Sanggyeollye
D180
Sus ojos opacados seguían cautelosos los copos de nieve que iban pasando como un invitado silencioso por la pequeña apertura que dejaba la ventana que por falta de fuerzas había quedado a medio cerrar, haciendo muestras de su danza elegante poniendo a prueba su única y efímera belleza por cada paso que daban. Un movimiento torpe acompañaba sus acciones dando un toque brusco a sus manos al intentar arreglar el cuello de la camisa blanca que lleva puesta, aún algo rígida por el almidón, mientras las manos ajenas del sastre le terminan de ajustar la basta de los pantalones antes de tomar un paño para procurar que sus zapatos queden sin una mota de polvo encima, tanto que pareciera que pudiese reflejarse en el negro.
Si se fija en un punto más allá de sus hombros reflejados en el espejo, puede ver los cabellos anaranjados de su mejor amigo esparcidos por el cobertor crudo, mientras el otro chico parece cómodo jugueteando con un almohadón entre sus piernas tal como si fuese un niño pequeño. Ambos han dejado de hablar hace un rato, seguramente al darse cuenta de que por más que pudieran fingir estar contentos él no respondería a nada y también, muy seguramente, algo incómodos por haber sido invitados a una celebración que ninguno de los tres quería.
Vuelve a la mirada ausente hasta su propio rostro sin lograr reconocerse. Aquel hombre de expresión cansada aguardaba bajo una fina capa de maquillaje que había logrado borrarle las ojeras de las noches de desvelo, aunque en sus ojos aun podía reconocer una chispa de ira, lista para explotar si se encuentra el cable para detonarlo, cosa que nadie se atreve a probar; se había convertido de la noche a la mañana en un campo minado en que al parecer cualquier paso es el equivocado.
- Está listo, señor Dong- sonríe amable el sastre volviendo a ponerse de ponerse de pie, totalmente ajeno al aura que le rodea. De seguro es igual que todos y da por hecho que el ambiente es por los nervios, que el paso oficial del compromiso tiende a ser de esa manera.
El hombre anciano no espera ninguna respuesta antes de desvanecerse tras la puerta dejando todo en silencio nuevamente provocando dos miradas nerviosas cruzarse antes de volver a fijarse en el chico de la piel morena que se niega a moverse de su lugar ignorando todo con una fascinación extraña por la nieve acumulada que se lograba ver tras el cristal de la ventana. No ha parado de nevar desde la semana anterior y parece que tampoco lo hará pronto, el invierno llegó para quedarse.
Sus labios van curvándose lentamente formando una mueca de disgusto al ir paseando por primera vez sus ojos por su reflejo como si nada de lo que está en él le gustara, desde su cabello arreglado ahora rubio pasando por los gemelos que adornaban las mangas de su camisa hasta los cordones perfectamente amarrados de sus zapatos.
- Me vi ayer con Seung- habla por primera vez en toda la mañana luego de comprobar que los pasos se terminaban de alejarse por el pasillo logrando sobresaltar a su compañía mientras intenta en vano mantener su voz firme para explicar algo con al menos un poco de coherencia entre su mente caótica sintiendo una punzada a la altura del corazón- fui a verlo después de la discusión con mi padre – cada palabra parece escapar de algún rincón lejano mientras un suspiro intruso se cuela por sus labios demostrando su agotamiento, los estragos de una guerra interna que parecía no haber terminado por completo dándole la espalda a su imagen sin poder soportar verse por un segundo más
- Hyung, no es necesario- se adelantó el menor de todos dejando el cojín con el que estaba intentando hacer el dibujo de una sonrisa en su rostro para solo fracasar por completo al ver la expresión fría de su amigo desconcertándolo levemente. Ven como niega suavemente dejando que el peso de su cuerpo lo balanceara hacia delante cerrando de manera pesada los ojos intentando alejar las ganas de llorar, convenciéndose que habían sido demasiados días fríos como para dejar que sus amigos lo vieran de esa manera, tan derrotado mientras lo único que deseaban era ayudarle.
