Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Infidelidad Inducida por LORD GRIM

[Reviews - 164]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos(as) mis lectores(as), aquí LORDGRIM reportandose con la nueva actualización de esta historia. Un poco antes de la fecha acordaba pero este capítulo es relativamente corto puesto que la idea principal ya ha quedado concretada considere innecesario extender el capítulo. 

 

Otro motivo por el cual actualice un tanto antes es debido a que deseó iniciar con otra historia, pero esta vez de un anime diferente y quiero centrar parte de mi tiempo en el desarrollo, aclaro no abandonare ninguna de mis historias puesto que deseó ejecutarlas hasta el final en eso soy un tanto orgullosa. Así que no se preocupen, espero y cuando anuncié mi nuevo proyecto las personas que siguen mis fics, me den su sincer opinión. 

 

Sin mas que decir espero y dusfruten la continuacion...

 

Era una noche relativamente tranquila, bastante fresca y perfecta para salir a dar un paseo por la calle o al menos esa fue la impresión que tuvo un joven de cabellos azabaches, quien en estos momentos conducía por toda la costa cercana a la ciudad; cuando llego a un mirador se detuvo necesitaba respirar aire fresco. Con elegancia descendió de su vehículo para así acercarse hasta el barandal para disfrutar de la tranquilidad de la noche, no pudo reunirse con su pareja debido a que se encontraba ocupado con los últimos detalles de la gira además de que necesitaba pensar algunas cosas.

Desde su visita al médico unos días antes no había tenido el valor de comentarle a su novio nada de lo que se trató en dicha conversación, mejor dicho no tuvo el valor de hacerlo; sin embargo era evidente que cuando los resultados estuvieran listos sería el momento de hablar con honestidad.

- Las cosas no podrían ponerse peor - afirmo suspirando pesadamente mientras contemplaba el cielo nocturno reflejado en las olas del mar.

- Hola mocoso - de improvisto una voz perfectamente conocida para el se escucho a sus espaldas, al girarse se topó con una persona que esperaba no tener que volver a ver menos ahora con tanto problema personal.

- Yuki - contesto mirando al hombre rubio con especial asombro ante el - Que haces aquí?

- Estaba en mi Mercedes y alcance a ver tu auto pasar - confeso muy sereno para así acercarse un poco al más joven

- Comprendo - el cantante se acomodó sus lentes para mirar como este lucía como lo recordaba, un narcisista.

El caminar del escritor era totalmente altivo, siempre considerandose superior a los demás, sus ropas perfectamente ordenas y pulcras, en combinación con su peinado y el típico cigarro en su boca, si la apariencia de un ególatra en toda su expresión.

- Que se te ofrece? - pregunto el más joven girando su cuerpo para quedar de frente al escritor - Por que dudo que me hayas seguido sólo para saludarme? - sentencio cruzando los brazos a la espera de la respuesta a sus interrogantes.

- Vaya... - el mayor río un poco al escuchar aquellas respuestas tan mordaces por parte del antiguo peli rosa - Desde cuando te expresas con tanta... Inteligencia.

- Responde mis preguntas y tal vez decida hacer lo mismo con las tuyas - contesto cruzando los brazos a la espera de lo que viniera.

- Sólo he venido a ver si tu pequeña rabieta de niño ha terminado - explico inhalando el humo de su cigarro para así expulsarlo - Eres todo un mocoso mira que anunciarlo a los medios, Que esperabas obtener? - el mayor río un pico imaginando cosas fuera de su lugar - Creíste que con eso me perjudicarías, después de mi desliz en América, eres más tonto de lo que creí.

- Yuki, no todo en el mundo gira en torno a ti - lo miro con un poco de lástima - Será mejor que lo entiendas o te va a doler cuando tu burbuja se reviente justo en tu cara.

- Di lo que quieras mocoso - el rubio se acercó con cierto enojo en la voz a pesar de que lucia sereno - Pero, he venido a decirte que estoy dispuesto a darte una última oportunidad para volver a mi lado - comento con altanería misma que no sorprendió al cantante pues conocía los alcances del hombre ante el - Y créeme que estoy siendo compasivo - río al recordar algo pues su gesto era de satisfacción total - En estos días me la he pasado de maravilla con varias mujeres y uno que otro hombre pero... Estoy dispuesto a dejarte volver si...

