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¡Atrapado! por Fullbuster

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Portgas D. Ace POV


 


Los rayos del sol entraban por la maldita ventana y me dolía la cabeza… es más… no era sólo la cabeza, me dolía todo el cuerpo, lo sentía pesado y tenía la sensación de que si me quedaba todo el día en la cama… no me movería ni un Tsunami, mi cuerpo no respondía como siempre, simplemente estaba muy cansado y no quería moverme. Me di la vuelta en la cama y entonces me sorprendí de que yo estuviera en una cama, generalmente dormía fuera en la playa ¿Qué hacía yo en una cama? Intenté pensar y la cabeza me daba vueltas, me dolía como mil demonios y mis recuerdos pasaban por ella sin quedarse, así que traté de esforzarme en recordar.


Recordaba a Luffy, sí… mi hermano estaba frente a mí, había hablado con él en su despacho de eso me acordaba perfectamente. Se había disculpado por la forma en que había tratado a Zoro y por nuestras continuas discusiones y es que mi hermano cuando quería podía ser muy razonable. Me aliviaba saber que estaba recapacitando sobre sus acciones, porque no me gustaba nada el nuevo Luffy que había estado viendo estos días. ¿Qué le había ocurrido desde que llegó a esta isla? ¿Por qué se comportaba de forma tan penosa? No lo sabía, pero quería descubrir que es lo que estaba ocurriendo.


Me giré hacia el otro lado colocándome bocabajo y mi brazo cayó sobre algo o más bien… sobre alguien y abrí un ojo extrañado ¿alguien? Yo no dormía con nadie a excepción de Zoro y fue sólo una noche, la mejor noche de mi vida. Ahora tenía aún más seguro que amaba a ese chico pero supongo que el recuerdo de mi hermano en él aún estaba muy presente, seguramente él no sentiría nada por mí, pero yo estaba dispuesto a pelear todo lo que hiciera falta, porque le quería, era lo único que me importaba a mí en este momento.


Miré hacía el otro lado de la cama para ver a una chica desnuda durmiendo bocabajo y con una pierna sobre las mías ¿Qué narices pasaba aquí? No entendía absolutamente nada, de hecho para empezar… a mi las chicas me daban un poco igual así que tenía muy claro que no había pasado nada entre ella y yo, pero aún así, me preocupaba saber quién la había traído hasta mi cama.


Quería averiguarlo cuando la puerta se abrió de golpe y entró por allí Luffy acompañado de Zoro que se quejaba y no quería entrar, pero cuando lo hizo y se giró viéndome aquí en la cama con esta chica a la que yo no conocía de nada y que desde luego… así desnuda aparentaba que había pasado más de lo que realmente había pasado. Miré a Zoro desconcertado, creo que él me miraba de la misma forma y entonces su rostro se volvió más apático y se giró largándose.


Me levanté de golpe mientras la chica se despertaba, pero a mí me daba igual ella, ni siquiera sabía quien era, el que me importaba era Zoro que se marchaba por el pasillo cabreado. Le grité que se detuviera, le grité que parase un segundo y hablase conmigo porque esto teníamos que arreglarlo, yo no estaba dispuesto a perderle por un error y cuando pasé por al lado de Luffy, me di cuenta de su sonrisa. Supe en aquel momento, que todo el arrepentimiento que ayer me contaba mi hermano que tenía, era todo una burda mentira de él, una estrategia para hacerme esto y todo porque no podía dejar que Zoro se marchase con quien quisiera. Ni él iba a volver con Zoro pero tampoco quería dejarle que estuviera con nadie más y supe… que no podía fiarme de mi hermano, eso dolió.


- Zoro espera – le grité por el pasillo y sí se detuvo… pero para empotrarme de mala forma contra la pared.


- ¿Te crees que soy idiota? – me gritó – Sabía que eras como tu hermano, sois los dos tal para cual.


- No me metas en el mismo saco que a él – le dije – yo no he hecho nada, me he despertado así y no recuerdo nada.


- Bonita excusa… sí ahora también vendrá tu hermano a decirme que no recuerda nada y así a ver cuánto tiempo podéis jugar con el imbécil de Zoro que cree vuestras mentiras.


- Eso no es justo para mí – le comenté enfadándome – yo no te he fallado nunca, te amo, siempre lo he hecho y no estoy jugando contigo, pero tú no eres capaz de creerme. ¿No puedes ver que me han tendido una trampa? No sé que hacía esa chica ahí, de hecho ni siquiera sé qué diablos hacía en la habitación de mi hermano. Había ido a hablar con él por la noche, me dijo que estaba arrepentido de lo que te hizo pero al parecer me tendió una trampa.


- Por favor – dijo sin creerse ni una de mis palabras - ¿Por qué no te largas a pedirle explicaciones a tu hermano entonces?


- Porque prefiero arreglar las cosas contigo, no me importa mi hermano, me importas tú ¿No te das cuenta?


