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Una Serie de Coincidencias Desafortunadas por Hisaki Raiden

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Notas del capitulo:

Notas de la Autora:

Hola a todos. Lamento la demora en mandar la continuación de esta historia, la verdad es que he tenido mucho, muchísimo trabajo y un montón de cosas que me han impedido estar frente a la pc para dedicarme solo a esto.  Pero bueno ¡Basta de excusas!

Gracias a: PastelitoMimi, a Khr, a Alin. POr haber leido y dejado un review!  

Muchas gracias de nuevo y aquí les dejo la continuación. Nos leemos al final del capítulo.

Aclaraciones:

—; Diálogos;

“...”; Resaltar palabras, frases o Ironías.

—/…/; Pensamientos, entre medio del diálogo.

(1) (2); Aclaraciones; 

 

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Capítulo 02: No es coincidencia.

 

Destiny Islands. Febrero, 20XX, 11:24.a.m.

 

Sora salió corriendo del salón. Tenía apenas veinte minutos para encontrar a Riku y saber que hizo con su usb. Se fue directamente a los salones de tercero, pero en cuanto llegó al salón de este lo encontró vacio.

 

 —¡Demonios! —Expresó frustrado y tampoco podía marcarle a su celular porque olvidó el suyo en su casa… “¡Genial!” ¿Y ahora qué? Miró a algunas personas que conocía y se acercó a ellos. —¡Oigan! —Aquellos le miraron— ¿Qué clase tiene Riku ahora, lo saben?

—Si, claro, Sora. Hasta las doce tiene práctica de Química, en el Laboratorio del otro edificio.

—Ok. ¡Gracias! —se despidió y corrió, llegó a las escaleras y bajó rápidamente.

 

El gran inconveniente de las escaleras de una institución educativa es que miles de estudiantes baja y sube miles de veces por ellas a diario. Por lo cual no era nada raro que los escalones estuvieran lisos y algunos algo resbalosos, Sora lo sabía perfectamente, aun así siguió bajado. Pero como ya antes lo habíamos dicho, quizás Sora no debió de abandonar la seguridad de su salón de clases, pues en el primer escalón de la escalara de la planta baja, su pie resbaló, por lo que perdió el equilibrio y se fue de boca…

…Cuando el chico estaba seguro de que azotaría en el suelo con muy poca gracia, frente a él apareció el rostro sorprendido de alguien cuyo peculiar par de ojos Sora conocía muy bien, por lo que con toda su habilidad y aunque lo pensó en menos de un segundo, llevó sus manos a los hombros de aquella y aunque no pudo evitar llevarla consigo a su destino contra el duro suelo, al menos en un rápido e instintivo movimiento; la abrazó; giró con esa persona en brazos y cayeron ambos al suelo, ella en sus brazos y él golpeándose el hombro contra el suelo.

 

—¡Yuna!—Se escucharon dos voces en coro, de un par de chicas: una rubia de cabellos largos y alborotados, cuyo nombre era muy parecido al de su mejor amigo, y otra de cabellos grises con un corte muy masculino. Las dos, corrieron a ver a los “accidentados”.

 

Sora se levantó un poco, quitando su brazo, aunque sintió un leve dolor, estaba más preocupado por la chica que por sí mismo. ¿Y cómo no? Yuna Kagurazaka (1) era la I.Doll de la escuela, en otras palabras una de las chicas más querida y admiradas de la escuela, además de ser la cantante oficial del Colegio de Bachillerato, la que cantaba en todos los festivales que había en la institución educativa, incluido el festival del catorce de febrero.

 

—¿¡Yuna, estas bien!? —Preguntó Sora muy cerca de su rostro cerciorándose de no perder ningún gesto de la castaña de ojos azul y verde.

 

La chica estaba tendida en el suelo y asintió sin decir ni una palabra, estaba conmocionada, aunque no pudo evitar que un ligero sonrojo coloreara sus mejillas por la cercanía del chico.

 

—¡Oye, Sora! —Gritó súper enfadada la chica rubia de largos cabellos, levantando a la castaña del suelo— ¿¡Por qué no tienes más cuidado!?

 

Sora se levantó observando como Rikku y Paine querían golpearlo. Y cómo no podía faltar, todos los mirones ya estaban ahí para ver el chisme en primera fila.

 

—¡Lo siento, Rikku, lo siento, Paine! ¡Fue un accidente! —Se disculpó de inmediato.

—Accidente… ¡Si, claro! —Espetó Rikku.

—¡Oigan, lo lamento, pero tengo mucha prisa! ¡A dios, Yuna! —Y corrió de ahí.

—¡Sora! —Alcanzó a oír la queja de Paine.

 

Siguió su camino hacia los laboratorios de Química, y al fin encontró al grupo de Riku… Se asomó por la ventana circular que tenía la puerta del salón, y comenzó a hacerle señas con las manos a su amigo, por suerte, Riku estaba casi de frente por lo que lo miró de inmediato y pronto alzó una ceja extrañado. ¿Y ahora que quería Sora? Finalmente pidió permiso al profesor de salir a verlo.

 

El peliplata salió del salón mirando al castaño el cual parecía que estallaría en cualquier momento, si bien su amigo era muy buena persona y siempre trataba de ayudar a todos, cuando estaba molesto podía ser muy explosivo, y si a eso le sumaba su irracional idea de que el viernes trece quería arruinar su vida… mejor se iba con cuidado.

 

—¿Qué pasa, Sora?

—¿¡Riku, que hiciste con mi Usb!? ¡No la encuentro! —Gritó molesto yendo al grano.

—¿Tu Usb?

—¡Si, Riku la Usb que te dí a noche! ¿Qué hiciste con ella? —Alzó sus manos, y tronaron sus dedos de lo tenso que estaba.

—Ah… la puse en… —miró el bolsillo de la camisa de Sora, y de hecho llevo su mano al lugar tocando el pecho del castaño.

Sora cerró sus ojos tratando de no golpear a Riku por lo que estaba haciendo.

—No está ahí, Riku…. —dijo con voz calmada, aunque estaba muy molesto… ¿Qué clase de idiota pensaba que era, si de verdad creía que no se daría cuenta si la Usb estaba ahí?

El chico de ojos aguamarina dejó lo que hacía, al escuchar su tono.

—Lo más probable es que se cayera esta mañana cuando te vestiste —dijo atento a las acciones de Sora e hizo una pausa— No me digas... ¿Crees que eso es mala suerte también?

—No, esto no es mala suerte —lo miró enojado— ¡Esto es un Complot! ¡Selphie me está esperando a las doce para imprimir ese cartel, y no tengo la Usb donde lo guardé!

 

Riku suspiró cerrando los ojos y luego lo observó.

—Si crees que es mi culpa… para que te sientas mejor, me disculpo: “Lo siento”, pero, si tenías tiempo para venir a reclamarme por algo que se te olvidó, mejor hubieras corrido a tu casa por ella.

 

—¡Oye! Desde que desperté me han pasado cosas malas: Mamá me dio un ridículo sermón en la mañana por tu culpa; No traigo mi celular; me pasaron al frente en Cálculo; me aplicaron un examen sorpresa; me caí por las escaleras; Rikku y Paine se enojaron conmigo —comenzó a enumerar sus desventuras matutinas con sus dedos— ¡Y no tengo el diseño del cartel que hice ayer en toda la tarde! —Dijo frustrado y respirando agitado— ¿¡Esto te parece una coincidencia, todavía!?