- Ha... Ha... Ha... - la estruendosa risa del más joven lo distrajo de su monólogo de cazanova, este se sujetaba el estómago intentando mitigar el dolor que le produjo estallar de risa ante las palabras del rubio - Estas bromeando? - pregunto el vocalista que continuaba riendo - Crees que quiero volver contigo.., por favor en serio que esto ha sido lo más estúpido que he oído en días.

La cara del escritor era un poema pues nada resulto como lo esperaba, en cierta forma llego a creer que cuando le propusiera a su pareja regresar a su lado este accedería de inmediato más cuando le contase de sus revientes andanzas, pero cuán grande fue su sorpresa cuando el menor estallo en risa.

- Que es tan gracioso? - pregunto el escritor con evidente molestia, mientras el menor continuaba riendo.

- Nada... Es sólo... - el menor intentaba controlarse lo cual era difícil, pero lo logro adoptando una postura sería bastante desconocida para el rubio quien lo miro sorprendido - Me has hecho reír y créeme que lo necesitaba, pero aún así debo ser franco contigo, no tengo intención alguna de regresar contigo ni hoy o en algún momento futuro - con elegancia sacó las llaves de su auto para desactivar la alarma - No hay más - levanto los hombros para restarle importancia al asunto - Adiós

Con tranquilidad comenzó a caminar hasta su auto, dispuesto a marcharse ya que la compañía no era muy grata que digamos, pero su andar fue detenido por el brazo del rubio sujetando el suyo.

- Acaso te volviste loco? - pregunto el rubio sacudiendo un poco al menor, quien sólo cerró los ojos manteniendo un gesto serio.

- Las cosas son más simples Eiri - para el rubio fue algo impresionante que su pareja (si como no) lo llámase por su verdadero nombre.

Alrededor de los casi 3 años que estuvieron juntos, aquello jamás sucedió el pequeño siempre utilizaba su nombre artístico para referirse a el "Yuki" y extrañamente aquello no le producía una buena sensación.

- Tuve que elegir Eiri - continuo el azabache liberandose del agarre con un movimiento brusco, para así mirar al mayor con una expresión orgullosa, nada propia en el - Tuve que elegir entre perderme a mi mismo o perderte - ahora el gesto era de determinación fue tanta que logró que el escritor se sintiera menos - Y la elección fue obvia... Hasta nunca Eiri.

Las olas del mar eran llevadas hasta la orilla por la fresca brisa, esa noche no había estrellas en el cielo, siendo la luna la única testigo de aquella conversación al igual que la imagen del joven cantante quien ajeno al tremendo shock que provoco en su antigua pareja se alejaba lentamente de aquel lugar.

Por su parte el escritor se congeló como una roca incapaz de creer en las palabras que el cantante pronuncio, todo parecía tan alejado a la realidad, pues de suponía que se trataba del mismo niño al que había privado de su inocencia tiempo atrás, ahora era como si ya no quedase nada del Shuichi que recordaba.

La noche fue bastante dura para el escritor pues por más que intentase encontrar la razón por la cual la persona que juraba amarlo con locura, lo estaba olvidando por completo no fue capaz de lograrlo.

A la mañana siguiente retomo sus actividades diarias, últimamente su departamento se había vuelto más sombrío que nunca y el eterno silencio estaban por volverlo loco; ya entrada la tarde el sonido de la puerta abriéndose lo tomo desprevenido por un segundo llego a creer que se trataba del cantante pero sus ilusiones se vieron rotas.

- Hola hermanito - saludo con altivez una mujer castaña, que miraba al rubio con alegría.

- Mika, que mierda haces aquí? - pregunto el rubio bastante molesto por la presciencia de su hermana a la cual no soportaba ni un poco - Creí haberte dejado en claro que no quería verte en mi casa.

- Vaya Eiri - la mujer sonrió para autoinvitarse a tomar asiento en la sala del lugar - Por lo visto, estas más gruñón desde que Shuuchi re mandó a volar - aquello sólo provoco que el menor gruñera molesto - Hay perdón mencione algo que no debía.

- Si has venido por dinero - se adelantó el rubio pensando que su hermana sólo estaba en el lugar por interés, tal vez había visto algo que no podía costearse y con lo ambiciosa que era debía tenerlo a como fuera - Pierdes tu tiempo, no pienso darte ni un centavo - declaro muy decidido.

