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Memorias por LunaPieces

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Notas del capitulo:

Memorias: Capítulo 2

Pareja principal: Zoro x Sanji
Género: Angst/Romance
Rating: M
Autor Original: StarkBlack 
Traductora inglés: LunaPieces
Beta: LunaPieces

Bueno pues, paso a dejar el segundo capítulo de esta increíble historia :’D por favor permanezcan con ella, las cosas se pondrán interesantes en el transcurso m(_ _)m gracias a todos por su gran apoyo, es un placer contar con todos ustedes y disculpen la demora. m(_ _)m

Memorias: Capítulo 2


 


—Zoro,—dijo Ace tranquilamente—. Él no te recuerda…


Zoro parpadeó confuso. ¿Cómo que no lo recordaba? ¿Acaso era amnesia? ¡Pero si esa mierda sólo pasaba en las películas! Se sintió un poco mareado y se apoyó del hombro de Ace.


—¿De qué diablos me estás hablando?—Susurró entre dientes.


El pecoso tomó su brazo e intentó guiarlo a un cuarto contiguo pequeño.


—Ven conmigo, hablaremos de eso. Vamos a beber algo, te hará pensar con más claridad.


—¡Con un demonio me quiero calmar!—Gritó el peliverde soltando su brazo del pelinegro—. ¡Dime qué demonios está pasando Ace o comenzaré a romper cosas!


Ace lo tomó de la camisa y lo jaló hacia él. Zoro era excepcionalmente fuerte, pero Ace también era muy formidable. Había pasado los últimos diez años luchando contra incendios por la ciudad de Seattle, pero si se trataba de golpes, Zoro saldría tan mal parado como el mayor.


—Zoro—dijo Ace pacientemente en su oído—. Tienes que calmarte. Vas a hacer una escena y te van a pedir que te vayas. Y entonces no podrás verlo… ¿entiendes?


Zoro miró un punto en el hombro de Ace y respiró pesadamente una y otra vez. ¿Qué tenía de bueno hacer un berrinche ahora? Eso no ayudaría a Sanji, no ayudaría en nada. Y el peliverde lo quería ver desesperadamente. Cada fibra de su cuerpo pedía a gritos ver a Sanji.


—Bien...—susurró—Está bien… estoy bien… así que por favor dime qué está pasando, Ace.


Ace colocó un brazo alrededor del espadachín y lo giró un poco hasta que estuvieron de frente, con los hombros contra la pared. El hombre más alto agachó la cabeza y habló con voz queda:


—No sólo eres tú—comenzó—, parece que no tiene ningún recuerdo de los últimos dos años. Cree que todavía está trabajando en el Baratie y tú sabes que dejó de trabajar ahí después de Navidad y de que Vivi y yo comenzáramos a salir.


—Eso fue más o menos cuando lo conocí...—Zoro estaba mirando el piso. El realismo de la situación lo estaba golpeando y se sentía mareado.


—Sí, ustedes se conocieron en el dojo después de que él dejara de trabajar en el Baratie y comenzara a trabajar en el Rocksou. Tal es el caso que no recuerda haberse salido de ese lugar, o haberte conocido a ti, o a Franky y a Brook.


—¿Se supone que eso me tiene que hacer sentir mejor?—La mirada de Zoro fue mortal.


—No, —dijo Ace sosteniendo sus manos—sólo intento explicarte que perdió el año entero antes del accidente.


Las rodillas de Zoro se doblaron mientras perdía el equilibrio. Ace lo atrapó antes de que cayera y colgó uno de sus musculosos brazos alrededor de su hombro.


—¡Zoro!—Ace perdió la compostura por un momento mientras miraba que su impenetrable mejor amigo, se caía en pedazos frente a sus ojos:


—Zoro, ¿estás bien?


Una voz los llamó desde la entrada del cuarto de espera.


—Ace, ¿está bien?


Ace miró hacia arriba y vio a Franky mirándolos con preocupación. El pelinegro le indicó con señas a Franky que se acercara en caso de que Zoro cayera por completo. El gran hombre inmediatamente fue hacia ellos y colocó una mano en el otro brazo de Zoro. Tomó la funda de la espada del peliverde de Ace y la colgó sobre de su propia espalda.


—Zoro, ¿estás bien? Estás asustando a todos.


