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De Aristocracia y Otras Estupideces. por Menz

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Notas del capitulo:

!Holaaaaaa mugrosas! !Digo, hermnosas! Pues ya que recibí amenazas en mi fb si no subía este cap hoy pues... aquí está. Me hicieron algunas peticiones unas lectoras y como mi corazón es generoso pues dije !a la chingada! Les daré gusto... así que mueran de un infarto amorosamente  fulminante.

!A leer!

 

!Accio cap, 11!

 


-¿Entonces que dicen?


-¡Por mi está genial!- Nico parecía emocionado.


-Yo también puedo.- dijo conforme Lisa.


-Me da igual.- soltó Natalia con indiferencia.


-Perfecto. Nos vamos en cuanto terminen las clases.


Ale y sus amigos quedaron en ensayar su presentación en la cena de gala. Su papá había estado de acuerdo con que los cuatro tocaran, aunque le pidió que ella solo tocara algunas pues la quería en la mesa con la familia. Así que Nico se había comprometido a llevar a otro chico que apoyaría con la guitarra. ¡Pues ya qué! Para el repertorio, Ale no quería que fuera igual que todos los años, según le había platicado Cris, la música era casi todo vals. Así que junto a Nico habían seleccionado algo de jazz, blues y hasta rock and roll…


Después de clases, los cuatro caminaban hasta el estacionamiento. Ale se detuvo a mirar su auto… no cabrían…


-Hola.- saludó Cris uniéndose al grupo.-¿Qué pasa?


-No daremos…los chicos irán a casa, ensayaremos.


-¿Hoy?


-Seeeehh…


-Creía que irías a la oficina conmigo.


-Eh..- Cris la miró sin parpadear. No le había dicho que ensayaría… además, estar todo el tiempo con su hermana tal vez no era una buena idea.- Puedo llevarte y luego ir a casa.


-¿Y nosotros como iremos?- Intervino Nico.


-Creo que sería mejor llamar a Marcos.- opinó Cris.- ¡Ya sé! – la pelinegra sacó su celular y se alejó un poco para hacer unas llamadas.


-¿Qué hace?- preguntó Nico.


-Ni idea.- Ale miraba a Cris, parada a unos metros. Se veía muy linda… Sacudió enérgicamente la cabeza para sacar esos pensamientos de sus neuronas.


-¡Listo!- Anunció su hermana acercándose de nuevo a ellos. - Marcos vendrá por nosotros y nos llevará a la mansión. También avisé que tuvieran la comida lista para todos.


-Espera, ¿qué?-  preguntó.- ¿Irás con nosotros? ¿Qué no tienes que ir a la oficina?


-Puedo escaparme de vez en cuando.- Le sonrió Cris. Ale no sabía si se sentía feliz o triste. Se la había pasado preocupada los últimos días, pensando en el comentario que le hizo Valeria. Tal vez su trato con Cris era demasiado íntimo… aunque sinceramente no le molestaba esa cercanía, al contrario, le encantaba ¿eso estaba mal?


-Bueno.-


Se quedaron parados a la sombra de un árbol, platicando los cinco… bueno, los cuatro porque Natalia más bien gruñía. Como ya acostumbraba, Cris estaba colgada de su brazo y a ratos descansaba la cara en el hombro de Ale… ¡Ah!


-¡Ahí está!- exclamó Nico cuando  una lujosa camioneta aparcó frente a ellos. Para hacer más ameno el viaje, Ale pasó a conducir la camioneta y Marcos llevaría su auto. Durante los 30 minutos de camino, se la pasaron discutiendo qué otros temas podrían tocar.


-¡Una cumbia!


-¿Te imaginas? Los Ángeles azules.- bromeaba Lisa.- Aunque no estaría mal en instrumental…- dijo pensativa.


-No jodas.- opinó Natalia ceñuda.


-Yo creo que lo que toquen será mil veces mejor que los años anteriores.-


-Gracias, Cris.- dijo Nico inflando el pecho.


 


Cuando entraron a la mansión enseguida sintieron el un olor delicioso. Cris y Ale enviaron sus mochilas a sus respectivas habitaciones y guiaron a sus amigos hasta el comedor.


