"Bartemius, quizás el orgullo te hará sentir fuerte, pero nunca feliz"…
Decir que estaba sorprendido era quedarse corto; escuchar a ese soso, pobretón, a traedor de la mala suerte decir las mismas palabras que su difunta madre solía decirle cuando trataba de esconder sus sentimientos y así no ser percibido como una persona débil, lo tenía anonadado.
Para Bartemius tratar de comprender a Peter era lo mismo que adentrarse en la dimensión desconocida, nada bueno salía cuando estaban juntos, y a ninguno de los dos les hacía gracia estar en compañía del otro… o eso pensaba. Porque ver al león sentado a un lado de él curando la herida de su brazo, no podría ser considerado como “enemistad mutua”.
“Gryffindor, la casa donde habitan los valientes. Caracterizados por su osadía, temple y caballerosidad…” Bartemius siempre había creído que Pettigrew estaba fuera de esa definición. ¿Valiente? No lo creía, ¿Osado? Era la persona más pasiva que había conocido, ¿Temple? Si lo tenía nunca lo había visto, ¿Caballeroso?... En esa última se quedó pensando.
Sus ojos se concentraron en Peter, quien con manos temblorosas limpiaba con cuidado su herida. ¿Por qué lo ayudaba? Después de todo lo que le había dicho y como lo trataba era lógico pensar que lo último que haría sería curarle una herida. ¿Quizás era masoquista? O simplemente era una persona amable.
¿Una persona amable en esta sociedad podrida? ¿En donde si no dabas nada no recibías nada a cambio?. Independientemente de sus amigos, Bartemius siempre considero que todas las demás personas actuaban por algún motivo, por avaricia, ambición, por egoísmo. Al venir de una familia privilegiada, estaba acostumbrado a tratar con ese tipo de entorno, así que ver a alguien que actuaba por altruismo lo sorprendía.
No lo pudo evitar, las comisuras de su boca empezaron a moverse hasta formar una sonrisa… Eres demasiado amable para tu propio bien, Pettigrew.
Peter no daba crédito a lo que veía, ni podía creer que un simple gesto como una sonrisa sería capaz de provocar que su ritmo cardiaco se acelerara con demasiada intensidad, que sus mejillas se calentaran y que sintiera unas inmensas ganas de quedarse para toda la vida inmerso en esos profundos ojos.
Solo ver esa sonrisa basto para que todo a su alrededor perdiera importancia. Nunca lo había visto sonreír, en los siete años que llevaban en la escuela nunca lo había visto con otro gesto que no fuera uno de aburrimiento, seriedad o enojo.
-Crouch.- la mirada fija de la serpiente lo hacía sentir vulnerable.- ¿Te encuentras bien?.- y si le aumentaban esa sonrisa derrite iceberg, estaba perdido. Si su corazón no dejaba de latir como loco, era un hecho que necesitaría ocupar una de esas camillas pronto.
Existen diferencias entre escuchar y oír; cuando oímos lo hacemos con nuestro sistema auditivo. Cuando escuchamos otras funciones cognitivas entran en juego: poner atención, recordar, pensar y razonar.
Escuchar va más allá de oír las palabras que se hablan. Escuchando significa pensar en el mensaje para entender de manera clara… y eso era algo que Bartemius no estaba haciendo. Oía que Peter le hablaba pero no era capaz de prestar atención a lo que decía, porque ahora estaba inmerso en lo que acababa de descubrir.
-¡Hey! ¿Crouch? ¿Estás ahí?
Al estar cerca el uno del otro, Bartemius era capaz de distinguir rasgos que nunca había notado en Peter; tenía un bonito tono de cabello entre chocolate y castaño, sus ojos contrastaban con un azul acuoso, su atractivo no era el típico, algunas personas podrían decir que en comparación a él o a sus amigos, Pettigrew no era nadie sobresaliente. Y era cierto, si lo comparabas con la “belleza” a la que la clase alta estaba acostumbrada.
-¿Crouch?
¿A quién le importaban todos esos lambiscones? Para mi sus estándares me importan poco. Pettigrew es…- ¿Crouch, estas bien?.- Bartemius parpadeo confundido, Peter estaba haciéndole señas con la mano en frente de su cara. Pe…pero ¿Qué diablos estoy diciendo? Es Pettigrew, el "mala suerte" Pettigrew. ¿Qué hacía alabando sus cualidades? ¿Atractivo? No, no lo era.