 

Riku miró el reloj que estaba en el pasillo, y regresó su vista a su amigo sin perder su temple tranquilo y serio.

—Sora, faltan quince minutos para medio día…

—¡Ya sé!—Dijo con tono obvio— Si tuviera más tiempo, te golpearía… ¡La próxima vez podrías fingir que te importan mis problemas! —Dijo con resentimiento.

Riku se agobió.

—Oye, claro que me preocupas… ¿Pero qué quieres que te diga? Esto no es algo normal…

—¡Claro que no, se llama viernes trece! —Dijo y corrió de ahí.

 

Riku se quedó parado en el mismo lugar, observando cómo su mejor amigo se iba; algunos de sus compañeros que conocían a su amigo se acercaron a él.

 

—Hey, Riku… ¿Qué le pasa a Sora?—Pregunto uno de ellos.

—Tiene un ataque supersticioso con el viernes trece —respondió simplemente con cierto rastro de ironía.

—Oye es verdad, hoy es viernes trece —dijo otro de ahí.

—Oigan ¿Qué no el trece de junio del año pasado ocurrió algo parecido?

—¡Si, es cierto! —Dijo Wakka, que ya estaba ahí también— Cuando encargaron a Sora un diseño… creo que para el Stand del taller de fotografía.

—¿De dónde habrán salido las polillas?—Dijo uno de ellos reflexivamente, al recordar algo de lo ocurrido ese día.

—Ni idea —Dijo Wakka.

 

Riku dejó de prestarle atención a la plática para notar que sus compañeros ya estaban ahí afuera con él.

—Oigan, ¿Qué hacen aquí afuera? ¿Terminó la práctica?—Inquirió.

—El profesor Vexen está hablando por teléfono —Dijo Wakka como si nada.

 

&&&&&&&&&&&&&&&&-Supersticiones-&&&&&&&&&&&&&&&

 

Sora iba corriendo por las calles hasta su casa, le dolía el hombro que se golpeó al caer de las escaleras. Esperaba que se pasara el dolor, de todos modos no iba a evitar la caída; y además, si no hubiera hecho eso, Yuna se habría lastimado muy seguramente y no podría cantar en la fiesta de mañana y todos lo culparían por ello.

De todos modos lo más probable es que Rikku y Paine se meterían con él después; de hecho, Rikku estaba con ellos en el taller de pintura. No se escaparía del reclamo completo. … de pronto el llegar a su casa y ya no regresar a la escuela, resultaba muy tentador.

 

Llegó a su hogar y abrió la puerta. La casa estaba vacía, su padre se había ido a trabajar, Xión a la secundaría y su mamá había ido se compras, eso era lo más probable. Sin pensar más subió a su cuarto y comenzó la búsqueda. Buscó en el resto de sus camisas en su armario, esperando encontrar la Usb… pero en ninguna de las colgadas había nada, se agachó y buscó por el suelo, removió las cobijas de la cama y las sacudió: Y nada. La última opción fue encender la PC, y buscar en el Photoshop el archivo, pero en cuanto abrió el programa no había nada en él… a Sora casi le da un ataque… ¡No guardó el archivo en la PC! Y en la madrugada la apagó sin fijarse que era el Photoshop el que le pedía guardar algo.

 

—¡No puede ser! ¿Cómo demonios no lo guardé? ¡Agh, soy un idiota! —Derrotado se dejó caer en la cama— ¡Al diablo, yo aquí me quedo!—Gritó en voz alta de la pura frustración.

 

No pasó ni un segundo cuando escuchó una música muy conocida, era su celular que estaba sonando justo en ese momento. El chico se incorporó de inmediato y acercándose al cajón de la PC, ahí estaba. Miró la pantalla, habían cinco llamadas perdidas, y todas eran del mismo número que le llamaba ahora, su rostro lleno de frustración se iluminó y respondió de inmediato.

 

—¿Hola?

—¡Sora! Al fin contestas… —Dijo una voz entre sorprendida y aliviada— ¿Qué rayos, pasa contigo? —Y ahora sonó enojada— ¡Te he llamado toda la mañana! ¿Dónde estás?

 

Sora lo escuchó ¡Era Roxas! Y aunque se escuchaba molesto, sabía que el rubio era así cuando se preocupaba…

 

¡Su querido Roxas estaba preocupado por él!

 

Sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, por lo menos a alguien le importaba.

 

—Roxas, Roxas… ¡Lo siento! Es que olvidé mi celular en casa, por eso no pude contestarte ni llamarte, lo siento.

—… —Hubo unos segundos de silencio en la línea, tras la contestación de Sora— ¿Estás en tu casa? —preguntó Strife.

—Sip. Es que vine por algunas cosas que se me olvidaron… ¡Y por mi celular! No puedo vivir sin él, ya sabes…

—Eres imposible Sora…—se escuchó a Roxas entre cansado y divertido al decir eso— ¿Entonces nos vemos en el taller de pintura?

—¡Claro! —Respondió sin pensar; cuando se trataba de Roxas todo estaba bien.

—De acuerdo —se escuchó la voz de Roxas alegre por el teléfono, y Sora casi podía imaginar la sonrisa que tanto amaba, plasmada en el rostro del chico rubio.

—Por cierto, Sora, ya que estás en tu casa, aprovecho para recordarte —y la llamada se cortó.

—¿Recordarme qué? —Preguntó al no escuchar más— ¿Roxas? —Separó el celular de su oreja y vió las palabras “Bajo nivel de batería” anunciando que el teléfono se apagaba— ¡Ay, no puede ser! ¿Por qué justo ahora?

 

Estaba tentado a ir al teléfono de su casa a regresarle la llamada, pero al ver el reloj vio que ya pasaban cinco minutos del medio día, y recordó su triste realidad: No tenía el cartel, Selphie lo esperaba en el área de impresión y a las doce treinta era el dichoso partido contra el grupo de tercero. No quería regresar a la escuela pero le acababa de asegurar a Roxas que se verían en el taller de pintura… y encima, no alcanzó a escuchar lo que quería decirle porque se apagó el teléfono.

 

No sabía si llorar o correr a la escuela. Al final movido por sus deseos de ver a Roxas y cumplir la promesa de verse en el taller de pintura, tomó su celular y su cable cargador, y los metió en su mochila. Después salió, abandonando la seguridad de su casa. 

 

—¿Me oíste, Sora? —Roxas se quedó con el celular en la mano esperando escuchar a Sora— ¿Sora? —pero la línea estaba muerta, por lo que bajó el celular, y lo guardó.

—¿Qué pasó, Roxas? —inquirió una chica de cabellos castaños y ojos verdes, que estaba sentada en un pupitre atrás de él. Ambos estaban en el salón de clases, era la hora del receso.

—Se cortó la llamada —respondió con calma.

La chica se quedó mirándolo, esperando más información, pero como se veía que Roxas no diría nada mejor preguntó.

—¿Y… no vas a marcarle de nuevo?

—No —contestó sin demora— dijo que se le olvidó su celular en casa hoy… lo más probable es que no lo recargó y se apagó —Dijo con total seguridad, tomando agua de una botella.

La chica estaba sorprendida.

—¿Cómo estás tan seguro de eso, Roxas?

El rubio bajó la botella y la cerró.

—Es Sora, Olette. Es despistado y a veces se le olvidan las cosas, nada que no haya pasado antes —concluyó llevando una cucharada de su almuerzo a su boca.

Olette sonrió enternecida, mientras tomaba una pieza de su sándwich cortado.