-Vaya. Que mesa tan larga…- Lisa empezó a contar los lugares.


-Debe ser genial vivir aquí.- Nico veía el techo que era muy alto.


-Naaah , los primeros días me perdía.- reconoció Ale.


-Uhm…- Natalia se sentó perezosamente y examinó la comida que los empleados empezaban a dejar en la mesa.


Una vez se sentaron todos, se dispusieron a comer. Ale intentaba participar en la conversación, aunque por momentos se perdía en sus pensamientos. Ella quería tener ese tiempo sola, con su música y sus amigos, pero Cris había ido con ellos. Miró a la chica que reía a carcajadas de algo que había dicho Lisa y que disgustó a Natalia… Inconscientemente sonrió al escuchar el sonido de las carcajadas de Cris. Adoraba ese sonido, ahora su hermana parecía más relajada y feliz que cuando la conoció. Y cada día se ponía más linda…


-¿Tú si me apoyas, Ale?- le preguntó Nico.


-¿Ah?- ¿Qué había dicho?


-¿Qué si tu si me apoyas?


-¿En qué?


-¿No escuchaste nada de lo que te dije?


-Eh… ¿perdón?


-¡Presta atención! Dije que en mi colonia estamos organizando unos partidos de futbol, de equipos mixtos y serán para ayudar a una viuda. También habrá una quermés.


-Wow, si claro, me apunto. ¿Cuándo será?


-Este fin de semana.


-Perfecto, el otro será la cena.


-Yo también quiero participar.- Levantó la mano Cris.


-¿Sabes jugar futbol?- preguntó Lisa incrédula.


-No, pero no puede ser muy difícil ¿o si?


 


 


 


-Me parece mejor que en ese compás entres a contratiempo, Ale.- Sugirió Nico.


-¿Con el solo?- preguntó examinando su partitura.


-Si, creo que le daría más fuerza.


-Toquemos esa parte para comprobar.- opinó Lisa, sentada al piano.


Se encontraban ya en su habitación. Nico y Natalia estaban sentados en el sofá con sus partituras y sus atriles frente a ellos. Alejandra de pie con una guitarra electroacústica, parada junto a Lisa.


Cris se encontraba a unos metros de ellos, sentada en la cama de Ale con sus piernas cruzadas. A ratos, Alejandra cruzaba la mirada con Cristi, eso le hacía sentir un hormigueo por el cuerpo.


-¡Alejandra concéntrate!- Nico le tiró uno de los cojines del sofá. Le dio en la cara.- ¡Ya tocamos ese compás tres veces y no entras! ¡Deja de bobear!


-¡No estoy bobeando!


-¡Ya cállense!- Uuuuy Natalia se enfadó.


Ensayaron casi dos horas más. Hicieron algunos arreglos a las piezas, Cris les sugería algunas cosas pues ella sabía muy bien como  eran esos eventos. Nico  sacó unas copias de las partituras para entregarle al reemplazo de Ale. Y cuando acabaron, Marcos llevó a los chicos a sus casas.


-¡Ayúdame con los deberes!- suplicó Cris mientras subían a sus cuartos después de despedirse de sus amigos.


-¿Estás loca? No hago ni los míos.


-¿De verdad?


-Bueno… hoy el profe de composición me reprendió. Dice que la pieza que estoy escribiendo carece de alma. ¡Y la tengo que entregar mañana!


-¿Tu opinas que carece de alma?


-No… ¿a quién engaño? Estoy perdida.


-¿La tocarías para mi?- (¿La composición?)


-Eh… no quiero decepcionarte.


-¡Anda!- Cris le saltó encima, colgándosele de donde pudo. Ale hizo esfuerzo para no caerse.


-Ya qué…- Así que pasaron de largo la habitación de Cris y subieron un piso más hasta la de Ale.- Bien, déjame buscarla.


Mientras Cristi se sentaba en el taburete, Ale fue hasta su mochila y buscó la partitura. Estaba toda tachada y con manchones.


-¿De qué se supone que trata?


