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Equivocado por Yae

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XII.-

 

 

 

 

Sasuke abrió más los ojos al percatarse de lo sucedido, se incorporó viendo a unos metros a Juugo sobre su hermano mayor, quien yacía inerte con una mancha roja que se expandía desde sus sienes. Sus negros ojos se abrieron en demasía, de inmediato se puso de pie para correr junto a Itachi apartando al de cabellos anaranjados con fuerza.

— ¡Imbécil! — le gritó a su amigo, sus manos desesperadas trataban inútilmente de detener la hemorragia que le daba la impresión de estarse llevando la vida de su hermano.

— Iba a matarte — el otro se levantó limpiándose la boca con el dorso de su mano como si estuviese manchada, guardando de paso el arma que quedó a un par de metros.

— ¡Claro que no! — nervioso Sasuke se debatía entre lo que debía hacer en esos momentos.

— No se golpeó tan fuerte, de seguro despierta dentro de poco — con aire sereno se acercó a los hermanos — tenemos que irnos Sasuke, las sirenas están acercándose, la policía no tarda en llegar.

Se rehusaba a seguir arrastrando a Itachi en esas condiciones, pero las ruidosas patrullas se oían cada vez más cerca, inspirando hondo y guardándose su desesperación con cuidado cargó a su hermano entre sus brazos, sin percatarse de la sonrisa que Juugo dibujaba en sus labios.

— Conseguí otro automóvil, además te traje a Chokutō(*) junto con otras de tus cosas— anunció guiando al  pelinegro un par de calles más adelante, las personas que alcanzaban a verlos se alejaban de inmediato al notar el pequeño sendero de sangre que brotaba de Itachi.

Cuando llegaron al vehículo Juugo abrió la puerta trasera para que depositara ahí al pelilargo. — Tengo un botiquín de primeros auxilios, en cuanto nos alejemos lo suficiente atenderemos sus heridas.

Sasuke estaba sudando producto de su desesperación, nada había salido como lo planeaba y ahora casi toda solución escapaba a sus manos.

Aun así no quería dejar a su hermano.

Como abandonarlo, lo poco que había obtenido en aquellos días había bastado para hacerle desear más, para hacerle fantasear con una vida perfecta al lado de Itachi, imaginando mil y un escenarios en los que eran felices juntos. Con suavidad dejó a su hermano recostado en el asiento trasero, suspiró en silencio pero antes de que pudiese voltearse percibió la sombra de Juugo abalanzarse encima suyo, tratando de evadir la presa se lanzó dentro del auto siendo sujetado de un brazo a la vez que le encajaba una patada en el estómago al peli naranja.

Ignorando el impacto Juugo le golpeó en el rostro de frente, con la palma extendida donde se hallaba el trozo de tela empapado en algún líquido profundo, Sasuke esquivó el primer golpe pero al estar aprisionado de un brazo no pudo hacerlo dos veces, le golpearon la nariz con fuerza arrinconándolo contra la puerta cerrada. Se revolvió tratando de apartarlo, el aroma que inundó sus fosas nasales cumplió el objetivo de aturdirlo con rapidez.

Casi cediendo a su inconciencia utilizando sus piernas pudo empujar al otro, apartándolo por fin, solo veía la sonrisa que aquel traidor le dedicaba y antes de que pudiese salir de allí sus ojos fueron cerrándose dejándolo sólo en su angustiosa oscuridad.

 

 

 

 

 

Cojeando torpemente Naruto salió de su casa buscando a los hermanos, maldecía una y otra vez al haber pensado primero con sus hormonas y el deseo que Sasuke siempre despertaba en él. Usando las paredes de apoyo siguió las pequeñísimas manchas de la sangre de Itachi que se perdían un poco más adelante, una de las patrullas que habían llegado a la zona se detuvo cerca.

— ¡Naruto! — un oficial vestido de civil bajó de inmediato acercándose a ayudar al rubio, de cabellos cortos y rojizos llevaba un extraño tatuaje en la frente.

— Gaara… — inspiró aliviado dejándose ayudar.

— ¿Qué sucedió? — interrogó examinando los alrededores.

— ¿Shikamaru les dijo que viniesen?

— No exactamente, ¿qué está pasando?

— Ayúdame a buscar a alguien… es peligroso.

El pelirrojo no preguntó más, ayudo a Naruto a subir al automóvil poniéndolo en marcha de inmediato.

— ¿Viniste solo? 

— No, hay un par de unidades más como refuerzos recorriendo la zona.

— ¿Pero porque vinieron? — El rubio le miraba confundido, si Shikamaru no les había informado no entendía el porqué de la presencia de sus compañeros.

— Recibimos una llamada, bien podría ser una broma. Nos dijeron que hallaron el cadáver de Uchiha Itachi.

— ¿Qué? — aún más desorientado Naruto le miraba como si el otro tuviese dos cabezas.

— Es el caso en el que estás trabajando, ¿no es así?, por eso hable con Nara y localizamos el origen de la llamada, un teléfono público a un par de calles de tu casa.

Desconcertado lo único que pudo hacer fue reforzar el nudo que detenía el sangrado de su pierna. — Necesito un arma.

— ¿Y la tuya? — Gaara viró los ojos viéndole unos instantes.