—¡Vaya, Roxas! Conoces muy bien a Sora.

—¿Apenas te das cuenta Olette?—Dijo en forma quejosa otro rubio de cabellos más cenizos, y de corte muy peculiar. Cerrando sus ojos y doblando sus brazos tras su nuca— Roxas no presta más atención a nadie, como a Sora.

 

Al escuchar eso, Roxas se ruboriza levemente, pero no dice nada, tan sólo se quedó mirando hacia su almuerzo.

—Vamos Hayner, lo dices como si Roxas no se preocupara por nosotros… —comentó un simpático chico robusto de cabellos negros, sentado en la banca atrás de él.

—¿O es que estas celoso de Sora? —Preguntó Olette riendo divertida.

—¡Ni hablar! —Hayner brinca y reacciona totalmente alterado ante dicha suposición, y mientras Pence y Olette ríen, Roxas sólo levanta un poco la vista para mirarlo con cierta curiosidad. Roxas y Olette eran los únicos que comían, pues Hayner y Pence ya habían acabado.

 

—¡Hey, Roxas!

 

Todos voltean observando a un chico muy alto de cabellera roja y ojos verdes.

—Hola —saluda aquel pelirrojo, con la mano a la altura de su cara.

—Hola, Axel —saludan casi todos, menos Roxas.

—¿Qué quieres Axel? —preguntó Roxas, en lugar de saludarlo, parecía algo molesto con él.

 

Axel sonríe, sin importarle la actitud del rubio ojiazul.

—Solo vengo a invitarlos. Hoy a las doce y media, habrá un partido entre el tercero de Turismo y el tercero de Recursos Humanos.

—¿Vas a jugar, tú?—Preguntó Pence.

—Desde luego, Pence. Si no, no estaría aquí —le respondió Roxas mirándolo serio, sosteniendo su cara con una de sus manos, cuyo codo se apoyaba en la mesa, mientras que con su otra mano golpeteaba la mesa con algo de impaciencia.

El pelirrojo volvió a sonreír.

—¿A dividen quien se prestó para completar el equipo de Turismo?—Dejó la pregunta al aire.

 

Strife no dejó su postura fastidiada y esperó a que el pelirrojo diera la respuesta a su propia pregunta…

 

—¡Sora! —Dijo al fin, al ver que nadie había dicho nada, pero daba igual, pues parecía que lo disfrutara.

—¿Y qué con que sea él? —Inquirió, dudando de las intensiones de su “viejo amigo”.

Axel sólo volvió a sonreír.

—El grupo de Turismo le llamó “El partido de la buena suerte” —rió al decirlo—. Nos vemos allá si van —fue todo lo que dijo y se despidió con dos dedos, y moviendo su mano al aire.

 

—¡Axel! —Lo llamó Roxas, pero al ver que el pelirrojo se iba tan campante, tomó la tapa de su lonchera para taparla, luego tomó su mochila y comenzó a guardar todas sus cosas a una velocidad desconcertante, y olvidándose de sus tres compañeros, salió corriendo del salón.

—¡Roxas! —Lo llamó Olette, pero él no hizo caso.

—¿Qué le pasa? —Dijo Hayner extrañado mirando a sus dos amigos. Pence se sumió de hombros al no entender.

 

 

&&&&&&&&&&&&&&&&-Supersticiones-&&&&&&&&&&&&&&&

 

 

Sora al fin había llegado a la escuela. Estaba cansado de tanto correr, pues los veinte minutos que regularmente hacía caminando de su casa hasta ahí, los había reducido a tan sólo doce, y probablemente hubiera hecho menos sino hubiera tropezado a dos calles de ahí… y caído en un charco. Así que un poco adolorido por la caía y con el orgullo casi por el suelo, al fin estaba ahí… y a diez minutos de que iniciara el dichoso partido en el cual ya no quería participar.

 

Sacudió de nuevo sus rodillas, su pantalón estaba sucio por ese charco… ¡Maldición! El único charco en toda la ciudad y justo se tenía que caer en el…

 

—¡Sora! —Escuchó que alguien le llamaba y bufó, justo ese día odiaba conocer a tanta gente.

—¿Estas bien, Sora? —Preguntó ese alguien al verlo tan quieto ahí parado.

—Si —Respondió lacónicamente.

—¿Seguro? —Se quiso cerciorar esa persona, pues el tono que había usado Sora no era usual para él, pues siempre respondía de manera alegre a todo el que le hablaba.

Sora regresó su vista y lo enfocó con un gesto cansado.

—Si, mejor que nunca —dijo sin notar el sarcasmo en su voz.

El chico moreno de cabellos negros y ojos oscuros, decidió pasarlo por alto.

—Si… como sea, sólo te aviso que Selphie te está buscando.

 

“¡Genial!” De nuevo alguien le recordaba su primera desgracia: el maldito cartel que no guardó por idiota. Sin decir nada, caminó lo más rápido que pudo al salón de imprenta.

 

—¡Sora! ¿Dónde te habías metido? Llevo casi una hora esperándote —se quejó molesta la chica de cabellos castaños rojizos… y a decir verdad era raro verla molesta.

—Lo siento Selphie… —Dijo con una mano en la nuca.

—Bueno… ¿Me mostrarás el cartel?

Sora se sintió mal de oír eso.

—Selphie…la verdad es que… tenía el cartel en mi Usb, pero no la encontraba y fui a casa por ella, pero tampoco estaba ahí… al parecer la perdí…

—… —Selphie se le quedó viendo.

—… Lo siento —volvió a decir.

—Sora… ¿Qué quieres decir?—Preguntó, no porque no hubiera escuchado, sino porque realmente no quería creerlo— ¿No hay… cartel?

—… —Negó con la cabeza apenado… odiaba quedar mal con la gente— Lo siento, Selphie.

—Sora… ¿estás bromeando… verdad?

—… —Se quedó callando bajando la vista.

La chica al fin reaccionó.

—¡Sora, confié en ti para esto! —Gritó— ¡El evento es mañana! ¿Y ahora que vamos a hacer? ¡Dime! —lo miró de verdad enfadada… y decepcionada.

—… —El castaño no sabía que decir, pero antes de que pudiera hacerlo…

—¡Aquí estas!

 

Tanto Selphie como Sora voltearon, hallándose con Vaan.

 

—Sora el partido empieza en menos de diez minutos —dijo el chico de piel tostada (2)— ¿Qué estás haciendo aquí?—dijo un poco preocupado.

—Lo sé, Vaan. Pero esto es importante…

—¡El partido también lo es! Es “El partido de la buena suerte”—dijo tomando a Sora del brazo, para llevárselo e ignorando a Selphie olímpicamente.

—¡Oye, Vaan, no te lleves a Sora!—Reclamó la chica. Pero el rubio platinado ya llevaba a Sora por el pasillo fuera del salón de imprenta.

 

—¿El Partido de la buena suerte?—Recalcó dejándose llevar por Vaan.

—Seeh, ¿A divina quien le puso ese nombre?

 

Sora se llevó una mano a la cara, ese era un chiste de muy mal gusto, seguro que no se equivocaría al suponer quien lo hizo.

 

—No me digas… ¿Reks?

—¡Exacto! —Dijo y rió escandalosamente— se le ocurrió esta mañana después de que te visitamos en tu salón.

—Que bien… —Dijo irónico. Vaan no prestó atención a su comentario, de hecho aunque lo escuchó, no creyó que fuera con ironía.

