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Equivocado por Yae

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VIII.-

 

 

 

 

“Nos quedaremos unos días, pero si Mikoto está de acuerdo… bueno, podrías regresar a vivir con ellos” Obito lucía feliz mientras conducía en dirección a la casa donde Mikoto y Sasuke ahora vivían. “¿No estas feliz?”

Itachi asintió levemente sin despegar su mirada de la ventana casi recostado sobre el asiento del copiloto, habían pasado seis años desde que se marchó, en aquel largo tiempo no supo casi nada de su hermano salvo lo que su amable tío le informaba, de cierto modo sentía ansiedad de verle. Su psiquiatra estaba más que satisfecha con su comportamiento actual, en poco tiempo Itachi aprendió la diferencia entre un psiquiatra y un psicólogo, se había obligado a comportarse como todos esperaban que lo hiciera, perfectas calificaciones, impecables modales y dicción… ¿Cómo no habrían de asegurar que ahora era un ser humano envidiable? ¿Cómo podrían haberle negado por más tiempo a Sasuke?

Jamás volvió a hablar de lo que sentía respecto a su hermano menor, siempre que le preguntaban respondía “es mi hermano, claro que lo quiero, solo eso” tan impecables reacciones atribuyeron el incidente del beso a tan solo un lapsus infantil.

Pero a pesar de haber demostrado tanta mejoría en corto tiempo, fue Mikoto la que siempre rehusaba su regreso, siendo el mismo Itachi quien también postergaba ese reencuentro y apenas hace algunos días que Obito pudo convencerlos.

Llegaron a esa pequeña casa, con rapidez se bajó del auto asomándose a la entrada, su madre abrió la puerta sin sorprenderse de verlo.

“Mikoto-san” Obito se acercó sonriendo “llegamos unas horas antes”

“Madre” en cambio Itachi tan solo le hizo una leve reverencia.

“Haz crecido mucho Itachi”

El parco recibimiento bastó para que les dejara entrar, cuando no divisó a su hermano por ningún lado su ligerísima ansiedad pareció empeorar.

“Sasu aun esta en clases, llegara en unas dos horas”

“Iré… iré a buscarlo” casi desesperado volvió a salir, oyó el llamado de su madre y de su tío pero no regresó, necesitaba reencontrarse con su hermano a solas, era demasiado importante.

Esperó en la salida del colegio repasando mentalmente lo que le diría a su hermanito, como respondería apropiadamente a cada pregunta o reclamo que le hiciera, las grises nubes que empezaban a cubrir el cielo y el viento frío parecían querer rememorar algún evento olvidado. Le vio salir por la puerta principal unos minutos después de que el timbre había tocado. Sonrió al verle, en tanto Sasuke se despedía de una chiquilla de rosados cabellos que insistía en acompañarlo y de un jovencito rubio con quien parecía llevarse mejor, retrocedió un poco para que no le viese hasta que llegase a la esquina de la calle.

“Sasuke”

Y cuando su hermanito de ahora trece años le vio con claridad Itachi le sonrió como solo un hermano lo haría, pero la ligerísima sorpresa en el menor duró algo más de unos segundos antes de convertirse en una clara mueca de enfado.

“¿Por qué regresaste?” fue la venenosa pregunta que le hizo sin acercarse ni siquiera un poco.

Este es el lugar al que pertenezco, quiso responder pero aun no podía entender porque sentía su corazón tan roto con tan breves palabras intercambiadas. “Quería verte”

“Si vas a quedarte procura no acercarte a mi”

Itachi sintió que todos esos años habían pasado en vano, que al irse renunció a su hermano y que ahora no podría ni aspirar al afecto filial, pero pese a sentir que todo le estaba saliendo mal, que al irse para que Sasuke no le odiase, era justamente lo que ahora tenía… no volvió a irse, esperó pacientemente recuperar su lugar de hermano.

Pero nunca más lo consiguió.

Meses transcurridos, pero no perdía la esperanza, aunque su madre le tratara con desdén, era el afecto de Sasuke al que aspiraba.

“Quiero que te vayas Itachi, que te vayas y no regreses”

Y en ese momento se marchó sin despedirse aceptando que él y Sasuke no volverían a ser hermanos.

Mas años pasaron, mas tierra le echo a todos sus sentimientos, enterrándolos en la parte más oscura y olvidada de sí mismo y todo pareció por fin tomar forma de nuevo. Como si su descarriado corazón hubiese necesitado del completo rechazo de Sasuke para por fin empezar a restaurarse.

O eso creyó.

Su brillante intelecto le permitió abrirse paso sin muchas dificultades en su carrera, asociado con los amigos que ahora tenía pusieron un bufete de abogados, todo marchaba indudablemente como las personas a su entorno esperaban, solo debía casarse con una hermosa mujer tener un par de hijos y su vida parecería perfecta.