Su sonrisa se borró de inmediato; sus propias emociones lo confundían, y por ello se molestaba, no tener el control de la situación lo alteraba mucho.
Él era una persona decidida, que siempre sabía lo que quería y que no permitía que las emociones gobernaran sus acciones… entonces, ¿Por qué empezaba a sentir que Peter era una persona distinta a lo que pensaba?.- ¿Ya terminaste?.- lejos es lo que quería estar de ese lugar, en especial de ese león. No quería ser consciente de esos sentimientos que estaban naciendo… no lo aceptaba y no lo iba a permitir.
Crouch confundía demasiado a Peter, en un momento estaba osco, en otra estaba indiferente, después pasaba a una sonriente serpiente y ahora estaba enojado. No entendía que había pasado para su cambio de humor tan rápido, ¿Quizás era bipolar?.- solo me falta poner la gasa.
-Apúrate.- desvió la vista hacia una esquina de la estancia.
La sensación rara en su pecho aun persistía, pero sus ganas de querer terminar de tratar la herida de Bartemius, limpiar el desorden e irse a dormir le ganaban... ¿A quién engañaba? Claro que no le ganaban, su estúpido corazón no paraba de latir de una manera poco normal. ¡Basta!, ¡Basta!, ¡Basta! ¿Por qué no puedo parar de sentir esto? ¿Por qué no puedo dejar de sentir unas inmensas ganas de abrazar a Crouch? ¿De quedarme aquí con él?.
No quería sentir eso, se negaba a aceptarlo. Él quería una vida tranquila, no quería tener que lidiar con los problemas de un enamoramiento platónico, porque eso es en lo que iba a acabar esos tontos sentimientos, en un enamoramiento platónico, porque nunca en la vida, Bartemius Crouch Jr., se iba a fijar en alguien tan normal como él.
El ambiente volvió a sumirse en una mezcla de tensión e incomodidad; Peter y Bartemius se habían dado cuenta de algo que no deberían haber notado nunca... ambos estaban confundidos ante los nuevos sentimientos que nacían en ellos y lo peor es que ninguno de los dos quería aceptar ni darse cuenta de lo que significaba.
Dormitorios Gryffindor – Séptimo Año.
El torbellino de emociones que Peter estaba sintiendo en esos momentos no era nada comparado a algo que hubiera experimentado con anterioridad.
Estaba en su habitación, en la comodidad de su cama y no podía dejar de pensar en la sonrisa de Crouch, lo tenía dando vueltas por toda la cama, incapaz de sacársela de la cabeza.
Todo iba de mal en peor.
Flash Back.
Todo había sido un desastre, la enfermería estaba en horrendas condiciones, cosas tirada por doquier y un mueble más viejo que Dumbledore estaba hecho trizas por su culpa. Ese desastre le hubiera costado mínimo un mes más de castigo, pero gracias a Merlín la señora pomfrey no había hecho gala de presencia, a pesar de todo el ruido que “habían” ocasionado, o mejor dicho, “había” ocasionado.
Cuando termino de curar la herida de Crouch, ambos se habían alejado del otro como si de fuego se tratara y fueran a quemarse.
La tensión entre ellos era palpable, ignorarse fue la mejor opción que encontraron; Peter se puso a recoger todo el tiradero y Bartemius solo se sentó con la vista puesta en la nada.
Solo bastaron unos minutos para que Peter se agotara, tener que limpiar todo sin su varita era sumamente difícil, aparte de tener que estar en una habitación con el ambiente cargado de tensión, sin duda no era bueno para su salud.
Estaba a punto de ir a su habitación para traer su varita cuando Bartemius quien miraba disimuladamente todo no pudo quedarse sentado y cruzado de brazos, ya quería irse y no lo haría mientras el león no terminara. Así que saco su varita y con un “reparo” todo había vuelto a su lugar.
Aun con la escoba en mano, Peter quedo perplejo ante la ayuda del Slytherin… de cierta forma le agradecía porque solo nunca habría acabado de limpiar, aunque le asombraba que lo hubiera ayudado ya que desde el principio le dijo que no lo haría.- Gracias, Crouch.
