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EROS (cupido) AL RESCATE por Anonimus_Saint

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Notas del capitulo:

Disculpen el retraso. (ToT) perdón, prometo no tardar tanto para la otra.

 Espero les guste el cap. y me sigan apoyando pliisss.

GRACIAS POR SEGUIR EL FIC  `(^O^)/

-¡Al fin llegas! – grito exasperada Athena al ver ingresar por la gran puerta del salón al hermoso dios del amor, claro, con una madre como afrodita quien no es hermoso.

-vamos Athena, no exageres, que bien sabes que tenía mucho por hacer por eso no pude venir antes. – dijo Eros sereno, mientras se acomodaba en un sillón de la sala.

-¡que no exagere!-grito exaltada Athena, haciendo que el dios del amor se sobresaltara. - si te pedí hace dos semana que vinieras y tú te dignas a venir cuando te da la gana. – Eros solo la miro algo ofendido.

-qué quieres que haga, estaba ocupado. Además, yo si tengo trabajo por hacer, no como tú, que tienes que estar de lagartona todo el día. – Athena lo miro más furiosa por su comentario, hasta comenzó  a elevar su cosmos amenazadoramente.

-retráctate. – dijo en tono intimidante. Creo que el tener tan cerca a sus conflictivos caballeros la estaba volviendo igualita de impaciente y alterada.

-bueno bueno, Athena, ya no discutamos más que  me molesta verme molesto. – dijo Eros sereno volteando a ver a Athena mientras esta se sentaba a su lado.

-tienes razón, lamento mi poca paciencia y mi falta de hospitalidad. – Athena se sentía tan fatigada pues últimamente tenia fuertes y constantes dolores de cabeza, todo, gracias a sus queridos santos que no paraban pelear. Sus discusiones se escuchaban hasta su cuarto sin poder dejarla dormir como es debido.

- es solo que no estoy en mis mejores momentos de mi vida. – Dijo echando un hondo suspiro, Eros solo se apartó de ella, mirándola con desagrado, (no vaya a ser contagioso) – pensó.

-la verdad, si te vez horrible. – dijo mirándola más de cerca, Athena solo lo miro algo molesta.

 – ya no uses más esas cremas, mira que no aparentas la edad que dices.-dijo mientras le toqueteaba el rostro sin ningún cuidado. - por cierto, cuantos años dices que tienes?

-13 años.- dijo molesta mientras apartaba su rostro de las manos nada sutiles de Eros. Quien  al escucharla se echó a reír incrédulo. Claro, eso siempre  pasaba  cuando ella mencionaba su edad, nadie le creía.

-jajaja no, no enserio. Cuántos  años tienes?- decía eros mientras se secaba unas pequeñas lagrimitas por tanto reír.

-tengo 13 años  y punto. – dijo cruzándose de brazos molesta.

- si tú lo dices. – dijo volteando a ver en otra dirección para ocultar su sonrisa. – yo la verdad no se para que me llamaste a mi si yo no soy el dios de la belleza esa es mi madre y créeme que ahora está muy ocupada como para… –

-no, no te llame por mi  deplorable apariencia. –interrumpió molesta Athena mientras se ponía en pie. –si te llame fue porque tengo un gran problema y estoy segura de que tú me puedes ayudar.

- claro, con tal que no sea pedirme prestado está bien. – dijo eros cruzando sus piernas y posando su codo sobre su rodilla.

-no nada de eso, mi mi…problema es muy grande, tanto así que necesito de tu ayuda para solucionarlo pues yo sola no puedo. – dijo avergonzada, era muy difícil para ella aceptar que tenía un problema como ese, sabiéndose la diosa de la sabiduría.  

Con tristeza poso  su vista hacia una  de las ventanas del salón, la  que daba hacia los doce templos.

-qué clase de problema? – pregunto Eros  interesado. Athena volteo a verle mientras se le acercaba.

