Bartemius Crouch Jr. era un hombre muy atractivo, inteligente y adinerado, pero su mala actitud ensombrecía todas sus buenas cualidades; era cruel, vengativo y muy orgulloso, por esa razón muy poca gente se acercaba y entablaba amistad con él.
Lucius, Narcissa, Arabella, Ethan, Thomas y los hermanos Lestrange eran los únicos amigos que tenía, todos ellos al ser sangre pura, era casi un requisito para sus familias que entablaran relaciones de amistad. Fuera de ellos siete, nunca quiso relacionarse con otras personas… hasta que llego el primer día de clases en Hogwarts.
Fue un asombro total para todos cuando Bartemius entablo una conversación con Severus Snape, y desde ese momento, se forjo un vínculo de amistad. Ahora ya no eran siete, sino ocho… ese fue el inicio del cambio, eran casi imperceptibles pero ahí estaban.
Barty era más cortes, ya no menospreciaba a los elfos del colegio y dejo de insultar a los nacidos muggle y a los mestizos, aunque había momentos en los que perdía el piso y se estrellaba contra los cambios.
Parte de la culpa por la que actuaba de ese modo era su niñez, la cual no había sido la mejor del mundo. Nunca tuvo una verdadera figura paterna, al ser su padre jefe del Departamento de Seguridad Mágica, básicamente lo veía una vez al año, y cuando estaba en casa, prefería mantenerlo lejos para que no pudiera afectar su camino a ser Ministro de Magia.
Todos los días se le decía que debía ser la personificación de los sangre pura; callado, inteligente, frio y nunca hacer algo que perjudique el buen apellido. Jugar estaba prohibido, el heredero de la familia Crouch no tenía tiempo para cosas sin beneficios y tan banales como la diversión, lo que él debía hacer era estudiar, estudiar y estudiar.
La única persona que realmente lo amo y se preocupó por él fue su madre…
Ella era su todo, su luz dentro de un mundo oscuro y superficial. Nunca le importo la supremacía de los sangre pura, siempre le dijo que todos eran iguales; sufrían, eran felices, lloraban, amaban y odiaban.
La vida era más tolerable en esa casa con ella ahí, pero cuando menos se lo esperó, cayó enferma de una rara enfermedad, y a los pocos meses, murió.
Después de eso, Bartemius no volvió a sonreír nunca; su luz dentro de un mundo de oscuridad se había ido… la razón por la que era feliz ya no estaba.
Sala común Slytherin.
Si volvía a escuchar un "necesito hablar contigo", "disculpa, puedes venir un momento" o "ya tienes pareja para el baile", Bartemius acabaría en azkaban. Estaba harto que a cada rato lo detuvieran para preguntarle esas cosas, y sobre todo, estaba molesto con Dumbledore por su grandiosa idea de un baile. ¿Quién diablos hace una fiesta cuando están tan cerca del fin de curso?… No tenía tiempo para minimideces de ese estilo, a él no le interesaba, solo era una pérdida de tiempo; pero por más que maldijera no iba a cambiar el hecho de que el director los estaba obligando asistir a ese dichoso baile.
-¿Y esa cara?.- Barty volteó hacia su derecha y ahí parado con su porte impecable, estaba Lucius.- Cualquiera podría decir que algo te molesta.- Camino hasta el sofá ubicado en frente de donde estaba sentado Barty. Tomó asiento y se cruzó de piernas, mientras lo miraba con esos profundos ojos grises.- ¿Qué te sucede?
-El dichoso baile, eso me sucede.- resopló.
El ojigris enarco una de sus aristócratas cejas.- ¿el baile?
-Si el baile. No me mires como si fuera un idiota, Lucius.
-Lo dijiste tú, no yo.- Barty volvió a resoplar con enojo.- no entiendo porque la molestia, es solo un baile.
-¿Es solo un baile? ¿Hablas en serio?
- Yo siempre hablo en serio, Bartemius.
-Cómo sea.- rodó los ojos.- a ti te gusta ser el centro de atención, los bailes es tu mundo, no el mío. Nunca me han gustado, son pérdida de tiempo.
Lucius suspiro dramáticamente.- Si sigues de ese modo en unos años te volverás un viejo amargado, pero bueno, eres tú, no es mi problema.
-Estas muy campante, será que ya tienes pareja para el dichoso baile.
