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El juego de un demonio-Editado por Demonio_Nocturno

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Notas del capitulo:

Aqui esta el segundo capi espero les guste y tratare de subir dos a la semana diganme si les esta gustando

Una vez que Hannah llego a la mansión se dirigió a la habitación donde se encontraba reposando su amo el cual lucia muy mal puesto que su piel estaba más blanca que de costumbre, tenía unas ojeras bajo los ojos muy marcadas, sus labios se volvieron blancos y secos debido a la fiebre que tenía, además la herida del brazo izquierdo no dejaba de sangrar.

Esa herida había sido obra de Claude en un intento por poseer el cuerpo de Alois quien se resistió a ser ultrajado por su mayordomo y por ente recibió una herida hecha con un cuchillo de los cubiertos dorados pero eso no había sido todo sino que aun con todo los intentos del conde por escapar de las garras de ese demonio, Claude abuso del cuerpo de su amo de una forma tan grotesca, dejándole marcas de latigazos y rasguños por todo el cuerpo y Hannah no pudo hace nada ya que por órdenes del mismo Alois fue a investigar todo lo que pudiera sobre la familia Phantomhive mientras que los trillizos hacían sus labores diarias y cuando escucharon los sollozos de su amo quisieron ayudarlo pero Claude los ataco dejándolos fuera de combate y así regresando a lo que estaba haciendo sin que nadie lo interrumpiera.

−Su alteza ¿Cómo se siente? –pregunto Hannah arrodillándose a un lado de la amplia cama y tomando una de las pálidas manos de Alois entre las suyas.

Alois solo puedo abrir un poco los ojos y musitar un “mal” en tono muy cansado y débil para luego volver a caer en la inconciencia. La sirvienta se levantó y cambio el paño mojado que reposaba en la frente de su amo, por otro nuevo esperando con esto poder bajarle la fiebre pero no estaba dando mucho éxito.

Al anochecer bajo a la cocina para prepararle algo de comer a Alois pero cuando entro se encontró con la sorpresa de que la cena para el conde ya estaba hecha y quien la había preparado era uno de los trillizos, Thompson.

−Veo que me has ganado –dijo mientras tomaba la charola donde se encontraba la comida.

− ¿Cómo se encuentra el joven amo? –pregunto Timber entrando por la puerta trasera ya que había estado arreglando el jardín.

−La fiebre bajo un poco pero aún sigue débil –dio media vuelta y cuando se disponía a marcharse apareció Canterbury con una carta en las manos la cual iba dirigida a Hannah y era del mayordomo de la mansión Phantomhive.

−Llévale la comida al joven amo yo iré a atender esto – le entrego la charola y salió al jardín donde se dispuso a leer la carta.

*Trae a tu amo esta misma noche yo los esperare a mitad de camino a media noche para llevármelo a la mansión Phantomhive y así puedas cumplir con tu tarea pero recuerda que solo tienes tres semanas para cumplir tu venganza ha y si te preguntas porque se sobre tu venganza bueno ya sabes que entre los demonios todo se sabe pero descuida que mi amo no sabe nada bueno solo lo que él dedujo pero eso no es nada revelador aunque es muy inteligente y cuando se dé cuenta de lo sucedido no garantizo el bienestar de tu amo así que mi recomendación es que te lo lleves antes de que la verdad salga a la luz porque entonces el conde Trancy caerá en la más grande desonrra.*

Hannah retorció la hoja y la incinero en su mano, cuando esta se hizo polvo y el viento se llevó las cenizas dio media vuelta y entro a la mansión pero cuando iba a buscar a Claude para ver si era prudente llevarse de una vez a su amo escucho un fuerte quejido de dolor que provenía del cuarto de Alois y no dudo ni un segundo en dirigirse ahí seguida de los trillizos; al llegar vieron que en la habitación estaba Claude con un adolorido y alterado Alois en los brazos, el cual se movía para hacer que el demonio lo soltara pero esto solo le provocaba más dolor.