- Bien si eso quieres... - la mujer se levanto del sillón caminando en dirección a la puerta - Pensé que te hubiera gustado saber acerca del nuevo novio de Shuichi - dijo comenzando a abrir la puerta dispuesta a irse pero una mano se lo impidió al cerrarla, lo que provoco la satisfacción de la castaña - Eso quiere decir que si.

- De que mierda estas hablando? - pregunto tratando de no parecer demasiado interesado, pero fallo miserablemente pues a pesar de mantener un gesto serio su voz comenzaba a quebrarse y por dentro su estómago se contraía.

- Lo siento hermanito - comento la castaña apretando las mejillas del menor como si de un niño se tratase - Pero... Me temo que no te daré la información que quieres tan fácilmente, todo tiene precio.

- Pon tu precio - anunció el rubio, alejando las manos de la mayor de su cara para caminar hasta su estudio y regresar con lo que parecía una chequera en las manos.

- Quiero unos 10 mil dólares - explico la ambiciosa mujer - Me servirán para comprarme un buen departamento en la ciudad ni de chiste volveré a la pocilga de Kioto - comento refiriéndose al templo el cual se encontraba en muy mal estado.

Con velocidad el rubio comenzó a llenar el cheque para así mostrárselo a la castaña quien se lo arrebato de las manos muy alegre, gesto que desapareció al darse cuenta de que aún no iba firmado, asumió que el rubio no confiaba ni un poco en ella, así que no le quedo de otra más que hablar.

- Esta bien... Te diré lo que descubrí recientemente pero eso si... - aclaro desde el principio pues la historia tendría que remontarse unos años atrás - Deberás escucharme hasta el final sin interrumpir o de lo contrario no habrá forma en que entiendas la situación actual - miro a su hermano con seriedad - Lo comprendes?

- Empieza de una vez - exigió el escritor ya cansado de toda palabrería.

- Esto sucedió cuando tenía poco de haberme casado con el imbécil de Thouma, el tipo tiene ascendencia inglesa o algo así, la fortuna de su gente se remonta a muchas generaciones atrás y entre muchas de sus pertenecías se encuentran una serie de joyas de familia, extremadamente raras y valiosas - la mujer mostraba un gesto de adoración al recordar aquellas gemas - Entre ellas había un hermoso relicario dorado, que perteneció a su madre y le dejo al morir - iba a continuar pero fue detenida por el menor.

- Al grano Mika, no me interesa que me hables de la fortuna de ese bastardo - regaño aburrido de lo que creía una charla sin sentido.

- Quieres callarte y escuchar - el regaño de la castaña sirvió para que el escritor la dejase terminar - Bien, ese relicario tiene un enorme valor para el idiota de Thouma, con decirte que cuando le exigí que me lo entregara al igual que el resto de las joyas de su familia, se negó rotundamente y las mando a guardar todas a una caja de seguridad en Suiza, según el temiendo que las hurtara puedes creerlo - la mujer hizo un gesto ofendido.

- En mi opinión, hizo bien - opino el rubio a sabiendas de los alcances de su hermana, logrando que esta se molestara ampliamente.

- Como sea - declaro la mujer haciéndose la ofendida por el comentario de su hermano - Cuando le reclamé por ello, me recordó que nuestro matrimonio era sólo una pantalla y que por petición de su madre aquellas joyas pero principalmente el relicario, debía ser sólo para la persona más importante en su vida, es decir, a quien amara más que nada en este mundo - ante eso último la castaña se burlo considerando que aquello era una tontería - Puedes creerlo, es la cosa más estúpida que he oído en mi vida.

- Mika... - el rubio sujetó su cabeza sintiendo como una jaqueca estaba por atacarlo, necesitaba terminar con eso de una buena vez - Si quieres que firme el maldito cheque, habla de una vez o largate.

- En días pasados tuve que ir al médico y por azares del destino tuve una pequeña discusión con alguien que llevaba con mucho orgullo el relicario en su cuello - se detuvo un segundo para extender el pedazo de papel en sus manos - Firma el cheque y te diré lo que quieres saber.

Con un poco de brusquedad el rubio le arrebató el papel de la mano a la castaña para apoyarse en una pequeña mesa, donde firmo el cheque muy a su pesar, pero eso si no se lo entrego hasta que le diese la información completa, aquello género cierta burla en su hermana quien sólo se aproximo con lentitud hasta el menor para susurrarle al oído.