Y su silencio es aceptado con respeto por ambos que solo atinan a colocarse de pie sin acercarse más que la distancia que ya les separaba esperando a que la rigidez que se había apoderado del cuerpo del rubio le abandonara y decidiese descargarse, explicar cuidadosamente lo que había sucedido y ellos aun no lograban terminar de comprender.
Su garganta se siente como un desierto, apretándose al primer intento de formular alguna palabra, suplicando silenciosa que escoja otras con las cuales contarlo para no terminar de derrumbarse. Él nunca había necesitado filtros con sus amigos, Ji Yong lo conocía desde su infancia y siempre lo había apoyado en todo, mientras que el menor, Seung Yoon, había comenzado como un dongsaeng al entrar en la misma empresa y aunque podría haber sido como un compañero y un admirador más había logrado ganarse en poco tiempo la confianza que para muchos tardaba media vida, pero de alguna manera su corazón pedía que fuese cauteloso, quizás por su propio bien. Evitando volver a sentir ese vacío a cualquier costo. Pero aun lograba sentir algo, lo notó cuando otra punzada lo atacó al momento que una mano cálida fue a posarse en su hombro guiándole lento a la orilla de la cama para que pudiese sentarse y regular la respiración que no se había dado cuenta había comenzado a aguantar.
- Tranquilo, estamos contigo- recordó su mejor amigo hablando en voz baja como si supiera que alguien los escuchaba a escondidas
- Quedamos en el parque, ya había terminado la reunión con mis padres- intentó explicar dejando que las palabras fluyeran lentas desde sus labios mientras sus manos inquietas recorrían la textura de los pantalones oscuros antes de ceder a su peso tirándose de espaldas a la cama sintiendo la mirada de ambos caer en él-se habrán enterado que no salió nada bueno de eso- una risa vacía escapó sin aviso haciendo que un leve escalofrío les recorriera. Ese YoungBae era desconocido para ambos, a pesar que lo tenían vestido radiante frente a sus ojos parecía otra persona, notaban el vacío de su corazón y la ausencia en su mirada dejándolos sin saber que hacer- fui a decirle que me casaba con Eun…
- Entonces es por eso que Seung andaba tan extraño la semana pasada en la empresa- soltó de repente el menor de todos metido entre sus pensamientos tan solo dándose cuenta de su error cuando la mirada fulminante de Ji lo atravesó
- ¿De qué hablas?- preguntó el moreno sin notar nada más a su alrededor
- Oí que estaba enfermo… Dara noona me contó- susurró el castaño preocupado de recibir un golpe que lo acallara, pero sin querer dejar al su hyung con la pregunta en la boca- y también que acepto esa película nueva de la que había hablado antes… yo… no sabía Bae, lo siento… creí que
- Creímos que todo esto resultaría diferente- se adelantó el rapero suspirando resignado al notar que no se dejaría nada guardado- con Yoon pensábamos que Hyun Bae ayudaría a que tu padre cambiara de opinión y no que iba a alentar el compromiso - se interrumpió abrupto viendo las lágrimas agolparse en los ojos de su mejor amigo haciendo que su corazón se apretara por su dolor. Si intento frustrado de mantener el ambiente solo hacía que dudaran cada segundo si seguir allí o si solo empeorarían el estado de Bae. Si había pensado que Yoon había sido imprudente, seguramente sus palabras habían terminado de gatillar la parte dolida del rubio
- ¿Aceptó el papel? ¿Significa que… se irá a Japón?
El silencio se les unió a ambos como aliados al tiempo que bajaban la mirada al cobertor, como si recién hubieran descubierto los bordados a mano que no llegaban a ninguna figura en especial.
El atisbo de un ataque de cólera fue extinto inmediatamente escuchando en su imaginación como unas rejas de hierro fundido terminaban de cerrarse sin explicaciones, sin la certeza de si lo habían cerrado con el dentro o habían decidido liberarlo para solo caer en una prisión distinta.