Zoro miró a Franky. El hombre le sacaba casi una cabeza de estatura. Estaba usando camisa abotonada con una corbata floja alrededor de su cuello, opuesta a su atuendo normal de surfista con flores estampadas. Debieron haberle avisado mientras estaba en su trabajo, o haberlo pillado a altas horas de la noche. Extrañamente, Zoro recordó la vez en la que él y Sanji habían ido por un regalo de cumpleaños para Franky. Habían discutido si llevarle la playera con estampados de flores azules o una verde con tortugas.


Zoro sintió un dolor punzante en su corazón mientras cubría sus ojos con una mano. “No voy a llorar, no voy a llorar, Zoro NO llora...”


—Franky...—susurró el espadachín—, Sanji no me recuerda.


Sintió la mano de Franky en su espalda.


—Lo sé, amigo mío—dijo su amigo suavemente—Lo sé… Lo siento mucho.


Los dos guiaron a Zoro al cuarto de espera donde Robin estaba sentada tomando café de una taza de unicel y Chopper tenía la cabeza en el regazo de Usopp. Los ojos del menor estaban enrojecidos y estaba apretando la mano de Usopp fuertemente.


—¿Dónde está Luffy?—Preguntó Zoro mientras se sentaba en una de las incómodas y acolchonadas sillas.


—Está con Nami y Vivi hablando con Sanji—dijo Robin tranquilamente. Franky se sentó al lado de ella y ella le ofreció un poco de su café.


—¿Quieres algo, Zoro?—Preguntó Ace.


Zoro sacudió su cabeza negativamente y mordió su mejilla, a continuación, miró a su amigo.


—¿No le dijeron cómo es que está aquí, verdad?—Preguntó Zoro cuidadosamente.


Usopp sacudió la cabeza.


—Te prometimos que serías tú el que se lo dijera. Nami sólo está diciéndole cosas acerca de él, del año antes de que sucediera… poniéndolo al día.


Zoro parpadeó.


—¿No le ha dicho nada de mí, o sí? ¡Estamos hablando del Sanji de hace dos años! ¡El Sanji que era heterosexual!


Robin habló cuando Usopp palideció.


—Todos nos hemos mantenido alejados de ese tema, Zoro. Nadie quiere ser el primero en darle la noticia.


Zoro asintió.


—Bueno. Nadie más que yo.


Chopper habló desde el regazo de Usopp.


—Zoro...—murmuró—¿Qué vas a hacer? Si Sanji no te recuerda, ¿cómo va a funcionar todo? ¿Cómo podrán estar juntos?


Zoro miró el piso. Parecía como si alguien hubiera desconectado el juego de su vida antes de que lograra guardar su progreso y ahora tenía que ganar el nivel diez, una vez más. Tendría que volver a lidiar con el coqueteo sin fin de Sanji con cada chica que veía. Las burlas, los insultos, los constantes desafíos. Había sido muy difícil ganarse a Sanji la primera vez… y ahora tenía que hacer todo de nuevo…


Pero… esta vez Zoro sabía todo de él. Sabía lo que le gustaba y lo que no. Sus esperanzas, sus sueños, sus pasiones, su color favorito, la comida que más le gustaba cocinar. Zoro sabía todo… Quizá conociéndolo haría un mejor trabajo esta vez. Quizá no sería tan difícil esta vez.


Zoro se levantó y todo el mundo dejó de respirar. La mirada que todos conocían de él, surcó las facciones del espadachín. Era la mirada que tenía cuando entraba a un torneo. La mirada que tenía justo antes de hacer su movimiento final; cortar a su oponente. Era la mirada que Zoro tenía cuando sabía que iba a ganar.


Zoro deslizó sus manos hacia los bolsillos de su chaqueta de cuero y dio un gran respiro.


—Haré que Sanji se enamore una vez más de mí… Sólo tengo que hacerlo de nuevo… eso es todo.


XXXXX


 


—¡No puedo creer que ustedes dos vayan a casarse!—Dijo Sanji tranquilamente—. La última vez que los vi, aún se echaban miradas entre ustedes sobre la mesa de naipes y actuaban como si fuera “coincidencia” que se sentaran juntos en las noches de películas.


Vivi se sonrojó de manera hermosa y escondió su largo cabello detrás de su oído.


