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Primer Amor por Yadira xD

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Notas del capitulo:

Hola a todos. Les agradezco a todas las personas que leyeron el capitulo anterior y que me dejaron un comentario. Sus palabras alegran mi corazón ^^ 


 


Sin más que decir, les dejo aqui el último capítulo de este fic. Espero lo disfruten. 

Bartemius


-¿Estás seguro? Podríamos cambiar de opinión…


Bartemius cerro sus ojos con cansancio, masajeándose el entrecejo mientras se preguntaba mentalmente.- ¿Cuántas veces he escuchado la misma pregunta en lo que va de la noche?.


Abriendo sus ojos lo vio. El causante de su dolor de cabeza.


Peter estaba escondido detrás de un enorme pilar, como si creyera que ese enorme pedazo de roca pudiera esconderlo de las miradas curiosas de las personas que caminaban en dirección al gran salón, donde se estaba llevando a cabo la dichosa fiesta. Su mirada recorriendo de un lado a otro, inseguro de dar un paso más.


Suspirando, le dijo. – Ya te he contestado esa pregunta minutos antes. Te he dicho que no debes preocuparte por nada.- Alzando una de sus cejas, pregunto.- No me digas que ahora te estas retractando.


-¡Claro que no!- contesto un exaltado Peter. Fijando sus ojos en los de Bartemius.- pero…


Bartemius sacudió la cabeza. No era un hombre muy paciente, se estaba realmente impacientando. No comprendía la razón de su nerviosismo, si ya le había dicho que se haría cargo de todo.


Resoplo. Tratar de comprender a ese particular león le provocaba dolor de cabeza.


Viéndolo ahí, tan inquieto e intranquilo le provocaba el sentimiento de querer protegerlo de todo y de todos. No quería que nada ni nadie lo hiciera sentir mal.


Extraño, ¿no?


La gente podría considerar a Peter como alguien en un estándar normal. No destacaba en deportes, mucho menos en estudios. Su complexión no era de alguien esbelta, más bien era un poco robusto.


Sin embargo, para Bartemius era el ser más encantador del mundo. Solo verlo ahí parado frente a él, con sus mejillas ligeramente sonrojadas por el nerviosismo. Vistiendo un traje negro, con una camisa rojo sangre, con su corbata a juego. Su cabello normalmente desordenado, se encontraba corto y peinado hacían un lado.


Sin duda, Peter era el ser más lindo del mundo.


Los ojos de Peter se agrandaron, y su sonrojo aumento considerablemente.- No creo que “lindo”, sea una manera de referirse a un hombre de mi edad.- dijo con timidez.


Por lo visto, mis pensamientos tienen mente propia. En vez de quedarse en mi mente, ellos prefieren exteriorizarse.


Una sonrisa de satisfacción se formó en su cara.– Quizás, pero eso no le quita la verdad a mis palabras.- recargándose en la pared, cruzo sus brazos y a la vez las piernas.- le agradeceré a Lupin por haber acertado en tu ropa y peinado.


Remus Lupin. Uno de los amigos de Peter, había sido quien lo ayudo a vestirse y arreglarse para la gran fiesta. Había resaltado todos los atributos de Peter, y el resultado era exquisito. Aun no le caían bien los leones, menos los amigos de Peter, pero por él, iba a tener que empezar a llevar una convivencia pacífica. La sola idea provoco que las entrañas de Bartemius se retorcieran.


-Anda ya, Peter. Que llegaremos tarde.


-Estoy nervioso. - dijo Peter, provocando nuevamente una sonrisa en Bartemius.


-Si no me lo dices, no me hubiera dado cuenta.


Eso hizo que ahora fuera Peter quien pusiera mala cara.- No te rías de mí.


El pequeño león saco sus garras.- Pensó.


Descruzando sus brazos y piernas, camino hasta posarse en frente de un “ceñudo Peter”.


-No me estoy burlando.- dijo con una sonrisa pícara.- Alzando su mano, no pudo evitar acariciar la mejilla derecha de Peter.- Quizás un poco.- inclinándose hasta posar un suave beso en la mejilla contraria.


La respiración entrecortada de Peter provoco que Bartemius dilatara sus labios en la suave mejilla de su compañero. Provocando la intensificación de su sonrojo por toda su cara.


