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Labyrinthus: Doomsday (Secuela) por MissCooper

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Notas del capitulo:

Disculpad la tardanza. Se que ha pasado mucho tiempo desde el anterior capitulo, pero por razones personales no tengo casi tiempo. Sigo intentándo escribir y aunque tarde voy a terminarla. Lo prometo. 

13- En remontada



Elle miraba el techo oscuro de la furgoneta mientras sentía el traqueteo de las ruedas en su espalda. Habían comenzado el viaje y parecían un puñado de fugitivos sin papeles huyendo del país. No estaba acostumbrada a viajar en esas circunstancias tan precarias. Incluso cuando estaba viva, que no disfrutaba de tantos avances tecnológicos. Viajaba siempre en las mejores condiciones, cosa de tener dinero. A su lado se encontraba salomé en la misma postura, pero ella dormía intentando aprovechar el letargo que a los vampiros les infundía el día. Gran parte del camino se lo pasó observando a su compañera, en cierta manera envidiaba como era capaz de tomarse un momento para descansar. Y hacerlo con tanta tranquilidad como se apreciaba desde fuera. Hacía mucho tiempo que no dormía, desde que se convirtió no le hacía falta y gracias a sus otras habilidades, podía superar el letargo. Acarició el cabello de su compañera pero el contacto no logró despertarla. No se movía, no respiraba, era como un cadáver frío tumbado a su lado. Elle comenzaba a aburrirse, allí sola esperando a llegar a su destino. Si solo fuera ella habría usado el teletransporte para evitarse todo ese tragineo innecesario, pero a todos era demasiado peso.




Amelia se miraba la mano sentada en el porque de la casa. Hacía un día soleado y en esa zona el calor era casi insoportable. No era capaz de acostumbrarse a ese clima tan húmedo e intenso. Había decidido aprender a usar su don, y cuando se esforzaba lograba sacar unas pequeñas chispas de la palma de su mano. No podía controlarlo con mucha cantidad de energía, pero poco a poco le iba pillado el truco.

-¿Qué haces?- Se giró sobresaltada pirando de donde procedía la voz. Jessica estaba en la puerta observándola de manera curiosa.

-Nada-Se guardó la mano para que no viera sus intenciones, no se terminaba de fiar de ella. Realmente solo podía confiar en Salomé y Kyra. El resto solo eran añadidos a los que soportar. O fingir que los soportaba-Pasar el rato, no hay mucho que hacer por aquí.

-Supongo que te acabas acostumbrando a eso- La pelirroja cerró la puerta y sacó las llaves del coche de su chaqueta. Parecía que estaba dispuesta a emprender un viaje.

-¿A dónde vas?- Amelia la miró con cierto interés. Ya que le habían fastidiado su momento Hogwarts, eso era lo único a lo que podía prestar atención en esos instantes.

-A comprar. Somos demasiados en casa y Kyra come por seis. Nos estamos quedando sin existencias.

La bruja puso los ojos en blanco ante la perspectiva de ir de compras. Pensaba que se trataba de alguna misión secreta o algo mínimamente emocionante, pero no.

-Pásalo bien- Le hizo un gesto con la mano en forma de despedida. Pero antes de que bajara el último escalón del porche pronunció su nombre para llamarle la atención.

-Dime- La pelirroja se giró esperando que se diera prisa o le cerrarían las tiendas.

-Tú y Kyra... ¿Manuel lo sabe?- No había que ser muy listo para darse cuenta de que algo sucedía entre esas dos. Eran un drama con patas.

-¿Saber qué?- Esta pregunta le sonó nerviosa. No le apetecía hablar de ese tema y menos con una desconocida chismosa.

-Que los jueves por la tarde habéis montado un taller de macramé. ¿Tú que crees que es? - Amelia se desesperó al escuchar esa pregunta evasiva y estúpida. Todo el mundo la trataba como si fuera una niña idiota, pero no lo era.