-Pues, no tiene letra, es solo música, pero…. Dice mi profesor que suena forzada, como si no saliera de mi.- le respondió a su hermana mientras se sentaba junto a ella, al piano.


-Toca.-


Se acomodó bien, extendió la partitura frente a ella y empezó a tocar. Cris escuchaba en silencio, con los ojos cerrados, moviendo ligeramente la cabeza al ritmo se la melodía. La pieza no tardaba mucho, pues Ale no sabía como seguirla.


-¿Y bien?- Quiso saber la opinión de la pelinegra.


-Uhm pues… no sé. Suena perfecta… creo que ese es el problema.


-¿Creí que te gustaba la perfección?- se burló Ale.


-Tonta. A mi me gusta la perfección, a ti no. Y para que suena a ti, debe ser algo como tu.


-¿Y como soy?- Cris giró un poco hacia ella y con la mano izquierda empezó a acariciarle el cabello, mirándola como si pensara la respuesta.


-Eres apasionada. Impredecible. Sorprendente. Tierna. Única. Totalmente adorable.- Su hermana sonreía mientras la describía.


-Gracias.- Ale le dio un beso en la mejilla.- Y tu eres… - Miró esos ojos grises.- tan linda. Me alegra tenerte aquí conmigo.- Unió su frente a la de Cris.


-¡Enséñame a tocar algo!


-Ahm, déjame pensar.- Ale miró a Cris como si midiera sus aptitudes artísticas.- ¡Ya se! Harás esto, escucha bien.- Ale tocó las notas, do, re mi, do, do, re, mi, do,.


-¡Oye! Puedo aprender algo más complicado que “Martinillo, martinillo”- se ofendió Cris. Ale soltó una carcajada.


-Solo hazlo…- Cris lo intentó y falló una nota.- ¿No que muy fácil?


-Es mi primera lección, no me presiones.


-¿No tomaste clases de música de niña?


-Empecé pero... preferí equitación.


-Con razón.


-¡Oye!


-Déjame enseñarte.- Ale la hizo ponerse de pie y puso el taburete en posición vertical frente al piano. Cris se sentó adelante y Ale montó el banco, como si estuvieran de nuevo sobre el caballo. Tomó las manos de Cris y las colocó sobre las teclas. Do…Re...Mi…Do...Do…Re…Mi…Do…


 


*******************


Ale le pidió que se sentara frente al piano, así que lo hizo. Disimuló un suspiro cuando sintió a su prima a su espalda. Tenía miedo que descubriera sus temblores por tenerla tan cerca. La castaña rodeó su cuerpo con sus brazos y sujetó sus manos para indicarle como tocar. Cris no tenía ni idea de lo que hacía, ella solo sonreía como estúpida por la sensación de la piel de Ale sobre la suya. No le importaba que su prima le pusiera esa canción infantil como primera lección, no le importaba nada en absoluto, solo quería seguir sintiendo esas manos sobre las suyas.


-¿Por qué decidiste estudiar música?- le preguntó a la castaña.


-Pues, fue algo que me encantó desde pequeña. Suaviza más tu muñeca y extiende los dedos para poder presionar bien toda la escala…- ¿Qué?


-¿Así?- Ale se recorrió más en el taburete, pegándose más a su espalda. Cris agradecía que la castaña no pudiera verle la cara o se percataría de su sonrojo.


-Si, así está bien.


-¿Cuál fue tu primera lección?


-Martinillo.


-¿De verdad?- ¡Oh, mi vida! ¡Cute! ¡Cute!


-Si, tenía cinco años y mi mamá me…- Ale cortó sus palabras Cris volteó la cara hacia un lado para ver a su prima. Estaba seria.


-¿Qué pasa?


-No, nada, es que…-


-¿Tu mamá te enseñó piano?


-Si, fue ella.- Jaló las manos de Ale y la hizo rodearle la cintura. La castaña recargó su barbilla en su hombro. Se sentía tan bien.


-Toca algo para mi y para ella.- Le pidió a su prima estirando un poco el cuello para besar su mejilla.