-No tienes por qué estar nervioso.- le susurro con voz seductora.- no te debe importar que piense la gente, o el cómo te miren. Te lo dije, yo me hare cargo de todo.- Se inclinó y le dio otro beso suave en la mejilla.


Recargando su mejilla en la mano de Bartemius, dijo.- Si, pero tu manera de “hacerte cargo” es mandarles una maldición a todos quienes digan algo malo o nos miren mal.


-No me puedes decir que no es una buena idea.


-No lo es, Bartemius.- a pesar de su negativa ante la idea, su sonrisa era tan grande que podría iluminar una habitación ella sola.


-Bien, no torturare a nadie.- dijo con diversión.


-Ni matar.


La carcajada de Bartemius se escucho por todo el corredor, provocando la curiosidad de quienes pasaban por el lugar.


-Le quitas lo divertido a la vida.- dijo.


-No entiendo que le encuentras a eso divertido.


-Es un placer que no podría explicar.


-Estás loco.


Encogiéndose de hombros, Bartemius contesto sin darle mucha importancia.- Quizás, pero…- acercando su cara hasta quedar a escasos milímetros de los labios de Peter, susurro.- estoy más loco por ti.- La declaración dejo sin aliento a Peter, aprovechándose del momento, acorto toda la distancia, asaltando los labios de su compañero.


Intensidad. Era la única palabra que podría describir el momento, Bartemius sentía como una corriente de energía pasaba por todo su cuerpo, instándolo por más, exigiéndole deleitarse de la calidez que emanaba Peter. Era como una droga, su propia droga, de la cual no podía tener suficiente.


La mano que descansaba en la mejilla de Peter descendió, rozando su camino, trazando su paso por ese cuerpo. Embelesada, su otra mano se le unió. Profundizando el beso, empujando ambos cuerpos hasta que la espalda de Peter quedo recargada por completo sobre el pilar donde minutos antes se escondía. Lo llamaba, su cuerpo llamaba al de Bartemius, ajustándose a el otro, como si supiera donde pertenecía.


Sus respiraciones irregulares podían ser escuchadas por todo el pasillo, sus pulmones exigiendo por más oxígeno. Sus manos moviéndose para agarrar los muslos de Peter, levantándolos hasta que sus piernas se posicionaran alrededor de su cintura.


La urgencia de querer más lo encendía a cada segundo que pasaba.


-Peter…


El sonido de pasos y voces cerca hizo que Bartemius volviera a sus sentidos. Rompiendo el beso, separándose de esos cálidos labios. Cerro sus ojos con fuerza, debía calmarse. La manera en la que perdía su compostura delante de Peter lo deleitaba, pero a la vez, lo asustaba tanto.


Recargo su frente en la de Peter. El latido de sus corazones sonaba descontrolado, sus respiraciones a la par. Abrió sus ojos lentamente, presenciando las secuelas de lo que su pasión provoco.


Sus labios hinchados, el traje ligeramente arrugado, su cabello que había estado pulcramente peinado, era una maraña ahora. No existía duda alguna, quien los viera en esos momentos sabrían que habían estado haciendo algo más entablar una charla amena.


Lo maravilloso de todo es que no le importaba si eran descubiertos. Tenía todas las intenciones de que se enteraran pronto.


Inhalo y exhalo unas cuantas veces hasta que estuvo seguro de que se había calmado por completo. Entonces, dio un paso atrás.


No quería aturdir más de lo que ya se encontraba su compañero. Tanta intensidad lo había dejado sin palabras.


-¿Estas bien?- le pregunto.


La respuesta de Peter fue una afirmación con la cabeza.


Si, lindo.


Acortando nuevamente la distancia que los separaba, atrajo su cuerpo hasta sus brazos. Donde lo encerró en un cálido y fuerte abrazo. Ninguno de los dos dijo nada, ya que no se necesitaban las palabras para trasmitir lo que estaban sintiendo.


Unos minutos después, Bartemius soltó a Peter, quien ya se encontraba un poco más tranquilo. Teniendo en cuenta que su cara parecía un tomate a punto de explotar.


Nuevamente, esa sonrisa lobuna apareció. Tomando la mano de Peter, lo jalo detrás de él mientras retomaban su andar. - Vamos, aun nos espera una larga noche.


