Capítulo 4 Epifanía
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-Shizune-san, buenos días. Venimos a recoger al alumno de tercer año que ingresará a nuestro salón- Explicó un risueño Deidara a la morena secretaria de su abuela.
-Buenos días Deidara- chan, Neji-kun- Devolvió el saludo la mayor con una sonrisa dulce que adquirió pronto un matiz divertido al ver el puchero que se dibujó en el rostro del rubio, delatando su descontento con aquel sufijo en su nombre y la tenue línea del Hyuga en sus labios en una sonrisa endeble ante aquella peculiar distinción en sus nombres.
Sin embargo, sabía que el muchacho no le diría nada para reprocharle su forma de llamarle, después de todo ella casi había ayudado a criarlo y como cualquier persona que le conociera desde su tierna infancia conocía los “innombrables” y vergonzosos momentos que le hicieron llamarle así.
- Él chico que buscas está en aquella banca. –Le señalo, sin ocultar su gesto divertido por el enfado del rubio.
Deidara suspiro derrotado y giró su cabeza hacia donde le apuntaba la mayor. No tardó en distinguir a un trio de morenos que esperaban en la sala con aparente aburrimiento. Los tres eran evidentemente parecidos y el rubio arqueó la ceja en acto reflejo al no ser capaz de identificar a quien debían llevarse. Shizune adivinando su dilema agregó mientras acomodaba una pila de papeles en algunas carpetas.
-Es el joven de cabello largo… - Deidara se giró hacia ella de nuevo y esta vez le regalo una sonrisa y sin más se dispuso a caminar en dirección del nuevo estudiante.
-¿Shizune-san? ¿Podrías entregarme la tarjeta de horarios? – Inquirió un divertido Neji que a diferencia de Deidara, solía ser meticuloso con su trabajo, pero al mismo tiempo un poco descuidado cuando se trataba de su amigo de la infancia.
-Claro, aquí tienes. - Respondió extendiéndole la tarjeta de horarios de Uchiha Itachi. Tras un rápido vistazo y una reverencia formal se despidió de la mayor.
-Muchas gracias. Espero que este año también podamos trabajar adecuadamente. Estaremos a su cuidado. – Shizune soltó una risita juguetona antes de responderle al menor que simplemente le observaba tranquilo.
-Supongo que no habrá ningún problema. Pero Neji-kun no deberías ser tan formal aún eres un adolecente, toma el ejemplo de Deidara-chan y se mas espontaneo. –Le aconsejo casi maternal la morena. Un leve sonrojo cruzo por las mejillas del Hyuga y la incomodidad se instaló en sus ojos al decir con tono acomplejado.
-Discúlpeme, pero… Yo así soy. – Respondió incómodo y la mayor dibujo una sonrisa amable en respuesta. No se podía hacer nada más se dijo la mujer. Hyuga Neji aparte de reservado también era algo tímido, por lo que le costaba abrirse a gente nueva aunque le agradaba saber que con Deidara no era el caso ciertamente se mostraba más abierto cuando estaba con él rubio. Aunque con su carácter tan complejo era sorprendente que fuera capaz de llevarse bien con Deidara quien era exactamente lo opuesto de todo lo que Neji no era. Despistado, extrovertido, hablador y sobre todo con facilidad irremediable para hacer amigos. ¿Quizás eso era lo que hacía que esos dos fuesen buenos amigos? Se preguntó viendo la espalda del mayor de los Hyuga alejarse con paso tranquilo hacia la figura de un alegre Deidara quien ya estaba hablando con los morenos Uchiha.
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Con los hermanos Uchiha, habían observado con algo menos que interés a los recién llegados, hasta que se dieron cuenta de que uno de ellos se dirigía a donde estaban. Itachi quedo embobado en el momento en que se fijó en la esbelta figura de la “señorita” que venía hacia ellos que hasta cruzar el umbral de la sala recayó en cuenta de que “ella” usaba el uniforme de “varones” al igual que él. Un golpe mental lo sacudió al darse cuenta que el barandal de la sala de espera le impedía ver al completo el cuerpo del recién llegado. ¡No podían culparle por creer que se trataba de una chica!