*******************


 


¿Tocar algo para Cris y su madre? Se quedó pensando un momento, aún abrazando a su hermana. Recordó sus primeras lecciones de piano con su mamá. Ale era tan pequeña que sus pies colgaban del taburete. Su madre solía sentarse detrás de ella, en la misma posición en que ahora tenía a Cristi. Recordó que cuando logró tocar “martinillo” su madre celebró como si hubiera descubierto la cura del VIH.


Dejó que sus dedos presionaran las primeras notas agudas…


Cuando tenía ocho años tocó por primera vez frente a un público, era su festival escolar. Su mamá estaba sentada en primera fila sonriéndole y le aplaudió de pie cuando terminó su presentación.


Intensificó la velocidad de la melodía, presionando con más fuerza las teclas, evocando la emoción de ese recuerdo…


Su madre amaba el baile, incluso bailaba mientras lavaba los trastes. Ale siempre se burlaba de ella por ese hecho, aunque era algo que le encantaba ver. Ella tocaba su guitarra buscando ritmos raros y su mamá de inmediato improvisaba algún paso dando vueltas por toda la cocina.


La melodía  adquirió un ritmo extraño, como si las notas invitaran a girar o saltar…


La noche que conoció a su nueva familia se sentía muy incómoda y nerviosa, aún no sabía si había sido correcto meterse a una casa que no sentía suya. Entonces conoció a una linda chica pelinegra, con ojos rasgados y grises. Una chica que tenía entre sus brazos en ese momento.


Las notas sonaron con suavidad y dulzura, con delicadeza…


Cris bajaba de Belleza y ella la recibía con un abrazo. Era una chica increíble, bella, sensible y adoraba sentir cuando le besaba la nariz.


Del piano salía una melodía que nunca creyó capaz de componer. Eran notas que proyectaban dulzura, entrega, ternura, dedicadas a alguien en especial, para decirle con música todo lo que su alma encerraba… Era algo que jamás había podido transmitir por más inspiración que tuviera. Estaba asombrada de escucharse a sí misma tocando algo así. No pensaba en qué tocar, solo lo hacía. Tenía la sensación de hormigueo en el estómago, como si bajara a toda velocidad en una montaña rusa. El sentimiento que transmitía su música era algo que le hacía un nudo en la garganta, quería reír y llorar al mismo tiempo, quería fundirse con el cuerpo de esa chica sentada entre el piano y ella… La música paró. El silencio reinó varios segundos mientras se recuperaba de tantas emociones. Sintió una lágrima rodar por su mejilla, al mismo tiempo que su hermana giraba el rostro, mirándola con…


-Alejandra.- la escuchó susurrar.- eso fue hermoso.- Cristi se incorporó, quedando de pie frente a ella. Ale levantó su rostro para mirar a la chica a los ojos, cosa que su hermana aprovechó para limpiar con suavidad las lágrimas en sus mejillas.


-Yo no… sé que fue eso.- ¡Había sentido tantas cosas! Pero eso último, ¿Qué había sido? Recordar a Cris abrazándola y besándola…


-Creo que deberías escribir eso o lo olvidarás.- Su hermana le entregó lápiz y una hoja con un pentagrama para que Ale plasmara lo que minutos antes había tocado. Asintiendo, se apresuró a escribir todas las notas. Aunque su mente no fuera capaz de aceptarlo, era obvio que su corazón quería decirle algo importante…


 


 


-¡Pero Cris nunca ha jugado futbol! ¡No la pongas de delantera!-Se quejó Ale con Nico, ya que asignaba posiciones.


Era sábado en la tarde, estaban en el mini torneo en la colonia de Nico. Para participar, los equipos tenían que cubrir una cuota que seria a beneficio de una viuda y sus cuatro hijos.


-No te quejes Alejandra, Nico es el capitán.- se defendió Cris.


-¡Pero nunca has pateado un balón!


-Pequeños detalles.- Cris se alejó y tomó su lugar. Ale se quedó como pendeja viéndola.


-Tranquila, Ale. El chiste es divertirnos y colaborar. Además, imagina si ponía a Cris de defensa o portera… no darían una goliza.- le susurró su amigo  al oído. Ale empezó a reír con fuerza. Nico tenía razón.