Estaba seguro de que se iba a poder levantar y luchar para desencadenarse, que sería capaz de hacerle frente a su familia, pero la única persona por y con la que lucharía había huido por su cuenta. Seunghyun había aceptado la única propuesta que le alejaba de él, la única propuesta que había rechazado en un principio porque les quitaba tiempo juntos. Y descubrió algo que antes no había podido ver: él era las cadenas de TOP. Siempre lo había sido.
Unos pasos comenzaron a hacer eco por el pasillo terminando justo enfrente de la puerta de su habitación obligándole a ponerse de pie lanzando un suspiro al tiempo que su mano se dirigía a sus mejillas borrando todo rastro comprobando su estado por última vez en el espejo antes de abrir con firmeza la puerta encontrándose de frente con lo que en algunos años podría ser su propia imagen con el ceño levemente fruncido
- ¿Seguirán tardando? No creo que a la familia de Min le guste demasiado esperar- soltó áspero sin siquiera un saludo, mostrando sus brazos cruzados sobre su pecho y su mirada afilada sin ocultar la decepción que sentía por su propio hijo
- Estamos por irnos, señor Dong- la mano de Ji se cerró en la muñeca de Yoon obligándolo a hacer una reverencia conjunta evitando cualquier confrontamiento- no se preocupe que no retrasaremos a su hijo
- Como quieran, la que me preocupa es la señorita Min Hyo Rin, grande ha sido el honor de aceptar el compromiso de este desencaminado como para ahora estar esperando por él- con el mismo desprecio con el que había llegado sin siquiera poner un pie dentro del cuarto se dio la vuelta caminando hasta el comedor dejando la estela de su perfume pesado en el ambiente.
- YoungBae
- Muchas gracias por venir, chicos - cortó el rubio sin dejar de mirar en el punto en el que había desaparecido su padre marcando una sonrisa incrédula en su rostro- Ahora ustedes dos son mi única familia- la sombra del YoungBae que conocían se hizo presente cuando abrazó a ambos con fuerzas antes de dejarlos ir con la promesa de que llamaría a penas el encuentro terminara o entrarían por la ventana a su habitación como en los viejos tiempos
Con la puerta a medio cerrar se atrevió a caminar una vez más frente al espejo extendiendo con cautela su mano hasta la superficie fría viendo como su contrario hacia lo mismo para dejar suspendidos sus dedos antes de tocarse, esperando que cuando ambos se unirán pudiese sentir un poco de calidez de su parte encerrada allí. Pero ambos estaban igual de fríos, como si recién hubiesen entrado a la casa luego de haber pasado horas pisando la nieve que ya se acumulaba dura sobre las calles de Seúl. Ambos estaban igual de encarcelados, solo que las trabas de ambos parecían ligeramente diferentes. El grito de una de las empleadas al escuchar los vidrios caer al suelo luego de su puñetazo le avisó que no estaba solo pero no le importó. Pidió con una sonrisa en el rostro limpiar el desastre que había causado regalándole una reverencia para ir a la estancia.
Su mirada se posó en su madre, vestida elegante para la ocasión con un rostro orgulloso por el compromiso del menor de sus hijos, ajena a todo el conflicto que habían tenido los hombres de la casa, desconociendo por completo el motivo por el que su primogénito no había querido asistir a la cena donde ambas familias se reunirían. Pero estaba feliz por ella, porque la ignorancia la protegía. Porque no sabía si soportaría saber que su hijo había estado saliendo con un hombre que en algún momento había estado sentado en su propia mesa, compartiendo risas y anécdotas sentado en su sillón. Porque así no sabría que el motivo por el que había estado tres días encerrado en su cuarto era porque no podía ponerse de pie debido a los golpes que había recibido de parte de su padre.
Ella sería feliz pensando en que luego de dos años de haber conocido a tan hermosa chica al fin había decidido entrar en compromiso porque tendría sus anhelados nietos, nietos que jamás tendría si se le permitiera quedarse con Seung.
Y el estaba dispuesto a ceder, su único motivo había escapado a tierras niponas mientras el pagaría su crimen con su matrimonio.