- No – me dijo a punto de llorar – lo único que veo es que Luffy me utilizó para no quedar en ridículo con su pareja, me humilló y ahora vienes tú, casualmente su hermano y después de haberme seducido te veo en la habitación de tu hermano en la cama con una chica ¿Qué quieres que piense?


- No quiero que pienses – le dije – quiero que me creas.


- No puedo – me dijo mientras le resbalaba una lágrima por su mejilla y se la limpió con rapidez – no puedo más, dejadme en paz los dos, no quiero saber nada de ninguno de vosotros. Quiero largarme de este barco, de esta tripulación, quiero perderos de vista definitivamente a los dos.


- Vamos Zoro, por favor… - le dije cogiéndole del brazo antes de que se fuera.


- No me toques – me dijo sin girarse a mirarme – suéltame – me gritó y le solté viendo como se marchaba por el pasillo.


De esta Luffy iba a acordarse, porque yo podía ser muy bueno y confiaba mucho en la gente, pero si me traicionaban… lo pagaban, no por nada estaba buscando a barba negra, él me había traicionado, había puesto en riesgo a mis compañeros, a mi tripulación y yo lo mataría. Luffy ahora me traicionaba también, de forma distinta pero ni siquiera por ser mi hermano iba a salvarse de mi furia, estaba enfadado y mucho, me había hecho perder al chico al que amaba.


Entré cabreado por la habitación de mi hermano y cerré la puerta de un portazo tras de mí asustando a Luffy. No le dio tiempo a reaccionar, lo cogí del cuello y lo empotré contra la pared mientras la chica medio desnuda se tapaba con la sábana y gritaba.


- ¿Quién narices te crees que eres para drogarme? – le grité.


- Si te quedas dormido con fulanas no es mi culpa – me dijo – no vengas echándome la culpa de algo en lo que no tengo nada que ver.


- Sé que le echaste algo a esa bebida y créeme que ser mi hermano pequeño no te salvará de esta, en este momento estoy muy enfadado contigo, nuestra relación termina aquí Luffy, no volveré a confiar en ti jamás. No creí que fueras capaz de algo tan bajo.


- Pégame si tanto lo deseas Ace – me amenazó.


- No voy a pegarte – le dije – sería perder el tiempo contigo, ni siquiera me merece la pena, por mí puedes pudrirte en el infierno porque va a constarte mucho demostrarme que has cambiado y hasta que no lo vea… no volveré a ser tu hermano, no estaré para ayudarte, de hecho… me largo ahora mismo de tu barco.


- Ya sabes dónde está la puerta – me dijo – no deberías de tocar mis cosas.


- Zoro no es tuyo – le amenacé bajándole ahora al suelo - ¿Por qué no te vas con Sanji? Él si parece quererte aún con ese cambio que has dado. Ya no sé si es esta isla la que te ha cambiado o eres tú, pero espero por tu bien, que salgas rápido de aquí antes de que empeores – le dije.


- Yo estoy perfectamente – me gritó mientras me iba


- ¿Y a mí quien me paga? – preguntó de golpe la chica y yo me giré hacia ella con mala cara.


- Pídeselo a mi hermano, es el que te ha contratado – le dije en tono despectivo y salí de allí.


Caminé por el pasillo hacia la cubierta, recogí mis cosas en silencio y sé que todos los de la tripulación de mi hermano me miraban con dudas, ninguno sabía por qué estaba recogiendo para largarme, pero me daba igual, ya se aclararían ellos con su capitán, yo me largaba echando leches, no quería saber cómo iba a acabar mi hermano si seguía mucho más tiempo en esta isla, le estaba trastornando y sé que era esta maldita isla, de hecho todo lo que le dije no iba enserio, claro que seguía siendo mi hermano, le quería, pero tenía que obligarle a largarse de aquí y cuanto antes mejor, porque no sé qué narices le ocurría.


Salí del barco como alma que lleva el diablo y me crucé con Zoro que me miraba enfadado, pero yo estaba muy tranquilo, mi conciencia lo estaba al menos, no había hecho nada y lo sabía, ahora sólo me quedaba esperar a que él recapacitase las cosas y tratara de creerme, tratase de entender que yo no había hecho nada, que todo había sido una estrategia de mi hermano, pero de todo esto… tenía que darse cuenta él solo, yo ya no podía hacer más, era cuestión de que confiase en mí o no y sin confiaba… sería la persona más feliz del mundo, porque sabría que pese a todo, aún sentía mínimamente algo por mí y quería intentar una relación seria, porque yo a diferencia de mi hermano, sí quería estar con él.


Caminé hasta el pueblo y escuché de nuevo a la gente hablando sobre las fiestas del gobernador y a mí todo eso de que hiciera tantas fiestas me olía extraño, pero como pensaba largarme de esta isla, me daba exactamente igual lo que hiciera el gobernador de la isla, me traía sin cuidado. Fui hasta el muelle y vi mi embarcación allí detenida. Pagué todo lo que le debía por el amarre y me subí encendiendo mis pies en llamas para largarme. El horizonte estaba a mi alcance, lo veía y dejé atrás esta maldita isla para ir a buscar a mis compañeros.


 


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