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Memory of Colors por Shana A

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Notas del capitulo:

Y cumpliendo lo dicho traje capi nuevo esta semana o3o

Sabía que era inútil hablar con ese niño, aun así deje que Sachi me convenciera porque una parte de mí, creía que él lo entendía pero no fue así. Sé que fui brusco, sé que es su primera vez perdiendo a alguien muy querido para él, sé que no tuve tacto, pero si yo no se lo decía, ningún otro miembro de Crime Scarlet lo hubiera hecho.

– Marshall aun pienso que fuiste algo rudo con él – Sachi me seguía mientras nos alejábamos del hogar de Kaito.

– ¿Y qué si lo fui? – no negare que lo fui, pero tampoco lo trataría de manera blanda.

– Deberías comprenderlo…

– Lo hago – use un tono mordaz sin darme cuenta – Una semana es suficiente, estamos sufriendo ataques debido a que no hay un nuevo líder, ese niño de ojos rosas es de gran ayuda a pesar de todo, lo necesitamos – mi argumento no era malo, no estoy equivocado.

– Aun así…

– Si tanta lastima le tienes, vuelve con él, yo iré a intentar solucionar al menos el tema de los ataques.

Me aleje sin esperar respuesta, tampoco espere que me siguiera, sé que para ella tampoco es fácil, aun si no es la primera vez que pierde a alguien querido, eso no lo hace menos doloroso, solo nos recuerda la verdad de aquellos que tomamos este camino.

Mi garganta estaba seca, cuando estaba molesto me daba más hambre de la usual, aún seguía dentro de esta realidad por lo cual no podía tomar a ningún ser. Me apresure a regresar al complejo de apartamentos, donde podía descansar.

 

Mis manos estaban manchadas nuevamente, ahora provocado por mí hambre insaciable producto de mi reciente desequilibrio emocional, nunca es fácil lidiar con la muerte de un líder de Legión, los habitantes de esta comienzan la anarquía en busca de su propio beneficio o simplemente porque ya no hay quien detenga su naturaleza destructiva, así mismo los seres cercanos al líder difunto, sea el segundo al mando o su equipo, luchan mantener el orden mientras se apuñalan muchas veces unos a otros en busca del poder. La Legión Azul no es una excepción.

“Eres débil. Pensé que al ser un vampiro, serías más digno de mi poder”

Olvidaba que aun debo lidiar con ella. No respondí ante su provocación, incluso se me había quitado el hambre.

“¿Qué harás? El líder Azul ha muerto, la legión nuevamente está en caos, no hay quien ocupe su lugar, en especial un bastardo impostor como tú”

No caería ante sus provocaciones, ni sus insultos a los cuales ya me había acostumbrado, lo más importante ahora era volver a la Legión Azul.

Me encontraba en las Zonas Neutrales cercanas a la legión, aproveche que estaba de patrullaje para tomar un bocadillo, sin embargo su insistente voz insultante da vueltas en mi cabeza. En momentos como este me pregunto porque me volví contratista.

“Porqué tienes un corazón débil”

Ella siempre me lo recuerda con esa frase, el día en que decidí tomar un apellido que no era mío, el día en que hice un pacto, el día en que sacrifique mi inmortalidad. Todo por una promesa, la cual él nunca cumplió.

– Deja de ignorarme – apareció frente a mí. Su mirada rojo como el fuego me miraba con reproche.

– Balban, al menos podrías esperar a que estemos a solas, aún seguimos en territorio neutro – permanecí calmado, pero sabía que mi contratista no se quedaría callada.

Era un poco más alta que Sachi, de ojos y cabello como el fuego, vestido rosa pálido se podía confundir fácilmente con el tono de su piel, únicamente resaltando sus accesorios de color marrón, tales como la correa y el collar, además de sus extraños adornos en su cabello, dos cuernos de color blanco atados a lazos marrones. 

– Estoy frente a ti, porqué quiero saber, ¿Cuál es tu convicción?

– ¿Mi convicción? – me sorpendía ante su pregunta – El trato fue claro, no intentes cambiar las reglas del juego.

Negó con la cabeza – Serás el siguiente en desaparecer si continuas con esos pensamientos.

Sonreí con burla, a pesar sus palabras, sabía que no había preocupación en ellas, sabía que yo no le importaba – ¿Y eso que te incumbe? Ustedes los contratistas igual obtienen su paga.