 

 

 

 

 

 

No condujo demasiado, se detuvo en una zona donde un edificio se hallaba en construcción, bajó del auto deteniéndose frente a las hojas de lámina que hacían de cerco, sin dificultad derribó un par oyendo los ladridos de un perro disparándole en cuanto lo tuvo a rango, el chillido del animal herido le hizo sonreír. Se devolvió al vehículo tan solo para sacar al mayor de los Uchihas dejando a un Sasuke inconsciente, sonriéndole con ternura a este besándole en la comisura de los labios.

Rodeando el automóvil abrió la cajuela sacando un galón de lo que parecía ser gasolina y una larga cuerda envuelta, ya con los complementos se llevó a rastras a Itachi con su mano libre sin dejar de sonreír en la penumbra.

 

 

“Juugo… no es correcto” una aterrorizada pelirroja le miraba por sobre el hombro notando a un Sasuke dormido en la cama cubierto por las sábanas.

“Vas a despertarlo” le chitó sonriendo, tan solo se hallaba vestido con sus pantalones “Él ya me tiene a mí, Karin. Así que ya no te necesita más.”

La chica empezó a sollozar retrocediendo, se cubrió la boca con ambas manos sintiéndose una vez más; desdichada.

 

Juugo siguió avanzando tirando del hermano de Sasuke arrastrándolo por la ropa como algún guiñapo, se detuvo cuando estuvo frente al edificio que apenas contaba con dos pisos, la estructura apenas si era un armazón que empezaba a tomar forma.

 

El rasposo sonido de su cuerpo siendo acarreado para abrirse paso entre la tierra y las piedras empezó a devolverle a la conciencia, los párpados le pesaban demasiado como para abrirlos en ese momento, su mente vagaba entre la lucidez y la ignorancia. Cuando dejaron de tirar de él y quedó tendido en el piso pudo hacer un nuevo intentó para aclarar su vista.

No podía distinguir con claridad encima suyo, el cielo nocturno cubierto por algunas nubes apenas si lograba colarse entre el hormigón de la  estructura, Itachi abrió la boca buscando inspirar y llenar con más oxigeno sus pulmones, el dolor palpitante en su cabeza no le dejaba pensar correctamente.

No podía deducir donde se hallaba.

No alcanzaba a hilvanar sus recuerdos  con claridad.

— Le dije que despertarías pronto.

Pudo oír esa voz demasiado cerca, Juugo se acercó dejándose ver en medio de la nublosa noche. Al distinguirle recién sus memorias se conectaron unas con otras.

 

Entonces mátame… prefiero morir” le miraba dolido, traicionado “¡Sabia que estabas mintiendo! ¡Tú no me amas!”

 

 

Preocupado por su hermanito intentó incorporarse pero la patada que recibió en las costillas le hizo encogerse cubriéndose el golpe, presionó los dientes reteniendo su quejido lastimero, tiraron de sus negros cabellos para llevarlo a rastras contra uno de los pilares de concreto en la construcción. Quedó sentado contra el frió cemento.

Juugo ató las manos de Itachi elevándolas por sobre su cabeza hacia el pilar, no podía dejar de sonreír, estaba demasiado emocionado con idea de deshacerse de aquella persona.

De conseguirlo Sasuke solo le tendría a él para escoger, sería su única opción, esta vez se encargaría de que no olvidase nada de lo que sucediese entre ambos. La mirada agotada y aun así molesta del Uchiha mayor estropeó sus fantasiosos planes. — ¿Por qué me miras así?

— Que hiciste con Sasuke, ¿no eras su amigo?

— Está esperándome, cuando acabe contigo él solo me tendrá a mí. — respondió yendo por la gasolina.

— Si querías matarme… — Itachi inspiró agotado —… ¿tu provocaste el incendio, verdad? — viendo como el de cabellos anaranjados cogía el galón para abrirlo y rociarlo por su alrededor. Prestándole atención escasamente a los pasos dados por Juugo, le resultaron iguales a los que oyó la noche en que el lugar donde Sasuke lo tenía encerrado se abrasó.

— Esa noche pude acabar con todo… — detuvo sus acciones bajando la mirada por breves segundos —… pero Sasuke se veía tan feliz de tenerte cerca, no quería verlo sufrir. Después de todo somos amigos.

Itachi intentaba entender algo de lo que le decía, era como si Juugo también sufriese de algún trastorno psicótico, estupendos aliados su hermano fue a conseguir.

— Todo hubiese estado bien si no me hubiesen abandonado en las cabañas. ¡Todo fue tu culpa! — le gritó arrojando todo el galón de gasolina a los pies del pelinegro provocando que el líquido se desparramara. — Sasuke ya no me buscó y yo hice todo por él… pero ahora solo seremos los dos.

Apartando de si lo que pudo con sus pies, Itachi empujó el contenedor de la sustancia flamable escasos centímetros. — ¿Le amas? — Se sentía demasiado angustiado, quería creer que Sasuke no estaba herido.

— Como tú no podrías hacerlo — Juugo se acercó en nueva cuenta inclinándose para quedar a la altura del hermano mayor — él y yo hemos compartido mucho, he podido apreciarle en todas sus facetas, aunque Sasuke nunca lo recuerde — sujetó a Itachi por la barbilla haciendo fuerza.

El pelinegro presionó los dientes con molestia al deducir el fondo en las palabras dichas por el otro. — Te aprovechaste de la debilitada memoria de Sasuke… y aun así te haces llamar su amigo.

— Sasuke recuerda solo lo que le es conveniente y yo no entro en esa categoría — volvió a sonreír bloqueando con facilidad en golpe que Itachi quiso acertarle con la rodilla — cuando despierte me encargaré de que no te recuerde, creerá que todo esto fue una horrible pesadilla y que tu moriste en aquel incendio. Y yo estaré ahí para consolarlo cuando crea toda su lucha perdida.