Y aun no podía entenderlo.

Porque en cuanto su pequeño hermano lo contacto y le pidió que se vieran, acepto de inmediato, si su vida se había reencausado debía cerciorarse de que la vida de Sasuke también llevara el rumbo adecuado.

Fue por eso que se sorprendió al verle tan diferente, tan irreconocible, sus memorias no pudieron hallar alguna conexión entre su pequeño hermano y el hombre frente a él.

“Nii-san”

Con los brazos extendidos esta vez parecía  feliz de verle, Itachi dudó, dudó un segundo solamente antes de desear abrazarle nuevamente como cuando ambos eran niños.

Pero era cierto, este Sasuke ya no era su Sasuke.

 

 

 

 

 

 

Cuando por fin sus párpados le permitieron abrir los ojos una oleada de sensaciones asaltaron su cuerpo y su agotada mente. Un pulsante ardor quemaba en varias partes de su piel, un vacío abismal deseaba consumir sus entrañas y una pesadez abrumadora le dificultaba moverse. El blanco y manchado techo encima suyo fue el reactivador de sus recuerdos.

Sasuke.

Viró su mirada hacia la persona que tenía al lado, su hermano menor dormía con placidez y la respiración pausada, con dificultad se arrastró fuera de la cama que compartían analizando con sus oscuros ojos la diminuta habitación en donde se hallaban.

Y entonces el picaporte de la puerta giró dejando que su madre se asomara a ver.

— Que bueno que despertaras Itachi — le llamó en un susurro — acompáñame.

El nombrado apenas parecía reconocerla antes de seguirla con cuidado de no despertar a Sasuke, todo tenía que estar saliéndole rematadamente mal a su hermanito para que hubiesen terminado en casa de su madre, entraron en la pequeña cocina donde ella parecía estar preparando algo de comer, al menos esa fue la conclusión de Itachi al ver el vapor que desprendían las ollas dispuestas sobre la cocina.

— Debes tener sed — le ofreció un vaso con agua.

— Gracias — algo rasposa su voz por fin emergió aceptando el vital líquido bebiéndolo con cuidado.

— No quiero que Sasuke vaya a prisión por esto — habló directa enfrentando a su hijo mayor con la mirada, había tenido algunas horas para meditar el problema en que sus hijos estaban.

— Yo tampoco — respondió sincero obviando el hecho de que no veía a su progenitora hace mucho tiempo — pero Sasuke no me escucha, no confía en mí. — dejó el vaso sobre la mesa una vez que terminó de beberlo.

Mikoto se mordió los labios desviando la mirada, si le pedía a Itachi que se marchase antes de que el otro despertara lo mas probable sería que Sasuke reaccionara histérico para perseguirlo con desesperación, no sería sorprendente después de enterarse de lo que su pequeño sentía por Itachi y lo que había hecho para que estuvieran juntos.

— Sasuke… Sasuke me dijo que… — las lágrimas reaparecieron en sus ojos aunque deseara contenerse — Itachi dime que no sientes lo mismo. — le pidió en una súplica sin prestarle atención a las ollas que hervían sin control. Su hijo permaneció en silencio, hace tanto que no lo veía, ahora también era un hombre, pero su semblante maltrecho le producía la impetuosa necesidad de abrazarlo y pedirle perdón por no haber sido la madre que necesitaban. Tal vez toda su falta de atención y cariño orillo a sus hijos al cobijo mutuo dejándose el uno al otro como lo más importante de sus vidas, entregándose cariño solo entre ellos mismos, tal vez en alguna parte de esa desoladora niñez que les ofreció donde incontables noches los sacaba de su hogar para poder estar a solas con un amante diferente cada vez se hallaba el punto donde el amor de hermanos desapareció dando paso a lo que cualquiera reprocharía.

— No te preocupes madre, voy a encargarme de todo.

— Perdóname… lo siento tanto — sus sollozos se hicieron más audibles, se acusaba como la principal causante de todo aquel atolladero para sus hijos — en verdad lo siento — sin poderse contener más se acercó a abrazar a su hijo, pidiendo perdón por haberle alejado de su vida, por haberle hecho a un lado como si fuese un artefacto defectuoso que alguien pudiese componer, por no aceptar a tiempo que sus hijos la necesitaban y por no poder ayudarlos antes de que terminaran ahogándose en el incorrecto afecto que se profesaban.

Itachi también la abrazó conteniendo las lágrimas y el dolor que su madre sentía, escuchando atentamente las disculpas que pedía, como le fue mal sin sus hijos y sin su amor.