-Creo que no es asunto tuyo- La respuesta de Jessica sonó algo borde y directa, pero realmente no era de su incumbencia.

-Vale, estoy de acuerdo.. Pero no jodas a Kyra, ¿vale?. Tú estás casada, no está bien lo que estás haciendo- Amelia no era una experta en relaciones. Había tenido única mente un novio formal en su vida, pero había visto muchísimas series de televisión. Eso le había convertido en una especie de doctora amor.

-Sigue sin ser asunto tuyo- Jess se enfadó y continuó su camino para desaparecer subiendo en el coche dejando a la bruja a solas de nuevo. Le había cortado el rollo sabrina y no le apetecía volver a intentarlo. Se metió en la casa intentando con dar algo que la entretuviera el resto del día, pero todo el mundo parecía haber desaparecido. Manuel estaba con sus compañeros en alguna misión, no había prestado mucha atención cuando lo comentaron. Y el resto parecía haberse esfumado con ellos. Miró en varias habitaciones hasta que escuchó unos ruidos provenientes del sótano. No dudó en bajar las escaleras para averiguar de que se trataba. Se sorprendió al encontrar una enorme sala de entrenamiento con varias máquinas de ejercicio y un gigantesco ring de boxeo. Kyra y Deanna estaban dentro dándose unos golpes. La chica se acercó a ellas tomando una silla en silencio y así poder ver el espectáculo.


-Eres una tipa dura, ¿ehe?- Kyra se reía mientras esquivaba cada golpe que la mulata intentaba propiciarle. Se lo estaba tomando muy en serio, parecía que no le hacía mucha gracia eso de perder nada. Y menos si su oponente se estaba riendo de ella en su cara.

-Solo cuando es preciso- La voz se le escuchaba entrecortada por el esfuerzo físico.

-Tengo que felicitarte. Tiene mucho aguante y muy buen golpe de gancho- La líder continuaba esquivando cada golpe con una facilidad insultante.

-Gracias, pero no deben ser tan buenos si consigues predecir cada uno de mis movimientos- Deanna se veía cada vez más frustrada y agotada.

-No te lo tomes de forma personal. Llevo muchos años en esto- Al final Kyra abandonó la defensiva y tumbó a su contrincante con un único golpe finalizando el entrenamiento. Una vez la chica estuvo en el suelo se acercó para tenderle la mano y ayudarla a incorporarse. Ofrecimiento que ella negó para ponerse en pié por si sola.

-La próxima vez te patearé el culo- Lanzó la amenaza quitándose los guantes y abandonó la habitación mientras los lanzaba al suelo

A Amelia le hizo mucha gracia la situación. La tipa esa era un hueso duro de roer. No había mantenido una conversación con ella en ningún momento y no sabía nada de su vida. Era una solitaria.

-Parece que has herido su ego- Le comentó a Kyra que aún mantenía su posición.

-Nunca viene mal una pequeña cura de humildad, te ayuda a mejorar- La líder se apoyó en una de las cuerdas del ring para hablar con la recién llegada.

-¿Bajáis a entrenar muy a menudo?- Era la primera vez que iba al sótano desde que estaba en esa casa. Se sentía realmente vaga por ello.

-No, es le primer día que hemos tenido tiempo para esto. Deanna me retó a venir y hemos estado echando el trato. Es un buen sitio para ejercitarse.

-Pero a ti no te hacer falta esto. Con tus poderes...- Eso de poder regenerarse debía dar cierta seguridad en las batallas. Kyra se rió ante la pregunta de la muchacha y la invitó a unirse.

-Ven, súbete conmigo.



Amelia la dedicó una mirada de recelo. Jamás había practicado boxeo, ni siquiera visto. Le parecía un deporte tosco y violento. No encontraba la belleza en la violencia de dos tipos golpeándose el uno al otro.

-¿Vas a pegarme?- Arqueó una ceja todavía aferrada a su asiento.