—Me lo pidió hace unos meses. Me llevó en su bote mientras mirábamos el atardecer… fue muy romántico…


Sanji le sonrió.


—Ace es esa clase de chico. Estoy feliz por ustedes—Dijo él mirando la sonrisa amplia de Vivi, pero no se perdía el ambiente amoroso que tenían Nami y Luffy—. Oh, no me digan que ustedes también...—murmuró.


—No, —Nami rió—Luffy no se anima a pedírmelo...aún—La chica le dio un codazo en las costillas al pelinegro enfatizando el “aún de su oración.


Luffy gruñó e hizo una cara mientras se frotaba el costado.


—Lo sieeento, pero pienso hacer algo espectacular cuando te lo pida. No puedo dejar que mi hermano me deje atrás, ¿sabes?


Sanji sonrió. Había sido una noche interesante. Había estado escuchando las cosas que había hecho durante dos años, reencontrándose con amigos y escuchando lo que los demás habían hecho mientras él estaba inconsciente.


Todos parecían tan felices, tan contentos de que él estuviera ahí. Habían escuchado con gran atención todo lo que él decía, pendientes de cada movimiento y sonido que producía. Además del leve dolor en todas sus articulaciones, y el zumbido en la parte baja de su cabeza, se sentía de maravilla. Sus amigos estaban ahí, cuidaban de él, lo amaban.


¿Entonces por qué sentía que le faltaba algo? ¿Por qué sentía que había una parte de él que debía estar ahí y no estaba?


El rubio sacudió su cabeza mentalmente. Era estúpido. Obviamente era debido a la falta de memorias que se sentía incompleto. ¡Había un año entero que estaba oculto en algún lugar de su cerebro muy remotamente! ¡Obviamente sentiría que algo le faltaba!


—Hey, Sanji, ¿tú...—La frase de Luffy fue cortada cuando se abrió la puerta. Nami y Vivi giraron sus cabezas y Sanji se sorprendió al verlas a las dos un poco pálidas. La puerta estaba oscura debido a una cortina, así que no podía ver quién había entrado y había hecho que las chicas se pusieran tan tensas.


Luffy estiró su cuello y le sonrió a la persona que acababa de entrar.


—¡Zoro!—Lo saludó—¡Ven a decirle hola a Sanji!


¿Zoro? Habían mencionado a ese tipo antes. Habían dicho que él y el rubio eran buenos amigos, casi mejores amigos. Era muy malo que no lo pudiera recordar, probablemente haría sentir mal al tipo sin quererlo.


Luffy entrelazó sus manos detrás de su cabeza enérgicamente y comenzó a dar pequeños saltos sobre sus pies.


—¡Le hemos estado contando de lo que se ha perdido! Intenté explicarle lo del restaurante donde trabaja, pero no sé mucho, solamente sé que su comida es muy buena—el chico sonrió.


Los ojos de Sanji se giraron a su izquierda mientras la cortina era apartada por un hombre musculoso, alto, con piel bronceada y… ¿cabello verde? Su rostro era atractivo, de una forma masculina, y tres pendientes dorados colgaban de su oído izquierdo. Inmediatamente se dio cuenta de la razón por la que esa persona había sido su amigo. Su aura era increíblemente imponente. Llenó la habitación con su confianza y tranquila fortaleza.


Desde los primeros instantes que había visto a Zoro, Sanji creía que ese hombre, así como él, podía llamar la atención en una habitación sin siquiera intentarlo. Pero a diferencia de él que lo hacía con encanto y perspicacia, Zoro lo hacía de frente, con un fuerte porte.


Sus ojos se encontraron con los del hombre y sintió una extraña conexión. Sintió pequeños escalofríos recorrer su espalda que le hacían perder el aliento. Zoro lo estaba mirando con la mirada más intensa que jamás le hubieran dirigido, pero en lugar de sentirse intimidado o intentar echarse hacia atrás, como seguramente la gente lo hacía, lo miró de frente. Le devolvió la mirada, emparejándose con el calor de esos oscuros ojos y regresándole la intensidad por completo.


—Sanji, —escuchó a Nami levantarse y jalar a Luffy con ella. Rompió su contacto visual para mirarla. Nunca sería grosero con una mujer.


—¿Sí, Nami?—Preguntó dulcemente.


—Nos vamos por un momento, ponte al día con Zoro.