- Quien crees que era la persona que lucía el relucario ? - pregunto con sarna manteniendo su sonrisa burlona - Te daré una pequeña pista, - una suave risa se escucho por parte de la castaña - Se trata del mismo tierno niño que entregamos a Thouma... Para recuperar... el... Templo

La castaña se retiró un poco para darle un suave beso en la mejilla a su hermano, después tomó el cheque que descansaba en su mano y salió del departamento muy tranquila riendo por lo que acababa de provocar.

El escritor estaba en total shock por las palabras de su hermana, sus ojos se abrieron como platos y sus extremidades no respondían a ninguna de sus órdenes, su respiración comenzó a acelerarse tanto que término tambaleandose un poco hasta chocar con la pared y deslizarse hasta el suelo.

Un extraño sentimiento lo invadió, sentía un enorme vacío en su estómago, al mismo que en su mente gritaba una y otra vez "No es posible", a pesar de su malestar se levanto a duras penas para tomar las llaves de su auto y salir de inmediato, necesitaba y sabía donde encontrarlas.

En el otro lado de la ciudad, el presidente de NG se encontraba conversando un poco con su pareja, la cual a su parecer no era el mismo desde hacía unos días.

- Cariño, que sucede? - pregunto mirando al menor que miraba la ciudad desde el ventanal de la presidencia - Has estado muy distraído últimamente.

- No se de que hablas - el cantante río un poco intentando distraer a su pareja un poco, fallando inútilmente pues este parecía no creerle nada.

- Sabes que te conozco perfectamente - confeso el rubio cucando su mano en el mentón de su niño para levantarlo suavemente y depositar un suave beso en aquellos labios que tanto le encantaban - Ahora dime, que es lo que te tiene así?

- No es nada importante - el menor pensó un momento en lo que debía decir y opto por seguir guardando lo sucedido en el hospital - Me encontré con Eiri recientemente.

- Como? - pregunto el rubio visiblemente molesto por aquello, pues no le agradaba la idea de que el escritor se acercará a su pareja pero ni a 10 metros - Cuando sucedió eso?

- Fue hace poco, salí a dar un paseo por la costa - explico el menor sentándose sobre el escritorio de la presidencia - Me detuve en el mirador y fue ahí donde hizo acto de presencia, el siguió con la idea de que me hacia un favor con permitirme regresar a su lago, discutimos ya sabes lo normal - dijo con pesadez al recordar tan amargó momento.

- Pero como demonios te encontró? - pregunto el mayor preocupado ya que consideraba que las coincidencias no existían en este mundo.

- Por lo que me dijo, se encontraba en la calle cuando reconoció mi auto y decidió seguirle - explico recargandose un poco más sobre el escritorio - Lo cual dudo, ya que no es el tipo de persona que se fija en ese tipo de cosas.

- Crees que estaba siguiéndote? - pregunto el empresario muy serio, a lo que recibió un simple "no lo se" de su pareja, lo cual no le gusto ni un poco ya que de inmediato tomó su móvil y marco a alguien de su entera confianza - K... Tienes algún conocido que quiera trabajo de guardaespaldas a tiempo completo - aquello género la sorpresa del menor quien miraba la escena con una gota de sudor en la cabeza - Tiene que ser alguien totalmente profesional y confiable... Si... Si te dejo la elección a tu cargo... Sus funciones, simple... Va a proteger a Shuchi, si cuando lo tengas me llamas.

El tecladista término la llamada para después mirar a su pareja quien tenía un gesto incriminatorio que iba dirigido al rubio, por lo visto la idea de ser vigilado por alguien no le gusto o un poco.

- No me mires así - pidió el rubio mientras guardaba su móvil en su saco - Es por tu bien.

- Mi bien verdad? - comento con sarcasmo el cantante que cruzo los brazos ofendido por verse tratado como un mocoso de 5 años - Pues por mi bien te advierto que no quiero una niñera tras de mi - giró el rostro para no mirar a su novio - K hace un excelente trabajo y en cierta forma no creo soportar a alguien igual - confeso con algo de pesar al imaginarse a alguien similar al americano.

- No te pongas así - pidió el rubio abrazándolo un poco para besar su frente - Sólo es una medida de precaución, te prometo que no siquiera lo notaras - el cantante se separó de inmediato para alejarse aún más molesto.

- No soy tonto Thouma - declaro el menor mirando con cierta molestia al rubio - Es obvio que haces esto, para tener las cosas bajo tu control, más que para protegerme - le miro fijamente dándole a entender que de igual forma lo conocía perfectamente - Y no lo niegues.