-Hola ¿Tu eres Itachi Uchiha –kun cierto?- Saludo Deidara con una linda sonrisa, ajeno a la conmoción de Itachi.
-Si… - Respondió intentando ocultar lo avergonzado que se sentía al haberle confundido aunque fuese por un minuto. – Soy yo…
-Mucho gusto. Mi nombre es Deidara Namikaze soy el representante de la clase y ese chico de allá –Dijo señalando al moreno de cabello oscuro que aun conversaba con la secretaria.- Es Neji Hyuga el sub-representante. Nuestro tutor nos envió por ti –Explicó Deidara con amabilidad.
-Gracias… Pero… ¿No se supone que el profesor debían venir por mí?- Inquirió Itachi siguiendo el hilo de la conversación mientras se recuperaba de la impresión.
-Ah, sí tienes razón… Hum…-Dijo Deidara cruzándose de brazos con gesto pensativo. Itachi le observo con cierto embobamiento. Incluso sus gestos lucían como los de una chica, pensó cuando el rubio descruzo sus brazos e hizo un gesto con sus manos dando a entender que había tenido una idea.
- Pero Gai- Sensei dijo esto: “¡Ahg, olvide al alumno nuevo!”- Respondió imitando la voz de un hombre adulto.- Y después de eso dijo “¡Representantes! ¡Usen la fuerza de su juventud y tráiganlo aquí!” Así que aquí estamos. –Concluyó el rubio de forma natural, desconcertando a Itachi y los mellizos que habían escuchado cada palabra del rubio andrógino dudando de sus facultades mentales brevemente.
-Ese… Gai- Sensei es todo un personaje ¿No?- Comento sínico Itachi, sin embargo Deidara no aprecio notar nada raro en sus palabras y simplemente asintió en respuesta.
Aunque mostrara un semblante tranquilo y serio por dentro Itachi estaba más que choqueado ante la belleza de aquel rubio, eso claro poniendo aparte esa personalidad que lo delataba como un irremediable despistado.
-Deidara, deja de conversar y vamos a clases de una vez. – Se escuchó la voz grave y serena del otro chico que antes había sido presentado por el rubio sin su presencia.
-¡No estaba conversando! ¡Uchiha-kun estaba preguntado algo de suma importancia! – Declaró el rubio con un puchero que lo hizo ver tierno ante los ojos del mayor de los Uchiha. Pensamiento que provoco que le sacudiera la cabeza de un lado a otro con desconcierto.
Neji ignoró el acostumbrado berrinche de su amigo y se giró hacia el Uchiha extendiéndole la mano y presentándose nuevamente. Deidara no lo dejo pasar y se quejó de nuevo.
-¡Neji eres un desalmado! ¡Me estas ignorando! – Un suspiro derrotado salió del aludido, llevando una mano hacia la cabeza del rubio acariciando los dorados cabellos tranquilizando al Ojo azul al instante.
-No te ignore, pero Gay-Sensei podría enfadarse si tardamos de más. Así que Uchiha-kun será mejor que nos demos prisa.- Sentencio sereno el Hyuga dirigiéndose al Uchiha que simplemente asintió y se puso de pie en automático. Algo perturbado por sentir una incomodidad después de ver lo cercanos que eran esos dos.
Sin más ceremonia que una mano alzada se despidió de sus hermanos menores y siguió al rubio que se había reunido ya con Neji junto a la puerta lo que no le gustó nada nuevamente, notando que el trato que se tenían entre ellos era demasiado familiar.