No hubo ninguna respuesta, Bartemius solo guardo su varita y volvió a tomar asiento con la mirada perdida en cualquier lugar menos en el león.
Peter suspiro con pesar, sabía que darles las gracias no le importaría a la serpiente, aun así albergaba la posibilidad de un “de nada”.
Al salir de la enfermería, sin regresarse a ver, cada uno tomo su camino. Ninguno de los dos quería permanecer un minuto más en compañía del otro. Distancia era lo que querían poner en sus caminos, estaban decididos a no ser arrastrados por sentimientos que nos les traería nada bueno.
En cuanto llego a su habitación, se dirigió de inmediato al cuarto de baño, necesitaba enfriarse para dejar de pensar en cosas sin sentido… No tuvo mucho éxito en su cometido.
Agotado y frustrado a la vez, decidió que la mejor idea era dormirse. Cuando salió del cuarto de baño se percató que Remus era el único que estaba en su cama dormido, no quiso ni imaginarse en donde estaban Sirius y James. Mucho menos quiso pensar en la posibilidad de que estuvieran en la sala común de Slytherin… de donde era el culpable de su próximo infarto.
Final del Flash Back.
Suspiró sonoramente mientras agarraba una de sus almohadas, apretándola con mucha fuerza; ese día había sido atroz, no quería ni imaginarse como serían los días conforme se acercara el baile.
Volvió a suspirar, cerró los ojos deseando adentrarse al maravilloso mundo de los sueños donde nada ni nadie lo mortificaría, mucho menos la sonrisa de una serpiente.
A la mañana siguiente...
Peter tenía la esperanza de que los alumnos de las cuatro casas estuvieran menos excitados por el baile venidero... debería aprender que nada de lo que espera se cumple.
Todo estaba peor que al principio; los que ya tenían pareja ahora se preocupaban por la ropa que usarían y los que aún no conseguían pareja, tenían un raro brillo en los ojos que le ocasionaba un escalofrío por todo el cuerpo.
Peter y Remus caminaban por los pasillos en dirección a su siguiente clase. Esas miradas tenebrosas seguían su andar, las mujeres los miraban como miran una gran oferta y los hombres como miran el Quidditch... Era aterrador.
-¿Qué sucede, Peter?.- Remus lo regreso a ver mientras seguían caminando.- Te miras preocupado.
Peter sonrió tenso.- ¿No te das cuenta de las miradas de los que pasan por nuestro lado? Nos están viendo de una manera muy rara.- o mejor dicho, te están mirando de una manera muy rara… No sería demasiado arrogante para pensar que lo estaban viendo a él, era claro que a quien veían era a Remus. La noticia de que aún no tenía pareja rondaba por todo Hogwarts, y había muchos que no perderían la oportunidad de invitarlo al baile.
Remus lo miro de reojo, algo andaba mal con Peter, desde que habían anunciado lo del baile se veía más distante y distraído de lo normal.- La verdad es que no les prestó atención, y tú tampoco deberías de hacerlo.
-Supongo.
-Peter.- quería preguntarle cual era el verdadero motivo por el que había estado ausente y distraído, pero al final decidió no hacerlo. No era bueno forzar a nadie a contar que les pasaba cuando no querían, cuando Peter estuviera listo ahí estaría él para escucharlo.- ¿Tienes con quien ir al baile?.- prefirió cambiar de tema.
Justo el dedo en la llaga…- Aun no.- Peter se rasco la cabeza.- quizás invite a un Hufflepuff.- los de esa casa eran muy amables, así que era la mejor elección para alguien como él.
-¿A quién invitaras?
Se encogió de hombros.- No sé.
-No deberías ir con alguien que no quieras.
Peter soltó una risa sarcástica poco usual en él.- Remus, tú y yo sabemos que no hay nadie que me interese, o mejor dicho no hay nadie al que le interese.
-Eso no es cierto.- Remus paro su andar y lo tomo del brazo para que hiciera lo mismo.- hay muchas personas que estarían dispuestas a ir contigo porque les atraes, Peter. No debes menospreciarte.
