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Sólo odio y dolor por Angel Atenea

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Notas del capitulo:

 Resumen: Tu corazón humano ha fallado. El rey ha caído. Es el final de juego. Jaque Mate. / Basado en el capítulo final de Vampire Knight. / Shônen ai.

 

Título: Sólo odio y dolor

Categoría: Vampire Knight

Clasificación: K

Género: Tragedia / Angustia / Drama / Narrativa

Advertencia: Basado en el capítulo final de Vampire Knight. Spoiler, no me hago responsable si usted no ha leído el manga. Shônen ai.

Disclaimer: Este Fanfiction no persigue ningún afán lucrativo, todos los derechos de autor de Vampire Knight son única y exclusivamente propiedad de ©Matsuri Hino, creadora de la franquicia.

II

Sólo dolor 

“Debo redimirme de todos los pecados que he cometido. Lo comprendes, ¿cierto? Incluso en este momento… Kiryû Zero, continúo sintiendo un extraño afecto por ti. Es dolorosa esta despedida, pero no me arrepiento. No sé qué signifique, pero no tengo miedo de averiguarlo. No importa si jamás perdonas a alguien como yo. Pase lo que pase, no me dejes morir en tu corazón, pues el mío estará por siempre dentro de esta fundición y en las armas que pronto crearán.” 

Kuran Kaname

 

Demasiado tarde. Ese pensamiento recorre incontables veces tu mente. Eres el hombre que una vez nació como vampiro de sangre pura, y ahora, después de tantos años te has convertido en humano. Un frágil y débil humano.

Oh, sí. Para ti no queda consuelo. Sólo la vaga ilusión de culminar ese ciclo sin fin. Es tu castigo. Es tu tortura. Es tu pena. Es tu condena. La expiación de todos tus pecados. Es el karma que había llegado para golpearte de manera certera y plena.

Observas a los dos jóvenes de pie en la entrada del sótano. Viéndote. Analizándote. Vigilándote con ojos cautos. De repente pensaste en el parecido que tenían a hermosas estatuas adornando el sombrío lugar. Tan quietos. Tan pétreos. Tan serenos. Tan imperturbables como el más fino objeto. Ellos estaban expectantes. Y te sentiste igual que un animal fuera de su hábitat.

Ellos son pareja. Lo sabes. Lo intuyes. Esa manera de mirarse, de protegerse, de hablarse, demuestra todo un amor que va más allá de lo fraternal. No te inmutas. No hay reacciones en ti. Sólo te das cuenta que ellos siguen siendo vampiros. 

Por un momento, pensaste estar nuevamente frente a Yûki y Zero. Pero la cruda verdad te abofetea. Una. Dos. Tres. Incontables veces. Ella te arranca la ceguera que se había formado en tus ojos cuando despertaste, abriendo los ojos a ese nuevo mundo. Jamás volverías a ver a las dos personas más importantes para ti. A las dos personas que más amas sobre toda la faz de la tierra. Y eso duele. Duele en el alma. Porque…

Ese niño no es Zero. Ese niño es hijo de Zero. No es él.

Esa niña no es Yûki. Esa niña es su hija. No es ella.

Son sus retratos. Vivos retratos que sin intención apuñalan tu sangrante corazón humano.

¿Cuánto tiempo podrías resistir tanta agonía?

No lo sabes. Deseas estar solo en aquel lugar. Perderte en la amargura de ver frente a ti el ataúd donde reposa uno de tus amados. A pesar de eso, no los culpas. No puedes. No lo sientes.

No culpas a Yûki por querer darte una oportunidad como ser humano. Sacrificando su vida en el proceso.

No culpas a Zero por proteger a su familia. Quedando su cuerpo sin vida congelado dentro de aquel nefasto ataúd.

La desgarradora verdad arranca a tiras tu espíritu. Después de todo, eres un hombre Kaname. Un hombre mortal.

—Madre quiso conservar el cuerpo porque deseaba tenerlo cerca —dice tu hija con una parsimonia envidiable. Le miras. Ella es hermosa. Toda una princesa.

—Antes de morir, mi padre te dejó esta carta —confiesa el chico. Ese chico tan parecido y a la vez no tan parecido a él.

No te queda de otra, tomas la carta. Cuando alzas la mirada buscando una explicación te hallas solo. Sin nadie más que tú en el interior de la habitación. Se han ido. Ha de darte tu espacio. Y en silencio, agradeces por eso.

Te sientes nervioso. Ansioso. Un cúmulo de sentimientos es un remolino en tu pecho. Con manos temblorosas abres el sobre. Comienzas a leer. Tus ojos van y vienen conforme lees cada línea de aquel párrafo.

Estás sorprendido. Y en ese momento, te ataca el dolor.

No puedes más. Ese corazón humano te ha fallado. No puedes. Te desplomas en el suelo. Y por primera vez en tu longeva y ahora mortal vida, lloras. Ni siquiera sientes las delgadas lágrimas besar con amargura tus blancas mejillas.

Sólo hay dolor. Dolor que quema y destruye tu cordura.

Aprietas la carta en tu mano. Miras el ataúd frente a ti y sólo piensas en la persona dentro de esa jaula.

Demasiado tarde. Piensas. Cavilas. Reflexionas.

Tu corazón humano ha fallado. El rey ha caído. Es el final de juego. Jaque Mate.

No puedes más. Te derrumbas entre las tinieblas de ese sótano. Recordando una vez más, las maldecidas palabras que te causan tanto dolor.

Es el fin. Estás marchito.

CULPABLE.

Sí.

Eres culpable.

Fin

.

.

.

»Kaname Kuran. Si estás leyendo esta carta, entonces mi existencia se ha esfumado de este mundo. Han transcurrido mil años. Debes estar sorprendido y confundido. Descuida. Poco a poco lograrás acostumbrarte a los cambios ocurridos. Durante todos estos años estuve pensando en muchas cosas, y entre ellas, que no debo escapar de mis sentimientos. No puedo perdonarte. He intentado. He madurado. Pero aún así, no puedo perdonarte. Por tu culpa, mi vida se volvió un infierno.

Sin embargo, aunque lo intente borrar y olvidar, no puedo tapar la verdad con un dedo. Yûki me dijo: Debes enfrentarte y aceptar la realidad de tus sentimientos. Y fue ahí, cuando lo comprendí todo: No te odio, no te creo mi enemigo y ahora, creo amarte, un poco.

Todo este tiempo estuve custodiándote. Estuve a tu lado como el fiel caballero cuidando de su rey. Nuestro destino era conocernos, pero creo fervientemente, que jamás fue el estar juntos.

Yûki me ha contado sus planes para ti. No me interpondré en su decisión. Así como ella no se opondrá a la mía. Te han regalado una oportunidad, aunque no sea como lo esperabas.

Disfruta tu nuevo hogar. Sé feliz.

Y sobre todas las cosas, vive.

Atte. Zero Kiryû«


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