Y es que ambos chicos lo habían prácticamente ignorado durante el camino hacia el aula, mientras platicaban sobre algo que al moreno no le tomó atención pues estaba más concentrado en memorizar cada expresión del rostro del rubio de ojos azules. No tenía ni idea de porque lo hacía pero ese chico era en una palabra “Adorable” todo su exterior lo hacían similar a una chica ¡Ojala fuese una! Se dijo en algún momento…
Hasta que Neji se le acerco a Deidara con el objetivo de retirarle una basurita que al parecer Deidara llevaba en el cabello dorado sin darse cuenta. La naturalidad de aquella acción esbozo un sonrojo sutil en el rubio lo que hizo que Itachi repensara lo que había dicho mentalmente antes cambiándolo por ¿Qué tenía de malo que no fuese una chica? La respuesta a la que llegó fue: Nada.
Después de eso, el día se le paso discerniendo los pros y contras de poner sus ojos en aquel rubio en un sentido más romántico que de amistad. Cuando menos se dio cuenta ya estaba de vuelta en casa con sus hermanos que aparentemente lucían normales e insatisfechos por perder contra él en el “Piedra-papel-tijeras” para ver quien hacia la cena.
-¡Demonios! ¿Por qué siempre perdemos? –Se quejaron al unísono los mellizos.
-¡La respuesta a eso es muy fácil queridos hermanitos!- Le dijo con aire de suficiencia. Ambos menores le observaron con cara de intriga y desconfianza al les decía que su hermano estaba a punto de decir alguna estupidez.- ¡Porque yo soy Itachi Uchiha!
¡Lo sabía! Se dijeron los menores su hermano era estúpido hasta las entrañas. Mirándole con cara de pena ajena mientras este se reía de su propia “genialidad”.
-Por favor avísenme cuando la cena esté lista.- Les dijo y sin más salió al patio.
Ahora en la comodidad de aquel árbol al que se había trepado la decisión que al fin había nacido al pensar en el delicado ser llamado Deidara una vez más lo hizo sonreír con astucia preguntándose a sí mismo ¿Cuál sería la forma más eficaz de seducir a semejante belleza? O mejor aún ¿Cómo se conquista a un chico? No estaba seguro pero tanto como que se llamaba Itachi Uchiha, sabia de que la respuesta a esas preguntas llegarían a él sin duda.
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En cuanto se habían puesto en marcha y tras haber dejado a ambos chicas en sus respectivas casas, Naruto y Gaara sintieron que el resto del viaje a la suya, se había tornado liviano y hasta de cierta forma placentero. No había ni rastro de la pesadez que antes les había acompañado y a pesar de que viajaban en el confort del silencio ninguno se sentía incómodo. Por lo que Gaara se convenció de que aquella visita a pesar de haber sido forzada por las circunstancias había sido lo correcto para Naruto.
Gaara podía ver que Naruto estaba más relajado y hasta lucia feliz, quizás no como de antaño pero aquella chispa que parecía perdida en él ahora podía apreciarla levemente en sus ojos azules. Al menos ese día había mostrado esa misma chispa en dos ocasiones, aunque en una de ellas, el menor de los mellizos Uchiha había estado involucrado. Esperaba que Naruto siguiera dispuesto a salir a delante a pesar de todo, esperaba que Sasuke y Sai fueran parte de ello también, aunque no sabía si podía confiar del todo en ellos después de todo apenas los acababan de conocer.