Remus era tan buena persona, de todos sus amigos con él era con quien más le gustaba estar; su tranquilidad, serenidad, amabilidad e inteligencia eran envidiables.- Rem…
-¡Lupin!.- Ambos leones voltearon al mismo tiempo. El corazón de Remus se aceleró en el momento en que vio al dueño de esa voz.
Malfoy se acercaba a ellos a paso firme, con un serio Crouch a su lado derecho.
Al ver a la rubia serpiente, el traicionero corazón de Peter empezó a latir cada vez más rápido conforme se acercaban… es un hecho, me dará un infarto. ¿Ponerse nervioso por ver a Crouch era normal? Sí, pero no por las mismas razones; antes se ponía nervioso al estar a menos de un kilómetro cerca de él porque estaba seguro que lo quería matar, pero ahora... Quizás ahora también lo quisiera matar, pero ya no estaba nervioso por ello, sino por el simple hecho de verlo, de escuchar su voz, de oler esa colonia cara que usaba... ¿Que estaba mal con él? Esto no es amor, no te engañes.
Peter no pudo mantener la vista al frente, decidió que era mejor ponerle atención a sus zapatos los cuales a su consideración necesitaban una limpia. No tardo mucho rato antes de que dos pares de unos ilustres zapatos entraran a su campo de visión... los negros con una franja plateada a los lados son de Crouch, Peter se dio un zape mental, ¿ahora resulta que hasta diferenció sus zapatos?
-Lupin, Pettigrew... buenos días.
-Buenos días Malfoy, Crouch.- contestó el saludo Remus.
Bartemius sólo inclino la cabeza a modo de saludo. Peter podía sentir como unos penetrantes ojos estaban puestos en él.- B...buenos días.- ¿Si se daba la vuelta y se iba corriendo sería obvio que le estaba huyendo a Crouch?
Remus paso desapercibido el nerviosismo de su amigo, ahorita su atención la tenía el rubio platinado frente a él.- ¿Necesitan algo de nosotros?
-¿De ustedes dos? No, sólo de ti.- A Lucius le gustaría hablar con el castaño sin tantos ojos puestos en ellos, pero si le pedía a Remus que fueran a un lugar privado, dejando a sus amigos solos, terminarían matándose el uno al otro. No era un secreto que Bartemius odiaba a ese león en particular y no le importaba si lo mataba, pero no quería tener que dar explicación a los demás del porqué se llevarían a su amigo a Azkaban..
Remus miraba a Lucius esperanzado.- ¿En qué te pudo ayudar?.- si venía por lo que tanto había anhelado moriría de felicidad, si venía por otra cosa, un pastel de chocolate, helado de chocolate y chocolate caliente serían de ayuda para su desilusión.
Malfoy lo miraba desde arriba, era mucho más alto que los dos leones frente a ellos.- Vas a ir al baile conmigo.- dijo sin nada de tacto.
Remus sabía que las serpientes no eran tan emotivas, románticas o un poquito sensibles… pero ¿esto?.- ¿Qué?
Lucius alzó una ceja.- Te estoy diciendo que irás conmigo al baile.- repitió.
Otra vez...- ¿Qué?
Peter no pudo evitar olvidarse de Crouch y alzar la cabeza; miraba con la boca abierta al heredero de los Malfoy sin creerse lo que estaba escuchando. Ya debería estar acostumbrado a ese tipo de cuestiones teniendo en cuenta a los amigos que tenía, pero esto era casi igual de impactante que saber que James salía con el profesor Riddle.
Escuchar con sus propios oídos que Lucius "megalómano, arrogante, narcisista, con exceso de confianza" Malfoy, le pidiera o mejor dicho, le avisara a su amigo que iría con él al baile, era demasiado para su corazón ya alterado.
-¿A caso estás sordo, Lupin?.- Barty de verdad que no quería estar ahí, sino hubiera sido porque Lucius lo había arrastrado para que lo acompañará, él estaría lo más lejos posible de ese alborotador león... ¿Alborotador? Si, lo era. Su maldita cabeza no dejaba de pensar en él, en el porqué de entre todas las personas había bajado la guardia justo con él, era como si se hubiera instalado en su cabeza y se negará a irse, y eso solo lo ponía de mal humor.
