Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Atrapado! por Fullbuster

[Reviews - 69]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Zoro Roronoa POV

 

Me desperté y estaba en la playa, tumbado sobre la arena y podía escuchar las olas cuando llegaban a la orilla y se marchaban de nuevo al mar. Me di la vuelta encontrándome prácticamente con la cara de Ace frente a mí. Estaba durmiendo y mi nariz casi tocó la suya por lo que tuve que alejarme rápidamente poniéndome rojo como un tomate y es que ese hombre imponía mucho respeto, no sólo por su físico que ya era el doble que el de Luffy, sino también por como vestía, eso de ir siempre sin la camiseta a mí me ponía nervioso.

Supongo que la primera vez que lo vimos… me resultó un chico muy atractivo y simpático, un bromista que protegía a su hermano como el que más, pero yo tampoco me fijaba en aquel tiempo en chicos, así que de lo que más me di cuenta, fue de su fuerza, era brutal, yo no me habría atrevido a meterme con él, era muy fuerte y su fuego daba algo de miedo a veces, lo controlaba a la perfección.

Supongo que me sentía un poco intimidado por este chico, no le conocía mucho y eso también hacía que fuera un poco más introvertido con él. Apenas habíamos coincidido en Arabasta y sabía muy poco de su vida, aparte de que buscaba a uno de sus antiguos compañeros que había tratado de matar a parte de su tripulación. Parecía un buen pirata, siempre preocupado por sus compañeros, hacía cualquier cosa por ellos y eso me recordaba un poco a Luffy.

Me sonrojé al pensar en Luffy… ¿Qué estaría haciendo? Seguramente dormir, era un dormilón y le costaba mucho despertarse por las mañanas. Decidí ir entonces a ver a Luffy, quería despertarle, darle una sorpresa y me levanté para ir a buscarle. Subí al barco y todos parecían estar en sus camarotes, pero cuando entré en el de Luffy, éste no estaba y eso sí que era extraño, él no solía ser tan madrugador, de hecho… nunca le había visto despierto tan temprano a menos que yo viniera a despertarlo con una buena sesión de sexo.

Le busqué por el barco, debía estar en algún lugar y mientras lo hacía, pensaba en cómo decirle que quería formalizar lo nuestro, estaba un poco cansado de que nos viésemos a escondidas siempre, de que no pudiera decirle a nadie que él era mi chico, quería poder dejar de fingir que era sólo mi capitán, quería poder estar con él sin tapujos, así que supongo… que aún soñaba con ese día en que Luffy saldría frente a toda su tripulación y les diría a todos que estaba saliendo conmigo, quería que fuera así.

Iba ensimismado en mí mismo cuando al girar en una de las esquinas me choqué contra alguien y escuché la voz de Luffy mientras me sonreía. Ni siquiera escuché lo que me dijo, estaba feliz de encontrarle aunque… iba abrochándose el pantalón y eso sí que era extraño. Él me sonrió antes de hablarme.

- Me has pillado – me dijo sonriendo – he tenido que ir al baño con urgencia – me dijo como si nada.

- Luffy… no me cuentes esas cosas – le dije.

- Lo siento – me sonrió - ¿Qué te parece si te pasas por mi camarote? – me preguntó.

- ¿Ahora? – le pregunté.

- Sí – me dijo

- No creo que sea conveniente, podrían sospechar de nosotros.

- Zoro… eres mi contramaestre, mi segundo al mando, créeme que un capitán puede necesitar a su segundo en cualquier momento, pasa por mi camarote – me dijo.

No me dio tiempo a rehusar aquella invitación, tuve que ir si el capitán lo pedía, al fin y al cabo… siempre sería mi capitán, yo no rehusaba sus órdenes ni las debatía, sólo las cumplía y más siendo Luffy, le amaba, supongo que siempre lo había hecho y ahora me daba cuenta de ello. Fui a su camarote y me ordenó cerrar la puerta tras de mí.

Cuando fui a girarme, sentí como Luffy cogía mis manos con fuerza y las colocaba a mi espalda impidiéndome hacer algo ¿Qué le ocurría hoy? Podía sentir que las estaba atando y yo no quería que me inmovilizase.

- Luffy para – le dije.

- Vamos Zoro… sólo es un juego más de muchos otros que hemos hecho.

- No me gusta que me aten – le dije.

- ¿No te gusta sentirte vulnerable?

- No – le dije enfadado.

- Es una lástima, porque ahora te tengo a mi merced para hacerte lo que quiera – me dijo obligándome a agacharme con las manos atadas a mi espalda mientras me ponía una venda en los ojos.

- Luffy – me quejé.

- Deja de hablar Zoro… o tendré que callarte.

- Ya te he dicho que no me gusta que me aten.