-No seas estúpida. Voy a enseñarte a pelear. Ahora estás en una situación en la que no te vendría mal saber defenderte. Nunca se sabe que puede pasar.- Estas últimas palabras fueron las que la animaron a subir. Cruzó las cuerdas con cierta dificultad de la que había imaginado en un primer momento.

-Vale...¿Y qué hago?- se quedó parada en el centro del cuadrilátero esperando que comenzaran las instrucciones. Kyra le vendó las manos para protegerlas. Ella no tenía ni la más remota idea de golpear a nadie, temía hacer un ridículo espantoso.

-Levanta los brazos en esta posición- le ayudó a colocarse, estaba agarrotada y fue bastante complejo hacer que se dejara llevar- Relájate, no voy a hacerte daño.

Amelia soltó una risita incómoda intentando obedecer sus instrucciones, todo eso era demasiado raro.

-Vale, ¿y ahora qué?-

-Estando en esta posición podrás protegerte de los golpes de tus oponentes- Hizo un amago llevando el puño con suavidad hacia su antebrazo- ¿Ves?- La chica afirmó con la cabeza esperando lo que vendría después- ahora golpéame- Amelia arqueó una ceja dudosa de poder hacerlo



-¿Seguro?- No tenía muy claro que aquello fuera una buena idea.

-¿A qué tienes miedo?- Le dedicó una sonrisa ladeada mientras veía a la adolescente plantearse la idea. Al final comenzó a golpearla. Los primeros fueron muy débiles, tanto que apenas se notaban.-¿Eso son puétazos?- Kyra comenzó con las burlas logrando cabrearla. Esto hizo que sus ataques se fortalecieran, que se volviera más feroz.

-Hago lo que puedo.

-Deberías decirle eso a los que intentan hacerte daño. Seguro que lo comprende y te dejan volver a casa para que puedas desempolvar los pompones- La líder intentaba apretar un poco más las heridas a ver que podía sacar.

-Idiota- Esta vez golpeó con más fiereza, pero esto le hizo perder el equilibrio.

-Dobla un poco las piernas, así tendrás más estabilidad- Siguió golpeando, esta vez incorporando el nuevo consejo- Eso es, muy bien.

Amelia continuaba obedeciendo y eso estaba comenzando a gustarle. Le recordaba en cierta manera a sus entrenamientos con las animadoras. La gente se reía cuando hablaba de ellos, se pensaban que era un asunto de mover pompones , llevar faldas y deletrear cosas. Pero las sesiones eran muy duras, la entrenadora había sido deportista olímpica y las presionaba mucho con las coreografías. Cada año debían superarse y las complicaba a niveles exacerbados. Ella era la capitana y debía dar ejemplo llevando todo perfecto y al día...Había dedicado tantas horas a eso.

-Vale, fiera- Kyra le paró esperando que dejara de golpear- Voy a enseñarte un par de llaves- Se colocó detrás de la adolescente bloqueando sus brazos contra el pecho- ¿Cómo te escaparías de mi?

-¿No se supone que tienes que enseñármelo?- Amelia sentía la presión y no era nada agradable.

-Venga, se un poco creativa- Apretó más para aumentar la incomodad y que reaccionara. Ella intentó deshacerse del cautiverio, pero o podía moverse ni un milímetro. Soltó un quejido de agotamiento al dejar de intentar escabullirse.

-No seas burra. Debes usar mi fuerza en mi contra, si inteligente. Agáchate e intenta lanzarme por encima de tu cabeza. Si ejerces la fuerza necesaria saldré rodando.

Amelia se concentró intentando hacerlo correctamente. Inclinó su cuerpo buscando el truco para desprenderse de ella. Las primeras veces resultó un fracaso absoluto, pero al final logró lanzarla como había predicho.

-¡Eso es!- Kyra se levantó del suelo sin mucha dificultad aplaudiendo el triunfo de su aprendiz- Ahora vamos a mejorar esos puñetazos.




