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Compañeros de Habitación por zoralollonais

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Notas del capitulo:

Hola! Perdón por la demora. Ahora mismo, subo los últimos dos capítulos de este fic.

Espero que les gusten!

 Otro día comenzaba en la cercanía de la playa, una mañana soleada y una leve brisa anunciaban el comienzo de un nuevo día, el último en ese lugar. Un día con nuevos y desconcertantes acontecimientos, donde cada miembro del equipo de tenis de la escuela de Seigaku se preparaba para ir a los entrenamientos matutinos.

En una habitación, una pareja de enamorados recién despertando. Como de costumbre, uno de ojos esmeraldas ya se había levantado, pero no sin antes dedicarle una larga, tierna e intensa mirada al bello pelirrojo que amaneció entre sus brazos, dejando a éste que siga durmiendo por unos minutos más, mientras él preparaba la ducha… para ambos, claro.

-Eiji… -le dijo en un susurro al oído.

-…-hizo un leve movimiento con los labios mientras fruncía la nariz.

-Hay que levantarse –dándole un beso dulce en los labios.

-¿Nya? un rato más…-decía aún un poco soñoliento abriendo imperceptiblemente unos de sus ojitos.

-No, Eiji. Ya preparé la ducha, así nos bañamos. –frase que hizo que se pusiera un poco colorado y mirara hacia abajo apenado.

-¿Por qué no lo dijiste antes? -y pegó un salto de la cama, le dio un abrazo y un apretado beso, y ambos se encaminaron a ducharse, siendo el neko llevado en brazos por su amante. Obviamente, no podían faltar los besos interminables y las caricias enjabonadas que hacían que sus cuerpos se excitaran. Pero toda la bella tranquilidad y pasión que tenían bajo el agua, se esfumó de repente cuando se sintió un estruendo proveniente de una de las habitaciones conjuntas. La imagen que apareció inmediatamente mostraba a Eiji sentado con las piernas y brazos cruzados y haciendo puchero bajo la ducha porque, como buena "madre" que es, Oishi salió de lo que estaba haciendo y fue al rescate de cualquiera de los preciados niños del Seigaku que estuviera en problemas.

Por otro lado, tiempo antes del ruido, en la habitación siguiente a la de la dupla dorada, se apreciaba una encantadora y enternecedora imagen en la claridad del lugar. Un pequeño cuerpo yacía plácidamente descansando sobre otro bien fornido. El primero estaba de lado, con una de sus manos y una de sus mejillas sobre el pecho del más grande; mientras que el otro estaba boca arriba con un brazo rodeando la cintura, y con la mano libre rozaba sutilmente el rostro del delicado cuerpo que se encontraba sobre él. Por la luz que entraba por la ventana, el más pequeño comenzó a abrir los ojos despacio y lo primero que hizo fue mirar al joven de pelo negro que estaba acostado junto a él abrazándolo.

-Así que, ¿los dos sentimos lo mismo, Momo-senpai? –susurró mirándolo tiernamente. Luego del beso y su famoso "mada mada dane" ninguno de los dos habló, solo se quedaron acostados en la cama apreciándose en la belleza de la noche, hasta quedar profundamente dormidos.

-Yo siento que te quiero, Echizen –Momo abrió un ojo mirándolo al o´chibi, quien se sorprendió al escucharlo- si es algo más estoy seguro que con el tiempo eso se sabrá.

-Momo-senpai… -dijo suavemente con un tono carmesí en su rostro intimidado.

-Y, dime Ryoma. ¿Tú que sientes? –mientras se acomodaba de lado y ponía su nariz al contacto de la del príncipe.

-Siento… que te golpearía cuando estas con esas chicas, cuando coqueteas y te haces el importante… -le dijo seriamente con cara de desagrado.

-Vaya que resultaste sensible… -abrió sus ojos y alzó una ceja.

-Pero, también… eso me hace saber que me importas y que te quiero más de la cuenta –terminó diciendo mirando hacia otro lado. Al final de esto no se hizo esperar un dulce beso por parte del joven Takeshi tomando entre sus manos el rostro del pequeño.

-Muchas gracias –se quedó mirándolo durante unos segundos y prosiguió- Cuando me dijiste anoche que te gustaba alguien casi muero. No quería que me cambiaras, seguramente si estabas con alguien te alejarías de mi, y eso no lo podría soportar.

-Momo baka. Jamás te cambiaría por nadie. Eres el que siempre está a mi lado y me soporta tal y como soy –y ahora, fue nuestro príncipe el que le propicio un cálido beso.

-Ya que está todo aclarado ¡Arriba, tenemos que levantarnos así vamos a comer! –el que habló fue el estómago hambriento del pelinegro.

-Tienes razón. Además, ya es tarde. Tezuka nos va a regañar –que no se quedaba atrás, también tenía hambre.