-No.- Bartemius abrió los ojos sorprendidos, ¿el príncipe de los Slytherin no tenía pareja?.-Ahora soy yo el que te pide que no me mires de esa manera, no me he vuelto loco.
-Que no tengas pareja a estas alturas es muy extraño.- lo miró de forma arrogante.- quizás las personas se dieron cuenta que no pueden competir con tu ego y narcisismo, así que decidieron no perder el tiempo en algo que nunca será.
Lucius desdobló sus piernas y entre cerró sus ojos hacia su rubio amigo.- cuidado con lo que dices, Bartemius.
Barty se tragó la réplica, no porque no pudiera devolver la amenaza, sino porque no quería tener que lidiar con los poderes veela del rubio platinado. Era bueno en defensa, no un experto.- ¿Y bien? ?Me vas a decir porque el príncipe de los Slytherin no tiene pareja aún o seguirás con las amenazas?.- Aunque su boca no pensaba lo mismo que su cerebro. Estaba en la sangre de los Slytherin replicar todo.
Lucius lo miro fijamente, respirando profundamente para tranquilizarse y después de unos segundos le brindó una sonrisa mientras volvía a su pose inicial; piernas cruzadas y manos unidas sobre sus rodillas.- Ya olvide el número de personas que me han invitado al baile, pero ninguno me interesó.
-Quizás ya tengas alguien en mente.
-En efecto, estoy pensando invitar a Lupin.
-... ¿Qué?
-Estoy pensando invitar a Lupin.
-Creo que no escuche bien.- quizás estaba enfermo, o había perdido el ochenta y cinco por ciento de su audición.- Me estás diciendo que vas a invitar a Lupin, el castaño amigo de los tontos merodeadores, ¿Remus Lupin?
-Sí.- El fin del mundo. Bartemius estaba seguro que empezarían a caer del cielo piedras en llamas.- Ahí está otra vez esa mirada.- rodó los ojos… Y decían que el exagerado era él.
-¿Qué otra mirada quieres que ponga? Me estás diciendo que vas a invitar a uno de esos... Gryffindor.- iba a decir "mestizo", refiriéndose a Remus pero prefirió no hacerlo. Después de todo uno de sus mejores amigos era mestizo y desde ese entonces prefiere evitar esa palabra.- en especial tú.
-Rabastan proclamaba a los cuatro vientos que la superioridad de los sangre pura debía preservarse y míralo, esta de novio con Evans, una san... una hija nacida de muggles.
Bartemius estaba seguro que le iba a dar algo.- pero tú tienes a Narcissa.
-La cual es una Slytherin igual que nosotros, sabes bien que el director dijo que teníamos que ir al baile con un miembro de otra casa. No entiendo cuál es el problema, solo lo invitaré al baile, no le estoy pidiendo que se case conmigo.
-Así empezaron todos y míralos. Ethan va por el cuarto y quinto hijo con ese pelirrojo Gryffindor, aun no sé como pero Severus término juntándose con el estúpido hermano de Regulus y después Rabastan. No no no, estoy seguro que acabarás igual que ellos.
Lucius prefirió dejar pasar el hecho de que ya empezaba a sentir algo por Remus, el delicado estado de Bartemius no iba a soportar la noticia.- No lo haré, así que deja el drama de una vez.
-No estoy haciendo ningún drama, Lucius.
-Bien como quieras llamarlo, pero ya déjalo, sabes mejor que nadie que estoy comprometido con Cissa y no voy a terminar con mi compromiso por un Gryffindor…- lo que decía no era ninguna mentira, su compromiso con la familia Black fue decidido desde antes que ellos dos nacieran, y por mucha atracción que sintiera por el castaño león, jamás rompería su compromiso.- mejor dime, ¿ya te invito alguien?.- era más lógico creer que lo invitarán a que él invitará.
Bartemius bufó ante el cambio de tema.- Sí.
-Entonces ya tienes pareja.
-No.
-¿No?.- Lucius volvió a alzar una de sus cejas.- ¿por qué?
-Últimamente te has vuelto muy curioso.
-Contesta la pregunta.
Como odiaba que le dieran órdenes, pero conociendo a Lucius, los ¿por qué? Seguirían apareciendo si no le contestaba.- porque no me interesa ir a esa dichosa fiesta.