Y así, se encaminaron una vez más hacia el gran salón.


 


Peter


Agradecía tanto el tener a Bartemius tomándolo de las manos, solo eso impedía que saliera corriendo en ese preciso instante.  


Todas las miradas de los presentes en el salón estaban en ellos. Decir que estaban sorprendidos era quedarse cortos, estaban catatónicos. Los profesores, los amigos de Bartemius, sus amigos, todos los miraban sin emitir sonido alguno salvo la sorpresa enmarcando sus facciones.


Bueno podría decir que no todos, Rodolphus los veía con diversión, mientras alzaba su copa en señal de saludo y bebía el contenido en ella. 


Le había dicho a Bartemius que tenían que tener más toque a la hora de exponer su relación. ¿Lo escucho? No. Él simplemente lo arrastro dentro del salón como si nada, y ahora tenía todas las miradas puestas en ellos.


Oh Merlín, si me escuchas te prometo que estudiare más.


Unos segundos de estupor bastaron para que sus amigos volvieran a sus sentidos y los abordaran como si de una presa se tratara y ellos fueran los cazadores.


Bartemius anticipando lo que sucedería, se coloco en frente de Peter para protegerlo de las preguntas que sin duda caerían en ellos.


No lo defraudaron.


-¿Qué haces con este, Peter?- Preguntó James, agitando sus manos por encima de su cabeza de forma dramática.


-¿Acaso perdiste la mente?- Lucius se agarraba el pecho, como si estuviera a punto de sufrir un infarto.


-¡Es un Slytherin!- vociferaba Sirius con enojo.


-¿Qué tiene que sea un Slytherin? ¡Yo soy un Slytherin! ¡Perro mugroso!- un insultado Severus entrecerró sus ojos hacia Sirius.


-¿Mu… mugroso? Cariño, cálmate.


-¡Es un Gryffindor!- repetía Arabella, Rabastan y Ethan totalmente alterados.


-Como si ustedes tres pudieran opinar al respecto.- decía Rodolphus mientras ponía los ojos en blanco.


-Ya, ya.- calmaba Remus. El único tranquilo del grupo.- No es nada grave.- Ignorando al resto de los presentes, Remus se abrió paso hacia Peter. Sonriéndole con autentica felicidad. - Me alegro mucho que hayas decidido venir.


Cierto, sus amigos no sabían que iba a venir al baile. Todos ellos habían supuesto que no vendría, que no había conseguido pareja. No es que no quisiera decirles que vendría, solo que los sucesos acontecidos ayer, sucedieron demasiado rápido para que su cerebro procesara todo. Primero, había aclarado sus sentimientos junto a Bartemius. Segundo, se convirtieron en pareja. Tercero, Bartemius le había pedido ser su acompañante para el baile y él había aceptado de inmediato. ¿Y después de todo eso? fueron regañados por un muy enojado profesor de defensa contra las artes oscuras, todo porque se habían saltado sus clases.


Su cabeza se había encontrado en otro lado. No tenia un segundo pensamiento que darles a sus amigos, no cuando todos ellos estaban llenos de únicamente su felicidad y Bartemius.


Sus pensamientos fueron cortados cuando escucho la voz tensa de Bartemius.


-¿Pueden callarse?- siseó. Su lenguaje corporal mostraba tensión y amenaza inminente.


En respuesta, todas las miradas se posaron únicamente en él.


¡Gracias Merlín!


-Aquí está el asunto.- dijo fuerte y claro, para que no solo sus amigos escucharan, sino para que la audiencia que se mantenía expectante de lo que sucedía pudiera escuchar.- no lo repetiré dos veces.- su mirada conectaba con todos los ojos presentes. Firme. Autoritaria. Para que no hubiera segundas interpretaciones.– Pettigrew y yo estamos saliendo.


Jadeos y estupefacción llenaron el gran salón.


-Mi vida privada es mía, no le interesa a nadie, porque no le debo nada a nadie. No me interesa lo que la gente diga o piense, y no permitiré que ofensa alguna caiga sobre el que es mi pareja.- seguía viéndolos a los ojos, con esa mirada fría que lo caracterizaba.- Si valoran su existencia, no lo miraran, no le hablaran de forma incorrecta, ni lo molestaran. Esto va para todos.


