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Memory of Colors por Shana A

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Notas del capitulo:

adsadada jodidos feriados los amo porque no tengo trabajo pero aun asi los  odios porque no me dejan escribir nada ;A; al menos el capi 23 tiene algo rosa(?)

Dos semanas habían pasado, ahora pasaba casi todos mis días con Marshall, entrenando mis nuevas habilidades, avance en la telequinesis, al punto de poder mover objetos más grandes, sin embargo tenía el defecto de mover una parte de mi cuerpo al mismo tiempo que movía un objeto, como si fuera una extensión de mi cuerpo y no de mi mente como se suponía que fuera.

El tema del control mental me resulto más fácil de lo que pensé, descubrí que una vez me adentre a la mente del otro ser, solo necesito que este se someta a mi voluntad, a mis pensamiento, sin embargo sabía que debía tener cuidado con quien usaba este tipo de táctica, no quisiera acabar como la última vez en mi enfrentamiento con Nahema. Lo pude probar en diferentes misiones a las fui junto a Marshall, eran misiones de reconocimiento, por lo cual eran dentro de la Legión Azul, donde teníamos que encontrar a los infiltrados que causaban problemas. Una vez los encontramos me dejo poner a prueba mi control metal, entrar sus mentes no fue tan difícil, aun si algunos oponían más resistencias que otros, todos sucumbían antes mi poder. Aún recuerdo sus rostros llenos de miedo al ver lo que ellos mismos se hacían, como sufrían bajo su propia mano guiada por mí, dejando de existir de diferentes maneras, sin embargo aquello no me resulto perturbador, tampoco sentí asco o remordimiento, no sentí nada.

La telepatía aún no he podido ponerla en práctica, Marshall me dijo que investigaría un poco más por su parte, aun así no puedo esperar así que he intentado practicar con Sachi, intentando comunicarme a través de la mente, sin embargo solo me ha servido para mejorar mi poder de control, claro que tampoco le he ordenado que haga cosas peligrosas, aunque sí que se diera una cachetada a sí misma, ella se mostró realmente sorprendida antes de estallar en carcajadas, supuse que no me reprendería, grave error, me estuvo persiguiendo por toda la Legión Azul con espada en mano, apenas pude librarme cuando la llamarón para hacerse cargo de una tarea.

El primer año de preparatoria llego sin contratiempo alguno en la realidad, las fiestas pasaron igual que en otros años, lo cual me daba cierta tranquilidad ya que no quería causar malestar a mi familia en esas fechas al desaparecer. Logre ingresar a la misma preparatoria que Aoi, por lo cual aún mantenía contacto con él, estaba feliz por esto, ya que aún seguiríamos estudiando juntos, aunque Marshall también estudiaba allí, él estaba en segundo año, por lo cual lo veía a veces entre los cambios de hora.

Me deje caer sobre mi pupitre, me sentía cansado tanto física como mentalmente, no quería ir a la escuela, pero debía hacerlo o levantaría sospechas, por ahora quiero que mi entrenamiento se mantenga secreto, no quiero alertar a posibles enemigos ocultos, tampoco a los que ya conozco. Sentía que mi cara estaba llena de ojeras y más pálida, para cualquiera de clase me habría quedado hasta tarde el día anterior viendo películas o jugando videojuegos.

– Tú cara luce terrible – la voz de Luis me saco de mis pensamientos, solo seguía viendo por la ventana. Casi olvido que está en mi clase, supongo que es porque no tengo mucha interacción con él en este mundo.

– Lo sé – me gire a verlo – Pero sabes, no me importa, es decir sé que parezco un zombi…

– No los insultes…

Eso fue un golpe bajo, pero no tenía los ánimos para responderle ni ponerme a pelear, al menos no hoy, no ahora. Me recosté sobre mi pupitre, usando mis brazos para esconder mi cara allí.

– Me voy a dormir – fue lo único que dije antes de cerrar los ojos.

La voz del maestro enojado me hizo dar un salto de la silla, escuche las carcajadas del salón de clases y me di cuenta que aún seguía aquí, en esta falsa realidad. Luego de recibir un bien merecido, ya que parece que me dormí durante la mitad de la clase, me enviaron fuera del salón a lavarme la cara, ¡Cómo si eso fuera a solucionar mis problemas!

No tuve fuerzas para volver, así que decidí refugiarme en la biblioteca de la escuela, era la hora de clases por lo cual no habría nadie que me molestara, podría descansar si encuentro un rincón escondido y apartado en medio de todos los estantes.

No sé cuánto tiempo me quede dormido, pero en serio me había quedado dormido, no era como en otras ocasiones que volvía a la realidad inmediatamente luego de dormir, por fin pude descansar un poco, sin embargo me preocupaba el tiempo que estuve aquí. Me acomode mejor en la silla, sentía el cuerpo un poco entumecido, pero era un dolor sutil a comparación a como me sentía antes. Al acomodarme note que me cubría una casaca de deportiva que tenía el logo de la escuela, no recuerdo haber sacado mi ropa de educación física, mucho menos haberme tapado o en qué momento me deje caer en la silla antes de dormir.