Y en los vestidores… 

 

—¡Sora, que gusto verte! —Dijo Reks, el hermano mayor de Vaan al verlo entrar a los vestidores— aunque sinceramente creí que no vendrías, ya sabes… por eso de la mala suerte —dijo con una sonrisa altanera.

Cosa que de verdad molestó a Sora.

—¿Cómo crees…? —Logró decir, aunque estaba acostumbrado a que Reks se pusiera así de pesado, había momentos en que no estaba en verdad de humor para aguantarlo.

 

Después de eso y le prestaron a Sora un uniforme limpio. Siempre tenían uno listo y limpio de su talla. Por los tenis no había problema, Sora siempre llevaba tenis (3), solo que ese día estaban un poco sucios, por su desventura con cierto charco….

 

Reks se dirigió a todos.

—Bien, chicos, ya estamos completos. ¡A ganar el partido de la buena suerte!

—¡Si! —todos alzaron su puño y comenzaron a salir, incluso Vaan salió con ellos dejando a Sora, que todavía se terminaba de vestir.

Cuando el castaño estaba por salir, piso algo que por poco y lo hace caer, pero logró mantener el equilibrio; bajó la vista, percatándose de que tenía desatado el cordón de uno de sus tenis, por lo que regresó a la banca a sentarse para amarrarlo.

 

—Al fin te encuentro.

Sora levantó la vista de inmediato.

—¡Roxas! —No pudo ocultar lo feliz que estaba de ver al rubio ahí. El aludido se detenía del marco de la puerta, parecía que había llegado corriendo hasta ahí.

—Sora, ¿por qué no me avisaste qué jugarías?—Preguntó y entró al vestidor mirándolo fijamente.

 

La sonrisa de Sora desapareció ante eso y se sintió mal. No había ido a ver a Roxas en toda la mañana y cuando hablaron por teléfono la llamada se había cortado.

—Ah… lo siento, Roxas… es que… Vaan y Reks me lo pidieron justo esta mañana… y olvidé mi celular en casa… —trató de explicarse levándose una mano al cuello.

 

Roxas suspiró al oír eso…

—Ah, si… el celular, pero, pudiste ir a mi salón… ¿No? —le reprochó el rubio, le molestaba cuando Sora no le contaba las cosas, era algo que simplemente no le gustaba, además de que Vaan y Reks no le caían bien.

—¡I-Iba a ir a tu salón en la mañana, Roxas, pero tuve una mañana agitada y-y luego tuve que ir a casa por unas cosas…! —Se preocupó al ver que el rubio estaba molesto con él. —Por favor no te enojes conmigo.

 

Roxas reaccionó ante la forma que estaba actuando quizás estaba exagerando, pero siempre se ponía así cuando se trataba de Sora.

 

—Está bien, descuida, es solo que me enteré hace apenas unos minutos, si no me lo hubieran dicho no hubiera venido a verte… cuando no me contestaste el teléfono en la mañana y no te encontré en tu salón pensé que te habías enfermado o algo…

Sora rió.

—Perdón por preocuparte, es sólo tuve un examen sorpresa de cálculo y luego corrí a casa por algo que se me olvidó… —suspiró al recordar la situación del cartel.

 

—Sobre eso, Sora está bien que tu casa esté cerca, pero esta no es la primera vez que te ves obligado a ir hasta allá, por tus olvidos.

Sora rió nervioso. Riku y Roxas eran quienes mejor sabían de su mala memoria, pero Roxas era quien más lo ayudaba con eso.

—Am… bueno, si… pero ¿Qué te parece si seguimos hablando de esto en el taller de pintura? El partido está por comenzar, y si no salgo Vaan y Reks me mataran.

 

El rubio frunció el cejo.

—¿Ahora…van a matarte por no hacerles un favor? —cuestionó algo molesto.

—Es un decir… —se puso de pie.

Roxas suspiró.

—De acuerdo, entiendo…

—Gracias por venir hasta aquí Roxas, pero me voy ya o empezaran sin mi—dijo sonriendo hacia el rubio de ojos celestes, luego caminó para salir del vestidor.

Roxas lo volteó a ver y le habló antes de que saliera.

—Sora…

—¿Qué pasa? —Se detuvo al escuchar que le llamaba.

Roxas lo miró unos momentos en silencio.

—…Ten cuidado.

—¿Cuidado? —Parpadeó un poco confundido.

—¿No sabes? Axel y Seifer van a jugar.

Sora reaccionó.

—Ahh, pues era de esperarse —mira hacia el techo pensativo cruzándose de brazos— ambos están en tercero de Recursos Humanos… aunque yo aún me pregunto, qué rayos hace Seifer en una carrera como esa.

Roxas cierra los ojos y niega con la cabeza.

—Nadie lo sabe, Sora. Nadie, creo que ni él —afirma.

 

Tras decir eso, ambos empiezan a reír. A ninguno de los dos le agradaba Seifer. Seifer era un busca pleitos y el bravucón de la escuela, además de un patán casi todo el tiempo. Una vez que dejan de reírse, Roxas continúa.

 

—Y sobre Axel… también cuídate de él —le aconsejó.

Sora se sorprendió un poco con eso.

—¿De Axel? … ¿Qué hay de malo con él?

Roxas guarda silencio al oírle decir eso, pero, por alguna razón le molestaba lo que Sora estaba diciendo.

—Es un juego, Sora. Harán lo que sea para ganar —Atinó a decir con lo único que si podía darle una explicación.

Sora sonrió, se sentía tan bien de saber que Roxas se preocupaba tanto por él.

—No te preocupes me cuidaré de Seifer —Dijo el castaño alzando su puño, y caminó para salir de ahí al fin.

Roxas bajó la vista alcanzando a mirar los zapatos del castaño y algo le llamó la atención.

—Oye, Sora… —le llamó pero no alcanzó a persuadirlo.

 

Sora finalmente salió de los vestidores y llegó a la cancha de Futbol. En esa cancha de futbol había dos gradas y justo enfrente de las canchas estaba la cafetería y más al fondo, el gimnasio, el cual se emplearía para el evento de mañana.

 

—Siento la demora —dijo llegando al lado de Reks— ¡Aquí estoy!

El rubio platinado lo observó.

—Bien, será un partido de un solo tiempo, lo que dure el receso. Este es “El partido de la buena suerte” —dijo sonriendo con orgullo hacia el equipo contrario.

—Vaya que sí —dijo Axel, confirmando lo que Reks decía y haciéndose notar.

Sora volteó a ver al pelirrojo notando aquella sonrisa segura y agradable que siempre llevaba. Y más atrás distinguió a Seifer con su sonrisa burlona.

Los dos capitanes se pusieron al frente, a pesar de ser un partido de media hora, había árbitro.

—Uno, dos… ¡Tres! —El silbato sonó.

 

El partido dio inicio. Sora corrió junto con todos siguiendo el balón, alguien arrebató el balón del equipo contrario y Sora trató de conseguirlo, pero Seifer lo alcanzó primero llevándoselo.

Roxas salió del los vestidores y llegó a las gradas. Había algo de público aunque no era nada oficial. Desde ahí miró a Sora en la cancha que corría justo tras Seifer. Buscó a Axel con la mirada y estaba cerca de la portería contraria, seguramente esperando a que alguien le pasase el balón.