— Sasuke te necesita — le farfulló, siempre fue de aquel modo, Sasuke siempre necesitó a Itachi y al alejarlos fue que el menor equivocó todas sus decisiones, sabiendo que ya nada podría reprocharles, decidiendo amarlos como solo una madre lo haría… pese a todo.

Lo sabía, todo lo que sabía era que debía hacer algo antes de que un fatídico final los alcanzara, que su corazón seguiría rompiéndose rechazando el amor de su hermano menor, que debía tomar todo lo que su ausencia había destrozado para intentar salvar algo su pequeño Sasuke.

— Itachi.

La voz con reproche del recién llegado hizo a Mikoto alejarse secándose las lágrimas, el menor de los hermanos les veía desde el marco de la puerta con cierto enfado, como si aquel abrazo que habían compartido madre e hijo fuese incorrecto.

E ignorando a su progenitora Sasuke se acercó a su hermano mayor abrazándolo con algo parecido a la desesperación. — Creí que me habías abandonado — le confesó en un susurro a su oído mientras le aprisionaba entre sus brazos.

— Tranquilo Sasuke, te dije que… no voy a irme — con cierta desazón Itachi palmeo a su hermanito buscando confortarlo y que lo soltase de momento.

— Sasu, cariño — la voz de Mikoto solo provocó que el menor afianzara más su posesivo agarre — Itachi tiene que tomar una ducha, en tanto nosotros pondremos la mesa para comer todos juntos — buscando sonar dulce su madre intentaba adivinar qué tan obsesionado estaba su “pequeño” Sasuke.

— No voy a tardarme — anunció el pelilargo.

— Vas a irte — fue la mecánica e inmediata respuesta.

— Claro que no — y por un instante la mortificada mirada de Itachi se posó en la de su madre buscando algún tipo de auxilio, pero la pelinegra apenas si se encogió en hombros negando un poco, era demasiado difícil el lidiar con aquella situación. — Puedes quedarte tras la puerta esperando — ofreció.

Sasuke pareció meditarlo y de a poco, muy lentamente fue soltando a su hermano oyéndole suspirar un poco. — Solo diez minutos — sentenció endureciendo su mirada.

Su mayor asintió aliviado e interrogando a su madre con la mirada para que le indicase donde podía tomar esa urgente ducha.

Cuando Itachi desapareció tras aquella  blanca puerta de madera un desagradable nudo se instalaba en la garganta de Sasuke, como si desease derribarla para poder supervisar cada movimiento de su mayor, que este no planeara la manera de abandonarlo nuevamente de modo tan despiadado como tenía grabado en sus difusos recuerdos.

Mikoto solo podía observarle con palpable tristeza, su hijo menor no se hallaba para nada bien y eso era evidente, sentía pesar por Itachi imaginándose que el menor de los hermanos era el responsable por esas quemaduras, la fiebre y a saber cuántas cosas más. Pero siendo consciente de lo que el Sasuke tanto pregonaba, aun no estaba del todo segura sobre si ese sentimiento aún era correspondido  por su primogénito, pero con todo lo que este había permitido a su hermano pequeño la respuesta era evidente. Las descontroladas ollas hirviendo la alertaron, lo mejor era concentrase por ahora en servir la comida y esperar a que nada malo sucediera. No pasaron ni cinco minutos y su pequeño celular empezó a sonar, con precaución contestó asegurándose de que Sasuke no la oyese.

La clara advertencia de con quién vivía, la hicieron temblar.

— No claro que no… ¿estás seguro?, de-descuida, si la policía viene a preguntar… ya sé que debo decir… gracias, te veré en la noche. — Nerviosa cortó la llamada.

— Sabía que no podía confiar en ti.

Ella afiló la mirada, que habilidoso se había vuelto su hijo en espiar y desconfiar de todo su entorno. — No es como lo estás pensando Sasuke.

— Claro que lo es.

Y aunque intento detenerlo, su hijo menor la apartó con brusquedad para devolverse entre sus pasos. — ¡Itachi abre la maldita puerta, nos vamos ahora! —Gritó golpeando la superficie de madera que lo separaba de su hermano.

— Sasu, cálmate y deja que te explique — Mikoto lo sujeto de un brazo — quiero ayudarlos, pero si te llevas así a tu hermano…

— ¡Itachi! — volvió a gritar sin prestarle atención a su madre.

El mayor de los hermanos abrió la puerta con cautela, tenía el cabello mojado, pero se hallaba vestido.

— Nos vamos — y en cuanto lo vio Sasuke quiso sujetarlo pero su mayor no se lo permitió.

— Si no te calmas no iremos a ningún lugar.