Y para variar, aquel que llenaba sus pensamientos estaba frente a él con la mirada fija en otro… ¿Por qué no lo miraba? ¿Por qué lo estaba ignorando? ¿Por qué estaba viendo fijamente a Lucius? ¿Quién se creía que era? El único que debería sentirse incómodo al estar aquí soy yo. Ese Gryffindor sólo atrae problemas.
-No estoy sordo, Crouch.- se defendió Remus, pero a la serpiente poco le importo que le haya contestado, su mirada ardía pero no estaba dirigida a él, sino a Peter... extraño.- su mirada cambio hacia Malfoy, luego tendría tiempo de preguntarse qué estaba pasando entre esos dos.- ¿Quieres que vaya contigo al baile?
-No, es un hecho que irás conmigo al baile.
Remus era consiente que Lucius era un poquito narcisista, pero...- Ni por un momento te detuviste a pensar que quizás ya tenga con quien ir.- quería ir con Malfoy al baile pero no de esa manera, ni siquiera le pregunto si quería ir, solo lo dio por hecho y eso no le gustaba.
El semblante tranquilo de Lucius cambio drásticamente en un instante.-¿Quién es?
-¿Quién es quién?
-El insensato que te invito.- sus palabras detonaban veneno.
-Nadie me ha invitado.- no era todo verdad, pero lo que no se sabe no hace daño.- solo era una suposición, Malfoy. Yo no soy un objeto al cual puedes llevar donde quieras, a la hora que quieras y cuando quieras, si quieres ir al baile conmigo tendrás que pedírmelo correctamente.
Si fuera otra persona, Lucius ya hubiera lanzado un imperdonable a quien osara hablarle en ese tono. Nadie, ni sus padres le hablaban así, estaba siendo amonestado y no le gustaba.- Yo no pediré nada.
-Bien.
-¿Bien?.- la consternación se instaló en el rostro de Lucius.
-Vámonos Peter.- tomo al castaño del brazo.- no tenemos nada que hacer aquí.
-¿Eh? Digo, sí.
Los ojos de Bartemius se dirigieron a esa mano que sostenía el brazo de Peter y no le gustó ese gesto.- Suelt…
-¡Espera!.- Lucius se le adelanto antes de que hiciera algo que ni el mismo comprendía.- ¿Qué significa ese bien? Me estás diciendo ¿No? ¿A mí? ¿A Lucius Malfoy?.
Ver a Lucius alterado era algo que Bartemius pagaría por ver, pero no cuando sentía un vaivén de emociones nunca experimentadas.
-Me diste tu respuesta, Malfoy.- Lucius se estiro en toda su altura, con ese porte aristocrático y arrogante podría derrumbar las defensas de muchos, pero no la de Remus.- No iré al baile contigo sino me lo pides apropiadamente, y si no lo haces tendré que considerar ir con otra persona.
Esta era la primera vez que alguien lo desafiaba y rechazaba, ¿Pero quién se creía que era? Todavía que le iba a dar el gran honor de ir con un Malfoy al baile y se daba el lujo de rechazarlo. Cuando le había dicho que iría con él al baile, era una forma tácitamente de invitarlo, pero no… el Gryffindor quería que lo invitara formalmente. Pues que fuera con quien quisiera, un Malfoy nunca invitará a nadie expresamente.- En ese caso, Bartemius vámonos, no tenemos nada que hacer aqu…
Al rubio platinado le basto solo unos segundos para darse cuenta del significado de lo que había dicho y no le gusto lo que eso implicaba.
El príncipe de las serpientes era caracterizado por ser un exagerado, por esa razón en esos momentos se estaba enojando el solo con escenarios imaginarios.- Si no te invito iras con otro.
Eso no había sido una pregunta, sino una afirmación y Remus sonrió. La mejor manera de hacer que una serpiente haga lo que gustes, es picándole el orgullo.- Es obligatorio ir con alguien.
Sus dientes rechinaban a causa de su enojo auto infligido, no podía creer lo que estaba a punto de hacer, y menos por un mestizo Gryffindor, pero no podía soportar el hecho de que si no iba con él, Remus iría con otro u otra.- L...Lupin.
Remus quería reír, la cara que estaba poniendo Malfoy era para morir de la risa.- ¿Si?