—¡Aw, pero Nami!—Luffy gimoteó—. Yo quiero…


—Tengo hambre Luffy—Nami tiró de su brazo—. Es hora del desayuno, vamos por algo para comer.


Luffy se animó con la pequeña mención de la comida.


—¡Sí, buena idea! ¿Vienes Vivi?


Los tres intercambiaron despedidas y Nami le prometió a Sanji que regresarían más tarde. Sanji frunció el ceño cuando la pelirroja le dedicó a Zoro una extraña mirada antes de que cerrara la puerta, pero lo olvidó rápidamente cuando lo dejaron solo con el hombre estoico. Levantó la mirada y vio que Zoro se había sentado junto a su cama. Sus brazos descansaron en el descanso de la silla y sus dedos se movieron para descansar contra su mentón. A Sanji le recordó a un gran gato: peligroso, pero aún semidormido.


Se miraron por un minuto o dos. El silencio era extraño, pero no era desagradable. Sanji asumió por completo la apariencia del otro mientras los ojos de Zoro parpadeaban por encima de su rostro y cabello. Finalmente, el peliverde bajó sus manos y sonrió ligeramente.


—Así que...—su voz era grave, pero gentil—. ¿Cómo te sientes, cocinero de mierda?


Sanji parpadeó con sorpresa y ensanchó una sonrisa. Y entonces, la sonrisa se transformó en una risa ligera, que se transformó en una ligera tos.


Aún sonriendo, Sanji se limpió los labios con los dedos y se dirigió a Zoro.


—Debimos haber sido muy buenos amigos para que yo te permitiera llamarme así.


Las comisuras en la boca de Zoro se ensancharon aún más:


—Como si pudieras detenerme.


—Oh, no, —le espetó Sanji de buen humor—Sólo espera a que salga de aquí, bastardo y te patearé el trasero.


Los dos sonrieron entre sí y Sanji se sorprendió de lo fácil que era la conversación con una persona que ni siquiera conocía. Pero se sintió mal de repente y su rostro se relajó un poco.


—Siento mucho no poder recordarte—dijo él suavemente—. Nami dijo que éramos, lo siento, somos, buenos amigos.


La mirada de Zoro bajó hasta el suelo, pero no sin que antes Sanji notara el dolor reflejado en sus ojos. Se inclinó hacia adelante de la silla y puso los codos en las rodillas.


—Sí. —El hombre frotó sus ojos antes de poner una mano bajo su mentón—. Somos buenos amigos. No te disculpes… no es tu culpa.


A Sanji no le gustó la forma en la que Zoro dijo “tu culpa”. Sintió que había metido la pata, así que cambió de tema.


—Me dijeron que llegaste volando aquí. ¿Vives fuera del estado?


—No—Zoro levantó la cabeza y Sanji se alegró de que el dolor en su mirada, parecía haberse esfumado—. Estaba en un torneo ayer.


—¿Un torneo?—Preguntó Sanji intrigado.


—Sí, —sonrió Zoro—. Soy campeón nacional de Kenjutsu. Compito por todo el país.


—¿Kenjutsu?


—Pelea de espadas, —explicó Zoro—puedo manejar todos los estilos, pero soy mejor en el kendo. Compito en la clase mundial de kendo.


Los ojos de Sanji se ensancharon.


—Espera, ¿compites en NASKA? Así que…


—Tú también lo hacías, lo sé—lo interrumpió Zoro—. Hemos estado juntos dos años.


Sanji vio de nuevo el dolor en sus ojos, pero estaba demasiado emocionado como para detener sus preguntas.


—¿Lo hicimos? ¿Cómo lo hice? ¿Cómo lo hiciste tú?


Zoro sonrió de nuevo y colocó una mano en el brazo de Sanji.


—Con calma, con calma… fuiste sobresaliente. Ganaste el primer lugar en las categorías de Savate ligero y Silat. Quedaste fuera del torneo general de Taekwondo porque te rehusaste a usar tus manos. Pero el jurado resolvió algo y al final quedaste en tercer lugar general.


—Mierda...—Sanji estaba aturdido. Ése era un recuerdo por el que pagaría tener de vuelta—. ¿En qué lugar quedaste tú?


—Segundo lugar.


Sanji parpadeó un par de veces:


—Increíble...


Zoro soltó una risita.