-Si no vas te meterás en problemas, el director no bromeaba cuando dijo lo del…
-Sé muy bien lo que dijo, yo también estaba en el gran comedor, Lucius. No me tienes que repetir lo mismo.
-En ese caso deberías dejar de hacerte el tonto y escoger un acompañante antes de que no tengas buenas opciones.
Eso llamo un poco su atención, claro que no quería ir pero al ser obligatoria la asistencia no le quedaría otra más que aceptar, y si iba no quería hacerlo con alguien de clase baja.- Los demás tampoco han conseguido pareja.
Lucius le brindo su sonrisa marca patentada “Malfoy”.- Severus irá con el atolondrado de Black, a Regulus lo invito uno de séptimo de Ravenclaw, Rabastan invito a Evans, Ethan va a ir con Weasley, Narcissa y Thomas van a ir con los mellizos Grell (ayudantes de enfermería), Rodolphus invito a Longbottom y Arabella anda en modo “caza”, así que no dudo que pronto consiga pareja para el baile.
A Bartemius le sorprendía lo rápido que sus amigos se movían, pero le molestaba saber que la mayoría de ellos iría con un Gryffindor.
-Esto nos deja a ti y a mí.- el tono de autosuficiencia del rubio platinado lo sacaba de quicio.- Yo invitare a Lupin ¿Y tú? ¿A quién invitaras, Bartemius?
El enojo de Barty aumento, ahora no solo se tenía que preocupar por un baile al cual no quería ir, sino que también tenía que empezar a buscar acompañante… el problema estaba en ¿A quién iba a invitar?
Biblioteca.
Arabella sabía que parecía una acosadora estando sentada con libro en mano ocultando su rostro. Muchos se preguntarán que hacía ahí y la respuesta era fácil... estaba observando a cierto Hufflepuff soso.
Amos Diggori era la personificación de lo que un Hufflepuff debe ser; amable, leal, dedicado, trabajador, y si le aumentaban que también era guapo, sin duda sería un buen partido.
¿Era atractivo? Si... tenía el cabello castaño desordenado, sus ojos tenían un cálido color café, poseía una buena constitución física, y era alto. Nadie podía negar que entre todos los tejones, él era el mejor.
Y esa era una de las razones por las que la morena estaba espiando a Amos; desde que se anunció que tendrían un baile, tanto hombres como mujeres se habían vuelto locos, e iniciaron la caza de parejas. Era la oportunidad perfecta para todos aquellos que sentían atracción o estaban enamorados de algún miembro de otra casa, invitarlos y pasar un agradable rato con esas personas era su único propósito.
No es que Arabella haya estado siguiendo a escondidas al Hufflepuff… bueno, sí. Pero no era porque sintiera celos de que alguien más lo invitara. Realmente ni ella misma entendía sus sentimientos. No hace mucho sufrió un desamor al ver con sus propios ojos como Rabastan y Evans sembraban la semilla del amor, y justo en ese momento se percató de la existencia de Amos… fue el único capaz de ver a través de ella y de lo que su corazón albergaba. Desde entonces no podía evitar seguirlo con la mirada, ese chico la intrigaba, no era la clase de persona que le interesara pero había algo en él, aunque aún no sabía que era.
Arabella fue sacada de sus pensamientos cuando una chica, fea a su parecer, se acercó al tejón. No podía escuchar bien desde donde estaba ya que la mesa que ocupaba Amos estaba un poco retirada, pero estaba casi segura que lo que esa chica quería era invitarlo al baile.
Le sorprendía la cantidad de mujeres y hombres que venían a pedirle que fuera su acompañante, pero lo más sorprendente era que siempre los rechazaba educadamente. ¿Será que tiene novia o novio? ¿Y por esa razón rechaza las invitaciones?
La chica que estaba a su lado era una Ravenclaw, por como Amos sonreía, Arabella pensó que a ella si le iba aceptar la invitación, y eso no le agrado para nada… ¿Qué está mal conmigo? ¿A quien le importa con quien vaya al baile? Obvio a mí no.
Como sintiendo que lo veían, Amos giro su cabeza a la derecha, encontrándose con los ojos de la morena puestos en él. Automáticamente Arabella bajo la mirada y se cubrió con el libro que tenía en las manos... me vio, se dio cuenta que lo estaba viendo ¿ahora que iba a decir? No, no tenía que explicar nada, todos tenemos derecho de venir a la biblioteca cuando queramos. Solo fue una coincidencia que lo haya encontrado aquí. Sí, eso era... una coincidencia nada más.