Ahora que lo pensaba, había algo curioso en esos hermanos. No sabía definir que era, pero de alguna manera ambos tenían un aura diferente. ¿Quizás fuese porque habían estado en el extranjero hasta hacia poco? Era lógico pensar así, esos chicos podían resultar entretenidos y si ayudaban a Naruto entonces él no tenía por qué quejarse de ellos. Aunque quizás el hecho de que los encontrara adorables en sus gestos lo estaba preocupando un poco, al mirarlos de pasada sus rasgos se veían tan delicados que francamente no parecían masculinos… Lo había notado en Sasuke pero definitivamente fue Sai quien le hizo pensar con sus facciones delicadas y sus delgadas manos que fácilmente podría ser confundido con una chica…
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Al llegar Naruto se dio cuenta de que un chico estaba encima de un árbol leyendo en el jardín de alado lo que le sorprendió más fue que aquel chico tenía un parecido enorme con sus nuevos compañeros de clases. Por primera vez desde que habían salido de la escuela se acordaba de Sasuke y Sai, unos chicos un tanto extraños pero que por raro que sonase incluso para sí mismo le resultaban interesantes. De una forma extraña se sentía atraído a ellos…Sobre todo a Sasuke. Una sonrisa se formó en su cara al recordar la mirada que el moreno le había dedicado antes.
-¿Naruto? –Le llamó Gaara que había llegado junto a él después de bajar para caminar juntos a la puerta de su casa. - ¿Qué pasa? ¿Qué miras?- Inquirió curioso mientras paseaba su mirada por los alrededores.
-Ese chico...- Susurró en respuesta.
-¿Quién?
-Ese chico, sobre el árbol. – Señalo con los ojos para que Gaara pudiese identificarle, prosiguiendo cuando el mayor pareció encontrarle. - Se parece mucho a los chicos Uchiha ¿No crees?
-¡Ah! ¿Tal vez sea su hermano? –Respondió dudoso el pelirrojo recordando que tenían un hermano. –Escuché que se mudaron cerca de aquí, aunque no pensé que con “cerca” quisieran decir “al lado”
-¿Hermano? ¿Cómo lo sabes? No recuerdo que hubiesen comentado nada al respecto. - Dijo un poco sorprendido el rubio ante la noticia. Gaara sintió un leve tic en su ceja ante las palabras de su hermano.
-Naruto…- Respondió con un suspiro de frustración.- Sí lo mencionaron, pero no estabas prestando atención. – Naruto arqueó una ceja un tanto ofendido por ser acusado de despistado pero aceptando a regañadientes que en realidad el mayor tenía razón.
-No puedo ni defenderme…- Se quejó con un puchero consiguiendo que el mayor sonriera con cariño al ver ese comportamiento infantil tan propio de Naruto aflorar de nuevo.
-Sí, sí. Lo que digas. De todos modos, no nos incumbe que esté haciendo ese chico ahí- Le dijo en respuesta mientras le empujaba para que avanzará hacia la casa.
-Ya entendí. ¡No me empujes!- Se quejó de nuevo a modo de rabieta. Sacándole al pelirrojo mayor una risita de nuevo. Era bueno ver al viejo Naruto otra vez.
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La escena de ambos Namikaze fue presenciada por Itachi con cierto interés. Después de todo, esos chicos eran potencialmente sus futuros cuñados. ¿Cuñados? ¿No era muy pronto para llamarles así? ¡Que más daba! ¡Ya lo tenía decidido! ¡Conquistaría a Deidara Namikaze!
-¡Itachi baja de ahí! ¡Ya está la cena!-Gritaba Sasuke desde el marco de la puerta que daba al patio. Sacándole de sus arrebatados pensamientos.
-Ya voy - Respondió inmediatamente el aludido dando un salto imposible desde la altura del árbol.
-¡Vaya! Parece que está de buen humor ¿No crees?- Comentó Sai tras Sasuke que como de costumbre no lo sintió hasta que le hablo.
-¡Ahh! ¡Sai! ¡Ya te he dicho que no hagas eso! ¡Maldición! –Se quejó el menor tomándose el pecho en un gesto que delataba el sobresalto.
-¡Yo no tengo la culpa de que seas asustadizo! – Refutó el mayor con indiferencia irritando a Sasuke en el acto, que como de costumbre pellizcó la mejilla de Sai para desahogar su frustración.
-¿Quién es asustadizo, eh? – Le regaño Sasuke sin soltar la mejilla de Sai que parecía disfrutar de su pellizco en vez de mostrar dolor.