Jessica había aparcado a las afueras de la ciudad. Normalmente no fumaba, pero en ese momento necesitaba algo para calmar los nervios, aunque fuera a través de un cilindro apestoso y cancerígeno. Tenía mucho que pensar y la cabeza hecha un lio. El tiempo que había pasado en la mente de Kyra le hizo recordar todo lo que sentía por ella. Pero por otra parte estaba Manuel. Era su marido y le quería, no pretendía hacerle daño. Aunque seguramente ya se lo estaba haciendo. Sacó el teléfono de su bolsillo y marcó el número de su esposo. Esperó un segundo antes de darle al botón de llamada. Sentía el aparato en la oreja el cual sujetaba con gran nerviosismo.

-Hola, preciosa. ¿Qué pasa?- La voz del chico era agradable y a la vez desconsoladora.

-Oye, ¿Cuando vas a volver a casa?-No quería dar muchas vueltas , ni seguir fingiendo que todo iba bien.

-Esta noche. ¿Por qué¿ ¿Me echas de menos?

Jessica cerró los ojos y tragó saliva. Sintió esas palabras como agujas clavándose en su pecho.

-Es solo que necesito hablar contigo...Te veo esta noche, ¿vale?- Manuel la escuchó seria y no le gustó nada por donde iba la conversación. Se despidieron sin entrar en materia y colgó el teléfono para volver a encenderse otro cigarrillo. Esa iba a ser una noche muy larga.





Traspasaron la frontera de México sin ningún tipo de problemas. Ni controles, ni nada extraño. Ventajas de tener una super hacker en el equipo. Ya había anochecido cuando llegaron a la casa donde se alojaba el resto. Elle y Salomé salieron del vehículo con una enorme necesidad de estirar las piernas, el viaje había sido eterno y estar en la parte trasera no era lo mejor para las articulaciones. Entraron en el interior de la vivienda y Jackson corrió a la cocina buscando algo de comer. Nat dejó el portátil encima de la mesa del saló para posteriormente tumbarse en el sofá unos minutos.

-¿Dónde está Amelia? Tenemos que hacer el truquito ese del colgante- Salomé se estiró todavía algo entumecida del sueño. Nat se encogió de hombros, ella también acababa de llegar y sabía exactamente lo mismo que la vampiresa sobre el paradero del resto de sus compañeros. Tecleó en el portátil unos códigos en un sencillo programa de rastreo que había creado para momentos así, había colocado un chip de seguimiento en cada teléfono del equipo. Así, si alguna vez les ocurría algo, ella podría localizarles.

-Está en la casa, búscala.

La vampiresa puso los ojos en blanco ante la perspectiva de tener que moverse. Era demasiado perezosa para todo lo que les estaba ocurriendo. Cuando vivía en su mansión con el servicio no tenía tantos problemas.

-Vamos, Elle. Les huelo desde aquí... Están en el sótano- Hizo un gesto de cabeza para que la siguiese escaleras abajo. La rubia miraba a su alrededor como si quisiera memorizar cada rincón del camino. No tardaron en dar con las dos chicas que continuaban entrenando en el centro del ring.

-Vaya, os dejo a la chica unos días y me la encuentro con complejo de Rambo- Salomé se sentó a mirar el espectáculo. Ambas pararon para atender a las recién llegadas.

-Elle, cuanto tiempo- Contestó Kyra asombrada al verla. No había cambiado un ápice, cosas de la inmortalidad.

-No hace tanto en realidad- Elle sonrió dedicándole una fugaz mirada a la adolescente- Pero tenía otra apariencia cuando nos vimos.

Amelia abrió los ojos a su máximo, esa era la tipa que había decidido dar un paseo por su cabeza y robarle el control de su cuerpo. Saltó del ring sin mucho éxito cayendo de bruces contra el suelo. Intentó levantarse con la poca dignidad que le quedaba y se acercó a la rubia con mirada acusadora.