– Así es – no se molestaba en negarlo – Sin embargo, aun quiero ver como se desarrollaran los eventos, a través de ti aun puedo participar, no es tan divertido solo ser un espectador – se atrevió a sonreír, una sonrisa arrogante, solo era una herramienta para ella. 

– Te aseguro que aún no me voy a morir si eso es lo que te preocupa – respondí con burla – Además no olvides los papeles, tú dependes de mí – me atreví a provocarla.

Una mala elección, sus ojos brillaron antes de aplicarme una medida disciplinaria, como lo llamaba ella. Mi cabeza comenzó a doler, hace mucho que no pasaba esto, me apreté la sienes en un intento inútil por calmar el barullo que formaban mis propios pensamientos, nuevamente no pude reconocer ninguno de ellos aun si me sonaban tan familiares.

“Dimitri”

Un nombre, reconocí aquel nombre entre todo el ruido, era la primera vez que pasa, pero no sabía a quién pertenecía, solo reconocí la voz del ser que lo pronunció, el líder de la Legión Rojo.

 

Las zonas neutrales en el camino hacia la Legión Rojo estaban muy tranquilas, era extraño, normalmente aparecería una u otra criatura entre en paisaje destruido, ya sea para atacar en busca de alimento o defender su escondite. Era como si todos los seres estuvieran ocultos. Solo esperaba que no planearan una rebelión como hace años, todas la legiones fueron atacadas, las bajas llegaron a cifras tan altas como las que hubieron durante las primeras guerras entre las legiones, el daño incluso provoco el paisaje de ahora en las Zonas Neutrales, un lugar de tierra infértil donde escasea la comida, edificaciones destruidas total o parcialmente, apenas servible para el refugio de los seres.

Desde el límite del territorio, se observaba la imponente base de la Legión Rojo, la torre central resaltaba por la cúpula, a los lados dos torres más pequeñas y al lados de estas una más pequeña a cada lado, alrededor de toda la estructura se levantaban altos pilares con que solo dejaban paso hacia la enorme puerta con forma de arco.

Eran un par de veces las que he venido aquí, apenas dos, junto al anterior líder azul, sin embargo conozco el camino como si fuera la palma de mi mano, me pregunto el porqué, mas cada vez que trato de recordar un evento anterior al de los ataques, mi mente estalla en un barullo incesante hasta dejarme exhausto.

La Legión Rojo es diferente a la Azul, aquí la superficie estaba llena de pequeñas casas de estructura simple, cada una idéntica a la anterior, no obstante no parecía haber actividad de comercio o agrícola, seguramente esto lo hacían bajo tierra.

La mirada de los seres sobre mí no pasó desapercibida, lo hacían desde la seguridad de sus pequeños hogares, no vine aquí con intenciones hostiles o eso pensaba, todo dependía de la conversación que tendría con el líder de esta legión, el cual solo había visto en pinturas.

– Hablando del diablo – me atreví a decir cuando fui rodeado por un círculo de fuego.

– Ese es un halago para mí – avanzó hacia mí, fui recibido por el mismísimo líder de la Legión Rojo.

Los humanos mienten respecto a los demonios, no todos son de un aspecto horripilante como ellos creen, muchos son hermosos, es por eso que logran cautivar y someter a los demás seres sin necesidad de utilizar sus poderes, él es uno de estos casos.

Su penetrante mirada violeta me examino, sus labios se curvaron un poco, como si estuviera algo indeciso – Es una verdadera sorpresa – se abrió paso entre las llamas hasta quedar frente a mí, era más alto que yo – Ciertamente, no esperaba tu visita… No luego de como terminaron las cosas…

– ¿A qué te refieres? – no entendía a qué se refería, esta es la primera vez que lo veía en persona, las anteriores veces que había venido siempre me quedaba fuera, cuidando.

– Sabes perfectamente a lo que me refiero – con su mano se acomodó su cabello rojizo oscuro hacia atrás, me sorprende que no se topara contra sus cuernos negros, los cuales contrastaban contra su nívea piel.

– Solo vine aquí, por qué quiero preguntar algo…

– Dudo que este sea el mejor lugar para hablar del pasado, sería mejor ir… a un lugar más privado…

Las miradas curiosas de los residentes no se iban, en especial ahora que el líder ha salido a recibir a un extraño, peor aún, a un extraño que juro lealtad a otra legión.

Acompañe al demonio hacia su castillo, aun no entendía el motivo por el cual un ser de ese tipo se involucraba en estos conflictos, normalmente seres superiores como ángeles y demonios, prefieren ser espectadores de los sucesos referente a seres, según ellos, inferiores tales como los humanos o bestias de menor rango a ellos.