 

Sora alcanzó a Seifer y peleo por el balón, pero el rubio lo pateó mandándolo  lejos, Axel lo recibió y anotó sin problemas mandando una sonrisa triunfal. El portero mandó el balón a los pies de Reks y el juego continuó…

—¡Vamos, Sora!—Le llamó éste y corrió acercándose a la portería contraria. Sora corrió rápido también adelantándose y esquivando a quienes lo intentaban marcar. Recibió el balón de Reks y lanzó una patada fuerte, aunque estaba algo lejos, anotó hábilmente.

 

—¡Si!

Roxas se tranquilizó al ver a Sora ser felicitado por la anotación, en realidad el partido iba muy rápido. Apenas pudo pensar otra cosa cuando un segundo gol fue para el equipo de Turismo, siendo anotado por Reks. A pesar de todo, Sora y Reks hacían una buena combinación en el campo.

 

—¡Si, eso es Reks!

Roxas volteó al escuchar una voz conocida a su lado.

—Es un buen partido, ¿verdad, Roxas? —Dijo Vaan, con los brazos cruzados.

Roxas frunció el cejo.

—De nuevo Reks y tú, ¿Verdad?

Vaan rió.

—Hey, ¿Qué te puedo decir, que tú no sepas? —Hizo una pausa para mirar al castaño en la cancha— Sora es un buen chico, y siempre está disponible paaaara todo.

 

A Roxas no le gustó el modo en Vaan decía aquello, el rubio ojiazúl conocía muy bien el modo de ser de Sora, sabía que el castaño era una gran persona; siempre dispuesto a ayudar y a veces hasta meterse en problemas por otros, incluso sabía que era por la personalidad de Sora que eran amigos, pero había algo en eso que le molestaba de cualquier modo. El sonido del silbato llamó la atención de los dos rubios.

 

—¡Falta! —Dijo el árbitro.

Roxas se preocupó en cuando vió en el suelo a Sora sujetándose su pierna, y más al ver que Seifer estaba ahí.

—¿Estás bien, Sora? —Se acercó Reks.

Sora no le respondió, en cambio volteó a ver a Seifer con molestia.

—Lo siento Sora —dijo aquel alzando sus palmas—, no medí mi fuerza— se disculpaba con un gesto hipócrita, el cual se distinguía desde cualquier parte de la cancha que se viera.

Sora estaba por decir algo, pero una mano ofreciéndole ayuda se atravesó en su mirada.

 

—Hey, eso no acabará contigo ¿O sí? —Decía Axel, quien era el que ofrecía ayuda al castaño ojiazul.

—Pues claro que no —Dijo Sora todavía mirando a Seifer con molestía, pero regresando la vista al pelirrojo, aceptó su ayuda. El joven de ojos verdes dio un tirón fuerte levantando a Sora desde el suelo, pero con tanta fuerza que el castaño al no esperarlo, perdió el equilibrio chocando contra el cuerpo del más alto, y para no caer, se sostuvo de él. Reaccionó en un segundo tratando de alejarse pero Axel se lo impidió sosteniéndolo junto a él, provocando con ello un abrazo en toda la expresión de la palabra, eso claro hasta que Sora se separó una vez que recuperó el equilibrio.

 

—G-gracias Axel… —Dijo un poco nervioso, desconcertado por lo que acababa de pasar.

—Si todos tus “gracias” van acompañados de un abrazo, tal vez te haga más favores —dijo con una sonrisa insinuante y luego se alejó regresando a su posición.

 

Roxas había visto todo sin perder detalle y ante la última acción de Axel, apretó sus puños. Vaan a su lado sonreía emocionado por el marcador, ya que el equipo de su hermano iba ganando.

 

El partido se reanudó rápidamente, pero ahora cada que Sora alcanzaba el balón, Seifer o Axel aparecían para arrebatárselo. Seifer de modo agresivo con claras intensiones de lesionarlo, aunque el castaño se preguntaba si él era el único que lo notaba, por el contrario, Axel parecía estar ahí justo para “ayudarlo” o para bloquearlo… aunque su modo de bloquearlo no era la esperada para un partido de soccer, pues Axel se acercaba demasiado a él… ¿Sería también su imaginación? En una de esas Seifer lo empujó “accidentalmente” y este perdió el equilibrio siendo sostenido una vez más por el pelirrojo mayor, Sora hubiera agradecido de nuevo la ayuda si no fuera porque Axel rodeó su cintura con sus brazos en un acto completamente innecesario.

 

Roxas fulminó a Axel con la vista, y su mirada se afiló al encontrarse con la mirada de Axel desde la cancha, como si quisiera que lo mirara.

—¡Seifer, estas fuera! —Reprendió el árbitro. El aludido se sumió de hombros y salió de la cancha sin importarle mucho.

—Axel… ¿Me puedes soltar? —Pidió Sora algo molesto. Lo suyo no eran los abrazos.

Axel no pretendía prolongar eso, pero algo en las gradas lo había distraído de lo que hacía, pero sonrió como siempre.

—Sólo trataba de ayudar Sora ¿Lo captas? —dijo y se alejó.

 

—¿Estás bien? —Le preguntó uno de los chicos de su equipo.

—Si… creo… ­—respondió, pero al mover su pierna un calambre la recorrió. Resistió el dolor, pero al mover el brazo el dolor de la caída que tuvo con Yuna en las escaleras también se hizo presente, intentó caminar pero tropezó con el mismo cordón desatado. “¿Otra vez?” Con poca paciencia se agachó para atarlo.

 

—¡Sora de prisa!—Le llamó Reks.

—¡Ya voy!—Se irguió tras amarrar el susodicho cordón, pero el dolor de su pierna y hombro habían revivido con ese empujón que le dio Seifer, quizás era el resultado de todo lo que lo agredió durante ese partido. Definitivamente ese no era su día… Reaccionó en que desde hacía rato que no recordaba que era el maldito viernes trece.

 

—¡Sora!—Escuchó su nombre y repentinamente recibió el balón de uno de los compañeros, salió de sus pensamientos  e hizo todo lo posible por correr a la portería para anotar, estaban empatados, sólo un tiro más y ganarían. De pronto, tropezó con algo y cayó de bruces contra el pasto con muy poca gracia. El publico en las gradas se conmocionó, en cuanto alguien del equipo de Recursos Humanos consiguió el balón, se lo pasó a Axel y éste anotó, deshaciendo el empate dejando un seis y un cinco, con la ventaja para Recursos Humanos.

Y en ese justo momento el timbre anunciando el fin de la hora del receso sonó.

El equipo de Axel celebró la victoria.

 

—¡Aghh! ¡No puede ser! —Gritó Vaan dramáticamente en cuanto salió del shock.

—¡Sora! —Reaccionó Roxas y corrió bajando de las gradas.

 

El castaño se levantó del suelo, y se tuvo que pasar la mano por la boca para quitarse el sabor del pasto de ella, se sentía sumamente avergonzado, todos en las gradas lo estaban mirando, y escuchó los lamentos del equipo al que había entrado a ayudar. Se volteó así como estaba en el pasto para ver la “cosa” con la que se había tropezado, pero se sorprendió al ver que tenía el Tenis casi fuera de su pie… y el cordón estaba roto.

—¡No puede ser! ¡Perdimos contra un equipo de cuatro! —Debido a la expulsión de Seifer, eso era cierto.

—¡Sora! —Roxas llegó hasta a él y se agachó a mirarlo— ¿Estás bien?

—Hoy no fuiste de mucha ayuda, Sora —Dijo Reks hastiado.

—… —Sora miró hacia el piso, le molestaron las palabras del rubio platinado, pero ahora le molestaba más la humillación y el hecho de que ni si quiera podía pararse de ahí tan rápido como quisiera para tratar de irse con la poca dignidad que le quedaba.