Se puso de pie dedicándole una última mirada a Itachi, quien empezaba a forcejear para liberarse de la cuerda que sujetaba sus manos, Juugo hurgó entre los bolsillos de su chaqueta sacando un plateado encendedor.

— No vas a seguir aprovechándote de Sasuke — fue su amenaza, aun estando en clara desventaja.

— Estas echando a perder la diversión, deberías estar asustado… es la reacción normal de las personas cuando van a morir — chasqueando el encendedor la pequeña flama apareció.

Itachi afiló la mirada, con el cabello por completo estropeado y reseco por las sangre, con cada magulladura y lesión que llevaba consigo no iba a darle el placer de verle sentir miedo… ahora solo le preocupaba Sasuke.

Y como asesino entrenado el hermano menor emergió entre las sombras empuñando la larga katana de nombre Chokutō que en algún momento compró como una costosa antigüedad, el filo de la espada pasó rozando por milésimas el rostro de Juugo y su mano clavándose finalmente  en el pilar donde Itachi estaba amarrado, enterrándose con fuerza en el concreto.

El de cabellos anaranjados retrocedió sorprendido cayendo de un sentón en el piso, el diminuto encendedor salió volando unos cuantos metros más allá.

— ¿Porque despertaste tan pronto? — Juugo retrocedió asustado por la siniestra mirada de Sasuke,  se mordió los labios reprochándose al no haber usado más cloroformo para dormirlo.

— Voy a matarte — dejando la espada clavada fue acercándose — voy a arrancarte los pulmones.

Itachi veía perplejo sin creer que Sasuke estuviese allí, sin percatarse de que la pequeña llama del mechero seguía encendida demasiado cerca del combustible esparcido por todas partes.

 

— ¡Yo fui el único que te ayudo en tu estúpida fuga de loco! ¡Me encargue de todo lo que necesitabas! — retrocedió sin deseos reales de pelear con Sasuke, sin querer lastimarlo.

— Se ve que no conoces tu lugar — se acercó aún más, asestándole una patada en el rostro mandó a Juugo al piso.

Gritó quejándose por el golpe, limpiándose la sangre de la boca. — No quiero lastimarte Sasuke… soy tu único amigo verdadero.

El Uchiha menor detuvo sus pasos al escuchar aquello.

— Soy el único en quien puedes confiar — Juugo sonrió satisfecho.

— Mi único amigo se fue hace mucho — sus negros ojos le miraron más furioso, el único amigo que tuvo en toda su vida solo fue… Naruto.

El mayor también le miro molesto por esa afirmación, con rapidez sacó el arma que le hubo arrebatado a Itachi para apuntarle con ella. — No deberías poner esas palabras en tu boca.

Y disparó.

Sasuke se lanzó a un lado logrando que la bala que no le apuntaba directamente a él rozara levemente su brazo, cayó al piso volteando de inmediato a ver como el plomo se había incrustado  demasiado cerca de Itachi logrando que este reaccionara a su cansancio. Maldijo entre dientes, había dejado la espada clavada para que su hermano cortase la cuerda que lo sujetaba, pero su mayor no parecía ni enterado de eso. Se impulsó en brazos y piernas para lanzarse contra Juugo llevándose por delante cayendo ambos al piso, quiso forcejear por el arma pero el otro era mucho más alto y fuerte, sin tener en cuenta que no acarreaba cansancio ni hambre.

Un golpe en el estómago le sacó el aire haciéndolo doblarse sobre sí mismo, recibió un codazo en la espalda que lo tumbo dejándolo de rodillas.

— Dije que no quería lastimarte, Sasuke… por si no te has dado cuenta todo esto no es más que un sueño.

Los negros ojos del nombrado se abrieron bastante, sabía que no era cierto, el dolor físico así se lo confirmaba, pero una parte de su confundida mente le sugería que podía ser de ese modo.

Aprovechando la distracción Itachi cortaba la cuerda que lo retenía, trataba de mover sus manos correctamente contra el filo de la espada para evitar lastimarse con la apresurada acción, un par de cortes en sus muñecas le hicieron ir más espacio. Cuando la soga cedió de inmediato se puso de pie tomando la espada por el mango intentando liberarla.

Juugo volvió a disparar haciendo retroceder al de cabello largo, estaba demasiado agotado, no había conseguido destrabar el filo del concreto.

— Es un sueño Sasuke, solo un sueño… — repetía sin dejar de ver al mayor — un sueño que está a punto de terminar. — Sonrió de nuevo localizando el encendedor deseando atinarle de un disparo.

Pero fue nuevamente Sasuke quien se lanzó en su contra logrando que la bala se desviara por completo, los furiosos golpes del menor le estaban provocando cortes en el rostro, sin poder evitarlo disparó de nuevo.

El más joven se apartó sujetándose el hombro derecho, allí la mancha de sangre se expandía entre la tela de la ropa, presionó los dientes contendiendo en algo en dolor.

— No quiero lastimarte Sasuke… quédate en el piso — anunció Juugo antes de patearle en el estómago de nuevo, mandándolo de bruces — nos iremos dentro de poco.

Con un nuevo intentó Itachi pudo hacerse al fin con la espada, su hermano se hallaba a varios metros y Juugo le apuntaba con la pistola. Hablando de velocidad de ataque recibiría un disparo antes de poder si quiera acercarse lo suficiente.