-es…es que... –Athena respiro hondo para armarse de valor. – necesito que me ayudes como mis caballeros dorados, ellos están fuera de control, se la pasan todo el tiempo peleando y discutiendo. No son  una bonita y feliz hermandad como me lo suponía, y créeme que por más amenazas y advertencia que les hago, no paran de pelear. Ya no sé qué hacer, me están volviendo loca. – dijo Athena arrodillada en frente de Eros y llorando a mares. Eros solo enarco una ceja algo desconcertado.

- ya no puedo, no puedo. Tienes que ayudarme por favor. –Athena lo sujeto de los hombros mientras comenzaba a sacudirlo con fuerza. –Di que sí, di que sí me ayudaras por favo…- Eros le tapó la boca mientras se soltaba sutilmente de Athena para luego pararse.

- te ayudare, si me prometes no volver a arrugarme la ropa. – dijo acomodándose  la ropa molesto, Athena lo miro feliz.

-en enserio me ayudaras. –dijo poniéndose en pie rápidamente - ¡Que alegría! – exclamo muy feliz Athena mientras se acercaba hacia Eros este solo la miraba con asombro.

- dime, como lo lograras?- pregunto Athena emocionada. -  con clases de buen trato al prójimo?- Eros solo negó con la cabeza. –entonces,  tratamientos psicológico? – volvió a suponer Athena eros solo negaba  con la cabeza mientras esbozaba una leve sonrisa. – ya se! medicinas altamente efectivas. – dijo emocionada.

- no, no y no, así no hace las cosas Eros,-dijo mientras volvía a sentarse en el sillón y cruzaba sus piernas.  – además, eso sería  aburrido y poco efectivo. – Athena no entendía nada de lo que decía, eros solo le sonrió ampliamente.

- Para este tipo de problemas, tengo  esto. – dijo,  al momento en el que hacia aparecer una flecha de oro con la punta en forma de corazón. – solo los flecho con esta flecha especial y listo, todos felices y contentos. – hablo seguro, mientras Athena miraba susceptible la flecha.

-estas seguro? –pregunto Athena dudosa de que esa simple flecha lograra que sus caballeros se apreciaran y se trataran igual que  una bella hermandad, como ella soñaba.

 Cuando Athena intento tocar la flecha, Eros aparto  la flecha de Athena mirándola ofendido.

– claro que estoy seguro, esta hermosura  es infalible. – Dijo seguro, besando la flecha.- tus santos se amaran con locura y no volverán a pelear ni nada por el estilo. -Athena enarco una ceja algo confundida.  

Si, Al parecer Athena y Eros tenían una diferente definición para la palabra amor en esos momentos.

-pues, eso es precisamente lo que quiero, que todos se traten con amor y respeto  y que ya no haya más pelas ni  discordia entre ellos, solo paz y tranquilidad. –hecho un hondo suspiro, el tan solo imaginarse a todos sus santos dorados tratarse con mutuo cariño y respeto hacia que soñara despierta. Eros solo la miro extrañado por su comportamiento.

-y…como cuantos caballeros varones tienes?- pregunto intrigado.

-pues… tengo 14 en total, contando con Shion, el patriarca, y kanon, el hermano menor de géminis. –

- ¡espera un momento! – Eros se puso de pie exaltado. –me estás diciendo que   todos son  hombres? - Pregunto confundido y alertado. Pues sus flechas eran para brindar amor en todos los sentidos y eso se le hacía raro muy raro.

-SIP. –Athena asentía afligida.

-Y.. y quieres que los fleche a todos así como así?– Eros se veía incrédulo.

-sí, es que estoy taaaan  desesperada. – Athena se acercó a Eros este solo se resguardo detrás de la silla. –   tú no sabes lo que es el  estar en medio de tantos hombres torpes y rencorosos. Un día de estos se  van a matar. – Eros solo asentía algo desconcertado, pensaba que Athena estaba muy perturbada y desesperada como para pedirle que haga que todos sus caballeros se amaran entre sí desmedidamente. En lugar de tratarse peor que enemigos.