Los guardias nos dejaron libre el paso, avanzando así hasta llegar a la sala principal dentro del castillo. Era parecido al de la legión azul, salvo que aquí parecía todo nuevo.

– Se ve que le das mantenimiento a este lugar…

– No es precisamente que me guste, es solo que no soportaba los decorados con forma de corazón del primer gobernante – chaqueo los dedos, haciendo apareceré una charola con bocadillos – ¿Gustas?

– No estoy aquí para socializar – me negué, esa comida podría estar envenenada.

– No seas tan paranoico, no soy tu enemigo – él comió uno de los bocadillos, un chocolate relleno de sangre, lo sabía por el aroma.

– Termina con eso, soy miembro de la Legión Azul, ¿No es suficiente razón para ser mi enemigo? – me puse un poco a la defensiva, el olor a la sangre me causo sequedad en la garganta, nuevamente me dio sed.

Guardo silencio. Su mirada permanecía sobre mí, no notaba odio en ella, era más como si estuviera buscando algo.

– Tú en serio no me recuerdas… ¿O sí?... Dimitri.

Ese nombre – ¿Dimitri? – repetí con duda – ¿Quién es Dimitri?

Sus ojos mostraron cierta sorpresa, me examino nuevamente con la mirada – Ese bastardo de la familia Cerulean – a pesar de su tono bajo logre escuchar lo que dijo, además de una par de maldiciones hacia esta familia, me miro nuevamente, pero ahora se notaba una clara tristeza en sus ojos – Una gran tristeza me invade, al ver mi querido amigo ignorante sobre su propia identidad y ser sometido por la familia que lo destruyo, la familia Scarlet.

Mentira, lo que decía no podía ser cierto, es verdad que no puedo recordar lo que paso antes del primer ataque, pero eso no significa que sus palabras sean verdad.

– No soy una marioneta – respondí con enojo, pero su mirada no cambiaba, sus ojos aún seguían tristes – No vine aquí para ser manipulado por tus ridículas palabras, vine aquí porque quiero saber quién es Dimitri.

Solo eso, solo ese nombre tenía como clave para saber acerca de mi pasado.

– Dimitri, no recuerdas ni tu propio nombre – sostuvo mis manos antes de arrodillarse antes mí – ¿Cómo es que un gran noble vampiro como tú termino así? Por favor, necesito saber, ¿Qué fue lo que le paso a mi querido amigo? ¿Qué fue lo que paso cuando fue a visitar a los territorios de los humanos llamados “Grandes Casas”?

Visitar las Grandes Casas, aquellas que eran conformadas por las familias más reconocidas de humanos en ese entonces, entre ellas la familia Scarlet. ¿Fui allí alguna vez? ¿Por qué no puedo recordar nada antes del primer ataqué?

Dimitri.

Alguien está llamando nuevamente ese nombre, pero no es el demonio que está a mis pies, pidiendo con voz lastimosa una respuesta. Es la voz de otro hombre, su voz suena tan familiar, tan compasiva.

Dimitri. Ya no llores más.

¿Llorar? ¿Por qué estaría llorando?

Dimitri, te concederé tu libertad, aun si me odias en el futuro por esto.

¿Libertad? No puedo ver a quien me habla, solo escuchar su voz resonando en mi cabeza, junto a llantos y gritos de dolor, pero aquel que está sufriendo, soy yo.

– ¡Dimitri! – la voz del demonio me saco del trance, me estaba sosteniendo para evitar que cayera al suelo. Sentía mi cuerpo pesado, como si no respondiera a mis órdenes.

– No me llames con ese sucio nombre – no quería oírlo, no quería saber, tenía miedo de saber – Soy Marshall Evans, un vampiro de clase mediocre que está metido en una guerra de la cual no quería formar parte, un vampiro que traiciono a su raza al defender una grupo liderado por un humano – me negaba a saber más de mí mismo.

Me abrazó contra sí, me sentía demasiado débil como para apartar su tacto. Él estaba sufriendo, sus brazos temblaban mientras me estrechaba, como si temiera que desapareciera, ¿Qué significo para él? ¿Qué significo para mí?

– Por favor dime… necesito saber… qué fue lo que te hizo ese miembro de la familia Cerulean – rogaba por una respuesta, mas no tenía esa información, su voz era cada vez más triste mientras repetía lo mismo, una y otra vez, pero nunca respondí, porque no recuerdo el día en que perdí mi identidad.