−Suéltame maldito demonio –dijo el conde con voz débil que sonó mas a suplica que a una orden y esto le provoco risa al mayordomo.

−Lo siento joven amo pero usted tiene que venir conmigo.

−Claude suéltalo o muere –dijo Hannah mientras se acercaba rápidamente a Claude y lo atacaba procurando no lastimar a su amo.

Los trillizos siguieron el ejemplo de Hannah pero no pudieron hacer que su contrincante soltara a Alois, aunque la sirvienta no se dejaría vencer tan fácilmente y lo ataco con toda su fuerza logrando así que soltara a su amo pero a cambio recibió un golpe, que si no fuera porque es un demonio, hubiera sido letal.

− ¡Hannah! –grito Alois al ver como su sirvienta había sido golpeada brutalmente.

−Llévenselo rápidamente de aquí –ordeno Hannah mientras se incorporaba dolorosamente debido al golpe recibido.

Los sirvientes hicieron caso y Thompson tomo en brazos al chico rubio para salir rápidamente seguido por Timber, mientras que Canterbury se quedó con Hannah para ayudarla a distraer al mayordomo en lo que sus hermanos ponían a su débil amo a salvo o quizá lo levarían a otro infierno, no estaba muy seguro.

−Saben que no son rivales para alguien como yo, así que si aprecian en algo su vida será mejor que se rindan y me entreguen al conde Trancy –dijo en tono serio y con mirada decidida y endemoniada.

−No deberías traicionar a tu amo ¿Qué clase de mayordomo hace eso? –reclamo la sirvienta muy enojada y sus ojos que normalmente eran azules se tornaron de color rosa.

−No lo estoy traicionando, el que me traiciono dejando de lado su venganza fue él así que solo estoy cobrando su parte del trato pero con intereses por hacerme perder el tiempo. –La voz del mayordomo le helo la sangre pero no se lo hizo saber al contrario lo vio más desafiantemente.

Mientras esos dos  discutían Canterbury, que hasta ese momento estaba siendo ignorado, estaba ingeniando un plan para poder hacer que Claude bajara la guardia o que se distrajera por unos segundo para poder atacarlo, no tuvo que pensar mucho ya que la mejor forma de distraerlo era si aparentaba estar de su lado atacando a Hannah y luego irse fingiendo perseguir a sus hermanos que intentaban llevarse a su amo y así esperar a que intentara matar a la sirvienta y mientras eso pasaba él lo atacaría por la espalda, si tenían suerte Hannah solo terminaría inconsciente pero si todo salía mal no solo se jugaría la vida de ellos dos sino que también pondría en riesgo la vida de sus hermanos y más importante la de su amo. Aun así tenía que jugarse su última carta y el tiempo decidiría que pasaría.

 

−Suéltenme –grito Alois con las pocas fuerzas que tenía.

Ninguno de los dos sirvientes que lo escoltaban le hizo caso y eso molesto de sobremanera al chico de cabellos rubios, pero no siguió insistiendo porque sabía que sería inútil además de que todo eso lo estaban haciendo por su propio bien pero aun así no podía dejar que Claude matara a Hannah, a la única persona que lo cuido a pesar de su mal trato, de su arrogancia y de su estupidez, a pesar de todo eso, ella lo estuvo cuidando y arriesgaba su vida al igual que los trillizos. Aunque antes no los consideraba dignos de servirle, todo gracias a Claude, porque pensaba que ese demonio lo cuidaría de todo y todos pero estaba muy equivocado en confiar tan ciegamente y ese era su castigo.

−Así que tuvieron algún imprevisto porque aún faltan cuatro horas para que vinieran pero que se le puede hacer. Dénmelo. –La voz de Sebastián se hizo presente entre la oscuridad de la noche y eso saco de sus pensamientos a Alois.