- Tal vez... - expreso con inocencia el mayor, pero cuando se dio cuenta que su acto no funcionaba con su pareja decidió dejarlo de lado - Esta bien tienes razón, pero no malinterpretes las cosas, no lo hago porque quiera tenerte bajo mi control, tu eres libre de ir, venir y hacer todo a tu antojo porque confió plenamente en ti - su expresión cambió a un más calculadora pero jamás miro a su novio con eso daba a entender que lo que iba a decir no era para el menor - Sin embargo no confió en la gente ajena a nosotros y mucho menos en Eiri.

- Eres muy tierno - confeso el menor atrapando los labios de su amado quien correspondió al gesto, colocando sus manos en la cadera del menor para apegarlo más - Pero sigues siendo un celoso - río el menor mientras con su dedo tocaba la nariz del rubio en señal de juego.

- Si pudiera - rió el mayor imaginándome sus locas ideas - Te encerraría en algún lugar lejano, donde nadie pudiese verte más que yo - de improvisto comenzó a soñar su miembro con el del menor con el fin de excitarlo - Te encadenaría a mi cama totalmente desnudo y te haría el amor cada o
noche hasta desfallecer - con sensualidad beso el cuello del cantante mientras le susurraba sus eróticos planes.

- Y como me harías el amor? - pregunto el menor jugando mostrando inocencia aunque era evidente que todo era falso - Quieres mostrarme, ahora.

El cantante se alejó de su pareja para quitarse la parte de arriba de su chaqueta dejando ver su bella figura, misma que relucía con el conjunto pegado que llevaba, siendo los pantalones lo mejor de todo porque dejaban ver su lindo trasero así como su excitación.

- Te voy a hacer mío aquí mismo - dijo el rubio sujetando al más joven por atrás y rozando su miembro con aquel juvenil trasero.

Pronto la ropa de la parte inferior en ambos músicos término revuelta en el suelo, el cantante se encontraba recostado boca abajo sobre el escritorio de rubio, quedando muy cerca del borde donde era penetrado con velocidad por su amado quien disfrutaba la estreches de su amado, misma que no disminuía sin importar cuantas veces se entregarán.

- Ahhhh... Ahhhh... Thouma... Más... Más... Fuerte, hazlo más fuerte - pidió el menor quien completamente sonrojado se entregaba a las sensaciones que le provocaba su pareja.

- Como... Órdenes - contesto el rubio aumentando la velocidad de las embestidas, disfrutando plenamente del interior de su niño.

A pesar de la posición en la que se encontraban eso no les impidió compartir un dulce beso, ambos eran completamente ajenos que desde la puerta principal mismo que se encontraba entreabierta, un par de ojos dorados miraban la escena con dolor.

Momentos antes fuera del edificio de NG, un Mercedes hizo su aparición desde el cual descendió un hombre de cabellos rubios, quien de inmediato quiso ingresar al edificio para hablar con su dueño, luego de una larga discusión con el vigilante logró entrar sobornando al tipo con algunos billetes; cuando ingreso al elevador las palabras de su hermana volvieron a resonar en su mente, al mismo que se negaba a creerlas.

- Shuichi y Thouma - sacudió la cabeza negando tal posibilidad - Eso es imposible - el sonido del ascensor lo saco de sus pensamientos, salió con velocidad para encaminarse a la oficina principal donde esperaba tener una pequeña discusión con un rubio falso, pero se llevo una poco grata sorpresa.

- Si pudiera - justo cuando iba a ingresar a la estancia la voz de su ex cuñado lo detuvo - Te encerraría en algún lugar lejano, donde nadie pudiese verte más, te encadenaría a mi cama totalmente desnudo y te haría el amor cada o
noche hasta desfallecer - por lo visto se encontraba con alguien y tenían una charla bastante subida de tono.

- Y como me harías el amor? - los ojos del escritor se abrieron como platos cuando reconoció la voz de la persona que acompañaba a su antiguo familiar - Quieres mostrarme, ahora.

El escritor retrocedió con lentitud de la puerta hasta chocar con la pared, sujetandose ante la posibilidad de caer por la impresión que le provoco escuchar la voz de su pequeño, "su pequeño" ahora esa frase parecía tan lejana, pero en su mente se forzaba a pensar que todo era una mentira, un truco o algo más, pero todo menos la realidad que presentía.