El silbato sonó y el partido dio inicio. El equipo estaba conformado por varios vecinos de Nico, sus amigas, Cris y ella. Alejandra corrió y pateó al frente, pasándole al balón al otro delantero. El chico tiró a la portería pero el guardameta atrapó la pelota. ¡Puta madre!


Todos corrían de aquí para allá. Natalia ahuyentaba a los del equipo contrario con la mirada de asesina que les enviaba, Nico caía a cada rato, Ale enviaba centros una y otra vez pero el gol no caía. Veía a Cris correr sin ton ni son, pero al menos parecía divertirse. Lisa a momentos se quedaba viendo el cielo nublado, buscándole forma a las nubes.


Los defensas de su equipo se descuidaron y les metieron un gol. Natalia tomó al balón y  lo lanzó con fuerza a la cabeza del anotador, haciéndolo caer al suelo, mareado.


-Señorita, eso es contra las reglas.


-Grrrr.- Natalia gruñó con cara de poseída. El árbitro prefirió alejarse rápido de ella.


El partido se reanudó y las cosas siguieron iguales, ningún equipo había vuelto a anotar, solo corrían como locos pateando el balón. Nico gritaba instrucciones aunque Ale  sospechaba que su amigo no tenía idea de lo que decía. Todos los del equipo contrario estaban en su mitad de la cancha, atacando y a punto de meterles el segundo gol. Entonces Natalia corrió endemoniada y le robó la pelota al delantero rival. Pero nadie del equipo de Ale estaba atacando, todos estaban defendiendo, todos excepto…


-¡Cris!- gritó Natalia pateando con fuerza. La pelota se elevó un poco y cayó, rodando a los pies de Cristina.


-¡Patea con fuerza a la portería!- Gritó Ale corriendo hacia su hermana.


-¿A donde?


-¡Patea, carajo!- Natalia parecía furiosa.


Como pudo Cris avanzó unos pocos metros con el balón, quedando frente al portero. Ale vio como su hermana, parada de forma extraña, levantó una pierna y golpeó el balón con todas sus fuerzas. La pelota impactó la red rival ¡Gooool!


Todos se quedaron inmóviles viendo con escepticismo a Cris, que volteó hacia ellos con cara de “eso está bien ¿verdad?”


-¡Gooooool!-Gritó Lisa desde atrás, cosa que reactivó el movimiento en todos.


-¡Cristiiii!- Ale corrió rápido hacia su hermana, que ya se había puesto a brincar en su lugar. Cuando estuvo frente a ella, Cris dio un saltó más fuerte, montando a Ale por la cintura. Para no caerse, Alejandra soportó el peso de su hermana poniendo sus brazos como apoyo bajo los glúteos de la pelinegra.


-¡Metí un gol! – Gritaba Cris con los brazos al aire. Natalia, Nico y Lisa se tiraron sobre ellas, haciendo que Ale cayera de espaldas, con Cris y los demás encima.


-¡Montoneros! ¡Me aplastan! ¡Ahhhh!- Pero a nadie le importaba matarla, todos celebraban el gol de Cris.


 


 


 


Eran las 9pm cuando las chicas llegaron a la mansión. Ale tenía todo el cuerpo madreado. ¡Gandayas! Al final el partido había quedado empatado y después habían comido unos deliciosos tacos. Al menos, aunque tuviera moretones por todas partes, tenía el estómago lleno.


-Lo siento, no quise aplastarte…- Se disculpó Cris cuando Ale hizo una mueca de dolor al subir los escalones.


-No fue tu culpa. Ni siquiera pesas, ¡pero esos malditos! ¿Tú estás bien?


-Si, creo que sostuviste el peso de todos para que no me aplastaran, ¿verdad?


-Pudieron haberte lastimado.


-Y mira como estás por eso.- Llegaron a la puerta de la habitación de Cris. Se quedaron paradas ahí.


-¿Me veo fea?- preguntó Ale sonriendo.