– Hasta que al fin despiertas – gire mi rostro para encontrar que en la silla de al lado estaba Aoi leyendo un libro, él usaba el uniforme de educación física a excepción de su casaca. Cerró el libro antes de dejarlo sobre la mesa frente a nosotros. Me miró fijamente, sus ojos azules claro parecían querer transmitirme un mensaje, sus labios apretados en una fina línea recta mostrando seriedad, sabía que tenía algo que decirme.

– Si, ya desperté – me senté correctamente en la silla, tome la casaca – Gracias por la casaca… ¿Hace cuánto tiempo has estado aquí? – pregunte mientras se la entregaba.

Aoi se puso su casaca apenas se la pase – Desde la clase de educación física – esa clase es la segunda, no puedo creer que desde ese momento me haya estado acompañando, pero quizás no sea tanto tiempo, es decir no sé cuánto he dormido – Me preocupe cuando no te vi volver, supuse que irías a enfermería, pero hasta para eso eres lento.

Me sentía estúpido ahora mismo, ¿Por qué no se me ocurrió ir a la enfermería? Allí hay camas cómodas, y no una silla dura.

– Creo que estaba muy cansado como para pensar correctamente…

– No es novedad.

– Aoi no tengo ánimos en estos momentos como para ser molestado…

La silla giro dando un chirrido que me hizo cubrir mis oídos, termine frente a Aoi, quien estaba parado acorralándome al apoyar sus brazos en los respaldares al lado de la silla. Inmediatamente sentía mis mejillas enrojecer por la distancia, además por la forma en como me miraba, aquella penetrante mirada azul claro que podía consumirme, me sentía más nervioso de lo habitual, el motivo llego a mi cabeza como un golpe repentino. Me gusta Aoi. En ese preciso momento me di cuenta que aún sigo sin responderle, parece como si lo hubiera rechazado, ¡No quiero eso! Pero no sé cómo sacar ese tema ahora.

– Lo sé, has estado más cansado de lo habitual, ¿No me dirás el motivo?

Susurro mirándome fijamente a los ojos, la forma en como modulo su voz de tal manera que se sintiera como una suave caricia, incitándome a revelar todo lo que él quisiera, siempre supe que Aoi era atractivo, ¡Pero vaya que al estar enamorado me lo resulta aún más!

No tenía la confianza para confesarle el motivo, temía en el fondo que se riera por lo estúpido que quizás sonaba. Negué con la cabeza, desvié la mirada o perdería antes de encontrar una manera de librarme de esta situación.

Su tacto en mi mejilla me hizo verlo nuevamente, me había tomado por sorpresa ese tipo de acción, a pesar que el poder de Aoi es del elemento hielo, su tacto se sentía tan cálido y reconfortante en ese momento.

– Estoy preocupado por ti.

Solo esas palabras bastaron para hacerme sonrojar completamente, estoy seguro que le haría competencia a cualquier tomate en este preciso momento.  Sus hipnóticos ojos me fueron atrayendo poco a poco hacia él, dejando que ponga fin a la distancia en nuestros rostros con un beso.

Sus labios sobre los míos, un tacto suave, sutil, cálido, pero al mismo tiempo íntimo, solo existíamos nosotros dos en ese mismo instante, un instante que me pareció la eternidad misma, en donde solo podía ver el hermoso color azul claro brillar de una manera en que nunca había visto antes, mientras nuestros labios comenzaban a moverse de manera presurosa, más ansioso, más hambrientos el uno del otro.

El momento mágico llego a su fin, Aoi fue el que se separó, dejándome aun sentado en la silla, mi mente estaba hecha un revoltijo ahora mismo, no puedo creer cuanto disfrute aquel beso, me sentía embobado por aquella nueva sensación.

– Lo siento – sus palabras me hicieron verlo con sorpresa – No… no debí aprovecharme – soltó un suspiro cansado. Aoi normalmente no me besaría, es más si lo pienso, desde que se me confeso nunca me ha besado, ha hecho algunas ligeras insinuaciones de que lo haría o estaba a punto de hacerlo, sin embargo es la primera vez en que pasa de esta manera.

– No tienes que disculparte – me apresure a decir torpemente, logre notar el ápice de confusión en su mirada. Ahora debo pensar rápido en cómo salir de esta situación sin decir mis sentimientos, mejor dicho no esta manera.

El sonido de unos pasos cercanos nos puso alerta, me levante de mi asiento percatándome de que aún no sabía qué hora era exactamente, esta parte de la biblioteca no tiene ventanas o algún reloj colgado en la pared. Dándome cuenta lo torpe que era una vez más, decidí dejar de buscar con la mirada y sacar mi teléfono, era la hora de salida.

– Los alumnos están empezando a llegar, deberíamos retirarnos.

Asentí a su comentario. Ya que las clases habían acabado, algunos de los alumnos venían para pasar el rato después de clases, otro a estudiar o realizar sus deberes. Dormí casi la mitad del día, tuve suerte de que no me descubrieran o me habría ganado un buen castigo. Mire a Aoi de reojo mientras nos dirigíamos a la salida. No, no tuve suerte, Aoi me estuvo cuidando todo este tiempo.


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