Bartemius lo miraba como si le hubiera crecido una segunda cabeza, Pettigrew estaba en shock y todos los chismosos que pasaban por el pasillo tenían la boca abierta.- ¿Qu... Quieres ir al baile conmigo?.
Se escucharon jadeos por el pasillo, una que otra maldición y sollozos, hasta una chica de Slytherin que pasaba se desmayó de la impresión de ver y oír al príncipe de su casa invitar a un Gryffindor mestizo
-Sí, me encantaría ir contigo.
Estaba enojado por ser obligado a decir esas palabras que sentaban tan mal en su boca, pero al ver la sonrisa que Remus le brindaba basto para despejar toda su molestia y tirar su orgullo por una ventana.
Ambos entraron a un mundo donde solo con la mirada eran capaces de conectarse y nadie excepto ellos eran bienvenidos.
Presenciar esa escena le causo una ulcera a Bartemius, de verdad que no podía creer que Lucius le había dicho que solo lo iba a invitar al baile, que no sentía nada por ese león cuando la verdad era una muy distinta. Hasta un ciego se daría cuenta que su amigo sentía más que admiración por ese león.
¡Era inaudito! que cada uno de sus amigos fuera cayendo uno por uno por un Gryffindor. No les veía ninguna cualidad sobre saliente, sus aspectos no le importaban, podían ser guapos, inteligentes o fuertes, pero seguían siendo Gryffindor, miembros de su casa enemiga… jamás saldría con uno.
-Remus, las clases.- Su atención se desvío hacia cierto león.
Pettigrew era la personificación de lo que odiaba de una persona, era soso, no era inteligente, su aspecto recaía en lo normal, era Gryffindor, no era sangre pura, ni venía de una buena familia… entonces ¿por qué no dejaba de pensar en él? Era ridículo.
Era el heredero de una de las casas más prestigiosas del mundo mágico, alguien como Pettigrew nunca entraría en su círculo social, jamás se enamoraría de él… Espera un momento, ¿Enamorar? ¿Quién? ¿Yo? No, yo no estoy enamorado de nadie, menos de ese soso Gryffindor.
No dejaba de repetirse desde ayer en la noche que lo odiaba, que era torpe, que atraía mala suerte y... que le recordaba a su madre. Tenía esa misma aura de tranquilidad que la caracterizaba y lo calmaba, que le hacía creer que el mundo no era una mierda como lo creía. ¡Basta! Esto es una tontería. Todo esto es su culpa.
-¡Lucius! Si ya acabaste vámonos.- debía alejarse, estaba empezando a sentir que ya no era el mismo.- Me voy a clases, si quieres quedarte aquí bien por ti.- le brindo una última mirada sucia a Peter antes de darse la vuelta e irse a paso veloz... alejarse era lo mejor, le había funcionado a su padre y sin duda le funcionaria a él.
-Espera, Bartemius.- Lucius le llamo sin recibir respuesta alguna. Se preguntaba que le pasaba a su amigo, sabía que no le caía bien Pettigrew pero irse por estar cerca de él era un poco exagerado a su consideración y eso ya era mucho que decir viniendo del rey de los exagerados.- Debo irme, más tarde te buscare para hablar sobre el baile, Lupin.
-Está bien.- si se podía morir de felicidad, entonces Remus lo haría con gusto.- después seguiremos hablando.
Como último saludo, Malfoy le brindo una sonrisa, se dio la vuelta y fue al alcance de Barty.
Tristeza y decepción eran las palabras correctas para describir lo que Peter sentía, darse cuenta que ahora era el único que no tenía pareja para el baile y que Bartemius lo miraba peor de lo que hacía en un principio era un golpe duro; por lo menos estaba seguro que antes lo miraba con molestia porque siempre que estaban juntos ocurría algo malo para la serpiente, pero ahora lo miraba como si fuera lo peor que le hubiera pasado en la vida, como si le hubiera robado lo más importante para él.
-Peter…
Ver a Malfoy y a Remus interactuando pacíficamente lo había puesto incomodo, o más bien era ver la manera como se veían y saber que Crouch nunca lo vería de ese modo.
-¡Peter!
¿En que estaba pensando? ¿De dónde sacaba todos esos sentimientos? Las emociones que estaba empezando a sentir no eran nuevas, no podían haber nacido de un día para el otro.