— Un sueño Sasuke, sigue soñando… pronto despertaras — de tanto repetir las palabras Juugo veía a estas cobrar efecto, Sasuke se había quedado sentado en el piso encogido en hombros, murmurando alguna letanía incomprensible.

Su maniaca sonrisa de satisfacción le brindó al hermano mayor los segundos necesarios para lanzarse al ataque, a pesar de dispararle en cuanto le vio, el ángulo en el que Itachi se le abalanzaba estaba demasiado bajo, muy cerca del piso. El limpio corte le abrió parte del abdomen, pero sin la suficiente fuerza y todo lo que Juugo retrocedió por instinto, evitaron parte del mortal ataque que hubiese mandado por fuera sus vísceras. Haciendo gala de su resistencia disparó de nuevo contra Itachi quien previendo la reacción se lanzó a un lado quemando lo último que le restaba de voluntad para obviar cada penalización en su estado físico..

Respiraba agotado con los músculos temblándole, había logrado acercarse bastante a su hermanito pero sin alcanzarle del todo. — Sasuke — apenas si le llamaba sin obtener respuesta, sus agotados pulmones le exigían demasiado oxígeno para mantenerle consiente, Itachi sabía que no podría atacar de nuevo, ni siquiera se había dado cuenta de que había soltado la espada en algún momento.

Sujetándose el corte Juugo se puso de pie sonriendo a pesar de la sangre que se le escapaba de la herida, a pasos lentos y disfrutando su victoria se acercó al de cabellos largos quedando a una distancia prudente para evitar que este volviese a sorprenderlo.

— Tu resistencia seria admirable si fueses a salir vivo de aquí — habló dispuesto a disparar por última vez.

Itachi se le quedo viendo fijamente, si habría de morir se encargaría de maldecir una y otra vez desde el infierno a esa persona para que no pudiese lastimar a Sasuke.

 

 

 

 

 

 

La patrulla de detuvo cuando Naruto advirtió los disparos bastante cerca, se bajó del automóvil a toda prisa ignorando todas sus heridas, Gaara le siguió examinado el auto que Juugo dejó abierto, lo único extraño que vieron fueron las manchas de sangre sobre el asiento trasero, ni siquiera podían estar seguros de que ese auto tuviese relación con Sasuke o Itachi.

— No hay nada aquí.

— Sasuke… — Naruto maldijo por lo bajo preocupado, pero un nuevo disparó resonó entre sus oídos, viendo a todas partes al fin notó demasiado revuelo en lo alto de ese edificio en construcción.

Y antes de que Gaara pudiese sugerir algo, Naruto se fue corriendo gritándole que llamase refuerzos y una ambulancia.

 

 

 

 

 

Itachi casi se agazapó conteniendo  su mano izquierda de la cual brotaba sangre, no estaba seguro de si Juugo había fallado el disparo de manera deliberada o era consecuencia del corte que le hizo con la espada que tampoco dejaba de sangrar.

La risa del más alto empezaba a cobrar mayor fuerza, se tambaleó un poco antes de volver a apuntarle al hermano mayor. — Te atinaré en la siguiente.

 

 

 

Nii-san…

“Siempre voy a estar aquí para ti, Sasuke”

 

 

 

 

— No te atrevas… — la furibunda voz de Sasuke hizo eco sorprendiendo a todos — ni siquiera lo intentes — lentamente se ponía de pie con su espada en manos, con la sangre cayendo desde su hombro paseándose por el filo del arma hasta gotear lentamente por la punta de esta.

— No te levantes… ¡No te levantes, maldita sea! — Juugo afiló la mirada posándola en cada hermano brevemente.

— Si vuelves a lastimar a Itachi, aplastare tus dedos y tu cabeza contra la pared… — el menor siguió hablando acercándose a pasos lentos — ¡¿Estoy siendo suficientemente claro?! — su encolerizada mirada era demasiado inquietante.

Juugo titubeó, sonrió irónico al ser incapaz de matar a Itachi, sin ganarse el odio del más joven de por vida, bajó el arma volteándose para ver del todo al hermano menor, como esperando que este le clavase la espada acabando con todo…

Pero no deseaba dejar a Sasuke en aquel enfermo mundo, en el que los únicos cuerdos eran ellos…

— No vas a extrañarme… — y dicho eso de último, disparó contra el Sasuke atinándole en el abdomen deteniendo del todo las acciones del hermano menor.

— ¡Sasuke!

La voz aterrada de Itachi fue lo único que oyó, la espada cayó de sus manos.

 

Juugo sonriera al ver al pelinegro desplomarse en frente suyo y antes de pensar si quiera en su siguiente acción, el sonido de dos tiros más le hicieron gritar de dolor.

Naruto había llegado  disparando sin dudar al peli naranja  dándole en la espalda y una pierna, cayendo este al piso sin moverse.

El hermano mayor  duras penas se acercó, ya sin poder contener las lágrimas que escapaban de sus ojos, su pequeño Sasuke estaba tirado en el piso. El desenlace fatal los había alcanzado.

Sin perder tiempo el rubio ignorando todo fue al lado de su amigo tomándolo en sus brazos, la respiración de Sasuke era demasiado lenta como si fuese a extinguirse.

— ¡Sasuke! — Naruto gritó una y otra vez, pero el pelinegro ya había cerrado los ojos hace mucho.

Aun con su mano herida Itachi tomó el rostro de su menor, juntando su frente con la de su hermanito le susurró quedito; — Siempre te he amado.