Durante todo el camino, el conde no presto atención al camino que estaban siguiendo y por ente no noto que el camino que seguían era para ir a la mansión Phantomhive, de haberlo notado se hubiera reusado a ir a ese lugar; sus motivos para no querer siquiera poner un pie en ese maldito lugar era por el amo de esa mansión, Ciel Phantomhive, y por su mayordomo, Sebastián Michaelis.

−Quiero regresar con Hannah y con Canterbury ahora mismo –ordeno en tono suave pero los mayordomos no retrocedieron ni un milímetro al contrario se acercaron mas al mayordomo.

−Ellos tienen órdenes de dejarlo en la mansión al cuidado de mi amo y de mi por supuesto así que no tiene de que preocuparse. –Sebastián corto la distancia para tomar al conde Trancy en brazos.

−Suéltame, no me toques asqueroso demonio. Suéltame, Thompson, Timber llévenme con Hannah, es una orden. –Por más que intentaba hacer que sus sirvientes le hicieran caso ellos no se movían y Sebastián lo sujetaba con más fuerza lastimando sus moretones.

−La señorita Hannah se enojara con nosotros si dejamos que lastime al joven amo así que le advierto que no lo lastime –dijo Thompson con voz neutra pero no dejo de estudiar cada movimiento de Sebastián ni cada gesto de su amo por más mínimo que fuera.

En eso Alois se exalto porque el recuerdo de cuando fue violado por Claude llego a su mente y comenzó a temblar del miedo y de desesperación; eso no paso desapercibido para los tres demonios pero ninguno le hizo caso o lo tomo como algo preocupante hasta que comenzó a llorar y a repetir el nombre de su ex mayordomo e intentaba con más ansiedad soltarse de Sebastián pero este no lo dejaba y el conde revivió la mala experiencia pasada.

−Suéltame maldito demonio, no me toques, Hannah ayúdame Hannah. No Claude no me lastimes –grito desesperado cubriéndose el rostro con sus pálidas manos mientras lloraba desconsoladamente.

Sebastián dio media vuelta llevándose consigo al conde Trancy sin darle ninguna oportunidad a los otros dos para calmar al alterado chico el cual seguía llorando pero ya no gritaba solo susurraba cosas como No me lastimes y llamaba insistentemente a su sirvienta.

El mayordomo entro a la mansión y entre la oscuridad vio a su amo el cual lo había estado esperando pacientemente para restregarle a Alois sobre su trato con Hannah.

−Conde Alois Trancy es bueno tenerte de visita ya tenía mucho que no me venias a visitar, pero bueno como sabrás te quedaras unos días en lo que se arregla tu pequeño problema –dijo Ciel en tono tenue y serio.

−No necesito su compasión, lo único que quiero es que Hannah venga por mi lo mas rápido posible. –Alois se limpió la lagrimas e intento hacer que Sebastián lo bajara pero este no lo hizo.

−Supongo que no te lo han dicho, que mal entonces yo seré el que te comunique esto –se burló el amo de la mansión.

− ¿Qué se supone que debo saber? –pregunto intrigado.

−Ellos no vendrán, las condiciones que puse para recibirte eran que mientras estuvieras en mi mansión no los podrías ver y la segunda bueno esa no la sabe tu sirvienta porque ella se fue antes de que pudiera decírsela. –Ciel sonrió perversamente.

− ¿Cuál es la segunda condición? –exigió saber pero no estaba muy seguro de querer saber cuál era.

−Si en tres semanas no han resuelto ese dichoso problema y no han venido por ti, tú te quedaras como mi sirviente a pero eso no es todo sino que serás la mascota de Sebastián y él podrá hacer contigo lo que le plazca. –Su voz sonó macabra y helo la sangre de Alois el cual por la impresión de tantas cosas a la vez no soporto y se desvaneció en los brazos del mayordomo quien sonrió diabólicamente ya que no se esperaba eso pero le agradaba más de lo que su amo pensaba.

Notas finales:

Si quieren saber que pasara con nuestro pobre Alois esperen con ansias el siguiente capi 

Arigaton por leer


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