Sentencio. Así era Bartemius, mordaz con sus palabras y mezquino.


El silencio reinaba ante la amenaza encubierta. La cual no se había dicho con palabras, sin embargo, no cabía duda del significado.


Muchos no lo hubieran imaginado ni en sus peores pesadillas. Al verlos llegar juntos, sin duda se imaginaron distintos escenarios; que era la obra de caridad del año del Slytherin, o quizás había perdido una apuesta. Traer a un Gryffindor, en especial a Peter, no podría tener un significado profundo… pero estaban equivocados y Bartemius lo dejo en claro.


-Ahora si me permiten.- Bartemius se giró hacia Peter. Tomándolo nuevamente de la mano, lo arrastro lejos de los espectadores perplejos.- vamos a comer ¿No tienes hambre?


 


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En cuanto cenaron, Bartemius se lo había llevado en dirección al balcón del gran salón. Había dicho que estar con tanta gente le provocaba urticaria, por lo que se escaparon a hurtillas de los profesores. Y aquí estaban.


Los dos solos. Contemplando el jardín inmenso repleto de árboles y flores, y el basto cielo nocturno. El cliché de los enamorados.


Sonrió. Aun no podía creer todo lo que había pasado. Era como un sueño.


Mucho mejor que la pesadilla que pensé que pasaría.


Realmente no había previsto nada de lo ocurrido. Supuso que sus amigos se pondrían en contra, que los demás alumnos tendrían algo que agregar. Estaba seguro que hasta los maestros tendrían objeciones.


Pero no.


Nadie había dicho nada después de la declaración de Bartemius. Personas inteligentes. Después de todo, Bartemius no era conocido por ser el mas cuerdo de Hogwarts. Meterse con él era peligroso.


Viéndolo ahí, junto a él. Vestido con su traje negro ceñido a su cuerpo, con una camisa del mismo color, su cabello rubio peinado perfectamente hacia atrás. Todo un aristócrata.


Esos ojos castaños lo estaban viendo con una calidez que nunca pensó que vería en ellos.


-¿Qué sucede?.- preguntó.


-¿No crees que es raro?


-¿Raro?.- inquirió con una risa burlona.- Yo diría que es más que raro.


Una pequeña risa escapo de sus labios.


-Nadie dijo nada.


-Personas inteligentes.- bufo.- Nadie tiene porque meterse en una relación, después de todo, una relación es de dos.- Poniendo sus brazos alrededor de Peter, con su barbilla descansando sobre su cabeza, Bartemius lo abrazo con fuerza.- Lo que tenga que pasar pasara. Ya no le des dos pensamientos al asunto.


Asintió en silencio. Alzando la mirada hacia la noche, observando las estrellas que surcaban el cielo, supo que Bartemius tenía razón. No debía darle tantas vueltas al asunto. La vida daba tantas vueltas, hace unos dos días atrás suspiraba un amor unilateral y ahora… aquí estaba, con el chico del que se había enamorado.


Supongo que los milagros si existen.


Cerro sus ojos, sintiendo el calor que emanaba el cuerpo que lo mantenía en un abrazo seguro. Pensando si la felicidad de sus amigos era contagiosa. Quien sabe. De lo único que si estaba seguro en ese preciso momento era que se sentía el hombre más feliz del mundo.


 


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-No puedo creer que no me haya dicho que estaba saliendo con Pettigrew.


Arabella refunfuñaba, mientras un Amos sonreía al verla hacer berrinche.- A lo mejor no estaba preparado para decírtelo.


-Maldito, Bartemius. Pero me la va a pagar.


Amos negó, divertido de la rabieta de su hermosa acompañante.


-Te ves muy hermosa esta noche como para estar enfurruñada.


Lo dicho provoco un sonrojo en la morena.- Yo siempre soy hermosa.- refuto.


-Lo sé.


El sonrojo aumento en Arabella.


 


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-¡No puedo creer que no me lo haya dicho!


-James ya cortala.- dijo Remus divertido.- Si no lo menciono fue por algo.


Ante lo dicho, James miro feo a Remus.- Cállate, tú, mal amigo. Viniste con el peor de los Slytherin.- siseo.