 

 

 

Quiso contestar esas dulces palabras pero simplemente no pudo.

 

 

*****

 

 

 

“Te quiero mucho nii-san” sonriente y con los mofletes suavemente sonrojados se sentó al lado de su hermano mientras este leía un libro sentado en la diminuta cama donde dormía.

“Yo también te quiero, Sasuke” le invitó a sentarse a su lado “¿Quieres que leamos juntos?”

“Quiero que siempre me quieras” expuso viendo los dibujitos de animales en el libro.

“Nunca voy a dejar de hacerlo” Itachi le sonrió golpeando suavemente la frente de su hermanito con los dedos índice y medio.

Y como había visto hacerlo a su padre y a su madre con muchas personas, quiso hacerlo; los besos se dan en la boca cuando quieres mucho a alguien, su padre le solía decir. El pequeño Sasuke sintió la urgencia de tocar los labios de su hermano con los suyos.

“¿Puedo… besarte?” nervioso y cohibido le miró, sentía la cara muy caliente.

Itachi algo sorprendido asintió, creyendo que sería un beso en la mejilla nada más.

Pero cuando besó a su hermano en la boca por menos de un segundo, se apartó avergonzado sin saber porque, tenía miedo de hacer enfadado a su nii-san. Los negros ojos de Itachi se le quedaron viendo sin decir una palabra, fue el mayor quien esta vez se inclinó para besarle haciendo que el corazón de Sasuke cosquilleara lleno de felicidad.

El gritó histérico de su madre les hizo casi brincar de la cama, la mujer solo se llevó a tirones a Itachi y cuando regresó, por primera vez fue ella quien le contó un cuento antes de dormir arropándolo como una madre, le susurraba palabras lindas; diciéndole que ya nadie le lastimaría.

Y ya no pudo ver a su hermano.

Tal vez ese beso si le había enfadado.

 

 

 

 

 

La ambulancia llego tan rápido como pudo al hospital, los paramédicos le sacaron en la camilla a toda prisa, las puertas blancas se abrieron, varias enfermeras y médicos se acercaron. Apenas si logró distinguir a Sakura entre el revuelo llorando amargamente  junto a Naruto que no pudo seguirle entre los pasillos.

Mas puertas se abrieron y la blanca luz del techo fue lo último que vio, retuvo las palabras de su hermano; “Siempre te he amado” en sus oídos todo lo que su cerebro le permitía.

 

 

“Sasu, tienes que entenderme, ya no puedes dormir en el mismo cuarto que Itachi”

“¿Pero porque?” casi al borde del llanto le exigía una respuesta a su madre.

“Itachi ya no te quiere, me dijo que nunca le dejas estudiar… por eso quiere irse a vivir con tu tío Obito”

Y lloró, estaba seguro de que ese beso si había enfadado a su nii-san.

Tan manipulable a esa edad, oyendo las mismas palabras por días enteros se enfadó con su hermano mayor, ya no quiso verle.

“Quiero que te vayas… que ya no regreses” le dijo cuando al fin Itachi apareció.

Y no pudo descifrar la mirada de sufrimiento en Itachi antes de marcharse.

 

 

 

 

 

 

 

 

Seguía oyendo el llamado de su hermano “Nii-san” la bonita forma en que sus labios se movían cuando lo pronunciaba, recorrió la habitación de hospital con la mirada topándose con Kisame, estaba de pie en una esquina con los brazos cruzados.

— Que bueno que despertaras, Itachi-san — sonrió mostrando sus afilados dientes — nos tenías a todos preocupados. Los demás están abajo esperando.

Itachi se revolvió un poco en la cama, se sentía algo adormecido — ¿Y Sasuke? — Al recordar a su hermano se incorporó  notando su mano vendada al igual que muchas zonas de su cuerpo — ¿Dónde está Sasuke?

— No te preocupes, el ya no puede hacerte nada — el hombre se acercó.

Recordaba el maltrecho estado de Sasuke cuando la ambulancia apareciera, como intentaban mantenerlo respirando, poco antes de llegar al hospital Itachi cedió al cansancio desmayándose en ese momento, — ¿qué le paso?

— Jamás volverá a lastimarte.

— ¡¿Dónde está Sasuke?! — asustado y desesperado quiso levantarse, necesita saber que su hermano estaba con vida.

— Tranquilízate — Kisame le sujetó de los brazos para evitar que se moviera — acaba de salir de cirugía.

Al oír aquello el pelinegro se relajó escasamente. — Tengo que verlo.

El mayor no comprendía la razón de la actitud de Itachi, era sorprendente ver  alguien tan sereno y analítico en una actitud tan desesperada.

— Kisame tengo que ver a mi hermano.

— No puedes… mira cómo te dejó, él fue responsable de todo esto.

Antes de que pueda reclamar los suaves toquidos en la puerta captaron la atención de ambos, la puerta se abrió dejando a Mikoto entrar.

— Itachi. — Sonrió al ver a su hijo despierto — ¿cómo te sientes? — fue al lado del pelinegro haciéndole una leve reverencia al de piel azulada a modo de saludo.

— Tengo que ver a Sasuke, tengo que saber cómo esta — Itachi le suplicó a la mujer como nunca lo hizo en su vida.

— Tranquilo cariño, ahora no podemos verlo, está en terapia intensiva — le sonrió con tristeza — tenemos que esperar a que se recupere más… aún está en riesgo.