- Te voy a hacer mío aquí mismo - nuevamente la voz de su ex cuñado se dejo oír, pero fueron sus palabras lo que logró que el escritor temblara ante lo que estaba por ocurrir.

En los minutos siguientes el sonido de los gemidos que provenían den interior de la oficina se volvieron una tortura para el rubio, quien no deseaba admitir lo que sucedía, temía acercarse a la puerta y comprobar con sus propios ojos lo que se empeñaba a negar. Armándose de todo su valor se acerco a la puerta casi a gatas, con mucho cuidado no hacer ruido e irrumpir en la sala la empujo a manera que sólo una pequeña ranura se mostrase, cuando miro al interior abrió la boca de la impresión mientras con su cabeza negaba, pues no creía lo que sucedía.

- Ahhhh... Ahhhh... Thouma... Más... Más... Fuerte, hazlo más fuerte - el joven cantante de se encontraba envuelto en placer, que era producido por el hombre rubio que lo tenía contra el escritorio penetrándolo con fuerza.

- Como... Órdenes - contesto el rubio tras de el aumentando la velocidad de las embestidas, disfrutando plenamente del interior de su niño.

La escena fue demasiado para el escritor pues ahí postrado contra el escritorio boca abajo se encontraba el joven cantante sin la parte inferior de su ropa y justo atrás se encontraba de ex cuñado entrando y saliendo con ímpetu del interior del pequeño, mismo que disfrutaba ampliamente eso se vio evidente cuando aún envueltos en el placer del momento compartieron un beso lleno de pasión.

Para el rubio escritor fue demasiado se levanto para después salir corriendo del lugar, muy alterado ya que en cada esquina tenía que detenerse para a respirar.

Cuando alcanzó su auto no pudo mas que auto castigarse por haber sido tan estúpido, porque ahora todo tenía sentido, el cambio del cantante fue notorio después de lo sucedido con Thouma Seguchi, que demonios pasó en ese mes?, pero que tal si no fue sólo ese periodo de tiempo o quizá...

Durante más de medio año se mantuvo fuera del país, disfrutando de la vida pensando que el menor continuaba esperándolo como siempre, pero por lo que acababa de comprobar ese maldito de Seguchi aprovecho bastante bien el tiempo para engatusar a Shuichi, pero fue sólo eso, porque el cantante parecía muy cómodo al lado del empresario y eso lo comprobaba con sus ojos.

El escritor finalmente fue consciente de algo, antes de que el menor terminase en las garras del empresario sus ojos expresaban un intenso, eran cálidos, tiernos y mostraban un mar de emociones todas dirigidas a su persona y las últimas veces que se encontraron eran distantes, fríos como si se tratase de algún desconocido alguien totalmente ajeno.

A duras penas logró regresar a su departamento sus pues eran como concretó sólido, pues cafa paso se había convertido en una enorme carga, tras cerrar la puerta se dejo caer lentamente mientras se recriminaba así mismo.

- Que estúpido... Que estúpido fui - confeso con mucho enojo, al recordar sus conclusiones.

Aquella mirada llena de un amor incondicional y de total entrega había dejado para ser para el, ahora le pertenecía a Thouma Seguchi, sus emociones al igual que su corazón estaban alborotadas y aunque no fuese capaz lo correcto culpaba al empresario de sus penas, de haberle arrebatado el cariño de Shuchi.

- Esto no se va a quedar así - declaro el escritor conteniendo la ira mientras apretaba el puño, sus ojos estaban rojos porque aunque fuese increíble llevaba mucho tiempo llorando a causa del dolor que le produjo encontrar al menor con el tecladista - Me las vas a pagar Seguchi, te lo juro.

El escritor estaba más que furioso por lo que acababa de descubrir, ahora mismo se encontraba pensando en la forma en la que haría pagar al empresario todas y cada una de sus afrentas en su contra; al mismo que pudiese recuperar al cantante.

- Sólo espera un poco - declaro apretando el puño hasta hacerlo sangrar.

En otro lugar

- Que... - un joven de cabellos azabaches se despertaba de su sueño, pues una extraña sensación de pánico lo invadió sin motivo aparente, con cuidado salió de la cama para dirigirse al balcón de su departamento donde a causa del frío de abrazo a si mismo - Que es esta extraña sensación?

 

Notas finales:

Bueno eso es todo por el momento, nos veremos ahora si en 15 días... Se despide 

LORDGRIM 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).