente, solo eso basto para que lanzara la lata media llena aún, contra una esquina de aquella gran habitación, sin importarle que el liquido ensuciará su impoluto piso.


Sentía que era la peor persona sobre el planeta por haber asustado a un niño de esa forma, pero también estaba preocupado, porque ese chiquillo no parecía tener límites para ayudar a los demás, aún si era acosta de su propia vida. Ni siquiera debería importarme tanto, se dijo así mismo, pero aún así estaba molesto. Escucho su teléfono sonar y fue hasta su habitación, que era donde se encontraba.


- ¿Qué ocurre ahora?- contesto de manera brusca, sabía que era de mala educación, pero de verdad estaba molesto, sobre todo porque quería relajarse y al parecer hoy no podría. Escucho con atención del otro lado lo que le decían, su rostro paso del enojo a tener una expresión de incredulidad.- No bromees, es imposible.- le dijo para que dejará el tema, pero la persona que lo llamaba no parecía estar bromeando, eso hizo que Goenji comenzará a preocuparse.


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Continuara.


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Notas finales:

La escena de Goenji era algo que pensaba agregar en el capítulo anterior, pero iba a dejar la escena cortada y continuarla en este capítulo. Pero, no quería ser tan mala y dejarlos con la curiosidad, de saber si Kazemaru compartiría cama con Goenji. Si, esta escena la he tenido escrita desde hace un buen tiempo atrás, desde hace mucho, obviamente ha tenido ciertos cambios, por ejemplo en el primer borrador de esta escena no estaban en su departamento XD pero el objetivo se mantuvo.

Hablando de objetivos, creo que ya puedo ir eliminando personajes OC wuauaauaja Es broma, nenes! ... pero prepárense (?)

Sobre las demás escenas:

Por fin aparecieron Nagumo y Suzuno, se las debía! De verdad, gracias por hacerme recordar! Había estado aplazando la aparición de Midorikawa y por eso, ellos dos no aparecían. En el próximo capítulo sabremos que propuesta será esa que mencionaron.

Que quede claro que Fudou sigue ganando en la votación, el hecho de que haya aparecido una escena Goukaze, no significa que esté perdiendo. Como dije, la escena la tenía escrita desde hace mucho, así que sin importar si estuviera ganando o perdiendo, la escena iba aparecer igual.

Así como nota personal mía, tengo un borrador escrito de un personaje del inazuma Go, aunque ahora que lo leo, como que no calza con la situación actual, pero puede que salve algo de ahí. Asi que, quizás en el próximo capítulo aparezca o en el subsiguiente ¿Pueden adivinar que personaje será? Hay pistas en el fic y para hacerlo más obvio aún, también en mi twitter para quien me este siguiendo (A veces dejo mensajes, pero creo que nadie capta que me refiero a este fic :u)

En fin ¿Qué les pareció? ¿Qué creen que diga este detective que ha aparecido? ¿Qué creen que Hideki hable con Miyasaka? ¿Fudou está sospechando acaso? ¿Kidou estará ya del lado correcto? ¿Qué otro personaje les gustaría que apareciera? Aprovechen que estoy amable hoy(?)

Finalmente, gracias por sus comentarios! Espero seguir leyéndolos, me alegran el día.

Información: Para quien no sepa, en mi tumblr (yumeorage), hay información sobre los OC, solo deben ir a mi tumblr, en el costado izquierdo verán un menú, luego de eso seleccionar "My Fics", encontrarán una lista de fics que he publicado en tumblr y más abajo, una sección de 'información extra' sobre este fic, por si quieren saber más, por ahora solo hay información de mis OC.

Nota final: Pueden encontrar el fic en wattpad también.


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