-Y vamos a tener que tomar el jugo de Inui otra vez ¡Puaj! –levantándose frunció la nariz y sacó la lengua de costado.

-No lo voy a tomar otra vez. Así que si nos toca estar juntos en los partidos de hoy, no lo arruines, ¿sí? –dijo, levantado cambiándose la ropa.

-¿Yo? Tú fuiste el culpable de que perdiéramos, niño arrogante –le replicó camino al baño.

-¿Sabes, Takeshi? –Ryoma entró en el baño siguiendo al mayor.

-¿Hrr? –el único sonido que le salió gracias a que se estaba lavando los dientes.

-Estoy feliz –ese comentario desconcertó totalmente a Momo, ¿Ryoma diciendo esas cosas?- y es gracias a ti –y lo abrazó desde atrás, dejando con los ojos abiertos y escupiendo el agua que había tomado, para hacerse el buche del dentífrico, sobre el espejo.

-Ryoma, en serio estás cambiado. Pero, a mi me hace más feliz poderte hacer feliz a ti –se giró y lo abrazó levantándolo por la cintura, dejándolo en el aire.

-¡Momo baka! ¡Limpia el espejo! Lo escupiste todo –mirando sobre el hombro del más alto.

-Ya me parecía raro, no puedes decirme dos frases lindas seguidas, ¿verdad? –lo dejó en el suelo y se puso a limpiar el espejo.

-Mada mada dane –con una sonrisa cómplice.

-Pero me gusta que sigas siendo el mismo. Porque esa personalidad es la que tanto me atrae –finalizó poniéndose a la altura del pequeño y dándole un beso, para luego encaminarse fuera del cuarto de baño- apresúrate, así llegamos bien a comer.

-Ahá. Ya lo sé, no hace falta que me lo repitas –el cariño en ocasiones pasaba desapercibido a la vista. Aunque en sus interiores estaban felices y sabían que nada podría hacer que dejaran de quererse. Ambos ya cambiados y listos para comer y entrenar se encaminaron al comedor, aunque en ese trayecto un sonido fortísimo, proveniente de una de las habitaciones, los dispersó de sus pensamientos y su objetivo.

-¿Esa no es la habitación de Fuji y Tezuka? –dijo parándose a unos escasos metros de dicho lugar.

-Sí, esa es –dijo sin inmutarse demasiado.

-Fuji… Tezuka… ¿Qué ocurrió? ¿Están bien? –preguntaba Momo mientras daba golpes en la puerta, teniendo como respuesta: nada. De pronto apareció Oishi junto a ellos con una bata y todo mojado.

-¿Qué ocurrió? –les preguntó a los dos que ya estaban en el lugar de donde provenía el ruido estruendoso.

-No sabemos. Solo pasamos por aquí y escuchamos el ruido –le respondió Ryoma.

-¡Nyaaa! ¡Oishi bakaaa! Me dejaste solo –salía enfurecido Eiji desde su habitación apareciendo con una diminuta toalla en la cintura, para variar todo mojado al igual que Oishi. Cuando se percato que había más gente ahí, se tapó la boca y su cara estaba más roja que nunca, y las expresiones de los tres presentes también cambiaron. Oishi también se puso rojo igual que Eiji y con gotas saliendo de su cabeza; Momo y Ryoma lo miraron con sonrisa pícara y ojos semicerrados.

-¿Por qué están los dos mojados? –preguntó con una sonrisa enorme Momo

-Eh… ¡Eso no importa! –dijo con nervios el de ojos verdes- El ruido vino de la habitación de Tezuka y Fuji.

-¿Qué? Pero, ¿qué pasó? ¿Y Fuji? –preguntó preocupado y acercándose a la puerta comenzando a golpearla- ¡Fuji! ¡¿Estás bien?! ¡Fuji!

-¡Ya! Para de gritar senpai –le replicó Echizen al pelirrojo.

-¡FUJIIII! –gritaba Eiji.

-Está todo bien. Solo se calló la puerta del baño. –decía Fuji desde dentro como si fuera lo más normal.

-Pero, ¿se encuentran bien? –preguntaba Oishi, que se le había subido, nuevamente, el color rojo a la cara al imaginarse lo que podrían haber estado haciendo.

-Si. Vayan yendo al comedor. Ya vamos, no tardamos –se escuchó la voz de Tezuka.

-Ya escucharon. Está todo bien. Vayan ustedes, nosotros ahora los alcanzamos –decía Oishi mientras empujaba a Ryoma y a Momo.

-Está bien, pero no empujes senpai, podemos caminar. Pero apresúrense, sino le diré a Inui-senpai que quieren tomar su jugo –objetó el bello príncipe un hilo de malicia, a lo que los aludidos miraron con cara de repulsión y con una gran gota en la frente.

-Nya… no tardamos, ya vamos –finalizó haciendo puchero.