-¿Peter? ¡Oye!
La verdad golpeo a Peter como si de una bludger se tratara; solo había una respuesta para explicar todo eso que estaba sintiendo... bloquear sus emociones era algo a lo cual estaba muy acostumbrado, siempre lo hacía cuando no quería afrontar algo, cuando era preferible que nunca se exteriorizara y que era mejor quedarse guardado para siempre. A eso lo llamaba su propia caja de pandora… y había dicho que nunca la abriría, hasta ahora.- ¡Por Merlín!.- susurro consternado.
Su caja de pandora estaba abierta, todas esas emociones restringidas salían con demasiada prisa, ocasionando que el miedo, la angustia y la terquedad de Peter sobrepasaran su raciocinio. Darse cuenta que había estado bloqueado el hecho de que se encontraba enamorado de Crouch, era demasiado para él. La pregunta era, ¿desde cuándo sentía eso?
-¡PETER!
El grito de Remus lo saco de sus pensamientos.- ¿Qué? ¿Qué sucede?.- regreso a ver ambos lados, sin encontrar un motivo tangible por el que le haya gritado.
-Es lo que yo debería preguntar, Peter estas hiperventilando. ¿Estás bien?.
Ahora que lo decía, su respiración estaba muy acelerada y se le dificultaba respirar un poco. ¿Y cómo no? Si se acababa de enterar que su mundo no era tan tranquilo como pensaba que lo era.- creo que mejor me voy a recostar a mi cama.- puso su mano derecha sobre su estómago.- creo que comí algo que me hizo daño.- mintió.- puedes decirle a los profesores que me disculpen por faltar, ¿Remus?
-Claro que sí. No te preocupes yo me encargo de avisar que te sentías mal. ¿Quieres que te acompañe a la habitación?
-No, no gracias. Estoy bien.- estaba agradecido por el ofrecimiento, pero en esos momentos lo único que quería era estar solo con sus sentimientos recién descubiertos que existían.- estaré bien, solo necesito dormir un rato.- Por la cara que tenía Remus, era obvio que no quería dejarlo ir solo.- agradezco tu preocupación pero en serio estoy bien.- sonrió sin sentirlo.- puedo llegar solo, además debes apurarte en llegar a clases o nos bajaran puntos, recuerda que eres el prefecto.
Remus se acercó y le tomo su mano libre.- prométeme que si te sientes peor me llamaras.
Peter asintió.- Lo haré, lo prometo.
Se le quedo viendo en silencio hasta que por fin soltó su mano.- Bien, en ese caso me voy. Ten cuidado en el trayecto, si sientes que no llegaras pide ayuda a quien vaya pasando y que te lleven a la enfermería.
Remus a veces actuaba como la mamá de todos.- Estaré bien, Remus. Mejor ya vete o se te hará mucho más tarde.
-Recuerda lo que te dije.
-Si mamá.
Ese comentario hizo que Remus relajara su semblante y sonriera.- Cuídate.- dijo lo siguiente para después dar la vuelta y empezar su andar en dirección a la clase de Pociones.
Peter miraba en silencio como se alejaba su amigo hasta perderse de vista, la sonrisa fingida de su rostro se desvaneció. Cerró los ojos con fuerza, pasando una de sus manos por ellos, suspiro sonoramente.
Asistir a un baile era poca cosa en comparación a saber que la persona que decías que quería matarte y evitas como si de un dementor se tratara era aquel del que estabas enamorado, sin realmente saber que lo estabas y lo peor de todo era ser consiente que nunca serias parte de su vida ya que te odiaba y quería que estuvieras lo más lejos posible de él.
¿Por qué me di cuenta? ¿Por qué fui consiente de estos innecesarios sentimientos? Era feliz sin darme cuenta, porque así nunca tendría que afrontar el hecho de que nunca será mío. Una sola lágrima se escapó de los azules ojos de Peter… ¿Qué hago? ¿Qué necesito hacer para desaparecer estos sentimientos de mi corazón? ¿Cómo se olvida a la persona que quieres?. No sabía cómo haría para olvidarlo, pero lo tenía que hacer, porque estar dispuesto a sufrir por un amor no correspondido era algo que no estaba dispuesto hacer.