-¡Eres tú! ¡Tú te metiste dentro de mí!- A pesar de la ira con la que acusó a Elle, únicamente provocó una risa en la vampiresa.

-Eso suena algo mal. Pero si, digamos que fue así.

-¡¿Y con qué derecho?!- Amelia estaba furiosa, no se había sentido tan mal en la vida como en el momento que esa tipa había decidido darse un paseo por su cabeza. Tenía ganas de golpearle la cara. La rubia comenzó a caminar dando círculos alrededor de la chica. La observaba de arriba abajo sin responder a las preguntas de la adolescente.

-Era la única manera de ayudar a Kyra. Si no hubiésemos hecho nada, ahora no estarías aquí jugando a los comandos- Alzó la mano para agarrar la barbilla de Amelia y mirarla a los ojos- Eres una monada, ¿verdad?

La adolescente se apartó inquieta. Cuando esto acabara se pondría una norma muy específica para su próximo círculo social, algo como nada de psicópatas, frikis, ni poderes.

-Bueno, lamento romper este momento tan...- Salomé hizo una pausa buscando un calificativo para enmarcar la situación, pero no consiguió nada que lo hiciera- Digamos que especial. Tenemos que hacer la cosa esa del talismán. No queremos que Matilda se vuelva loca u nos fría a todos, ¿verdad?

Elle sonrió de nuevo, estaba deseando jugar con esa niña de carita dulce.

-Necesito un par de cosas




Cuando Jessica llegó a la casa no tuvo fuerzas para bajarse del coche. Tenía que esperar a que Manuel llegara y sola era la mejor manera de coger fuerzas. Llevaba allí al menos veinte minutos. Tenía que ser fuerte y decidida para que nada le hiciera cambiar de opinión frente a todo lo que tenía que hablar con su marido. No tardó mucho en llegar el todoterreno con el que había marchado Manuel y el resto del equipo. En cuanto aparcó se bajó del auto para hacer ver que estaba allí y llamarle. El indicó al resto que entraran para poder estar a solas con Jess.

-¿Qué pasa cielo? Por teléfono parecías extraña, ¿estás bien?- Fue a darle un beso y ella desvió la cara haciendo que sus labios terminasen en la mejilla. Él se apartó extrañado, no entendía a que venía eso.

-Yo...-Se quedó sin habla, era muy complicado lo que tenía que decir y no quería herir a nadie -Yo, estoy hecha un lio- Se llevó las manos a la cabeza intentando liberar una parte del estrés que tenía acumulando dentro.

-¿A que te refieres? ¿Esto es por Kyra?- La actitud del hombre se iba volviendo cada vez mas hostil. Jessica afirmó con la cabeza mientras se mordía el labio inferior de manera nerviosa.

-Han pasado cosas, quiero ser sincera contigo

-¿Cosas?- Manuel la miró cada vez más enfadado- ¿Cómo que cosas? ¿Os habéis acostado?- La pelirroja se limitó a desviar la mirada hacia el suelo, el aire no le entraba bien en los pulmones y no sabía como afrontar que él la odiase.

-Lo siento- Con estas palabras se atrevió a mirarle fugazmente y ver su expresión de dolor y furia.

-¡¿Qué?! ¿Cómo has podido?- Dio un puñetazo al capó del coche sin sentir el dolor del impacto. La rabia invadía todos sus sentidos.

-No lo sé...Creía que lo había superado, que era cosa del pasado... Ella estaba muerta... y luego resultó que no... Y yo... no he dejado de quererla... simplemente no puedo hacerlo.

Manuel negó con la cabeza apretando el puño con tanta fuerza que podría romperse los dedos. No era capaz de mirarla a la cara, sentí repulsión hacia ella en esos momentos.

-Eres una egoísta de mierda. Dices que la quieres y yo te pregunté si tenía que preocuparme de algo y tú- Tuvo que darse una pausa para recuperar la compostura- Tú me mentiste en la puta cara. Al igual que mentiste cuando realizamos nuestros votos.