Sabía que debía actuar de forma normal, ella había ido a la biblioteca para estudiar, por lo que no debería estar nerviosa si un Hufflepuff insignificante la encontraba observándolo fijamente.
-¿Zabini?
Se estremeció por dentro al escuchar como la llamaban; no había necesidad de alzar la vista y ver quien era, esa voz la había perseguido desde la noche en que le ofreció su pañuelo, la reconocería en cualquier circunstancia.
Años en Slytherin y ser criada por dos Slytherin también, le había otorgado el don de ocultar todas sus emociones, por lo que antes de levantar su cara y enfrentarse al tejón, puso su siempre cara neutral.- ¿Necesitas algo?.- Amos estaba parado en frente de ella sonriéndole, estuvo tentada a corresponder esa sonrisa, pero fue consiente que no eran los únicos en la biblioteca.
Los alumnos que aún estaban en la estancia prestaban suma atención a lo que pasaba. Unos se reían discretamente, otros les daba pena ver como Amos seria rechazado por una de las Slytherin más populares y otros estaban enojados, una de ellos la chica de Ravenclaw que se le había acercado al castaño para invitarlo. Por la cara que estaba poniendo al ver al castaño junto a ella, era obvio que la había rechazado… Suerte para la próxima, querida.
Amos bajo la mirada al libro que tenía en las manos.-¿estudiando?
-Sí, y si no tienes nada que decirme es mejor que te vayas.- su lado Slytherin no la dejaba ni por un momento.
Amos le sonrió.- la herbología es una materia extraordinaria, pero si realmente quieres estudiar, será mejor que le des vuelta al libro. Lo tienes al revés.
Arabella bajo la mirada hacia el libro que tenía en mano y en efecto, lo tenía al revés. Sus mejillas se tiñeron de rojo, y a pesar de su tez morena, Amos noto el cambio de color.
La vergüenza que estaba sintiendo en estos momentos no se podía comparar con nada que le haya sucedido antes en su vida. Venir a la biblioteca había sido una mala idea, estaba claro que Amos no era tonto, se había dado cuenta que lo estaba observando.
Arabella se puso de pie, cual magistral estilo. Su cabello largo y negro caía en sus hombros, y con una mano lo despidió hacia su espalda. Sentía que podía morir de la vergüenza pero su orgullo Slytherin no dejaba que el tejón la viera de ese modo.- Se me hace tarde, debo irme.- estaba lista para salir huyendo, pero con estilo.
-Espera, Zabini.- Como no queriendo la cosa, Arabella detuvo su huida.- quería saber si ya tienes pareja para el baile.
La morena alzó una ceja.- ¿Para qué quieres saberlo?... ¡ah! Me quieres invitar, ¿es en serio? ¿A mí? ¿Tú? ¿Un Hufflepuff? ¿A Arabella Zabini? Sabes cuantas personas me han invitado...
Amos aún la veía con esa sonrisa amable a pesar de lo perra que estaba actuando. Esas acciones eran las que confundían a la morena, nunca la juzgaba o se reía de ella. Sus ojos podían ver a través de su alma, mirándola como realmente era, no como la rica, sarcástica, inalcanzable y fría Slytherin que trataba de ser… ¿A quién engañaba? La proposición la había alegrado de una manera que no entendía.- está bien, iré contigo.
Jadeos de sorpresa se escucharon por toda la biblioteca, estaban pasmados, Arabella Zabini había aceptado ir al baile con nada menos que un Hufflepuff. En menos de quince minutos todo Hogwarts sabría la noticia.
-¿En serio?.- Amos la veía aún más feliz.
-Si.- un mechón de su cabello se le escapó, y nuevamente con un movimiento delicado lo echo hacia atrás.- así que agradéceme que tomare parte de mi tiempo en acompañarte al baile.
-Gracias, Zabini.
Su corazón dio un vuelco de alegría, Amos era demasiado amable y gentil para su frio corazón.- Bue… bueno, me tengo que ir. Mañana nos veremos después de clases para escoger que nos pondremos, debemos ir combinados.- Aunque no lo admitiría nunca, Arabella dijo lo anterior para pasar más tiempo con el Tejón, aunque ni ella misma comprendía porque estaba actuando de ese modo.