La ansiedad de no poder ver a su hermano menor estaba jugándole en contra, nadie parecía entender lo importante de su petición. — Necesito verlo.

Molesto por la actitud del pelinegro, Kisame se disculpó para salir de la habitación, aunque fuesen hermanos eso no justificaba el preocuparse tanto por alguien que lo secuestró y casi lo mata. Presionó los puños, debía hacerse cargo del caso cuanto antes, no iba a dejar que las cosas se quedaran de ese modo, si Sasuke sobrevivía tendría que pasar gran parte de su vida en prisión.

 

 

 

 

Los días que siguieron fueron demasiado tortuosos para Itachi, nadie le dejaba ver a su hermano, la única que le traía noticias era su madre, pese a ello no podía conformarse con no verlo.

— No puedes entrar a verlo Itachi, asignaron a un par de policías vigilar la entrada a cuidados intensivos — Naruto inspiró con fuerza apoyándose en el marco de la puerta, veía al hermano mayor sentado al borde de la cama de hospital, su estado de salud había mejorado, ya no se veía tan… agotado.

— Ni siquiera saben de qué lo acusan, cuando pidieron mi declaración yo nunca acepte que Sasuke me hubiese secuestrado — estaba molesto, deseaba irse de ese lugar y empezar a planear la defensa legal de su hermano menor.

— Hay demasiadas pruebas, tus exámenes médicos… además de lo último que paso. Y ni siquiera pienses en intentar ser su abogado defensor… la vieja Tsunade ya entregó su informe, si el juez que lleva el caso está de acuerdo, tu testimonio será descartado por “Síndrome de Estocolmo” — el rubio también estaba enfadado, la única manera de ayudar a Sasuke que le habían sugerido no le gustaba en nada.

— ¡Eso es estúpido! ¡Somos hermanos! — se puso de pie acercándose a Naruto.

— Díselo a tu abogado — le desafió con su azul mirada — Kisame fue el primero en exponer la teoría al juez. Sabes y yo también me lo estoy pensando de ese modo, no creo que de verdad estés enamorado de Sasuke, si hubiese sido así nada de esto estaría pasando… ¡porque tuvieron que secuestrarte para que aceptaras que lo amas! ¡ESO SI ES ESTUPIDO!

Itachi no respondió a los gritos, dio un paso hacia atrás sopesando lo que Naruto acababa de decir…

— Ya sé muy bien que Sasuke te secuestró… que no se veían hace años, no quieran verme la cara de idiota otra vez. — Realmente enojado tenia enormes deseos de golpear a Itachi, pero no debía hacerlo.

— Desde niños… siempre, siempre he amado a Sasuke — afligido bajó la mirada, necesitaba desahogarse de algún modo — más que a un hermano, sabía que estaba mal pero no podía dejar de sentir eso y cuando nos separaron… ¿cómo iba yo a saber que Sasuke también me quería de esa forma?, él era solo un niño.

Naruto se mordió los labios, no tenía caso seguir oyendo eso. — Ahora ya lo sabes.

Incapaz de seguir oyendo cosas que lo lastimaban el rubio prefirió salir de la habitación.

— ¿Te despidieron? — preguntó antes de que el otro se marchara.

— Me suspendieron, con algo de suerte podré dirigir el tránsito en alguna esquina — sonrió amargamente antes de cerrar la puerta tras suyo.

 

 

 

 

 

 Fue solo después de dos días de insistentes llamadas a Kisame que este se dignó a visitarlo.

— Te pedí que ayudaras a Sasuke, no que lo hundieses más.

— Itachi-san, tú no estás bien. Todo es por culpa de lo que paso y tu hermano es el único responsable. — El de tez azulada se mantuvo impasible — y no es asunto de salud física.

— No soy un niño Kisame, se bien que hago y que digo, sé que Sasuke está enfermo, pero si recurrí a ti para que le brindases ayuda es porque confió en ti. — Sus negros ojos le miraban atentamente — pero no voy a obligarte, Nagato podrá hacerse cargo.

Kisame arrugó el entrecejo, con los brazos cruzados meditaba la situación. — ¿Aun estamos saliendo? — se aventuró a preguntar.

— No — inspiró hondo, solo había aceptado salir un par de veces con su amigo antes del secuestro, ya sin estar seguro de porque — desde ahora solo voy a concentrarme en Sasuke, él es mi prioridad.

Sin saber cómo interpretar esas palabras  apenas pudo asentir, tal vez algún día podría tener otra oportunidad.

 

 

 

 

Las visitas de su madre eran las que más le complacían, era la única que le hablaba de Sasuke y de cómo iba mejorando lentamente, ya había sido trasladado a terapia media, Itachi tenía la esperanza de que cuando le diesen el alta pudiese ver a su hermanito.

— Solo me dejan verlo unos minutos, siempre que está despierto me pregunta por ti — sonreía dulcemente mientras veía a su hijo mayor comer la insípida comida de hospital. Ella estaba sentada en la silla metálica a un lado de la cama.

— ¿Lo tienen sedado?

— Son los medicamentos, Tsunade-sama me dijo que después de las últimas pruebas van a reducirle las dosis.

— Gracias. — Suspiró cansado, aunque tarde, no podría soportar la ansiedad de no estar su madre apoyándolos — por lo que estás haciendo, por lo de esa noche, ¿cómo sabias que la policía estaba cerca?

— La persona con la que vivo me llamó, es un hombre algo complicado a echo algunas cosas malas por eso se dio cuenta muy rápido de las patrullas que rondaban la zona.

