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Memory of Colors por Shana A

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La tarde del sábado fue diferente a otras, hace minutos espiaba la conversación entre Aoi y Koichi, ahora estaba en un Café sentado junto a Aoi en una de las mesas del fondo, pegada a una de las esquinas, donde los asientos eran largos algo acolchados y la mesa era rectangular.

– Creo que aquí está bien, no llamamos mucho la atención – tomo mi mano bajo la mesa.

– Eso creo – sin querer mi voz tuvo un tono nervioso, carraspee un poco – Deberíamos… ir a ordenar… café o algo…

Aoi dijo iríamos en una cita, la verdad es que hemos salido antes, pero nunca con el nombre oficial a una cita, estoy un poco, no, estoy realmente nervioso, es como si una presión invisible cayera sobre mí por el simple hecho de darle un nombre especial a esta salida.

– Es un café grande, hay una mesera atendiendo, cuando venga ordenaremos algo.

– Cierto…

Esperar a la mesera se sentía como una eternidad. El agarre entre nuestras manos se suavizo, sus dedos entrelazaron los míos.

– Estoy algo nervioso – susurre cubriendo parte de mis rostro con mi otra mano, estaba seguro que mi rostro estaba tan rojo como un tomate en estos momentos.

– Eso es lindo – su aliento rozaba mi piel, me estaba hablando al oído.

¿Qué acaso no te acabo de decir que estaba nervioso? ¡Lo empeoras! ¡Lo peor es que me gusta que lo haga!

– Estas muy cerca, estamos en público – susurre pero no pude evitar girar mi rostro un poco para poder verlo.

– No estamos haciendo nada malo… aun – sonrió un poco, una sonrisa pícara.

Mi corazón va a explotar, su rostro se aproximaba más al mío, cerré los ojos esperando el contacto entre nuestros labios. 

– ¿Jóvenes que van a ordenar? – oí la voz de la mesera.

Abrí los ojos, para darme cuenta que Aoi estaba sentado a una distancia normal, revisando el menú. Ese maldito me hizo ilusionarme por nada.

– Yo quiero un moka blanco alto y un cheesecake de fresa – pedí algo aburrido. También un novio que no haga acelerar mi corazón y luego me deje con las ganas.

– Pediré un capucchino alto y uno de estos postres – le señalo a la mesera el menú para especificar que quería.

Aoi me jugo una broma, lo peor es que seguro me debí ver como un tonto cuando la mesera vino.

– ¿Estas molesto? – me pregunto una vez la mesera se fue.

– No.

– Eso es un sí.

– Bien fue un sí… Solo no hagas ese tipo de bromas…

– No era una broma, solo calcule mal el tiempo en que la mesera vendría.

Remede lo que dijo una voz entre burla y molestia.

– No sabía que eras tan infantil.

Lo remede nuevamente. Él solo suspiro, tomo el menú que aún estaba en la mesa y señalo algo, me acerque un poco para leer lo que decía, no sabía a qué exactamente debía prestar atención.

Su mano me tomo de la nuca para acercarme más, nuestros labios hicieron contacto en un beso. Aoi nos estaba cubriendo con el menú, aun si esto era lo que quería, no dejaría que viera que el enojo se me iba tan rápido con uno de sus besos.  Mordí su labio inferior antes de alejarme.

– Es tu culpa – lo señale – Y no creas que se me ha olvidado lo que conversabas con Koichi.

Puntualice, no se me olvidaría lo extraño que me pareció la actitud con la cual conversaban, se notaba casi de manera amistosa, además la información que compartían.

– No creo que sea el lugar ni el momento para hablar de eso – tomo mi mano bajo la mesa.

La mesera trajo el pedido, decidí no decir más, solo comencé a comer mi postre en silencio.

– Lo siento – se disculpó Aoi, quien tenía un curioso pastelillo de chocolate con forma de taza – Podemos… ¿Podemos tener una cita normal? Una que no involucre… el otro lado…

Aoi miraba fijamente su postre mientras lo picaba de manera vaga con su cubierto, sentía algo diferente en él, en su tono de voz cuando hizo ese pedido, como si no estuviera conectado por completo, pero si era su deseo tener una cita normal sin involucrar el otro lado, no tenía nada en contra, después de todo a mí también me gustaría olvidar a veces la verdad de este mundo y la crueldad para los que son olvidados por siempre.

– Entonces, quiero ir al cine luego, hay una película de terror que se estrenó apenas esta semana.

– Eso puedo interpretarlo en muchos sentidos – su mano se puso sobre mi muslo, mi rostro enrojeció de manera inmediata.

– ¡Obviamente ir al cine! – tome con prisa mi frappe para calmarme al ser una bebida fría.

– Me refería a que seguramente compraríamos bocadillos allí, no sabía que tuvieras un gran apetito – ahora su mano paso a tomar su taza para poder tomar un poco de su bebida caliente.

– Yo no sabía que te gustaran las cosas dulces – con mi cubierto tome un pedazo de su postre para probarlo – Amargo…

– Eso es porque probaste la parte superior del bizcocho, la parte de abajo es normal y la taza es de chocolate dulce.