 

Minutos antes en la habitación de Fuji y Tezuka (es un estilo flashback)

-Tezuka… -susurraba melosamente Fuji- Es hora de levantarse… -Tezuka no mostraba señal de abrir los ojos y mucho menos de levantarse. Ante esa situación Syusuke comenzó a saborear el cuerpo del capitán comenzando con su cuello, subió hacia su oreja la cual sopló luego de humedecerla haciendo que Tezuka hiciera un gemido y entreabriera los ojos- Al fin despiertas bello durmiente –mirándolo con esos ojos enigmáticos tan típicos del genio con una sonrisa maquiavélica.

-Buen día Fuji. ¿Qué hora es?

-Hora de hacer el amor, bouchou –sí, estaba decidido a que su capitán lo posea y le haga sentir placer.

-Fuji, ahora no. Tenemos que ir a desa… -fue interrumpido por un beso violento de su amante.


-No me contradigas –cara de FujiDemonio.

 

-Es que…

-Es que nada, Tezuka Kunimitsu. Quiero que me hagas el amor –culminando sus palabras con un apretoncito en la hombría del capitán y besándolo profundamente en su boca. Tezuka no rechazó más la propuesta y comenzó a disfrutar de las fogosas caricias de su amante, para luego tomar posición sobre el genio, sujetándolo de las manos. Comenzó por darle un pequeño beso en la comisura de los labios y empezó a descender por el cuello, pasando por el pecho del más pequeño y luego llegar al manjar más delicioso, comenzando a juguetear con él y excitarse cada vez más al escuchar las súplicas de placer del otro. Fuji se inclinó hacia adelante, atrayendo con una de sus manos la cara de Tezuka hacia la suya para empezar a besarlo y dejarlo sentado sobre la cama; luego el genio comenzó a saborear el miembro de su apasionado compañero, el cual comenzó a penetrar el orificio del otro con los dedos. Fuji dejó de realizar la tarea que estaba haciendo y se sentó sobre la erección de su amante, acomodándose para que entre en él. Y así comenzaron, suavemente hasta que Fuji empezó a darle un ritmo más dinámico, envolviéndose ambos en la más ardiente pasión que despertaban al sentirse de esa forma, se sentían un mismo cuerpo y alma, entre gemidos y susurros demostrándose el descomunal deseo que se tenían.

-Fuji… ya... –decía entrecortadamente.

-No… espera… todavía no… quiero en… la ducha… -le contestó de la misma forma, entre susurros.

-Pero Fuji… está bien… -solo alcanzó con una mirada llena de pasión y deseo de parte de su caluroso cómplice. Fuji se levantó tomando a Tezuka de su cuello y caminando hacia atrás, prácticamente arrastrándolo hacia el baño. Hasta que una inoportuna banqueta se cruzó en su camino, con sus cuerpos en tal estado de fogosidad no se percataron de ese detalle, por lo que Fuji tropezó cayendo de espalda y derribando la puerta del baño, obviamente con su bouchou encima de él, y produciendo un ruido fuertísimo -¿estás bien? –con mucha preocupación preguntó Tezuka.

-No…

-¿Qué te duele? –ahora con más preocupación que antes.

-No me duele nada… aunque me dolerá sino terminamos lo que habíamos empezado –y así, dejando la puerta tras ellos, lo agarró nuevamente, prácticamente lo arrastró pero antes de llegar a la ducha fueron interrumpidos.

-Fuji… Tezuka… ¿Qué ocurrió? ¿Están bien? –preguntaba Momo mientras daba golpes en la puerta, teniendo como respuesta: nada. De pronto apareció Oishi junto a ellos con una bata y todo mojado.

-Syusuke… están golpeando la puerta –decía Tezuka un poco ahogado. Pero el aludido no hacía caso y seguía como si nada con sus eternos besos.

-¡Fuji! ¡¿Estás bien?! ¡Fuji! –gritaba el neko mientras golpeaba la puerta-¡FUJIIII!

-Está todo bien. Solo se calló la puerta del baño –respondió con un tono elevado de voz Fuji, mientras comenzaba a abrir las canillas- anda Tezuka, dile que ya vamos –le dijo melosamente mientras le mordía la oreja.

-Pero, ¿se encuentran bien? –preguntaba Oishi, que se le había subido, nuevamente, el color rojo a la cara al imaginarse lo que podrían haber estado haciendo.

-Si. Vayan yendo al comedor. Ya vamos, no tardamos –dijo obedeciendo el pedido de su amante y continuando en la bañera, lo que había comenzado en la cama. Bajo la tibia lluvia culminaron su acto amoroso, Fuji de espaldas a Kunimitsu y éste embistiendo sin restricciones y embriagado de más pasión y deseo al tener ese cuerpo perfecto entre sus brazos, una vez más…

Notas finales:

Gracias por la paciencia nuevamente!!

Nana


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