-Está bien.- Amos acepto de inmediato, la idea le había parecido buena. Después de todo, él ha estado enamorado de la Slytherin desde que iban en sexto año, y no por lo que tenía, sino por quien era realmente. Díganle como quiera, él iba aprovechar todas las oportunidades que se le presentaran para estar cerca de la mujer que amaba, y si nunca su amor era correspondido a lo menos le quedaba el placer de saber que paso tiempo con ella.- te estaré esperando aquí mismo.
Arabella asintió en confirmación.- bien, hasta mañana.- acabando de decir lo último, emprendió su caminar hacia la salida, con las miradas de los chismosos puestas en su espalda y la de su ahora pareja de baile.
La Slytherin caminaba con presuras por el pasillo, con su semblante serio y tranquilo, pero eso no podía estar más fuera de la realidad. Su corazón estaba latiendo a una velocidad sin igual, sentía que se le saldría en cualquier momento y que podría morir de felicidad… ¿Esto podrían ser las semillas del amor? No, claro que no. ¿O sí?
Enfermería.
Peter nunca estuvo más feliz en su vida al ser castigado por Mcgonagall que en estos momentos. Si hubiera pasado un minuto más en su habitación con sus amigos escuchando acerca del baile y sus parejas, estaba seguro que se quedaría calvo o se suicidaría.
Su salvación fue recordar que aún estaba castigado, que tenía que ayudar en la enfermería después de clase. Este sería su paraíso, lejos de alumnos correteando a su posible pareja, novios melosos y chillidos de alegría.
Todo sería perfecto… si no estuviera en compañía de Bartemius Crouch Jr.
La jefa de la casa Gryffindor los había atrapado en una situación un tanto rara, y de inmediato pensó que Bartemius y Peter estaba propiciando una escena comprometedora e indecorosa, por lo que fueron castigados sin realmente haber hecho algo malo.
A los dos se les delegaron tareas de ayuda en la enfermería muy a su pesar, y hasta ahora no se había suscitado ningún roce entre ellos, pero Peter estaba seguro que en cualquier momento la serpiente atacaría. Bartemius lo culpaba de todas sus desgracias, siempre que estaban juntos algo malo pasaba.
Peter solo quería vivir una vida pacifica, alegre, sin tener que preocuparse por un baile o por una serpiente vengativa que a la primera que se descuidara lo atacaría. ¿Por qué no podía vivir una vida tranquila?
Mientras meditaba sus problemas existenciales, Peter limpiaba el estante donde se guardaban los botiquines de primeros auxilios; era un mueble de madera inmenso, pesado y demasiado viejo. La señorita Pomfrey les había advertido que a causa de los años que tenía, debían tener precaución a la hora de limpiarlo, ya que no resistiría una sacudida ni un movimiento bruto cuando ya estaría en el suelo desecho.
El problema aquí era que el castaño estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se daba cuenta que estaba aplicando demasiada fuerza al limpiarlo, hasta que fue demasiado tarde.
-¡Pettigrew! ¡Cuidado!
El grito lo sobresalto, y fue cuando el inconfundible sonido chirriante que hacen los viejos muebles al moverse se escuchó. No hubo tiempo ni de moverse cuando el mueble empezó a tambalear, estaba a punto de caerse y aplastar a Peter… quizás el golpe no lo mataría pero era seguro que acabaría muy magullado.
Peter protegió su cabeza por auto reflejo, cerrando los ojos con fuerza, esperando que el golpe llegara… pero este nunca llego. Unos fuertes brazos se enroscaron sobre su cintura, y como si de una pluma se tratará, lo levantó del piso, quitándolo del lugar donde el inmenso monstruo de madera caía.
Un gran estruendo se escuchó, pero Peter no podía ver nada, su rostro estaba enterrado en un macizo pecho; sus manos temblaban, aferrándose a la túnica de quien lo había salvado de un eminente desastre, su respiración estaba acelerada a causa del susto.
Madera, pedazos de astillas, y los botiquines estaban esparcidos por todo el suelo de la enfermería.
-¡Maldición!.- Barty estaba enojado, y Peter no lo culpaba. Esta vez sí había sido su culpa.- Mira todo lo que hiciste.- Su voz detonaba enojo, pero a pesar de ello, el Slytherin no lo alejaba de él.