-Pensé que el peor de los Slytherin era su jefe de casa.


James entrecerró sus ojos hacia su amigo unos segundos para después estallar en risas.


-¡Touch! Esta bien, no le diremos nada a Peter el día de hoy, pero que no dude que mañana deberá contarnos todo, y no me importara usar métodos poco ortodoxos para sacarle la verdad.


Remus negó mientras sonreía.


-Cambiando de tema, ¿Dónde está Sirius?.- Pregunto James.


Remus aun con su sonrisa, señalo hacia un lado del salón. - Allí.


James miro hacia donde señalaba su amigo, provocándole que arrugara la cara en el instante en el que lo vio.- Se volvió lo que juro destruir.


No pudiendo aguantar más, Remus soltó una carcajada, mirando en la dirección donde se encontraba su otro amigo.


Allí estaba el orgullo de los Black, el inalcanzable canuto, persiguiendo a un muy molesto Severus por todo el salón.


-Lo tiene totalmente domado.


Sirius trataba de agarrarle la mano a Severus, fracasando totalmente. Era una escena muy cómica.- Yo más bien diría enamorado.


James puso los ojos en blanco.- Si, si lo que digas. Hablando de serpientes, ahí viene la tuya. Yo me despido, ese es otro Slytherin que no soporto, adiós.


Remus volvió a negar con la cabeza. James podía estar en una relación con un Slytherin, pero aún le faltaba mucho camino por recorrer para poder llevarse bien con las personas que en un momento considero sus enemigos.


-Lupin.


-Malfoy.


Remus no se cansaba de admirar la belleza casi etérea que caracterizaba a Lucius. La cual en esos montos resaltaba con su esmoquin perfectamente hecho a la medida y su cabello perfectamente sujeto en una cola de caballo baja. Un deleite a la vista.


Como todo un caballero, Lucius se inclino hacia Remus.- ¿Me permites esta pieza?.-Estirando su mano, esperando la suya.


Remus sonrió.- Seria un placer.


 


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-Te dije que un baile sería una buena idea para reafirmar lazos entre las casas.– Dumbledore sonreía mientras veía a todos sus queridos alumnos disfrutar de la noche.- la felicidad emana por todos lados.


Poniendo los ojos en blanco, Riddle se limitó a guardar silencio.


Quería irse de esa sosa fiesta. Tenia cosas mas importantes que hacer que estar cuidando a un montón de adolescentes con las hormonas alborotadas.


Una risa a lo lejos capto su atención. Su mirada viajo hasta posarse en un pelinegro en particular y dueño de esa risa molestosa. Ahí estaba, James Potter. Ese chico revoltoso que había llegado, que se instaló, y se negó a irse de su vida.


Viéndolo ahí, pasándola bien, riendo con sus amigos… lleno de calidez el pecho de Riddle.


-Muchos de nuestros alumnos aun son jóvenes, están llenos de muchas primeras experiencias. No dudo que muchas parejas serán formadas el día de hoy.


Seguía parloteando el director.


-Darle la oportunidad al amor no es tan descabellado como muchos piensan, ¿No lo crees así, Tom?


Riddle no sabía si estar de acuerdo o no.


¿Amor? Una palabra con un significado un tanto complicado.


Como si pudiera sentir la mirada en él, James se giró. Fijando su mirada en la de Riddle.


Los ojos son el espejo del alma.- pensó Riddle.


Una deslumbrante sonrisa ilumino el rostro de James y Riddle ya no pudo negarlo más. Soltando un prolongado suspiro, se rindió y una sonrisa se dibujó en su cara.


Me tiene.


- Si, tiene razón.


 


Fin.

Notas finales:

De verdad, les agradezco enteramente el que se hayan tomado el tiempo de lee este fic. Y que a pesar de que tarde años en actualizar, aun existan personas que lo esperaban T^T 


Culminar este fic me hizo recordar porque me gustaba crear historias con este maravilloso mundo. Y es que amo HP. 


Respecto a si seguire con el fic de Lucius y Remus, no estoy segura. Espero que la inspiración llegue a mi jaja 


 


Reitero mis agradecimientos a todos. Tengan una bonita noche y nos estaremos viendo por aqui ^^ 


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