 

—Es sólo un tonto partido de recreo, ni que fuera la gran cosa —dijo Roxas molesto por la actitud de Reks.

Reks apartó la vista de Sora.

—Nos vamos… —dijo sin mirar a Roxas y arreando al resto de sus compañeros para salir de la cancha.

 

—Por eso no me cae bien y su hermano tampoco —declaró Roxas sin importarle si lo escuchaban y al voltear un poco de reojo alcanzó a ver a Axel y a Seifer intercambiar palabras mientras caminaban.

 

—Roxas… lamento que vieras esto… —Dijo apenado.

El rubio se volteó de regreso a su castaño amigo.

—Si, la verdad es que yo también lamento que les ofrecieras ayuda a esos ingratos —dijo molesto, mirándolo fijamente— Hiciste lo que pudiste que el resultado no fuera el mejor es aparte, ¿Qué no son así los partidos? Además, ¿Por qué te sientes mal? Ni si quiera era tu partido.

 

Sora se sentó en el pasto, y se ajustó el tenis que tenía el cordón roto, esperaba no volver a caerse con él. Pero se sentía sumamente mal de que Roxas lo viera así. ¿Qué pensaría de él?

—Pero, fue patético… —Dijo con voz baja.

—Si… un poco —Cerró sus ojos—, por eso te dije ayer que le cambiaras el cordón a este tenis o que no te los pusieras.

 

Sora alzó la vista con sorpresa hacia el rubio de ojos celestes.

—¿He?

—No me digas… Ya lo olvidaste —Dijo el rubio con tono obvio.

Sora recordó de súbito que ayer estuvieron en el taller de fotografía, y mientras editaban unas fotos, él se paró, la cuerda de su tenis se desató y se atoró en el tubo roto de la silla donde estaba sentado. Recordó incluso que al pararse estuvo a punto de caerse, pero Roxas lo había alcanzado a sujetar del brazo jalándolo hacia él, de manera que quedaron muy cerca uno del otro, Sora creyó que ese era un buen momento para decirle sobre el festival de mañana una vez más…

 

 —Roxas… sobre el festival del catorce de febrero… ¿Qué opinas? ¿Crees que se ponga bueno?

El rubio guardó silencio un momento para pensar algo al respecto.

—Lo dudo. No entiendo por qué la escuela hace un alboroto por eso, yo creo que es ridículo e innecesario —Dijo con cierto fastidio— sólo la gente patética que quiere llamar la atención iría a algo así.

El castaño no supo como sentirse al escuchar todo eso.

—Ah… si, bueno… Yo no creo que sea tan malo… —A él si le interesaba ir al menos una vez.

—Sora…, la verdad no me interesa ese festival, nunca me han gustado ese tipo de cosas —Y fue así como el día de ayer, Sora desistió de intentar invitarlo y de emplear ese día para confesarle sus sentimientos.

—Ya veo… —Rió un poco nervioso— a mi tampoco, solo que lo he escuchado mucho… y como es mañana… —Trató de sonar casual, mientras que se agachaba para atar la bendita cuerda de su calzado.

Roxas dejó de prestar atención a la conversación sobre el festival ese, para prestar atención a algo que si le preocupaba.

—Temo que se romperá… —dijo refiriéndose a la cuerda— será mejor que no te pongas esos tenis hasta que compres otras cintas.

—Si, si… ¿Nos vamos? —Dijo y se levantó, se empezaba a sentir mal por lo que Roxas había dicho del festival, que ya quería irse de ahí.

 

Sora reaccionó. Quizás fue por la decepción que sintió que se olvidó de lo demás.

—Lo siento…

 

Roxas suspiró de nuevo y le miró con tranquilidad.

—No importa, será mejor que te levantes y vayas a los vestidores, las clases están por comenzar —dijo y tomando la mano de Fair se incorporó, pretendiendo levantarlo al mismo tiempo que él se paraba.

El castaño apoyó sus pies en el pasto, pero el dolor doblo su pierna, provocando que no pudiera sostenerse y cayendo de nuevo al suelo. Roxas fue jalado por Sora, cayendo sobre él sin poder evitarlo.

—Sooora… —se quejó Roxas.

—L-lo siento —se disculpó apenado.

 

Roxas se movió para pararse, pero se detuvo cuando se encontró muy cerca de los dos zafiros de Sora y Sora también se quedó quieto en cuanto se encontró frente a los orbes celestes del rubio.

 

Los dos se quedaron sin habla, pero ninguno parecía querer moverse de la posición en la que estaban.  El castaño se sentía completamente perdido en aquellos intrigantes ojos color celeste, los cuales le habían fascinado desde que los miró, junto a aquella adorable sonrisa que Roxas solía compartirle solo a él. Y el rubio no podía dejar de mirar aquellas orbes zafiro tan cálidas, las primeras en dedicarle una sonrisa sincera y amable en esa escuela cuando llegó. Él no era la persona más sociable del lugar, pero con Sora se sentía muy bien.

Ninguno de los dos quería romper ese momento, sin embargo algo los hizo voltear al mismo tiempo en cuanto dos sombras les cubrieron.

 

—Continúen, continúen; hagan de cuenta que no estamos aquí —dijo una voz con cierto rastro de ironía.

—¡Ri-Riku! —Sora reaccionó al fin, sonrojándose al mirar a su mejor amigo y a Kairi ahí—, N-no estamos haciendo… nada… —dijo avergonzado. Pero ante el problema de su pierna adolorida no hizo ni el intento de pararse, no quería hacer el ridículo de nuevo, aunque seguramente ya lo estaba haciendo.

 

Roxas suspiró y finalmente se levantó de Sora con cierta pereza, actitud que no pasó desapercibida por Riku.

—Sora, ¿Estás bien? —Se agachó Kairi un poco preocupada— Lamentamos mucho el resultado del marcador —dijo de verdad apenada.

—Hay cosas peores que lamentar —dijo Roxas demasiado serio.

Kairi miró al rubio.

—¿Tú crees Roxas? —Inquirió sin comprender a qué se refería.

—¿Y… te vas a quedar ahí acostado por el resto de la tarde, Sora o qué? —Preguntó un poco sarcástico el peliplateado.

—Ya voy… —respondió Sora algo molesto por la interrupción.

 

Riku se agachó y tomó a Sora del brazo para levantarlo, pero de nuevo el dolor en la pierna del castaño lo hizo perder el equilibrio y sujetarse de Riku para no volver a quedar en el suelo. Por suerte Riku era más fuerte que Sora por ello no terminó en el suelo con él.

 

—¿Seguro que estas bien, Sora?—Alzó una ceja Riku al sentir como Sora se agarraba de él para no caerse.

—Pues…

Roxas los miró y se puso de pie.

—No, no lo está. —Dijo con cierta molestia— Fue por la caída y las entradas de Seifer… ¿Es que no vieron el partido?

 

Sora escuchó eso y sabia que no era sólo por eso que estaba así. Una vez más el maldito viernes trece hacia de las suyas, aunque por un momento lo quiso ignorar, ese era el resultado. Tal y como lo pensó en la mañana. Ese partido había terminado en desastre.

 

—¡Te lo dije, Riku! —Dijo entre molesta y preocupada la pelirroja al dirigirse a su novio— ¡Tenemos que llevar a Sora a la enfermería!

 

Riku se sintió un poco culpable, tal parecía que de verdad ese no era el día de Sora, dejando de lado si era viernes trece o lunes dieciséis.