Sanji miró sus manos y suspiró, dejando que todo se inundara.


—Es demasiado increíble, he estado compitiendo en NASKA por siempre, y cuando finalmente consigo un lugar… no lo puedo recordar…


Zoro se recostó en su silla.


—Bueno, créelo. Tienes el trofeo que lo prueba. Está colocado en nuestra chimenea en casa.


Sanji giró bruscamente la cabeza hacia Zoro.


—¿Nuestra chimenea?


Sanji vio que el rostro de Zoro perdía su color. Sus ojos parpadearon mientras apretaba la quijada lo suficiente para retorcer sus mejillas.


—Eh...—balbuceó—.Sí… ¿no te dijeron que somos compañeros de cuarto?


“Oh, mierda, buen trabajo Sanji… hazlo sentir lo más incómodo posible.”


—No...—murmuró Sanji. Pero está bien… Estoy seguro de que estará bien. Pareces un tipo genial… y nos llevábamos muy bien antes, ¿cierto?


Zoro se relajó un poco y asintió.


—Sí, te enfadas un poco conmigo por beber leche del envase y caer dormido en el sofá y babear en los cojines… pero eso es todo. Acordamos que tú permanecerías fuera del cuarto de entrenamiento y yo permanecería fuera de la cocina, a no ser que fuera una emergencia.


Sanji frunció el ceño e hizo un sonido falso de disgusto.


—¿Bebes leche del envase? ¡Eres un bárbaro, Zoro!


Zoro le picó suavemente las costillas:


—Sólo imagina todo lo que he hecho mientras tú no estabas.


Sanji giró los ojos mientras la puerta se abría. Una hermosa enfermera había llegado con medicamentos y un reemplazo para la bolsa IV (intravenosa). Le pidió cortésmente a Zoro que regresara después de que el paciente descansara. Sanji se sintió un poco molesto con la chica porque en verdad se estaba divirtiendo con el espadachín. Pero también tenía que admitir que comenzaba a sentirse cansado. Era una ironía, ya que se la había pasado un año durmiendo, pero aun así.


—Hey… Zoro—dijo Sanji suavemente mientras Zoro se levantaba.


—¿Sí, cocinero del amor?


Sanji sonrió con el apodo y apretó su sábana.


—¿Vendrás pronto? Quiero escuchar más de tu pelea con espadas.


Los ojos de Zoro destellaron y Sanji sintió esa misma mirada intensa que le había dedicado la primera vez que había entrado a la habitación. Pero el rubio se sintió demasiado cansado de un momento a otro como para sostenerla, así que desvió la vista mientras sus párpados comenzaban a caer. El espadachín se inclinó y le ayudó a colocarse la sábana sobre sus débiles brazos.


—Estaré en el pasillo—murmuró—. No me iré a ningún lugar. Lo prometo.


Sanji sonrió y cerró los ojos. La enfermera había colocado algo en su bolsa IV porque se estaba durmiendo muy rápido…


Mientras el sueño lo invadía, Sanji creyó sentir que una mano gentil y áspera le apartaba el cabello de sus ojos… acariciando suavemente su mejilla…


 


 


 

Notas finales:

Notas de la autora:


NASKA: Torneo Mundial de Artes Marciales. Se lleva a cabo en E.U.A.


Savate: Una forma de arte marcial francesa (ej. kickboxing) donde sólo se usan los pies como defensa. También es el único estilo de kickboxing en donde los luchadores utilizan zapatos.


Silat: Otra forma de lucha usando sólo los pies. Pero a diferencia del Savate, el Silat también permite el uso de las rodillas y la tibia. Otra cosa sorprendente del Silat es que no se usa sólo para el combate. Cuando es acompañado con tambores, se transforma en una danza folklórica.


Notas de la traductora:


En este capítulo hay varias cosas que quiero aclarar primera:


→ Aún no tengo muy claro a qué se dedica Ace, así que por lo pronto lo dejaré como si fuera un bombero, espero que más adelante aclare esa duda.


→ Nami tiene el cabello pelirrojo por cuestiones de la autora, Vivi es rubia, aún no sé si el color de cabello de Franky cambie, pero estoy casi segura de que sí XD.


 


Sus bien recibidos y agradables reviews le serán traducidos a su autora ~(*-*~) nos vemos el 20/03/15


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