-pues… mis flechas harán de tu santuario el lugar más armonioso y lleno de amor, aunque se me haga  raro  y muy  inusual,  lo que me pides, pero bueno, quien soy yo para juzgar a las personas y más aún cuando es amor lo que este lugar necesita. – dijo mirando a Athena aun algo sorprendido.

-GENIAL! entonces hagámoslo de una vez. – Athena toda emocionada, sujeto a Eros de una mano guiándolo hacia la salida del salón.  -  empecemos por…-

-momentito. – interrumpió Eros  soltándose de Athena y mirándola seriamente. – dices que tus caballeros con 14, verdad? – Athena asentía algo desconcertada, Eros sonreía ampliamente y se frotaba las manos de manera maliciosa.

- bueno… entonces serian catorce flechas las que vas a necesitar? – pregunto, Athena solo asentía confundida. - ósea que sería un total de 14. 000.000 en monedas de oro. – ^0^- dijo eros feliz y extendiendo su mano ante una desconcertada Athena.

-que que…14.millones de monedas de oro dices. – a Athena casi le da un infarto. @o@

-así es Athena, que pensabas, que te iba a ayudar a cambio de nada, no, no. -Negó con la cabeza lentamente. - yo no vivo de favores, ese es el precio de las flechas 1 millón de monedas por unidad y como necesitas 14 pues está claro son: 14.000.000 de moneditas de oro,  por favor. Y da las gracias de que no te esté cobrando mis honorarios. – Athena se apoyó en  la pared, mientras se sostenía la cabeza tratando de analizar mejor la situación.

-es….es solo que yo… no tengo tanto dinero ni oro.  – dijo mirando a Eros avergonzada. Este la miraba incrédulo.

Athena solo decía la verdad puesto que sus negocios estaban en la peor de las crisis y no le era suficiente el dinero.  De haber podido le habría ofrecidos las armaduras doradas  a cambio, sí, eso hubiera sido más que suficiente, pero se hubo obligada a entregárselas a Zeus (su querido padre) a cambio de resucitar a sus caballeros dorados, claro, esa era la fiel garantía de que ya no habrían más peleas por parte de Athena y que solo vivirían su nueva vida en armonía y tranquilidad, muy mala predicción y decisión.

– Eros la miro molesto. – bueno, entonces ve y busca  un remedio casero y mas barato, porque yo ya me voy.  – dijo molesto mientras se dirigía hacia la puerta de salida. - Faltaba más, para esto viene uno a perder el tiempo. Si bien me lo dijo mi madre, no se te ocurra hacer negocios con la chusma que…-

-espera! –Athena  lo detuvo antes de que abandonara la habitación. -Yo no tengo esa cantidad de dinero, pe…pero si tengo joyas de mucho valor y también tengo una gigantesca mansión. –decía Athena  mientras le mostraba a Eros sus joyas reales y los papeles de su propiedad, para hacer un trueque.

 Eros examinaba detenidamente las joyas y también los papeles de la propiedad para verificar que todo sea legítimo y autentico.

Athena lo miraba preocupada mientras  se preguntaba interiormente si valía la pena dar tanto por un poco de tranquilidad y paz.

-la verdad no suelo hacer este tipo de intercambios, pero esta vez hare una excepción.–dijo Eros poniendo todo en una maleta de oro, vaya que eros sí que ganaba el dinero.-  aunque esto solo te alcanza para 7 flechas. – Athena abrió los ojos anonadada si todo lo que tenía en joyas y su mansión no era suficiente, que se creía Eros.

-pero…son muchas joyas y… y  yo creí que… – Eros la miro seriamente.

- dije 7 flechas, tómalo o déjalo. – dijo mirando a Athena. Quien  solo tuvo que ponerse a pensar en los gritos y las interminable perlas para terminar aceptando cualquier trato.

- es bien, pero más te vale que funcione. – Eros sonrió y al instante hiso desaparecer la maleta ante los ojos tristes de Athena, que le decía adiós para siempre a los lujos y a la buena vida que se daba.

De la nada, Eros hiso aparecer 7 flechas doradas y de igual manera apareció un hermoso arco de oro adornado, además, con rubíes y zafiros. Si, el arco de Aioros no tenía comparación con ese invaluable arco.