– Es inútil, ya he intentado hacerle recordar, pero su sello es demasiado poderoso – mi contratista se manifestó frente a nosotros. Ella también sabía la verdad, el único que desconocía aquí era yo.

– Balban – reconoció el demonio mostrando sorpresa.

– Tiempo sin vernos, Belial – al parecer ella también lo reconocía – Debo reconocer que eres más guapo que en lo recuerdos de mi contratante, así mismo eres más patético – se burló, su mirada estaba llena de malicia hacia el demonio.

– De todos los seres con los que pudiste hacer contrato, tuviste que hacerlo con ella – estaba aún cerca, abrazándome, por lo cual pude escuchar su murmullo.

– No estás en posición de juzgar – me aparte, tomando distancia, aun si él me trataba con tanta cercanía no lograba recordar nuestra relación pasada.

– Es verdad, no supe que fue lo que te paso durante tu estadía en el territorio de Las Grandes Casas, solo sé que desde ese momento cambiaste, mi deber como tu amigo es hacerte recordar – sus manos se encendieron en llamas.

– Debo ser honesto, esperaba que esto terminara en una pelea.

– Hombres – parecía refunfuñar Balban antes de desaparecer.

En mis manos apareció el arma dada por mi contratista, un hacha de doble filo, su mango largo me permitía manejar ataques a distancia. Di el primer golpe con fuerza, el impacto del arma contra el suelo causo que este se destrozara, el demonio lo había esquivado. Se acercó a gran velocidad, intentando golpearme con sus llamas, pero logre esquivarlo, hasta el momento parecía que teníamos la misma velocidad, pero dudaba acerca de que tan enserio tomaba esta pelea, dado que hasta el momento únicamente hemos estado intercambiando ataques, en un juego de esquivar y golpear que resulta en nada.

– ¡Deja de jugar conmigo! – me moleste – Un líder de legión no es tan débil, en especial uno que es un demonio – Él no respondió.

No me contendré. Los bloques destrozados del suelo comenzaron a temblar, lo dirigí directamente hacia él, pero los esquivaba sin esfuerzo alguno, él estaba jugando. Las columnas temblaron, iba a destrozar el maldito lugar si él seguía jugando.

Antes de que pudiera destrozar el lugar sobre él, avanzó rápido, tomándome del cuello, haciéndome impactar contra el muro más cercano. Gruñí por el dolor.

– Agradecería que no destroces este lugar, al fin logre acomodarlo a mis gustos – aplico más fuerza, mi cuerpo se hundió más el muro hasta dejar una huella.

– Si vas a matarme hazlo de una buena vez – me intentaba soltar, pero su fuerza era superior a la mía.

– Como puedes pronunciar tales palabras, aun peor insinuar que haría tal cosa – sostuvo mi arma, sin embargo no me la quito, únicamente la apunto a sí mismo – Tú me mataras.

Sus palabras me sorprendieron a más no poder. No podía articular respuesta alguna de ningún tipo.

– El sello que te puso ese miembro de la familia Cerulean, no puedo romperlo, no se me ocurre otra explicación que el hecho de que tú lo aceptaras, sin embargo puedo otorgarte los recuerdos que compartimos juntos y el poder de un líder de legión para permitirte romper el sello – su mano impulso mi arma hasta atravesarlo.

– ¡Detente! ¡¿Por qué haces tal locura?! – intentaba sacar el hacha de su interior pero era inútil.

– Incluso preguntas por qué – sonrió con tristeza – Muy pronto lo sabrás, mi querido amigo – aparto su mano de mi cuello, para tomar mi mejilla, el arma se adentró aún más en su interior hasta atravesarlo – La despedida es triste, mas sé que te volveré a ver, aunque seré yo quien no pueda recordarte.

Su cuerpo desapareció entre llamas rojizas hasta extinguirlo, su rastro paso por mi arma hasta llegar a mí, cubriendo mi cuerpo pero sin hacer daño, una energía poderosa recorrió todo mi cuerpo. La Flama del Juicio.

Los recuerdos de mi pasado pasaron como una película frente a mis ojos, aquellos recuerdos que compartí junto a Belial, momentos alegres, tristes, peleas, decepciones, calamidades, descubrimientos, jugarretas. Había recordado mi pasado, mi nombre es Dimitri, un vampiro de clase pura, cuya misión era eliminar la peor amenaza para nosotros los seres llamados míticos, esa amenaza era la familia Scarlet. 

Notas finales:

Se prendió esta mierda (?) :V


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