— ¿No le molesta que estés aquí? — con ligera nostalgia Itachi quiso recordar algún momento lindo en su niñez junto a su madre, pero no pudo.

Mikoto negó suavemente. — Termina de comer Itachi, después iremos a ver a Sasu — la pelinegra guiñó un ojo sonriendo — yo me ocupare de los guardias.

 

 

Aun algo dudoso sobre el simple plan accedió, con cautela y vestido con la ropa que su madre le trajo esperó en el pasillo, paciente a que ella después de hablar con ambos custodios por un buen momento le diera la señal. Los tres se alejaron como si fuesen amigos, ansioso se apresuró a la habitación de Sasuke en cuanto tuvo oportunidad, con la mayor cautela se escabulló dentro cerrando la puerta con suavidad. El sonido de varios aparatos pitando secuencialmente se hizo presentes.

La habitación completamente blanca y a un costado la cama donde Sasuke parecía dormir, aun llevaba la máscara de oxígeno, por un segundo la imagen de su hermano convaleciente se le hizo irreal.

— Sasuke… — midiendo sus pasos se acercó sonriendo al poder verle al fin — ¿Sasuke me escuchas?

Los negros ojos del nombrado se abrieron pesadamente enfocando a quien lo llamaba, se abrieron un poco más al reconocerle susurrando algo dentro de la mascarilla extendió su brazo ileso con lentitud.

Y sin dudarlo Itachi se inclinó para abrazarle con cariño, sonriendo lleno de felicidad al por fin poder apreciar de nuevo la calidez de aquel gesto como hace años no había podido, como cuando eran solo niños y nada más se tenían el uno al otro y donde realmente no importaba lo que sucediera el día de mañana.

Quiso sollozar pero se guardó sus gimoteos, ver a su hermanito le llenaba de tanta felicidad, no volvería alejarse, no volvería a cometer el mismo error otra vez.

Sasuke también parecía querer llorar, se quitó la máscara de oxígeno con cuidado sonriendo — Itachi, Itachi — repitió, esta vez no le habían abandonado, esta vez su hermano mayor había regresado a buscarlo, esta vez sus esfuerzos no fueron en vano, a pesar de todo lo equivocado que pudo estar… esta vez lo había conquistado…

Y antes de besarle en los labios pudo oír el cándido llamado.

Nii-san

 

 

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Viendo detrás suyo una y otra vez Mikoto regresaba a la habitación de hospital, no tenía mucho tiempo, dentro de poco seguro los guardias regresarían y antes de poder dar un paso dentro del cuarto se topó con aquel hombre rubio esperando a un lado de la puerta.

— Amm… usted es, el oficial que… — balbuceó preocupada.

— Si usted es su madre, ¿cómo puede estar de acuerdo con esto? — los ojos azules le miraban tristes. — Son hermanos.

La mujer entendió perfectamente a que se refería, recordaba a esa persona, era el rubio hiperactivo que siempre acompañaba a Sasuke cuando niño, el amigo que siempre procuraba a su hijo cuando Itachi no estaba.

— Son hermanos… — volvió a decir mordiéndose el labio inferior, debía aceptarlo pero el dolor que sentía no desaparecería tan pronto.

— Lo sé — ella le sonrió con ligera ternura — pero que podría reclamarles ahora, quiero que sean felices, quiero por una vez actuar como su madre y quererlos a pesar de todo.

Naruto al verla a los ojos recordó a su madre, a la dulce mujer que lo educó, apenas pudo asentir retirándose en silencio.

 

 

 

 

*****

 

 

Pese a todos los intentos…

Los cargos principales fueron:

Secuestro, tentativa de homicidio.

Aquel día Itachi no pudo ser testigo, rechazaron su participación por los informes psicológicos presentados.

Uno a uno todos los involucrados hablaron frente al jurado, Naruto, Mikoto, Sasuke, Tsunade fueron parte del juicio.

Y cuando todo hubo terminado la sentencia fue clara.

 

Por sufrir alteraciones en la percepción desde la infancia, tiene gravemente alterada la conciencia de la realidad; el acusado es declarado “inimputable”.

Bajo el diagnostico de psicosis reconocido en el tipo de –esquizofrenia- se ordena la internación inmediata del sujeto en el Psiquiátrico “Konoha” a evaluar la conducta y progreso del individuo con el tratamiento respectivo.

 

Itachi quiso reclamar, quiso protestar pero de nada serviría, con profunda tristeza observaba a su hermano allí de pie con las esposas sujetando sus manos, el menor parecía absorto en sus pensamientos y cuando lo encaminaron fuera del recinto su mirada se cruzó con la de su hermano, Sasuke solo sonrió al verle.

 

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Pese a verlo con tan buen semblante le preocupaba su estadía en aquel lugar, aquel enorme y verdoso jardín estaba abarrotado de personas envueltas en ropa blanca, varias enfermeras y médicos recorrían el lugar cerciorándose de que nadie entrara en crisis.

Itachi suspiró tratando de ignorar el entorno, Sasuke estaba en frente , sentado en una de tantas bancas de madera, vestía la misma ropa y mantenía sus manos entrelazadas.

— ¿Cuánto tiempo más voy a quedarme aquí? — pese a verse tranquilo su voz se oía angustiada. — Itachi tienes que sacarme de este lugar.

— Ya hablamos de esto, ahora no se puede, debes ser paciente.