Sentí entonces su miembro entrar de golpe en mi boca mientras él cogía con fuerza mi cabello y tiraba de mi cabeza moviéndola, haciendo que su miembro entrase y saliese mientras le escuchaba gemir y sonreír. No quería hacerle daño tampoco, sé que le excitaban esta clase de cosas… pero a mí no me gustaban por el simple hecho de que yo nunca había sido sumiso, yo era dominante de por sí.

- Ves, calladito estás más guapo y eres más útil – me dijo riéndose – yo sé que te gusta… sólo te haces el duro.

Sacó su miembro de golpe y traté de tomar aire para contestarle… éste no sabía con quien estaba hablando, yo era Zoro Roronoa, no me dejaba intimidar por nadie, no me dejaba humillar y mucho menos me dejaba dominar, ni siquiera por mi capitán. Quería decirle veinte cosas bien dichas, pero lo único que me salió, fue aire… intentaba respirar y entonces su lengua entró en mi boca con fuerza adueñándose de toda ella. Movía su lengua, buscaba la mía y jugaba conmigo como le daba la gana.

- Ya empiezas a entender que no estás por encima de un capitán – me dijo sonriendo – no me hagas enseñarte quien manda en este barco Zoro. Tú me perteneces Zoro, eres mío, todo tú eres mío, puedo hacer contigo lo que quiera ¿Me has entendido?

- Te entiendo – le dije – pero no comparto tu opinión.

- ¿Ah no? – Me preguntó extrañado – pues haré que cambies de opinión – dijo cogiéndome y levantándome con fuerza para apoyarme el pecho contra su mesa – impídeme tocarte si crees que no eres mío Zoro – me dijo casi amenazadoramente y aunque traté de moverme, no podía con mis manos atadas y el cuerpo de Luffy apoyándose contra el mío.

Noté sus manos acariciando mi trasero y me dio alguna palmada comentando que me había portado mal. Grité un poco en alguna pero no podía negar también… que algo me excitaba y mi miembro endureciéndose era prueba evidente de ello. Luffy seguía insistiendo en que debía obedecerle, en que él me enseñaría modales para estar en su barco y es que la verdad… yo eso de los modales lo respetaba bastante poco, era como era… un guerrero, lo mío era la lucha, ser indomable y Luffy quería convertirme en su corderillo, eso no podía consentirlo, por mucho que me excitase lo que me hacía, yo no lo había permitido.

- Así que no vas a impedirlo – me comentó mientras metía su primer dedo dentro de mí.

- Para – le grité

- Te recuerdo… que yo doy las órdenes Zoro – me dijo – por lo que veo… sigues tan estrecho como siempre… nos divertiremos entonces.

- Si querías sexo estaba dispuesto Luffy, pero desátame – le dije

- No – me dijo – me excita verte así. Sólo tienes que aguantar un poco más hasta que acabe – dijo tocando con su mano libre mi miembro y haciéndome gemir – a ti también te gusta, mira cómo te has puesto en un momento.

- Eres idiota – le dije y él se reía.

- Pero me quieres, por eso me consientes todo – me dijo.

- Maldigo el día en que me enamoré de ti.

Luffy entró en mí despacio tratando de no hacerme daño, pero no se detuvo hasta que no llegó al final y una vez la metió entera, empezó a moverse despacio entrando y saliendo dilatándome para que me acostumbrase a su miembro. Apreté con fuerza mis puños mientras Luffy gemía y se movía hundiéndose en mí y al final… era tal mi excitación que acabé corriéndome en su mano llenando parte de la mesa con mi líquido, pero Luffy siguió aún un rato más dándome hasta que finalmente llegó él también.

- Deberíamos hacer esto todas las mañanas – me dijo sonriendo.

- Ya lo hacemos – le dije

- Cierto – comentó.

- Luffy… ¿Has pensado en ir enserio con esto? – le pregunté – digo… están muy bien nuestros encuentros pero nunca hemos hablado del futuro, me gustaría poder decir que estamos juntos sin tapujos, sin tener que escondernos siempre.

Luffy sólo sonrió y me besó diciéndome que todo llegaría a su debido tiempo pero a mí eso ya me tranquilizó, sobre todo al ver su sonrisa. Terminé de arreglarme y decidí salir del camarote de mi capitán asegurándome como siempre que estaba todo desierto, pero no esperé cruzarme con Ace en el primer cruce. Yo le miré preocupado, estaba claro que iba a sospechar y sé que lo haría, pero no me dijo nada, dejó que me marchase y luego siguió caminando, supongo que a ver a su hermano.