La gélida mirada de Itachi y su repentina negación solo ocasionaron que el menor de los hermanos se sintiera acorralado, su madre había llamado a la policía y era evidente que estaba complotado con su hermano, presionó los dientes a riesgo de hacerlos restallar, podía oír mas voces a su alrededor como si siniestras formas humanoides se burlaran de su patético intento de fuga pasional.

— Sasu.

Itachi pareció notar la perturbación en los ojos de Sasuke como si este fuese a estallar en histeria en cualquier momento.

— Sasuke… — y cuando deseó acercarse su hermanito sacó el arma que traía apuntándoles con ella.

— Mentiroso — la oscura mirada del menor se clavó acusadora en su hermano.

Su madre se cubrió la boca aterrada por lo que pudiese suceder, retrocedió un poco negando un par de veces.

— Tranquilízate, estas equivocando las cosas — quería oírse  conciliador pero le estaba resultando difícil, como convencer a Sasuke de que podía confiar en él, aun no entendía porque ahora actuaba así, si hace nada parecía calmado y dispuesto a ceder.

— Nos vamos ahora — amenazante se acercó a sus rehenes, tomando a Itachi de un brazo lo encaminó a la salida — donde están mis cosas.

De inmediato Mikoto y solo al ver a su hijo mayor asentir fue por la mochila que habían traído. — Aquí… aquí está todo, Sasu por favor…

El nombrado se la arrebato de las manos  colgándosela al hombro mientras no dejaba de apuntarle a su hermano advirtiendo cualquier acción inesperada de este.

— No te preocupes madre, Sasuke y yo vamos a estar bien — entonces Itachi le sonrió a su hermanito tratando de calmarlo — ya es hora de irnos.

— Esta… esta noche mamá va a quedarse en casa y si alguien viene le dirán que no estoy.

La irreverente y completamente frase fuera de lugar dicha por Mikoto a modo de despedida confundió a Sasuke haciéndolo sentir frustrado, mas Itachi halló en la gastada y antigua oración usada por su madre años atrás la verdadera intención de la misma.

Seguramente la policía ya sabía dónde estaban.

Con pesar despidió a su dos hijos que salieron por la puerta dejándola sola de nuevo, palpando esta vez con más fuerza el hecho de saberse abandonada por ellos otra vez. Lagrimas gruesas se aglomeraron en sus ojos mientras seguía reprochándose su fallo.

 

 

Afortunadamente cuando salieron Sasuke guardo el arma a riesgo de que alguien los viese, con falsa naturalidad caminaba en medio de la oscura noche llevando casi a rastras a su mayor.

— Sasuke…

Le llamaron con suavidad pero no hizo caso.

— Sasuke.

Repitieron de nuevo y cuando estaba dispuesto a reclamarle a Itachi que guardara silencio y que caminara más rápido apenas pudo reparar en los labios de este que le besaron con cierta desesperación buscando ser correspondidos. Su sorpresa inicial se vio reemplazada de inmediato por la urgencia humana de recibir alguna recompensa por todo su esfuerzo empeñado. De un empellón acorraló a Itachi contra cualquier pared besándole y recorriendo cada centímetro de esa odiosa boca con su ansiosa lengua.

Huele a jabón.

Aspiró satisfecho el aroma de su hermano ansiando verlo desfallecer por sus besos, suplicar por sus caricias, pero tan sorpresivamente como inicio fue Itachi quien detuvo todo el jaleo.

— Necesito que confíes en mí, Sasuke, no voy a abandonarte — le aseguró sin ya estar seguro de porque lo hacía si para librarse de ese ya gastado secuestro o porque su traicionera conciencia con todo lo sucedido había desenterrado sus incorrectos sentimientos hacia su hermano menor.

El menor pareció regodearse en su momentánea victoria, sonriendo  cual asesino satisfecho con su obra, besando de nuevo los labios de su mayor sin si quiera percatarse de la poca gente que transitaba por aquellas calles.

— Ejem.

Un audible carraspeó puso en alerta al Uchiha menor volteando a ver con fastidio a quien no veía hace años, a quien curiosamente reconoció de inmediato. — Naruto.

— No creí verte de nuevo y menos por aquí, Sasuke.

 

 

 

 

Continua.

 

 

 

 

Notas finales:

 

No hay mucho que decir, no estuve en mi casa por algún tiempo, así que tampoco tenía mi laptop, tampoco tenía internet y menos cabeza para terminar este capítulo, espero que no les haya resultado muy confuso, de lo contrario háganmelo saber y así lo aclaro de ser necesario en el siguiente. Gracias por sus ánimos, sus lecturas y sus reviews que me animan a continuar con esta extraña historia.

En especial gracias a “FuneralOfTheHumanity” y a “YukieUchiha” por su constancia, ya sé que soy lenta para actualizar pero se hace lo que se puede, gracias por sus bellos comentarios.

Yae.


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