-¡No! No mentí, Manu. Yo te quiero, pero... no creo que eso sea suficiente- Estaba haciendo un esfuerzo enorme por no derrumbarse en ese instante.

-¿No lo suficiente? ¿Cómo puedes casarte con alguien sin quererle lo suficiente?- Manuel se quitó el anillo de boda y se lo mostró a su esposa- ¿Qué significa esto para ti? Si es que significa algo. ¿Lo hago yo?

-Claro que significas, y mucho...¡dios! Esto es difícil. Yo te quiero, mucho. No pienses que todo ha sido una mentira- Tenía ganas de abrazarle, le estaba destrozando por dentro la manera en la que le estaba mirando, como si fuera el peor criminal de la historia.

-¿Qué no lo piense? ¿Qué me quieres? ¿Cómo puedes querer a alguien y traicionarle de esta manera? -Apartó el anillo de su mano- No, tú no me quiere, tú solo eres una niña malcriada y egocéntrica- Volvió a mostrar la alianza- Y esto es un chiste- Lanzó el anillo con todas sus fuerzas para hacerlo desaparecer de la vista- Quiero que os marchéis de mi casa- Después de esto comenzó a andar con fiereza y Jessica le siguió intentando hablar con él y calmarle. Al entrar en la casa la primera persona con la que el chico se encontró fue la informática.

-¿Dónde está Kyra?- La rabia se podía cortar. Nat prefirió responder encogiendo los hombros. El tipo miró en un par de habitaciones antes de bajar al sótano mientras su mujer seguía intentándole calmar, pero él ya no tenía nada que hablar con ella. Al final dio con la mujer que buscaba, la cual todavía permanecía entrenando. Se mentó dentro del ring con intención de golpearle la cara pero a pocos centímetros de propiciarle el golpe Salomé le paro el puño con una facilidad casi insultante.

-¡Sueltame!- Gritó el hombre desesperado.

-Claro , ahora mismo. Déjame que me lo piense... No- La vampiresa sonreía al ver a Manuel desquiciado, le hacía gracia cuando un hombre se ponía gallito y les daba por sacar su hombría a base de golpes.

-Sueltale- Kyra le miró seria. Jess había entrado y solo con verle la cara sabía perfectamente de que trataba todo esto.

-Vale , amor. Tú decides- Salomé dejó de retenerle volviendo a tomar asiento como una mera espectadora mientras su víctima abría y cerraba la mano como si su circulación volviera a correr por su cuerpo.

-Quiero que os larguéis de mi casa. Recoged vuestras y marchaos- Manuel miró a su mujer con desprecio andes de volver a subir las escaleras para desaparecer de allí.

-Joder-Amelia se quedó estupefacta ante lo que acababa de ocurrir- Ya la habéis cagado- Comentó mirando a sus compañeras con cierto aire de suficiencia- ¿Y ahora a dónde leches vamos?

-Ya se nos ocurrirá algo- La líder se acercó a Jess, tenía los ojos llorosos y una pinta terrible-¿Estás bien?- Obtuvo una negación como respuesta mientras se abrazaban




Habían peleado contra cientos de demonios, todos fuertes y tétricos. De mil especies, formas y olores diferentes, pero ninguno había sido tan aterrador como la mirada de odio que Natalie les estaba dedicando desde el interior de la furgoneta. Se había esforzado mucho en mantener a su equipo seguro, con un techo estable y lejos de las manos del gobierno. Y ella se lo habían cargado todo en un momento con ese rollo de las relaciones y el estúpido amor. Estaban evitando el fin del mundo, o algo muy parecido, y las inútiles de sus compañeras solo podían pensar con sus partes bajas. Nat quería golperarlas muy fuerte. Jess siempre le había producido ese tipo de sentimiento, nunca había sido muy lista y eso la ponía nerviosa. Pero lo de Kyra era algo nuevo y decepcionante.