-Nunca te ves fea…- Cris se mordió al labio inferior. Ale la miró como boba. – Y… ¿las cosas con Valeria van bien?


-Pues… de hecho… no tenemos algo serio…- ¿Por qué decía eso? Sin poder detener sus movimientos, tomó la mano de Cris. Sus dedos jugueteaban los de su hermana.


-Me alegra escuchar eso.- Cris sonrió y dio un paso hacia ella, quedando aun más cerca.


-¿Ah si?


-Si…-Cris miró sus manos entrelazadas y luego los ojos verdes frente a ella.- Yo creo que es otra la indicada para ti.-


-Yo… tengo que ir a… ordenar mi habitación.- dijo torpe. ¡Torpe! ¡Torpe!


-Claro, ve.- Su hermana soltó su mano y le regaló una sonrisa.- Te veo más tarde ¿si? Terminaré unos deberes.


-Si, te espero en mi cueva.


Cuando Cris se acercó para darle un beso en la mejilla, se escuchó un fuerte ruido de algo rompiéndose. Ale giró la cabeza buscando el origen y Cris no pudo detener el beso… Ale se quedó de piedra al sentir los labios de Cris besándole media boca. Dio unos pasos rápidos hacia atrás, chocando con la pared.


-Alejandra… yo… lo siento…- su hermana miraba al suelo, totalmente roja. Su corazón latía más fuerte que nunca y le ardía todo ¡todo! Podía sentir el escozor aún en la parte que Cris le había besado. Su sien palpitaba, el aire apenas entraba a sus pulmones. Seguía con la espalda pegada a la pared, inmóvil.- Ale...- Cristi se acercó, se notaba aun roja pero también la miraba preocupada por no tener respuesta de su parte.


La pelinegra acercó lentamente una mano a su rostro. Cuando la tocó, Ale dio un brinco y se hizo a un lado, alejándose más. Cris se quedó clavada en su lugar, triste… Sin saber que decir o qué hacer, Ale se dio vuelta y se apresuró a llegar a su cuarto.


Cerró de un portazo y puso el seguro. Fue hasta su cama y se quedó ahí parada. Mirando a la nada. ¡Cris la había besado! ¡Besado! O sea ¡besado! Sentía que se  le estaba quemando el alma. ¡Fue un accidente! ¡Ella no había correspondido! ¡No fue un beso! Se había apartado en cuanto sintió el contacto ¡se apartó! Tomó una almohada y la tiró con furia contra la pared, tomó otra y otra y otra… Cuando no encontró más, empezó a tirar todo lo que encontró a su paso. ¡¿Por qué pasó eso?! ¡¿Por qué?!  Se sentía sucia, como si hubiera profanado algo ¡Fue un accidente! ¡Ella no la besó!


Empezó a temblar cuando algo salió de su corazón y golpeó su mente, había algo que estaba mal, ¡la canción! Abrió al máximo los ojos… ¡No! ¡No! ¡No! ¡No podía seguir en esa casa! Salió disparada de su habitación, bajó lo más rápido posible y corrió con todas sus fuerzas hasta la entrada de la propiedad.


-¡Señorita Alejandra!- exclamó asombrado un guardia cuando Ale abrió la puerta de servicio y corrió por el camino hacia el pueblo.


El cuerpo le dolía pero eso estaba bien. Quería romperse algo, quería destruir su cuerpo y su alma. Las lágrimas caían sin control por su rostro.


-¡Nooo! ¡Nooo! ¡NOOOO! ¡NOOOO!.- Gritaba desgarrando su garganta, ahogándose con su llanto y sus gritos. El aire no le alcanzaba, estaba mareada… Sin fuerza, se dejó caer de rodillas a mitad del camino, jalándose el cabello mientras  su mundo se desmoronaba. Estaba mal ¡todo estaba mal!… la canción… el beso…eso que sentía cada vez que Cristi la abrazaba o la besaba… sus propias ganas de sentirla cerca… ahora sabía lo que era y se odiaba por eso.


Se odiaba por estar enamorada de su hermana.

Notas finales:

¿Me aman?

 

 

!Travesura realizada!


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