— ¡Lo estoy intentando, maldición! — elevó la voz, midiéndose en cuanto una enfermera hizo amago de acercarse — ya estoy mejor, casi recuerdo todo lo que hice la semana pasada. No olvide nada de lo que paso entre nosotros — se inclinó hacia su hermano hablando en tono más bajo — incluso cosas de cuando éramos niños.  Itachi, no me gusta estar aquí — tomó las manos del mayor entre las suyas — nii-san.

Sintió un nudo en la garganta, como deseaba poder cumplir la petición de su hermano. — Vamos a hacer una cosa, hablare con Tsunade y…

— Siempre hablas con esa mujer, siempre es lo mismo — resopló soltando las manos de Itachi desviando la mirada.

— Sasuke — el mayor se acercó casi juntando sus labios con los de otro — te prometo que no voy a dejarte aquí, voy a llevarte a casa, confía en mí.

Sin más opción el más joven asintió besando a su hermano brevemente.

— Te traje un regalo — Itachi algo apenado buscó el libro que había traído — me dieron permiso para dártelo — le entregó la cuadrada impresión con dibujos en la portada — lo halle en un librería de segunda mano, lo leíamos de niños.

— Lo recuerdo — examinó con cuidado el libro infantil, — es el que te dieron cuando ganaste un concurso o algo así.

— Así es — asintió sonriendo — ya tengo que irme Sasuke, vendré mañana.

— Estaré esperándote. — Sasuke también sonrió, no podía hacer nada más, esperar cada visita de su hermano, anhelarle ansioso. Luchar cada día contra su traicionera mente, esforzarse cada minuto para que algún día, para que en algún momento le dieran otra oportunidad e intentar resarcir cada equivocación que hubo cometido en su vida.

 

 

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— Itachi, apenas lleva seis meses internado. Sasuke es muy inteligente se controla tanto como puede para que no le prohibamos las visitas — la oficina de Tsunade era indudablemente amplia. — Los fármacos que le administramos están ayudando pero sus mayores crisis se suscitan durante la noche.

— Pienso que estar aquí  no le ayuda como debería.

— Sé que quieres ser positivo, pero Sasuke solo puede aspirar a un tratamiento de por vida — la mujer revisaba papeles sentada en su escritorio sin ver al Uchiha mayor — sabes que nunca va a curarse del todo.

— Es por eso que no quiero que se quede aquí — Itachi se acercó más, necesitaba opciones, no constantes recordatorios de lo que ya sabía.

— Él tiene que sobrellevar esto por sí mismo — la rubia dejó los papeles de lado para mirar al pelinegro — pareciera que solo quiere mejorar para estar cerca de tuyo.

— Eso no tienen por qué ser malo.

La mueca de enfado en Itachi la hicieron resoplar. — Aun no admite que lo que te hizo estuvo mal, se aferra a lo de “el fin justifica los medios”, su parte consciente que es la más constante es la que casi siempre ves, pero sabes perfectamente que su parte no-consciente es donde están todos sus recuerdos olvidados y hasta que no haya un progreso con eso — se puso de pie rodeando el mueble — esta conversación se terminó. No me hagas limitarle tus visitas, le causan ansiedad a Sasuke.

— Sabes que no voy a aceptar eso.

— Lo sé, — volvió a resoplar — dale algo más de tiempo, en un par de meses volveremos a hablar.

 

Pese a que no estuvo conforme con eso último no tuvo más opción que aceptar, debía ser realista, por el bien de Sasuke, por el bien de ambos.  Salió del hospital y cuando se dirigía a su automóvil se encontró con Naruto, el rubio se hallaba de pie apoyado contra el vehículo de color negro.

— Naruto… — se detuvo delante del ojiazul. — ¿Vienes a ver a Sasuke?

— Esa era mi idea, pero cuando me dijeron que estabas aquí decidí esperar.

— Ya debo irme así que…

— Vendré en otro momento — Naruto sonrió empezando a caminar alejándose del lugar.

— ¡Espera! — Itachi le dio alcance — quería, quería darte las gracias por todo lo que hiciste.

— Lo hice por Sasuke, así que no me agradezcas nada — siguió caminando.

— Aun así, gracias.

Itachi dejó de seguirle, sin recibir respuesta veía como el rubio se alejaba.

— ¡Lo que vendrá de seguro será más fácil´dattebayo! — gritó sin voltear agitando la mano, lo mejor por ahora era seguir avanzando.

E Itachi se quedó con aquella agradable sensación que le habían dejado esas palabras, levantó la mirada apreciando el despejado cielo, esperaría a que fuese el día de mañana.

Para así poder ver a Sasuke nuevamente.

 

 

 

Fin.

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

Chokutō(*): iba a ponerle Kusanagi, pero como esa es la espada de Orochimaru y por eso lo deje como Chokutō. 

 

 

Este era el final que tenía planeado desde el principio, pero a medida que el fic avanzaba me di cuenta que sería muy inconcluso y no quiero eso (otra vez), por eso dije que el capítulo siguiente el número trece es el epílogo y con eso si termina esta historia. Por eso aún no le puse “Finalizado” lo hare en el próximo. Este capítulo es el más largo (D:) casi como tres capítulos promedio.

Gracias a todos por el apoyo, las lecturas y los bellos comentarios que motivaron la conclusión del fic.

Si, Konoha es un centro psiquiátrico aquí, con pacientes que se creen ninjas y eso (:D)

Y lo de Juugo lo dejo a libre interpretación.

Nos leemos en el siguiente, cuídense mucho.

Yae 


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