-Lo sentimos- dijo la inmortal intentando calmar la furia silenciosa de su amiga. El la otra furgoneta la bruja adolescente se encontraba con las vampiresas. Entre todo el drama, Elle había sido capaz de reunir todos los ingredientes necesarios para el conjuro del talismán.

-Oye, ¿es seguro que hagas tu abracadabra aquí dentro?¿ No saldremos volando?- Amelia dudaba del control de la rubia al verse en tan pequeño espacio.

-Elle sabe lo que hace, amor. No te preocupes y no molestes- Salomé la regañó para evitar algún tipo de conflicto con las dos durante el camino. La vampiresa rubia siseó para que ambas se callasen

-Dame tu mano- Le pidió a la adolescente para poder continuar con el ritual. Esta dudó un instante antes de obedecer. Elle le hizo un corte rápido que fue acompañado con su correspondiente quejido. Comenzó a brotar sangre de la palma que se deslizaba hasta el mejunje que la bruja estaba preparando.

-¡Hoder!- Amelia apartó la mano en busca de algo con que parar la hemorragia, esa mujer solo estaba causándole sufrimiento en la vida.

-A ver, déjame echarle un vistazo- Salomé miró la herida con una sonrisa en la cara. En realidad esa niña le gustaba, aunque siempre fuera borde con ella. Así que no quería que lo pasara más mal de lo necesario- Sobrevivirás- Después sacó la lengua y lamió la sangre, estaba realmente deliciosa. Debía ser cosa de los poderes que tenía. Le recordó mucho a como solía saber Elle cuando estaba viva.

-¡Oye!- La adolescente apartó la mano de nuevo, ya no se sentía nada cómoda encerrada con esas dos.

-Deja de quejarte- La vampiresa morena rasgó un cacho de tela de su camisa y lo usó como venda- En un rato dejará de sangrarte.

Elle volvió a dejar los ojos en blanco y estos se tiñeron de negro. Las palabras en latín salieron de sus labios haciendo que el caldero tomara un cierto color rojizo, nada confiable. Mientras soltaba la ristra de palabras en latón, agarró el amuleto desde la cadena que lo sujetaba y lo introduzco en la poción mágica. No tardó mucho en terminar el conjuro y volver a la normalidad. La rubia se estiró reconociendo de nuevo el terreno, dado que esos trances solían desubicarla mucho. Una vez situada le colocó el colgarte a su nueva dueña


-Ya eres oficialmente una de las nuestras- Elle sonrió y le dio un pico rápido que la hizo ponerse mas tensa aún.

-¿Por qué narices has hecho eso?- Amelia estaba alucinando y la rubia solo se reía ante su reacción incómoda.

-Sólo ha sido un beso, relájate- Salomé comentó recostándose en el suelo.

-¡Pero no quiero que me deis besos!

-Mojigata- Comentó la vampiresa ya cerrando los ojos para echarse un sueñecito.

Elle permanecía apartada de la conversación. Sentía un hormigueo que le aparecía siempre que iba a tener una de sus visiones. El cuerpo se le engarrotó y la cabeza se le volcó para atrás violentamente. Un montó de imágenes aparecieron por su cabeza a una velocidad abrumadora. Cualquier persona no podría entender nada del caos que en ese momento estaba ocurriendo en su cabeza. Las chicas se callaron observando la situación, Amelia quiso acercarse a socorrerla pero la vampiresa la paró para que no rompiera el trance. No tardó mucho en volver parar y desmayarse.


-¡Elle!- Salomé la levantó y le dio golpecitos en la cara para reanimarla.- Despierta- Le tomó unos instantes en volver en sí. -¿Estás bien?

La vampiresa de pelo rubio se llevó las manos a la cabeza mientras alzaba las cejas para evitar el dolor de cabeza. Cuando estaba viva eran insoportable, pero desde que abrazó la inmortalidad solo eran momentáneos.

-Tenemos que volver a los Ángeles.





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