 

—De acuerdo, yo llevaré a Sora a la enfermería —dijo poniendo sus manos en los costados de Sora para evitar que cayera— Tú y Roxas vayan a clase...—les dijo al rubio y a la pelirroja.

A Roxas no le gustó eso.

—No, yo lo llevaré —contradijo y acercándose a Sora, lo sostuvo de los hombros alejándolo de Riku. Hizo que Sora pasara su brazo por sus hombros y él le lo sujetó de la cintura —Kairi, —se dirigió a la pelirroja— adelántate a la clase, yo después te alcanzo, y me cuentas.

 

—Claro —respondió ella amablemente.

—Gracias —agradece— Vamos, Sora —le dijo lo último al castaño y caminaron juntos para salir de ahí.

 

Riku se dio cuenta de que Roxas lo ignoró, pero no se molestó, de hecho le pareció divertido ver la actitud del rubio. Kairi también lo notó.

—¿Qué le hiciste a Roxas, Riku?—Preguntó la ojiazul un poco confundida.

El chico de ojos aguamarina sonrió divertido.

—¿Sabes que es gracioso?—Preguntó con el mismo gesto. En cuando la chica movió la cabeza diciendo “No”, respondió— No hice nada.

 

&&&&&&&&&&&&&&&&-Supersticiones-&&&&&&&&&&&&&&&

 

Sora sentía dolor en su pierna a cada paso que daba y de hecho el dolor en el hombro era peor que el de la pierna, quizás no le doliera tanto, pero Roxas había pasado por sus hombros justo el brazo que le dolía, y es que debido a que la pierna que le dolía era la izquierda realmente no había de otra.

 

Si, era doloroso, y aún sentía la humillación de caer en medio de la cancha y además de haber sido el causante de que el grupo de Turismo perdiera, pero, estúpidamente se sentía feliz de sentir como Roxas lo ayudaba a caminar y además de que lo llevara de la cintura. Si, era realmente patético, pero, no podía evitar que sus sentimientos por ese hermoso chico dominaran su ser al sentir y ver lo mucho que se preocupaba por él ¿Alguna vez podría decirle lo que sentía?

 

—Sora.

—¿Si?—Reaccionó al oír que le hablaba.

—La próxima vez que Reks y Vaan te pidan “ayuda”, solo di: No. —dio con cierta molestia.

Sora se sorprendió al oír eso.

—¿De qué hablas?

—Tú y esa manía que tienes por tratar de complacer a todos, no puedes hacerlo, Sora.

—… —No supo que decir… ¿En verdad hacia eso? ¿Es que estaba mal querer ayudar a sus amigos?

 

Llegaron a la enfermería antes de que Sora pensara en algo que responder sobre eso. La enfermera estaba sentada en el escritorio mirando unos papeles, pero de volteó al oír la puerta abrirse.

 

—Buenas tardes —se puso de pie, y al verlos entrar los reconoció— Sora, Roxas. Gracias por la visita —dijo la enfermera, se trataba de una chica de unos veintitantos, de cabellos cortos negros, con una diadema de listón color verde y de ojos castaños— cuanto tiempo sin verlos por aquí

—… —Roxas rodó los ojos, la enfermera Yuffie Kisaragi siempre hacia comentarios fuera de lugar.

—Hola Yuffie —saludó Sora— si… bueno, ya sabes, no es necesario visitarte… sin ofender.

—¡Bah! —exclamó Yuffie sacudiendo su mano— conozco a varios que sólo se hacen los enfermos para no tomar una clase —se acercó a ambos chicos ayudando a Roxas a llevar a Sora a una de las tres camas que había ahí— ¿Y qué te pasó, Sora? —Inquirió al ver el gesto de dolor que hizo el castaño al poyar el pie en el suelo.

Roxas se hizo a un lado para dejar que Yuffie pasara a revisarlo.

—Fue en el partido del medio día, mi tenis se rompió y me caí.

—Umn… —tomó el pie de Sora, le quitó el tenis y lo examinó— ¿Duele aquí?

—No, es más bien un dolor que recorre toda la pierna.

 

Yuffie, sujetó el pie de Sora y empujó la pierna hacia el cuerpo del chico, el castaño se quejó.

—Pues tu pie está intacto, quizás tu pierna se forzó por la caída. Voy a presionar más Sora, si el nervio o el musculo se encogieron en cuanto se enfríen por la falta de movimiento será peor, va a doler  —Sonrió— pero sé que lo resistirás, voy a empezar.

Sora asintió.

Roxas caminó por la habitación esperando a que Yuffie aplicara sus conocimientos en quiropráctica.

—Yuffie… ¿Podrías ver mi hombro también?—dijo bajito.

—¿Qué te pasó ahí?

Rió nervioso.

—Sólo un golpe… —Miró que Roxas se acercaba a ellos— también en el partido…

Yuffie se echó a reír.

—Cualquier diría que jugaste futbol americano y no soccer, Sora.

Sora pensó que la risa de la chica era totalmente innecesaria, pero con Yuffie siempre era lo mismo.

—Seifer jugó —se adelantó Roxas a responder.

—Oh… entiendo —la chica conocía a Seifer perfectamente, igual que todos en esa escuela.

 

Pasaron otros minutos en los que la enfermera estuvo moviendo el brazo de Sora para estirar el musculo, Sora cerraba los ojos a veces cuando el dolor era demasiado, pero su tortura al fin terminó.

—Muy bien, con esto bastará —dijo Kisaragi— Te daré algunos analgésicos para que deje de doler y podrás irte a casa en media hora.

—¿He?... ¡No! —Gritó llamando la atención de su amigo rubio y de la enfermera. Al reconocer su propia reacción se llevó una mano a su nuca y rió levemente para calmar su nerviosismo— es decir, si dices que en media hora me sentiré mejor, entonces volveré a clases.

Roxas alzó una ceja mirándolo con atención.

—¿En serio, Sora? —Preguntó la pelinegra para confirmarlo— no creí que te gustara tanto la escuela, eso es inesperado.

Sora volteó a ver a Roxas en cuanto Yuffie dijo eso y se ruborizó levemente; apartó la vista hacía la ventana, tratando de hacerlo ver como un movimiento casual.

—Bueno, de todos modos no hay nadie en casa justo ahora y… ¡Olvidé mis llaves! —se apresuró a decir para justificar su necesidad de quedarse en la escuela.

—¿Hay algo que no se te haya olvidado hoy, Sora? —Inquirió Strife con sarcasmo.

—Umn… —Bufó por lo bajo. En realidad las llaves no se le habían olvidado, pero…

—Como quieras —Dijo Yuffie—. Iré por los analgésicos. Espera aquí —hizo énfasis en eso último y se fue al otro cuarto de la enfermería.

 

Sora la miró con cierta molestia, ¡Claro que esperaría ahí! Tenía una pierna adolorida que no le permitía caminar… ¿Acaso tenia opción? Al parecer todos estaban poniendo a prueba su paciencia ese día.

 

Roxas jaló la silla que estaba del otro lado de la cama y se sentó frente al castaño.

—Sora, ¿De verdad no es mejor que te vayas a tu casa? —Lo miró algo preocupado— si no tienes llaves podemos hablar a tu mamá desde mi celular, y decirle lo que pasó, para que venga alguien por ti.

Sora sonrió y negó con la cabeza.

—No es necesario, ya oíste a Yuffie, con sus masajes y con los analgésicos me sentiré mejor.