Aquella mañana estuve en la cubierta ayudando a recoger y reparar el barco, pero me sorprendió cuando salió Luffy diciendo que tenía algo importante que decir y sentí mi corazón latir con fuerza… ¿Iba a decirlo? ¿Me había hecho caso por fin? Llevaba meses esperando este momento y lo tenía a pocos segundos de mí.

- Podéis escucharme todos un momento – comentó Luffy – tengo algo importante que decir y es que… estoy saliendo con alguien de la tripulación – dijo mirándome y me sonrojé un poco aunque traté de disimularlo.

- Ya era hora Luffy – escuché por el fondo de alguno de nuestros compañeros y él sonrió.

- Sí – dijo sonriendo – me gustaría que subiera aquí conmigo – dijo y fui a dar un paso hacia delante cuando vi como Sanji me golpeaba sin querer al caminar hacia Luffy y me detuve en seco – Sanji por favor – dijo al fin y el mundo se cayó a mis pies.

¿Había dicho Sanji? ¿No era yo? ¿Se estaba acostando conmigo pero salía con Sanji? No entendía nada pero sentía mi corazón romperse en mil pedazos y aunque miré al suelo, la única vez que me atreví a levantar la mirada… me crucé con la de Ace que estaba al fondo y me miraba con tristeza, creo que él sabía o intuía algo de lo que estaba pasando aquí. Vi a Luffy besar apasionadamente a Sanji, esos besos que antes me daba a mí se los estaba dando al cocinero.

Quería llorar… pero no podía hacerlo, no podía ser débil delante de todos los compañeros, yo no era un llorón, era fuerte y debía demostrarlo, pero las lágrimas iban a salir, no podía evitarlas y cuando creí que todos me descubrirían, Ace se acercó hacia mí cogiéndome por los hombros y arrastrándome fuera de la cubierta hacia el interior de las camerinos. Lloré entonces una vez me quedé a solas con él, necesitaba sacar todo esto y Ace no dijo nada, sólo se quedó allí y trató de entenderme, esperó pacientemente a que acabase de llorar.

- ¿Por qué me ha hecho esto? – le pregunté llorando – yo… yo le he dado todo, le quería – le dije.

- Lo siento Zoro, no tengo respuestas para esto – me dijo Ace

- ¿Sabías que estaba con él? – le pregunté.

- Lo intuí por tus sonrojos, por tu forma de comportarte.

- ¿Qué he hecho mal? – le pregunté - ¿Por qué no me ha elegido a mí?

Aquella contestación ya no vino de Ace, Luffy entraba en ese momento por el cuarto y aunque Ace le dijo que me dejase tranquilo un momento, él no le hizo caso a su hermano y entró, pero yo no quería verle en este momento, estaba enfadado con él, quería destrozarlo allí mismo, aplastarlo como él había aplastado mi corazón y mis sentimientos.

- Eres un maldito bastardo – le grité lanzándome contra él y empotrándolo contra la pared, pero Ace aunque estaba cerca no trató de impedírmelo – me has utilizado – le eché en cara – te he dado todo lo que has querido y sólo me has utilizado – le grité.

- No quería quedar mal con Sanji – me dijo a la cara – practiqué contigo y me has enseñado muchas cosas, te lo agradezco Zoro – dijo como si nada.

- Eres un capullo, me has traicionado, has jugado con mis sentimientos.

- Yo jamás te juré mi amor Zoro, te entregaste a mi porque quisiste.

- Creí que me querías – le dije – creí que al menos te gustaba.

 - Me gustas Zoro, tienes un cuerpo perfecto.

 - ¿Eso soy para ti? ¿Un cuerpo perfecto que puedes follarte cuando Sanji no quiere formar parte de tus juegos morbosos?

- Sí – me dijo claramente – contigo hago cosas que Sanji se negaría a hacerme, pero tú las haces.

- ¿Te crees que soy tu puta? – le grité – no quiero volver a verte Luffy.

- No digas tonterías Zoro, me quieres – me dijo

- Para ya Luffy – se quejó Ace – ya es suficiente.

- La puerta de mi despacho siempre estará abierta para ti, entra cuando quieras probar cosas nuevas – dijo sonriendo antes de marcharse y tuvo que pararme Ace porque iba a matarlo allí mismo.

Me derrumbé llorando aún más y Ace se agachó conmigo sin soltarme tratando de calmarme, pero no podía, sentía un dolor inmenso, habían jugado conmigo, yo… ya no era el mismo Zoro de antes, estaba hundido y ya nada podía arreglar mi corazón, lo había entregado y lo habían destrozado. Aquella noche… no pude parar de llorar y es que las fuerzas me abandonaban, ya no sabía quién era, no sabía lo que sentía, no sabía qué hacía en este barco con un capitán que me trataba como a su puta personal… ¿Qué iba a hacer ahora?

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).