Le dolía el brazo, algo lo había golpeado cuando corrió para quitar de en medio al león. Bartemius noto el temblor del león, estaba asustado; cerró los ojos con fuerza, tragándose sus agrias replicas y se contuvo de empujarlo lejos de él, dejando que se tranquilizara primero, después podría seguir con las maldiciones.
Transcurrieron cinco minutos cuando por fin soltó su túnica, ya libre se alejó lo más posible del león. Debía alejarse de ese tonto Gryffindor con mala suerte, sino un día acabaría muerto.
Bartemius lo miraba con molestia y una mueca en los labios, Peter desvío la mirada, no podía afrontar esos ojos sabiendo que había sido su culpa, quizás tenía razón y solo atraía mala suerte. Bajo su mirada hacia la mano de la serpiente y noto que algo rojo se deslizaba por ella.- Estas sangrando, tu brazo.
-No es nada.- ni siquiera regreso a ver su brazo.- será mejor que te pongas a limpiar esto antes de que alguien venga y se dé cuenta lo que ocasionaste.- Bartemius se dio la vuelta, se acercó a uno de los botiquines en el suelo y lo levantó. Con la caja en mano, se dirigió a una de las camas, sentándose y sacando lo que había dentro.
Peter sabía que no aceptaría que lo ayudará, es más, estaba seguro que ni siquiera quería que se le acerque. Por lo que sería más inteligente empezar a limpiar todo ese tiradero antes de que la señorita pomfrey viniera.
En serio que no quería inmiscuirse en los asuntos de Bartemius, pero escucharlo emitir maldiciones cada vez más frecuente, lo desconcentraba de lo que hacía.
Regresando a verlo de reojo, notaba que no podía curarse el solo la herida, y ni que decir de ponerse vendas... era un fracaso total. Qué bueno que no sería enfermero, porque todos los pacientes tendrían graves problemas.
-¡Maldita sea!.- arrojó un puñado de gasas al suelo.
Era un cobarde, miedoso que prefería alejarse cuando le decían que lo hiciera, pero su vena Gryffindor no lo dejaba de molestar diciéndole que había sido su culpa, que fuera y ayudará a la serpiente.
Peter iba a maldecir toda su vida a Godfrey Gryffindor si Crouch lo asesinaba por culpa de su deber como miembro de los leones. ¿Por qué no quede en Hufflepuff? Todo sería más fácil...
Suspiró con pesar, dejó la escoba y el recogedor que tenía en mano y con paso lento, se dirigió hacia la serpiente. Bartemius alzó la mirada al sentir que alguien se aproximaba.- ¿Qué quieres?.- dijo con un tono frío y cansado.
Peter prefirió no darle importancia a su agria pregunta, llego hasta donde estaba, hizo aún lado el botiquín y se sentó.- fue mi culpa, así que es mi deber ayudarte con eso.- tomó el desinfectante y una gasa.- esto arderá un poco.
-Te estoy preguntando que diabl.... ¡Arg!
Peter tomó su brazo antes de que si quiera lo notará y aplicó el desinfectante sobre la herida.-Quédate quieto por favor.
-Maldita sea, suéltame. No necesito tu ayuda.
Aún con la mirada fija en la herida, Peter le contesto.- Quizás el orgullo te hará sentir fuerte, pero nuca feliz y dudo que pueda sanar una herida ¿puede?.- silencio.- No, así que guarda silencio y déjame trabajar en esto.
Peter sólo rogaba que Bartemius no lo matará por darle una orden, todos los Slytherin eran bien conocidos por no gustarles recibir órdenes de nadie, excepto quizás el jefe de su casa y actual novio de James.
Silenció.
Solo sus respiraciones se escuchaban y eso a Peter se le hizo muy raro, estaba agradecido por no escuchar ninguna réplica ni maldición, pero el silencio de la serpiente lo ponía aún más nervioso. Armado de un poco del valor Gryffindor levantó la mirada, y con lo que se encontró, lo sorprendió muchísimo.
Bartemius Crouch Jr., era bien conocido por ser de los pocos Slytherin que nunca se les había visto sonreír, pero en estos momentos estaba haciéndolo... estaba sonriendo, y por una extraña razón, el corazón de Peter se aceleró, y no podía explicar ¿Por qué?.