Roxas cerró sus ojos resignado.

—Por eso te dije que tuvieras cuidado con Seifer… yo sé muy bien que no sólo fue la caída. Él te hizo varios barridos, yo lo vi, él quería lastimarte.

 

Sora entre cerró sus ojos molesto. Se  cruzó de brazos y levantó el rostro hacía el techo

—Pues… es probable, yo también lo conozco, pero no hay nada que hacer, la excusa es que fue durante un partido.

Roxas aparta la vista.

—Y además ese Axel… —dijo con molestia— parece que se pusieron de acuerdo.

Sora lo miró.

—No digas eso Roxas, Axel me ayudó, de hecho varias veces.

—Pues qué coincidencia, ¿No? Siempre estaba ahí después de que Seifer te atacaba —aseguró.

—… Seguro que hay una explicación a eso… —agregó.

—Pues no sé que pretendían, pero al rato Axel me va a escuchar —dijo resentido.

—Espera Roxas… aunque fuera cierto que estaban de acuerdo, yo no le encuentro ningún sentido, ha que uno me tirara y el otro me levantara… ¿O tú sí?

Roxas escuchó a Sora y apretó su puño; levantó su vista y lo miró fijamente.

 

—… /¿De verdad no te diste cuenta…?/ —pensó.

Sora se puso un poco nervioso por la mirada que Roxas le estaba dando, ahora parecía molesto por lo que había dicho.

—Eh… por cierto… —trató de cambiar el tema— ¿No tenias una clase?

Roxas bajó la vista mirando las sabanas de la cama para intentar distraerse.

—No importa, le pedí a Kairi que me la contara.

 

Sora se sorprendió.

—Roxas…, pero tú nunca faltas a clases.

El rubio se comenzó a desesperar, ¿Por qué Sora no lo entendía?

—Es sólo una clase, prefiero estar aquí… contigo —confesó sin levantar la vista y logrando mantener el control.

Sora por el contrario no pudo evitar ruborizarse un poco al escuchar eso de su querido rubio.

 

—Gracias, Roxas —respondió al fin con un gesto muy dulce.

 

Roxas se atrevió a levantar la vista en cuanto escuchó ese agradecimiento, y en cuanto lo hizo, se encontró con los zafiros del castaño, tan gentiles y brillantes, como siempre. Siempre era igual con él, siempre era así…

 

—Sora… —estaba por decir algo, pero…

 

—¡Ya estoy aquí, chicos!—Salió Yuffie de la otra habitación y caminó hacia ellos— aquí tienes Sora —Dijo mostrándole un frasco y inclinó para dejar caer dos pastillas en la mano del chico castaño— toma las dos —le acercó un vaso de agua que también llevaba.

 

El castaño se echó las dos pastillas a la boca y las pasó con el agua al mismo tiempo. Después de tomarlas devolvió el vaso a Yuffie.

—¿Seguro que no te quieres ir, Sora? Aun puedo hacer el permiso.

—No, Yuffie muchas gracias, pero me quedaré.

La chica lazó de hombros y suspiró.

—Es verdaderamente inesperado... como quieras. Media hora y podrás irte —se alejó.

—En serio, Sora… ¿Por qué no ir a casa? —Le preguntó Roxas con interés, al observar por segunda vez la negativa de Sora a aceptar el permiso para irse de la escuela.

 

—Pues… porque te prometí que nos veríamos en el taller de pintura, y no voy a fallarte —le sonrió cerrando sus ojos y mostrando su blanca dentadura.

 

El rubio de ojos celestes se sorprendió mucho… ¿Sora se quedaba sólo por eso? Roxas no supo si enojarse o alegrarse. Sora siempre hacia ese tipo de cosas, pero, cuando lo hacía con los demás se sentía molesto, pero cuando lo hacía por él le hacía sentirse especial... pero… ¿Eso estaba bien? En verdad… él…

 

&&&&&&&&&&&&&&&&-Supersticiones-&&&&&&&&&&&&&&&

 

Mientras tanto en otro lado de la escuela… en el salón de fotografía, específicamente. Se podía ver a alguien editando algo en photoshop, una fotografía… ¿Qué más podría ser en un salón de fotografía?

—¿Jazmin? —Entró una chica de largos cabellos rojos, se acercó a la silla en dónde estaba sentada  la otra y vió lo que hacía— ¡Woa! Qué buena fotografía —dijo emocionada apoyando sus manos sobre el respaldo de la silla de la otra.

—¿Verdad? —Respondió animada, mientras seguía editando un fondo y algunos efectos de agua y gotas.

—Que buen fotomontaje —dijo de nuevo.

—No es un fotomontaje —Respondió la chica de cabellos negros a la otra.

—¿¡En serio!? —Dijo atónita acercándose más a la pantalla— P-pero… ¿Cómo?

Jazmín se rió acomodándose su largo cabello negro y volteó a ver a la otra.

—Es un secreto… —rió divertida y muy bajo, cubriendo su boca con su mano. Mandó a imprimir la fotografía y se la quedó mirando un momento.

—¿Qué vas a hacer con eso, Jazmín?

La pelinegra la miró con una sonrisa misteriosa.

—No... No vas a hacerlo… ¿Verdad? —Preguntó la otra.

—¿Tú qué crees? —Respondió agitando la fotografía en el aire.

—¡No lo puedo creer! —dijo sorprendida— ¿De verdad vas a hacerlo…?

La pelinegra se levantó de la silla.

—Eres terrible Jazmín… —Dijo la otra sorprendida.

Jazmín sonrió encantadoramente.

 

TSU ZU KU… (Continuará…)

 

Aclaraciones:

(1) Yuna Kagurazaka: Sip, se trata de nuestra querida Yuna de FF X. Cómo todos los sabemos Yuna no tiene apellido, el apellido “Kagurazaka” pertenece a otra Yuna de un video juego llamado “Ginga Ojousama Detsetsu Yuna”, si les juro que así de largo es el título xD. Yuna Kagurazaka era una chica que cantaba y hacia otras tontería además de proteger a la tierra de invasores. Cómo Yuna es cantante se me ocurrió fusionarlas.

(2) Piel tostada: Moreno de tono dorado.

(3) Tenis: Calzado de tipo deportivo.

Notas finales:

&&&&&&&&&&—O—WA—RI—&&&&&&&&&&

Notas Finales:

Bueno, pues hasta acá ha llegado este segundo capítulo. Espero les haya gustado (Aunque sea un poquito n.nU)

Una vez más me disculpo por la larga espera. Espero haberlo compensado ofreciendo un capítulo un poco más largo que el primero.

Bueno sé que este segundo capítulo ha sido menos gracioso, a pesar de que las desventuras para nuestro protagonista continúan (Y continuarán). Por lo menos vemos a un Sora un poco más feliz de estar con su querido rubio. El cual por cierto, a partir de aquí saldrá mucho xDD en comparación con el capítulo anterior. Por cierto, no se sorprendan si leen a los personajes de Disney rondando por ahí jejeje. También sé que muchas esperaban leer a Roxas, pues aquí lo tienen. Y… espero no haber decepcionado a nadie.

 

¿Qué pasará ahora? ¿Qué es lo que planea Jazmín? ¿Por qué Roxas está enojado con Axel? xD

 

Es todo por el momento.

Recuerden, nadie me paga por escribir, háganme feliz con un review.

 

k6;l6;l9;k4;l0;k6;al5;l0;n3;!

(Hasta luego)

 

ATTE: S. Hisaki Raiden.

 


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