– ¿Sapphire te obligo a venir aquí en más de una ocasión? – lo dije como pregunta pero fue más una afirmación, él solo pude asentir. Sonreí con cierta diversión.

– Al principio no era de mi agrado, pero ahora me alegra que me obligara a acompañarla – en sus labios surco una pequeña sonrisa. Una de las pocas veces que he visto sonreír a Aoi, me siento afortunado de esta a su lado en momentos como este, un momento que puede parecer simple para muchos, para mí es especial.

Conversamos de diversos temas, la escuela, nuestras hermanas, nuestros amigos, en ningún momento mencionamos la realidad que se esconde a muchos, somos solamente dos chicos disfrutando de un momento intimo en nuestra relación, compartiendo ideas, gustos, pensamientos que no habíamos dicho antes, por ejemplo nunca imagine que Aoi pensaba que al principio me gustaba Sachi, lo cual es un gran desacierto. Por su parte Aoi se mostró con cierta sorpresa cuando cuándo le conté que tenía un club de fans en la secundaria, debido a que participaba en el club de esgrima.

La noche no demoro en caer, pagamos la cuenta e iba a irme a mi morada, pero Aoi me detuvo, me recordó que iríamos al cine, aunque solo bromeaba con respecto a eso, no desaprovecharía el poder pasar más tiempo a su lado.

Alcanzamos a la última función de ese día, la que daba a las diez en punto. La cola de espera no fue tan larga como imagine en un principio, tampoco lo fue la de los bocadillos, compramos un balde de palomitas y dos sodas grandes.

La sala estaba llena en su mayoría por adolescentes y universitarios, debía ser seguro debido al género de la película y la hora de la función. Nuestros asientos estaban en la fila J, la antepenúltima fila.

La película capto al principio mi atención al ser de terror y suspenso; el roce de nuestras manos, las miradas que compartíamos, su voz susurrándome al oído, mi decisión de recostar mi cabeza en su hombro, la calidez de su tacto al entrelazar nuestras manos, hizo que la película pasara a segundo plano.

Sus labios sobre los míos, el roce se convirtió en un beso con más intensidad que en las otras veces, en medio de la oscuridad del cine, donde nadie puede juzgarnos, mi mano se aferra a la suya, mientras la mano libre de mi amante toma mi rostro de manera suave pero con seguridad para permitirnos seguir en aquel beso íntimo, un beso particular de sabor dulce y salado al mismo tiempo. Mi respiración se agitaba cada vez que nuestros rostros se separaban, únicamente podía ver sus ojos azules, la mirada que me daba me hacía sentir escalofríos, al mismo tiempo me hacía querer continuar, por lo que lo incitaba besándole en la comisura de sus labios, mi mirada rogaba por volver a besarlo y el cumplía con mi capricho.

La película termino y lo único que podía recordar era a Aoi, su mirada, su rostro, la sensación de sus labios sobre los míos, la calidez de sus manos. Si mis padres me preguntaban sobre la película mentiría, por suerte ni ellos ni mi hermana la han visto aun, buscare reseñas en internet antes de volver a casa.

– Te acompaño a tu casa – Aoi no me dejas preparar mi cuartada.

– Me parece bien – tome su mano para marcharnos. Yo tampoco soy bueno oponiéndome.

Caminamos juntos tomados de la mano hasta una cuadra antes de llegar, con mi mano libre busque reseñas en la internet sobre la película, converse un poco con Aoi sobre esto, él también lo necesitaba después de todo seguro su padre y hermana preguntarían.

Medianoche, me despedí de Aoi con un simple movimiento de mano, mis padres o mi hermana podrían estar atentos a las ventanas, él lo comprendió y se despidió de igual manera.

– Te veo luego – fue lo último que dijo antes de irse, comprendí que quería verme en el otro lado.

En mi hogar el silencio reinaba, entro sigiloso como un ratón, por suerte gracias a mi entrenamiento pude escabullirme hasta mi cuarto. Echado en mi cama me quede unos minutos mirando el techo, el día de hoy  fue algo único, en ningún momento hablamos sobre la realidad, no ocurrió tampoco nada relacionado a ellos, no recibimos algún tipo de mala noticia sobre un ataque o sobre los líderes, hoy un día normal, un día tranquilo, un día en que fuimos solo dos chicos comunes, un día que quisiera fuera parte de mi realidad.

La realidad volvió al abrir los ojos, era mi cuarto dentro del castillo de la Legión Azul, llevaba puesto aun un conjunto de ropa negra con aquella capa que llevaba un solo botón, aquel botón de color plateado tenía el símbolo de la “S” color rojo escarlata, una insignia que me marcaba como un miembro de Crime Scarlet.

El sonido del golpeteo de la puerta me saco de mis vagos pensamientos. Al abrir la puerta, se encontraba Aoi, le deje pasar, no hubo necesidad de que dijéramos palabra alguna.

– Es momento de compartirlo contigo – me vio fijamente a los ojos, yo sostuve su mirada.

– Tu pasado, tu presente, tu futuro, tus errores, tus aciertos, lo aceptare todo – declare firme, no me echaría para atrás. 

Notas finales:

Vaya a mi parecer fue un capitulo muy dulzon e.e sera porque no soy de escribir cosas rosas owoU


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