Eros, también  cambió su ropa por una muy sutil y fina. Una corona hecha enteramente de  hojas y flores   adornaba su cabellera rubia.  Una sotana blanca de seda muy fina le vestían por completo, eso hacía que Eros se viera más hermoso que nunca. Un digno Cupidito.

-bueno, manos a la obra jajaja. – hablo Eros cargado el arco y las flechas en su espalda despidiéndose de Athena.

- espera! -  dijo Athena antes de verle desaparecer.

- qué? – Eros volteo a ver a Athena con fastidio. - No me vayas a decir que te arrepentiste, pues no hay devoluciones,  además   use tus joyas para elaborar las flechas y adornar mi bello arco. Así que…-

-no, no nada de eso. – Athena lo miro algo preocupada. – co…como le vas a hacer para flecharlos?  Si si solo tienes 7 flechas, crees que sean suficientes? –

- no te preocupes, que para este tipo de casos tengo esto.  - Eros le sonrió mientras sacaba un aparato redondo de su bolcillo, el cual, se parecía mucho  a una brújula.

-que se supone que es eso?- Athena solo miraba el aparato intrigada

-digamos que es mi medidor del amor. – dijo feliz sacándole brillo al extraño aparatito, Athena seguía sin entender.

-y como es que funciona? – Eros lo encendió y al hacerlo se mostraron unas luces muy bonitas  de color roja y azul.

-mira, esto mide el porcentaje de amor que albergas tu corazón, porque para ser francos todos tenemos un corazón lleno de emociones y sentimientos,  sin importar cuan malvados y friolentos aparentemos ser. Tan solo necesito apuntarlo a la distancia hacia una persona, asi. – Eros hizo una pequeña demostración, señalando con el aparato a Athena.

-vez, esta flecha de acá indica que tú tienes un 97% de amor abnegado hacia los demás en tu corazón, ósea, que a pesar de no ser perfecta tienes un corazoncito latiendo por los demás. – dijo feliz, Athena seguía sin entender mientras volteaba a ver el aparato, y si, el medidor estaba en el lado rojo que decía amor y con un 97% de positividad.

-y como te ayudara a decidir quiénes…

-es tan obvio Athena. – interrumpió aburrido,  mientras guardaba el aparato. -  primero: me hago invisible para que nadie note  mí presencia, entonces, podre    escabullirme por los alrededores  con facilidad, los señalo a distancia con mi aparato para así  saber quienes son los 7 caballeros con mayor porcentaje de negatividad en su corazón, ósea, los que aparentan tener una  roca en lugar de corazón, entonces, los flechare  en el corazón con una flecha dorada y así sus más profundos y bien guardados sentimientos, surgirán y amaran desmedidamente a la primera persona que tengan en frente,  sin importar de quien se trate, la flecha hará que su corazón lata a mil por hora por la otra persona. – Athena no entendía muy bien lo último, pero si llenaba de amor el corazón de los más friolentos de sus caballeros, entonces le parecía bien.

-¡excelente! – exclamo muy emocionada. – entonces ve y buena suerte. – dijo abrasando a Eros, este solo se soltó y acomodo el ardo en su espalda.

-está bien, que empiece la cacería  jajajaja. – Eros reía de manera demencial mientras desaparecía ante la vista de Athena, quien algo preocupada, esperaba que todo resultara como deseaba.

 - Ojala de resultado y  no me traiga problemas, de lo contrario, tendré que desaparecer de este lugar permanentemente, sí que sí. – dijo al momento en el que se dejaba caer en el sillón agotada e inconscientemente cerro los ojos imaginándose como seria  su nueva, bella y armoniosa orden desde entonces.

 

 

 

¡Veamos quienes terminan atravesados  por la flecha de cupido (^~^)!

 

CONTINUARA

Notas finales:

Espero lo hayan disfrutado y lean el siguiente cap.

ERRAR ES HUMANO, PERO, Y SI ERES UN DIOS?


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