-¿Que cenaremos enanos?- Cuestionó oportunamente Itachi, evitando que Sai dijese otra cosa que causara que Sasuke le pellizcase la otra mejilla.
-¡Oye! ¡No, nos llames enanos! – Chillaron ambos mellizos al mismo tiempo olvidándose de que hasta hacia segundos antes habían estado peleándose entre ellos.
-Sí, sí…- Les respondió Itachi burlón mientras tomaba las cabezas de sus hermanitos y los abrazaba por el cuello a ambos ¡Ah, como quisiera que fuesen niñas! ¡Serían más lindas al enfadarse! Aunque ver los ceños fruncidos de los menores y sus finas caras en muecas fastidiadas, le hizo reconsiderar ¡Qué bueno que eran chicos! Se dijo ensanchando la sonrisa que tenía en el rostro contento de que tras su leve epifanía sobre Deidara, le hiciera ver el mundo de forma tan distinta.
– ¡Hoy también son adorables por mil! – Les dijo dándoles un pequeño golpe en la frente con los dedos a cada uno y dejándoles atrás para seguirse de largo hacia el comedor.
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-……-
Ambos menores observaron a su hermano con recelo. La sonrisa que adornaba los labios del mayor no había desaparecido, para alguien que no le conociera sería una sonrisa bastante normal, sin dudas pero para Sasuke y Sai era diferente pues conocían esa sonrisa en el mayor y sabían que significaba…
-Definitivamente está de buen humor…- Reiteró Sai sobándose la frente aun adolorido por el golpecito.
-Así parece… - Aceptó Sasuke repitiendo el gesto de Sai sin ser del todo consiente, frotando también su frente.- Tal vez ya la ha encontrado… -Susurró sudando frio por su propia especulación. Sai le miró con gesto de pánico al entender lo que pensaba.
-¿Te refieres a su futura víctima? – Inquirió con temor. Sasuke asintió dejando salir un suspiro abatido en sincronía con su mellizo.
-¿Crees que…? –Tanteo Sasuke inseguro a su mellizo.
-¡No! ¡Ni lo digas!- Dramatizo Sai levantando la mano en protesta frente a Sasuke. –Sí Itachi ya ha elegido es mejor que finjamos que no sabemos nada ¡¿Entiendes?! –Sasuke asintió con cautela después de todo era raro que Sai se exaltara así.
Pero… Pensaron al dirigir su mirada al moreno mayor quien pellizcaba aquí y allá la cena con cara insufriblemente feliz. Sí realmente la había encontrado, sólo significaba ¡Que estaban realmente jodidos!
Ambos chicos se quedaron estáticos sopesando el panorama, aunque después de todo ¿Qué podía pasar? Estaban en Japón hasta su hermano comprendía que los rituales del cortejo eran distintos que en Nueva York… ¿Cierto? Se preguntaron mirándose uno al otro y negando efusivamente en respuesta ¡Definitivamente esta vez Itachi no los usaría como conejillos de indias! ¡No les haría pasar vergüenza de nuevo! Se juraron vehementes.
-¿Chicos? ¿Qué les pasa? –Les pregunto el mayor confundido por las miradas defensivas de los dos que se apresuraron a cambiar de gesto a uno que pretendía disimular sus pensamientos. Sin embargo Itachi sonrió astuto y finalmente dijo.- No se preocupen esta vez no necesito que sean mis… “Señuelos” –Aseguró con una tétrica sonrisa dibujada en su rostro, ante la cual ambos menores tragaron en seco a sabiendas de que el mayor no cumpliría lo que había dicho, le siguieron al comedor, dispuestos a fingir que le creían. Sólo esperaban no tener que disfrazarse de nuevo ¡Jamás! No querían tener un nuevo trauma por culpa de su estúpido hermano mayor.
*
Continuará…